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Ciencia y Salud

Del útero a la piel materna, transición simpar del bebé

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El Dr. Manuel Sanchez Luna explica los cambios que se producen en el bebe recien nacido tras el nacimiento efe HdzaKd

“Dentro de la placenta, inmerso en el líquido amniótico hasta el momento de su nacimiento, el bebé respira de forma controlada a través del cordón umbilical, que le une a su madre”, explica el Dr. Manuel Sánchez Luna, neonatólogo jefe del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid

“En apenas unos segundos, con lloro incluido, esa circulación sanguínea maternofetal, con oxígeno y nutrientes, desaparece, incluso antes del clampaje, y comienza a funcionar el sistema cardiorrespiratorio del recién nacido de una manera independiente y con absoluta normalidad”, continúa.

“Salvo que el bebé sea demasiado prematuro, especialmente entre las semanas 22 y 24 de la gestación, quien podrá necesitar ayuda inmediata profesional para resistir como protagonista en el milagro de la vida”, destaca el también presidente de la Sociedad Española de Neonatología (seNeo).

Doctor Manuel Sánchez Luna, ¿a qué cambios radicales se enfrenta un bebé nada más nacer?

“Primero, es importante recordar que dentro del útero, el bebé recibe toda la oxigenación y el intercambio de gases a través de la placenta, que son sus pulmones naturales.

Tras el parto, se clampa el cordón umbilical, con el consiguiente colapso de las arterias umbilicales, y desaparece la función vital de la placenta, dando lugar a unos cambios que son fundamentales en el desarrollo del recién nacido, como la aireación pulmonar.

Aquellos pulmones fetales, que estaban llenos de líquido, empiezan a recibir oxígeno repentinamente a la vez que se cortocircuita la circulación sanguínea en el interior del corazón.

Estos dos cambios, de apariencia sencilla, resultan extraordinariamente complejos, y cualquier problema, incidencia o accidente que se produzca en esos precisos momentos de transición a la vida extrauterina pueden dar lugar a situaciones de alto riesgo.

En la gran mayoría de las ocasiones, el papel de las enfermeras, matronas, ginecólogas, obstetras o neonatólogos consistirá, fundamentalmente, en acompañar, ayudar y consolidar la seguridad física del bebé, que respira sin dificultades, y de su madre, agotada.

EFE/ Jose Jacome

¿Y qué sucede en los casos de bebés prematuros?

Si el nacimiento ocurre antes de la semana 32 de gestación, lo que nosotros llamamos niñ@s de menos de 1.500 gramos, ahí sí pueden registrarse más problemas, ya que este bebé no está del todo preparado para esa transición extrauterina, fundamentalmente por su sistema respiratorio.

Aunque depende básicamente del grado de prematuridad, sabemos que hasta el 80 % de los bebés nacidos con menos de 28 semanas respiran al nacer, con mayor o menor naturalidad.

Pero en torno a un 10 % de ellos y ellas no podrán mantener un adecuado intercambio gaseoso o su estabilidad hemodinámica, ya sea antes, durante o inmediatamente después de atravesar por completo el canal del parto.

Cuando un bebé es prematuro estos cambios son un poco más complejos porque a los pulmones les cuesta más esfuerzo airearse, puesto que contienen más líquido y, consecuentemente, el intercambio gaseoso puede empeorar.

Quizás, los pulmones no tengan todavía suficiente producción de una sustancia elemental para los seres humanos: el surfactante en los alvéolos pulmonares (agente tensoactivo -fosfolípidos, proteínas y otro lípidos), que ayuda a mantener el gas en su interior una vez que lo reciben.

Esta ausencia de surfactante puede provocar que la aireación inicial del recién nacido sea menos eficiente.

Si descendemos a los límites de la viabilidad, las semanas 22, 23 y 24 de gestación, donde los bebés pesan alrededor de 500 gramos, todo se complica con creces: más allá de la insuficiente cantidad de surfactante, se comprueba la inmadurez de los sistemas respiratorio y cardiovascular.

En la mayoría de los casos nuestro trabajó pondrá el foco en ayudar a los recién nacidos muy prematuros a establecer esa transición de la forma menos agresiva posible, que es lo que hemos aprendido en estos últimos años.

Cabe destacar que la transición anómala a la vida extrauterina puede provocar, además, repercusiones en diferentes órganos y sistemas, llegando a la asfixia perinatal, que conllevará, a su vez, secuelas graves, incluso la muerte del paciente.

Doctor, ¿cómo evoluciona la circulación cardiorrespiratoria desde el interior uterino hacia el exterior neonatal?

Al salir al mundo extrauterino, los recién nacidos realizan unos movimientos torácicos que son especiales, distintos. En la primera inspiración generan una gran contracción de los diafragmas, principal músculo respiratorio.

En el momento que entra el gas, los bebés cierran su glotis (abertura entre las cuerdas vocales de la laringe) para que ese aire se quede dentro durante la expiración, lo que muchas veces llamamos el llanto o el quejido en el momento de nacer.

Se sabe desde la antigüedad, que la aireación de los pulmones de los bebés, sobre todo los que nacen algo prematuros, ocurre de una manera satisfactoria cuando lloran, y lloran intensamente en el momento del parto.

En cambio, los bebés débiles, bebés que no han podido hacer esa transición de forma adecuada, que no han conseguido mantener el gas dentro de los pulmones, debutan con insuficiencia respiratoria.

Un niño a término, cuando está naciendo, realizará esa primera entrada de gas de forma sencilla, generando presión negativa dentro del tórax por la contracción de los músculos respiratorios.

En las siguientes respiraciones, poco a poco, esos pulmones van a ir recibiendo cada vez más, más y más gas, hasta quedarse en una situación que nosotr@s denominamos de reposo del intercambio gaseoso.

La capacidad de mantener el aporte de oxígeno a los tejidos, hasta la última célula, y la correcta eliminación del anhídrido carbónico producto del metabolismo orgánico se lleva a cabo a través de la acción coordinada de la ventilación alveolar, la perfusión pulmonar y la difusión alvéolo-capilar.

Este mecanismo de precisión respiratoria, que resulta tan sencillo y sistemático para la mayoría de los bebés, como para todos nosotros, puede ser muy complicado para algunos recién nacidos.

Por ejemplo, cuando existen alteraciones en la musculatura respiratoria; o cuando el bebé absorbe alguna sustancia dañina en su vía aérea, como los restos de su propio meconio (secreciones del intestino fetal en el líquido amniótico), causante de una infección respiratoria como la neumonía.

Pero doctor, ¿cómo es posible que un bebé que está en fase de gestación tenga sus pulmones llenos de agua e instantes después, nada más nacer, respire aire?

Ya se demostró hace años que existe un reloj biológico en las madres, aunque ellas no sean conscientes.

Su biología hace que alrededor de setenta y dos horas antes del inicio del trabajo del parto, su organismo comienza a emitir señales, originadas por su sistema hormonal, para detener la producción de líquido en los pulmones del bebé.

A partir de ese momento, el organismo del feto comienza a reabsorber el fluido existente en los pulmones y disponerlos para que el bebé nazca y puede eliminar el resto de líquido a partir de la aireacion pulmonar.

Este proceso biológico explicaría aquellos casos de bebés que nacen con más líquido en los pulmones al venir al mundo por medio de una cesárea, ya sea programada o porque convenga debido a una enfermedad materna.

A estos bebés les cuesta mucho más trabajo su adaptación cardiorrespiratoria a la vida extrauterina.

Doctor, el bebé rompe a llorar nada más nacer, ¿en qué momento se realiza la ligadura del cordón umbilical?

Hace años, la técnica era un poco más agresiva y se cortaba inmediatamente el cordón umbilical. Ahora hemos cambiado la actitud.

Los estudios han demostrado de forma categórica que el retraso en el clampaje del cordón umbilical de los recién nacidos sanos al menos en un minuto no sólo mejora su proceso de transición cardiorrespiratoria, sino que aumentan las reservas de hierro a medio y largo plazo.

Este procedimiento se ha comprobado que es especialmente positivo para los recién nacidos prematuros.

Habitualmente, el bebé, tras salir por el canal de parto, se deposita en el vientre de la madre en contacto piel con piel.

Conseguimos así minimizar la caída de la temperatura corporal del bebé en comparación con la que tenía intraútero: la temperatura de materna ayuda a retrasar esa pérdida repentina. A la vez, mantenemos en reposo la circulación fetal y el cordón umbilical permeable.

En general, se espera a que ese cordón deje de latir, que normalmente suele ocurrir pasado un minuto tras el nacimiento. Ese será el momento en el que, con tranquilidad, se clampa el cordón umbilical, manteniendo al bebé en contacto piel con piel, si está sano.

También, se puede ofrecer a la madre que ponga al pecho a su recién nacido; y nos disponemos, serena pero concienzudamente, a la fase de estabilización maternal, que incluye la eliminación de la placenta.

Doctor, ¡pero también estamos hablando de cortar el sistema circulatorio sanguíneo entre la madre y su bebé!

Exacto. Ese es el momento de la separación entre ambos. Realmente, aunque no pinzáramos el cordón umbilical, esa circulación sanguínea entre la madre y su bebé se interrumpe de forma fisiológica.

Cuando el bebé comienza a respirar se produce una entrada masiva de sangre en los pulmones del feto que acaba de nacer, y esa cambio en la circulación sanguínea bloquea la llegada del fluido sanguíneo procedente de la placenta.

Para que se produzca esta adaptación en el sistema respiratorio del bebé, ¿qué cambios suceden en el interior del músculo cardíaco?

A partir del nacimiento, el corazón del bebé, que recibía la sangre altamente oxigenada de la placenta, cambia el sistema fetal cortocircuitado y comienza a recibir la sangre oxigenada a través de la aurícula izquierda, proveniente de las venas pulmonares.

Por lo tanto, se produce una caída muy rápida de lo que llamamos la resistencia, es decir, la presión que se registra en el ventrículo derecho.

Se origina, entonces, una entrada masiva de sangre en los pulmones y toda la sangre oxigenada va a llegar de vuelta al ventrículo izquierdo, de donde se bombea prioritariamente hacia el cerebro y las coronarias; un cambio trascendental en la circulación sanguínea que se denomina posnatal.

Desde esos instantes, la sangre poco oxigenada entra en la aurícula derecha a través de las venas cavas superior e inferior, pasando luego al ventrículo derecho para ser bombeada a los pulmones, donde se oxigena y regresa al corazón.

Dentro del músculo cardíaco es recibida en la aurícula izquierda para pasar a continuación al ventrículo izquierdo y ser eyectada a todo el cuerpo humano.

Esta sangre, oxigenada y con energía, llega hasta la última célula del organismo a través del sistema vascular. Luego regresa al corazón para ser revitalizada y repetir este proceso incesantemente. 

El recorrido sanguíneo se consigue con el impulso sistemático del músculo cardíaco: sístole o contracción y diástole o dilatación.

¿Y qué sucedería si cortásemos el cordón umbilical antes de que el bebé tenga aireación pulmonar?

Ahora ya contamos con datos, también sobre los bebés prematuros. Los estudios demuestran que esa adaptación hemodinámica es mucho peor cuando se corta el cordón umbilical antes de que se haya completado la aireación pulmonar después del nacimiento.

Fíjense, si retiramos inmediatamente parte de la sangre circulante, fluido conjunto de la placenta y el bebé antes de nacer, estaremos eliminando parte de la circulación sanguínea del propio bebé.

Por lo tanto, si esperamos a que parte de esa sangre que hay en la placenta retorne y se sume a la cantidad de sangre que necesita el bebé, esa adaptación será mucho mejor.

De hecho, el bebé, en ese momento de la transición cardiorrespiratoria, necesitará una gran cantidad de sangre.

Se abren bruscamente sus pulmones y ese mayor aporte de sangre tiene que llegar de algún sitio… y ese plus sanguíneo, en esos instantes, no puede tener otro origen que la circulación placentaria.

Doctor, en paralelo, ¿cuándo y cómo se extrae la placenta materna del útero?

La placenta humana se desprende del útero espontáneamente, como bien sucede en el resto de mamíferos. Se elimina del útero materno pocos minutos después del nacimiento del bebé.

En condiciones de normalidad, todo el personal sanitario implicado en el posparto lo que hace es esperar tranquilamente a que ocurra ese desprendimiento placentario, pero vigilando muy de cerca a la madre, puesto que nos acechan las complicaciones.

A veces, quedan restos de este desprendimiento placentario, lo que llamamos cotiledones adheridos dentro del útero (vellosidades coriónicas conformadas de tejido conectivo y vasos sanguíneos).

Pueden provocar problemas de coagulación, sangrado o hemorragias por falta de tono en la musculación uterina.

También, es posible que esa placenta, por el motivo que sea, no se uniera naturalmente bien al útero, con lo que dicho desprendimiento pudiera ocurrir de manera tardía.

Es importante, por tanto, vigilar a la madre por personal experto para controlar el momento del desprendimiento de la placenta, confirmando su expulsión íntegra, sin que se observen restos en el interior del útero.

Es de interés señalar que el útero materno, que se contrae en la fase del alumbramiento del feto, también se contrae a la hora de la expulsión completa de la placenta.

Doctor, el bebé disfrutaba de un fluido calentito en el útero materno y pasa a un aire más bien fresquito en la sala de partos. ¿Cómo afecta al bebé este cambio ambiental?

Sabemos desde hace ya siglos que mantener el control de la temperatura y la humedad de la piel del bebé durante la transición a la vida posnatal se convierte en el problema más agresivo para su organismo.

Se observó que si no se protegía a los recién nacidos de ese cambio brusco de temperatura y nivel de humedad podían llegar a fallecer.

Bajo dicho critero médico, se crearo ambientes especialmente húmedos, sobre todo para los bebés prematuros, con el fin de mantener ese control de la temperatura y la humedad ambiental, ya que dentro del útero de la madre, el bebé vive entre 37º y 38º, en un ambiente totalmente líquido.

Al nacer bruscamente, si dejamos el niño expuesto, desnudo, mojado en un ambiente térmico, que a lo mejor no supera los 20º, la caída de temperatura es enorme, tanto que su corazón puede llegar a pararse en apenas unos minutos.

Por lo tanto, en todas las zonas donde hay nacimientos de niños y niñas cuidamos en especial, en primer lugar, el ambiente térmico de la sala donde va a nacer el bebé: es recomendable que esa sala tenga una temperatura cercana a los 26º centígrados.

Eso es calor para los que trabajamos allí, pero lo único que importa, sobre todo si hablamos de bebés prematuros, es la protección del recién nacido frente a los cambios radicales de temperatura y humedad: sin perder un segundo, hay que secarles pronto nada más nacer.

Lo más eficaz, en cualquier caso, es el contacto piel con piel del bebé con su madre. La mamá le va a transmitir su propio calor y su propia humedad, y va a evitar la pérdida brusca de temperatura acomodando la pérdida progresiva de calor a lo largo de los siguientes minutos.

En los bebés que son muy prematuros, a veces, tenemos que ayudar a mantener la temperatura ideal introduciéndolos dentro de una bolsa de polietileno para prevenir la pérdida de humedad.

En cualquier caso, las salas de parto siempre están preparadas con zonas de calor radiante, que decimos nosotros, para que los paños que van a recibir al bebé se encuentren a una temperatura cercana entre los 30º y los 35º de temperatura.

Doctor Manuel Sánchez Luna, ¿qué factores pueden alterar esta transición del útero a la vida familiar?

El primero de ellos, como hemos comentado al principio, es la prematuridad, factor que provoca una atención mayor si cabe y que nos anticipemos generando un entorno de especial protección.

El cambio brusco de temperatura y humedad, sumados los cambios en la respiración y la circulación sanguínea son especialmente complejos en estos bebés.

Pero un bebé que nace a término también puede vivir una situación anómala en el momento de la transición: entre el 30 % y el 40 % de los problemas que se registran en recién nacios suceden sin un aviso previo.

Motivo por el cual es preceptivo recordar que los nacimientos deben ocurrir en un entorno donde haya personal entrenado para poder ayudar precisamente a esa transición tan sencilla a la vez que extraordinariamente complicada.

Aún así, se viven situaciones impredecibles.

Por ejemplo, que no se establezca un correcto intercambio gaseoso antes de nacer: no llega oxígeno suficiente al feto desde la placenta, y claro, el feto, a veces, intenta respirar en el útero materno.

En esos casos no se puede esperar mucho tiempo para solucionar el problema. Imagínense ustedes mismos sin respiración durante algunos minutos.

Si esta situación es muy breve, transitoria, no suele generar problema alguno, pero si se prolonga puede ser perjudicial para el nacimiento del recién nacido.

Lo mismo le puede pasar al feto en el momento de salir del útero de su madre al intentar respirar sin poder establecer el necesario intercambio gaseoso.

Por un lado, entonces, nos enfrentamos a una situación de falta de oxígeno antes de nacer y por otro, ese intento de respirar en la placenta puede provocar problemas respiratorios al entrar líquido amniótico en los pulmones, con restos de lo que llamamos meconio.

Aún así, es raro que se produzca algún daño debido a problemas prolongados de falta de oxígeno, lo que llamamos encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI): anormalidad anatomofuncional del sistema nervioso central generada por el cese del flujo sanguíneo hacia el cerebro.

Todas estas situaciones de vigilancia del parto y posparto puede prevenirse y tratarse. Madre y bebé siempre nos tienen a su lado“, concluye el neonatólogo jefe del Hospital Gregorio Marañón a la vez que presidente de seNeo.

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Campaña de sensibilización contra la hepatitis C con el actor Carmelo Gómez

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Estas 20 ciudades están integradas en el programa #hepCityFree con el objetivo de buscar a las personas que viven con hepatitis C y no lo saben, dado que se trata de una enfermedad silenciosa que cursa sin síntomas durante muchos años y que, en muchos casos, cuando es diagnosticada, ya ha causado un daño hepático irreversible. La campana de sensibilización de estas ciudades y la AEHVE está protagonizada por el actor Carmelo Gómez.

Carmelo Gómez, curado de hepatitis C, participa en esta iniciativa cuyo objetivo es concienciar del carácter silente de la enfermedad y promover tanto la detección como el inicio del tratamiento.

Carmelo Gómez se curó de la hepatitis C

En la información que la AEHVE ha difundido sobre esta campaña explica el caso del actor Carmelo Gómez, que fue como el de tantos otros pacientes que contrajeron el virus a través de una transfusión de sangre antes de que a mediados de los 90 se descubriera y se pusiera fin a esa vía de contagio.

Como otros pacientes, que pueden tener ahora la infección y no lo saben, Carmelo Gómez no supo de su enfermedad hasta mucho después de infectarse.

En su caso, el diagnóstico se produjo de forma casual, cuando a finales de los 90 acudió a donar sangre y le dijeron que no podía al padecer una enfermedad hepática.

En el spot de la campaña, Carmelo cuenta que sentía cansancio y, sobre todo, una gran angustia por no conocer como iba a evolucionar su enfermedad.

El tratamiento que seguía tenía importantes efectos secundarios y no curaba la enfermedad. Hasta que la aparición de los antivirales de acción directa cambió el curso de su vida, devolviéndole la normalidad. En pocas semanas estaba curado.

El tratamiento eficaz contra la hepatitis C

Los pacientes que se diagnostican en la actualidad de hepatitis C conocen que su enfermedad tiene tratamiento y que es eficaz prácticamente en el 100 % de los casos. De ahí la importancia de detectar la infección de forma temprana, antes de que cause al hígado un daño que puede llegar a ser irreversible, destaca la AEHVE.

“Con Carmelo, afortunadamente, llegamos a tiempo y, con las posibilidades de diagnóstico y tratamiento que tenemos ahora, deberíamos llegar a tiempo para ese largo centenar de pacientes que todavía hoy pierden la vida en España cada año por causas asociadas a la hepatitis C”, afirma el hepatólogo Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas, que integra a las sociedades científicas y asociaciones de pacientes comprometidas con la eliminación de la hepatitis C y promueve el programa #hepCityFree.

Una búsqueda que los hepatólogos consideran que hay que hacer tanto en población general, a través de una prueba de hepatitis C en todos los adultos entre 50 y 85 años sin un test previo negativo, como, de forma muy específica, en colectivos vulnerables, donde la prevalencia es más alta y los que es más difícil acceder.

“Estamos hablando de personas alejadas de los circuitos asistenciales habituales y a los que solo es posible llegar con recursos descentralizados y estrategias alternativas”, explica el doctor García-Samaniego.

Es en ese ámbito en el que las ciudades pueden ayudar, de forma autónoma o en colaboración con las ONG, por su capacidad de llegar a estas poblaciones, especialmente a los colectivos de personas sin hogar, usuarios de drogas por vía parenteral, y hombres que tienen sexo con hombres y que asocian conductas de riesgo, que son los principales focos de infección activa en España, señala la AEHVE.

Las ciudades que forman parte del #hepCityFree son Sevilla, Madrid, Valencia, Gijón, Santander, La Coruña, Córdoba, Vigo, Málaga, Salamanca, Santiago de Compostela, Ferrol, León, Écija, Cáceres, Jerez de la Frontera, Pontevedra, Almería, Granada y Alcoy.

El objetivo es sumar a esta iniciativa a todas las ciudades españolas.

Imagen del doctor Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas/Foto facilitada por la AEHVE

España, a la cabeza de la eliminación de la hepatitis C

Con cerca de 170.000 pacientes tratados y curados desde 2015, España lidera el ranking mundial de personas tratadas y curadas por millón de población. Quedarían por diagnosticar y tratar unas 20.000 personas que viven con hepatitis C que se sigue cobrando cuatro muertes semanales, remarca la AEHVE.

“España tiene la oportunidad de hacer historia y convertirse en el primer país entre los desarrollados en acabar con un problema de salud publica como la hepatitis C. Pero para ganar esta batalla, necesitamos tomarnos realmente en serio las llamadas políticas de salud pública, es decir, debemos acompañar el tratamiento de todos los casos con otras actuaciones en materia de medición, prevención, diagnóstico temprano y atención a colectivos de riesgo”, subraya el doctor García-Samaniego, también jefe de la Sección de Hepatología del Hospital Universitario La Paz, que insiste en el papel clave de las ciudades.

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Disfagia en el cáncer de cabeza y cuello: frecuente pero infradiagnosticada

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Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, el 27 de julio, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y el Consejo General de Colegios de Logopedas (CGCL) advierten de la necesidad de abordar la disfagia de forma multidisciplinar para poder mejorar la calidad de vida del paciente.

La disfagia es la alteración en el transporte del alimento desde los labios hasta el esófago y “puede ser por alteración de la eficacia (el bolo no se transporta de una manera eficaz y por lo tanto no nos nutrimos correctamente) o por alteración de la seguridad (el bolo puede ir a vía respiratoria y producir complicaciones graves como las neumonías aspirativas)”, explica la doctora Magdalena Pérez Ortín, vocal de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de SEORL-CCC.

“Puede aparecer -añade- por enfermedades, cirugías de cabeza y cuello, cirugías que produzcan una alteración estructural, orgánica que vaya a hacer que se produzca un problema puramente mecánico en el paso del alimento. También las enfermedades neurológicas como ictus, párkinson, esclerosis múltiple o demencias”.

Este trastorno de la deglución afecta a casi 2,5 millones de españoles. Y de ellos, el 90 % no están diagnosticados, según SEORL-CCC.

Además de estar presente en la gran mayoría de casos de cáncer de cabeza y cuello, la disfagia afecta entre el 16 y 30 % de los mayores de 65 años en España y aumenta hasta el 40 % en el caso de pacientes ingresados en centros hospitalarios o en residencias.

Un grupo de personas mayores haciendo manualidades. EFE/Jorge Fuentelsaz

La importancia de la detección temprana

Un estudio del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y la Universidad de Granada, detectó que en el 85 % de los pacientes evaluados mediante un cuestionario validado presentó disfagia.

Según esta investigación, la variabilidad en el disfagia se explica por factores como la tos, la limitación de movilidad bucal y la mala calidad del sueño.

Subraya la importancia de una identificación temprana de la disfagia y adecuada de estos síntomas, así como de una estrategia de tratamiento integral para abordar las secuelas en los supervivientes de cáncer de cabeza y cuello tras los tratamientos oncológicos.

Además la disfagia requiere un equipo interdisciplinar que debe coordinarse en los diversos niveles de atención.

“El tratamiento debe incluir la nutrición y bienestar del paciente, así como la rehabilitación y si hace falta la cirugía. El abordaje y la mejoría en estos pacientes dependen del origen de la lesión. Dentro de lo más habitual hay modificaciones en la dieta, en las texturas, rehabilitaciones logopédicas, abordajes nutricionales y en casos concretos, tratamientos quirúrgicos”, indica la doctora Pérez Ortín.

La logopedia como tratamiento

Desde el Consejo General de Colegios de Logopedas subrayan la importancia del trabajo logopédico en la recuperación de las secuelas que sufren las personas con cáncer de cabeza y cuello.

“Este trabajo logopédico ha demostrado obtener buenos resultados incluso cuando se realiza antes de la intervención quirúrgica, la prehabilitación ayuda a preparar físicamente las estructuras orofaríngeas y permite entrenar y automatizar las diferentes maniobras deglutorias, mejorando así el pronóstico de recuperación funcional tras la cirugía o la radioterapia”, explica la logopeda Cristina Fillola.

El cáncer de cabeza y cuello en cifras

Por otra parte, este año se diagnosticarán 7.603 cánceres de la cavidad oral y de faringe y 3.181 de laringe, según el informe “Las cifras del cáncer en España en 2024” difundido por la Sociedad Española de Oncología Médica.

Suponen alrededor de un 5 % del total de los tumores, pero este tipo de cáncer tiene un gran impacto al incidir en la parte más visible del cuerpo y afectar a la calidad de vida del paciente.

“Los pacientes con cáncer de cabeza y cuello tienen síntomas poco específicos. Por este motivo, se debe consultar con un especialista ante cualquier signo de sospecha para favorecer un diagnóstico precoz. Una herida en la boca (llaga, afta) que no se cura en 15 días, debe ser valorada por un médico”, explica el doctor Álex Sistiaga, presidente de la comisión de Oncología y Cirugía de Cabeza y Cuello de SEORL-CCC.

El consumo de tabaco y alcohol y el contagio de virus del papiloma humano (VPH) son los principales factores de riesgo del cáncer de cabeza y cuello por lo que se puede prevenir controlando estos riesgos.

“Más del 80% de los pacientes con tumores de cabeza y cuello son fumadores, y la mayoría ha mantenido este hábito desde la adolescencia. Es imprescindible educar a la población sobre las consecuencias del tabaquismo”, apunta el especialista de esta sociedad médica.

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Consejos para viajar con una enfermedad respiratoria crónica

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La enfermedad respiratoria crónica es bastante frecuente en nuestra sociedad como es el caso de la EPOC, el asma, la hipertensión pulmonar o las enfermedades pulmonares ocupacionales.

Se trata de patologías de difícil manejo y muy complejas, por lo que son muchos pacientes los que dudan a la hora de irse o no de vacaciones, por si se complicara la situación.

En este sentido, el doctor José María Ignacio, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Marbella, asegura que, en términos generales, las personas con este tipo de patologías respiratorias pueden viajar sin problemas; ahora bien, siempre y cuando su enfermedad se encuentre controlada y adecuadamente tratada por un especialista en la materia.

En cuanto a si es necesario que estos enfermos hagan una evaluación pre-viaje, el doctor sostiene que los pacientes con enfermedad respiratoria crónica de grado severo deben planificar su viaje, y afirma que en estos casos sería conveniente que acudan a su especialista para ser evaluados y, en caso de ser necesario, que el médico les confirme que efectivamente pueden viajar.

El doctor José María Ignacio, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Marbella. Foto Quirónsalud

¿Se puede viajar en avión con enfermedad respiratoria crónica?

Sobre si estos pacientes pueden viajar en avión, este especialista indica que la presión en cabina de un avión en vuelo regular es parecida a la de subir a una montaña a 2.000 metros de altura, de forma que si el paciente tiene una patología respiratoria con una concentración de 02 superior a 93 %, no existe una contraindicación para viajar en avión.

“En caso de que la saturación de 02 sea inferior a 93 %, el paciente debería disponer de un dispositivo de oxígeno suplementario durante el vuelo”, advierte este neumólogo de Quirónsalud Marbella.

El doctor José María Ignacio también advierte sobre el hecho de que la mayor parte de los destinos son permitidos, siempre que el paciente mantenga unos niveles de oxígeno adecuados.

“Si surgieran unos niveles de oxígeno muy bajos, a no ser que lleve equipos portátiles de oxígeno, estaría contraindicado ir a lugares con un grado de altitud que le disminuya más la concentración de oxígeno en sangre”, avisa este experto.

Mantener la enfermedad a raya

En cualquiera de los casos, se esté de vacaciones o no, defiende este especialista que siempre el enfermo debe ‘trabajar’ para lograr mantener la enfermedad a raya, por las posibles complicaciones que puedan surgir. Entre otros riesgos o complicaciones que se pueden producir, cita este experto las exacerbaciones por infección respiratoria.

Por eso, sostiene el doctor Ignacio que la medicación del paciente siempre debe ir con él, para que, en caso de sufrir una agudización de la patología, o una exacerbación, el enfermo pueda utilizar la medicación de rescate; y en el caso de vuelos largos que pueda tomar su medicación crónica durante el vuelo.

EFE/Paco Torrente

A su vez, recuerda este neumólogo que la medicación prescrita por el médico debe encontrarse siempre en la maleta de viaje, dado que, en caso de agudización o de catarro, sería conveniente para controlar las exacerbaciones.

“Salvo que viaje a un país en el que las autoridades sanitarias recomienden que se le administre alguna vacuna antes de viajar, vacunas extras no son necesarias”, agrega el especialista de Quirónsalud Marbella.

Cómo actuar ante una descompensación

Ahora bien, advierte de que, si se produce la exacerbación, se deben iniciar las medidas dadas por su médico antes del viaje. “En caso de que con las indicaciones dadas por su médico no se controle la exacerbación acudir a un servicio de Urgencias”, sostiene.

Con todo ello, el jefe del Servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Marbella mantiene que estos pacientes con una enfermedad respiratoria crónica y severa nunca se deben olvidar de tomar la medicación crónica prescrita por su especialista, y siempre deben evitar los cambios bruscos de temperatura.

En cuanto a si después del viaje es necesario alguna revisión o control al regreso, el doctor indica que, si hubo alguna incidencia importante durante el viaje, deberá comunicarla a su médico. “En caso contrario, continuar con su medicación y visitas programadas”, concluye el especialista.

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