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Líderes y Emprendedores

De una semilla y USD$100 a un golazo empresarial: Productor de salsas para los famosos

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Fernando Ortiz es un horticultor de la zona de Colonia Santa Rosa, Salta, donde cultiva diferentes variedades de ajíes que terminan en salsas picantes que comercializa en todo el país.

A Fernando Ortiz, una semilla lo ayudó a crear su propio cultivo: de eso nació un producto a granel y, finalmente, una marca que se volvió insignia entre los amantes del picante y que popularizan hasta los famosos. Cada vez que viajaba al exterior, el horticultor de Colonia Santa Rosa, Salta, recorría los supermercados para hacerse de un particular souvenir que logró producir él mismo en la finca que le dejó su padre.

Entre 2016 y 2017, el productor comenzó a producir 2000 plantines de ajíes y hoy ese número está en aproximadamente 110.000. “Comencé a recolectar semillas y cuando tomé la conducción de la finca que era de mi papá José Ortiz, después de que falleció, empecé a plantar y a cultivar. Cada vez que salía de viaje a Centroamérica, Brasil, México o Estados Unidos, me traía botellitas como souvenirsRecorría todos los supermercados y me encantaba cuando los veía en las góndolas, así me traía varios frascos, aunque tenía problemas con la Aduana”, recordó. La inversión original en los almácigos y su producción fue de US$100. Por año, el negocio factura alrededor US$12.000.

El producto final tiene una particularidad, ya que no es la tradicional salsa picante que llega a la Argentina desde el exterior. En este caso, los mezcla con frutas tropicales porque asegura que “quedan más ricas”.

Fernando Ortiz, horticultor de Salta
Fernando Ortiz, horticultor de Salta

“Son frutas que también cultivamos nosotros. Una de las características que tenemos es que somos productores de toda nuestra materia prima. Salvo el jalapeño en aceite oliva, no hacemos aceite de oliva, pero lo que es el núcleo del producto es todo nuestro. Vamos desde la semillita del maracuyá hasta el frasco del habanero con maracuyá, el producto final. Es decir, hacemos todo desde el plantín del pimiento morrón”, dimensionó. Su emprendimiento, Don Cirilo, provee también las hortalizas a los mercados concentradores, como el Mercado Central, Córdoba, Mendoza, Rosario, y demás. “Con eso, separamos una parte y elaboramos parte de los productos finales”, completó.

Ortiz también es el proveedor de las salsas que se usan en el ciclo de famoso “Terapia picante”. Por caso, el sábado pasado se presentó un nuevo ítem: “La Alesérgica”, un producto que Alejandro Sergi, vocalista de Miranda se atrevió a probar, y que es de puros habaneros. Las salsas las han probado Charlotte Caniggia, Yanina Latorre, El Polaco y Martín Bossi.

La pasión que tiene por la gastronomía lo llevó a crear nuevas salsas. “El desarrollo de productos nace porque a mí me gusta mucho la cocina y veía que en el país no había líneas de desarrollo de salsas picantes ni de productos picantes en fresco. Después, traté de vincularlo con lo que a mí me gusta mucho hacer, que es la cocina y empecé a preparar mi propia salsa. Empecé a desarrollar el primer producto que fue el jalapeño en oliva. Fue un golazo. Ahí empezamos con otras salsas. Siempre buscamos que los sabores sean puro”, recordó.

Después, continuó con la línea de salsas tropicales. Por caso, sacó una de mango, una fruta de la región, con ají habanero. “Hemos hecho de morrón, que es un producto que se hace en la zona con ají habanero; es el ají kitucho. Uno de los últimos desarrollos de salsa es la berrinche, que es con maracuyá y ají habanero. Y así fuimos buscándole la vuelta a todos los productos que tenemos y cultivamos nosotros”, dijo. Las mezclas también incluyen a la papaya y el habanero. Cada una de las salsas tienen nombres alusivos que hablan del origen del producto.

Los ajíes que produce su finca
Los ajíes que produce su finca

La idea de hacer invernaderos picantes, afirmó, es para ir buscando sabores con productos que sean familiares al paladar de los argentinos. “Fuimos buscando sabores con productos que nosotros hacemos, por ejemplo, jamás podría hacer una salsa con jalapeño y salsa mora. No está en el ámbito que nosotros producimos. Tratamos de hacer todo con productos nuestros para hacer una salsa tropical”, comentó. En la finca también hace bananas y plátanos.

“Los cultivos tropicales los hacemos porque estamos en la zona núcleo tropical, es una zona reservada. La hortaliza la producimos en contraestación cuando todo el resto está dejando de producir por cuestiones de climas, que comienzan los fríos. Empezamos con los fríos que hay en el resto del país. Pero hay que bancarse el verano”, acotó.

En el verano tenemos temperaturas muy altas que prácticamente te impiden producir. Las plantas no se adaptan a 47° y con la sequía que hubo es muy complicado. En algunos sectores se trabaja con el sistema de riego, pero no alcanza”, ejemplificó. Hay mucha tecnología para el desarrollo de las semillas, invernadero y fertirrigación.

El horticultor comenzó con 2000 plantines
El horticultor comenzó con 2000 plantines

Las variedades de ajíes que siembra Ortiz en su finca son habaneros, jalapeños, locoto, mira cielo, camino real, malagueta o kitucho. Hoy lo que más planta es jalapeño y habanero. “Las plantamos para hacer la materia prima de nuestros dos productos principales. De todos nuestros productos hay siete que son hechos en base con esas dos variedades [habanero y jalapeño], con distintas combinaciones con frutas, aceite de oliva o salmuera”, señaló.

En esa zona de Salta no hay más nadie que haga ajíes. A nivel nacional, la producción se está volviendo cada vez más expansiva, por la influencia de la gastronomía asiática y centroamericana. “Hace unos cuatro años que el ají comenzó a ponerse de moda. Nosotros fuimos los pioneros y somos los únicos en el país que producimos nuestra propia materia prima”, expresó.

Los fabricantes, normalmente, compran la materia prima, pero en su caso hace el trazado de toda la cadena productiva. “El producto va a tener mucho crecimiento y difusión. Lo que nos pasó, de algún modo, que ya son más consumidores de ají, es que no hay grandes desarrollos de productos de calidad. Vienen importados de Estados Unidos, de México. La idea nuestra es hacer un producto de calidad. Si nos acompañan las condiciones del país y podemos llegar a tener alguna línea de crédito, para hacer lo mismo que se hace en Estados Unidos”, se esperanzó.

La finca provee productos a los mercados de todo el país
La finca provee productos a los mercados de todo el país

El acceso al crédito para las empresas pymes en la Argentina en el último tiempo, aseguró, se ha vuelto “imposible”. “Le dan crédito al que tiene plata, no al que no tiene plata. Las condiciones que piden los bancos, son condiciones a las que ninguna empresa que esté desarrollándose podría acceder, lamentablemente”, resumió.

La Alesérgica se presentó el sábado pasado
La Alesérgica se presentó el sábado pasado

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Churo Mosito: cómo creció el restaurante de asado argentino con un toque tarijeño

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Huro Mosito

En un rincón de Tarija, donde los vientos suaves y los paisajes verdes se mezclan con el murmullo del río Tolomosita, nació una idea que se convertiría en un referente de la gastronomía regional. Churo Mosito, el restaurante que hoy deleita a locales y visitantes con una combinación única de asado argentino y sabores bolivianos, tiene detrás una historia de pasión, dedicación y visión emprendedora.

“Queríamos construir algo que no solo fuera un restaurante, sino un lugar donde las tradiciones se encontraran y convivieran”, explica Fernando Fernández Cadena, uno de los fundadores de Churo Mosito.

Huro Mosito 3

El origen de una fusión cultural

La idea de Churo Mosito surgió de la interacción constante entre las culturas boliviana y argentina en Tarija, una región donde el intercambio de tradiciones y costumbres es natural debido a su cercanía con la frontera. Inspirado por esta mezcla cultural, Fernando y su familia decidieron emprender un proyecto que celebrara esta conexión a través de la gastronomía.

“Desde el principio supimos que queríamos destacar las técnicas argentinas de parrilla, pero dándoles un toque tarijeño. Nuestra visión siempre fue ofrecer lo mejor de ambos mundos”, relata Fernando.

Así, comenzaron a perfeccionar métodos tradicionales como el costillar de res a la cruz y el bife de chorizo, con cocciones lentas que aseguran carnes tiernas y jugosas. “Las cocciones pueden llevar hasta seis horas, pero eso es lo que garantiza la calidad. Cada vuelta de la carne sobre el fuego es un momento de paciencia y dedicación”, añade.

Además de la carne, Churo Mosito incluyó platos tarijeños como el saice, la ranga ranga y el picante mixto, una mezcla de gallina criolla y lengua que conserva los sabores más auténticos de la región.

CHuro Mosito 2

El éxito de la innovación

El restaurante no solo se enfocó en los sabores, sino en crear una experiencia completa para sus visitantes. Ubicado en un espacio rodeado de áreas verdes, cerca del río Tolomosita y de la represa de San Jacinto, Churo Mosito invita a los comensales a disfrutar de la naturaleza mientras exploran una carta que combina tradición e innovación.

“Queríamos que Churo Mosito fuera un lugar para relajarse, desconectarse y disfrutar. Es más que un restaurante; es una experiencia”, explica Fernando.

Parte de esa experiencia es la oferta de bebidas exclusivas del lugar. La familia Cadena decidió innovar elaborando su propia cerveza artesanal con un toque de algarrobo, inspirada en la tradición boliviana de acompañar el pique macho con cerveza. Pero el mayor atractivo de su carta de vinos es el Tannat, una de las variedades más demandadas por los comensales por su capacidad de realzar los sabores del asado.

“Nos apasiona que nuestros vinos sean parte esencial de la experiencia. El Tannat, en particular, ha sido un éxito. Además, nuestro vino de chocolate artesanal es algo único que sorprende a quienes nos visitan”, destaca Fernando.

Un puente entre dos culturas

Churo Mosito también se ha convertido en un punto de encuentro para turistas y locales. Durante la temporada de verano, muchos argentinos visitan Tarija, y el restaurante se transforma en un espacio de intercambio cultural. Aquí, los argentinos se sienten en casa con los sabores del asado, mientras descubren los matices de la gastronomía tarijeña.

“Nos encanta que nuestros vecinos argentinos se sientan bienvenidos. Queremos que ellos conozcan nuestra cocina, así como nosotros hemos aprendido de la suya. Es una forma de tender puentes a través de la gastronomía”, afirma Fernando.

Este intercambio cultural también se refleja en el ambiente del restaurante, que combina la música tradicional argentina con la calidez tarijeña.

La historia detrás del éxito

El camino hacia el éxito de Churo Mosito no estuvo exento de desafíos, pero la familia Cadena ha sabido enfrentarlos con creatividad y trabajo en equipo. Desde sus primeros días, cuando la idea apenas tomaba forma, hasta convertirse en un referente gastronómico, el proyecto ha sido un reflejo del compromiso por ofrecer calidad y autenticidad.

“Desde el inicio, nuestra meta fue construir algo auténtico. Cada plato, cada detalle, cuenta una parte de nuestra historia”, concluye Fernando Fernández Cadena.

Hoy, Churo Mosito no es solo un restaurante; es un homenaje a la conexión entre dos culturas, un lugar donde cada bocado celebra la riqueza de la tradición y la innovación. Con una mirada puesta en el futuro, el equipo sigue trabajando para consolidarse como un referente de la gastronomía en Tarija, sin perder nunca de vista sus raíces y su pasión por compartir lo mejor de Bolivia y Argentina.

Ubicado a tan solo 15 minutos del centro de la ciudad, el restaurante está enmarcado por un entorno natural cerca del río Tolomosita y la represa de San Jacinto.

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De técnico a estrella del teatro: la historia de Damián García

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Es hijo de madre italiana y padre argentino, tiene 46 años, nació circunstancialmente en la ciudad de Pergamino, pero reside en el barrio porteño de Boedo. Se recibió de técnico electrónico en el Instituto Industrial “Luis A. Huergo”. Trabajó en una red interbancaria que instala cajeros automáticos y en una agencia de turismo. Estudió actuación y dirección teatral con Silvana Silveri. Recientemente, estuvo produciendo, dirigiendo y actuando en la comedia divertida “Esta noche es imposible”, en el teatro Cortázar. Para el mes de abril de 2025, prepara la comedia dramática “Latidos”.

“El destino no es una cuestión de azar, es cuestión de elección. No es algo por lo que se espera, sino algo que tiene que ser buscado”, este pensamiento que pertenece a William Jennings Bryan es el que mejor pinta de cuerpo y alma al talentoso productor y director teatral Damián García.

Es que el taurino de 46 años, que nació circunstancialmente en la ciudad bonaerense de Pergamino, pero se crió y reside en el barrio porteño de Boedo, siempre estuvo buscando su destino. “De chico me gustaba el cine y el teatro. Sin embargo, me daba miedo el escenario”, afirma sonriendo.

Al punto que, apenas egresó de la escuela primaria, el hijo de madre italiana (oriunda de Catanzaro) y padre argentino, influenciado por sus amigos, se anotó en el Instituto Industrial “Luis A. Huergo”. Tras cursar los seis años, se recibió de técnico electrónico. El título le posibilitó conseguir un puesto en Banelco, la red interbancaria que instala cajeros automáticos en todo el país. “Estuve dos años prestando servicios. Hasta que me di cuenta que la actividad electrónica no era para mí”, admite Damián.

Al poco tiempo, ingresó a una agencia de turismo, en donde se dedicó a programar y organizar paquetes turísticos. Simultáneamente, se inscribió en la carrera de Administración de Empresas, en la UBA. “Fue en vano mi intento universitario, porque deserté al año de cursada”, rememora.

Su vida cambió cuando descubrió el teatro. En verdad, fue como un amor a primera vista. Por eso, no dudó en tomar clases con la maestra de actores Silvana Silveri, quien pregona un lema: “el arte no es sólo para ‘hacer artistas’, es para sacudir y expandir conciencia”.

Sobre su profesora, el admirador de Héctor Alterio y Luis Luque destaca la notable capacidad como docente: “Silvana me acompañó en todo el proceso formativo”.

Damián García es actor, director y productor de espectáculos desde 2006. Posee la productora DG Producciones. Ha actuado y dirigido diversas obras teatrales. Desde “Actos reparadores”, “Barajar y dar de nuevo” y “Café manicomio”, hasta “Él es mi mujer”, “Hacer lo correcto”, “Hotel Manicomio” y “Al diablo con este diablo”, entre otras.

También efectúo espectáculos de revista: “Imparables” (show durante tres temporadas), “Irresistibles” (show durante dos temporadas) y “Buenos Ayres Show”, un espectáculo de nuevos talentos que, en 2024, cumple 17 temporadas.

En 2024, estuvo produciendo, dirigiendo y actuando en la comedia “Esta noche es imposible”, que se representó en el Teatro Cortázar, en el Complejo Paseo La Plaza.

Actualmente, está preparando una nueva versión de “Latidos” para abril de 2025, en el Teatro Cortázar. Se trata de una comedia dramática que cuenta la historiade una familia, en la que el conflicto de uno de los personajes dispara una mirada profunda, optimista y vital sobre las consecuencias de los dolores y secretos guardados, y de cómo a partir de lo “no dicho” se construyen las relaciones. Los personajes transitan sus afectos, temores, recuerdos y alegrías, empujados por una situación puntual que los conecta con sus propias historias de vida y con el valor reparador de la sinceridad.

Para saber más sobre la historia de vida de Damián García, visitar el Instagram: @damiangarciaproductor

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La Historia de amor de dos emprendedores que instalaron su Fábrica de Empanadas Argentinas en Tarija

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Empanadas Argentinas en Tarija

¿Cómo es la aventura de manejar un comercio en otro país y destacarse?

En marzo de 2017, en la ciudad de Tarija, Bolivia, comenzó una historia de amor, esfuerzo y tradición que hoy está presente en cada esquina de la ciudad y en varios otros departamentos. Andrea Ferreira Toro y Facundo Sebastián Fernández comparten una pasión por la cocina, su emprendimiento ofrece empanadas argentinas que han logrado conquistar a los paladares bolivianos.

Raíces y Tradición: La Cocina en las Vidas de Andrea y Facundo

Desde pequeña, Andrea Ferreira Toro se vio involucrada en la cocina, aunque en ese entonces no lo imaginaba como una vocación o un negocio. Tarijeña de raíces chapacas, Andrea creció viendo a su madre trabajar incansablemente, y muchas veces asumió el rol de cuidadora de su hermano menor. Fue en esos momentos cuando, casi sin darse cuenta, comenzó a cocinar y a desarrollar un amor por la cocina que la acompañaría para siempre. Las comidas que preparaba para su hermano eran más que simples platillos; eran el reflejo de una infancia marcada por el sacrificio y el cariño.

Empanadas Argentinas en Tarija 3

Por otro lado, Facundo Sebastián Fernández, nacido en Orán, Argentina, tenía su propia historia de conexión con las empanadas. Desde que era niño, veía a su madre preparar y vender empanadas en el barrio, y comprendió desde temprano el valor del esfuerzo y la dedicación que ella ponía para sacar adelante a su familia. Ese mismo esfuerzo quedó grabado en Facundo y se convirtió en parte de su identidad, inspirándolo a emprender un negocio que honraría esa herencia de sabor y dedicación.

Un Encuentro Destinado: De la Fotocopiadora a la Cocina

La historia de Andrea y Facundo comenzó de manera inesperada, casi como si el destino hubiera planeado cada detalle. Luego de varios altibajos y momentos de distancia en sus vidas, un amigo en común los presentó en una fotocopiadora. Las miradas y sonrisas hablaron por sí solas: la conexión entre ellos fue inmediata y profunda, como si siempre hubieran estado destinados a encontrarse. Facundo había llegado a Tarija con el sueño de probarse como futbolista, pero pronto descubrió que su verdadera razón para quedarse era Andrea y el sueño de construir algo juntos.

Así, en el 2017, comenzó su historia de amor y emprendimiento. Andrea, siempre decidida y firme en sus decisiones, renunció a su trabajo en el banco y apostó por el proyecto que los uniría a ambos. Facundo, inspirado por la valentía de Andrea, decidió dejar atrás sus propias dudas y unirse a ella en esta aventura. Con un solo punto de venta y muchas esperanzas, dieron inicio a su fábrica de empanadas, que combinaba las tradiciones culinarias de Argentina y la autenticidad chapaca de Tarija.

Las Primeras Empanadas y la Expansión de un Sueño

Desde su pequeño primer local, Andrea y Facundo comenzaron a ofrecer sus empanadas al público. Las recetas, cuidadosamente heredadas y adaptadas, conservaban la esencia de la cocina argentina. Desde las clásicas empanadas de carne hasta versiones innovadoras, cada producto reflejaba el amor y la dedicación de la pareja. El sabor auténtico y el compromiso de calidad hicieron que sus empanadas rápidamente ganaran popularidad.

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El éxito de la fábrica creció de manera impresionante. Lo que con un solo punto de venta pronto se extendió a varios locales por toda la ciudad de Tarija y, eventualmente, a otros departamentos bolivianos. Hoy, sus empanadas son reconocidas no solo por su sabor, sino también por la historia de amor y trabajo que representan.

Una Familia que Crece y un Legado que Inspira

Andrea y Facundo tienen dos hijos: Mauro y María Victoria, a quienes están criando con los mismos valores de esfuerzo y amor que ellos han demostrado. Para ellos, la fábrica de empanadas es mucho más que un negocio, es un proyecto familiar que ha crecido gracias a la dedicación de ambos y que representa el legado inspirador que quieren transmitir a sus hijos.

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