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Ciencia y Salud

¿Cómo cuidar la piel en el tratamiento de cáncer?

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La guía, elaborada por la farmacéutica Accord Healthcare, es una herramienta de apoyo e información fiable para cuidar la piel durante el tratamiento del cáncer, pero también incluye otras cuestiones relacionadas con el bienestar del paciente, como el ejercicio físico, la alimentación saludable y el apoyo psicológico.

“El cuidado de la piel es un proceso que nos invita a conectar con nosotros mismos. No solo implica beneficios físicos, como prevenir la hipersensibilidad durante los tratamientos, sino que te ayudará a escuchar las necesidades de tu cuerpo y participar de manera activa en tu cuidado y recuperación”, indica la guía.

El documento cuenta con la colaboración de la doctora Marian Estornell, especialista en oncología radioterápica; Pilar Lacosta, especialista en estética oncológica; y Vanessa Nueda, ex paciente de cáncer de mama.

“Durante un proceso oncológico es necesario que el paciente tenga asesoramiento, apoyo y recursos que le aporten la mayor información posible respecto al tratamiento”, señala la doctora Estornell.

“No podemos darte la solución a tu enfermedad, pero podemos acompañarte para que el camino sea más llevadero e intentar aligerar ese dolor emocional que conlleva este proceso. De paciente a paciente, guarda esta guía con mucho cariño, léela y vuelve a ella tantas veces como necesites, encontrarás la información clasificada de tal forma que sea muy fácil dirigirte a aquello que necesitas”, aconseja la ex paciente.

¿Cómo afecta a la piel la quimioterapia?

La guía aclara que la mayoría de tratamientos oncológicos causan modificaciones en la piel, alterando su estado natural y función barrera.

En la quimioterapia estas alteraciones suelen depender de distintos factores, como el tipo de quimioterapia y la dosis administrada.

Es común sentir la piel más seca y con pequeñas descamaciones, lo que puede provocar una mayor irritación y sensibilidad, una sensación de picazón y deseo de rascar la piel, pudiendo llegar a ser molesto y doloroso.

Otras alteraciones frecuentes que se pueden sentir es el cambio de la textura y el color de la piel, como es la aparición de estrías longitudinales y horizontales.

En el manual se explica que también las uñas podrían volverse frágiles, rugosas o ásperas con tendencia a agrietarse, cambiar de color e incluso algunos tratamientos pueden causar que la uña se despegue, lo que se llama onicolisis.

Otra de las secuelas es la eritrodisestesia palmo-plantar, que se caracteriza por la aparición de inflamación, enrojecimiento, descamación y dolor de las palmas de las manos y plantas de los pies. Es normal notar calor, ardor o una mayor sensibilidad a los estímulos táctiles como la presión y la temperatura.

¿Y la radioterapia?

En el caso de la radioterapia, al estar expuesta la piel a este tipo de radiación es posible sufrir radiodermitis, un conjunto de lesiones cutáneas que afectan exclusivamente al campo de irradiación.

La manera más frecuente de manifestarse es el eritema, un tipo de enrojecimiento que puede ser desde leve hasta intenso y que suele aparecer a partir de la segunda semana de tratamiento.

Además, en el documento se afirma que existen diversos factores que predisponen su aparición y al aumento de su severidad entre los que se encuentran:

El tratamiento.

La dosis total.

La dosis por fracción (dosis que se administra en cada sesión).

La localización de la irradiación (no es lo mismo tratar una zona con pliegues que sin ellos).

También afectan factores relacionados con las propias características del paciente como ser fumador, enfermedades previas, el estado nutricional, factores genéticos y el estado previo de la piel.

Las características propias del paciente como ser fumador predisponen la aparición de radiodermitis. EFE/ Biel Aliño

Es fundamental conocer que, aunque es poco frecuente debido a los avances tecnológicos, en algunos casos se puede experimentar ulceración y necrosis de la piel.

Como cuidar la piel antes, durante y después del tratamiento

La guía da una serie de indicaciones para enseñar cómo se debe cuidar la piel en todas las fases del tratamiento de cáncer.

Es vital que desde el inicio se preste atención al cuidado de la piel para sufrir las menos alteraciones y molestias posibles.

Por este motivo, se debe preparar previamente la piel principalmente nutriéndola e hidratándola.

Durante el tratamiento, se buscará minimizar la toxicidad del tratamiento y mantener la piel lo menos alterada posible, enfocándose en aliviar, hidratar y tratar las alteraciones que puedan aparecer.

Una vez terminado el tratamiento hay que centrarse en restaurar la piel y recuperar su función barrera mediante la aplicación de cosmética rica en ingredientes hidratantes, cicatrizantes, emolientes y reparadores.

Pese a estas indicaciones, independientemente del momento del tratamiento en el que te encuentres, siempre es recomendable seguir una rutina facial y corporal que incluya los tres pilares fundamentales:

Limpieza: Aunque no se use maquillaje, el sudor, la polución, las celulas muertas y las bacterias ensucian los poros, por lo que es recomendable limpiar la piel con jabones con pH neutro, evitando alterar la barrera protectora de la piel.

Hidratación: La sequedad es uno de los efectos secundarios más frecuentes, por lo tanto, la hidratación es esencial.

Fotoprotección: Aplicar un fotoprotector con factor de protección +50 SFP es imprescindible en cualquier época del año, ya sea verano o invierno.

La importancia de la vida saludable y el deporte

Además de cuidar la piel durante el tratamiento de cáncer, la práctica regular de actividad contribuye a mejorar la calidad de vida y promueve la capacidad de recuperación. Por ello, es fundamental consultar con el oncólogo antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.

“Créeme si digo que cuidar de tu alimentación y de tu cuerpo, forma parte de tu recuperación y es tu elección. La vida saludable ayuda a estar más fuerte y sano”, declara Vanessa Nueda, ex paciente de cáncer de mama.

Los ejercicios variarán en función de la condición física, el tipo de cáncer, el tratamiento recibido y los efectos secundarios experimentados.

Sobre la alimentación es necesario realizar una ingesta calórica suficiente, con proteínas, evitar alimentos ácidos y picantes, hidratarse los suficiente y consumir alimentos fáciles de consumir.

Beber suficiente agua es fundamental para prevenir la deshidratación. EFE/ Gustavo Amador

El apoyo psicológico es clave

El cáncer no solo afecta físicamente, también a la salud mental. Por eso es esencial contar con apoyo psicológico.

El diagnóstico, tratamiento y recuperación de esta enfermedad puede generar una amplia gama de emociones y reacciones psicológicas como la ansiedad, miedo, ira, depresión, preocupación y desesperanza.

Por este motivo, la guía pone en evidencia los beneficios claves del apoyo psicológico:

A través de la relajación y la estabilidad emocional es posible reducir, aliviar y controlar los niveles de ansiedad y otros síntomas emocionales y psicológicos asociados.

Fortalecer la autoaceptación y el cuidado personal ayuda a reducir la inseguridad y otros problemas relacionados con la imagen corporal, la autoestima y la confianza.

Se recomienda mejorar la empatía e interacción y las relaciones sociales por medio de la confianza, sinceridad y apoyo mutuo y el establecimiento de relaciones con cuidadores, familiares y profesionales de salud.

Fuentes de información fiables pueden ayudar a tomar decisiones informadas, participar activamente en la atención y tratamiento, así como enfrentarse a las dificultades relacionadas con el cáncer.

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La agencia del cáncer de la OMS evalúa el talco como “probablemente cancerígeno”

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Según el análisis realizado por 29 expertos internacionales de la agencia de la OMS, que será publicado en la revista especializada The Lancet Oncology el próximo año, numerosos estudios apuntan un incremento de los casos de cáncer de ovarios en mujeres cuando los polvos de talco son usados en la región perineal (pubis y ano).

Estas evidencias de cáncer de ovario son “limitadas”, pero sí hay pruebas “suficientes” de generación de tumores en experimentos con animales, y “fuertes” de que el talco muestra características fundamentales de carcinógenos en células humanas primarias y sistemas experimentales, señalan los expertos.

En resumen, el grupo de evaluación da al talco el segundo nivel más alto de probabilidades de que cause cáncer, indicó un comunicado de la agencia con sede en Lyon (Francia).

Otros riesgos del talco

Otro riesgo que implica el talco, según la OMS, es su posible contaminación con asbestos, considerados cancerígenos, algo peligroso tanto para trabajadores durante la producción de sus derivados como para la población general, agregó.

La agencia de la Organización Mundial de la Salud también indicó este viernes que el acrilonitrilo, un compuesto orgánico utilizado en la producción de polímeros para ropa, alfrombras y plásticos usados en la industria automovilística y la construcción, entre otros usos, es cancerígeno, en este caso con una probabilidad aún más alta que la del talco.

La exposición de más riesgo a este material, según la agencia del cáncer de la OMS, se produce durante la producción industrial de estos polímeros, aunque también la población general está expuesta, especialmente a través de la polución y la inhalación del humo de los cigarrillos, tanto por parte de fumadores como de fumadores pasivos.

Los estudios, realizados principalmente en trabajadores de factorías relacionadas, reúnen pruebas “suficientes” para determinar la incidencia de este material en el cáncer de pulmón, y “limitadas” para el cáncer de vejiga.

FOTO EFE/EPA/DAN HIMBRECHTS/Archivo

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Seis mitos a revertir para reducir el ahogamiento infantil

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Casi una treintena de la población infantil entre 0 y 17 años falleció por ahogamiento en 2023. Además, la AEP considera que por cada muerte puede haber de uno a cuatro ahogamientos no mortales que requieren hospitalización y pueden dejar secuelas con distintos grados de daños neurológicos. Por eso es importante revertir los mitos para atender eficazmente a las víctimas.

Los principales motivos de incidencia

La AEP registra dos picos de incidencia de ahogamientos:

Niños por debajo de 4 años: en este caso los incidentes suelen producirse en agua dulce, especialmente en piscinas particulares.

Adolescentes, normalmente varones: Estos duplican el índice de mortalidad de las niñas y tienden a sufrir este tipo de accidentes en el mar, canales, ríos y lagos, asociándose el alcohol y las drogas como causas desencadenantes.

“Aunque se disponga de socorrista, los adultos no deben dejar de supervisar activamente a los niños, incluso si están usando sistemas de flotación”, explica el doctor Ignacio Manrique, coordinador del Comité de Soporte Vital de la AEP.

“El único sistema que previene el ahogamiento infantil son los brazos, por lo que no deberíamos estar a más distancia, especialmente, en el caso de menores”, añade.

Al estar estos ahogamientos relacionados con actividades de ocio, se producen principalmente en verano y durante los fines de semana. De hecho, la mayor cifra de ahogamientos se registra entre las 16 y 18 horas de la tarde.

Es importante pedir ayuda a los socorristas pues conocen el protocolo que atiende a las víctimas por ahogo reduciendo los riesgos posibles. EFE/Daniel Pérez

Los mitos más comunes sobre el ahogamiento

Con el objetivo de reducir estas cifras, la AEP desmiente seis mitos sobre el ahogamiento para evitar que estas falsas creencias limiten la capacidad para prevenirlos.

1. Los manguitos y flotadores previenen el ahogamiento infantil

Existen diversos accesorios de flotación frecuentemente usados por niños que tienen mayor dificultad para moverse en el medio acuático. Sin embargo, a pesar de estos accesorios les ayudan a flotar, no previenen el ahogamiento, ya que no garantizan que las vías respiratorias queden fuera del agua en todo momento. Su uso como medida preventiva puede generar una falsa sensación de seguridad que disminuya la atención y la vigilancia.

El único material efectivo y recomendado para la flotación de los bañistas es el chaleco salvavidas que debe usarse siempre que se navegue en cualquier superficie sobre el agua. Por lo que se recomienda especialmente mantener la vigilancia y el uso del chaleco.

2. La persona que se ahoga pide ayuda

Cuando una persona se ahora no grita ni pide ayuda ya que concentra todos sus esfuerzos en sacar la cabeza y respirar.

Según la AEP, se ha observado que en el proceso de ahogamiento pueden transcurrir desde unos pocos segundos a pocos minutos, por lo que reconocer esta situación es un reto para socorristas y bañistas.

3. Ante un ahogamiento hay que lanzarse a socorrer

Los expertos y gestores de riesgo deben hacer un esfuerzo especial para transmitir a los testigos de un ahogamiento que no intenten un rescate entrando en el agua ya que el intento de socorro de un bañista puede terminar mal, pues las víctimas suelen hundir con ellas a todo lo que se acerca, comprometiendo así la vida del primer interviniente generando un nuevo incidente.

Por eso es importante avisar inmediatamente a un socorrista y/o disponer de material de flotación ubicado en lugares públicos.

4. Hay que colocar la víctima ahogada boca abajo para vaciar el agua de los pulmones

Existe la creencia de que para reanimar a un ahogado hay que vaciar el agua de sus pulmones. Estas maniobras, además de ser inútiles según la AEP, suponen una pérdida del tiempo esencial para revertir la hipoxia de la víctima.

Actualmente para personas ahogadas que no respiran se recomienda aplicar el protocolo de RCP con ventilaciones y compresiones torácicas.

5. Tras la comida no hay que bañarse para evitar el corte de la digestión

Tradicionalmente se ha recomendado siempre esperar alrededor de dos horas después de comer antes de bañarse para así evitar un “corte de digestión”. Este término se refiere a la interrupción del proceso digestivo.

Sin embargo, el corte de digestión puede ocurrir tanto dentro como fuera del agua pues lo que en realidad recomienda la AEP evitar es el choque térmico que está relacionado con la circulación sanguínea y que se denomina síncope por hidrocución.

Para prevenirlo, se recomienda la aclimatación gradual, mantener una hidratación adecuada, evitar comidas copiosas y la exposición excesiva al calor. También recomiendan prestar atención a cualquier señal de malestar, mareo o debilidad.

6. La bandera roja no afecta a todos los bañistas

A través de redes sociales se ha extendido la idea de que la bandera roja no afecta a los deportistas ya que para el desarrollo de su actividad necesitan condiciones en las que hayan olas y viento.

Sin embargo, tener un alto conocimiento de un deporte náutico (como surf o natación de aguas abiertas), no exime del cumplimiento de las normativas y no implica inmunidad ante los incidentes acuáticos.

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Disruptores endocrinos en alimentación y su impacto en la salud de la mujer

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“Los disruptores endocrinos (EDC) son sustancias químicas exógenas capaces de actuar como hormonas y, por lo tanto, de interferir en los procesos en los que intervienen las hormonas, de forma que generan desequilibrios hormonales que pueden desencadenar daños en el sistema reproductor y en el sistema inmunitario, así como alteraciones del sistema neurológico o dolencias metabólicas e incluso cáncer”, como ocurre en el caso de la mujer.

Lo explica Marta Massip, profesora de Estudios de Ciencias de la Salud y directora del diploma de experto de Nutrición y Estilos de Vida Saludables de la Mujer de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Algunos de estos disruptores endocrinos se acumulan en el tejido adiposo, en la grasa, de forma permanente.

Y esto afecta especialmente a las mujeres: “Por sus características hormonales, por la mayor presencia de tejido adiposo en su cuerpo y por sus roles profesionales y sociales, las mujeres suelen ser más vulnerables a la exposición a los EDC”, apunta la experta.

Los disruptores endocrinos más comunes en la alimentación

En el ámbito de la alimentación, los disruptores endocrinos más comunes son:

Pesticidas: localizados sobre todo en la piel de frutas y verduras.

Metales pesados: se encuentran en pescado de tamaño grande y de elevado contenido en grasa, como el atún.

Ftalatos, como el bisfenol A (BPA) y los compuestos fluorados, presentes en muchos recipientes y utensilios de cocina, como en el recubrimiento de las latas de conserva o bebidas, en las fiambreras y las botellas, o en el recubrimiento antiadherente de las sartenes.

Trabajadores de una granja de Tailandia fumigan con pesticida las plantas de arroz. EFE/Barbara Walton

Las consecuencias

La profesora Marta Massip cita varios estudios e informes que sitúan a los disruptores endocrinos detrás de dolencias de prevalencia elevada y que afectan a la calidad de vida de las mujeres.

En la edad reproductiva, se relaciona con pubertad precoz, reducción de la fertilidad, problemas durante el embarazo, cáncer de mama, endometriosis y síndrome de ovario poliquístico, entre otras.

“Además, también produce modificaciones epigenéticas que alteran la función génica, lo que provoca potencialmente efectos intergeneracionales en la descendencia”, añade Massip.

Entre todos estos problemas de salud de las mujeres, los que tienen una mayor prevalencia en edad reproductiva son:

La endometriosis: la exposición a disruptores endocrinos como el BPA, los ftalatos, los plaguicidas organoclorados, las dioxinas y los bifenilos polibromados y policlorados está relacionada con el desarrollo y la progresión de la endometriosis, trastorno que se produce cuando el tejido uterino crece fuera del útero provocando dolor crónico, menstruaciones incapacitantes e infertilidad.

Síndrome de ovario poliquístico, también la exposición BPA y ftalatos pueden estar detrás de este trastorno que causa anovulación (no expulsión del óvulo), infertilidad, hirsutismo (exceso de vello), obesidad y síndrome metabólico.

También afecta a las mujer en la etapa de la menopausia: algunos disruptores endocrinos se han asociado con una mayor frecuencia de los sofocos y un mayor riesgo de patologías crónicas, como dolencias cardiovasculares, osteoporosis, diabetes y depresión.

La exposición a disruptores endocrinos, como los ftalatos, “se puede asociar con un inicio prematuro de la menopausia y con una reserva ovárica disminuida, con lo que esto implica en términos de fertilidad y comorbilidad asociada en mujer joven (dolencia cardiovascular, osteoporosis, diabetes)”, indica la experta.

Cómo evitar, si se puede, a los disruptores endocrinos

No es posible escapar de todos los disruptores, ni hay un nivel de exposición seguro.

“La exposición simultánea y constante a diferentes disruptores hace que estos puedan actuar conjuntamente y produzcan efectos negativos sinérgicos o aditivos”, apunta la profesora.

Estos son las recomendaciones para minimizar la exposición diaria a través de la alimentación:

Sustituir los recipientes de plástico por recipientes de vidrio para almacenar alimentos y bebidas.

No calentar comida en recipientes de plástico ni reutilizar recipientes de plástico para las bebidas.

Utilizar sartenes y recipientes de cocción de materiales como el acero inoxidable.

Reducir la ingesta de comida procesada y enlatada.

Optar por alimentos con certificación ecológica y cuya procedencia se pueda verificar, ya que la regulación de pesticidas no es la misma en todo el mundo.

Optar por pescado de tamaño más pequeño y, por lo tanto, con menos bioacumulación de metales pesados y otros contaminantes.

EFE/LUIS TEJIDO

Además, Marta Massip advierte de que también ayuda mantener un peso adecuado y estable ya que “los periodos recurrentes de adelgazamiento-engorde pueden movilizar los disruptores inmovilizados en el tejido adiposo”.

Disruptores también en la cosmética y en juguetes

Estos tóxicos no solo se encuentran en el ámbito de la alimentación.

“Por ejemplo, los ftalatos están presentes en algunos juguetes y actúan dañando el ADN de los espermatozoides”, explica por su parte Guillem Cuatrecasas, médico y profesor colaborador del diploma de experto de Nutrición y Estilos de Vida Saludables de la Mujer de la UOC.

También hay en la cosmética (pintalabios, cremas, máscaras faciales, perfumes, agua de colonia, etc.), en los productos de limpieza del cabello, en los productos para el cuidado de los dientes y la boca o en los pintauñas.

“Como consumidores, tenemos que ser conscientes de lo que compramos y utilizamos. Pequeños cambios en el día a día pueden reducir nuestra exposición a los disruptores endocrinos”, concluye Cuatrecasas.

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