Madrid (EuroEFE).- El presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España AmChamSpain, Jaime Malet, reconoce que teme «un cierto distanciamiento» entre Estados Unidos y Europa tras las elecciones estadounidenses del próximo noviembre, en las que podría ganar el expresidente y aspirante republicano Donald Trump.
En una entrevista con EFE, el empresario español explica varias cuestiones importantes para la Cámara de Comercio, entre las que señala la posibilidad de este posible «distanciamiento a nivel político«, porque si toma «textualmente las declaraciones que ha hecho» Trump, ve que «las relaciones podrían tener un momento difícil«.
El español, quien ha trabajado con las administraciones de los expresidentes Barack Obama, Trump y el actual mandatario estadounidense Joe Biden, añade que si piensa «en toda la gente que pueda rodear» a Trump en un segundo mandato al frente de la Casa Blanca, no se «imagina que tengan ideas dirigidas a dinamitar una relación transatlántica que tan bien les ha ido a los europeos y los americanos durante los últimos 75 años».
Aunque sí cree que habría una demanda por parte de Estados Unidos para que «los países europeos se articulen mejor en el campo de la defensa» y que «pongan más presupuestos» en este área para resolver los conflictos abiertos actualmente en el mundo.
La «autonomía estratégica» en Europa
Otra de las cuestiones que inquietan al presidente de la Cámara estadounidense es la distinta aplicación de concepto de autonomía estratégica que puede desarrollarse en Europa, dependiendo de cada país.
«Yo lo entiendo en un sentido de independencia estratégica abierta, que es como se está entendiendo en España, hay que determinar de quién se quiere ser independiente, si de los amigos o de los enemigos», incide.
A lo que aclara: «no de los enemigos desde el punto de vista belicoso, que también, porque ser dependiente, por ejemplo, del gas de Rusia ha sido un desastre para Europa y para Alemania, sino también desde el punto de vista geoestratégico y geoeconómico».
«No ser dependiente, por ejemplo, como somos actualmente del petróleo de Oriente Medio y de las manufacturas de China, porque nos pone en una situación de debilidad», advierte.
Sin embargo, le preocupa que, en un afán de no ser dependientes tampoco de Estados Unidos, haya en Europa un «intento de creación de empresas europeas que de alguna forma sustituyesen a inversores que son de origen estadounidense y que llevan aquí 20, 30, 40 o 50 años».
«Y encima, en ese proceso de sustituirlos, vamos a perder muchísimo esfuerzo, cuando lo mejor sería construir a partir de esas tecnologías que quizás han florecido más allí y han tenido capacidad de venirse para acá«, añade.
Además, alerta de que la creación de esas empresas «campeonas europeas o paneuropeas» puede acabar por producir, en el fondo, «campeonas nacionales», y que eso puede resultar en «la sustitución de empresas estadounidenses que tiene una visión de Europa muy homogénea por campeones nacionales de un determinado país, que siempre van a estar mirando para ese país y no para el resto de una forma igual«.
España puede ser un ‘hub’ de atracción industrial
Malet opina además que España «puede ser un hub (centro logístico) de atracción industrial» impulsado por la industria de datos y el fomento de las energías verdes.
Asegura que «España está en un momento muy bueno» dentro de la «nueva reconfiguración de las cadenas de valor de Oriente y Occidente».
Malet pone en valor el hecho de que España «es un país bastante neutro, políticamente hablando, que pertenece a Occidente, forma parte de la Unión Europea, que tiene un área en el Mediterráneo y otra área de influencia en Latinoamérica y una gran inversión en Estados Unidos».
A todo ello se suma que «desde el punto de vista geográfico o geopolítico» el país «tiene una importancia vital para atraer esa inversión» que «tiene que ver con la reorganización de la globalización alrededor de países amigos».
Así, «España tiene una posición que puede ser clave en todo aquello que tiene que ver con la energía verde, por razones normativas que vienen por los cambios medioambientales, y la energía en general, porque esta nueva industria es muy consumidora de energía».
Y es que, según subraya, «la industria de los datos, por ejemplo, los data centers, requieren muchísimo aporte energético«.
«Todo esto puede hacer que España sea un ‘hub’ de atracción industrial y es una oportunidad que no podemos dejar pasar«, recalca.
A su juicio, se dan una serie de condiciones como la geografía, una gran cantidad de sol y viento y la existencia de «grandes espacios» rurales en determinadas zonas del país que «pueden dar lugar a un desarrollo de energías renovables que ningún otro país europeo se puede permitir«.
«Creo que eso es muy importante y es una oportunidad que tenemos delante nuestro y que podríamos ser capaces de conseguirlo, no ser un hub energético para exportar energía, sino para importar industria«, matiza.
Malet cree que el país ya está «caminando en ese sentido» y opina que «sería bueno que la opinión pública fuese consciente de esa oportunidad».
«Los datos económicos que están saliendo ahora son relativamente buenos, hay un pequeño círculo bien virtuoso allí, una reducción del desempleo muy alta con respecto a la Unión Europea, con un aumento del PIB superior a la mayor parte de los países de nuestro entorno y con una reducción de la inflación», recalca.
El empresario aplaude y reconoce el «importantísimo» motor de la industria turística para la economía española, «del cual no hay que prescindir», pero que al mismo tiempo genera «salarios de poco valor añadido» que «a largo plazo va a impedir pagar las pensiones«.
«España puede seguir con esa vía de la industria turística y añadirle otra que es la industria, y la energía que requiere, de origen renovable tanto en electricidad como en moléculas, hidrógeno y sus derivados. Si se hiciese ese salto, España podría traer un montón de industria pesada, verde, en aluminio, acero y muchas otras cosas», adelanta.
Editado por Lucía Leal
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