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Europa

Líder liberal europea: no habrá coaliciones con los partidos a la derecha del PPE

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Estrasburgo (Francia) (EuroEFE).- La cabeza de lista de los liberales europeos para las elecciones al Parlamento Europeo del próximo junio, Valérie Hayer, descarta una futura coalición europea que incluya a los partidos de los Conservadores y Reformistas (ECR), donde están enmarcados los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o Vox, entre otros.

En una entrevista con la Redacción Europea de Agencias (European Newsroom), en la que está incluida EFE, Hayer insistió en que para su grupo es impensable sentarse a la mesa de negociación con ECR, al que tildó de extrema derecha en su totalidad, incluyendo a la propia primera ministra italiana.

«El Parlamento italiano ha adoptado una enmienda que permite a militantes antiabortistas intervenir en clínicas que practican abortos para disuadir a mujeres. Una coalición con ECR, que incluya a los Hermanos de Italia, que incluya a (el ultraderechista francés) Eric Zemmour (…) está por tanto fuera de la cuestión», zanjó la candidata liberal.

Hayer, que además de la candidata liberal a nivel europeo preside este grupo en la Eurocámara, advirtió del riesgo de que los ultraconservadores y la extrema derecha sumen suficientes escaños como para conformar una minoría de bloqueo con su previsible mejora de resultados el próximo 9 de junio en las urnas.

«A todos los votantes en Europa se lo digo: cuidado con la tentación de la extrema derecha, porque quieren deshacer el proyecto europeo. Esto significaría una pérdida de competitividad y de empleos. En el mandato que ahora terminamos hubiera significado, probablemente, que no tendríamos un plan de recuperación pospandemia que ha beneficiado a nuestras empresas y ciudadanos en toda la UE», señaló Hayer.

Preguntada por si extiende esta advertencia a su homólogo en el grupo popular en la Eurocámara, Manfred Weber, tras las ocasiones en las que el PPE ha buscado apoyo a su derecha para contrarrestar una mayoría más progresista, la jefa de filas liberales dijo que tiene «confianza» en la voluntad del Partido Popular Europeo para seguir trabajando en torno a una coalición proeuropea, y que así se lo ha expresado al propio Weber.

Luchar contra los extremos

«Está en nuestro ADN luchar contra los extremos», incidió la política francesa, que confió en que el grupo Renovar Europa siga siendo útil para conseguir mayorías en la próxima legislatura y advirtió que su potencial apoyo al futuro nominado a presidir la Comisión Europea «no será un cheque en blanco».

El objetivo del grupo tras las elecciones, dijo, será «volver al Parlamento con los mejores números posibles para maximizar la influencia» de la formación y lograr que el programa de trabajo de la futura Comisión se centre en sus prioridades: mejorar la autonomía estratégica de la Comisión Europea, defender la competitividad y apostar por los valores democráticos liberales.

Strasbourg. La dernière plénière touche à sa fin. Ces quatre jours reflètent nos cinq ans de travail : une fois encore, nous transformons l’Europe.

Quatre jours d’avancées pour le climat, la justice, la prospérité des Européens. Elles sont si nombreuses qu’un thread s’impose. 🧵 pic.twitter.com/XDwDlVX6pt

— Valérie Hayer (@ValerieHayer) April 25, 2024

«El riesgo geopolítico de una vuelta de Donald Trump (a la Casa Blanca) es una realidad y los europeos tenemos que dotarnos de los medios para decidir por nosotros mismos, para construir esta autonomía estratégica para no depender de otras potencias. En energía éramos dependientes de Rusia y ya no lo somos. (La autonomía estratégica) significa no depender de Asia para nuestras baterías o de Estados Unidos para nuestra defensa», recalcó Hayer.

Otro de los retos de la próxima legislatura será, para la francesa, construir la siguiente fase del Pacto Verde Europeo tras haber centrado los últimos cinco años en el diseño de la regulación.

«Ahora tenemos que implementarla asegurando que nadie se queda atrás, apoyando a las empresas y a los hogares», explicó.

«Estamos simplificando y acelerando procesos, facilitándole la vida a empresas que quieren desarrollar proyectos de energía eólica o fotovoltaica, o de baterías eléctricas. Toca implementar y crear las condiciones regulatorias y financieras para que la transición medioambiental se convierta en realidad y logremos la neutralidad climática para 2050 en todos los sectores», dijo.

Editado por Miriam Burgués

 

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Europa

La legislatura europea que rompió el tabú de la deuda común

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Bruselas (EuroEFE).- Cuando Ursula Von der Leyen se dirigió al Parlamento Europeo el 16 de julio de 2019 para ser nombrada nueva presidenta de la Comisión Europea habló de transición verde, reglas fiscales o mercado de capitales, pero no hizo ninguna mención al viejo debate de los eurobonos, que parecía ya superado. Todo había cambiado un año y cinco días después.

En julio de 2020, los líderes de la UE pactaron en una maratoniana cumbre la creación de un fondo de recuperación de 800.000 millones financiado con recursos captados en los mercados financieros, los llamados ‘coronabonos’, en alusión a la pandemia.

Aunque fue concebida como algo excepcional, la decisión rompió uno de los mayores tabús del club europeo porque suponía la puesta en marcha de una idea que multitud de voces habían reclamado ya en los años de la crisis financiera.

 

El instrumento para sostener el empleo, bautizado como SURE, fue el primer paso hacia las emisiones masivas de deuda común, pero era una red de emergencia que contaba con una potencia de fuego limitada (100.000 millones de euros) y la batalla política giraba en torno a cómo reaccionar para evitar el segundo hundimiento de la economía europea desde el comienzo del siglo.

Los líderes ya se posicionaban antes de que acabara marzo. Una decena de ellos, entre otros Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y Giuseppe Conte, pedían un nuevo ‘plan Marshall’, pero la idea no contaba con el beneplácito de la canciller alemana, Angela Merkel, cuyo ministro de Economía llegó incluso a afirmar que se trataba de un «debate fantasma», ni del resto de líderes de países considerados ‘halcones’.

El debate evolucionó mientras la mayoría de las empresas seguían cerradas, los trabajadores, en sus casas, y los vuelos, cancelados. Merkel dio su brazo a torcer y, junto con Macron, propuso crear un fondo anticrisis de 500.000 millones que allanó el camino para que Von der Leyen pusiera sobre la mesa un instrumento de 750.000 millones (algo más de 800.000 teniendo en cuenta la inflación).

La máquina de la deuda

Hasta 2026, Bruselas emitirá cerca de un billón de euros en deuda conjunta y consolidará su posición entre los mayores emisores de la eurozona: en 2019 ocupaba la posición número 15, pero en 2021 ya era el quinto mayor actor por detrás de Francia, Alemania, Italia y España, según un informe del Tribunal de Cuentas Europeo.

Sin embargo, la UE se tiene que enfrentar actualmente al impacto de las subidas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) para contener la inflación. Los intereses medios de las primeras emisiones en 2021 eran apenas del 0,14 %, pero aumentaron hasta el 3,56 % en las operaciones de la segunda mitad del pasado año.

De acuerdo con los cálculos del ‘think tank’ Bruegel, el coste de la deuda europea podría aumentar en 10.800 millones al año hasta 2030 para decrecer después. En total, el coste de deuda de recuperación podría ascender a 222.000 millones hasta 2058, año en el que el club quiere haber saldado sus pasivos.

¿Una medida excepcional?

Con el fondo anticrisis todavía a medio camino, cada vez más voces se preguntan qué hacer una vez expire en 2026, sobre todo teniendo en cuenta las ingentes inversiones en las transiciones verde y digital que tiene que acometer un club de países que recientemente también ha reconocido su debilidad en el ámbito de la seguridad y la defensa.

El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha rechazado la posibilidad de prorrogar el fondo y defiende, a título personal, la continuación de las emisiones para reforzar la industria europea de la seguridad y la defensa.

El italiano y los que piensan como él chocan con los países del norte. «No necesitamos esa nueva deuda europea común para financiar subsidios que los políticos quieran utilizar para guiar el desarrollo económico», dijo recientemente el ministro alemán de Finanzas, Chistian Lindner, más partidario de movilizar el capital privado.

El debate, que ya se ha colado en algunas reuniones de los Veintisiete recientemente, resurgirá tras las elecciones del 9 de junio y será de nuevo un elemento de choque de cara a un ciclo político en el que el bloque se ha marcado el objetivo de reforzar su industria y reducir sus dependencias.

Editado por Miriam Burgués

 

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Europa

¿Cómo integrar los mercados de capitales europeos?: el Eurogrupo busca nuevas fórmulas

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Bruselas (EuroEFE).- Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (el Eurogrupo) mantendrán este lunes un nuevo debate sobre cómo avanzar en la unión de sus mercados de capitales, un paso que consideran imprescindible para movilizar las masivas inversiones que necesitarán para transición ecológica, digitalización o defensa.

El intercambio llega después de que los líderes de los Veintisiete instasen a dar un impulso a los trabajos durante su cumbre de abril dedicada a la competitividad del continente que, según constataron, dependerá en gran medida de que la UE genere más inversión privada para evitar que las empresas huyan a Estados Unidos buscando financiación y para poder competir con la subsidiada economía china.

Los ministros de Finanzas llevan ya meses intentando revitalizar un proyecto que apenas ha avanzado en la última década, pero el bloqueo sigue siendo tal que el titular francés, Bruno Le Maire, propuso en febrero comenzarlo solo con los socios que quieran sumarse, con medidas como un producto de ahorro paneuropeo o una supervisión común de sus mercados.

«La discusión (del lunes) podría tratar el delicado aspecto de si, en áreas específicas donde no podemos avanzar entre 27, tendría sentido hacerlo con grupos más pequeños de Estados y crear embriones de unión de mercados de capitales dentro de la UE. Hay argumentos a favor y en contra», anticipó un alto funcionario europeo.

Las dos vías principales de trabajo se centran en la armonización de las normas de insolvencia nacionales, cuyas divergencias frenan el movimiento de empresas en la UE, y la mejora de la supervisión de los mercados financieros, aunque los Veintisiete discrepan sobre si esta tarea debe centralizarse en la ESMA como sugiere París.

La estrategia genera reticencias sobre todo entre los Estados más pequeños, que temen que esta unión conlleve la desaparición de sus mercados y sectores financieros nacionales en beneficio de los países más grandes, pero hay otras barreras como el tradicional rechazo en la UE a homogeneizar la legislación tributaria, en este caso para los productos financieros.

Situación macroeconómica, sector bancario y productividad

El debate, que tendrá lugar con los ministros de todo el bloque y durante una cena, formato poco habitual en el Eurogrupo, será el último punto de un encuentro en el que los socios también pasarán revista a la situación macroeconómica, evaluarán la situación del sector bancario con la presidenta del consejo de supervisión del BCE, Claudia Buch, y debatirán sobre cómo cerrar la brecha de productividad de la UE con respecto a otras potencias.

Los ministros analizarán la situación económica tras haber conocido que el PIB creció un 0,3 % en el primer trimestre de 2024, una décima más de lo esperado después de dos trimestres de contracción, y que la inflación frenó su descenso en abril manteniéndose en el 2,4 %, y en vísperas de que la Comisión Europea presente nuevas previsiones macroeconómicas el 15 de mayo.

 

Será además el primer debate tras la entrada en vigor el 30 de abril de las nuevas reglas fiscales europeas, que marcarán el camino de la consolidación fiscal que los socios europeos tienen previsto acometer en los próximos años para rebajar unos niveles de deuda y déficit disparados por la pandemia y la crisis energética.

Editado por Miriam Burgués

 

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Europa

Suiza gana un Eurovisión convulso marcado por la presencia de Israel

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Malmö (Suecia) (EuroEFE).- Con una victoria por la derecha, el suizo Nemo le ha roto este sábado los códigos a un Eurovisión convulso, el más polémico de su historia, haciendo gala de un mensaje conciliador en defensa de las identidades de género no normativo.

Él ha sido el primer artista declarado persona no binaria que se hace con el codiciado micrófono de cristal, cuando solo unas horas antes las apuestas lo relegaban al tercer puesto por detrás de Croacia y de Israel. «¡Espero que este concurso pueda estar a la altura de su promesa y continuar defendiendo la paz!», ha declarado muy emocionado tras conocerse el resultado.

Non-binary finery 💖🇨🇭🏳️‍🌈🏳️‍⚧️ pic.twitter.com/QO2nmRM1uZ

— Eurovision Song Contest (@Eurovision) May 11, 2024

Su triunfo ha despejado algo el horizonte negro que asomaba con Israel como ganador y organizador de la próxima cita, tras una edición tensada hasta el extremo por su presencia en este otrora foro de convivencia en medio de su cruenta ofensiva militar en Gaza, con casi 35.000 civiles palestinos muertos, prácticamente la mitad de ellos niños.

Se ha hablado tanto de los abucheos a su representante en todas sus actuaciones o de las constantes peticiones de expulsión, con la ciudad sueca de Malmö convertida en epicentro de las protestas propalestinas, que ha quedado en algo anecdótico el 50 aniversario de ‘Waterloo’ de ABBA, al que tanto debe la actual identidad de este festival.

Frente a ese espíritu de color y celebración musical, hasta la gran final se fue produciendo un reguero de episodios cada vez más agrios que culminó este sábado con una descalificación, sí, pero la del representante holandés, Joost Klein, un castigo que su TV ha considerado «desproporcionado» por realizar un «gesto amenazante» a una operadora de cámara del festival en un contexto de tensión.

Una gala con abucheos

La gala ha arrancado con un mensaje de la princesa Victoria de Suecia y con la actuación de los representantes musicales de su país este año, los hermanos Marcus & Martinus. Les han relevado propuestas como la celestial exaltación ucraniana al poder femenino o el retorno de Luxemburgo tras 30 años de ausencia.

Después la artista israelí ha vuelto a entonar su exaltación de la resistencia en momentos adversos entre aplausos de una parte del público y abucheos de otra, más sonoros aún si cabe que en sus anteriores actuaciones con público.

La irlandesa Bambie Thug ha saltado finalmente al escenario para su apabullante invocación demoníaca, algo que a media tarde no estaba tan claro a causa «de una situación» que requirió una reunión urgente con la UER.

Destacables han sido también la aparición por Reino Unido del alma de la banda global Years & Years, Olly Alexander, con un homenaje a la música de The Pet Shop Boys, así como la cumbia experimental de la italiana Angelina Mango, con un nuevo vestuario en negro o la elegante presentación de la portuguesa Iolanda.

Ya en el tramo final se han acumulado algunos de los grandes favoritos. Primero Nemo, que con ‘The Code’ ha hecho gala de su talento como rapero y cantante de tesitura lírica, todo saltando sobre una inestable plataforma giratoria que en un principio lo arrastra, como las convenciones sociales, hasta que aprende a surfearlas y, como reza el estribillo, «rompe el código».

El croata Baby Lasagna ha combinado el influjo de Rammstein con elementos visuales y musicales del folclor de su país, para reflexionar así sobre el éxodo forzoso de miles de estudiantes de su país para buscarse la vida en otro.

Para terminar, el francés Slimane, con un cercano diálogo de tú a tú con la audiencia como «partenaire» sentimental, en coordenadas musicales de clásica canción francesa y un nada habitual fragmento «a capella» a metro y medio del micrófono que pasará a la historia del festival.

Suiza, el más votado de los jurados

En el tiempo de votación ha llegado la celebración de ‘Waterloo’ y la reaparición de ABBA, pero en formato de hologramas, como los de su espectáculo londinense con las voces originales de los miembros del grupo. Tres excampeonas de Eurovisión se han encargado de revisitar el tema en su ausencia: las suecas Carola y Charlotte Perrelli y la austríaca Conchita Wurst.

Posteriormente han llegado los resultados de los 37 jurados, más accidentados que en otras ediciones por los abucheos para el supervisor ejecutivo de Eurovisión, Martin Osterdahl, por las decisiones tomadas en esta edición y la negativa de Países Bajos de presentar los votos de su jurado, al igual que el finlandés Käärijä y la noruega Alessandra Mele, participantes ambos en 2023.

La gran mayoría le ha dado a Suiza su máxima puntuación, por lo que ha acabado este tramo como la candidatura más votada, con 365 puntos, por delante de Francia (218) y Croacia (210).

Este último país ha sido el receptor del mayor volumen de puntos del voto popular, hasta sumar 547 puntos, insuficientes sin embargo para alcanzar a Nemo, que ha concluido la competición con 591 puntos, mientras que Ucrania ha completado el podio con 453.

Los jurados habían dejado ya mermadas las opciones de Israel a la victoria, en decimosegunda posición con 52 puntos. Ha sido el voto popular el que le ha insuflado empuje suficiente para propulsarse finalmente hasta el quinto lugar, por detrás de Francia.

El resto del «top 10» ha quedado así: 6) Irlanda, 7) Italia, 8) Armenia, 9) Suecia, 10) Portugal. A la cola, Noruega.

Editado por Miriam Burgués

 

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