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Ciencia y Salud

Distrofia clínica frente a desnutrición

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Jose Ignacio Ulibarri Perez

“Y no se adoptan las medidas necesarias para prevenir las consecuencias de ese riesgo aumentado porque las consecuencias no se observan de inmediato”, subraya el exresponsable de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

“La desnutrición clínica se reflejará a corto y medio plazo en el mal funcionamiento o distrofia de las células, agravando la enfermedad, el sufrimiento del paciente y los costos asistenciales”, asegura.

Es una valoración médica que Ulibarri Pérez ha podido comprobar, según afirma, a lo largo de los últimos cuarenta años de su experiencia clinica profesional.

Artículo de opinión firmado por José Ignacio Ulibarri Pérez, médico internista y endocrinólogo, creador del Proyecto CONUT para el cribado y detección precoz del riesgo clínico y nutricional

“Desde los albores de la medicina se ha relacionado la alimentación con la salud, asumiendo que la falta de alimentos da lugar a la desnutrición carencial o primaria causada por el hambre.

Pero en el entorno clínico se conoce también como desnutrición (aunque matizándolo con otros apelativos) al deterioro causado por otros factores de riesgo, como enfermedades, tratamientos agresivos, etc., lo que da lugar a un confusionismo insostenible; por lo que hemos propuesto cambiar en la clínica el paradigma de la desnutrición por el de distrofia o trofopatía clínica.

La desnutrición carencial o primaria, muy bien definida por Grande Covian como “situación patológica derivada de la deficiencia de sustancias energéticas, plásticas o reguladoras respecto a las necesidades del organismo vivo”, siempre se ha reconocido por el adelgazamiento de quien la padece que no es precisamente lo más destacable en la enfermedad.

José Ignacio Ulibarri Pérez se licenció en Medicina en 1962 por la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Medicina Interna en el Hospital de La Princesa y en Endocrinología y Nutrición por el ICOMEM. A lo largo de su carrera profesional, Ulibarri elaboró e implantó un sistema informatizado para la Valoración del Estado de Nutrición (VEN) y desarrolló el proyecto para el Control Nutricional (CONUT). Es autor, entre otros, de 30 artículos referidos a la desnutrición clínica y ha participado en cuatro libros sobre nutrición clínica. Fotografías cedidas por el autor del artículo de opinión.

El abordaje urgente y necesario de la desnutrición clínica

Ya entrado el siglo XX se evidenció el deterioro que ocasiona la enfermedad en los pacientes ingresados, atribuyéndolo a la desnutrición, bajo la denominación de Desnutrición Clínica (DC), ya que el daño está producido por la enfermedad y el tratamiento.

Desde entonces se sigue considerando, equivocadamente, como desnutrición carencial a efectos de diagnóstico, e incluso tratamiento, basándose en la cuantificación de las pérdidas de masa celular activa mediante datos y medidas, generalmente antropométricas (peso, volumen, etc.) inadecuadas a mi criterio, para el diagnóstico y valoración de la desnutrición clínica, e inservibles para el cribado y su detección precoz.

De hecho, la gran prevalencia de su diagnóstico en hospitales justifica sobradamente la necesidad de la detección precoz del daño clínico, pero nunca se ha abordado adecuadamente.

Primero, porque se ha dirigido sólo a la desnutrición, no a otras posibles causas. Además, el basar su ponderación en datos antropométricos, básicamente, en lugar de presintomáticos, como marca la OMS, les invalida para el cribado.

El uso de parámetros sintomáticos retrasa la confirmación diagnóstica, cerrando el paso a la predicción y con ello a la posibilidad de diseñar planes de prevención.

Esto, pese a tener disponibles dos métodos, basados en análisis clínicos, útiles para su detección, evaluación y seguimiento capaces de predecir sus consecuencias de la manera más rápida, objetiva y eficiente.

Me refiero al Índice Pronóstico Nutricional (PNI) de Onodera y CONUT, desarrollado por nosotros en el Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

Situación: desarrollo y estancamiento de soluciones a la desnutrición clínica

Al no definir ni valorar adecuadamente el riesgo clínico, nada tiene de particular que esta forma de combatir la llamada desnutrición clínica no progrese hacia la solución del daño evidenciado, ya que se hacen demasiadas cosas mal:

No se define bien el problema, centrando la causa del daño, ambiguamente, en la desnutrición.

No se contemplan otros motivos del deterioro, como los tratamientos y las alteraciones metabólicas no susceptibles de tratamiento nutricional.

No se predicen los riesgos, ni el nutricional ni el clínico.

No se detectan oportunamente, antes de manifestarse sintomáticamente.

No se diagnostica adecuadamente, ni se trata en el tiempo y con el ritmo adecuados.

No se monitoriza la respuesta al tratamiento mediante herramientas dotadas de la necesaria sensibilidad al cambio.

Se siguen usando procedimientos ancestrales para la detección y evaluación de un problema nuevo: la inicialmente llamada desnutrición clínica, que se puede considerar nacida el siglo pasado por los avances y efectos secundarios de los procedimientos terapéuticos.

La desnutrición clínica se sigue considerando, denominando, ponderando y queriendo tratar y manejar como si fuera la desnutrición carencial o primaria de toda la vida.

A mí me pareció, en los años 80 del pasado siglo, mucho más lógico el nombre “desnutrición clínica”, pues así se entendía que nos referíamos a la relacionada o producida, no sólo por la enfermedad, sino también por el tratamiento que generalmente le acompaña.

Y le di tanta importancia que conseguí, en el año 2004, publicar ‘El libro blanco de la desnutrición clínica en España’.

Coordiné su edición para la colaboración de una veintena de los mejores expertos y especialistas españoles de la época, facilitando la exposición, ya en el mismo libro, de diferentes criterios sobre un problema todavía no resuelto.

La desnutrición clínica en el paciente, un objetivo sanitario de primer orden

Conforme avanzamos en el conocimiento de lo que combatíamos y tratábamos de solucionar, me he ido separando más y más de los criterios defendidos por las Sociedades Científicas responsabilizadas en el tema, nacionales e internacionales.

Algunas de las primeras son tan fieles a las segundas que parecen ciegas a la realidad o meras seguidoras de los mismos sesgos, incluidos posiblemente a consecuencia de la relación entre los que investigan y difunden y los que sufragan los gastos de sus actividades.

Los métodos aconsejados para el diagnóstico y evaluación de la gravedad o evolución de la posible desnutrición eran tan lentos, imprecisos y onerosos que no cubrían nuestras necesidades asistenciales en el hospital.

Buscando los parámetros más sensibles entre todos los que manejábamos en el diagnostico, y a efectos de detectar precozmente el riesgo nutricional, fuimos excluyendo todos aquellos basados en datos o medidas antropométricas.

Finalmente, sólo resultaban útiles, por su especifidad y sensibilidad al cambio, alguno de los procedentes del laboratorio: las concentraciones plasmáticas de la albúmina, el colesterol total y los linfocitos totales.

Los tratamientos u otras alteraciones metabólicas pueden modificar la homeostasis del medio interno, alterando la nutrición de las células, causando la distrofia, atrofia y muerte de millones de ellas, siendo lo procedente rectificar a tiempo la causa y, sólo si hiciera falta, reforzar la alimentación o recurrir a la nutrición artificial.

Lo que no procede es demorar la atención de los afectados por estas causas, haciéndoles esperar a que, con medios diagnósticos inadecuados, se justifique el uso de soporte nutricional; como se puede interpretar en las recomendaciones del Consejo de Europa en el anexo de la ‘Resolution ResAP(2003)3 on food and nutritional care in hospitals‘:

El método de detección de riesgos nutricionales debe estar basado en la evidencia, con el fin de asegurar la identificación de los pacientes que pueden beneficiarse del soporte nutricional”, lo que puede sesgar el interés de nuestros objetivos‘.

La desnutrición celular es un riesgo que sí se puede medir con rapidez y sencillez analíticamente, pero no antropométricamente, pues haciéndolo con las herramientas actualmente aconsejadas es demasiado tarde y ya poco o nada útil para el bien del enfermo, que tampoco evitan el incremento del costo ocasionado a entidades, públicas o privadas, responsables de su financiación.

Y no olvidemos el perjuicio ocasionado a otras sociedades científicas y asociaciones de pacientes que les consultan, al demorar la respuesta hasta confirmar, utilizando sus criterios, que el paciente se beneficiaría del soporte nutricional.

Desde finales del siglo pasado podemos medir, mediante cribado prediagnóstico, el deterioro producido por la enfermedad o el tratamiento y la capacidad del medio interno para nutrir a las células, controlando así el trofismo celular en pacientes adultos de cualquier edad.

Con los mismos análisis clínicos usados habitualmente, cualquier médico puede controlar en su especialidad: la detección prediagnóstica, valoración, seguimiento y predicción de resultados finales, como gravedad, fragilidad, monitorización de la evolución del proceso y la duración de la estancia hospitalaria y la previsión de reingreso o mortalidad.

Casi todas estas utilidades son aplicables también en Atención Primaria, sin un mayor costo económico ni preparativos que implementar el algoritmo de CONUT en el sistema informático del laboratorio.

Todo ello en el día, con unos céntimos de costo y sin recurrir inicialmente a ninguna técnica antropométrica, que demoraría los resultados encareciendo el método con más personal, material y tiempo.

Se hace necesario invitar a todas las personas y entidades interesadas a reflexionar y debatir abiertamente sobre estos puntos, que son rechazados hasta ahora en las Sociedades mencionadas.

De esta forma resultaría fácil cambiar entre todos el actual paradigma de la desnutrición por el nuevo de la distrofia o trofopatía clínica.

Será la manera de ahorrar miles de horas de sufrimiento al conjunto de los pacientes y millones de euros de coste financiero a sus cuidadores, tanto públicos como privados, mejorando eficientemente la calidad asistencial.

La distrofia o trofopatía clínica supera a la desnutrición como causa y como indicador del riesgo de deterioro ocasionado al paciente por los principales factores de riesgo de la clínica (enfermedad y tratamiento)”, concluye el artículo de opinión.

José Ignacio de Ulíbarri Pérez, exresponsable de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid desde 1983 hasta su jubilación en mayo de 2006.

La entrada Distrofia clínica frente a desnutrición se publicó primero en EFE Salud.

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Ciencia y Salud

Aminata Soucko, superviviente de mutilación genital: “Lo que no se conoce, no se combate”

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Aminata. Imagen documental Farmamundi B8NpS5

EFEsalud ha entrevistado a Aminata Soucko, quien nos ha contado su experiencia y cómo ese sufrimiento se ha transformado en una vocación que busca ayudar a todas las mujeres que, como ella, han sufrido la mutilación genital femenina.

“Quiero que todas las mujeres cojan nuestra lucha como sus luchas, porque lo que nos pasa a una mujer, nos pasa a todas”, declara Aminata.

La maliense ha cumplido su sueño de ser técnica de acción social y actualmente es presidenta de la Red Aminata (Djô Aminata), que con el apoyo de la ONG Farmamundi, ha sacado el documental “Yo soy Aminata”. También acompaña a las mujeres de la Unidad de Referencia para la Cirugía Reconstructiva del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia.

La historia de Aminata

Aminata nació en Mali y fue mutilada en su primera semana de vida. Con 17 años la obligaron a casarse. Con treinta hermanos por parte de padre, su madre compartía a su marido con otras cuatro mujeres.

En países como Mali no se valora la escolarización de las niñas, y como relata Aminata, una mujer que no tiene estudios está a la merced de un marido maltratador del que no se puede divorciar. Muchas de estas mujeres terminan suicidándose.

“La última vez una mujer se tiró con sus tres hijos al mar porque el marido no paraba de maltratarla, su familia no la aceptaba y ella no tenía donde ir. Otra se tomó veneno porque su familia no consentía que se divorciara…”, narra la maliense.

La vida en comunidad

En la cultura de Mali, al igual que en otros países de África, el matrimonio es algo sagrado y por lo tanto el divorcio es impensable, nos cuenta Aminata. Si una mujer no está mutilada, es difícil que se case, y si no está casada, será rechazada dentro de la comunidad. Para evitar esta marginación, todas las madres mutilan a sus niñas para que se casen cuanto antes.

“La mutilación no la practican por maldad, la practican por desconocimiento. En mi comunidad también hay cosas bonitas que echo de menos. Por ejemplo, si una mujer casada no puede tener hijos, nunca se va a quedar sin hijo, porque allí se vive en comunidad y todos cuidamos de todos. Sin embargo, hay cosas que odio, como el matrimonio infantil forzoso y la mutilación”, aclara.

Manifestación contra la mutilación genital. EFE/Stephen Morrison

Abrir los ojos

Por ser la primera mujer de su comunidad en divorciarse y denunciar a su marido, fue tachada de oveja negra. Sin embargo, eso no la detuvo, porque ella tenía claro que estaba sufriendo y que no quería continuar con esa situación.

“Desde pequeñita yo veía estas injusticias pero no tenía ni voz ni voto para reclamar. Según iba creciendo mi cuerpo ya no soportaba más esos sufrimientos. Cuando llegué a España fue cuando tomé conciencia de que había cosas a las que estaba acostumbrada y no estaban bien. Lo que no se conoce no se puede combatir”, explica Aminata.

Violencia de género

Cuando Aminata llegó a España con su entonces marido, veía en las noticias de la televisión que la gente lloraba porque una mujer había sido asesinada por su pareja y preguntaba a su esposo: “¿Por qué lloran?”. La respuesta fue que en España los maridos matan a las mujeres que no hacen caso.

“Imagínate tu primer día al llegar a un país donde no entiendes el idioma, estás sola, sin familia, sin conocer las costumbres ni nada… Cuando mi marido me dijo que aquí las mujeres son tratadas de esa forma me asusté muchísimo. Yo tenía que hacer todo lo que él quisiera conmigo, él no quería que yo aprendiera el castellano, no quería que saliera, ni me enterara”, lamenta.

“Una mujer perfecta en mi cultura -añade- es la que hace caso de todo lo que le dice el marido. Mi madre decía que un matrimonio sin sufrimiento nunca tendrá hijos dichosos”.

Cuando su marido se iba a trabajar, ella aprovechaba para aprender francés y salir a la calle. Aminata pensaba que toda la población negra que había en España era de Mali también. Un día decidió acercarse a una mujer preguntando si entendía francés y le pidió que le señalase algún sitio donde podría aprender castellano.

“Él siempre me denigraba cuando estaba en casa, me decía que estudiar francés no servía para nada. Cuando aprendí castellano pude luchar, saber mis derechos y entender que todo lo que me decía mi marido sobre España es mentira”, describe Aminata.

Víctimas que son madres

Aminata no era la única que estaba sufriendo los malos tratos de su marido, pues su hija presenciaba todas estas conductas.

“Si una mujer no está bien no puede dar la atención a los hijos como toca. Yo salí de casa con lo puesto, pero él me agarraba por el cuello y me pegaba a pesar de que tenía a la niña agarrada de la mano. Mi hija pequeña siempre me dibujaba llorando, pero yo nunca he llorado delante de ella. Ella lo sentía”, relata Aminata.

Una las primeras reacciones de la comunidad de la maliense fue la preocupación de su madre. Ésta pensaba que si no mutilaba a su nieta, ésta nunca se iba a casar e iba a terminar marginada.

“Cuando mi madre me decía que mutilase a mi hija yo le decía: mamá, deja que el primer marido de mi hija sean sus diplomas y ya luego que elija con quién quiere casarse”, recuerda Aminata.

Las consecuencias de la manipulación

La mutilación es una práctica tan normalizada en África que cuando Aminata pregunta a las mujeres que llegan a su asociación si han sufrido algún tipo de violencia, nunca le confiesan que han sufrido mutilación genital femenina.

De hecho, el primer paso que dan cuando llegan a la asociación, además de acogerlas, es darles a entender que se trata de una violación de los derechos humanos.

“En mi dialecto esta práctica es llamada bololoki, que significa limpiar la mano sucia, es una forma de purificar a las niñas y a las mujeres en mi cultura. El hecho de que una mujer no tenga placer a la hora de tener relaciones sexuales nunca se relaciona con la mutilación en nuestra cultura. Es culpa de la mujer. Si una niña muere cuando la mutilan, no se relaciona con la mutilación, sino que dicen que Dios ha decidido que tenía que morir ese día”, explica Aminata.

La mutilación genital femenina: una violación flagrante de los derechos

Según la Red Aminata, de aquí a 2030 habrá 68 millones de víctimas más si no cambia nada.

En España viven cerca de 70.000 mujeres procedentes de países donde se practica la mutilación genital femenina (MGF), de las que más de 18.000 son menores de 14 años, según la Red Estatal Libres de MGF. Esta violación flagrante de sus derechos les afecta no solo a nivel físico, sino también a nivel psicológico.

El documental que da voz a la igualdad y los derechos de la mujer

Desde la Red Aminata en colaboración con Farmamundi han estrenado un documental llamado “Yo soy Aminata” donde ella narra su historia de vida y cómo desde hace diez años acompaña a mujeres supervivientes de mutilación genital femenina (MGF) en Valencia.

La cinta también recoge las reivindicaciones de Fatou, Sitan, Grace, Simi, Salimatou, Meman, Gift o
Rougy mujeres supervivientes de la MGF procedentes de Guinea Conakri, Malí, Ghana o Gambia y
que han participado en el proyecto para dar un paso hacia la igualdad y el goce de sus derechos.

El documental ha sido realizado por Valentina Jiménez y Victor Cebellan (La Cosecha), con música de los artistas senegaleses Kirama Kergui, Dauda y Check.

Los riesgos de la MGF

Según la OMS, la mutilación implica la escisión y lesión de tejido genital femenino sano y normal, e infieren la funciones naturales del cuerpo de las niñas y las mujeres. Aminata nos cuenta que más allá del desgarro y los dolores intensos, la mutilación afectó gravemente a su autoestima y sexualidad, heridas que son difíciles de curar cuya cicatriz queda marcada de por vida.

Estas son las consecuencias de la mutilación genital en las mujeres:

Dolor intenso

Hemorragia y problemas de cicatrización

Inflamación de los tejidos genitales, fiebre, infecciones como el tétanos

Problemas urinarios

Lesiones de tejidos genitales vecinos

Estado de choque

Trastornos psicológicos (depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, escasa autoestima, etc.)

Mayor riesgo de complicaciones en el parto (parto difícil, hemorragia, cesárea, necesidad de reanimación del bebé, etc.) y de mortalidad neonatal

Muerte

“La mutilación te afecta al autoestima porque sabes que te falta algo pero no sabes el qué. Nos deja una secuela física y psicológica para el resto de nuestra vida”, subraya Aminata.

Una mirada al futuro

Aminata empezó concienciando a su propia familia para que no mutilasen a sus sobrinas. El tema de la mutilación es tabú en África y desmitificarlo requiere mucho trabajo, pero cuando las comunidades logran comprender la relación entre la mutilación y sus consecuencias, cuando se le llama por su nombre, terminan abandonando esta práctica.

“El conocimiento es el punto de partida en la lucha por los derechos de la mujer. No creo que sea tanto una cuestión legislativa porque ya la prohibieron en Gambia en 2015 pero la MGF sigue de manera clandestina y de hecho quieren despenalizarla. Por lo tanto, es más una cuestión de educación y de brindar recursos a las mujeres marginadas”, subraya Aminata.

Ya han pasado más de 40 mujeres provenientes de países donde se practica la MGF por la Unidad de Referencia desde hace más de un año. /Imagen cedida por Farmamundi

Muchas veces son los hombres los que primero llegan a la Red Aminata, quienes luego acompañan a sus mujeres o novias a comenzar el proceso de regeneración, tanto en aspecto físico como psicológico. De hecho, la propia Aminata logró concienciar a su hermano explicándole las consecuencias de la mutilación. Gracias a su insistencia, sus sobrinas no han sido mutiladas.

“Cuando una mujer decidía no mutilar a su hija, yo le mandaba 80 euros del dinero de mi bolsillo. Yo soy pobre, no podía mandar más, pero les mandaba ese dinero para que se dedicaran a abrir pequeños comercios. Cuando tienen su pequeño comercio la gente no les critica porque se van a centrar en lo que venden y ellas van a poner su cabeza en el trabajo y no en las críticas”, explica Aminata. 

La Red Aminata contra la mutilación genital

El objetivo de la Red Aminata es sensibilizar no solo a las mujeres que llegan, sino también a los hombres y mujeres de las comunidades de origen. Con ello, Aminata busca ofrecer a las víctimas toda la ayuda que a ella le habría gustado recibir en su día.

En la Unidad de Referencia para la Cirugía Reconstructiva del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia hay un equipo compuesto por psicólogo, sexólogo y médico. Además de reconstruirles los genitales, les educan en su sexualidad, pues muchas de ellas ven las relaciones sexuales como algo doloroso y carente de sentido. Además, la terapia incluye a sus parejas, puesto que juegan un papel vital en el proceso.

Desde Farmamundi, además de colaborar con la Red Aminata, acompañan a supervivientes de la mutilación genital femenina en Valencia con el proyecto ‘Cuerpo, género y tabú’, subvencionado por la Generalitat Valenciana.

Aminata en la jornada “Creando lazos de confianza con Save a Girl Save a Generation” junto a Farmamundi. /Imagen cedida por Red Aminata

“En cuanto trabajan un poco y conocen su derecho afectivo sexual, las mujeres quieren crear sus propias asociaciones en sus países de origen para luchar contra no solo la mutilación, sino también contra el matrimonio forzoso, las violaciones y que la regla sea considerada como algo normal y natural”, explica Aminata.

A su vez, destaca que lo más importante es educar en que una mujer no tiene que dañar su parte sexual por complacer a otra persona. Ahora, el próximo objetivo de esta superviviente es fundar una casa de acogida de mujeres maltratadas en Mali (y para que sus hijas no sufran la MGF) porque los hombres tienen derecho a casarse con cuatro mujeres, pero ellas no pueden divorciarse.

“Yo no hablo todos los dialectos de África, pero hay otra mujer que he ayudado que sí. Es como una cadena en la que cada una ponemos nuestro granito de arena. Quiero que todas las mujeres cojan nuestra lucha como sus luchas, porque lo que nos pasa a una mujer, nos pasa a todas. Yo cuento mi historia con una sonrisa porque yo lo que quería era mi libertad y soy libre, ahora quedan las demás”, concluye Aminata.

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Ciencia y Salud

Cinco claves para descansar de verdad estas vacaciones

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Llega el verano y con él las vacaciones, un periodo destinado a descansar. Sin embargo, a veces resulta difícil desconectar de nuestras responsabilidades y relajarnos por completo, lo que puede hacer que disfrutar al máximo de las vacaciones sea todo un desafío.

Por este motivo, María González, psicóloga del Instituto Centta, ofrece algunas pautas para que este año puedas vivirlas por completo.

1. Priorizar y negociar el destino elegido

En ocasiones, otras variables como la comodidad de lo conocido o las preferencias de otros familiares nos hace ceder y desconectar de cuáles son nuestras necesidades ese año.

La psicóloga explica que en consulta ve como se va posponiendo el deseo de hacer lo que realmente se quiere por variables ajenas a uno mismo y eso siempre termina pasando factura.

Por esta razón, aconseja realizar una lista con las necesidades e ilusiones que tenemos este año unos meses antes, para ayudar a aclararnos y, sobre todo, defender nuestra postura o elección del destino.

2. Minivacaciones durante el año

La experta recomienta desconectar durante la semana e incluso, en nuestro día a día.

Hay que desconectar y dejar espacio para uno mismo, regalarse un masaje, cuidados de belleza, pasear en solitario en la naturaleza e incluso alargar el fin de semana un día o doz alguna vez al mes si es posible.

Cuidarse durante el resto del año provocará que lleguemos menos cansados y ansiosos a las vacaciones y así descansar verdaderamente.

3. Reducir la lista de planes o actividades de turismo.

La teurapeuta señala que últimamente ve un aumento en la exigencia a la hora de viajar o visitar un destino, sin querer perdernos nada.

“Queremos las fotos que en algún momento vimos a alguien y proyectamos la felicidad que creemos que sintió al estar en ese lugar, como si nuestra satisfacción no fuera completa si no visitamos todos los lugares populares de un destino”, señala González.

Esta actitud provoca que no escuchemos a nuestro cuerpo y lleguemos agotados al final de las vacaciones y sin sensación de descanso, que es el principal objetivo de las mismas.

La especialista recomienda tener flexibilidad y priorizar como máximo la visita a dos lugares, dejándo el resto como opcionales.

“Es importante pasar días de nuestras vacaciones sin ningún plan, simplemente estando, observando y escuchando al cuerpo, sin presiones y sin horarios”, aconseja la psicóloga.

4. Desconexión digital

El movil y el portátil son aparatos que están presentes en el día a día y que han provocado que las personas se acostumbren a una estimulación continua, a tener siempre que ver las notificaciones, revisar el correo, estar pendiente de los grupos de trabajo, etc.

La experta de Centta explica que esto hace que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo vayan más rápido y que perdamos tiempo de calidad en otras tareas o actividades porque se ven interrumpidas por el “revisar” de los portátiles o móviles.

“Las vacaciones son un momento ideal para limitar el consumo de redes sociales, poner el modo avión, dejar el móvil en casa mientras vamos a la playa o a la piscina y, por supuesto, no entrar en el email del trabajo para que nuestra mente desconecte del todo”, recomienda.

González aclara que es normal que al principio podamos sentirnos raros e incluso más nerviosos, pero que con el paso de los días nos sentiremos con una mayor capacidades de concentración y más tranquilos.

La desconexión digital es una de las claves para descansar en vacaciones. EFE/Marta Pérez

5. Descansar entre 24 y 48 horas antes de volver al trabajo

“Las ganas de disfrutar y huir de nuestra rutina nos lleva en ocasiones a extender al máximo las vacaciones, pero es importante tener en cuenta el cansancio del viaje de vuelta y dar un espacio a nuestra mente para volver a habituarse al entorno de nuestro hogar”, indica la especialista.

Por lo tanto, la psicóloga sugiere que volvamos al trabajo con la tranquilidad que hemos logrado en las vacaciones, dándonos un espacio de adaptación, porque si nos incorporamos con muy pocas horas la mente se pondrá en alerta.

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Ciencia y Salud

Cambiar el color de ojos, una técnica que puede hipotecar la salud visual de por vida

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Se trata de la queratopigmentación, que consiste, básicamente, en tatuar la córnea para cambiar así el color de los ojos. Lo resume a EFEsalud el secretario general de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), José Antonio Gegúndez.

Pigmentar la córnea

“Consiste en hacer un túnel anular con un láser especial en el espesor de la córnea y ahí introducir un pigmento de un color determinado, respetando la zona central de la pupila”, explica Gegúndez.

La córnea es una lente cuya transparencia es “fundamental” para que el ojo pueda cumplir sus funciones. No solo nos permite ver, sino que a través de ella los oftalmólogos pueden llegar hasta el fondo de este órgano para poder ver la retina o realizar algunas cirugías.

Si se cambia el color de los ojos, con la pigmentación de la córnea, ésta se hace más opaca y las posibilidades de que el oftalmólogo pueda realizar la intervención se reducen.

“Si una persona se pigmenta la córnea y en un futuro tiene que ser examinada de su retina periférica, porque es miope, por ejemplo, va a ser prácticamente imposible verla. Y si se tiene que someter a una intervención de catarata, por ejemplo, o de glaucoma, las posibilidades de complicaciones son elevadas porque el cirujano que la tiene que operar no podrá verlo bien”, alerta el secretario general de la SEO.

Sin evidencia científica de su seguridad

El pigmento que se introduce en la córnea a modo de iris para cambiar el color de los ojos permanece “de forma perenne” aunque pueda experimentar a largo plazo algunas modificaciones en su tonalidad. Sería como un tatuaje cutáneo. El procedimiento, insiste el oftalmólogo, es irreversible.

Además, “no hay suficiente evidencia científica” que permita garantizar que el procedimiento es seguro, ya que se han visto casos de infecciones de córnea graves, así como de descompensación corneal, por la cual se puede perder su transparencia definitivamente y la solución a partir de ahí es un trasplante.

“Nos parece una práctica carente de sentido común”, asegura Gegúndez.

EFE/EPA/RICCARDO ANTIMIANI

La SEO desconoce el número de intervenciones que se realizan para cambiar el color de los ojos, pero apunta que algunas clínicas hablan de que han realizado más de mil.

No se trata de una intervención frecuente pero sí que la SEO quiere alertar de estas operaciones, que pueden llegar a costar en torno a los seis o siete mil euros.

Son cirugías que realizan oftalmólogos en ciertas clínicas, algo que desde la SEO critican.

“Algunos oftalmólogos que se arriesgan a tener un conflicto legal. Otra cosa son los conflictos deontológicos que tengan ellos, que deberían cumplir el código deontológico de la profesión médica, cuyo principal principio es no hacer daño”, opina el secretario general de la SEO.

Y añade: “Deben estar muy seguros de que no provocan ningún daño a los pacientes. Para eso hay que tener estudios científicos que lo avalen y no existen tales estudios”.

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