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Ciencia y Salud

Distrofia clínica frente a desnutrición

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Jose Ignacio Ulibarri Perez

“Y no se adoptan las medidas necesarias para prevenir las consecuencias de ese riesgo aumentado porque las consecuencias no se observan de inmediato”, subraya el exresponsable de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

“La desnutrición clínica se reflejará a corto y medio plazo en el mal funcionamiento o distrofia de las células, agravando la enfermedad, el sufrimiento del paciente y los costos asistenciales”, asegura.

Es una valoración médica que Ulibarri Pérez ha podido comprobar, según afirma, a lo largo de los últimos cuarenta años de su experiencia clinica profesional.

Artículo de opinión firmado por José Ignacio Ulibarri Pérez, médico internista y endocrinólogo, creador del Proyecto CONUT para el cribado y detección precoz del riesgo clínico y nutricional

“Desde los albores de la medicina se ha relacionado la alimentación con la salud, asumiendo que la falta de alimentos da lugar a la desnutrición carencial o primaria causada por el hambre.

Pero en el entorno clínico se conoce también como desnutrición (aunque matizándolo con otros apelativos) al deterioro causado por otros factores de riesgo, como enfermedades, tratamientos agresivos, etc., lo que da lugar a un confusionismo insostenible; por lo que hemos propuesto cambiar en la clínica el paradigma de la desnutrición por el de distrofia o trofopatía clínica.

La desnutrición carencial o primaria, muy bien definida por Grande Covian como “situación patológica derivada de la deficiencia de sustancias energéticas, plásticas o reguladoras respecto a las necesidades del organismo vivo”, siempre se ha reconocido por el adelgazamiento de quien la padece que no es precisamente lo más destacable en la enfermedad.

José Ignacio Ulibarri Pérez se licenció en Medicina en 1962 por la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Medicina Interna en el Hospital de La Princesa y en Endocrinología y Nutrición por el ICOMEM. A lo largo de su carrera profesional, Ulibarri elaboró e implantó un sistema informatizado para la Valoración del Estado de Nutrición (VEN) y desarrolló el proyecto para el Control Nutricional (CONUT). Es autor, entre otros, de 30 artículos referidos a la desnutrición clínica y ha participado en cuatro libros sobre nutrición clínica. Fotografías cedidas por el autor del artículo de opinión.

El abordaje urgente y necesario de la desnutrición clínica

Ya entrado el siglo XX se evidenció el deterioro que ocasiona la enfermedad en los pacientes ingresados, atribuyéndolo a la desnutrición, bajo la denominación de Desnutrición Clínica (DC), ya que el daño está producido por la enfermedad y el tratamiento.

Desde entonces se sigue considerando, equivocadamente, como desnutrición carencial a efectos de diagnóstico, e incluso tratamiento, basándose en la cuantificación de las pérdidas de masa celular activa mediante datos y medidas, generalmente antropométricas (peso, volumen, etc.) inadecuadas a mi criterio, para el diagnóstico y valoración de la desnutrición clínica, e inservibles para el cribado y su detección precoz.

De hecho, la gran prevalencia de su diagnóstico en hospitales justifica sobradamente la necesidad de la detección precoz del daño clínico, pero nunca se ha abordado adecuadamente.

Primero, porque se ha dirigido sólo a la desnutrición, no a otras posibles causas. Además, el basar su ponderación en datos antropométricos, básicamente, en lugar de presintomáticos, como marca la OMS, les invalida para el cribado.

El uso de parámetros sintomáticos retrasa la confirmación diagnóstica, cerrando el paso a la predicción y con ello a la posibilidad de diseñar planes de prevención.

Esto, pese a tener disponibles dos métodos, basados en análisis clínicos, útiles para su detección, evaluación y seguimiento capaces de predecir sus consecuencias de la manera más rápida, objetiva y eficiente.

Me refiero al Índice Pronóstico Nutricional (PNI) de Onodera y CONUT, desarrollado por nosotros en el Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

Situación: desarrollo y estancamiento de soluciones a la desnutrición clínica

Al no definir ni valorar adecuadamente el riesgo clínico, nada tiene de particular que esta forma de combatir la llamada desnutrición clínica no progrese hacia la solución del daño evidenciado, ya que se hacen demasiadas cosas mal:

No se define bien el problema, centrando la causa del daño, ambiguamente, en la desnutrición.

No se contemplan otros motivos del deterioro, como los tratamientos y las alteraciones metabólicas no susceptibles de tratamiento nutricional.

No se predicen los riesgos, ni el nutricional ni el clínico.

No se detectan oportunamente, antes de manifestarse sintomáticamente.

No se diagnostica adecuadamente, ni se trata en el tiempo y con el ritmo adecuados.

No se monitoriza la respuesta al tratamiento mediante herramientas dotadas de la necesaria sensibilidad al cambio.

Se siguen usando procedimientos ancestrales para la detección y evaluación de un problema nuevo: la inicialmente llamada desnutrición clínica, que se puede considerar nacida el siglo pasado por los avances y efectos secundarios de los procedimientos terapéuticos.

La desnutrición clínica se sigue considerando, denominando, ponderando y queriendo tratar y manejar como si fuera la desnutrición carencial o primaria de toda la vida.

A mí me pareció, en los años 80 del pasado siglo, mucho más lógico el nombre “desnutrición clínica”, pues así se entendía que nos referíamos a la relacionada o producida, no sólo por la enfermedad, sino también por el tratamiento que generalmente le acompaña.

Y le di tanta importancia que conseguí, en el año 2004, publicar ‘El libro blanco de la desnutrición clínica en España’.

Coordiné su edición para la colaboración de una veintena de los mejores expertos y especialistas españoles de la época, facilitando la exposición, ya en el mismo libro, de diferentes criterios sobre un problema todavía no resuelto.

La desnutrición clínica en el paciente, un objetivo sanitario de primer orden

Conforme avanzamos en el conocimiento de lo que combatíamos y tratábamos de solucionar, me he ido separando más y más de los criterios defendidos por las Sociedades Científicas responsabilizadas en el tema, nacionales e internacionales.

Algunas de las primeras son tan fieles a las segundas que parecen ciegas a la realidad o meras seguidoras de los mismos sesgos, incluidos posiblemente a consecuencia de la relación entre los que investigan y difunden y los que sufragan los gastos de sus actividades.

Los métodos aconsejados para el diagnóstico y evaluación de la gravedad o evolución de la posible desnutrición eran tan lentos, imprecisos y onerosos que no cubrían nuestras necesidades asistenciales en el hospital.

Buscando los parámetros más sensibles entre todos los que manejábamos en el diagnostico, y a efectos de detectar precozmente el riesgo nutricional, fuimos excluyendo todos aquellos basados en datos o medidas antropométricas.

Finalmente, sólo resultaban útiles, por su especifidad y sensibilidad al cambio, alguno de los procedentes del laboratorio: las concentraciones plasmáticas de la albúmina, el colesterol total y los linfocitos totales.

Los tratamientos u otras alteraciones metabólicas pueden modificar la homeostasis del medio interno, alterando la nutrición de las células, causando la distrofia, atrofia y muerte de millones de ellas, siendo lo procedente rectificar a tiempo la causa y, sólo si hiciera falta, reforzar la alimentación o recurrir a la nutrición artificial.

Lo que no procede es demorar la atención de los afectados por estas causas, haciéndoles esperar a que, con medios diagnósticos inadecuados, se justifique el uso de soporte nutricional; como se puede interpretar en las recomendaciones del Consejo de Europa en el anexo de la ‘Resolution ResAP(2003)3 on food and nutritional care in hospitals‘:

El método de detección de riesgos nutricionales debe estar basado en la evidencia, con el fin de asegurar la identificación de los pacientes que pueden beneficiarse del soporte nutricional”, lo que puede sesgar el interés de nuestros objetivos‘.

La desnutrición celular es un riesgo que sí se puede medir con rapidez y sencillez analíticamente, pero no antropométricamente, pues haciéndolo con las herramientas actualmente aconsejadas es demasiado tarde y ya poco o nada útil para el bien del enfermo, que tampoco evitan el incremento del costo ocasionado a entidades, públicas o privadas, responsables de su financiación.

Y no olvidemos el perjuicio ocasionado a otras sociedades científicas y asociaciones de pacientes que les consultan, al demorar la respuesta hasta confirmar, utilizando sus criterios, que el paciente se beneficiaría del soporte nutricional.

Desde finales del siglo pasado podemos medir, mediante cribado prediagnóstico, el deterioro producido por la enfermedad o el tratamiento y la capacidad del medio interno para nutrir a las células, controlando así el trofismo celular en pacientes adultos de cualquier edad.

Con los mismos análisis clínicos usados habitualmente, cualquier médico puede controlar en su especialidad: la detección prediagnóstica, valoración, seguimiento y predicción de resultados finales, como gravedad, fragilidad, monitorización de la evolución del proceso y la duración de la estancia hospitalaria y la previsión de reingreso o mortalidad.

Casi todas estas utilidades son aplicables también en Atención Primaria, sin un mayor costo económico ni preparativos que implementar el algoritmo de CONUT en el sistema informático del laboratorio.

Todo ello en el día, con unos céntimos de costo y sin recurrir inicialmente a ninguna técnica antropométrica, que demoraría los resultados encareciendo el método con más personal, material y tiempo.

Se hace necesario invitar a todas las personas y entidades interesadas a reflexionar y debatir abiertamente sobre estos puntos, que son rechazados hasta ahora en las Sociedades mencionadas.

De esta forma resultaría fácil cambiar entre todos el actual paradigma de la desnutrición por el nuevo de la distrofia o trofopatía clínica.

Será la manera de ahorrar miles de horas de sufrimiento al conjunto de los pacientes y millones de euros de coste financiero a sus cuidadores, tanto públicos como privados, mejorando eficientemente la calidad asistencial.

La distrofia o trofopatía clínica supera a la desnutrición como causa y como indicador del riesgo de deterioro ocasionado al paciente por los principales factores de riesgo de la clínica (enfermedad y tratamiento)”, concluye el artículo de opinión.

José Ignacio de Ulíbarri Pérez, exresponsable de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid desde 1983 hasta su jubilación en mayo de 2006.

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Preparación psicológica en la Eurocopa: la autoconfianza y la cohesión del grupo también juegan

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En EFEsalud hemos hablado con Félix Marquiegui, psicólogo deportivo del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes (CSD) para conocer la preparación psicológica en un partido tan importante como el que se jugará, el próximo viernes, en el Stuttgart Arena entre dos de los combinados favoritos a hacerse con la Eurocopa 2024.

El estrés es necesario

“Cierto grado de estrés siempre es importante porque no puedo hacer una cosa si no tengo cierto grado de activación. Y no puedo conseguir un objetivo tan importante como es pasar a semifinales o ganar la final si no lo tengo. Cuanto más me beneficie de ese estrés, más voy a poder adaptarme a la situación”, asegura Marquiegui.

El psicólogo deportivo apunta que, además, el estrés se define como la capacidad que siente uno mismo de que sus recursos van a poder satisfacer las demandas del entorno. Por eso, cuanta más confianza tenga el futbolista en sus recursos, más va a creer en que puede satisfacer esos reclamos y controlar el estrés.

El psicólogo deportivo del CSD Félix Marquiegui. FOTO EFEsalud/María Abad.

De esta forma, el deportista debe afrontar un partido de estas características como cualquiera de los que haya jugado anteriormente y con todos los recursos que ha sido capaz de poner en marcha en otros encuentros porque le van a servir para este también.

Y resalta, asimismo, la importancia de centrarse “en el aquí y en el ahora”: “Lo que ha pasado antes no lo puedo cambiar, lo único que pudo hacer es cambiar lo que está pasando ahora”, afirma el experto.

Lo que diferencia que el equipo consiga el objetivo

Y en la preparación psicológica para competiciones tan importantes como la Eurocopa, la cohesión del grupo “es clave porque normalmente es lo que diferencia que un equipo consiga su objetivo de no conseguirlo”.

El psicólogo del CSD apunta que ha habido grupos de trabajo que han podido conseguir sus objetivos sin la necesidad de llevarse bien. Como ejemplo cita a los Chicago Bulls, de Michael Jordan, donde cada jugador que formaba parte del equipo sabía cuál era su función y la ejecutaba al cien por cien.

Los jugadores de la selección española celebran su victoria a la finalización del encuentro de la fase de grupos de la Eurocopa 2024. EFE/Alberto Estévez.

“Sin embargo, en aquellos equipos en los que, además, hay interrelaciones positivas, sinergia entre los miembros del grupo, hace que realmente el esfuerzo, la motivación, la capacidad de superación de los diferentes miembros aumente, porque saben que no lo están haciendo sólo por ellos, sino por el grupo. Por la cohesión.”, sostiene Marquiegui.

La presión de los aficionados del equipo rival

Que el partido sea en el Stuttgart Arena, donde la selección alemana juega en casa, es una circunstancia que si bien puede suponer una dificultad añadida para La Roja, debido a la presión de la hinchada rival, puede convertirse en una motivación más.

“Es como una línea muy fina entre que me perjudique o que me motive”, reflexiona el psicólogo. Insiste en que hay emociones que se suelen ver más desde la parte negativa, lo que va “sumando piedrecitas en la mochila y jugar un partido con una mochila de piedras es difícil”.

Aficionados de la selección alemana. EFE/EPA/RONALD WITTEK

“Yo creo que la presión de la afición la podemos ver también como una ventaja. Como esa parte también que forma parte del grupo cohesionado que me puede hacer esforzarme un poco más, que me puede hacer motivarme un poco más, que puede hacer que dedique mucha más fuerza a esos esfuerzos”, sostiene el psicólogo.

Y la mejor manera de interpretarla, agrega, es encontrar aquellos aspectos que van a generar ese plus competitivo, esa ventaja. Y todo lo que no sean beneficios o ventajas, dejarlos a un lado.

“Todo lo que sea que me sume, aprovecharlo y todo lo que sea que me reste, dejarlo a un lado, porque esas van a ser las piedras que se metan en la mochila”, afirma.

La importancia de la ilusión

Marquiegui destaca la importancia de la ilusión como parte de la preparación psicológica para conseguir la victoria, intentar disfrutar de ese reto.

Y es que muchas veces se cae en el error de pensar en superarlo desde la necesidad pero si se trabaja desde la ilusión “es mucho más motivante y mucho más placentero”.

“Y sobre todo, si al final va mal, es mucho más saludable para trabajar”, apostilla.

El calvario de los penaltis

Ninguna eliminatoria está exenta de la posibilidad de llegar al calvario de los penaltis. La preparación psicológica de esta parte del partido en una competición como la Eurocopa es también necesaria.

“En la tanda de penaltis voy con el balón, desde el centro del campo, se me puede estar pasando todo tipo de cosas por la cabeza, planto el balón, el portero me puede estar haciendo juego psicológico. Tengo que esperar a que el árbitro pite y el rendimiento de mi penalti va a depender también de lo que haya pasado antes, de lo que pase después o va a afectar a lo que pase después”, explica Marquiegui.

El jugador español Cesc Fabregas anota el último lanzamiento en la serie de penaltis frente a Italia en la Eurocopa’08. EFE/HELMUT FOHRINGER

Ahí tiene que haber una preparación y las veces que el psicólogo lo ha hecho con los deportistas ha dado distintos consejos.

“Tener claro dónde lo voy a lanzar antes de coger el balón e ir caminando. Y en ese camino repetir ese objetivo continuamente de dónde lo voy a lanzar, reforzarme con todos esos recursos que tengo adquiridos a lo largo de la temporada o a lo largo del partido. Tenerlo claro y una vez que tenga la necesidad de chutar porque el arbitro me lo indica, chutarlo cuando me sienta preparado y cuando esté seguro de que lo voy a meter por el lado por el que he elegido meterlo”, detalla.

El pase a semis y la final

Con penaltis o sin penaltis, si España supera el viernes a la selección de Julian Nagelsmann estará en semifinales y se encontrará a un paso de jugar la final.

Marquiegui cita las diferencias en cuanto a la preparación psicológica de cara a jugar una semifinal a hacerlo en una final de la Eurocopa.

Y es que, enfatiza, en una semifinal los futbolistas juegan para ganar y clasificarse, pero en la final, los dos equipos juegan a no perder.

“Los dos queremos ganarla. Pero los dos jugamos para no perderla. Entonces cuando yo hago un plan diferente, que no es lo que suelo hacer, porque yo siempre salgo a todos los partidos a ganar, ese estrés o esa tensión son mucho mayores y son mucho más difíciles de gestionar”, subraya el psicólogo deportivo.

Por eso, si los futbolistas piensan que para la final tienen el mismo objetivo que han tenido en los partidos anteriores, es cuando pueden gestionarlo mejor.

“La final es la que no puedo perder, por eso es muy normal que juguemos a no perder ese tipo de partidos y que caigamos en el error de aumentar el estrés basal que debemos tener y que sea desadaptativo en vez de adaptarnos”, incide.

¿Y si pierde?

Si la selección española pierde frente a Alemania o lo hace con su siguiente rival en semis, o en la final de la Eurocopa también tendrá que haber una preparación psicológica. No dejará de ser un duelo que los futbolistas tendrán que pasar, porque es una derrota que se define como una pérdida.

El futbolista vivirá un primer momento de negación, en el que no conciba lo que ha ocurrido por lo mucho que se ha preparado.

El jugador croata Luka Modric tras perder el partido de la fase de grupos frent a Italia en la Eurocopa. EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENAREH

“Creo que es muy importante dar espacio al futbolista, al deportista, para que asimile y acepte el momento en el que se encuentra, que lo haga con las personas que para él supongan un apoyo y luego ya empezar a trabajar esas emociones como pueden ser la tristeza, como puede ser la rabia que me genere”, expone el psicólogo deportivo.

Una vez que el futbolista acepte la tristeza y la rabia debe volver a crecer recordando todos los recursos que tiene y generar nuevos objetivos así como la motivación necesaria.

“Los deportistas no dejan de ser personas y hay muchas veces que con experiencia se afrontan los partidos perdidos importantes de manera diferente, pero una persona es una persona en ese contexto concreto”, indaga.

Por eso, una “pequeña parte de duelo” tras la derrota de un partido decisivo “es necesaria”.

Con todas estas claves, estaremos pendientes del España-Alemana el viernes a las 18.00 horas.

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¿Qué es el síndrome de Rubinstein-Taybi?

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Además de las complicaciones mencionadas, los pacientes con síndrome de Rubinstein-Taybi se caracterizan por tener los pulgares anchos, los dedos de los pies gruesos, la cabeza pequeña (microcefalia), la nariz convexa, las cejas arqueadas y las pestañas largas.

Los afectados pueden sufrir de comunicación interventricular, que es un problema cardiaco en el que existe una abertura en el tabique que separa los dos ventrículos del corazón y de glaucoma congénito, un trastorno ocular que provoca la pérdida de visión, especialmente de la periférica.

También poseen un paladar ojival (alto y estrecho), que puede generar en los primeros años problemas para la succión durante la lactancia; queloides que son cicatrices patológicas producidas por un aumento excesivo de tejido conjuntivo y trastornos en la conducta.

Sin embargo, estos síntomas y complicaciones varían de un individuo a otro, lo que hace del SRT una enfermedad compleja de manejar y diagnosticar.

Visibilización y concienciación

La Asociación Española de Síndrome Rubinstein-Taybi (AESRT) conmemora el 3 de julio, Día Internacional del sindrome, con la iluminación de aproximadamente una veintena de monumentos y lugares emblemáticos de 14 comunidades autónomas, reivindicando la necesidad de visibilizar y concienciar a los ciudadanos sobre esta enfermedad rara.

En EFEsalud hablamos con Carmen Fernández presidenta de la AESRT y madre de una niña afectada por el síndrome y con Elena Domínguez Garrido, doctora responsable del servicio de diagnóstico genético en la Fundación Rioja Salud y encargada de investigar este síndrome.

¿Por qué se produce este síndrome?

Elena Domínguez explica que la primera vez que se descubrió el síndrome de Rubinstein-Taybi se encontró que había una microdeleción (pérdida del material cromosómico) muy grande en el gen de la proteína de unión a CREB (gen CBP), que se encuentra en el cromosoma 16.

Posteriormente también se encontraron mutaciones en el gen EP300 que se encuentra en el cromosoma 22, aunque son menos frecuentes que en el gen CREB.

“Lo que si se ha observado, es que los niños que tienen mutaciones en EP300 tienen un mayor grado de funcionamiento de la proteína y, por lo tanto, sus malformaciones y su discapacidad intelectual suele ser menos severa, pero su microcefalia es más pronunciada”, afima la especialista.

La AESRT aclara que estos cambios en el gen se producen de forma espontánea, y no se ha encontrado ninguna relación directa entre el síndrome y posibles problemas en el embarazo, o cualquier otra razón que haga pensar que los padres hicieron algo mal.

¿Hay alguna cura o tratamiento?

La respuesta es no. “De momento no se ha encontrado ningún tratamiento, aunque nos gustaria que hubiese algo por lo menos que paliara un poco la sintomatología”, declara Elena Domínguez.

La investigadora expresa que se ha tratado de hacer algún ensayo clínico que ayude a tener más actividad de los dos genes relacionados con el síndrome, pero de momento no hay nada descrito.

La doctora propone centrarse en el manejo de estos chicos y someterlos a una evaluación cardiaca cada tres años e ir revisando el corazón por si acaso se pudiera encontrar a posteriori algunos de los problemas mencionados anteriormente.

La doctora Elena Domínguez Garrido, responsable del servicio de diagnóstico genético en la Fundación Rioja Salud y encargada de investigar el SRT. Foto cedida.

¿Se trasmite de generación en generación?

La especialista explica que el síndrome de Rubinstein-Taybi en ocasiones es hereditario pero, que, normalmente, los casos son esporádicos.

“El riesgo de que el síndrome se repita en futuros embarazos está en torno al 0,5 %”, afirma la investigadora.

Además, “cuando detectamos una mutación, lo hacemos a través de análisis de sangre. Esto no nos permite ver si los padres tienen la mutación en sus ovocitos o espermatozoides, lo que indicaría que es una mutación germinal”, expresa Domínguez.

Esto da lugar a que exista la posibilidad de que haya un caso heredado que no se detecta en sangre.

También, la experta aclara que aunque los profesionales usan una secuenciación masiva con una gran profundidad para estudiar las mutaciones, a veces encuentran que hay una presencia muy baja de la mutación en los padres, alrededor del 3 %.

Futuras investigaciones

La profesional cuenta que a lo largo de estos años, gracias a la AESRT con sus donaciones, han podido realizar estudios, sobre todo centrados en el RNA y las histonas (proteínas que ayudan a estructurar y organizar el ADN dentro del núcleo) para entender mejor los mecanismos subyacente de esta enfermedad genética.

Aun así, aclara que son estudios que no están publicados porque todavía los están acabando.

“Nuestro próximo proyecto está enfocado a estudiar que es lo que pasa con la proteína. Hemos observado el ADN y el RNA y ahora queremos ver que ocurre con esa proteína específica a nivel integral”, afirma la experta.

Logo de la Asociación Española del Síndrome de Rubinstein-Taybi. Foto cedida.

Una enfermedad rara con pocos recursos

Carmen, como madre, habla desde su experiencia explicando que las familias con miembros afectados por el síndrome cuentan con apoyo y recursos insuficientes en todos los ámbitos de la vida, tanto en el sanitario, como en el escolar, como en la inserción a la vida adulta y en el entorno laboral.

“La principal dificultad que encontré en la búsqueda de información y recursos fue el desconocimiento por parte del entorno sanitario que me rodeaba de lo que suponía tener síndrome de Rubinstein-Taybi, lo que me generó muchísima inquietud y miedo”, expresa.

Carmen Fernández declara que gracias a la asociación comenzó a tener una información mayor y el intercambio con otras familias ayudó a calmar esa incertidumbre y miedo que rodea a las personas con hijos afectados por una enfermedad rara.

Además, la presidenta enumera los tres cambios principales que haría en el sistema de salud para mejorar el apoyo a las familias de los pacientes con este síndrome:

1. La coordinación entre profesionales de distintas patologías

El paciente pluripatológico necesita que las distintas especialidades sean capaces de coordinarse con sentido, porque una patología o solución puede afectar a otras afecciones y si no hay coordinación ese equilibrio se puede romper y ocasionar más daño que beneficio.

2. La importancia del seguimiento en la edad adulta

Cuando los afectados dejan de ser pacientes de pediatría, se olvida la dificultad, la complejidad y la sensibilidad que necesitan los pacientes con pluripatologías y enfermedades raras y, además, en pacientes que tienen dificultades en el neurodesarrollo que van con un retraso a nivel global.

Carmen afirma que es necesario que se amplíe el periodo de tiempo de ser considerado como un paciente pediátrico y que no se les abandone cuando ya no son niños y pasan a ser adultos solo por haber cumplido 18 años.

3. La facilidad de tratamiento en los distintos hospitales de todo el territorio nacional.

Esto es fundamental para que los pacientes de estas características puedan elegir el centro hospitalario y el profesional sin necesidad de tanta burocracia que hace imposible un seguimiento y tratamiento adecuado.

“Estamos en constante lucha, ya sea con los profesionales sanitarios, con los servicios que ofrecen los hospitales, con los pocos apoyos y recursos en el medio educativo, con la sociedad para que acabe entendiendo a tus hijos y el sistema sanitario lo complica todo mucho más con esta burocracia”, declara.

El ayuntamiento de Mérida iluminado por la iniciativa de la Asociación Española del Síndrome de Rubinstein-Taybi. Foto cedida.

Cómo afrontar el diagnóstico

La presidenta de la AESRT hace hincapié en que los afectados y sus familias no están solos y aconseja apoyarse en el resto de familias que están pasando por lo mismo. También recomienda que hay que mirar a los hijos más allá del síndrome y que le acompañen en sus dificultades.

La responsable de la asociación explica que no todos tienen los mismos problemas, ni desarrollan las mismas capacidades y aconseja que padres y familiares trabajen por desarrollar sus máximas capacidades y que, aunque algunas tardan mucho tiempo en llegar, finalmente acaban llegando.

“No hay que perder la esperanza de que puedan llegar a conseguir muchas cosas que en un principio creeríamos que no serían capaces de conseguir y afrontar las cosas que vayan viniendo poco a poco, con mucho cariño y mucho amor, sugiere”

Tres amigas con síndrome de Rubinstein-Taybi. Foto cedida por la Asociación Española del Síndrome Rubinstein-Taybi

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Urgencias y Emergencias, nueva especialidad médica, la número 50

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Esta nueva especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias, que ha visto luz verde en el Consejo de Ministros a través de un decreto, es la número 50 en España.

El decreto facilita la vía para la doble titulación con Medicina de Familia y contempla el acceso de médicos de otras disciplinas que cumplan un mínimo de experiencia y formación.

Las estimaciones que baraja el Ministerio de Sanidad es que las primeras plazas MIR de la recién creada especialidad empiecen a ofertarse en 2025, de modo que la primera promoción de residentes puedan estar ocupándose en la primavera de 2026.

Hasta hoy, la atención a las urgencias y emergencias hospitalarias las prestaban profesionales con diferentes títulos de médico especialista en Ciencias de la Salud o personas tituladas en Medicina con habilitación para el ejercicio de la Medicina General.

Con la creación de esta nueva especialidad, España se iguala con el resto de países de la UE, a excepción de Portugal.

Urgencias y Emergencias, nueva especialidad médica: Cinco años de experiencia para la doble titulación

El futuro especialista en Medicina de Urgencias y Emergencias estará capacitado “para la atención inmediata de la persona enferma o lesionada de cualquier edad, mediante la realización de un diagnóstico diferencial y el inicio o planificación de su tratamiento antes de su transferencia a otros especialistas, del nivel asistencial que se requiera”, define el decreto.

Según los últimos datos recogidos en el Sistema de Información Sanitaria, en 2021, se realizaron en España hasta 21 millones de urgencias hospitalarias, nueve millones de demandas de asistencia urgente y emergente y 30 millones de urgencias en Atención Primaria.

La nueva especialidad durará cuatro años, como Medicina de Familia, con la que compartirá un periodo común formativo de dos años.

También se regula la obtención del nuevo título para especialistas en ambas disciplinas, para lo que se va a crear un nuevo programa formativo para Urgencias y Emergencias y la adaptación, en su caso, del de Medicina de Familia y Comunitaria.

Sanidad: Una buena noticia para todo el sistema

El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, ha subrayado que la creación de la nueva especialidad médica de Urgencias y Emergencias es una “buena noticia” para los profesionales y también para el conjunto del sistema sanitario, pues evitará los trasvases de los médicos de Atención Primaria.

“El conjunto del país y especialmente el Sistema Nacional de Salud llevaba muchos años esperando la creación de la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias”, ha valorado el número dos de Sanidad, quien ha añadido que “supone un reconocimiento a los profesionales que llevan mucho tiempo trabajando en ella y que han generado un ámbito de especialización de facto”.

SEMES: Día de gran relevancia para la sanidad

Desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), su presidente, el doctor Tato Vázquez Lima, ha declarado: “Hoy es un día de gran relevancia para la sanidad de nuestro país, y un día de satisfacción y alegría para todos los médicos urgenciólogos que, por fin, vemos reconocido nuestro esfuerzo, vocación y dedicación”.

Para SEMES, la creación de esta nueva especialidad médica, hace posible que todos los pacientes españoles “puedan ser atendidos por especialistas con una formación reglada, homogénea y reconocida, tal y como se merecen los ciudadanos, independientemente de donde residan”.

“Con la aprobación de nuestra especialidad -ha añadido el presidente de SEMES-, conseguiremos contribuir a la mejora de la planificación de los Recursos Humanos, algo fundamental para la sostenibilidad de nuestro Sistema Nacional de Salud”.

Organizaciones sanitarias, como la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), entre otras, han puesto en valor la creación de esta nueva especialidad médica de Urgencias y Emergencias.

Foto facilitada por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias

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