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Ciencia y Salud

Los efectos de la ansiedad cuando se nos escapa de las manos

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La ansiedad es una emoción normal y natural, que además es intrínseca a todas las personas, no hay que olvidarlo, y que comprende una serie de reacciones ante la amenaza de un resultado negativo o incierto. Si el estado de activación es muy intenso y, sobre todo, si se prolonga en exceso, se producen los trastornos de ansiedad que también provocan efectos físicos, además de psicológicos.

“Es una emoción normal que es adaptativa y no debería tener más importancia. Pero cuando se cronifica y preocupa excesivamente al paciente nos encontramos con los trastornos de ansiedad”, explica el doctor Josep María Farré, jefe de Docencia e Investigación del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona.

Por su parte, el doctor Borja Farré Sender, jefe de la Sección de Ansiedad y Estrés del mismo Servicio en el mismo centro hospitalario señala que los trastornos de ansiedad son de cuatro tipos:

La fobia simple.

Los trastornos de angustia con o sin agorafobia.

Los trastornos de ansiedad social.

El trastorno de ansiedad generalizada”.

Cómo identificar los trastornos de ansiedad

“Se caracterizan los trastornos de ansiedad generalizada por la entrega a la preocupación improductiva, por el pavor a la incertidumbre; y esto marca absolutamente la conducta y el devenir de quienes lo padecen”, prosigue el psiquiatra Josep María Farré, quien señala que probablemente hay más casos de mujeres con trastornos de ansiedad que hombres.

El psicólogo Borja Farré mantiene a su vez que las características comunes de todos los trastornos de ansiedad son: el sufrimiento por la necesidad de control, la tendencia a la preocupación, así como características somáticas como dolores físicos y psicofisiológicos (taquicardias, sudoraciones, temblores, dificultades para respirar).

Un dolor torácico opresivo: ¿infarto o ansiedad?

En esta línea, el doctor Jordi Robert, jefe del Servicio de Medicina Interna, comenta que en la consulta de Urgencias muchos casos se reflejan como un paciente con dolor torácico por ansiedad, “algo que es muy habitual”, personas que consultan por un dolor opresivo, “como una losa”, que se irradia al brazo, “realmente los síntomas clásicos de un dolor torácico”.

Al mismo tiempo, este especialista comparte cuáles son las pruebas que se realizan para el diagnóstico, como son el electrocardiograma, y la determinación analítica con troponinas, para descartar que efectivamente se trata de un ataque al corazón.

La doctora Zamira Gómez, especialista en Cardiología del Instituto del Corazón Quirónsalud Dexeus, considera esencial explicar cómo afecta una crisis de ansiedad a nivel cardiovascular y metabólico: “Una crisis de ansiedad nos puede determinar una cantidad de cascadas en el cuerpo que nos van a producir daño cardiovascular o metabólico, subiendo el azúcar o modificando el perfil lipídico”.

Asimismo, esta experta advierte de que la ansiedad es un factor de riesgo predictor de un evento coronario: “Nos puede dar un evento cardiaco, fatal o no, angina o infarto, en pacientes con arterias coronarias obstruidas”.

El estrés y los trastornos digestivos

Y además del corazón, otros efectos de la ansiedad son los trastornos funcionales digestivos tienen una estrecha relación con la ansiedad, añade el doctor Javier Nebreda, jefe del Servicio de Aparato Digestivo y Endoscopia, que comenta que se ha demostrado que el estrés puede desencadenar brotes de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

“Hay un porcentaje muy importante de pacientes con trastornos funcionales digestivos, como la dispepsia, o la mala digestión o lenta, en las consultas. Casi siempre en estas patologías hay este componente de ansiedad, e incluso en las enfermedades orgánicas, en las que hay una causa patológica, como la EII (enfermedad de Crohn, o la colitis ulcerosa) el estrés y ansiedad influyen mucho y pueden desencadenar brotes”, agrega.

Antidepresivos y terapia cognitivo conductual

Con ello, Josep María Farré, jefe de Docencia e Investigación del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona, indica que en los tratamientos para el trastorno de ansiedad y sus efectos se suelen introducir los antidepresivos, porque “han demostrado mejorar la ansiedad y las crisis”.

Aunque, precisa, este medicamento debe asociarse con la terapia cognitivo conductual.

El especialista recuerda que el diagnóstico precoz es esencial, y muchas personas empiezan en la adolescencia tardía, e incluso algunas debutan en la infancia.

Esta terapia cognitiva conductual “contiene elementos de psicoeducación, donde se ilustra al paciente sobre su trastorno, para comprender de dónde ha salido, cómo lo ha desarrollado y cómo lo mantiene, y por qué le suceden los síntomas desde el punto de vista físico”, apunta por su parte el psicólogo Borja Farré Sender.

“Se le ayuda a afrontar situaciones que evita por su trastorno, así como a modificar los pensamientos catastróficos que pueda desarrollar, y a ver las cosas de una manera menos amenazante y con las expectativas adecuadas”, indica.

Asimismo, este experto del Hospital Universitari Dexeus comenta que hay otras herramientas terapéuticas útiles para gestionar la ansiedad, como son la práctica deportiva regular, que es “buena para la salud en general y también para los trastornos de ansiedad”; además de ocuparse de los hábitos, como comer y dormir bien; y de tener un ocio de calidad.

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Ciencia y Salud

La compra “verde” de fármacos, clave para la reducción de la huella de carbono sanitaria

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Así lo ha explicado el responsable de Salud y Cambio Climático del Ministerio de Sanidad, Héctor Tejero, durante una mesa redonda en el VII Foro de Salud Pública y Vacunas (Forovax), organizado por la Asociación Española de Vacunología (AEV) y en la que también han estado presentes la jefa de servicio de Medicina Preventiva del hospital La Fe, Natividad Tolosa, y el responsable de Programas de Vacunas de Aragón, Manuel Méndez. La reducción de la huella de carbono sanitaria es un tema en el que avanzar.

Tejero ha asegurado que el Ministerio de Sanidad quiere cambiar este mismo año el marco normativo para tomar medidas y que una nueva ley refleje “la obligación de un sistema sanitario descarbonizado y alineado con el cambio climático antes de 2050”.

¿Pero cómo se descarboniza?

El responsable de Salud y Cambio Climático ha recalcado que la principal línea a seguir, además de la compra “verde” de medicamentos, descarbonizar los inhaladores e implementar la anestesia “verde”, es copiar al Servicio Nacional de Salud británico, que desde 2023 obliga a las farmacéuticas que quieran vender al sistema nacional a tener un plan de reducción de emisiones en la empresa.

Para esa implementación de la compra “verde” de fármacos, el ministerio tiene tres puntos en los que trabajar antes de presentar ese plan de acción: definir un estándar de impacto ambiental de cada medicamento; que el impacto ambiental se tenga en cuenta como criterio del uso del medicamento y que el impacto de la empresa se tenga en cuenta en el precio del medicamento.

Para Tejero, este proceso de descarbonización del sistema tiene “una responsabilidad especial y delicada”, porque debe seguir estando “centrada en el paciente”.

Una planificación distinta para las Comunidades, sobre todo en las vacunas

Por su parte, el responsable de Programas de Vacunas de la Comunidad de Aragón, Manuel Méndez, ha recalcado que hay una “evidente sobreproducción” de plásticos en las vacunas, un residuo que puede ser minimizado.

En línea con el trabajo llevado a cabo por el Ministerio de Sanidad, Méndez también ha recalcado la obligación moral y legal de avanzar hacia la descarbonización del sistema sanitario para contribuir hacia un sistema más sostenible.

En ese sentido, Natividad Tolosa ha incidido en la dificultad de gestionar los residuos procedentes de las vacunas, puesto que estas dosis son parte fundamental de la huella de carbono sanitaria, que asciende al 4,5 % en el caso de España.

Por su parte, la directora general de Sanofi Vacunas Iberia, Marta Díez, en una entrevista a EFE ha destacado la contribución de la empresa privada para avanzar en la reducción de los gases de efecto invernadero.

Al respecto, Díez ha subrayado que Sanofi tiene el objetivo de ser neutro en carbono en 2030 y tener cero emisiones en 2045, asumiendo el compromiso de proporcionar que el cien por cien de los envases de las vacunas estén libres de plástico para el 2027.

Así, ha celebrado que este año se vaya a presentar un acuerdo marco, “una oportunidad para establecer criterios más concretos”, y espera “que se vayan dando pasos en ese sentido”, porque, en este momento, en la producción de vacunas “hay plazos cortos y volúmenes grandes”, lo que lleva a una “sobreproducción de vacunas”.

“Podemos tener mejores planificaciones con mejores plazos”, señala la directora general de Sanofi en vacunas, y considera que los laboratorios “se están comprometiendo”.

Sanofi está “a la vanguardia y las demás empresas van a tener que seguir ese mismo camino”, ha asegurado Díez.

Por último, Díez ha resaltado que su compañía se está centrando en crear ‘Evolutive Vaccines Facilities’ -centros evolutivos de vacunas-, “que tienen el mayor estándar posible ambiental y están diseñados para consumir la menor energía necesaria, tener el mejor tratamiento de residuos, siendo más flexibles a la hora de cambiar la vacuna que producen”.

El VII Foro de Salud Pública y Vacunas, organizado por la Asociación Española de Vacunología (AEV), con el aval de Salut Pública de la Generalitat Valenciana, colabora con EFE en la difusión de este contenido, en el que destaca la importancia de reducir la huella de carbono sanitaria.

El responsable de Salud y Cambio Climático del Ministerio de Sanidad, Héctor Tejero Franco, durante su intervención en la séptima edición del Foro de Salud Pública y Vacunas, organizado por la Asociación Española de Vacunología (AEV), que analiza los avances del sector privado para impulsar un Sistema Nacional de Salud más sostenible. EFE/Ana Escobar

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Ciencia y Salud

Distrofia clínica frente a desnutrición

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Jose Ignacio Ulibarri Perez

“Y no se adoptan las medidas necesarias para prevenir las consecuencias de ese riesgo aumentado porque las consecuencias no se observan de inmediato”, subraya el exresponsable de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

“La desnutrición clínica se reflejará a corto y medio plazo en el mal funcionamiento o distrofia de las células, agravando la enfermedad, el sufrimiento del paciente y los costos asistenciales”, asegura.

Es una valoración médica que Ulibarri Pérez ha podido comprobar, según afirma, a lo largo de los últimos cuarenta años de su experiencia clinica profesional.

Artículo de opinión firmado por José Ignacio Ulibarri Pérez, médico internista y endocrinólogo, creador del Proyecto CONUT para el cribado y detección precoz del riesgo clínico y nutricional

“Desde los albores de la medicina se ha relacionado la alimentación con la salud, asumiendo que la falta de alimentos da lugar a la desnutrición carencial o primaria causada por el hambre.

Pero en el entorno clínico se conoce también como desnutrición (aunque matizándolo con otros apelativos) al deterioro causado por otros factores de riesgo, como enfermedades, tratamientos agresivos, etc., lo que da lugar a un confusionismo insostenible; por lo que hemos propuesto cambiar en la clínica el paradigma de la desnutrición por el de distrofia o trofopatía clínica.

La desnutrición carencial o primaria, muy bien definida por Grande Covian como “situación patológica derivada de la deficiencia de sustancias energéticas, plásticas o reguladoras respecto a las necesidades del organismo vivo”, siempre se ha reconocido por el adelgazamiento de quien la padece que no es precisamente lo más destacable en la enfermedad.

José Ignacio Ulibarri Pérez se licenció en Medicina en 1962 por la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Medicina Interna en el Hospital de La Princesa y en Endocrinología y Nutrición por el ICOMEM. A lo largo de su carrera profesional, Ulibarri elaboró e implantó un sistema informatizado para la Valoración del Estado de Nutrición (VEN) y desarrolló el proyecto para el Control Nutricional (CONUT). Es autor, entre otros, de 30 artículos referidos a la desnutrición clínica y ha participado en cuatro libros sobre nutrición clínica. Fotografías cedidas por el autor del artículo de opinión.

El abordaje urgente y necesario de la desnutrición clínica

Ya entrado el siglo XX se evidenció el deterioro que ocasiona la enfermedad en los pacientes ingresados, atribuyéndolo a la desnutrición, bajo la denominación de Desnutrición Clínica (DC), ya que el daño está producido por la enfermedad y el tratamiento.

Desde entonces se sigue considerando, equivocadamente, como desnutrición carencial a efectos de diagnóstico, e incluso tratamiento, basándose en la cuantificación de las pérdidas de masa celular activa mediante datos y medidas, generalmente antropométricas (peso, volumen, etc.) inadecuadas a mi criterio, para el diagnóstico y valoración de la desnutrición clínica, e inservibles para el cribado y su detección precoz.

De hecho, la gran prevalencia de su diagnóstico en hospitales justifica sobradamente la necesidad de la detección precoz del daño clínico, pero nunca se ha abordado adecuadamente.

Primero, porque se ha dirigido sólo a la desnutrición, no a otras posibles causas. Además, el basar su ponderación en datos antropométricos, básicamente, en lugar de presintomáticos, como marca la OMS, les invalida para el cribado.

El uso de parámetros sintomáticos retrasa la confirmación diagnóstica, cerrando el paso a la predicción y con ello a la posibilidad de diseñar planes de prevención.

Esto, pese a tener disponibles dos métodos, basados en análisis clínicos, útiles para su detección, evaluación y seguimiento capaces de predecir sus consecuencias de la manera más rápida, objetiva y eficiente.

Me refiero al Índice Pronóstico Nutricional (PNI) de Onodera y CONUT, desarrollado por nosotros en el Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

Situación: desarrollo y estancamiento de soluciones a la desnutrición clínica

Al no definir ni valorar adecuadamente el riesgo clínico, nada tiene de particular que esta forma de combatir la llamada desnutrición clínica no progrese hacia la solución del daño evidenciado, ya que se hacen demasiadas cosas mal:

No se define bien el problema, centrando la causa del daño, ambiguamente, en la desnutrición.

No se contemplan otros motivos del deterioro, como los tratamientos y las alteraciones metabólicas no susceptibles de tratamiento nutricional.

No se predicen los riesgos, ni el nutricional ni el clínico.

No se detectan oportunamente, antes de manifestarse sintomáticamente.

No se diagnostica adecuadamente, ni se trata en el tiempo y con el ritmo adecuados.

No se monitoriza la respuesta al tratamiento mediante herramientas dotadas de la necesaria sensibilidad al cambio.

Se siguen usando procedimientos ancestrales para la detección y evaluación de un problema nuevo: la inicialmente llamada desnutrición clínica, que se puede considerar nacida el siglo pasado por los avances y efectos secundarios de los procedimientos terapéuticos.

La desnutrición clínica se sigue considerando, denominando, ponderando y queriendo tratar y manejar como si fuera la desnutrición carencial o primaria de toda la vida.

A mí me pareció, en los años 80 del pasado siglo, mucho más lógico el nombre “desnutrición clínica”, pues así se entendía que nos referíamos a la relacionada o producida, no sólo por la enfermedad, sino también por el tratamiento que generalmente le acompaña.

Y le di tanta importancia que conseguí, en el año 2004, publicar ‘El libro blanco de la desnutrición clínica en España’.

Coordiné su edición para la colaboración de una veintena de los mejores expertos y especialistas españoles de la época, facilitando la exposición, ya en el mismo libro, de diferentes criterios sobre un problema todavía no resuelto.

La desnutrición clínica en el paciente, un objetivo sanitario de primer orden

Conforme avanzamos en el conocimiento de lo que combatíamos y tratábamos de solucionar, me he ido separando más y más de los criterios defendidos por las Sociedades Científicas responsabilizadas en el tema, nacionales e internacionales.

Algunas de las primeras son tan fieles a las segundas que parecen ciegas a la realidad o meras seguidoras de los mismos sesgos, incluidos posiblemente a consecuencia de la relación entre los que investigan y difunden y los que sufragan los gastos de sus actividades.

Los métodos aconsejados para el diagnóstico y evaluación de la gravedad o evolución de la posible desnutrición eran tan lentos, imprecisos y onerosos que no cubrían nuestras necesidades asistenciales en el hospital.

Buscando los parámetros más sensibles entre todos los que manejábamos en el diagnostico, y a efectos de detectar precozmente el riesgo nutricional, fuimos excluyendo todos aquellos basados en datos o medidas antropométricas.

Finalmente, sólo resultaban útiles, por su especifidad y sensibilidad al cambio, alguno de los procedentes del laboratorio: las concentraciones plasmáticas de la albúmina, el colesterol total y los linfocitos totales.

Los tratamientos u otras alteraciones metabólicas pueden modificar la homeostasis del medio interno, alterando la nutrición de las células, causando la distrofia, atrofia y muerte de millones de ellas, siendo lo procedente rectificar a tiempo la causa y, sólo si hiciera falta, reforzar la alimentación o recurrir a la nutrición artificial.

Lo que no procede es demorar la atención de los afectados por estas causas, haciéndoles esperar a que, con medios diagnósticos inadecuados, se justifique el uso de soporte nutricional; como se puede interpretar en las recomendaciones del Consejo de Europa en el anexo de la ‘Resolution ResAP(2003)3 on food and nutritional care in hospitals‘:

El método de detección de riesgos nutricionales debe estar basado en la evidencia, con el fin de asegurar la identificación de los pacientes que pueden beneficiarse del soporte nutricional”, lo que puede sesgar el interés de nuestros objetivos‘.

La desnutrición celular es un riesgo que sí se puede medir con rapidez y sencillez analíticamente, pero no antropométricamente, pues haciéndolo con las herramientas actualmente aconsejadas es demasiado tarde y ya poco o nada útil para el bien del enfermo, que tampoco evitan el incremento del costo ocasionado a entidades, públicas o privadas, responsables de su financiación.

Y no olvidemos el perjuicio ocasionado a otras sociedades científicas y asociaciones de pacientes que les consultan, al demorar la respuesta hasta confirmar, utilizando sus criterios, que el paciente se beneficiaría del soporte nutricional.

Desde finales del siglo pasado podemos medir, mediante cribado prediagnóstico, el deterioro producido por la enfermedad o el tratamiento y la capacidad del medio interno para nutrir a las células, controlando así el trofismo celular en pacientes adultos de cualquier edad.

Con los mismos análisis clínicos usados habitualmente, cualquier médico puede controlar en su especialidad: la detección prediagnóstica, valoración, seguimiento y predicción de resultados finales, como gravedad, fragilidad, monitorización de la evolución del proceso y la duración de la estancia hospitalaria y la previsión de reingreso o mortalidad.

Casi todas estas utilidades son aplicables también en Atención Primaria, sin un mayor costo económico ni preparativos que implementar el algoritmo de CONUT en el sistema informático del laboratorio.

Todo ello en el día, con unos céntimos de costo y sin recurrir inicialmente a ninguna técnica antropométrica, que demoraría los resultados encareciendo el método con más personal, material y tiempo.

Se hace necesario invitar a todas las personas y entidades interesadas a reflexionar y debatir abiertamente sobre estos puntos, que son rechazados hasta ahora en las Sociedades mencionadas.

De esta forma resultaría fácil cambiar entre todos el actual paradigma de la desnutrición por el nuevo de la distrofia o trofopatía clínica.

Será la manera de ahorrar miles de horas de sufrimiento al conjunto de los pacientes y millones de euros de coste financiero a sus cuidadores, tanto públicos como privados, mejorando eficientemente la calidad asistencial.

La distrofia o trofopatía clínica supera a la desnutrición como causa y como indicador del riesgo de deterioro ocasionado al paciente por los principales factores de riesgo de la clínica (enfermedad y tratamiento)”, concluye el artículo de opinión.

José Ignacio de Ulíbarri Pérez, exresponsable de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid desde 1983 hasta su jubilación en mayo de 2006.

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Ciencia y Salud

Alimentación en la Eurocopa: dieta mediterránea e hidratación, el entrenamiento invisible del futbolista

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España llega imbatible a los octavos de final de la competición europea que se disputa en Alemania, un éxito en el que también juega un papel esencial la alimentación y nutrición del futbolista, que complementa su preparación física.

“Ya no cabe ninguna duda de que la elección adecuada de los alimentos y la realización de dietas específicas y correctas mejora la salud, el rendimiento y la recuperación de todos los deportistas, como los futbolistas de la Eurocopa”, asegura, en una entrevista con EFEsalud, Nieves Palacios Gil de Antuñano, jefa de Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte de la Subdirección General de Ciencias del Deporte del CSD.

Nieves Palacios Gil de Antuñano, jefa de Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes. EFE/Berta Pinillos

¿Cuál es la alimentación más adecuada para el futbolista?

“Aconsejamos una dieta mediterránea que es rica en hidratos de carbono, rica en proteínas de alta calidad, en grasas saludables como el aceite de oliva virgen, y en frutas y verduras que les dan vitaminas, minerales y antioxidantes”, precisa la doctora.

Y, sobre todo, “nunca hay que olvidar una buena hidratación todo el día. Antes, durante y después de los entrenamientos y de la competición”.

Para realizar un menú adecuado es necesario considerar las 24 horas de los futbolistas: “Hay que tener en cuenta los días del entrenamiento, los días previos a una competición, los días después de la competición y también su tiempo libre, su tiempo de ocio, su tiempo familiar…”.

El futbolista inglés Harry Kane se hidrata durante un partido de la Copa Mundial de Fútbol Rusia 2018, en Moscú (Rusia). EFE/Felipe Trueba

¿Qué deben comer el día del partido?

“Si hablamos del día del partido tenemos que hablar también de los dos días previos a la competición y también de los días después de la competición”, puntualiza la especialista.

“Siempre tendremos que pensar en una dieta rica en hidratos de carbono como fuente de energía, la gasolina para el músculo. También tienen que tomar proteínas de alta calidad y frutas y verduras.

¿Algún alimento prohibido? “No, hay alimentos más recomendados, que se toman de forma cotidiana, y otros alimentos que tienen que tomarse de forma moderada y en momentos ocasionales”.

En los días que rodean a la competición es importante evitar comidas con mucha grasa, muy condimentadas y con picante. También alimentos que provoquen flatulencia como legumbres o algunas verduras.

“Hay que cocinar de una manera muy suave, como alimentos cocidos y a la plancha, que se puedan digerir bien, evitaremos mucha fibra, comer con tranquilidad, masticando bien y, sobre todo, no tomar alcohol”, aconseja Nieves Palacios Gil de Antuñano.

Y es relevante a qué hora del día se juega el partido: “Si es por la mañana tenemos que tener en cuenta que es muy importante la cena y el desayuno”.

¿Cuántas comidas se deben hacer al día?

La Eurocopa es una competición donde los deportistas están fuera de su casa durante varias semanas y se debe seguir una regularidad en la alimentación del futbolista.

“Siempre se aconseja entre 3 y 5 ingestas a lo largo del día, pero depende de cada futbolista”, señala.

“Normalmente desayuno, comida y cena no se deben de saltar y luego un tentempié a mitad de mañana y a mitad de tarde”, indica la doctora quien precisa que también depende de otros factores como los entrenamientos, los partidos u otras circunstancias.

¿Hay un menú diferente según el rol del jugador en el equipo?

“El fútbol es un deporte intermitente que tiene momentos de alta intensidad y momentos de menos intensidad. Entonces, todo va a depender de la posición y de las características individuales del jugador”, explica la endocrinóloga.

“Siendo la base de la alimentación la misma, cada jugador tiene sus características específicas y hay que individualizar en la dieta igual que se individualiza en el entrenamiento”.

Y por eso los especialistas trabajan con la historia médica, la historia deportiva, la historia nutricional, la antropometría y los análisis de sangre de cada deportista.

“Y a partir de ahí, con una base igual para casi todos, hacer específico la alimentación de cada uno. ¿Por qué? Porque la alimentación, la nutrición y la hidratación son el entrenamiento invisible del futbolista”, subraya la doctora.

¿Cómo reponer el desgaste de un partido?

“Después de un partido hay que reponer muchas cosas, el estado emocional, el cansancio físico y lo que se ha gastado durante el partido, es decir, el hidrato de carbono, se ha sudado todo el liquido”.

Por eso se aplica la regla de las 3 erres: rehidratación, recuperación y restauración.

Rehidratación: “Hay que beber suficiente líquido y recuperar el perdido durante el ejercicio. Es muy importante que, aparte de tomar agua, recuperemos el hidrato de carbono perdido y agotado en el músculo y también los electrolitos”.

“Consideramos muy importante las bebidas de recuperación y las comidas de recuperación. ¿Cuándo? Pues cuanto antes mejor. Si es en la primera hora después del finalizado el ejercicio muy bien, y luego a partir de todo el día”, especifica.

Recuperación y restauración: recuperar lo perdido mediante una alimentación rica en hidratos de carbono y en proteínas de alta calidad. “Como hay que comer bastante porque se han quemado muchas calorías, hay que hacerlo cada 3 ó 4 horas”.

Por la noche, el descanso es fundamental para la restauración física y mental.

El extremo de la selección española Nico Williams (c) durante un entrenamiento de la Eurocopa en la localidad alemana de Donaueschingen. EFE/ JJ Guillén

Las 5 claves de la alimentación del futbolista en la Eurocopa

Para la endocrinóloga del Consejo Superior de Deportes, las cinco claves para una nutrición óptima del futbolista de la Roja en la Eurocopa son:

Una buena elección de los alimentos y el diseño de un buen menú diario. “Eso va a permitir una buena recuperación y mejorar el rendimiento deportivo”.

Seguir una dieta mediterránea.

Hidratación adecuada durante todo el día. Antes, durante y después de los entrenamientos y de los partidos.

Si se utiliza suplementación, que sea adecuada, segura y bajo supervisión y prescripción de un profesional.

Es necesario un descanso nocturno de calidad y no olvidar disfrutar de los entrenamientos y de los partidos.

Unas pautas de hábitos saludables que pueden conducir a España, una de las selecciones favoritas, a la final de la Eurocopa.

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