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Ciencia y Salud

¿Listos para una pastilla de hongos? Cómo está hoy el negocio de los psicodélicos

Los beneficios médicos de las drogas psicodélicas pasaron de ser una broma de la Era de Acuario a ciencia fundamentada. Pero las startups que se apuran a comercializarlas tal vez se estén adelantando.

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hongos alusinogenos

Bajo la luz pálida de la cabina aséptica de un laboratorio, vestida con traje, sombrero y botas protectoras, Sarah Neumann retira con cuidado el paquete envuelto con papel de aluminio. En la superficie se revela un polvillo marrón oscuro y un diseño con forma de iris. Es una suerte de huella digital: si se separa la cabeza de un hongo de su tallo y se la envuelve por la noche en papel de aluminio, se obtiene esto al día siguiente. Para los micólogos que coleccionan muestras, huellas de esporas como estas ayudan a identificarlas. Para Neumann, quien las cultiva, son repositorios de información genética.

La huella pertenece a una especie llamada Psilocybe cubensis. Desperdigada en suelos ricos o, mejor incluso, entre el abono, estos puntos genéticamente distintivos crecerán hasta formar redes de hebras delicadas y ramificadas que se conocen como micelio. Alimentándose de materia orgánica en descomposición, el micelio dará con el tiempo cuerpos frutales -las formas con cabeza que muchos de nosotros conocemos como hongos- cargados de nuevas generaciones de esporas. Por motivos que siguen siendo misteriosos, los cuerpos del P. Cubensis y algunos de sus primos los hongos también llevan otra carga: químicos que interactúan con receptores neurotransmisores del cerebro humano que nos desgajan drásticamente de la percepción y la cognición de cada día, en formas que pueden sentirse como una pesadilla diurna, un atisbo arrobador de las verdades esenciales del universo, o ambas cosas.

Neumann es la principal micóloga en Numinus Wellness, una compañía canadiense que es líder en el subsector más inverosímil de la industria farmacéutica. Por siglos los humanos recorrieron el suelo de los bosques en busca de la imprevisibilidad salvaje y gloriosa de un viaje psicodélico. La tarea de Neumann es domar ese caos. En la primavera boreal, hundida en el espacio vacío de un laboratorio en la isla de Vancouver, Neumann abre una heladera llena de placas de Petri y tarros de vidrio con micelios en distintos grados de desarrollo. «Esto es lo que busco», explica.

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Payton Nyquvest, cofundador y director ejecutivo de Numinus

Esa evaluación inicial es el primer paso de una trabajosa selección. A partir de sus huellas de esporas, Neumann cultivará micelios hasta convertirlos en hongos prometedores para analizar su vigor y carga química, y repetirá ese paso una y otra vez hasta eliminar cualquier duda y agregar los mejores especímenes al banco celular de la compañía. Esta verificación, que lleva seis meses, es apenas un paso en el proceso de optimización de Numinus. Sus investigadores experimentan para detectar cuál es el mejor alimento del P. Cubensis; cuándo extraer el compuesto psicoactivo primario, la psilocibina; y cómo machacar el tejido del hongo para convertilo en un polvo estable. Los extractos serán examinados en busca de impurezas, luego se colocan en una cápsula con la mezcla adecuada de estabilizadores y otros ingredientes. Si todo sale según el plan, una versión de esa píldora será tomada con un sorbo de agua en una clínica bajo la mirada atenta de un terapeuta y con dinero del seguro de salud.

Hasta hace un decenio las drogas psicodélicas estaban limitadas a una minoría de místicos y aventureros experimentales. Hoy se acercan a la aceptación general. Fue una transformación vertiginosa. Organizaciones de veteranos y el exgobernador de Texas, Rick Perry, están entre sus adalides. La Dirección de Drogas y Alimentos de los EE.UU (FDA) calificó a la psilocibina de «terapia renovadora», una designación pensada para acelerar el proceso de llevar al mercado a drogas especialmente prometedoras.

El cambio tiene la ayuda de una creciente literatura científica que ratifica lo que hace tiempo decían los místicos: esos compuestos pueden sanar. Las drogas psicodélicas son prometedoras en el tratamiento de trastornos tan diversos como alcoholismo, las alteraciones alimenticias y las migrañas. Un pequeño estudio a cargo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins descubrió que la terapia asistida con psilocibina alivió síntomas de depresión durante al menos un año en el 75 por ciento de los participantes, y los eliminó en más de la mitad durante el período estudiado.

Resultados igualmente excepcionales se hallaron con la MDMA, un derivado de anfetaminas que es el ingrediente activo en la droga éxtasis. Un estudio clínico efectuado entre 2018 y 2020 suministró una terapia asistida con MDMA a veteranos de guerra, sobrevivientes de ataques sexuales y otros aquejados de graves trastornos de estrés postraumático (PTSD en inglés), una afección conocida por resistirse a los tratamientos: después de tres sesiones, dos tercios de los pacientes ya no cumplían con el criterio de la PTSD, un hallazgo inaudito. La FDA también le concedió la condición de renovadora a la MDMA. Todo esto llega en un momento en que las alteraciones causadas por la pandemia elevaron bruscamente las tasas de depresión y ansiedad y pusieron al desnudo la insuficiencia de las herramientas e instituciones disponibles para tratarlas.

En consecuencia, lo que alguna vez fue una movida es ahora una industria. Solo en las Bolsas estadounidenses hay unas 50 empresas de drogas psicodélicas que cotizan, y brotan startups como si fueran hongos. Un estudio reciente de Data Bridge Market Research proyecta que el mercado mundial de drogas psicodélicas de uso farmacéutico, liderado por firmas como Johnson & Johnson, llegará en 2027 a los US$ 6900 millones. A ese ritmo, señaló una nota de opinión en JAMA Psychiatry, la industria «podría incluso superar al mercado legal del cannabis en EE.UU.».

Con todo, probar que las drogas funcionan puede que sea la parte fácil. En algún sentido, el dinero y la aceptación general dividió al mundo psicodélico. Algunos defensores de las drogas, que se pasaron tratando de sacarlas de las periferias, cuestionan ahora cómo se están dando las cosas. «La preocupación que tengo -dice Payton Nyquvest, cofundador y director ejecutivo de Numinus-, es que si nos apuramos demasiado para abrir el acceso, conociendo a los humanos y cómo nos comportamos, podríamos perdernos la oportunidad terapéutica».

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Nixon proscribió en los hechos la investigación psicodélica cuando en 1970 promulgó la Ley de Control de Sustancias.

La moderna investigación psicodélica empezó en 1938, cuando en Suiza se creó el LSD, en Sandoz (que ahora es una división de Novartis). Unos pocos años más tarde, Albert Hofmann, joven químico que lo sintetizó a partir del hongo de los granos, descubrió los efectos eufóricos del químico cuando absorbió una parte por accidente a través de la piel. En 1955, los estadounidenses Valentina Pavlovna Wasson y R. Gordon Wasson viajaron a la ciudad de Oaxaca en México, donde se convirtieron en los primeros extranjeros en participar de ceremonias mágicas con hongos que se remontan a tiempos precolombinos. El relato de Wasson de la experiencia en la revista Life dos años más tarde fue una sensación.

En las décadas siguientes se escribieron más de un millar de trabajos científicos respecto de los misteriosos químicos, y todos desde Cary Grant a Charles Mingus o el fundador de Alcohólicos Anónimos, Bill Wilson, difundieron su potencial terapéutico. (La CIA, esperando dar con el suero de la verdad, llevó adelante su propia investigación infame con la droga). En las décadas de 1950 y 1960, decenas de miles de pacientes recibieron drogas psicodélicas para tratar la depresión, el alcoholismo y otros trastornos. Surgieron centros de investigación en California y, más extrañamente, en Saskatchewan, para estudiar y capacitar a personas en los nuevos métodos terapéuticos. El psiquiatra checo Stanislav Grof llegó a afirmar que las psicodélicas podrían ser casi tan valiosas para la psiquiatría y la psicología como lo eran el microscopio y el telescopio para la biología y la astronomía.

Pero con el rechazo de las drogas a fines de los ‘60, se perdió la oportunidad de probar (o refutar) las afirmaciones de Grof. La Ley de Control de Sustancias de 1970, que fue promulgada por el presidente Richard Nixon, proscribió en los hechos el estudio en los EE.UU. de los efectos humanos de esos compuestos. Cuando la gente habla del renacimiento de lo psicodélico, aquella fue la época oscura que lo precedió. Los monjes que custodiaban la llama eran una pequeña red de terapeutas que siguieron trabajando en secreto. Hacia los ‘90, unos pocos investigadores decididos se las habían ingeniado para encontrar formas de eludir las barreras al trabajo con las psicodélicas. Uno de ellos, el psiquiatra Rick Strassman de la Universidad de Nuevo México, sostuvo ante los reguladores que quienes estudiaban esas drogas podían ayudar a definir y tal vez, incluso, a tratar trastornos psicóticos como la esquizofrenia.

Con el tiempo, los científicos empezaron a acumular una mejor comprensión del mecanismo biológico de los químicos psicodélicos. Los estudios mostraron similitudes en cómo el cerebro reacciona a drogas como la psilobicina, el LSD, la DMT (el ingrediente activo de la ayahuasca), y la mescalina, un compuesto derivado del cactus peyote. Todos se unen con receptores de la serotonina, un neurotransmisor que afecta el estado de ánimo. Así es como trabajan los medicamentos tradicionales contra la depresión. Pero a diferencia de esas drogas, una sola dosis de drogas psicodélicas, en combinación con terapia, puede aliviar durante meses los síntomas de una enfermedad mental.

Uno de los investigadores líderes en el campo es Robin Carhart-Harris, profesor de neurología y psiquiatría en la Universidad de California, en San Francisco. En una serie de trabajos recientes, Carhart-Harris y su equipo usaron imágenes del cerebro que rastrean el flujo sanguíneo y la actividad eléctrica para estudiar la mente tras tomar drogas psicodélicas. El estudio indica que algo llamado red en modo por descarte -zonas cerebrales que en conjunto funcionan como el aparato de mando y control- se ve aquietada por las psicodélicas. La coreografía eficiente de comunicaciones neuronales que abarca al pensamiento normal se torna temporalmente desorganizada, lo que habilita pautas de conexión que una red activa y alerta habría prohibido. Esta conexión cruzada puede activar alucinaciones, o conducir a nuevas formas de pensamiento. (En defensa de la red de descarte, los comportamientos asociados al Homo sapiens posiblemente fueron reducidos al mínimo en la Edad de Piedra).

En cuanto a la depresión, algunos estudios indican que esta abundancia de conexiones crea mejores sensaciones, al menos en algunas investigaciones. El escritor Patrick Leigh Fermor comparó alguna vez la mente con una tableta de escritura de cera, suave y moldeable en la niñez, que con el tiempo se va endureciendo. Las psicodélicas podrían devolver suavidad a la cera y permitir que la persona vuelva a escribir en ella.

Y algunos de esos nuevos patrones parecen asentarse, al menos durante un tiempo. Un estudio de este año de Carhart-Harris descubrió que entre personas con depresión, el aumento de la conectividad cerebral y la flexibilidad a partir de tomar psilobicina seguía presente hasta tres semanas después de la terapia, lo mismo que el alivio de los síntomas. Otros estudios detectaron que los efectos duraban más tiempo. «Ahora hemos llegado a los 100 días después de un solo tratamiento, y en verdad no vimos un descenso en la medición de los resultados», afirma Charles Nichols, farmacólogo en la Universidad del Estado de Louisiana, refiriéndose a sus estudios con animales de laboratorio. «Fuimos más allá de solo caracterizar los efectos clínicos. Nos estamos adentrando en lo profundo de las células».

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Los Wasson fueron los primeros extranjeros en participar de las ceremonias mágicas precolombinas con hongos en Oaxaca.

Este tipo de trabajos demandan dinero. Durante años, gran parte de los fondos llegó de la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS, en inglés), una organización financiada por Rick Doblin, quien a mediados de los ‘80 peticionó sin éxito ante la Dirección de Drogas y Alimentos de los EE.UU. para detener la penalización de la MDMA. En 2000, la MAPS empezó los primeros ensayos clínicos para determinar la eficacia de la MDMA en el tratamiento de PTSD. (A la MDMA no se la considera una droga psicodélica en sentido estricto debido a su manera de funcionar en el cerebro, pero también altera poderosamente el ánimo y la percepción).

La actual adopción popular de las psicodélicas, y la fiebre del oro que la acompaña, es una vindicación de la empresa quijotesca de Doblin. Pero también llegó el momento del ajuste. Uno de los grandes dones de Doblin a la causa fue su capacidad de conseguir dinero. Hoy, sin embargo, descubrió que los donantes están menos interesados en aportar. Ahora quieren invertir. «Por 36 años nos hemos impulsado enteramente con filantropía y donaciones. Ahora eso está cambiando. Podríamos decir que somos víctimas de nuestro propio éxito», explica.

Alentados por los notables resultados con casos de PTSD, la MAPS comenzó a juntar dinero para una segunda ronda de estudios clínicos de fase III que debe culminar en el otoño boreal, el último obstáculo antes de que la FDA considere a la MDMA para uso medicinal. Con ese objetivo, la organización creó un vehículo especial de inversiones de US$ 70 millones en colaboración con Vine Ventures, uno entre varios fondos de inversiones especializados con nombres como Palo Santo, PsyMed o Neo Kuma, que se apresuran por ingresar a tiempo en el auge de las psicodélicas. En junio, Vine incorporó a la casa de subastas Christie’s para recaudar US$ 1600 millones destinados a la MAPS a través de la venta de un lote de arte en token no fungible.

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Placas petri que contienen micelio en distintos grados de desarrollo.

En una comunidad dominada desde siempre por los creyentes, la posibilidad del lucro es una fuerza nueva y desestabilizadora. De ahí la controversia en torno a Compass Pathways. Fundada inicialmente en 2015 como compañía de salud mental sin fines de lucro, Compass financió importantes proyectos tempranos de investigación y contó con el respaldo expreso de Doblin y de otros destacados investigadores. Luego, en 2018, empezó a hablar del patentamiento de una forma específica, o polimorfa, de psilobicina sintética. También pretendió patentar una técnica terapéutica con psicodélicas hasta el punto de sostener que ciertos aspectos de la decoración de una clínica -como «muebles blandos», «colores apagados» o «un sistema de sonido de alta resolución»- están sujetos a derechos de propiedad porque son parte clave de la terapia patentada de Compass.

El presidente y confundador de la compañía, George Goldsmith, defiende esas decisiones por ser la mejor manera de llevar un tratamiento prometedor a las masas. Alega que Compass tiene el potencial de transformar la salud mental, siempre que pueda ganar dinero. «El costo de hacerlo a escala mediante un modelo regulado es lamentable pero cierto -aclara. No hay forma de descontar los ensayos clínicos».

Para los críticos, entre los que se cuentan antiguos simpatizantes, esta nueva estrategia de patentamiento amenaza con sofocar el mercado incipiente. «Es como si alguien dijera que va a patentar la frase ‘Ave María'», opina el inversor y filántropo Carey Turnbull, de la entidad sin fines de lucro Freedom to Operate, que fue fundada para contrarrestar las afirmaciones de la compañía. Expertos en química y cristalografía contratados por su grupo descubrieron que la molécula sintética de Compass no era nueva sino una mezcla de viejos polimorfismos. En junio de este año, la Comisión de Patentes de los EE.UU. rechazó los pedidos de Turnbull de una «revisión posterior» de las patentes de Compass.

Mientras ocurría todo esto, Compass empezó a cotizar en Bolsa el 18 de septiembre de 2020En el primer día de operaciones consiguió un valor de mercado de casi US$ 1000 millones. En diciembre pasado, luego de que presentara los resultados del más grande ensayo ejecutado hasta la fecha con la terapia de psilocibina, el precio de sus acciones tocó los US$ 58. Sin embargo, los resultados del ensayo, al menos según el contexto exaltado de otros estudios recientes, fueron contradictorios. Los pacientes con depresiones resistentes a tratamientos que recibieron una dosis de la droga psilocibina COMP360 de Compass exhibieron una notable mejora en los síntomas. Alrededor de un tercio de los pacientes en un grupo con dosis elevadas mostraron un descenso en la gravedad de su depresión al cabo de 12 semanas. Pero lo mismo sucedió con el 10 por ciento en el grupo de control. El ensayo también planteó preocupaciones por la seguridad, ya que algunos participantes experimentaron impulsos suicidas. En el último año y medio las acciones de Compass retrocedieron de manera constante y a fines de agosto se negociaban a US$ 18.

La gente se acerca a las psicodélicas por sus propias experiencias de transformación. Las primeras tres décadas en la vida de Payton Nyquvest estuvieron caracterizadas, en igual medida, por dolores crónicos y poderes extraordinarios de compartimentación. El dolor lo remonta a su nacimiento, como prematuro tuvo múltiples complicaciones. Pese a todo, a los 30 años dirigía la oficina en Vancouver de una casa de operaciones de Bolsa y se concentraba en inversiones en sectores nuevos. Pero el dolor lo llevaba dos o tres veces por semana a una guardia hospitalaria, donde recibía el único tratamiento que parecía funcionar: inyecciones de un potente opioide. Con el tiempo se volvió dependiente de la sustancia.

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Los hongos son sometidos a secado y congelamiento en el laboratorio de Numinus en la isla de Vancouver.

En 2018, tras conocer casos de personas con síntomas similares que aseguraban haberse curado con las psicodélicas, Nyquvest contrató una estancia en Costa Rica, para recibir un ritual curativo con el brebaje alucinógeno a base de plantas llamado ayahuasca. «Centro médico all inclusive de lujo». Junto con otros 90 huéspedes, Nyquvest se vistió de blanco, se acostó sobre un colchón en un amplio salón ventilado y bebió la poción durante cuatro noches seguidas. A la segunda, recuerda, todo se oscureció repentinamente. Se dobló y pudo verse el estómago y los intestinos al aire libre, y sintió que una mano entraba por la garganta y le reacomodaba las entrañas. Luego tuvo una visión en la que estaba recién nacido, «de vuelta a la incubadora y sano». Asegura que desde entonces no ha tenido síntomas.

Al fundar Numinus «todo lo que quería hacer era dar más acceso», señala Nyquvest. Pero por más provechosa que haya sido, su experiencia -el simulacro moderno de una ceremonia de adivinación- es muy diferente del tipo de terapia que trata de llevar a las masas.

Nyquvest es crítico del enfoque de Compass, aunque en el tono no confrontativo que cabría esperar de un emprendedor canadiense de la salud mental y la psicodelia. «Mi preocupación es que entorpezca la accesibilidad -dijo. Hay muchos recursos que fueron volcados para tratar de crear algún producto nuevo que sea controlado y explotado para, ya saben, beneficio financiero». Pero hay otro extremo del espectro, y también son desconfiados. Algunos veteranos terapeutas y activistas creen que las autoridades y los reguladores médicos no deberían tener el poder de impedir que estos compuestos lleguen a las personas que crean necesitarlos. «Experimenté un profundo conocimiento espiritual y de sanación», cuenta David Bronner sobre sus propias experiencias con las psicodélicas. Bronner dirige Dr. Bronner’s Magic Soaps, la compañía de jabones orgánicos y cuidado personal que fundó su abuelo, y es un partidario de larga data de la investigación de MAPS. «Me ayudó a entender y superar la masculinidad tóxica y a ser una persona más empática, conectada y compasiva».

En 2023, Oregon se convertirá en el primer estado en tener psicodélicas ampliamente legalizadas. Un referendo votado en 2020 concedió a la agencia de salud del estado la tarea de supervisar el consumo de hongos mágicos en «centros de atención» en presencia de «prestadores con licencia». De momento, California, Colorado, Nueva York y Washington están considerando alguna forma de legalización, mientras que otros imponen la despenalización. Y la terapia con ketamina ya es legal. Al igual que la MDMA, la ketamina no es una psicodélica clásica: sus efectos disociativos, como de trance, la hicieron popular como anestésico legal y como droga ilícita. Pero una sólida literatura de investigación ha demostrado que la terapia asistida por ketamina puede reducir los síntomas o la depresión. Algunas compañías ofrecen ahora una terapia a domicilio, y envían por correo las tabletas a pacientes que deben tomarlas con supervisión a distancia.

Los riesgos son obvios. La ketamina es adictiva. Según la mejor evidencia disponible, la MDMA, la psilocibina y el LSD no lo son, y las psicodélicas clásicas también parecen provocar un riesgo muy bajo de efectos adversos. Pero de todos modos las drogas psicodélicas pueden ser peligrosas. Quienes se encuentran en riesgo de sufrir graves trastornos psiquiátricos deberían evitarlas, e incluso personas sanas en el medio de momentos alucinatorios de claridad pueden meterse en graves problemas si no tienen quien los guíe. «Solo falta el caso de un menor que se metió un montón de psilocibina y se puso detrás del volante de un auto y mató a alguien -alerta Nyquvest-. Una noticia así y todo se termina, ¿no?»

«Es como si alguien dijera que va a patentar la frase ‘Ave María'».

La propia Numinus ofrece terapia con ketamina en sus clínicas. También provee terapia hablada sin drogas y algo que llaman «integración psicodélica»: ayudar a pacientes que buscan las drogas por su cuenta a prepararse para la experiencia. La compañía está habilitada técnicamente para ofrecer una genuina terapia psicodélica en casos excepcionales según el Programa de Acceso Especial de Salud de Canadá, que al menos este año autoriza a los médicos a solicitar tratamientos para pacientes con trastornos graves o que pongan en riesgo sus vidas. Es una empresa pequeña: la facturación de la clínica en el trimestre más reciente fue inferior al millón de dólares. Sin embargo, más que en el dinero que genera hoy Numinus, Nyquvest se concentra en contar con la infraestructura necesaria para que los reguladores otorguen la bendición final a los nuevos tratamientos.

Un ciclo de tratamiento típico con ketamina en Numinus tiene tres componentes, que empiezan con una sesión de preparación, por lo general la semana previa a la administración, en la que terapeuta y paciente conversan todo, desde qué música poner hasta el efecto que tendrá la droga sobre las metas terapéuticas del paciente. El ciclo termina con una sesión de integración una vez que los efectos de la droga hayan desaparecido, con el objetivo de entender lo que sucedió. En el medio, está la sesión medicinal, en la que el paciente ingiere la droga y, con los ojos cubiertos y auriculares puestos, escucha música.

«Surgen emociones, imágenes, pensamientos que son más grandes, profundos, amplios y con más significación que en una sesión regular de terapia», señala Joe Flanders. Psicólogo e investigador en los ensayos clínicos de la MAPS con MDMA, trabaja en Numinus desde 2021, cuando le compraron su compañía radicada en Montreal, incluyendo dos clínicas que ofrecen terapia con ketamina. Como vicepresidente de Psicología, se ocupa de adiestrar a los terapeutas de Numinus. La empresa tiene 110 empleados.

Según el relato de Flanders, la meta de la terapia no consiste en extraer hondas obsesiones íntimas para analizarlas luego. «Confiamos mucho menos en los procesos cognitivos conscientes, activos», apunta. En cambio la terapia psicodélica es un «modo de experiencia» en la cual lo que sucede ocurre en un nivel emocional o incluso sensorial. «De verdad es importante ir por debajo de los procesos verbales», completa Flanders.

Por lo tanto, la tarea del terapeuta psicodélico consiste en ayudar a alguien a incorporar esas sensaciones nuevas e intensas. El paciente tiene que sentir la suficiente comodidad para entregarse de verdad. «Ingresas en un estado de conciencia con todo tipo de vulnerabilidades. Tienes que confiar de verdad en la persona sentada en la otra punta «, aclara Flanders. En Numinus como en el resto del sector, todos tienen plena conciencia de la importancia -y los riesgos- de la confianza. En 2019, la MAPS canceló su relación con dos investigadores de ensayos clínicos, un matrimonio que supuestamente había mantenido relaciones sexuales con una participante con la que habían trabajado. En julio, las autoridades de Canadá suspendieron un sitio de ensayos que efectuaba investigación independiente con MDMA con una droga provista por la MAPS, alegando preocupaciones por la seguridad de los pacientes. Los reguladores también descubrieron que la MAPS infringía normas de buenas prácticas clínicas, aunque se le permitió continuar con los ensayos tras proponer acciones correctivas. MAPS también enfrentó críticas respecto de que sus estudios exageran los beneficios de las psicodélicas.

En cuanto a Numinus, su necesidad es ganar dinero. Al igual que Compass, cuenta con una estrategia de propiedad intelectual, aunque procura no ofender la ética de la clandestinidad psicodélica. «Creemos que la psilocibina será un genérico, y los clientes podrán elegir cuál producto les gustaría usar -señala Nyquvest. Y creemos que una cantidad de personas preferirá lo natural». El año pasado, Numinus reclamó el patentamiento en los EE.UU. de técnicas para producir rápidamente especies de hongos naturalmente psicoactivos, y también presentó un pedido de patente internacional. La compañía estudia si otros compuestos de hongos podrían mejorar los beneficios terapéuticos.

El próximo grupo de patentes de Numinus se concentrará en los mecanismos de administración de las drogas. Además de una píldora, está explorando presentaciones líquidas y un té. La compañía también está habilitada para trabajar en su laboratorio con LSD, DMT y mescalina, y eventualmente podría explorar el potencial terapéutico de esas drogas. «Lo que ahora vemos es apenas la primera generación de esas drogas -observa David Olson, neurocientífico en la Universidad de California en Davis-. La tercera generación la formarán compuestos totalmente nuevos».

Olson es uno de los que creen que el componente psicológico de la acción de las drogas no es tan importante como los otros efectos biológicos más sutiles. En un estudio de 2018, el laboratorio de Olson demostró la llamada neuroplasticidad de compuestos psicodélicos como la psilocina, junto con LSD, MDMA, DOI, DMT y la ibogaína. Esas drogas parecen sanar las células cerebrales, y reforman las conexiones sinápticas debilitadas. Ello podría explicar por qué son eficaces frente a trastornos tan distintos aunque todos casos en los que las neuronas se atrofiaron.

«Creemos que la psilocibina será un genérico, y los clientes podrán elegir.»

Pero si la fuente del poder curativo de las drogas es la neurplasticidad, eso pone en duda el papel del viaje mismo, la comunión mística que por milenios definió la experiencia humana con los compuestos. Olson sugiere que todo eso podría no ser necesario. Teoriza que las drogas podrían ser efectivas sin sus cualidades psicodélicas. «Estoy muy a favor de que se usen en las clínicas -afirma sobre los alucinógenos existentes. La gente está desesperada». La compañía que tiene a Olson entre sus fundadores, Delix Therapeutics, cuentan con varios compuestos en desarrollo que funcionan como las psicodélicas pero sin el efecto alucinógeno. Espera empezar los ensayos clínicos ya el próximo año. En otra línea de investigación, Olson trabaja con Boris Heifets, de Stanford, para probar su hipótesis en humanos suministrándoles drogas psicodélicas a los participantes mientras se encuentran inconscientes por la anestesia.

La de Olson es la posición minoritaria entre sus pares. Matthew Johnson es psicólogo y profesor en Johns Hopkins Medicine e investigador líder en el campo. «Creo en la promesa de la terapia psicodélica -aclara-, y por terapia psicodélica quiero decir: dosis altas, preparación y atención a la experiencia«. Johnson trabaja con una compañía, Mydecine, para llevar al mercado un producto para dejar de fumar que se basa en la psilocibina.

El argumento de Olson tiene otro lado. Quien lo formula es su colaborador en Stanford, Heifets, doctor y neurocientífico. Destaca que hasta ahora en los grandes ensayos con psicodélicas, los grupos de placebo también consiguieron resultados bastante fuertes. En otras palabras, proveer la terapia de tipo psicodélica sin darles las drogas hace mucho bien. En vez de domesticar los compuestos para que encajen en nuestros sistemas de salud actuales, tal como propone Olson, tal vez deberíamos tratar de hacer lo opuesto.

Eso implicaría hacer más accesible la terapia hablada. «El modelo de tratamiento psicodélico no es adecuado para la infraestructura que tenemos», acota Heifets. «¿Por qué tenemos una crisis de la salud mental? -pregunta. No creo que sea porque falte la adecuada droga antidepresiva».

Fotografías por Grant Harder

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Ciencia y Salud

VRS en adultos, prevención con vacunas

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Las infecciones por VRS en los adultos 01s2UX

“Disponemos ya de tres vacunas eficaces y seguras de los laboratorios farmacéuticos GSK, Pfizer y Moderna: Arexvy, Abrysvo y mRESVIA, respectivamente”, destaca la Dra. Elena García Castillo, neumóloga del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, experta en tabaquismo.

Las tres vacunas frente al VRS, que ya están aprobadas para su comercialización al menos en EE.UU. y Europa, cuyos resultados de sus exigentes estudios clínicos fueron publicados en 2023 en la revista New England of Medicine, han demostrado un 82,6 %, 66,7 % y 83,7 % de efectividad primaria.

Cabe recordar que el virus respiratorio sincitial provocó, en el año 2022 y sólo en España, una infección aguda (IRA) a 200.000 personas mayores, con 18.000 hospitalizaciones y alrededor de 1.270 fallecimientos.

Según tablas del Ministerio de Sanidad, en el periodo 2022-23 (hasta la décima semana), este virus obligó a hospitalizar a 264 personas de 80 ó más años por cada 100.000 habitantes, y a casi a 68 personas de 65 a 79 años.

Respecto a la infancia, el virus respiratorio sincitial, causante del 70-80 % de la afamada y mediática bronquiolitis, y en el mismo periodo, consiguió llevar a las Urgencias hospitalarias a 926 menores de 5 años, según la misma proporción ministerial.

En este sentido, el VRS ha encontrado un rival feroz en el anticuerpo monoclonal nirsevimab para lactantes sanos, que prácticamente asegura su protección frente al VRS durante toda la temporada de alta infección, de octubre a marzo en el hemisferio norte terráqueo.

De hecho, según el Comité Asesor de Vacunas e Imunización de la Asociación Española de Pediatría, la eficacia preventiva de nirsevimab, con datos de marzo de 2024, fuer superior al 70 % en lactantes de menos de nueve meses de edad.

Este fármaco se ha convertido en una herramienta preventiva de vanguardia para la salud de todos los bebés menores de dos años.

Hasta su reciente aparición, la inmensa mayoría de estos niños y niñas, todavía sin un desarrollo pleno de su inmunidad humoral, se contagiaban del virus respiratorio sincitial.

“La respuesta inmunitaria que desencadena el organismo del bebé está mediada por la inmunoglobulina del epitelio respiratorio. Y esta respuesta es breve y de poca intensidad, origen del elevado número de infecciones”, enmarca la Dra. García Castillo.

Ilustraciones e imágenes cedidas para su uso editorial y divulgativo por la Dra. Elena García Castillo.

El virus respiratorio sincitial acecha a todos los mayores de 60 años

El virus respiratorio sincitial pertenece a la familia de los paramixovirus, al igual que los virus causantes del sarampión y de las paperas (parotiditis).

“Su genoma viral, ARN de cadena sencilla, con diez genes que codifician once proteínas, presenta una envoltura lipídica en la que se encuentran dos glucoproteínas (F y G), determinantes para el desarrollo de las vacunas”, explica.

La glucoproteína F es la responsable de la fusión superficial de las membranas de los virus y de las células humanas, provocando la infección y posterior aglomeración de los núcleos celulares, los llamados sincitios.

Esta glucoproteína F puede adoptar dos conformaciones espaciales: prefusión (pre-F), con forma filamentosa, y posfusión (pos-F), con forma esférica, sin epítopos, predominante en el VRS.

La prefusión F, altamente infectiva, muestra hasta cinco epítopos (porción de una macromolécula reconocible por el sistema inmunitario).

Estos epítopos cimentan la unión de un antígeno (tóxico para el organismo) con un anticuerpo (defensa para el organismo).

La glucoproteína G provoca la unión de células ciliadas de las vías respiratorias, que transportan sustancias, y las células planas de los alveolos pulmonares.

“Esta glucoproteína demuestra una gran variabilidad y es lo que hace que encontremos las diferencias antigénicas entre el virus respiratorio sincitial tipo A y el tipo B”, señala la neumóloga.

El virus se transmite por las gotitas que expulsa una persona infectada durante la respiración o después de estornudar. Este microorganismo se introduce en nuestro cuerpo a través de la mucosa de la boca y la nariz o de la conjuntiva de los ojos.

Además, nuestras manos y labios infectados se convierten en vectores del contagio indirecto.

Igualmente, el VRS sobrevive algunas horas, incluso hasta doce, sobre los objetos, sean chupetes, biberones, juguetes, barandillas de una cuna, las asas de un moisés o el picarporte o tirador de una puerta.

Esta virus es capaz de progresar en el organismo en tres o cuatro días, iniciando su acción patológica con un cuadro clínico similar al de un resfriado común o catarro.

En los casos más severos, el virus lesiona la mucosa interior de los bronquios y bronquiolos, los más finos y delicados, causando bronquiolitis, pudiendo ocasionar neumonía.

“De ahí que sea fundamental hacer hincapié en la higiene de manos y el uso de mascarillas. Muchos de nuestr@s pacientes son abuelas y abuelos, personas que se han convertido en los cuidadores diarios de sus nietos”, subraya la médica de La Princesa.

“Aún así, hemos visto y vemos a much@s pacientes jóvenes con epoc o asma, no tan mayores, que han tenido que ingresar en el hospital por cuadros de hiperreactividad bronquial (respuesta exagerada de la mucosa) y broncoespasmos”, puntualiza.

“Lógicamente, somos muy conscientes de que las personas mayores padecen comorbilidades respiratorias (epoc, asma, etc.), patologías cardíacas, diabetes o enfermedad renal crónica. Y cuando se infectan, el problema se agrava por la descompensación de estas comorbilidades”, informa.

Esta circunstancia se debe, en esencia, a que los adultos, conforme van cumpliendo años, pierden poco a poco sus capacidades inmunológicas.

“No sólo significa la reducción del número de linfocitos T en su organismo (células que participan activamente en el sistema de respuesta inmune y en la producción de anticuerpos), sino que funcionalmente son menos activos que los linfocitos T de la población más joven”, aclara.

Esta disminución de linfocitos T en cantidad y funcionalidad acarrea dos problemas: l@s pacientes se van a infectar más y el desarrollo de las vacunas tiene que estar pensado para alcanzar niveles elevados de protección.

El diagnóstico del virus respiratorio sincitial suele realizarse después del ingreso hospitalario, puesto que será preceptivo efectuar una PCR al paciente (detección del material genético del virus) con el fin prioritario de poner nombre y apellidos al patógeno.

“Consecuentemente, se deduce que existe un gran infradiagnóstico del VRS porque un gran número de pacientes no acude a las urgencias sanitarias y tampoco se practica un test rápido antigénico”, advierte la neumóloga.

Respecto al manejo y tratamiento de la infección por VRS, no existe un tratamiento específico contra el virus, sino que muchas veces sólo se pueden abordar los síntomas, sin poder combatir a la causa subyacente.

“Una situación sanitaria que aconseja siempre extremar todas las medidas de prevención a nuestro alcance para que las personas mayores, como el resto de la población, no se infecten con el virus respiratorio sincitial”, recalca para reforzar la idea principal.

Arexvy, Abrysvo y mRESVIA, las tres vacunas que previenen la infección del VRS

La línea de investigación del laboratorio GSK con Arexvy se ha centrado en localizar un antígeno vacunal que sea altamente eficaz y lo ha encontrado a través de la conformación de la proteína F en su forma presfusión (Pre-F).

La combinación del antígeno RSVPreF3, con la ayuda del adyuvante AS01E, se ha diseñado para “inducir robustas respuestas celulares y humorales con el objetivo de proteger a los adultos mayores, con y sin comorbilidades”, informa la neumóloga.

El antígeno induce anticuerpos neutralizantes que potencian la inhibición de la replicación viral y el sistema adyuvante favorece la respuesta inmune celular y restablece los niveles de linfocitos T.

En los estudios previos a su aprobación por la FDA y la EMA, que incluyeron la participación de 24.966 personas mayores de 60 años, la vacuna Arexvy, con una sola dosis, obtuvo una eficacia final estimada en el 82,6 % de los casos.

El objetivo primario de la vacuna consistía en demostrar la prevención de la enfermedad respiratoria del tracto inferior (ETRI) por VRS durante una temporada.

Además, la vacuna resultó eficaz en dos objetivos secundarios: un 71,7 % de prevención de los síntomas del VRS en el tracto respiratorio superior y un 94,1 % en casos graves de infección del tracto inferior (ETRI), aquellos que suelen necesitar hospitalización.

La población del estudio aglutinaba a pacientes con diferentes comorbilidades: epoc (9,1 %), asma (9,6 %), otras enfermedades pulmonares o respiratorias crónicas (17,8 %), insuficiencia cardíaca crónica (3,2 %), diabetes mellitus tipo 1 ó 2 (22,7 %) y enfermedad hepática o renal avanzada (5,4 %), entre otras.

“En cuanto a los efectos secundarios, no se detectaron diferencias graves entre las personas vacunadas con placebo (sustancia sin acción terapéutica) y las vacunadas con el antígeno RSVPreF3 de Arexvy”, expone.

“Pero estos últimos sintieron dolor localizado, artralgia, cansancio, cefalea, mialgia y debilidad generalizada; acontecimientos de carácter pasajero, y de nivel leve o moderado”, añade.

La línea de investigación del laboratorio Pfizer con Abrysvo se ha centrado también en la conformación de la proteína F en prefusión, pero es una vacuna bivalente y no adyuvada (RSVpreF).

“Toma proteínas tanto del virus respiratorio sincitial tipo A como del tipo B”, distingue.

Participaron 34.284 personas mayores de 60 años (17.215 en el grupo RSVPreF y 17.069 en el grupo de placebo) y el objetivo primario consistía, al igual en sucedió con Arexvy, en evaluar la eficacia en la prevención VRS en ETRI.

“En los casos en los que los pacientes tenían dos o más signos o síntomas se consiguió una eficacia del 66,7 % con una sola dosis… con más de tres síntomas un 85,7 %… Y si la enfermedad que padecían era grave se alcanzó una eficacia del 62,1 %”, resalta.

El dolor fue el efecto secundario local más frecuente y el cansancio, dolor de cabeza y muscular a nivel sistémico, la mayoría de nivel levo o moderado.

El estudio reportó, a su vez, tres casos graves que se han anotado como efectos secundarios posibles en el proceso de comercialización.

La línea de investigación del laboratorio Moderna con mRESVIA se ha centrado, en cambio, en la molécula de ARN mensajero que coficia la proteína de prefusión F.

Al igual que sus compañeras, esta vacuna contra el VRS intentó demostrar la eficacia de una dosis de mRNA-1345 para la prevención ETRI, para lo cual participaron 35.541 personas mayores de 60 años.

“Con dos o más signos o síntomas en el tracto respiratorio inferior, una dosis de mRESVIA demostró una eficacia del 83,7 % frente al VRS… un 82,4 % con tres signos o síntomas y un porcentaje del 68,4 en los casos graves de enfermedad”, resume la médica neumóloga.

Los efectos adversos, evaluados tras el estudio de 2.000 pacientes y siguientes horquillas, se focalizaron en el dolor local y en el cansancio, dolor de cabeza, artralgia y mialgia a nivel sistémtico, en su mayoría pasajeros y de nivel leve o moderado.

“Conclusión, las tres vacunas han demostrado un buen perfil de seguridad y una elevada eficaciá para prevenir la infección de vías respiratorias inferiores (ETRI) por VRS en adultos de 60 o más años, especialmente si padecen comorbilidades”, asegura.

La intervención de la Dra. Elena García Castillo en el videoblog de Neumología, cuyo referente médico es el Dr. Julio Ancochea Bermúdez, jefe del Servicio en el Hospital La Princesa, se incluye en los ciclos de conferencias y seminarios que se imparten a través de la “Cátedra Respira Vida UAM-GSK” patrocinada por la farmacéutica Glaxosmithkline.

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Ciencia y Salud

Controlar el peso de la mochila y sus características, clave para prevenir dolores de espalda

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El término de las vacaciones supone una vuelta a la rutina diaria. La vuelta al trabajo para los adultos y la vuelta al cole para los más pequeños. Ahora hay que retomar los horarios de levantarse y de acostarse, del baño, las comidas, los deberes y de las actividades escolares. El nuevo curso que ha empezado implica nuevos libros, nuevo material escolar y nueva mochila. La mochila va a ir a la espalda del niño durante todo el curso, por eso es muy importante elegir la más adecuada.

Lo primero que hay que mirar cuando se va a comprar una mochila nueva, es que se ajuste al tamaño y a la necesidad de cada niño.

Es preferible elegir la que va a los hombros en vez de una mochila de ruedas. Las mochilas con ruedas, según los expertos, pueden provocar lesiones de hombro porque, a la hora de subir escaleras, hay que levantarla, lo que puede provocar que el brazo y el cuello se tensionen.

Si ya se tiene una mochila con ruedas, es mejor que el escolar la empuje hacia adelante, en vez de arrastrarla, para evitar la tensión en los brazos.

Es importante a la hora de elegir la mochila que las tiras que van a los hombros sean anchas y ajustables; el respaldo acolchado y que no sea más grande que la espalda del niño.

La Asociación Española de Pediatría recomienda, a la hora de cargar la mochila, que su peso no supere el 10 por ciento del peso corporal del escolar, por ejemplo, si el niño pesa 30 kilos, la mochila no debe exceder los 3 kilos de carga.

Sin embargo, hay muchos días en los que los niños tienen que llevar demasiados libros a clase, y muy pesados, lo que supone cargar demasiado peso, una sobrecarga que puede provocar dolor de espalda.

Desde el Hospital Universitario General de Villalba, la doctora Ainhoa Rodríguez Oyaga, especialista en Rehabilitación, aconseja elegir mochilas de calidad “con costuras fuertes, correas anchas y ajustables a nivel de los hombros, dorsal acolchado y cinturón pélvico para que se mantenga pegada a la espalda. El uso inadecuado de las mochilas puede sobrecargar la musculatura de la espalda y generar dolor; además, al intentar compensar el peso, puede cambiar el patrón de la marcha y generar inestabilidad”.

Lleva en la mochila lo estrictamente necesario por el bien de tu espalda

Los problemas de espalda en escolares, son habituales a consecuencia del peso que soportan a diario.

Para evitar estos problemas es importante llevar solo lo estrictamente necesario, es decir, los libros y el material que se vayan a utilizar cada día; y revisar a diario el contenido de la mochila para evitar acumular material innecesario.

Se deben colocar los objetos más pesados en la zona inferior, central, lo más cerca de la espalda, lo demás se va acoplando en los huecos que quedan.

Una vez colocado todo en la mochila, se deben ajustar bien los dos tirantes y, aunque está de moda, es un error llevarla muy baja o colgando de un hombro, siempre tiene que estar pegada al cuerpo para que el peso caiga sobre la zona dorsal y no en la lumbar.

Prevenir los problemas de espalda

En la prevención de problemas de espalda, influyen varios factores como el tiempo que llevan los escolares las mochilas cargadas a la espalda, este periodo no debe exceder los 15 minutos.

También es fundamental fortalecer la musculatura de esta zona; la doctora Rodríguez Oyaga aconseja que “los niños menores de 6 años con el juego activo al aire libre es suficiente, mientras que los niños mayores deben realizar actividades deportivas de forma regular, siempre a su gusto para facilitar la continuidad en el tiempo”.

La alimentación es otro factor para que el rendimiento físico y escolar sea bueno. El desayuno es la comida más importante del día y, a pesar de ir con prisas por la mañana, no hay que olvidar preparar un desayuno con cereales, lácteos, fruta y una tostada con aceite de oliva o tomate natural para cubrir las necesidades calóricas necesarias para la jornada escolar.

Es importante insistir en que llevar mal colgada la mochila puede sobrecargar los músculos de la espalda, provocar dolor e inestabilidad al caminar. Por ello, hay que revisar cómo llevan la mochila y retirar el peso.

En caso de que el dolor se vuelva intenso se puede tomar algún analgésico menor. Si persiste la sintomatología o es demasiado intensa, pueden consultar a su Pediatra de Atención Primaria.

Mochilas colgadas en el exterior de un aula escolar de Valencia. EFE/Biel Aliño

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Ciencia y Salud

La vida universitaria con autismo: adaptaciones para estar en igualdad de condiciones

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¿Cómo es la vida universitaria con autismo?

Se desconoce el número de alumnos con TEA que hay en las universidades españolas, pero el acceso a estos estudios superiores para muchos de ellos no resulta nada fácil, pues durante el bachiller no disponen de adaptaciones.

Así, la etapa del sistema educativo previo a la Universidad, es “completamente olvidada”, sostiene la presidenta de la Asociación ´Asperger Madrid”, Paloma Martínez.

Sin embargo, una vez dentro de las universidades, los estudiantes de TEA vuelven a poder tener adaptaciones a sus estudios, aunque lamentan que no siempre se cumplen y, en ocasiones, no son suficientes para estar en igualdad de condiciones con los alumnos neurotípicos.

Adaptaciones para tener las mismas oportunidades

Todas las universidades están obligadas a tener una oficina para la inclusión de personas con discapacidad y los funcionarios de estas se encargan de ayudar a los alumnos con autismo con las adaptaciones que cada uno de ellos necesite.

Estas adaptaciones “lo único que buscan es que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades”, asegura Gustavo de la Torre, psicólogo en la oficina de atención a la discapacidad de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).

No todos los universitarios con autismo tienen las mimas adaptaciones porque cada uno de ellos tiene diferentes necesidades.

Deia Villanueva, estudiante de Biología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), señala que necesita hacer los exámenes en un aula aparte porque los pequeños ruidos de una clase llena de estudiantes evaluándose le impiden concentrarse.

Por su parte, David Dias, estudiante de Periodismo en la UC3M, realiza las pruebas de evaluación a ordenador porque tiene disgrafía y su letra “es horrenda”, comenta el joven que insiste en que no es solo para él, también “para el pobre profesor que tenga que entender eso”.

En general, los estudiantes con autismo también cuentan con más tiempo en los exámenes, aunque la mayoría de ellos asegura no necesitarlo.

El día a día de una jornada lectiva para muchos de ellos supone “sobrevivir a la universidad”, sostiene Deia Villanueva.

“Acabamos tan agotados de socializar y de la sobrestimulación que cuando llegamos a casa no tenemos fuerzas para ponernos a estudiar”, explica la universitaria que recalca que eso les sitúa en desventaja con el resto de los alumnos neurotípicos.

En el caso de Ana García (nombre ficticio), que estudia el doble grado de Ciencias Políticas y Filosofía en la UCM, necesita llevar a clase juguetes antiestrés para autorregularse.

Cuando se satura puede llegar “un poquito tarde o salir un poco antes”, detalla.

También puede llevar gafas de sol porque las luces artificiales le molestan bastante, aunque aclara que no siempre lo hace.

Además, Ana puede grabar las clases ya que tiene un retraso en el proceso auditivo, por lo que a veces no consigue diferenciar los sonidos y no es capaz de distinguir lo que está diciendo el profesor, solo escucha ruido.

David Dias en la Universidad Carlos III de Madrid en el Campus de Getafe/Foto: Carmen Jaquete

El capacitismo, un prejuicio también en las universidades

Pero los alumnos lamentan que no siempre el profesorado hace estas adaptaciones y Deia quiere dejar muy claro que no se trata de “un favor” como muchas veces se plantea.

“No es algo que los profesores hacen si les apetece, es algo que tienen que hacer por ley”, reclama la joven.

Ana relata que tenía un profesor que hacia muchos comentarios en los que decía cosas como que “las personas autistas eran muy robóticas” o “que no tenían sentimientos”.

Los estudiantes de otras facultades también reconocen haber sufrido capacitismo en las aulas, que es como se conoce a la discriminación a las personas con discapacidad.

“Una profesora se negó a hacerme las adaptaciones. Contacté con la oficina de inclusión y me dijeron que no me las iba a hacer. Cuando llegó el examen decidió hacerme la mitad y después me dijo que era para demostrarme que era capaz de mucho más de lo que creía, que estaba muy orgullosa de mí y me dio un abrazo sin consentimiento”, relata Deia Villanueva.

Tras este episodio la estudiante de Biología recuerda que se quedó “fatal” y que fue “una situación horrible”.

Otro estigma que sufren los alumnos con autismo en la universidad es la infantilización.

“Ven a las personas como un niño eterno y hablan por encima de ti”, señala Ana.

“Los profesores te ven súper inocente, te abrazan o te tocan cuando no quieres”, añade Deia.

Deia Villanueva, estudiante de Biología en la Universidad Complutense de Madrid, en una calle del barrio de Chamberí/Foto: Carmen Jaquete

Sheldon Cooper ha hecho mucho daño

Las personas con autismo también tienen que batallar contra los prejuicios y estereotipos que les persiguen constantemente.

“La mayoría de nosotros acabamos ocultando que somos autistas porque es la única forma de que nos tomen en serio”, sostiene Deia.

Ignacio Pantoja, estudiante de Farmacia en la UCM, denuncia que “las series como ‘Big Bang Theory’ no tienen nada que ver con la realidad” y Deia recalca que el protagonista de esta serie, Sheldon Cooper, al que se muestra como a una persona autista “ha hecho mucho daño”.

“Si has conocido a una persona autista, has conocido a una persona autista, porque somos muy diferentes cada uno. Sí, tenemos dificultades similares, pero las presentaciones son tan diversas como las personas”, explica Deia.

Para luchar contra los estereotipos, David propone ver a nuevos referentes porque considera que no hay ninguno “que no sea desde el cliché” y que le gustaría “ver a un autista médico, político o periodista”.

Además, todos los estudiantes entrevistados han asegurado haber sufrido acoso escolar en al menos una de sus etapas educativas.

Aunque en la universidad el acoso es mucho menos frecuente, Ignacio señala que en muchas ocasiones sus compañeros le han dejado de lado por ser diferente.

Ignacio Pantoja, estudiante de Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid, en el parque de la Quinta de la Fuente del Berro/Foto: Carmen Jaquete

Los estudiantes con autismo deben ser escuchados de verdad para poder mejorar la universidad

Para mejorar las universidades y que estén más adaptadas, Ana cree que es necesario “consultar a las personas autistas y escucharlas de verdad”, ya que siente que las instituciones no cuentan con los propios estudiantes a la hora de implementar medidas de mejora.

David propone crear grupos de apoyo en los que pudieran “aprender unos de otros”, como los que él tenía en Bélgica cuando estuvo de erasmus en la PLX University of Applied Sciences and Arts.

Allí se sorprendió al encontrase con unos 150 estudiantes con autismo, en comparación con Madrid que es el único.

Además, contaba con una ayuda “más personal” que le gustaría que hubiera también en España.

En Bélgica, la universidad le proporcionó un psicólogo privado y le ayudó a conseguir un trabajo adaptado en la hostelería para que pudiera tener una independencia económica.

Deia y Ana reclaman “un servicio de salud mental y de apoyo especializado dentro de la universidad”, ya que el que hay “no está hecho para personas con discapacidad”.

Lamentan que es un servicio telefónico y que las personas con autismo tienen problemas para llamar y que no ofrece una atención con seguimiento, sino que son solo consultas puntuales.

“Contar con un sitio en la biblioteca en el que no tengamos que estar sometidos a la misma iluminación y con más espacio para movernos, porque una persona autista necesita moverse mucho”, propone Ana.

Ella cree que “la universidad debería ser adaptada a nivel estructural”.

Falta de personal

Desde la oficina para la inclusión de la UCM, su coordinadora Antonia Durán insiste en la falta de personal.

“Solo hay tres compañeros y dos becarias” para toda la universidad, que cuenta con más de 35.000 estudiantes, especifica.

Aunque Antonia considera que el verdadero reto para mejorar la universidad reside en el profesorado, para el que ve necesario “más formación y apoyo para hacer las adaptaciones”.

David precisa que no todo puede ser “pastillas y dinero”, sino que para que realmente se mejore la sociedad es necesario “integrar a las personas, hacerles saber que son útiles, que no hay que tener lástima y que pueden aportar”.

Las personas con discapacidad ofrecen “una visión diferente del mundo y ayudan a crear una sociedad más diversa y constructiva”, sostiene David.

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