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Ciencia y Salud

Operación retorno al gimnasio tras las vacaciones

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Un clásico de fin de vacaciones es hacer planes para apuntarse al gimnasio o reemprender actividades deportivas después del descanso veraniego.

Para facilitar este proceso, el Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña ofrece una serie de claves a considerar cuando se vuelve a realizar ejercicio tras una pausa prolongada.

El primero de estos consejos subraya que la práctica de ejercicio físico es una forma excelente de mantener la salud, pero que siempre hay que actuar con prudencia.

Clara Bergé, fisioterapeuta y vocal del Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña explica que hay muchas formas de mantenerse en forma y saludable.

“No obstante, es esencial escoger la opción más adecuada según las características personales, preferencias y estado de salud de cada persona”, apunta la experta en una entrevista con EFEsalud.

La prudencia es esencial

La fisioterapeuta indica que debemos ser prudentes al retomar el ejercicio en el gimnasio después de un periodo de inactividad, como pueden ser las vacaciones.

Esto se debe a que el periodo de inactividad podría haber reducido nuestros niveles de condición física.

Aunque mantengamos la misma motivación para retomar las actividades, es posible que no estemos en la misma forma física que antes.

Esta disminución en nuestra condición puede aumentar el riesgo de lesiones o de experimentar consecuencias negativas si retomamos el ejercicio con demasiada intensidad

“Debemos ser precavidos. Por ejemplo -añade-, si se trata de una actividad cardiovascular y antes corrías una hora, se podría reducir ese tiempo al principio. Es decir, establecer una meta menos ambiciosa en ese sentido. Si se trata de un entrenamiento de fuerza, es posible que haya que disminuir el número de series o la intensidad de los pesos que levantas al comenzar”.

Factores a considerar para volver al gimnasio

Comienza con actividades que antes no te suponían un esfuerzo muy alto: Si antes de las vacaciones en el gimnasio solías realizar diferentes tipos de ejercicios, como actividades dirigidas, y sabes que tolerabas mejor sesiones de pilates o yoga sin experimentar mucha fatiga, empieza por esas. Luego, ve incorporando el resto según tu nivel de intensidad.

Disfrutar de la actividad es clave: A veces hacemos ejercicios solo porque “toca”, como levantar pesas dos días a la semana, pero no lo disfrutamos tanto. En cambio, si hay actividades que realmente te gustan, como nadar, es mejor empezar por ellas. Comenzar con algo que te apetece hará que sea más fácil mejorar tu condición física al principio, ya que se disfruta.

Dejarte aconsejar: Cualquier profesional que trabaje en un centro deportivo te dirá por dónde empezar. Pedir consejo siempre es una buena idea y puede ser muy útil para guiarte en el proceso.

¿Cómo pueden los fisioterapeutas ayudar a retomar el ejercicio?

La experta explica que, normalmente, los periodos de inactividad suelen estar asociados con la aparición de dolores.

Recomienda que cuando sientas molestias, lo primero que debes hacer es consultar a un profesional sanitario antes de asumir que es normal.

“Es importante actuar correctamente porque, por ejemplo, podrías pensar que si te duele la rodilla no debes hacer ejercicios de la extremidad inferior, cuando en realidad podrías necesitar fortalecer la musculatura para aliviar el dolor. Por eso, siempre que haya molestias o dolores, es esencial buscar el asesoramiento de un fisioterapeuta o un profesional sanitario”, indica la especialista.

Clara Bergé, fisioterapeuta y vocal del Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña. Foto cedida.

Signos de que el cuerpo está sobrecargado

La fisioterapeuta señala que cuando experimentas agujetas o dolor muscular post-ejercicio, conocido como “doms”, es importante prestar atención a la intensidad.

Si el dolor es muy fuerte, es probable que te hayas excedido en el esfuerzo. Cada persona tiene un umbral diferente; algunas personas notan agujetas con muy poco ejercicio, mientras que otras no.

Sin embargo, si llegas al punto en que te cuesta bajar las escaleras, es una señal de que quizás te has pasado y deberías reducir la intensidad.

Además, si después del ejercicio tienes dificultades para dormir, probablemente también es una señal de que no has tolerado bien el estímulo y que necesitas ajustar tu rutina.

También es muy importante que cuando empiezas a hacer ejercicio puedas descansar bien.

“Un ejemplo típico es el de los padres recientes que tienen un bebé que no duerme por las noches. Si comienzan a hacer ejercicio en esa situación y sienten dolor en todo el cuerpo, es porque no están durmiendo lo suficiente”, aclara la fisioterapeuta.

Si no descansas bien, el ejercicio a menudo no te sentará bien, ya que el descanso es fundamental para la recuperación y el rendimiento físico.

La experta advierte de que más allá de las agujetas, las lesiones más comunes suelen ser sobrecargas musculares o tendinopatías provocados por un exceso de carga.

“Estas lesiones no son graves ni alarmantes, pero si ocurren se recomienda descansar de esa actividad durante 3 ó 4 días y luego retomarla de la manera específica que te indique el profesional. No se trata de eliminar la actividad porque cause el problema, sino de adaptarla a tus características para evitar que vuelva a suceder”, puntualiza.

Las señales más frecuentes son inflamación en una articulación o una sensación de rigidez y tensión muscular. Esto podría deberse a una mala integración de la práctica de ejercicio en tu rutina.

Errores más comunes

A veces nos excedemos con la dosis de ejercicio, queriendo hacer demasiado de golpe, y ahí es cuando pueden aparecer sobrecargas o tendinopatías, porque intentamos probarlo todo.

Está bien querer probar diferentes actividades, pero es importante empezar con aquellas de bajo nivel, donde controles los movimientos y no añadas una carga extra. A partir de ahí, puedes ir progresando.

La motivación es importante, pero también puede llevarnos a cometer errores, como establecer metas poco realistas, como querer recuperar un peso específico en solo tres semanas.

Eso no es alcanzable ni saludable. Querer hacer cambios bruscos en el cuerpo, especialmente en relación al peso, no funciona.

Es fundamental recordar que cada persona tiene necesidades diferentes cuando se trata de ejercicio, por lo que es un proceso muy personal.

Actividades más aconsejadas para retomar el ejercicio físico

La experta explica que las actividades acuáticas son ideales para empezar o retomar el ejercicio tras las vacaciones, si el gimnasio las ofrece.

Estas actividades tienen un impacto y velocidad bajos, lo que permite un control más seguro y gradual.

“Las actividades acuáticas, como el aquagym, son una excelente opción para empezar, ya que no tienen impacto, permiten regular la velocidad y cuentan con la flotabilidad del agua, lo que hace el ejercicio más agradable al no notar el sudor. En nuestro centro deportivo, recomendamos comenzar con estas actividades si no sabes por dónde empezar. Además, no es necesario saber nadar para participar en gimnasia acuática, así que no dejes que eso te detenga”, señala.

Otras opciones recomendables para quienes nunca han hecho ejercicio son las gimnasias suaves o cuerpo-mente, como pilates y yoga.

Estas actividades no añaden carga adicional, son lentas y requieren atención a los movimientos, lo que las hace más adecuadas para principiantes.

Las actividades acuáticas, como el Aquagym, son una excelente opción para empezar, ya que no tienen impacto, permiten regular la velocidad y cuentan con la flotabilidad del agua, lo que hace el ejercicio más agradable al no notar el sudor. EFE/Elvira Urquijo A

Recomendaciones para personas con problemas musculoesqueléticos

Clara Bergé explica que la causa de los problemas musculoesqueléticos depende mucho de si están relacionados con el sedentarismo o no.

“Por ejemplo, si tienes una patología congénita que te ha causado problemas, es un caso particular. Lo mismo ocurre si has tenido un accidente de tráfico que resultó en una fractura o luxación; es una situación diferente”, señala la experta.

Sin embargo, lo más común es que el dolor musculoesquelético esté asociado con bajos niveles de actividad física, mala alimentación y hábitos poco saludables.

Estas son las principales causas, aunque obviamente puede haber otras.

Si se identifica que estos malos hábitos, como la falta de actividad física, son la causa, es fundamental actuar en consecuencia con una programación adecuada de ejercicio, teniendo siempre en cuenta el nivel de partida de la persona.

De lo contrario, si alguien que nunca ha hecho ejercicio comienza de manera intensa, es probable que al día siguiente experimente molestias en todo el cuerpo y no perciba la actividad como algo positivo.

Consejos para tu vuelta al gimnasio

La fisioterapeuta del Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña recomienda elegir un gimnasio que esté cerca de casa o del trabajo para poder integrarlo fácilmente en la rutina semanal y mantener la constancia.

Además, aconseja buscar actividades que disfrutes, ya que esto hará que el ejercicio sea más agradable.

Por último destaca que si se tiene alguna molestia, patología previa o dudas se consulte a un profesional sanitario para obtener la mejor orientación y comenzar o retomar el gimnasio tras las vacaciones de manera segura.

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Metapneumovirus humano, un virus respiratorio global y conocido sin potencial pandémico

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Lo explica a EFEsalud la microbióloga Concepción Gimeno, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), quien aleja cualquier tipo de alerta ante el metapneumovirus humano (HMPV, por sus siglas en inglés), un virus respiratorio común y global frente al que la mayoría ya hemos desarrollado anticuerpos.

“Un 90 % de las de las personas mayores de diez años tenemos anticuerpos, lo hemos pasado a lo largo de la infancia, en muchos casos asintomáticos o pensando que era un resfriado típico de un niño que está en la guardería”, precisa.

El brote infeccioso de China

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha explicado que, de acuerdo a la información recibida de las autoridades China, los patógenos que se han detectado en el brote infeccioso en el norte del país son los virus sincitial respiratorio (VRS), el metapneumovirus humano (MPVH), el SARS-CoV-2 (causante de la covid) y, sobre todo, el de la gripe estacional.

“Los niveles de infecciones respiratorias notificados en China están dentro de lo habitual para la estación invernal”, ha recalcado la portavoz de la OMS, Margaret Harris.

Sin embargo, el hecho de ser un virus menos conocido que otros entre la población y que, además, exista un metapneumovirus aviar ha encendido algunas alertas.

La microbióloga explica que el metapneumovirus aviar es el posible ancestro del metapneumovirus humano y que ahora no existen brotes importantes de casos de este virus”.

Asegura que el metapneumovirus es un virus lento, que tarda mucho en mutar, y que es muy diferente al de la gripe aviar H5N1 que se adapta con más rapidez, por lo que no tiene porqué existir relación entre estos dos patógenos, “son dos problemas completamente distintos”.

La gripe aviar, por su parte, ha pasado de las aves a los mamíferos y de estos a los humanos, aunque todavía no existe transmisión directa de persona a persona, una amenaza que existe y que sí podría causar una pandemia.

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Un hombre con mascarilla camina por las calles de Pekín (China) en enero de 2025. EFE/EPA/JESSICA LEE

Síntomas y grupos de riesgo del metapneumovirus humano

El metapneumovirus humano cursa con tos, fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal…como un resfriado común y tan solo entre el 1 y el 5 % de los casos son graves al derivar en neumonía, bronquitis o bronquiolitis, según la también jefa del Servicio de Microbiología del Hospital General de Valencia.

Los grupos de riesgo son los menores entre 6 meses y 5 años que todavía no han desarrollado los anticuerpos frente a esta infección, pero también los mayores que van perdiendo defensas o las personas inmunodeprimidas a causa de enfermedades.

“Es un virus de la infancia, es un virus de las guarderías, de cuando los niños comienzan a socializar, como ocurre con el virus respiratorio sincitial”, explica la especialista.

Cómo detectarlo y tratarlo

Las pruebas de diagnóstico PCR pueden detectar la presencia del HMPV.

Lo habitual en los hospitales es que a personas con infecciones graves les hagan las pruebas de los virus más comunes, como gripe A y B, coronavirus y respiratorio sincitial, aunque se puede ampliar hasta un total de 23 patógenos entre los que figura el metapneumovirus humano.

“Los microbiólogos queremos identificar los distintos virus (en los pacientes) porque hay algunos que tienen potencial pandémico”, indica Concepción Gimeno, portavoz de la SEIMC.

Y afirma que actualmente se están detectando casos esporádicos, “no hay ningún brote actualmente en España”, al contrario que la gripe estacional, que en esta época empieza a ser un problema respecto a los ingresos y urgencias hospitalarias.

El metapneumovirus humano leve se combate con hidratación, analgésicos, cuidados en casa y, sobre todo, se previene con el uso de la mascarilla y el lavado de manos.

No existe ni un fármaco antiviral específico, ni una vacuna contra el HMPV, aunque la microbióloga considera que, dada su similitud con el virus respiratorio sincitial y si aumenta su incidencia, podría darse la posibilidad de desarrollar una vacuna.

El metapneumovirus humano, de la familia paramyxoviridae, se describió por primera vez en el año 2001 en un laboratorio de los Países Bajos y cuando se analizaron sueros de hasta cincuenta años atrás se observó que las personas habían desarrollado anticuerpos contra un virus que no era nuevo, sino que convivía desde hacía muchos años entre la población global.

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El 95 % de los españoles reconoce que los abrazos mejoran su bienestar emocional

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Abrazos y bienestar emocional: un vínculo científico

El contacto físico, especialmente los abrazos, es fundamental para el bienestar emocional.

“El gesto de dar un abrazo libera oxitocina, la hormona de la felicidad, lo que genera un mejor estado de ánimo, controla los latidos del corazón e, incluso, nos traslada a un estado de calma y seguridad, que incide directamente sobre la salud emocional de las personas”, explica Soraya Bajat, jefa del servicio de Salud Mental de los Hospitales Universitarios Sanitas la Zarzuela y La Moraleja.

Este proceso químico genera múltiples beneficios:

  • Mejora el estado de ánimo
  • Reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés)
  • Regula el ritmo cardíaco
  • Fomenta una sensación de calma y seguridad

Un estudio de Sanitas destaca los beneficios físicos y emocionales del contacto físico en las relaciones personales.

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Los jugadores del FC Barcelona Víctor Valdés (i) y Javier Mascherano se abrazan al final de un partido. EFE/Toni Galán

La encuesta, realizada como parte de la campaña navideña “No dejes abrazos pendientes”, revela que el 73 % de los encuestados asocia los abrazos con cariño, el 64 % con amor, el 56,3 % con consuelo y el 53 % con tranquilidad.

Estos resultados subrayan el papel del contacto físico en la gestión emocional diaria, especialmente en momentos de estrés o incertidumbre.

Beneficios físicos de los abrazos

Además del impacto emocional, los abrazos también tienen efectos significativos en la salud física. Nueve de cada diez españoles creen que este gesto contribuye a su bienestar físico.

“Este beneficio físico es real, puesto que esa gestión de la calma ayuda a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por lo tanto, repercute directamente sobre la función cardiovascular. Además, ayudan a controlar la liberación de cortisol, la hormona del estrés, que puede influir, incluso en la calidad del sueño y, por tanto, del descanso”, continúa la doctora Bajat.

El estudio también destaca la frecuencia de los abrazos entre los españoles: en promedio, se dan 15 abrazos a la semana.

Las mujeres lideran esta práctica con 17,7 abrazos semanales, mientras que los adultos entre 35 y 44 años alcanzan los 21.

En contraste, los mayores de 65 años abrazan menos, con un promedio de 10,6 a la semana, siendo además el grupo que menos abrazos recibe.

La campaña “No dejes abrazos pendientes”

Esta investigación forma parte de la campaña de Sanitas, que busca promover el contacto físico como una forma de cuidado mutuo.

La iniciativa incluye un sitio web con información y consejos sobre los beneficios de los abrazos, además de testimonios de expertos en salud mental como Elizabeth Clapés y Patricia Ramírez.

“Como compañía especialista en salud sabemos que parte de nuestra misión pasa por fomentar el cuidado entre nosotros. Un cuidado responsable, honesto en el que la afectividad y la cercanía juegan un papel clave”, subraya Yolanda Erburu, Chief Sustainability y Corporate Affairs en Sanitas y Bupa Europe & Latinamerica.

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Sobrevivir a la muerte súbita sin secuelas: RCP y desfibrilación aumentan las posibilidades

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La aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca, en una persona aparentemente sana y con buena salud, se conoce como muerte súbita que precisa de atención médica inmediata para poder sobrevivir sin secuelas.

La causa más frecuente de muerte súbita es una fibrilación ventricular, una arritmia cardiaca maligna que impide que el músculo del corazón se contraiga de forma coordinada, resultando en la ausencia de latidos eficientes y en la detención inmediata del bombeo de sangre al cuerpo.

La víctima, pierde el pulso y pocos segundos después, el conocimiento y la capacidad de respirar, si no recibe atención médica inmediatamente, fallecerá a consecuencia de un paro cardiaco.

Cuando el corazón deja de bombear sangre, la presión arterial cae a cero y se anula el riego sanguíneo, resultando en la detención total de aporte de oxígeno y demás nutrientes al resto del cuerpo.

El órgano más crítico a la hora de no recibir riego sanguíneo es el cerebro, ya que tan solo unos pocos minutos tras la parada cardiaca comienza a sufrir daños irreversibles. El daño cerebral es la principal secuela en pacientes que son reanimados.

La muerte súbita no se puede predecir o controlar, pues ocurre de manera inesperada, sin embargo, algunas personas pueden tener síntomas previos que alerten como sufrir alguna pérdida de conocimiento que se recupera espontáneamente, o episodios de palpitaciones rápidas de inicio y final brusco.

Cuando se produce una parada cardiaca, la persona repentinamente pierde la consciencia y no tiene respuesta a estímulos (como ruidos o dar un pellizco), deja de respirar, y pierde el tono rosado de la piel que se suele volver de color pálido inicialmente y luego azul violáceo.

Las causas más frecuentes de parada cardiaca

Como la enfermedad coronaria (infarto de miocardio) es la causa más frecuente de parada cardiaca, ésta se podría prevenir “evitando factores de riesgo que provocan la aterosclerosis en las coronarias, el endurecimiento de las arterias como consecuencia de la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, que posteriormente van a provocar el infarto con arritmia maligna asociada que resulta en la parada cardiaca”, apunta el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz y director científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y jefe de grupo del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV).

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Doctor Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz y director científico del CNIC y jefe de grupo del CIBERCV.

Otra causa de parada cardiaca es padecer una cardiopatía de origen genético (familiar), que puede ser silente y debutar como una parada cardiaca sin ningún síntoma previo. Los chequeos a familiares con antecedentes en cardiopatías hereditarias o a personas que han sufrido un infarto de miocardio y lo han superado, pueden evitar el riesgo de muerte súbita.

La edad es un factor a tener en cuenta a la hora de tener más posibilidades de sufrir muerte súbita. En personas mayores de 35 años con enfermedad arterial coronaria, o con miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad genética que se caracteriza por un engrosamiento del músculo del corazón (que puede dificultar el bombeo de la sangre del corazón), puede aumentar el riesgo de muerte súbita.

También en personas que, tras un infarto de miocardio, a pesar de haber sido tratado correctamente, el corazón ha quedado con una cicatriz que puede aumentar el riesgo de tener una arritmia.

Los factores de riesgo

Aunque es muy difícil de prevenir, pues se produce en personas aparentemente sanas y de forma repentina, existen factores de riesgo como la obesidad, la diabetes o el tabaquismo, que pueden asociarse con este problema cardiaco mortal.

“Hay otros motivos de muerte súbita no relacionados directamente con el corazón como puede ser una hemorragia cerebral o una rotura en un aneurisma de la aorta o, incluso, una embolia de pulmón”, añade el doctor Ibáñez.

Aunque es muy poco frecuente, un suceso que provoque un esfuerzo o dañe el tejido cardiaco puede aumentar el riesgo de muerte súbita, como puede ser un fuerte golpe en una zona pequeña justo frente al corazón como se ha documentado en bolazos de béisbol, por ejemplo.

También, sufrir enfermedades con corazones aparentemente normales pero con alto riesgo arrítmico como el síndrome de Brugada, el de QT largo, o la taquicardia ventricular por catecolaminas pueden provocar muerte súbita.

Acciones para sobrevivir a la muerte súbita

El único tratamiento eficaz para ralentizar el daño secundario a la falta de circulación durante un episodio de muerte súbita es la reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que lleguen los servicios médicos de urgencia.

En muchos casos, la parada cardiaca se puede revertir aplicando una desfibrilación, bien cuando se presentan los servicios de emergencias, o bien usando los DESA (desfibrilador externo semiautomático) que cada vez están presentes en más entornos públicos.

La desfibrilación consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada para reiniciar la actividad del corazón y recuperar el ritmo normal.

La RCP se realiza hasta que se pueda utilizar un desfibrilador. La RCP se debe llevar a cabo poniendo ambas manos en el centro del esternón de la víctima y hacer compresiones profundas hacia abajo, con los brazos extendidos en ángulo recto respecto al paciente.

Hay que comprimir el esternón unos 4 ó 5 centímetros con una frecuencia rápida aproximadamente entre 100 y 120 compresiones por minuto, a un ritmo regular y continuo (la canción de la Macarena, es una buena forma de llevar el ritmo de las comprensiones), sin interrupción, hasta que la víctima recupere el conocimiento o lleguen los servicios de emergencia.

La recuperación de las personas que sufren una parada cardiaca depende en gran medida del tiempo que transcurre desde que el corazón se detiene hasta que se aplica la desfibrilación y en función de si se ha aplicado RCP o no hasta la misma.

Por cada minuto que pasa, hay un 10 % menos de probabilidades de que el paciente se recupere. La rapidez con la que se lleva a cabo la ayuda a una persona que sufre un episodio de muerte súbita, marca la diferencia entre el fallecimiento y la recuperación.

“La ejecución de un masaje cardiaco puede hacer que la persona sobreviva y tenga las menos secuelas posibles hasta que lleguen los servicios de emergencias, cuantos más minutos pasen con el corazón parado sin recibir masaje cardiaco, aumenta las posibilidades de que el paciente no sobreviva y si lo hace lo haga con daños neurológicos muy importantes”, explica el cardiólogo.

En España se producen más de 80 casos de muerte súbita cada día, unos 30.000 al año, de los cuales, tan solo entre el 5 y el 11 % de ellos, tienen posibilidades de sobrevivir sin secuelas tras sufrir una parada cardiaca fuera de un hospital.

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