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Ante su cita con las urnas, Islandia reabre el debate sobre la adhesión a la UE

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Oslo / Reikiavik (Euractiv / EuroEFE).- Ante la cita electoral clave de este sábado, Islandia ha reabierto el debate sobre su futura adhesión a la  UE, mientras los últimos sondeos parecen decantarse por las fuerzas europeístas del pequeño país, una de las mayores potencias pesqueras de la región.

Desde que el pasado mes de octubre el primer ministro de Islandia, Bjarni Benediktsson, anunciara el final del gobierno de coalición de izquierda y derecha y la convocatoria de elecciones legislativas para mañana, 30 de noviembre, el país nórdico vive un intenso debate sobre su futura relación con la UE.

La coalición estaba compuesta por el Partido de la Independencia de Benediktsson, el Movimiento de Izquierda-Verde y el Partido Progresista (centro-derecha).

En los días previos a la campaña electoral ha vuelto a surgir la vieja idea de celebrar un referéndum de adhesión del país al bloque comunitario europeo.

Una encuesta Gallup publicada el pasado 1 de octubre mostró que el gobierno de coalición solo tenía el apoyo de cerca del 25% de los electores, el resultado más bajo registrado por un gobierno islandés en 30 años, según informó EFE.

Según el último sondeo de Prósent, la Alianza Socialdemócrata y el Partido Reformista suman el 39,4% de los votos.

Junto con el Partido Pirata, las fuerzas pro-UE alcanzan un cómodo 45%. Ello significa que 31 de los 32 legisladores necesarios para formar mayoría en el Parlamento más antiguo del mundo (el Alþingi islandés) estarían a favor de la adhesión a la UE.

Altibajos en el apoyo a la adhesión a la UE

La idea de que Islandia ingrese en la UE no es nueva. Reikiavik solicitó la adhesión a la UE en 2009 gracias al impulso de la Alianza Socialdemócrata pro-UE, en medio de una grave crisis financiera mundial.

Sin embargo, las negociaciones se suspendieron en 2013 después de que el Partido de la Independencia, anti-UE, y el Partido del Progreso, que defiende los intereses de los agricultores, formaran un gobierno de coalición, que retiró oficialmente la solicitud de adhesión de Islandia en 2015.

El gobierno optó por mantener une relación con la UE únicamente a través del Espacio Económico Europeo (EEE) y del Acuerdo Schengen sin fronteras interiores.

Desde entonces, la opinión de los islandeses sobre su posible adhesión a la UE ha ido variando.

«El debate sobre la UE fluctúa mucho en periodos de tiempo relativamente cortos», explicó a Euractiv.com Eirikur Bergmann, profesor de Política de la Universidad Bifrost de Islandia. En su opinión, el apoyo a la adhesión al bloque europeo o su rechazo parecen obedecer a los tipos de interés.

«Cuando (los tipos de interés) son altos la gente está más a favor de la adhesión a la UE y viceversa», explicó.

Los tipos de interés en Islandia fluctúan mucho debido a la elevada exposición de la economía del pequeño país  a los factores externos, entre ellos los vaivenes de los mercados mundiales y las fluctuaciones monetarias. El carácter cíclico de sectores clave como el turismo y la pesca también afecta a la inflación y la política monetaria.

«Cuando los tipos de interés son altos -y pueden superar el 8-9%- los islandeses son más receptivos a la protección que podría ofrecer el euro», explica a Euractiv.com una fuente diplomática escandinava. «Por eso algunas empresas operan en euros en Islandia», agrega la fuente.

Más allá de la economía, los factores geopolíticos también contribuyen al renovado interés de los islandeses por la UE.

«La invasión rusa de Ucrania ha influido en el debate, lo que ha llevado a centrarse más en la cooperación europea y en los valores que representa la UE», asegura Jón Steindór Valdimarsson, Presidente del Movimiento Europeo en Islandia.

En su opinión, cada vez más los islandeses perciben a la UE como una fuerza unificadora en cuestiones de seguridad, sobre todo ante la posibilidad de una OTAN más débil tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, lo cual alimenta la posibilidad de la convocatoria de un referéndum de adhesión al bloque europeo.

La UE ¿un tema secundario?

A pesar de los altos índices de intención de voto de los partidos pro-UE, la idea de un referéndum sobre una nueva Constitución islandesa no fue un tema central de la campaña electoral.

Ello se debe a que la UE es una cuestión secundaria para los islandeses, muchos de los cuales ya ven los beneficios de la relación especial del país con la Unión, explica Eirikur Bergmann.

El Partido Reformista (liberal) está de acuerdo en principio en un referéndum, aunque ese tema no fue el eje central de la campaña en sí mismo. «Confiamos en que la nación dé este paso», explicó Þorgerdur Katrín Gunnarsdóttir, presidenta del partido, en declaraciones la semana pasada al periódico islandés Morgunblad.

«La UE no es un objetivo en sí mismo, sino parte del camino […] hacia una Islandia competitiva con mejores condiciones de vida», subrayó.

Otro tanto podría decirse de la Alianza Socialdemócrata, favorable a la adhesión, aunque no quiere forzar la convocatoria de un referéndum sin obtener antes apoyos suficientes, según explicó a Euractiv una fuente cercana al partido.

En opinión de Jón Steindór Valdimarsson, es «probable» que se celebre un referéndum sobre la reanudación de las negociaciones de adhesión a la UE durante la próxima legislatura, según apunta una encuesta del Movimiento Europeo realizada entre los principales partidos políticos islandeses.

Aunque los partidos euroescépticos advirtieron de que no apoyaran a los partidos pro-UE, «esta táctica no parece disuadir a los votantes; al contrario, parece reforzar el apoyo a estos partidos pro-UE, lo cual indica que la opinión a favor de la UE de los islandeses es más fuerte de lo que se pensaba», subraya.

Ventajas en la UE, pero no influencia

La pertenencia de Islandia al EEE ya ofrece ventajas económicas y comerciales, pues garantiza el pleno acceso al mercado único de bienes, servicios, capitales y mano de obra de la UE, al tiempo que permite al país conservar la soberanía en ámbitos clave como la pesca, la agricultura y su moneda.

 «No tenemos ninguna presión económica para adherirnos a la UE porque ya formamos parte del mercado europeo», explica Eirikur Bergmann.

«Hay algo de verdad en este argumento», confirmó Jón Steindór Valdimarsson. Sin embargo, el país sigue sin sentarse a la mesa de negociación, ya que tiene poca o ninguna influencia en el desarrollo de las políticas o normativas que le afectan en el marco del acuerdo del EEE, añadió.

«Aunque está fuera de la UE, Islandia se sigue beneficiando del marco del EEE, lo cual no es digno de una nación soberana e independiente», comenta. En su opinión la relación entre la UE e Islandia tendrá que ser una vía de doble sentido, ya que –asegura- su país tiene mucho que aportar en materia de «igualdad de género, energía hidroeléctrica, energía geotérmica y gestión sostenible de la pesca».

La pesca, un tema clave

El sector pesquero es un importante punto de discordia entre Islandia y la UE, como ocurrió entre 2013 y 2015, cuando Islandia retiró su solicitud de adhesión al bloque comunitario.

Islandia temía que la adhesión a la UE exigiera la adopción de las estrictas normas de la Política Pesquera Común (PPC), lo cual podría poner en peligro su control exclusivo sobre sus aguas ricas en peces.

El sistema de gestión pesquera de Islandia se basa en las Cuotas Individuales Transferibles (CIT), que conceden derechos de pesca transferibles a largo plazo para garantizar el uso sostenible de los recursos marinos.

Por su parte, la PPC de la UE prevé una gestión compartida y la igualdad de acceso a las aguas pesqueras para todos los Estados miembros, lo cual habría planteado problemas a Reikiavik en cuanto a cuotas y asignación de recursos.

«Nada ha cambiado desde la última vez», comentó Bergmann, al tiempo que advirtió que no se han resuelto aún los problemas pesqueros que impedían a Islandia adherirse a la UE.

En ese sentido, una fuente conocedora del asunto comentó que es muy poco probable que la UE modifique la PPC para dar cabida a «una isla con menos de 400.000 habitantes», a pesar de que sus aguas son especialmente ricas en pesca.

A pesar de ello, algunas interacciones en el sector siguen siendo positivas.

«El diálogo entre la UE e Islandia es vital para hacer frente a los retos actuales de la gestión pesquera, sobre todo ante las prácticas insostenibles de otros, entre ellos como Noruega», explicó un portavoz de Europêche.

La asociación, que representa a las organizaciones nacionales de empresas pesqueras de la UE, felicitó incluso a Islandia por su notable integración de las actividades pesqueras en su sociedad. «En tanto que industria pesquera de la UE, vemos este compromiso con aprecio, y quizá incluso con un poco de envidia», comentó el portavoz.

Queda por ver si el sector pesquero tendrá tanto peso esta vez en el debate sobre la UE, que seguramente se abrirá tras las elecciones del sábado.

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Editado por Fernando Heller

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Textiles, envases y huella de carbono: las nuevas obligaciones medioambientales de 2025

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Madrid (EuroEFE).- El cálculo de la huella de carbono para las empresas más grandes, la recogida selectiva de residuos textiles y la nueva normativa para etiquetar envases son algunas de las obligaciones que entrarán en vigor en España el próximo 1 de enero de 2025.

La huella de carbono, uno de los conceptos fundamentales de la transición ecológica, hace referencia a la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos en este caso por las compañías, de manera directa o indirecta, y su medición se lleva a cabo de acuerdo con estándares internacionales, con intención de aplicar planes de reducción o compensación que permita alinearlas con las políticas ambientales.

Hasta ahora, el cálculo de la huella de carbono en actividades empresariales era voluntario en España, pero la Ley 7/2021 estableció la obligatoriedad a partir del próximo 1 de enero para determinadas compañías que, además, estarán también forzadas a desarrollar y hacer público un plan concreto de reducción de los GEI.

De acuerdo con la información facilitada por la Cámara de Industria y Comercio de Madrid, las empresas obligadas serán las que tengan una media de empleados superior a 500, o que sean consideradas entidades de interés público según la legislación de auditoría de cuentas.

También tendrán que hacerlo las que durante dos años consecutivos cumplan dos de estos criterios al cierre del ejercicio: un total activo consolidado superior a 20 millones de euros, una cifra de negocio consolidada anual superior a los 40 millones de euros o una media de empleados mayor de 250 durante el año.

UE pacta el reciclado de envases y prohibir químicos permanentes en contacto con los alimentos

Vista de envases de plástico en una planta de reciclaje en una imagen de archivo. EFE/ Gian Ehrenzeller

Estos son los puntos a nivel nacional, porque los requisitos a nivel autonómico varían: por ejemplo, en Baleares afecta a empresas desde 50 empleados y 10 millones de euros anuales facturados y en Andalucía también están obligadas las que consumen más de 1 GWh al año.

Textiles

Los informes de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo consideran la moda como la segunda industria más contaminante a nivel mundial -en especial la conocida como ‘fast fashion’- pues produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales sumados.

El consumo de agua -producir una simple camiseta de algodón precisa 2.700 litros-, la contaminación -cada año se arroja al mar medio millón de toneladas de microfibra, que terminan en forma de microplásticos en el estómago de la fauna marina y del ser humano que la consume- y la cada vez menor capacidad de reciclaje por la decreciente calidad de numerosas prendas son algunos de los problemas ambientales añadidos.

Las grandes marcas de ropa han comenzado a sumarse a la estela de las marcas ecológicas para mejorar la situación, buscando la creación de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) para reciclar sus productos, como sucede con otros sectores.

A partir del 1 de enero, la recogida de residuos textiles será obligatoria en todos los países de la UE -que genera 12,6 millones de toneladas al año- para impulsar la economía circular: la Comisión Europea quiere fomentar la recogida selectiva, la clasificación, reutilización y reciclaje del textil dentro de su estrategia de circularidad y sostenibilidad para estos productos.

Además de beneficiar el medioambiente, la medida espera crear puestos de trabajo locales y ahorrar dinero a los consumidores europeos, así como promover tecnologías innovadoras como el reciclaje fibra a fibra y terminar con la mala práctica de exportar residuos como si fueran productos reutilizables.

Etiquetas

También el próximo 1 de enero entrará en vigor la nueva normativa para el etiquetado de envases en España: una respuesta al requerimiento de la UE para potenciar la calidad y seguridad en los utilizados para productos alimenticios.

Las etiquetas deberán ofrecer información detallada sobre la gestión de residuos de los envases, incluyendo su reciclabilidad, además de incluir símbolos de identificación de los materiales que los componen.

La medida busca promover prácticas más sostenibles en la producción de envases para ajustarla a criterios de la economía circular como su durabilidad, su calidad de reparación y su reciclabilidad.

Editado por Lucía Leal

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Maia Sandu inicia su segundo mandato en Moldavia tras unas elecciones cuestionadas por Rusia

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Maia Sandu inicia su segundo mandato en Moldavia tras ganar unas elecciones cuestionadas por Rusia Oh6LXy

Moscú (EuroEFE).- La presidenta de Moldavia, la europeísta Maia Sandu, inició este martes su segundo mandato tras ganar unas elecciones cuestionadas por Rusia y la oposición prorrusa pero no por Bruselas, que considera su victoria «completamente justa».

«Prometo dedicar todas mis fuerzas y conocimientos al desarrollo de Moldavia, respetar la Constitución y las leyes del país, defender la democracia, los derechos humanos, la soberanía, la independencia y la integridad territorial del Estado«, manifestó Sandu en la fórmula de juramento durante la ceremonia de investidura, según la agencia moldava Unimedia.

La mandataria de ese país candidato a la UE desglosó su discurso de investidura en base al acróstico de Moldova (Moldavia en la lengua local), al dedicar el primer párrafo al país (la M), el segundo al optimismo (la O), el tercero a la lucha (la L) y posteriormente al desarrollo, la organización, la voluntad y la ambición, correspondientemente.

«Moldavia es un país digno, con ciudadanos fuertes y resilientes y Moldavia votó, a pesar de todas las presiones, por una dirección clara, un país desarrollado, un país europeo, donde tengamos más seguridad y prosperidad», afirmó.

Sandu se impuso en las elecciones del pasado 3 de noviembre con el 55,35 % de los votos frente a los 44,67 % de su rival, Alexandr Stoianoglo, considerado como el candidato del Kremlin.

Los resultados se vieron fuertemente influidos por los votos de los moldavos residentes en el exterior, sin los cuales Stoianoglo se habría impuesto con el 51,19 % de los electores residentes dentro del país.

El Kremlin criticó estos comicios al asegurar que la mayoría de la población no votó, incluyendo a los cientos de miles de moldavos residentes en Rusia, donde solo se abrieron dos colegios electorales, y denunció que las elecciones «no fueron ni democráticas ni limpias».

Sandu, cuyo país comenzó en diciembre de 2023 negociaciones de ingreso en la Unión Europea (UE), fue felicitada por los dirigentes europeos y por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, al que apoyó desde el inicio de la campaña militar rusa en febrero de 2022.

El pasado 20 de octubre, en la primera vuelta de las presidenciales, se celebró además un referendo en el que se impuso el «sí» al ingreso del país en la UE con el 50,46 % de los votos.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, felicitó este martes a Sandu y recalcó que ganó las elecciones de forma «completamente justa» pese a «las fuerzas extranjeras que trabajaban en su contra«.

«Puede contar conmigo durante el camino de Moldavia para formar parte de nuestra Unión», le dijo Von der Leyen a la líder moldava.

Editado por Lucía Leal


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Francia estrenará 2025 en un clima de inestabilidad e incertidumbre

Francia dejará atrás un año 2024 especialmente complejo, con dos elecciones, cuatro gobiernos y unos niveles de déficit en aumento, un complejo “cóctel” que vaticina un año 2025 dominado por una inestabilidad política y presupuestaria sin precedentes.

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Francia estrenará 2025 en un clima de inestabilidad e incertidumbre

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Francia estrenara 2025 en un clima de inestabilidad e incertidumbre WHBKPR

París (Euractiv.fr/EuroEFE).- Francia dejará atrás un año 2024 especialmente complejo, con dos elecciones, cuatro gobiernos y unos niveles de déficit en aumento, un complejo “cóctel” que vaticina un año 2025 dominado por una inestabilidad política y presupuestaria sin precedentes.

Se suponía que 2024 iba a ser un «millésime», según comentó el presidente Emmanuel Macron, en su mensaje de Nochevieja de 2023, en referencia a una cosecha de vino excelente.

París iba a albergar los Juegos Olímpicos, se reabriría la catedral de Notre Dame y el 80 aniversario del Desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial, en junio, prometía ser un gran evento mediático y diplomático. Cerca de 25 líderes mundiales estarían presentes, lo cual uniría al país en torno a un sentimiento compartido de historia y liberación.

Un año después, la realidad es mucho más dura: la crisis política no tiene precedentes y sus efectos se hacen sentir en el resto de socios de la UE.

 

El partido de Macron -y todo el centro-derecha europeo- sufrieron un importante varapalo en las elecciones europeas del pasado 9 de junio, al tiempo que el partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN), de Marine le Pen, cosechaba un histórico 34% de los votos.

En las elecciones legislativas anticipadas que siguieron después, el apoyo popular a la coalición de centro, encabezada por el presidente Macron, se redujo un 70% respecto a 2017, de 314 escaños a 93, y el país se quedó sin una mayoría clara.

El actual debilitamiento político de Macron se suma a unos niveles de deuda y déficit cada vez mayores, que la Comisión Europea consideró lo suficientemente graves como para abrir un procedimiento de déficit excesivo contra París.

Mientras tanto, los esfuerzos del ahora ya ex primer ministro Michel Barnier por sanear las cuentas públicas se toparon con una moción de censura y la primera caída de un gobierno francés desde 1962.

Aunque los Juegos Olímpicos fueron un gran soplo de aire fresco en un contexto de confusión y cansancio político, el entusiasmo ya se ha esfumado.

«Sí, ha sido un año duro», admite un ex funcionario en comentarios a Euractiv.fr.

¿Quién ha dicho inestabilidad?

Aunque 2025 pueda parecer una especie de renacer, un nuevo comienzo, es poco probable que el camino sea más fácil que el de 2024.

A finales de este año quedó conformado el cuarto gobierno del país, pero persiste la duda de si podrá resistir el escrutinio parlamentario durante mucho más tiempo que el de Barnier.

Es posible que el nuevo ejecutivo no sobreviva a las negociaciones sobre el  borrador de ley presupuestaria, cuya adopción se ha retrasado hasta febrero.

Los recortes de gastos y las subidas de impuestos por valor de 60.000 millones de euros del proyecto de Barnier – cuyo objetivo es reducir el déficit al 5% del PIB en 2025- probablemente se reducirán para que sean políticamente aceptables.

Sin embargo, ello planteará dudas sobre la credibilidad de Francia para dejar la barrera del déficit por debajo del 3% en 2029. Hasta la fecha, la previsión para 2025 es del 6%, una de las peores de la UE.

El debate político también está focalizado en un posible proyecto de ley de inmigración para principios de 2025, destinado a apaciguar a la extrema derecha y evitar que rechace al nuevo gobierno; aunque la medida podría tener consecuencias imprevistas.

En ese sentido, Marine Le Pen calienta motores de cara a la posibilidad de unas elecciones presidenciales anticipadas.

La líder “ultra” hará todo lo posible para que se celebren nuevos comicios antes del 31 de marzo, fecha en la que concluye el juicio por malversación de fondos de la UE en el que está imputada, con el riesgo de que se le prohíba presentarse a cargos públicos.

Por si la complejidad del panorama no fuera suficiente, el primer ministro, François Bayrou, también podría tener que enfrentarse a problemas con la justicia por un caso de malversación de fondos de la UE en su partido, el centrista MoDem.

Siete de sus aliados más cercanos fueron declarados culpables ante un tribunal a principios de 2024. Bayrou fue absuelto, pero hay una apelación en curso.

Dada la actual inestabilidad parlamentaria, Macron podría inclinarse por convocar nuevas elecciones legislativas en verano (ya que no puede hacerlo antes).

Mientras la casa arde…

Es bien conocido en el círculo diplomático el principio general según el cual la influencia en la escena mundial de un país implica que –antes- tengas que tener tu casa bien ordenada. En 2025, Francia tendrá que hacer precisamente eso.

Numerosos expertos han llegado a la conclusión de que la influencia y el peso de París en la UE han disminuido considerablemente desde las elecciones europeas del pasado 9 de junio.

En ese sentido, es previsible que Macron ponga todo su empeño en boicotear el acuerdo comercial UE-Mercosur. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cerró las negociaciones en Montevideo hace dos semanas, para disgusto de París.

«Francia hará todo lo que esté en su mano para conseguir una minoría de bloqueo», explicó a Euractiv.fr Sébastien Maillard, miembro asociado de Chatham House, al tiempo que admitió que ese bloqueo “no será fácil”. Polonia está con Francia, pero otros socios, entre ellos Italia, no se han pronunciado con claridad.

«Si los esfuerzos de Francia fracasan, sería un golpe político (para Macron)», advirtió Maillard.

Toda la clase política francesa -por una vez- es crítica con el acuerdo: no perdonarán a Macron si el texto finalmente es ratificado por los parlamentos de los socios de la UE.

Por otro lado, Francia hará más esfuerzos para apoyar a Ucrania, al tiempo que las negociaciones de paz empiezan a perfilarse como la única alternativa viable si el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, retira paulatinamente la ayuda de Washington a Kiev.

En ese sentido, Macron ha dejado clara su voluntad de participar en las negociaciones, al tiempo que algunas informaciones apuntan a la posibilidad de desplegar una misión de mantenimiento de la paz de la UE tras la guerra.

Pero no todo será tan malo para Francia en 2025. Las ideas francesas sobre cuál debería ser el rumbo de Europa están bien reflejadas en el ambicioso  informe Draghi, hasta el punto de que un eurodiputado explicó recientemente a Euractiv.fr que «bien podría haber sido escrito por los franceses».

Por otro lado, el eje franco-alemán, últimamente una máquina algo disfuncional, puede recuperar la iniciativa si el líder conservador Friedrich Merz (CDU/PPE) gana las elecciones legislativas alemanas de febrero.

Es un conocido francófilo, más comprensivo que su predecesor, Olaf Scholz (SPD/S&D), en cuestiones espinosas con los préstamos conjuntos de la UE y ve con buenos ojos la energía nuclear, de la cual Francia es ferviente defensora.

Macron puede confiar también en lograr una victoria diplomática simbólica si convence a Pekín para que reduzca los aranceles a la importación de coñac y armañac franceses.

Todo dependerá de si se logra recuperar la estabilidad interna, además del presupuesto de 2025. «No hay nada más urgente que el presupuesto», explicó  Maillard.

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Editado por Fernando Heller

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