Ciencia y Salud
Aumento de pecho y lactancia: Lo que debes saber
Tener un aumento de pecho, la cirugía estética más demanda en España en 2023, provoca en algunas mujeres reparos e, incluso, creen que no pueden practicar la lactancia, algo lejos de la realidad, según los médicos consultados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la lactancia materna es una de las mejores formas de garantizar la salud y la supervivencia del niño.
Del 1 al 7 de agosto, la OMS en colaboración con UNICEF celebra la Semana Mundial de la Lactancia, este año bajo el lema “Cerrar la brecha: apoyo a la lactancia materna para todos”.
La campaña homenajea a las madres lactantes en toda su diversidad, al tiempo que muestra las formas en que las familias, las comunidades y los trabajadores de la salud pueden respaldar a cada madre lactante.
En EFEsalud, en el marco de esta celebración, abordamos todos los aspectos relacionados con el aumento de pecho y la lactancia.
¿Aumentarse el pecho tiene algún riesgo para la lactancia?
El doctor Nicolás Maestro Sarrión, presidente de la Asociación de Cirugía Estética Plástica (AECEP), explica que las prótesis de aumento de pecho pueden colocarse delante o detrás del músculo pectoral, pero siempre van debajo de la glándula mamaria.
Afirma que habrá que tener controles, cuidados especiales, pruebas complementarias, pero que, en principio, las personas que se someten a esta intervención dan el pecho de forma normal y corriente.
“Toda operación supone un riesgo, evidentemente, pero estos riesgos son independientes de la lactancia. Lo máximo que puede pasar en relación a la lactancia es que algunas mujeres pueden tener casos de mastitis, pero esto no esta relacionado con las prótesis. Una persona que está amamantando puede desarrollar mastitis tanto con prótesis como sin ellas”, afirma el doctor.
El doctor José Luis Vila, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), señala que, aunque el aumento de pecho no impide la lactancia, sí puede haber alguna lesión en el nervio intercostal en la cirugía, lo que puede afectar a la sensibilidad del pezón.
Además, el tamaño de la prótesis también puede influir, pues cuanto mayor sea la prótesis mas espacio hay que hacer y más zona hay que afectar.
El cirujano insiste en que esa sensibilidad se recupera con el tiempo y no ocasiona ningún problema en la lactancia.
Por otro lado, Cristina Franco, matrona y secretaria de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME), indica que la lactancia con implantes depende mucho de la técnica empleada.
Si la prótesis se encuentra por detrás del músculo pectoral tiene una menor influencia que si está justo por debajo de la glándula mamaria.
Sin embargo, apunta que lo que más puede afectar a la lactancia materna en el caso de las mujeres con un aumento de pecho es la localización de la cicatriz generada por la técnica utilizada.
“Al abrir para insertar el implante, por ejemplo, la incisión periareolar, aquella en la que la cicatriz se realiza alrededor de la areola, tiene una mayor probabilidad de cortar pequeños conductos galactóforos o incluso de afectar a la vascularización o la inervación de la glándula mamaria”, explica la experta.
Esta técnica puede llegar a afectar al cuarto nervio intercostal, que es el que inerva la glándula mamaria y una parte muy relevante para la producción de leche.
El cirujano Nicolás Maestro Sarrión, en su opinión, señala que la incisión por la aureola deja una pequeña cicatriz pero que en principio no tiene repercusión ninguna, ni causa problema en la lactancia.
La sensibilidad es fundamental
La matrona Cristina Franco explica que, una cuestión muy relevante para la producción de leche, es una adecuada sensibilidad en la zona de la aureola y muchas mujeres cuando se someten a un aumento de las mamas notan una disminución de la sensibilidad en esa zona.
Esta pérdida de sensibilidad puede afectar a la producción de prolactina y oxitocina, hormonas cruciales para la lactancia y que se estimulan mediante la estimulación de la areola y el pezón.
Por lo tanto, aquellas mujeres que pierden sensibilidad tienen una menor capacidad de producción o esta puede verse afectada.
Señales de alerta
La matrona explica que uno de los síntomas que se deben tener en cuenta para saber si algo va mal es la escasa producción de leche.
En estos casos, se debe valorar la técnica de lactancia, la posición y la frecuencia con la que el bebé se coloca el pecho.
Además, señala que el hecho de que el bebé no gane el peso adecuadamente también puede ser una señal de alerta.
Por otro lado, la experta apunta que en algunas ocasiones se pueden encontrar conductos obstruidos, posiblemente debido a un corte en algunos de los conductos durante la operación de aumento de pecho.
“Estos conductos obstruidos impiden la salida de la leche a través de los orificios del pezón, lo que pueden causar un acúmulo de leche y aumentar el riesgo de mastitis, ingurgitaciones, etc.”, señala la doctora.
Apoyos específicos
La especialista indica que en casos concretos, como por ejemplo, que una mujer se haya realizado una operación de aumento de pecho porque tenía una mama hipoplásica (que no se ha desarrollado completamente) necesitará un apoyo adicional.
Probablemente, requerirá más frecuencia en el número de extracciones o en el número de veces que pone al niño al pecho.
Sin embargo, la experta señala que habrá muchas mujeres que se hayan sometido a un aumento de pecho y que no requieran de ningún apoyo especial, a parte del apoyo que necesita cualquier mujer recién dada a luz y que quiere dar el pecho.
“Este apoyo incluye mucho respaldo por parte de su entorno y de los profesionales, evitando todo tipo de interferencias y siguiendo ciertas recomendaciones para tener una lactancia materna exitosa”, afirma la profesional.
Estas recomendaciones apuntan a iniciar la lactancia materna en la primera hora de vida del bebé, practicar la lactancia a demanda y asegurar que la técnica de lactancia sea la adecuada para que el estímulo durante la toma sea optimo para la producción de leche.
La matrona explica que lo que sí es importante, es que, durante el proceso del embarazo, cuando una mujer es atendida por su matrona y manifiesta su deseo de lactar, si la mujer se ha sometido a un aumento de pecho, se debe investigar como era la anatomía de sus mamas antes de la cirugía
“Lo ideal sería poder ver fotos previas a la cirugía para hacer una evaluación adecuada. También es fundamental comentar todas las técnicas disponibles y estar atentos a las posibles dificultades que puedan surgir en los primeros días después de dar a luz”.
Los mitos
Nicolás Maestro presidente de la AECEP afirma que el principal mito es que las mujeres creen que con los implantes no se pueden quedar embarazadas ni tampoco amamantar.
“Tengo muchas pacientes que se han quedado embarazadas y muchas de ellas por miedo prefieren no dar el pecho, pero nosotros le decimos que no hay ningún inconveniente”.
Sin embargo, el doctor explica que obviamente el pecho va a cambiar por la lactancia y por el embarazo, independientemente de la cirugía de aumento de mama.
Por su parte, el doctor Vila presidente de la SECPRE está de acuerdo en que el principal mito es que no se puede amamantar con el pecho operado.
Además, incide en que otro bulo es que las silicona de las prótesis va a pasar a través de la leche del bebe.
“La silicona es un material con alta estabilidad molecular, por lo que no se filtra a través de los conductos lactíferos ni llega al bebe. En el caso de que llegara a ingresas no causaría daño, ya que los bebés ya están en contacto con la silicona a través de mordedores”, afirma el doctor.
En este caso, la matrona Cristina Franco refuerza el testimonio del cirujano, pues indica que muchas madres creen que cuando se han puesto implantes mamario es imposible lactar, o incluso que el simple hecho de la lactancia va a afectar a la estética del pecho.
“Es importante que las mujeres entiendan que simplemente el embarazo ya va a producir una serie de cambios en su glándula mamaria. Se van a producir una serie de cambios como en el tamaño que van a afectar a la estética del pecho, que no solo están asociados a la lactancia materna, como la flacidez o que aparezcan grietas, que son cambios que pueden aparecer durante la gestación”, afirma Cristina Franco.
Recomendaciones
En general, los consejos que ofrece la matrona de la FAME principalmente son que las mujeres eviten aquellas técnicas que tienen más riesgo de afectar a la inervación y hablar claramente con los cirujanos.
“A final los expertos son los que más saben, las técnicas van avanzando y cada cirujano utiliza preferentemente unas técnicas. Yo les recomendaría a aquellas mujeres que quieran someterse a un aumento de pecho y que tengan intención de dar el pecho que hablen abiertamente con su cirujano”.
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Metapneumovirus humano, un virus respiratorio global y conocido sin potencial pandémico
Lo explica a EFEsalud la microbióloga Concepción Gimeno, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), quien aleja cualquier tipo de alerta ante el metapneumovirus humano (HMPV, por sus siglas en inglés), un virus respiratorio común y global frente al que la mayoría ya hemos desarrollado anticuerpos.
“Un 90 % de las de las personas mayores de diez años tenemos anticuerpos, lo hemos pasado a lo largo de la infancia, en muchos casos asintomáticos o pensando que era un resfriado típico de un niño que está en la guardería”, precisa.
El brote infeccioso de China
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha explicado que, de acuerdo a la información recibida de las autoridades China, los patógenos que se han detectado en el brote infeccioso en el norte del país son los virus sincitial respiratorio (VRS), el metapneumovirus humano (MPVH), el SARS-CoV-2 (causante de la covid) y, sobre todo, el de la gripe estacional.
“Los niveles de infecciones respiratorias notificados en China están dentro de lo habitual para la estación invernal”, ha recalcado la portavoz de la OMS, Margaret Harris.
Sin embargo, el hecho de ser un virus menos conocido que otros entre la población y que, además, exista un metapneumovirus aviar ha encendido algunas alertas.
La microbióloga explica que el metapneumovirus aviar es el posible ancestro del metapneumovirus humano y que ahora no existen brotes importantes de casos de este virus”.
Asegura que el metapneumovirus es un virus lento, que tarda mucho en mutar, y que es muy diferente al de la gripe aviar H5N1 que se adapta con más rapidez, por lo que no tiene porqué existir relación entre estos dos patógenos, “son dos problemas completamente distintos”.
La gripe aviar, por su parte, ha pasado de las aves a los mamíferos y de estos a los humanos, aunque todavía no existe transmisión directa de persona a persona, una amenaza que existe y que sí podría causar una pandemia.
Síntomas y grupos de riesgo del metapneumovirus humano
El metapneumovirus humano cursa con tos, fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal…como un resfriado común y tan solo entre el 1 y el 5 % de los casos son graves al derivar en neumonía, bronquitis o bronquiolitis, según la también jefa del Servicio de Microbiología del Hospital General de Valencia.
Los grupos de riesgo son los menores entre 6 meses y 5 años que todavía no han desarrollado los anticuerpos frente a esta infección, pero también los mayores que van perdiendo defensas o las personas inmunodeprimidas a causa de enfermedades.
“Es un virus de la infancia, es un virus de las guarderías, de cuando los niños comienzan a socializar, como ocurre con el virus respiratorio sincitial”, explica la especialista.
Cómo detectarlo y tratarlo
Las pruebas de diagnóstico PCR pueden detectar la presencia del HMPV.
Lo habitual en los hospitales es que a personas con infecciones graves les hagan las pruebas de los virus más comunes, como gripe A y B, coronavirus y respiratorio sincitial, aunque se puede ampliar hasta un total de 23 patógenos entre los que figura el metapneumovirus humano.
“Los microbiólogos queremos identificar los distintos virus (en los pacientes) porque hay algunos que tienen potencial pandémico”, indica Concepción Gimeno, portavoz de la SEIMC.
Y afirma que actualmente se están detectando casos esporádicos, “no hay ningún brote actualmente en España”, al contrario que la gripe estacional, que en esta época empieza a ser un problema respecto a los ingresos y urgencias hospitalarias.
El metapneumovirus humano leve se combate con hidratación, analgésicos, cuidados en casa y, sobre todo, se previene con el uso de la mascarilla y el lavado de manos.
No existe ni un fármaco antiviral específico, ni una vacuna contra el HMPV, aunque la microbióloga considera que, dada su similitud con el virus respiratorio sincitial y si aumenta su incidencia, podría darse la posibilidad de desarrollar una vacuna.
El metapneumovirus humano, de la familia paramyxoviridae, se describió por primera vez en el año 2001 en un laboratorio de los Países Bajos y cuando se analizaron sueros de hasta cincuenta años atrás se observó que las personas habían desarrollado anticuerpos contra un virus que no era nuevo, sino que convivía desde hacía muchos años entre la población global.
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El 95 % de los españoles reconoce que los abrazos mejoran su bienestar emocional
Abrazos y bienestar emocional: un vínculo científico
El contacto físico, especialmente los abrazos, es fundamental para el bienestar emocional.
“El gesto de dar un abrazo libera oxitocina, la hormona de la felicidad, lo que genera un mejor estado de ánimo, controla los latidos del corazón e, incluso, nos traslada a un estado de calma y seguridad, que incide directamente sobre la salud emocional de las personas”, explica Soraya Bajat, jefa del servicio de Salud Mental de los Hospitales Universitarios Sanitas la Zarzuela y La Moraleja.
Este proceso químico genera múltiples beneficios:
- Mejora el estado de ánimo
- Reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés)
- Regula el ritmo cardíaco
- Fomenta una sensación de calma y seguridad
Un estudio de Sanitas destaca los beneficios físicos y emocionales del contacto físico en las relaciones personales.
La encuesta, realizada como parte de la campaña navideña “No dejes abrazos pendientes”, revela que el 73 % de los encuestados asocia los abrazos con cariño, el 64 % con amor, el 56,3 % con consuelo y el 53 % con tranquilidad.
Estos resultados subrayan el papel del contacto físico en la gestión emocional diaria, especialmente en momentos de estrés o incertidumbre.
Beneficios físicos de los abrazos
Además del impacto emocional, los abrazos también tienen efectos significativos en la salud física. Nueve de cada diez españoles creen que este gesto contribuye a su bienestar físico.
“Este beneficio físico es real, puesto que esa gestión de la calma ayuda a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por lo tanto, repercute directamente sobre la función cardiovascular. Además, ayudan a controlar la liberación de cortisol, la hormona del estrés, que puede influir, incluso en la calidad del sueño y, por tanto, del descanso”, continúa la doctora Bajat.
El estudio también destaca la frecuencia de los abrazos entre los españoles: en promedio, se dan 15 abrazos a la semana.
Las mujeres lideran esta práctica con 17,7 abrazos semanales, mientras que los adultos entre 35 y 44 años alcanzan los 21.
En contraste, los mayores de 65 años abrazan menos, con un promedio de 10,6 a la semana, siendo además el grupo que menos abrazos recibe.
La campaña “No dejes abrazos pendientes”
Esta investigación forma parte de la campaña de Sanitas, que busca promover el contacto físico como una forma de cuidado mutuo.
La iniciativa incluye un sitio web con información y consejos sobre los beneficios de los abrazos, además de testimonios de expertos en salud mental como Elizabeth Clapés y Patricia Ramírez.
“Como compañía especialista en salud sabemos que parte de nuestra misión pasa por fomentar el cuidado entre nosotros. Un cuidado responsable, honesto en el que la afectividad y la cercanía juegan un papel clave”, subraya Yolanda Erburu, Chief Sustainability y Corporate Affairs en Sanitas y Bupa Europe & Latinamerica.
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Sobrevivir a la muerte súbita sin secuelas: RCP y desfibrilación aumentan las posibilidades
La aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca, en una persona aparentemente sana y con buena salud, se conoce como muerte súbita que precisa de atención médica inmediata para poder sobrevivir sin secuelas.
La causa más frecuente de muerte súbita es una fibrilación ventricular, una arritmia cardiaca maligna que impide que el músculo del corazón se contraiga de forma coordinada, resultando en la ausencia de latidos eficientes y en la detención inmediata del bombeo de sangre al cuerpo.
La víctima, pierde el pulso y pocos segundos después, el conocimiento y la capacidad de respirar, si no recibe atención médica inmediatamente, fallecerá a consecuencia de un paro cardiaco.
Cuando el corazón deja de bombear sangre, la presión arterial cae a cero y se anula el riego sanguíneo, resultando en la detención total de aporte de oxígeno y demás nutrientes al resto del cuerpo.
El órgano más crítico a la hora de no recibir riego sanguíneo es el cerebro, ya que tan solo unos pocos minutos tras la parada cardiaca comienza a sufrir daños irreversibles. El daño cerebral es la principal secuela en pacientes que son reanimados.
La muerte súbita no se puede predecir o controlar, pues ocurre de manera inesperada, sin embargo, algunas personas pueden tener síntomas previos que alerten como sufrir alguna pérdida de conocimiento que se recupera espontáneamente, o episodios de palpitaciones rápidas de inicio y final brusco.
Cuando se produce una parada cardiaca, la persona repentinamente pierde la consciencia y no tiene respuesta a estímulos (como ruidos o dar un pellizco), deja de respirar, y pierde el tono rosado de la piel que se suele volver de color pálido inicialmente y luego azul violáceo.
Las causas más frecuentes de parada cardiaca
Como la enfermedad coronaria (infarto de miocardio) es la causa más frecuente de parada cardiaca, ésta se podría prevenir “evitando factores de riesgo que provocan la aterosclerosis en las coronarias, el endurecimiento de las arterias como consecuencia de la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, que posteriormente van a provocar el infarto con arritmia maligna asociada que resulta en la parada cardiaca”, apunta el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz y director científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y jefe de grupo del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV).
Otra causa de parada cardiaca es padecer una cardiopatía de origen genético (familiar), que puede ser silente y debutar como una parada cardiaca sin ningún síntoma previo. Los chequeos a familiares con antecedentes en cardiopatías hereditarias o a personas que han sufrido un infarto de miocardio y lo han superado, pueden evitar el riesgo de muerte súbita.
La edad es un factor a tener en cuenta a la hora de tener más posibilidades de sufrir muerte súbita. En personas mayores de 35 años con enfermedad arterial coronaria, o con miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad genética que se caracteriza por un engrosamiento del músculo del corazón (que puede dificultar el bombeo de la sangre del corazón), puede aumentar el riesgo de muerte súbita.
También en personas que, tras un infarto de miocardio, a pesar de haber sido tratado correctamente, el corazón ha quedado con una cicatriz que puede aumentar el riesgo de tener una arritmia.
Los factores de riesgo
Aunque es muy difícil de prevenir, pues se produce en personas aparentemente sanas y de forma repentina, existen factores de riesgo como la obesidad, la diabetes o el tabaquismo, que pueden asociarse con este problema cardiaco mortal.
“Hay otros motivos de muerte súbita no relacionados directamente con el corazón como puede ser una hemorragia cerebral o una rotura en un aneurisma de la aorta o, incluso, una embolia de pulmón”, añade el doctor Ibáñez.
Aunque es muy poco frecuente, un suceso que provoque un esfuerzo o dañe el tejido cardiaco puede aumentar el riesgo de muerte súbita, como puede ser un fuerte golpe en una zona pequeña justo frente al corazón como se ha documentado en bolazos de béisbol, por ejemplo.
También, sufrir enfermedades con corazones aparentemente normales pero con alto riesgo arrítmico como el síndrome de Brugada, el de QT largo, o la taquicardia ventricular por catecolaminas pueden provocar muerte súbita.
Acciones para sobrevivir a la muerte súbita
El único tratamiento eficaz para ralentizar el daño secundario a la falta de circulación durante un episodio de muerte súbita es la reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que lleguen los servicios médicos de urgencia.
En muchos casos, la parada cardiaca se puede revertir aplicando una desfibrilación, bien cuando se presentan los servicios de emergencias, o bien usando los DESA (desfibrilador externo semiautomático) que cada vez están presentes en más entornos públicos.
La desfibrilación consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada para reiniciar la actividad del corazón y recuperar el ritmo normal.
La RCP se realiza hasta que se pueda utilizar un desfibrilador. La RCP se debe llevar a cabo poniendo ambas manos en el centro del esternón de la víctima y hacer compresiones profundas hacia abajo, con los brazos extendidos en ángulo recto respecto al paciente.
Hay que comprimir el esternón unos 4 ó 5 centímetros con una frecuencia rápida aproximadamente entre 100 y 120 compresiones por minuto, a un ritmo regular y continuo (la canción de la Macarena, es una buena forma de llevar el ritmo de las comprensiones), sin interrupción, hasta que la víctima recupere el conocimiento o lleguen los servicios de emergencia.
La recuperación de las personas que sufren una parada cardiaca depende en gran medida del tiempo que transcurre desde que el corazón se detiene hasta que se aplica la desfibrilación y en función de si se ha aplicado RCP o no hasta la misma.
Por cada minuto que pasa, hay un 10 % menos de probabilidades de que el paciente se recupere. La rapidez con la que se lleva a cabo la ayuda a una persona que sufre un episodio de muerte súbita, marca la diferencia entre el fallecimiento y la recuperación.
“La ejecución de un masaje cardiaco puede hacer que la persona sobreviva y tenga las menos secuelas posibles hasta que lleguen los servicios de emergencias, cuantos más minutos pasen con el corazón parado sin recibir masaje cardiaco, aumenta las posibilidades de que el paciente no sobreviva y si lo hace lo haga con daños neurológicos muy importantes”, explica el cardiólogo.
En España se producen más de 80 casos de muerte súbita cada día, unos 30.000 al año, de los cuales, tan solo entre el 5 y el 11 % de ellos, tienen posibilidades de sobrevivir sin secuelas tras sufrir una parada cardiaca fuera de un hospital.
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