Ciencia y Salud
Un algoritmo IA diseñado por Harvard, puede predecir cáncer de páncreas hasta 3 años antes de los síntomas
Esta herramienta podría generar un importante cambio ante patología suele ser identificada en estados avanzados por la ausencia de signos en etapas tempranas. Cuál es el impacto de la vacuna experimental en Fase I que mostró resultados alentadores, según expertos consultados por el medio Infobae
El cáncer de páncreas es una de las patologías oncológicas con menor tasa de supervivencia tras el diagnóstico, ya que los síntomas, al comienzo de la enfermedad, son difíciles de identificar. Es por este motivo que se ganó el nombre de “asesino silencioso”. Ahora, un algoritmo de inteligencia artificial logró identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollarlo, incluso, hasta tres años antes del diagnóstico. Cómo funciona esta herramientay cuáles es el impacto de la vacuna experimental que mostró resultados alentadores, según expertos consultados por Infobae.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirma que, del total de cánceres detectados en el continente americano, un 7% en hombres y 7,2% en mujeres se corresponden con el cáncer de páncreas. Siendo que el riesgo promedio de padecer esta enfermedad oncológica es aproximadamente de 1 en 64, según explica la Sociedad Americana Contra el Cáncer.
Para poder detectar a este grupo de personas, los investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y la Universidad de Copenhague, en colaboración con el VA Boston Healthcare System, el Instituto Oncológico Dana-Farber y la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, utilizaron de las historias clínica de los pacientes y una herramienta de inteligencia artificial. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Medicine, en mayo de este año.
El cáncer de páncreas es uno de los tumores que “más problemas” le genera al organismo, ya que el sistema inmunológico no logra detectarlo, con lo cual no evidencia síntomas y tampoco lo ataca /Archivo
Según explicaron los expertos, el tamizaje poblacional se realizó mediante inteligencia artificial, la cual podría ser útil para detectar a las personas con mayor riesgo de padecer el cáncer de páncreas. Asimismo, los investigadores indicaron que tendría el beneficio de acelerar el diagnóstico de la dolencia, la cual es detectada, en la mayoría de los casos, en fases avanzadas. Al identificarse en este estadio, el tratamiento es menos eficaz y los resultados suelen ser desalentadores, más aún cuando las terapéuticas más recientes que se aplican para las enfermedades oncológicas, como es la inmunoterapia (donde el cuerpo ataca al tumor), no pueden utilizarse.
Chris Sander, coinvestigador principal del estudio y miembro de la facultad del Departamento de Biología de Sistemas del Instituto Blavatnik del HMS, explicó: “Una de las decisiones más importantes a las que se enfrentan los médicos es: quién tiene un riesgo elevado de padecer una enfermedad y quién se beneficiaría de más pruebas. Lo que también puede implicar procedimientos más invasivos y costosos que conllevan sus propios riesgos”. Es por eso que, en palabras del experto, contar con una herramienta de inteligencia artificial que pueda centrarse en las personas con mayor riesgo “podría contribuir en gran medida a mejorar la toma de decisiones clínicas”.
En palabras de Sander, este enfoque permitiría una detección precoz, además de un inicio de tratamiento más temprano, mejoras en los resultados y prolongar la vida de los pacientes, ya que la incidencia y la mortalidad del cáncer de páncreas están aumentando en todo el mundo, especialmente entre las mujeres y las personas mayores de 50 años, pero también entre los individuos más jóvenes, alertaron.
El cáncer de páncreas es más difícil y costoso de detectar. En muchos casos se diagnostica cuando ya se encuentra avanzado, pero mediante la IA se podría detectar de forma precoz /Archivo
Por su parte, Søren Brunak, coinvestigador del estudio, profesor de Biología de Sistemas de Enfermedades y director de investigación del Centro de Investigación de Proteínas de la Fundación Novo Nordisk de la Universidad de Copenhague, destacó: “Muchos tipos de cáncer, sobre todo los difíciles de identificar y tratar precozmente, tienen un coste desproporcionado para los pacientes, las familias y el sistema sanitario en su conjunto”.
“El tamizaje basado en la inteligencia artificial es una oportunidad para modificar la trayectoria del cáncer de páncreas, una enfermedad agresiva que es muy difícil de diagnosticar precozmente y tratar con prontitud, cuando las probabilidades de éxito son mayores”, agregó el experto.
Para probar este algoritmo, los expertos lo entrenaron con dos conjuntos de datos distintos que sumaban un total de 9 millones de registros de pacientes de Dinamarca y Estados Unidos. El siguiente paso fue solicitarle al modelo de IA que buscara signos reveladores basándose en estos datos. A partir de combinaciones de códigos de enfermedad y del momento en que aparecen, lograron predecir qué pacientes tienen más probabilidades de desarrollar cáncer de páncreas en el futuro. Vale aclarar que muchos de los síntomas y códigos de enfermedad no estaban directamente relacionados con el páncreas ni procedían de él.
Científicos de la Universidad de Harvard desarrollaron una herramienta de inteligencia artificial que identificó quiénes tiene un mayor riesgo de padecer cáncer de páncreas y estiman que podría usarse en el futuro para evaluar riesgos de los pacientes y monitoreo /Archivo
Para determinar su capacidad de detectar a personas con un riesgo elevado de desarrollar la enfermedad en distintos plazos: 6 meses, un año, dos años y tres años, los investigadores probaron distintas versiones de los modelos de IA. Generalmente, en cada versión, el algoritmo fue sustancialmente más preciso al predecir quiénes desarrollarían cáncer de páncreas que las estimaciones actuales de incidencia de la enfermedad en toda la población, definida como la frecuencia con la que se desarrolla una afección en una población durante un período de tiempo específico.
Los científicos creen que el modelo es, al menos, tan preciso para predecir la aparición de la enfermedad como las actuales pruebas de secuenciación genética, las cuales están disponibles solo para un pequeño subconjunto de pacientes en conjuntos de datos. Ya que, en comparación con otras patologías oncológicas, el cáncer de páncreas es más difícil y costoso de detectar. Es por eso que los factores de riesgo se centran, principalmente, en los antecedentes familiares y la presencia de mutaciones genéticas, que, aunque son indicadores importantes de riesgo futuro, suelen pasar por alto a muchos pacientes.
Además, según indicaron los científicos, es que esta herramienta de IA tiene como ventaja particular que podría utilizarse en todos y cada uno de los pacientes de los que se disponga de registros sanitarios y las historias médica. Con lo cual, añadieron, muchos pacientes de alto riesgo que pueden, incluso, desconocer su predisposición, son evaluados.
Los científicos que publicaron el estudio en Nature Medicine tomaron datos de historias clínicas de la población de Dinamarca y de Veteranos de los Estados Unidos / Archivo
Es que, ante la falta de síntomas y un indicio claro, los profesionales de la salud son cautelosos a la hora de recomendar pruebas más sofisticadas y costosas, incluso en aquellos que presentan un riesgo elevado de desarrollar la enfermedad. Es que, según explicaron, al realizar estos estudios se descubren lesiones sospechosas que deben ser analizadas mediante una biopsia, siendo que este órgano es de difícil acceso y puede padecer inflamaciones. En cambio, con este algoritmo, aseguraron que podrían identificar a las personas con mayor riesgo para que se realicen las pruebas a la población adecuada, sin procedimientos adicionales innecesarios.
Aunque hay tratamientos sofisticados, “existe una clara necesidad de mejores tamizajes, pruebas más específicas y diagnósticos más tempranos, y aquí es donde entra en juego el enfoque basado en la IA como primer paso crítico en este continuo”, dijo Sander.
De todas maneras, los investigadores aclararon que ninguno de estos diagnósticos por sí solo debe considerarse indicativo o causante de un futuro cáncer de páncreas, sino que se trata del patrón y la secuencia las que ofrecen pistas para un modelo de vigilancia basado en IA. Según los investigadores, para obtener resultados certeros, es importante garantizar que los modelos de IA se entrenen con datos ricos y de alta calidad, además de contar con grandes conjuntos de datos representativos de historias clínicas agregadas a escala nacional e internacional.
24-01-2020 Cáncer de páncreas SALUD UNIVERSITY OF LOUVAIN
Cuáles son los últimos avances sobre el cáncer de páncreas
Durante las últimas tres décadas, los científicos avanzaron en la investigación de vacunas contra el cáncer para personas sanas con alto riesgo de padecerlos, pero se encontraron diferentes barreras. La medicina moderna profundizó la idea de base para enfrentar distintas enfermedades y en la actualidad hay ensayos en marcha sobre vacunas para cáncer de páncreas y uno de ellos mostró resultados alentadores.
En pos de prevenir a este llamado “asesino silencioso”, la ciencia logró desarrollar una vacuna experimental de ARN mensajero personalizada, que ha conseguido resultados “prometedores”. Es un estudio de Fase I que fue publicado en la revista Nature. Liderado por investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Estados Unidos), este trabajo realizado en 16 voluntarios ha demostrado que la vacuna induce una respuesta inmunitaria sustancial y retrasa potencialmente la recaída de los pacientes en una forma de cáncer de páncreas, concretamente, el adenocarcinoma pancreático ductal, que es uno de los tumores con tasas de supervivencias más bajas.
El adenocarcinoma ductal pancreático es letal en el 88% de los pacientes, sin embargo, alberga neoantígenos de células T, unas proteínas que pueden surgir en la superficie de los tumores tras ciertos tipos de mutaciones del ADN y que son adecuadas para vacunas. Con estas cifras, los expertos del Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering de Nueva York (Estados Unidos) se preguntaron por qué existe un 12% que logra superar la patología. La razón eran los linfocitos T, los cuales, al igual que ocurre con otros tumores, evidenciaron una respuesta inmune de hasta 12 veces superior.
El cáncer de páncreas tiene una alta tasa de mortalidad tras su diagnóstico /Archivo
Para elaborar la vacuna, los pacientes eran intervenidos quirúrgicamente y del tumor extirpado se tomaban muestras que les permitía generar una fórmula específica para cada persona gracias a una secuenciación genómica. Tras la vacunación, se observaron respuestas inmunes sustanciales de linfocitos T en el 50% de los voluntarios, “lo que indica que la vacuna puede inducir una respuesta inmunitaria mejorada”, señalaron los investigadores. Pero además, lograron identificar que se elevó la cantidad de “linfocitos asesinos” en el organismo de los pacientes, lo cual podría provocar una ausencia de recaídas.
Asimismo, los expertos señalaron que, tras 18 meses de seguimiento, “los pacientes con células T expandidas por la vacuna tenían una media de supervivencia libre de recidiva más larga en comparación con los pacientes sin células T expandidas por la vacuna (13,4 meses)”, es decir que la respuesta inmune se mantenía ampliada gracias a esta inmunización. “Es difícil comparar lo que vemos en los pacientes vacunados con lo que vimos en los supervivientes a largo plazo, pero sí sabemos que el tipo de células inmunes que se activan son las mismas: los linfocitos asesinos T CD8+”, detalló Balachandran.
“Todo avance en cáncer de páncreas es positivo. Y el avance más importante es el hecho de tener verdaderas vacunas de ARN para el cáncer en general y, en particular, para el cáncer de páncreas, que no tiene tratamientos tan efectivos. Por eso descubrir algo nuevo es nueva esperanza para los pacientes básicamente”, explicó a Infobae el doctor Diego Kaen (MP 1898), vicepresidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) y profesor en la Universidad Nacional de La Rioja. “El estudio tiene datos muy prometedores, pero todavía le falta avanzar en las Fases II y III para tener algo concreto”, agregó.
Futuristic innovative corona covid-19 virus doctor wear mask virtual digital ai infographic data tech. Coronavirus 2019-nCov treatment analysis screen in hospital laboratory against epidemic virus. (Getty)
En tanto, el doctor Federico Esteso (MN 108803), oncólogo clínico y especialista en tumores digestivos del Instituto Fleming detalló, en diálogo con Infobae, que “es un avance todavía muy lejano a la práctica existencial o al desarrollo clínico más avanzado”. “Este avance es espectacular, pero hay que tomarlo con cautela. Este experimento muestra que es posible desarrollar una respuesta inmunológica generada en un tumor del cual pensábamos que las herramientas inmunes no habían dado resultado. Es el puntapié inicial para que se pueda avanzar a empezar a utilizarlo en más pacientes y empezar a ver resultados de eficacia, pero las vacunas de ARN en cáncer todavía no se utilizan en la práctica existencial”, agregó.
“El problema de las vacunas de ARN y el cáncer es que no se actúa con el mismo concepto que tenemos, en general, sobre las vacunas que se realizan contra un virus. Ningún cáncer es igual a otro, ni de páncreas o de pulmón, por nombrar algunos, por eso se tiene que crear una vacuna por cada paciente y esto, justamente, está dando mucha efectividad; pero el tema es la complejidad de realizar la vacuna porque tenés que mandar el material del tumor, o sea lo que se llama la biopsia, para que se cree una vacuna para ese paciente y es solo para él. Esto tiene una logística bastante complicada y hay que ver si se desarrolla en la práctica clínica”, indicó Kaen.
De la misma manera se expresó Esteso: “Como las estrategias son individualizadas para cada paciente, las vacunas suelen ser muy laboriosas y eso a veces puede llevar a que sea una limitante para la práctica existencial masiva”. Al tiempo que aclaró, con respecto a que solo el 50% de los voluntarios evidenció una respuesta inmune tras la vacuna, que “eso también tendrá que ser un terreno de desarrollo, pero habitualmente no hay un tratamiento que le sirva a todos los pacientes”. “Es importante entender que un tumor es una enfermedad inteligente, crea resistencia y mecanismos para poder evadir la respuesta inmune. Es por eso que considero que es muy prematuro, pero aunque sea en Fase I es alentador”.
Ciencia y Salud
Un horizonte optimista para los pacientes de cáncer de páncreas
El cáncer de páncreas no es uno de los tumores más frecuentes pero sí de los más letales. Hasta ahora el arsenal terapéutico se basa sobre todo en la quimioterapia y la cirugía, pero los ensayos de nuevos fármacos inhibidores del gen KRAS proyectan un horizonte optimista.
La incidencia del cáncer de páncreas en Europa alcanza los 78.000 casos, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), que prevé para este año en España 10.338 nuevos diagnósticos.
Es uno de los cánceres más mortales, de hecho, en España, la supervivencia neta a cinco años en hombres se sitúa en el 7,2 % y en mujeres, en el 10 %. Los últimos datos disponibles de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan) cifran en 8.140 las muertes por este tumor.
En Estados Unidos, la Sociedad Americana Contra el Cáncer prevé para este año alrededor de 67.400 nuevos casos.
Aumento de la incidencia en jóvenes
Según explica a EFE Salud la coordinadora del grupo de trabajo biliopancreático del Grupo de Tratamiento de los Tumores Digestivos (TTD), Teresa Macarulla, el cáncer de páncreas, tanto a nivel clínico como estadístico, es un tumor que aparece en gente mayor. La mediana de edad del diagnóstico es de 72 años.
«Esto es la realidad y sigue siendo la realidad en nuestra práctica clínica. Sin embargo, es cierto que en los últimos años lo que hemos visto es claramente un aumento de la incidencia en pacientes más jóvenes. Y cuando digo más jóvenes significa menores de 50 años, que es una población donde no esperaríamos tener este tumor», advierte Macarulla, en el Día Mundial contra el Cáncer de Páncreas.
Lo que se desconoce hasta el momento es el motivo del aumento en esta población. Y es que son demasiado jóvenes para que el tóxico, cualquiera que sea, dañe la célula que va a desarrollar el tumor.
«Hay incluso proyectos de investigación que son específicos para ver qué pasa con esta población más joven», apunta la experta, quien también es responsable del Servicio de Oncología Médica en el Hospital Clínic Barcelona Comprehensive Cancer Center.
Factores de riesgo
El otro gran problema es que es desde el inicio, incluso tumores que son muy pequeños, tienen mucha tendencia a que las células se escapen del tumor y vayan al torrente sanguíneo, con lo que el riesgo de metástasis en «muy alto».
Entonces…¿Qué se puede hacer para tratar de detectarlo a tiempo? A juicio de la experta, probablemente haciendo un seguimiento de los pacientes con mayor riesgo, también a aquellos que tienen una predisposición genética y seguir investigando nuevos marcadores en sangre, un proceso que es «muy complejo».
Pero también hablar a la población del cáncer de páncreas, de cómo se puede identificar y concienciar a los médicos de familia, sobre todo cuando hay síntomas de sospecha.

En general, no hay unos factores de riesgo específicos para el cáncer de páncreas tan claros como, por ejemplo, para el tumor de pulmón, que es el tabaco.
Pero sí, el consumo de tabaco y de alcohol aumentan las probabilidades de sufrirlo, también el padecer una pancreatitis o diabetes de larga evolución.
«Y hay muchos de los pacientes que vemos en consulta que no tienen ninguno de esos factores de riesgo y, por tanto, en la mayoría de los pacientes a día de hoy desconocemos el porqué de este tumor», lamenta Macarulla.
Síntomas tardíos
La alta mortalidad del tumor se debe, sobre todo, a que da la cara tarde, es asintomático en la fase inicial de desarrollo, por lo que el paciente cuando acude a consulta con síntomas, la enfermedad ya ha avanzado.
Los síntomas más notables de alerta son la coloración amarilla de la piel, debido a que la bilirrubina (producto de deshecho proveniente del metabolismo de la hemoglobina) no se ha podido eliminar, probablemente porque el tumor tapa la eliminación de la bilis.
O muchas veces, el paciente tiene un dolor en la boca del estómago que se proyecta hacia la espalda y que se mantiene en el tiempo. Otro síntoma puede ser una diabetes que debute pronto en una persona joven debido a la existencia de un tumor.
El gen KRAS
Y el arsenal terapéutico para frenar el tumor es limitado.
«A día de hoy seguimos dependiendo de la quimioterapia para tratar este tumor, o bien antes de la cirugía, o bien como complemento de la cirugía. También para tratar un paciente que tenga ya metástasis y que no se pueda operar. Es el única arma que tenemos», subraya Macarulla.
No obstante, precisa, con la vista puesta en el futuro, la experta señala que éste es «positivo» gracias a nuevas terapias que están en fase de ensayo clínico, como los inhibidores del gen KRAS.

Este gen está alterado en el 90 % de los pacientes que tiene cáncer de páncreas, es lo que permite crecer al tumor.
«Evidentemente lo que hacemos es bloquear el crecimiento del tumor de una forma completamente distinta a la quimioterapia, pues nuestros fármacos, que hasta ahora no habíamos conseguido diseñarlos para bloquear este gen, a día de hoy son ya una realidad y están en ensayos clínicos», abunda la experta.
La gran oportunidad
Según apunta, probablemente gran parte de los ensayos llegarán a Europa y España el próximo año, lo que supondrá «una gran oportunidad para los pacientes».
«Se está trabajando mucho para que estos ensayos lleguen a nuestro país y nuestros pacientes se puedan tratar con estas opciones lo más rápido posible», subraya Macarulla.
Muchos de estos ensayos se encuentran en fase 3, de hecho, uno de ellos ya ha concluido. Pero no todos los fármacos se encuentran en la misma fase de desarrollo, hay algunos que están en las más iniciales.
Si los resultados finales de los ensayos son positivos, administrativamente, aclara Macarulla, hay que esperar un tiempo pertinente para que llegue a los pacientes.
«Estamos trabajando para mejorar lo que tenemos hoy y, por tanto, sí tenemos la esperanza de que estos fármacos que no serán inmediatos, nos ayuden a tener más armas para luchar contra esta enfermedad», insiste la experta del TTD.
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Ciencia y Salud
La tendencia de ver videos a mayor velocidad no es positiva: aclaraciones sobre el ‘speed-watching’
Se está haciendo frecuente la reproducción de videos o audios en redes a una velocidad mayor de la normal. Es una tendencia llamada speed-watching y cala sobre todo en la población más joven. Responde a la necesidad creciente de hacer eficiente el tiempo disponible, pero también, en muchas ocasiones, al miedo a perder el tiempo. Además, genera efectos negativos en la atención y en el aprendizaje.
El Hospital Quirónsalud San José, por medio de una nota de prensa, explica cómo el speed-watching surge como adaptación a un contexto de sobrecarga y celeridad informativa que «manifiesta los límites del cerebro», pues se expone a un consumo de información cada vez más rápido y exigente.
No obstante, también se asocia al FOMO (Fear of Missing Out o el miedo a perderse algo) o a la exigencia de estar constantemente actualizados.
La doctora Lucía Vidorreta Ballesteros, especialista en neurología y coordinadora de la Unidad de Migrañas del hospital, asegura que, “aunque pueda parecer eficiente”, este hábito tiene «implicaciones profundas para el procesamiento cognitivo, la atención y el aprendizaje”.
¿Cómo nos afecta el speed-watching?
Según consta en la nota de prensa, mantener la atención requiere un ritmo de presentación sosegado y pausado, de forma que cuando la información se recibe a un ritmo acelerado, aumenta la exigencia de novedad y, paralelamente, disminuye la habilidad para sostener la concentración.
Esta dinámica conduce a un procesamiento de la información «más superficial, donde se antepone la velocidad a la comprensión profunda».
El Hospital Quirónsalud San José cita diferentes estudios en los que se concluye que el aumento de la velocidad de reproducción afecta a la atención sostenida y a la capacidad de procesamiento de la información consumida.
Así, dentro del ámbito educativo, en donde se ha apreciado cierto auge del speed-watching, se ha comprobado que los jóvenes mantienen un nivel aceptable de comprensión al percibir el mensaje a una velocidad x1.5, pero se reduce considerablemente en velocidades superiores al x2.

La aceleración excesiva incrementa la carga cognitiva y disminuye los resultados en pruebas de memoria inmediata y de transferencia. Es decir, no mejora el aprendizaje ni la retención a largo plazo, sino que favorece la ilusión de eficiencia cognitiva.
Más notables son los efectos en los adultos mayores, donde se observa un déficit claro de memoria y de comprensión cuando se practica el speed-watching.
“Aunque reproducir vídeos a una velocidad ligeramente superior (por ejemplo, 1.25× o1.5×) puede ser útil en determinadas circunstancias, su uso constante y excesivo puede alterar negativamente funciones cognitivas esenciales como la atención sostenida, la concentración y la consolidación de la memoria”, incide Vidorreta.
Nuestras emociones y el speed-watching
Por otro lado, el speed-watching también puede afectar al comportamiento y la salud emocional. Puede generar frustración o ansiedad debido a la exposición prolongada a ritmos acelerados, reduciendo la tolerancia a la espera y la capacidad de disfrutar de los procedimientos largos y tranquilos.
Este tipo de consumo aumenta la búsqueda compulsiva de información y disminuye la satisfacción a pesar de consumir un contenido mayor, señala la nota de prensa.
Los expertos mencionados en el comunicado concluyen que para que el cerebro humano asimile la información de manera eficaz, necesita incorporar pausas, repeticiones y tiempo para la consolidación.
Al acelerar los contenidos, se eliminan estos tiempos naturales, lo que dificulta significativamente los procesos de aprendizaje y la consolidación de la memoria.
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Ciencia y Salud
Alimentos ultraprocesados en la diana: qué son y por qué resultan tan nocivos para nuestra salud
La salud pública ha colocado los alimentos ultraprocesados en el centro de la diana a raíz de un especial publicado en la revista científica The Lancet, que los ha tildado de “nuevo tabaquismo”. España, de hecho, es uno de los países en donde más ha aumentado su consumo: se ha triplicado en 30 años.
Cuenta a EFE una de las investigadoras del especial de The Lancet, Renata Bertazzi, actualmente en la Universidad de Salamanca, que los datos atribuidos a España proceden de encuestas hechas en 1990, 2000 y 2010, por lo que infiere que “con la tendencia de crecimiento observada, es posible que el consumo actual sea aún mayor».
¿Pero qué son los alimentos ultraprocesados, convertidos en dominantes en las dietas actuales tanto en los países desarrollados como en los emergentes a pesar de los conocidos efectos adversos que provocan en la salud de las personas?
Ultraprocesados: alto contenido de azúcares añadidos
Según la clasificación NOVA, que divide los alimentos según la naturaleza y objetivos del proceso industrial a los que se les somete, los ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas principalmente a partir de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, combinadas con aditivos, colorantes, saborizantes o emulsionantes.
No contienen ingredientes integrales reconocibles y suelen tener un alto contenido de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y aditivos químicos.
Entre los ejemplos más comunes se encuentran la bollería industrial, los refrescos azucarados, los embutidos, las comidas rápidas, los cereales de desayuno azucarados, las patatas fritas de bolsa y los productos precocinados congelados.
Estos alimentos, listos para consumir y de larga duración, ofrecen ventajas comerciales frente a los frescos, pero a costa de su valor nutricional.
¿En qué se diferencian de los alimentos procesados?
En la web de la Asociación Española de Nutrición y Dietética, antes de abordar qué son los alimentos procesados y por qué se caracterizan, recalca que la transformación, o procesamiento, de los alimentos es “cualquier acción que altere sustancialmente el producto inicial’.
Se incluirían entonces aquellos alimentos “sometidos a algún tipo de tratamiento térmico (como la pasteurización), ahumado, curado, maduración, secado, marinado, extracción, extrusión, o a una combinación de dichos procedimientos”.
El objetivo de estos procesos, remarca, consiste en “mejorar la apariencia y/o el sabor del alimento, hacerlo comestible o prolongar su duración” sin comprometer la seguridad alimentaria.

Algunos ejemplos de alimentos procesados son las legumbres cocidas, las verduras congeladas, los yogures, las bebidas vegetales, la piña en conserva, las lechugas troceadas, lavadas y listas para consumir, el pan, los frutos secos tostados…
Añade la entidad, respecto a los alimentos ultraprocesados, que la diferencia con los procesados es una “línea bastante volátil”, aunque se relacionan los primeros con los que se han sometido a “un proceso de transformación industrial muy intensivo”, y si por lo general reciben conservantes, colorantes, edulcorantes, emulsionantes u otros compuestos dirigidos a hacer más atractivos su aspecto y su sabor, en ocasiones se les agrega azúcares añadidos, grasas saturadas, grasas trans y sal.
Estos últimos elementos los define la Academia como “los tres jinetes del Apocalipsis” por su relación directa con la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, por no hablar de cánceres.
Efectos en la salud
Enlazamos por tanto con las consecuencias que el consumo habitual de estos compuestos genera en la salud, basadas en estudios e investigaciones.
En España, por ejemplo, investigaciones del Proyecto SUN concluyeron que consumir más de cuatro raciones diarias de estos productos incrementa un 62 % el riesgo de mortalidad por todas las causas.
Otros trabajos han identificado efectos más específicos. En 2025, un estudio publicado en Cell Metabolism reveló que los ultraprocesados afectan la salud metabólica y reproductiva incluso sin un exceso de calorías, alterando hormonas y reduciendo la calidad del esperma.
E investigaciones de la Universidad Rovira i Virgili demostraron que su consumo modifica la microbiota intestinal, favoreciendo bacterias asociadas a enfermedades inflamatorias.
También se han observado vínculos con la salud mental. En Brain Medicine alertaron de la presencia de microplásticos en alimentos ultraprocesados, capaces de acumularse en el cerebro y posiblemente contribuir a trastornos como la depresión o la demencia.
En la infancia, su consumo se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, asma y alteraciones cardiometabólicas.
Medidas para limitar su venta y consumo
Ante la magnitud del problema, distintos países y organismos internacionales han adoptado políticas para reducir la exposición a estos productos.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan limitar su publicidad, especialmente dirigida a menores, e implementar impuestos a las bebidas azucaradas y etiquetados frontales claros.
México se ha convertido en un referente regional. Desde 2020 aplica un sistema de sellos de advertencia en los envases de alimentos y bebidas ultraprocesados, y en 2025 entró en vigor la prohibición de su venta en todas las escuelas del país.
Países como Chile, Perú y Uruguay han implementado políticas similares, incluyendo etiquetados frontales y limitaciones a la promoción de ultraprocesados.

En Europa, la United European Gastroenterology ha pedido restringir la publicidad de la “comida basura”, imponer recargos fiscales a los refrescos azucarados y promover dietas saludables basadas en frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
En España, un real decreto aprobado en abril de este año, sobre la alimentación en comedores escolares, prohíbe servir bebidas azucaradas, venderlas en las máquinas vending o en las cafeterías de estos centros. Y se eliminan las bebidas energéticas y los alimentos azucarados (la llamada bollería industrial).
En concreto, no se podrán vender productos que superen un contenido máximo de 5 gramos de azúcares por porción envasada y que incumplan los criterios recomendados por organismos como la OMS sobre los límites para la ingesta de grasas, azúcares y sal, apuntaba la normativa del Gobierno.
Recomendaciones
Los investigadores del especial de The Lancet apelan a los gobiernos a regular y reducir la producción, la comercialización y el consumo de ultraprocesados para salvarguardar la salud pública frente «a la poderosa industria de fabricación de ultraprocesados».
Entre sus recomendaciones: un etiquetado «más parecido al de una cajetilla de tabaco», que informe claramente de sus aditivos y del riesgo que suponen para la salud de forma bien visible en la parte frontal del producto.
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