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Ciencia y Salud

Elisa Blázquez, nutricionista: “Una dieta antiinflamatoria es un patrón de vida sana”

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En una entrevista con EFEsalud, con motivo de la publicación de su segundo libro “Toma las riendas de tu salud”, Elisa Blázquez no solo habla de la dieta antiinflamatoria, también del ayuno y de la importancia, en definitiva, de que la alimentación sea un aprendizaje para cuidar la salud.

“El propósito de mi libro es poder ayudar a la gente a conectar con sí misma, a que empiece a cuidarse. Y tener una guía práctica y sencilla, porque hay mucha información en las redes y en los medios y al final tenemos mucho lío. Había que organizar un poco la información con la experiencia clínica que tengo en este caso”, comenta.

Por eso, incide en que cuando se habla de salud hay que escuchar a la gente con una trayectoria profesional: “La nutrición está en casa de todos y cualquiera que tenga una receta saludable, de repente te la puede vender como un consejo de salud y, a veces, no lo es“.

Dietas que no midan solo las calorías

No comparte las dietas “tal y como las solemos entender” porque al final son recomendaciones basadas en la prohibición y en comer exactamente los mismos gramos de proteína todas las comidas, por ejemplo, cuando el cuerpo tiene unas necesidades que van cambiando.

Son dietas, además, que bajo su punto de vista “generan una mala relación con la comida”.

“Hay que ir pasito a pasito, ir adquiriendo unos hábitos (…) Un aprendizaje para cuidar tu salud, que tiene un camino, no es de un día para otro”, incide Blázquez, quien subraya que “no hay que quedarse con la restricción de ningún alimento”.

Por eso tampoco es partidaria de la dieta basada en determinar una serie de calorías: lo que hay que estar es bien nutrido: lo importante es la calidad y la cantidad.

Elisa Blázquez en la cocina de su casa con una pila de ejemplares de su nuevo libro. Foto cedida por la autora.

“Realmente cuando solo medimos calorías, no estamos analizando el efecto que tiene ese nutriente en tu cuerpo”, abunda la nutricionista.

Lo argumenta porque, explica, una proteína y un hidrato tienen las mismas calorías, pero el efecto en el cuerpo es totalmente diferente.

Mientras que la primera tiene un efecto “más estructural, va a formar estructuras”, el hidrato es más energético, de forma que modulando la ingesta de estos nutrientes “es como se consiguen los resultados”.

“Si simplemente cuentas calorías, pues a lo mejor estás llevando un tipo de alimentación o muy monótona o muy desequilibrada que no te aporta todos esos micronutrientes que realmente necesitas”, recalca.

Sobrealimentados y malnutridos

Experta en nutrición integrativa, que analiza a la persona en su conjunto, como una parte proactiva del bienestar, Blazquez señala que no hay un método que sirva para todo el mundo ni para una patología, sino que va a depender de los desequilibrios que se tengan.

“A lo mejor tú comes muy bien, pero no estás haciendo nada de ejercicio o no te estás exponiendo nada al sol y tienes una vitamina D por los suelos, que también es muy importante. O tienes mucho estrés. Bueno, pues ahí es donde tenemos que ver lo que tenemos que trabajar con cada persona”, subraya.

Para la nutricionista, hemos normalizado estar cansados y agotados, cuando hay que preguntarse, a pesar de que la analítica esté bien, “qué le está pasando al cuerpo” porque “hay muchas herramientas para solucionarlo”.

Considera que se consumen muchos alimentos ultraprocesados, que provocan la sobrealimentación y la malnutrición, cuando lo que necesita el cuerpo son vitaminas, minerales, antioxidantes y proteínas.

“Hemos hecho a nuestro cuerpo vago de darle calorías todo el rato y eso al final nos afecta”, señala Blázquez, quien apunta que el ayuno “es necesario porque evolutivamente estamos diseñados para él” y no para comer cada dos o tres horas.

Sin miedo al ayuno

Asegura que no hay que tener miedo a ayunar porque ayuda al cuerpo a poner en marcha “mecanismos de limpieza, de regeneración que ocurren cuando no estamos ingiriendo alimento”.

Hay mucho tipos de ayuno, según afirma Blázquez, un ejemplo puede estar sin comer doce horas, ¿cómo? Cenando a las ocho de la tarde y desayunando a las ocho de la mañana del día siguiente, por ejemplo. No obstante, hay que adaptarlo a cada persona y ver que sienta bien, porque hay a algunas que no les va a beneficiar, como a aquellas que tienen una mala relación con la comida.

¿Y hay una clave del éxito para sentirse bien? Para la nutricionista lo principal es adquirir buenos hábitos que se puedan mantener en el tiempo, que no sean para cuatro días o dos meses.

La inflamación

En su libro, aborda cómo algunos alimentos provocan la inflamación crónica.

Según sus palabras, el sistema inmunológico nos defiende de agentes extraños. Si desde el exterior se introducen todo el rato tóxicos, alimentos que no son saludables, se genera estrés en el organismo y la inmunidad se irá deprimiendo y protegerá menos.

“Nuestro sistema inmunológico se vuelve mucho más reactivo y tenemos un sistema todo el rato en estado de alerta. Esto es la inflamación”, expone.

Blázquez con su último libro. Foto cedida por la autora,

Ese trabajo en exceso y constate del sistema inmunológico es “la antesala de posibles patologías”.

Blazquez incide en que las células inmunitarias están por todo el cuerpo, son como policías que andan de patrulla, con lo que no solo hablamos de inflamación local, aunque sobre todo ocurre en el intestino, al estar en contacto con el exterior -este órgano absorbe el agua y los nutrientes y es donde está gran parte de la microbiota-.

Individualizar las necesidades

Hay un patrón de dieta antiinflamatoria, prosigue la nutricionista y luego, en función de cada persona, hay que individualizar las necesidades.

“Una dieta antiinflamatoria va a ser una dieta más sencilla de lo que creemos. Es una dieta muy natural, exenta de todos estos ultraprocesados, que nos aporte muchos nutrientes, muy rica en vegetales, en vitaminas, en antioxidantes, en fibras que alimenten a estos microorganismos que tenemos en el intestino”, explica.

Una dieta antiinflamatoria también tiene que ser rica en grasas antiinflamatorias -Omega 3- que las encontramos en el pescado, en los frutos secos, o en las semillas.

“Una dieta antiinflamatoria es para todo el mundo, pero desde que nacemos, porque es un patrón de vida sano. Al final la dieta mediterránea es un tipo de dieta antiinflamatoria”, añade.

Ir al mercado

Por eso, defiende que para hacer la compra se vaya al mercado, se cocine lo que hacían las abuelas, en definitiva, alimentos naturales. Que haya “pocos alimentos empaquetados”, porque son productos que, al final, van a llevar asociado algún aditivo.

Considera que hay alimentos sobre los que se tiene la creencia de que son muy malos y no lo son tanto, como ejemplo pone la mantequilla y el tocino: “Hay que consumir todo tipo de grasas en un contexto sano, tomando muchos vegetales, pero si me apetece tomar un poco de mantequilla no me va a hacer ningún mal”.

La clave es la cantidad y con qué se combinan esos alimentos.

La nutricionista también cree que “hay que quitar la idea” de que los alimentos exóticos son la clave de la salud porque no lo son: “No va a estar mejor alimentado el que toma todos los días matcha, açai o chía”, zanja.

Un menú en un día cualquiera de la nutricionista:

Desayuno: una o dos piezas de temporada; una buena rebanada de pan de calidad, con aceite de oliva y tomate. Una tortilla o jamón o salmón. También un puñado de frutos secos y café.

Comida: Siempre verdura en todas sus formas, acompañadas de carne, pescado o legumbre.

Cena: Pescado y verduras. A veces, un yogur de cabra de postre.

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Los fármacos antiobesidad se asocian a un menor riesgo de cáncer en personas obesas

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Un estudio dirigido por la Universidad de Indiana (EE.UU.) revisó las historias médicas de 42.317 personas que tomaban estos fármacos antiobesidad, los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RA), como Ozempic o Wegovy, con las de un número parecido de individuos que no los usaban, para estudiar el riesgo de cáncer.

El consumo de GLP-1RA “se asoció significativamente con una reducción del riesgo de cáncer en general, en particular de cáncer de endometrio, meningioma y ovario”. Sin embargo, también se asociaron “con un aumento no significativo del riesgo de cáncer de riñón”, señala la investigación.

Los GLP-1RA se recetan ampliamente para el control glucémico en la diabetes tipo 2 y recientemente han ganado popularidad para el control del peso, pero su impacto a largo plazo sobre el riesgo de cáncer sigue siendo incierto, lo que llevó al equipo a plantearse este estudio.

El objetivo era comparar la incidencia de 14 tipos de cáncer, en concreto el de pulmón y otros trece que están asociados a la obesidad: hígado, tiroides, páncreas, vejiga, colorrectal, riñón, mama, endometrio, meningioma, tracto gastrointestinal superior, ovario, mieloma múltiple y próstata.

Las tasas de incidencia de todos ellos, entre medicados y no, fueron de 13,6 frente a 16,4 por cada 1.000 personas-año, respectivamente, “lo que indica un riesgo global de cáncer significativamente menor entre las personas que tomaban GLP-1RA”, escriben los autores.

En particular, el uso de esta familia de fármacos antiobesidad se asoció con una reducción del riesgo de cáncer de endometrio, ovario y meningioma.

Sin embargo, también se relacionó “con un aumento marginalmente no significativo del riesgo de cáncer de riñón”, lo que pone de relieve la necesidad de “un seguimiento a más largo plazo para aclarar los mecanismos subyacentes y las implicaciones clínicas de estos hallazgos”, concluye el artículo de la Universidad de Indiana.

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Niños infectados por covid en el embarazo, antes de las vacunas, presentan retrasos en el desarrollo cognitivo

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Esta es la principal conclusión de una novedosa investigación sobre los efectos en los niños de la pandemia de covid durante el embarazo, que ha sido liderada por el Instituto de Neurociencias del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor centro español con fondos públicos dedicado al estudio del cerebro, con sede en Sant Joan d’Alacant (Alicante) y gestionado con la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

Encabezado por el grupo de Neurobiología de Enfermedades Mentales de este centro mixto del CSIC y la UMH, la investigación fue publicada en la revista Cellular and Molecular Life Sciences en 2023 y sus resultados han sido respaldados a lo largo de este año 2025 en diversos estudios de científicos de varios países, cuando los niños y niñas infectados en el vientre materno rondan hoy día el lustro de vida.

La semana 20 del embarazo es un periodo fundamental en la formación de la corteza cerebral y clave para el posterior proceso de aprendizaje de las personas, ha explicado a EFE el científico principal, el neurocientífico Salvador Martínez, en cuya investigación han participado, entre otros, los murcianos José Manuel Hernández López y Cristina Hernández Medina.

La migración de neuronas y el flujo de oxígeno en esta fase crucial para el cerebro corresponde a la proteína ACE2, que a su vez se ha demostrado receptor del coronavirus, dejando entrar al SARS-CoV-2 en unas neuronas aún inmaduras porque carecen de la barrera protectora hematoencefálica, ya presente en la etapa posterior.

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El neurocientífico Salvador Martínez, científico principal del estudio, del Instituto de Neurociencias, centro mixto del CSIC y de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. EFE/Pablo Miranzo

Efectos sobre la memoria

Al analizar varios cerebros humanos de fetos de 20 semanas de gestación donados anónimamente tras un aborto espontáneo en 2020, se ha observado que la presencia del virus de la pandemia tiene efectos “de forma muy particular y localizada en unas células de la región embrionaria del hipocampo: la parte del cerebro que se dedica a la memoria”.

De esta forma, cuando hubo infección congénita de SARS-CoV-2 y la madre tuvo que ser hospitalizada (los casos con más carga viral) se elevó la probabilidad de alteración del desarrollo cerebral, lo que puede asociarse a la aparición de trastornos del espectro autista (TEA), déficit de atención, hiperactividad y otras problemáticas del aprendizaje no asociados a un síndrome o casuística concreta, lo que se conoce como discapacidad intelectual no sindrómica.

En varios estudios epidemiológicos publicados recientemente se ha observado un aumento del 10 % del déficit cognitivo del desarrollo intelectual, comparado con datos de bebés nacidos antes y después “en los mismos lugares y en condiciones similares”, según Martínez, quien ha aclarado que esos retrasos cognitivos cayeron en los hijos de las madres ya vacunadas, por la menor carga viral.

Estos estudios amplían el conocimiento de los efectos de un SARS-CoV-2 que “infectó a toda la sociedad” sin ser tan virulento como otros virus anteriores como el de la viruela, y reflejan que en los casos en los que llegó al cerebro del feto para infectar a las células en desarrollo “se podría predecir o anticipar un aumento de la discapacidad intelectual, del retraso del desarrollo cerebral”.

“Eso es lo que ahora se puede empezar a comprobar porque esos niños tienen más de cinco años y es cuando esa región del cerebro es necesaria para que aprendan adecuadamente”, ha añadido el científico del Neurociencias.

Catedrático y profesor en París antes de director del Neurociencias

Catedrático de Anatomía y Embriología Humana en la UMH, Martínez Pérez (Abengibre, Albacete, 1961) ha desarrollado una larga carrera docente e investigadora donde ha sido profesor de l’École Doctorale de l’Institut Pasteur de París y cuenta con colaboraciones internacionales y estancias en centros extranjeros al margen de dirigir, entre 2016 y 2020, el Instituto de Neurociencias.

Además de esta investigación en niños infectados en 2020 por covid en el embarazo, su trabajo ha trascendido en otros campos como un ensayo pionero en humanos y con unos primeros resultados esperanzadores para una terapia que ralentice e, incluso, detenga la degeneración muscular de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) con células del propio paciente extraídas de la médula ósea.

También ha dirigido recientemente un estudio que usa los ‘dientes de leche’ recién caídos de los niños como fábrica de células neuronales para terapias personalizadas dirigidas a los pequeños con enfermedades raras del sistema nervioso como el autismo, las leucodistrofias o el síndrome de Rett.

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Dátiles: nutritiva dulzura y moderado consumo

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“Son tantas las propiedades de los dátiles, que ya desde la antigüedad, árabes, griegos, hebreos y egipcios, llamaban a la palmera datilera, que es el árbol del que proceden, el ‘árbol de la vida”, señala Laura Sánchez, experta en nutrición del Hospital Universitario La Luz Quirónsalud.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español (MAPA) explica que a raíz de las propiedades nutritivas de los dátiles, los fenicios llamaban a la palmera datilera ‘el árbol de Dios’, ya que se podía sobrevivir viajando por el desierto con un puñado de estos frutos, los cuales llegaron a América durante la colonización con las migraciones españolas.

La palmera datilera o palmera real (Phoenix dactylifera) es una especie notable dentro de su familia botánica, las arecáceas. Puede alcanzar los 20 metros de altura, tiene un tronco de 30 a 40 centímetros de anchura, está presente de forma natural en el norte de África y suroeste de Asia, y es cultivada en las riberas septentrionales del Mar Mediterráneo.

Su origen se atribuye al Norte de África y a Asia, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre este punto.

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Un hombre recoge dátiles de una palmera en Hyderab (Pakistán). EFE/EPA/NADEEM KHAWER

Alto contenido en vitaminas, minerales, fibra y azucares

La nutricionista Laura Sánchez señala que los dátiles destacan por su contenido en vitaminas y minerales.

“Son frutos ricos en potasio y magnesio, dos sustancias importantes para el sistema nervioso; en niacina (vitamina B3), que ayuda a mantener sanos el sistema nervioso, el aparato digestivo y la piel; y en fibra alimentaria, sustancia vegetal que contribuye a prevenir el estreñimiento; además de ser una buena fuente de energía”, puntualiza.

La morfología del dátil es ovalada y cuenta con una semilla interior y una pulpa pegajosa de color anaranjado marronáceo, todo envuelto en una piel brillante, según lo describe la experta del HULL.

Explica que “los dátiles Medjool y Deglet Noor son las variedades más frecuentes para el consumo”, y que “contrariamente a lo que muchos piensen, el dátil no es una fruta desecada, sino que este fruto se seca ya en el propio árbol con el sol, para después ser recolectado” .

“Consumir hasta tres dátiles al día puede ser un perfecto tentempié para nuestro día a día, y lograr todos sus beneficios nutricionales”, subraya.

Precauciones y contraindicaciones

Destaca que este fruto puede ser una importante alternativa como condimento para quienes quieran endulzar sus platos de la manera más saludable, evitando los azúcares blancos o edulcorantes, aunque en el caso de padecer diabetes, se aconseja restringir su consumo.

A la hora de incorporar los dátiles a tu dieta, “debes tener en cuenta que aunque es un alimento saludable, tiene un alto contenido en azúcares, por lo que no hay que consumirlo en exceso, porque puede ser contraproducente”, advierte.

“Al ser un alimento nutritivo, con alto contenido en azúcares, los dátiles, no están indicados para personas con problemas renales y/o con problemas en la metabolización de los azúcares”, señala la nutricionista.

Sánchez indica que, al igual que ocurre con los zumos, no es igual consumir los dátiles enteros que triturados, ya que cuando se trituran, desaparece la fibra y aumenta la cantidad de azúcar en el producto final que se ingiere.

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EFE/EPA/SAMIULLAH POPAL

Dátiles, beneficiosos para la salud cardiovascular

El consumo moderado de dátiles puede ser beneficioso para el corazón, ya que uno de los minerales más destacados que contiene, el potasio, ayuda a reducir el riesgo de patología cardiovascular y la presión arterial, según la especialista.

Y para la piel y el cabello

Las propiedades antioxidantes de estos frutos, “favorecen la salud a la piel y el cabello, confiriéndoles un aspecto más brillante y sano; y son determinantes a la hora de reducir la inflamación del cuerpo y prevenir ciertas enfermedades”, agrega Sánchez, destacando que estos frutos son ricos en potasio, hierro, calcio, magnesio y otras vitaminas del grupo B, C y A.

Sin olvidar la microbiota, los huesos y el cerebro

Los dátiles también contienen abundante fibra, compuesto vegetal que aporta saciedad, “algo fundamental para quien quiera bajar peso”, además de mejorar la microbiota (conjunto de microorganismos beneficiosos) del intestino y nuestra salud intestinal en general; evitar el estreñimiento; y ayudar a prevenir enfermedades, incluso ajenas al tracto digestivo, puntualiza.

Estos dulces frutos destacan por su alto contenido de minerales, como magnesio, fósforo, y calcio, que claramente pueden contribuir a mantener nuestra salud ósea, añade la nutricionista.

Asimismo, “el alto poder energético y la riqueza en antioxidantes de los dátiles, pueden ayudar a reducir la inflamación en el cerebro, y a prevenir patologías neurológicas”, asegura Sánchez añadiendo que también “se sabe que el consumo de estos frutos puede favorecer una mejor función cognitiva”.

Tipos y consejos para conservar los dátiles

Laura Sánchez señala que en función de los tiempos de maduración, lo cual hace que varíen su textura y consistencia, los dátiles se clasifican en tres categorías: blandos, semisecos y secos.

Explica que “independientemente de su categoría, todos tienen un alto porcentaje de azúcares, en torno a un 60%, por lo que son una importante fuente de energía.

Por otra parte, “los dátiles blandos son los más húmedos y los que más azúcares tienen. Los semisecos son carnosos y jugosos, mientras que los secos son más duros y secos”, describe.

Además de los Medjool y Deglet Noor, los más frecuentes, “hay cientos de variedades de dátiles, con diferentes colores, formas, texturas y sabores, como Halawy, Barhi, Mozafati, Zahidi, Sukkari, Khadrawy y Hayani, así como los dátiles Piarom, también conocidos como Maryam o ‘dátiles chocolate’, que son los más caros y lujosos del mundo”, puntualiza.

Para comprar dátiles de buena calidad, Sánchez recomienda asegurarse de que “a simple vista presenten un color marrón-negro brillante y jugoso; que no estén demasiados arrugados ni secos; y que no tengan manchas blancas, que indicarían que su azúcar se ha cristalizado, ni tampoco negras, que indicarían la presencia de moho”.

Otro aspecto que “debemos tener en cuenta es que el embalaje o envase de los dátiles esté bien cerrado y sin golpear”, añade.

Respecto de cuál es la mejor forma de conservar estos frutos, señala que “los dátiles blandos y semisecos necesitan refrigeración (incluso algunas veces congelación para conseguir que duren más), mientras que los secos se pueden almacenar a temperatura ambiente”.

“Los dátiles se pueden consumir al natural o utilizar en recetas dulces y saladas. ¿A qué esperas para consumirlos?”, concluye.

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