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Líderes y Emprendedores

Una nueva vida en un pueblo de 100 habitantes: casa a medio construir, dos bebés y un hobbie transformador

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Mariela Denardi y Diego Bertone

Mariela y Diego viven desde hace tres años en La Rica, localidad del partido bonaerense de Chivilcoy, junto a sus dos hijos pequeños. No sabían que la estadía de dos semanas sería definitiva, y planificaron sobre la marcha, hasta que un emprendimiento se transformó en su ingreso permanente.

Faltaban pocos días para que se decretara la cuarentena por la pandemia de coronavirus, cuando Mariela Denardi y Diego Bertone emprendieron lo que recuerdan como “un verdadero éxodo”. Vivían en un departamento en Villa del Parque, vaciaron la heladera, cargaron todo en conservadoras, y manejaron rumbo a La Rica, una localidad de aproximadamente 100 habitantes del partido bonaerense de Chivilcoy. Su hijo menor tenía un año y ocho meses, y el mayor cinco, así que se abastecieron de pañales, y en el camino contrataron el servicio de Internet para poder trabajar a distancia desde la casa, que todavía estaba a medio construir. Comenzó una aventura que iba a durar dos semanas, pero resultó definitiva. Siempre tuvieron espíritu emprendedor, y vocación de anfitriones, pero el proyecto que les iba a cambiar la vida surgió en el momento más impensado: aprendieron a hacer fiambres ahumados artesanales, vendieron puerta a puerta, abrieron un local, y se convirtió en su sustento a tiempo completo.

La pareja se conoció hace más de 13 años, gracias a los azares del destino. Diego creció en Chivilcoy, y Mariela en la provincia de Entre Ríos, pero coincidieron en Buenos Aires, y surgió una historia de amor que los sorprendió a los dos. “Una amiga salteña estaba recién llegada y cumplía años, no conocía a nadie y no iba a festejar, entonces con otras amigas le dijimos que nosotras le organizábamos la fiesta, y que gente no iba a faltar”, cuenta ella, entre la risa y el asombro por la cantidad de factores que se conjugaron para hacer posible el flechazo. “Entre los que vinieron, una amiga que estaba en pareja con un amigo de Diego, lo trajo a él de colado, y ahí nos vimos por primera vez”, indica.

Mariela se sincera y asegura que creyó que sería un romance pasajero, pero cada etapa la vivía con intensidad. Sin darse cuenta, se enamoraba cada vez más. “Me juntaba con mis amigas, y era ‘la novela’, porque les contaba si lo había visto, a dónde habíamos salido, y ellas me cargaban porque yo siempre decía que era algo del momento y las primaveras seguían pasando y pasando”, dice con humor. Tenían 27 y 33 años cuando el noviazgo se hizo oficial, y en una de sus primeras escapadas Diego le propuso ir a visitar a un tío en su ciudad natal, así de paso conocía a su familia.

Al poco tiempo de mudarse, anotaron a sus dos hijos en la escuela rural de La Rica, y fueron alumnos durante dos añosAl poco tiempo de mudarse, anotaron a sus dos hijos en la escuela rural de La Rica, y fueron alumnos durante dos años

“La primera vez que charlé con sus primas fue en La Rica, que está a 20 kilómetros de Chivilcoy, donde tenían una quinta familiar, y cuando conocí el pueblo fue amor a primera vista, me pareció un lugar soñando, chiquito, muy ordenado, cuidado, prolijo, con una plaza hermosa y todas las casas pintadas, parecía un cuento”, describe. Los viajes relámpago se hicieron una tradición, y cuando supieron que esperaban a su primer hijo, Rogelio, ya fantaseaban con dejar la vida en capital y empezar de cero en la pequeña localidad. Por el momento, eran solo anhelos, y no encontraban la manera de hacerlo posible.

Mariela es maestra de primaria, y Diego trabajaba en una reconocida empresa aseguradora. No imaginaban otra forma de subsistir que no fuese con sus empleos en relación de dependencia, y tan solo con imaginar los traslados imposibles si se mudaban lejos, desistían y mantenían la misma rutina. Sin embargo, la idea de irse sobrevolaba todos los años. “Un día caminando en La Rica vi un terreno en una esquina, justo cuando terminan las casas, y pensamos: ‘Una ubicación tan linda y nadie vive acá, que se debe ver precioso el atardecer y las noches de Luna’, pero para nosotros era inalcanzable”, rememoran. Pasaron dos años y medio más hasta que se decidieron a ponerse en campaña de comprar un terreno, y enseguida pensaron en aquella parcela a la venta.

En el comienzo de la obra, Mariela con Amador en brazos, cuando todavía faltaba mucho para culminar su casaEn el comienzo de la obra, Mariela con Amador en brazos, cuando todavía faltaba mucho para culminar su casa

“Ya que nos vamos para los pagos de tu familia, ¿por qué no puede ser en La Rica?”, le consultó Mariela, y él le respondió que sería maravilloso, pero por supuesto, debían encontrar algo a su alcance y repensar de qué vivirían si dejaban sus trabajos. Vendieron su camioneta para juntar más dinero, y hablaron con el dueño de la propiedad, pero todavía les faltaba una buena cantidad para adquirir el terreno. Estaban en vísperas del nacimiento de su segundo hijo, Amador, cuando el famoso dicho de que las bendiciones vienen “con un pan bajo el brazo”, se cumplió.

“Era un 6 de agosto, yo tenía un bombo de 40 semanas y fui al banco a pedir un préstamo, y el chico que me atendía me pedía si podía volver con otros papeles dentro de unos días, y yo le dije: ‘No, no puedo volver el lunes que viene porque me tengo que internar, va a nacer mi hijo’, y el muchacho no lo podía creer”, relata. Dos días después llegó al mundo el nuevo integrante de la familia, y mientras estaba en la clínica, a horas de la madrugada revisó su cuenta de home banking y descubrió que ya le habían depositado el crédito que había pedido. “Ahí nomás pegué un grito de alegría y le dije a Diego que ni bien me dieran el alta él se fuera a comprar el terreno”, recuerda emocionada. Ella se quedó en su casa con su bebé recién nacido, y su marido se fue hasta Chivilcoy, acompañado de su hijo mayor. El paso más importante ya estaba concretado, pero comenzaba el desafío de construir desde cero.

Si bien tenían un sector de la propiedad habitable, en su tiempo libre edificaron lo que faltabaSi bien tenían un sector de la propiedad habitable, en su tiempo libre edificaron lo que faltaba

La casa, la fábrica y los niños

Amador dio sus primeros pasos en el PH que alquilaban en Villa Crespo, y pocos días después de aquella emotiva escena, tomaron la decisión de mudarse. “Al principio no creíamos que íbamos a ser definitivo, pero también de alguna forma nos vimos venir la pandemia antes de que se concretara, y sentíamos que ya era hora de irnos a La Rica, de concentrar la energía ahí, en terminar la casa, que por el momento tenía el baño, la cocina y una habitación tipo depósito”, detalla. En pleno marzo de 2020 salieron a hacer unas compras y no podían creer las filas de gente que había en las cajas de supermercados, en medio de la incertidumbre que reinaba en torno a la situación sanitaria.

“Todo el mundo se estaba stockeando como para un mes, era un caos, así que agarré todo lo que había en la heladera, lo cargué en dos conservadoritas que tenía, mudas de ropa para los chicos, y así, con el auto que explotaba nos fuimos”, comenta. La semana siguiente se decretó la cuarentena obligatoria, y sus trabajos pasaron a la modalidad remota. Cuando sus horarios terminaban, ponían manos a la obra, incluso sin tener mucha experiencia previa. Aunque Diego es autodidacta y tiene conocimientos de carpintería, y sabe soldar, nunca había levantado una pared. Un año antes había hecho un curso de fabricación artesanal de ahumados con un amigo, aprendió a hacer tachos ahumadores caseros, y era su hobbie los fines de semana.

Su hijo mayor, Rogelio, disfrutando de un paseo en los alrededores de su casaSu hijo mayor, Rogelio, disfrutando de un paseo en los alrededores de su casa

“Había una base de una parrilla en el terreno, y a Diego se le ocurrió usar eso para hacer un horno, y para mí era un derilante, yo no entendía cómo lo iba a hacer, si no tenía ni idea de la proporción de cal, cemento y cómo poner los ladrillos; pero se fijó todo en Internet y lo hizo, quedó bueno y cumplía perfecto la función de ahumar”, cuenta Mariela. Un vecino les proveía leña de sus árboles frutales, y así empezaron a producir a un ritmo más profesional. Crearon una cuenta de Instagram, vendían puerta a puerta, las recomendaciones boca a boca hicieron lo suyo, y aunque alcanzaron un excelente flujo de venta, no alcanzaba para construir su propia fábrica, que era el siguiente paso.

Las primeras clases a distancia que daba como maestra, las hacía con Amador colgado de su pierna y Rogelio al grito de “mamá” a lo lejos. Llegó un momento en que decidió dejar su trabajo para dedicarle más tiempo al emprendimiento. “Justo teníamos que volver presencial, y yo ya no me imaginaba de vuelta en Buenos Aires, ya habíamos estado más de un año haciendo la adaptación casi sin darnos cuenta en La Rica, así que dejé la escuela y charlamos sobre cómo lograr que el proyecto se convierta en nuestro trabajo”, explica. Mientras tanto, Diego seguía como empleado a distancia, con reuniones desde su casa y atención al cliente, pero varios meses más tarde, también dejó todo lo que conocía para lanzarse a la iniciativa propia.

La casa terminada, que también se convirtió en sede de eventos al aire libre, como una extensión del local, y fantasean con tener un hostal algún día (Fotos: Gentileza Mariela Denardi)La casa terminada, que también se convirtió en sede de eventos al aire libre, como una extensión del local, y fantasean con tener un hostal algún día (Fotos: Gentileza Mariela Denardi)

“De manera milagrosa, cuando estábamos muy ajustados y ya nos la veíamos muy complicada porque no nos alcanzaba, se vendió la quinta familiar que había estado 15 años sin venderse, y cuando recibimos ese dinero lo invertimos en hacer nuestra fábrica, equiparnos con algunos elementos tecnológicos que necesitábamos, y apostar a la venta por mayor”, indican. Otra vez construir, a metros de su casa, para completar el sueño. Una vez que lo lograron, sintieron que era tiempo de tener un local, para mayor visibilidad y contacto con el público.

En el centro de Chivilcoy consiguieron alquilar un lugar, y optaron por el formato de sandwichería, con algunas mesas disponibles para que quienes estén de paso puedan sentarse a disfrutar de la experiencia, y al mismo tiempo poder venderle a aquel que quisiera llevarse alguno de sus productos recién feteados. Fueron ampliando su catalogo, que tiene como estrella a la mortadela con pistachos -hecha con carne de cerdo de primera calidad-, le siguen los quesos ahumados, el lomito, las ribs de cerdosalchichas alemanasjamón natural, pastrón y varias carnes. En invierno sumaron cazuelas al menú para sobrellevar el frío, y mantuvieron la variada oferta de sánguches para que hubiera opciones para todos los gustos.

Vuelta de página

La vida en Capital Federal quedó lejana para la familia. El pequeño Amador, que ahora tiene 5 años, directamente no tiene registro de sus primeros pasos en el departamento. Rogelio, de 8, se acuerda de algunos momentos en la que era la cuadra de su casa, las salidas a la plaza, dónde quedaba su jardín, pero los dos hermanos ya tienen grupos de amigos en La Rica. “Los primeros dos años fueron a la escuela rural, que fue una experiencia maravillosa, y en 2023 arrancaron en Chivilcoy porque es donde estamos más tiempo por el local, si no representaba muchas idas y venidas en el día; ahora ya estamos organizados de esta manera”, celebran.

El local que los propios dueños atienden en el centro de Chivilcoy (Foto: Instagram @weisbertahumados)El local que los propios dueños atienden en el centro de Chivilcoy (Foto: Instagram @weisbertahumados)

El sánguche estrella, de mortadela con pistachos, pesto y queso azul (Foto: Instagram @weisbertahumados)El sánguche estrella, de mortadela con pistachos, pesto y queso azul (Foto: Instagram @weisbertahumados)

De a poco se fueron sumando clientes, algunos los contrataron para cumpleaños y eventos empresariales, otros les encargan los productos por Instagram –@weisbertahumados-, o directamente los adquieren en el local en el centro de Chivilcoy. “No estamos haciendo envíos, por el tema de que son productos que no pueden perder la cadena de frío, salvo que sean pedidos grandes, pero estamos abiertos a tener franquicias, porque ya tenemos el modelo de negocio todo diagramado, que es muy fácil de ejecutar y con poco personal, por lo que soñamos con que nuestros ahumados se puedan revender al por mayor en otras ciudades”, expresan.

Reconocen que no es sencillo llevar las riendas de un negocio, sobre todo en el aspecto económico, que implica desafíos constantes. “Hay meses que la remamos en dulce de leche, que nos miramos los dos y decimos: ‘¿Qué hicimos?’, porque con la situación económica del país los precios cambian todo el tiempo y el rubro gastronómico se vuelve aún más difícil, pero la realidad es que queríamos que nuestros hijos crecieran como nosotros, andando en bici con los amigos, libres, que van y vienen solos a la canchita y yo no me quedo preocupada. No somos de mirar mucho para atrás, pero sinceramente no hay un día que nos arrepintamos, porque encontramos la calidad de vida que queríamos acá, y no hay economía que pague eso”, expresa Mariela.

Amador en pleno disfrute con el contacto con las animales y la naturaleza (Fotos: Gentileza Mariela Denardi)Amador en pleno disfrute con el contacto con las animales y la naturaleza (Fotos: Gentileza Mariela Denardi)

En verano, además de la venta en el local, abren las puertas de su casa, ponen mesitas en el patio y ofrecen almuerzos con sánguches para disfrutar del aire libre. “Siempre terminamos sacando nuestra mesa del living, nuestras sillas, otro vecino nos presta más mesas, y así salen lindas reuniones; la gente no puede creer que nosotros vivimos ahí, pero nos encanta y tenemos la intención de compartir”, destacan. Se ponen contentos porque en estos tres años la localidad fue creciendo, otra familia inauguró una fiambrería con panadería, donde también se puede comer al paso, un restaurante, y La Rica brilla cada día más. Además, con ese nombre, hay un buen augurio de que allí la experiencia gastronómica promete sabores inolvidables.

“Nosotros leíamos notas de otras parejas que hicieron cambios de vida parecidos, y ahora no podemos creer que somos nosotros los que nos animamos y lo hicimos. Ojalá que así como nos inspiraron tantas historias, la nuestra también le sirva a alguien, y sobre todo nos emociona que nuestros hijos sepan que nos jugamos, que conocieron otra vida, y los vemos disfrutarlo, sin pesar ni tristeza por el cambio que elegimos, y con libertad”, concluyen.

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Los Premios FLOR cumplen 10 ediciones: se acerca la ceremonia que reconoce a las organizaciones que transforman la diversidad en innovación y valor social

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Buenos Aires, agosto de 2025 – Fundación FLOR ultima los preparativos para la ceremonia de la 10ª edición de los Premios FLOR a la Diversidad, un hito que celebra una década de trabajo para visibilizar y premiar a organizaciones que entienden la diversidad como un motor de innovación, sostenibilidad y crecimiento

Desde sus inicios, los Premios FLOR reconocieron a grandes empresas, pymes y ONGs, y con los años fueron ampliando sus categorías para incluir a organismos públicos y organizaciones de toda Latinoamérica. En esta décima edición, se suma una nueva categoría para cámaras empresarias, sindicatos y asociaciones profesionales, incorporando así a actores clave de la vida institucional de la región.

La ceremonia de este año se llevará adelante el 16 de septiembre a las 18 horas en La Rural (Predio Ferial de Buenos Aires) y contará con la conducción de Iván de Pineda y Agustina Torchio Grobocopatel. En ediciones anteriores, se contó con la participación de figuras como Patricia Sosa y Florencia de la V. La premiación reunirá a líderes empresariales, referentes del sector social, representantes del ámbito público y diplomático, además de las organizaciones finalistas y ganadoras. De igual manera que otros años, el evento se transmitirá en vivo para toda la región a través del canal de YouTube de Fundación FLOR, llevando las historias y prácticas premiadas a una audiencia aún más amplia.

La edición pasada fue un verdadero mapa de buenas prácticas, con organizaciones que demostraron que la diversidad puede ser una ventaja competitiva y un compromiso social al mismo tiempo. Allí resultaron ganadoras Banco Galicia (Grandes Empresas), Teatro Ciego (Pymes), Mocha Celis (ONGs) y el Centro Integral de Género de la Policía Federal Argentina (Sector público). Cada una de estas organizaciones demostró que gestionar la diversidad va mucho más allá de una declaración: es una estrategia concreta que genera resultados. Desde iniciativas inclusivas en el ámbito corporativo, hasta la creación de espacios laborales que abren oportunidades reales para personas de distintas comunidades, pasando por ONGs que transforman realidades a través de la educación y la cultura, los ganadores de 2024 dejaron en evidencia el poder de estas prácticas para impulsar cambios profundos.

“Llegar a las 10 ediciones de los Premios FLOR es una confirmación de que hay un camino recorrido y una comunidad cada vez más amplia de organizaciones que entienden que la diversidad genera valor”, expresó Andrea Grobocopatel, presidenta de Fundación FLOR. “Nuestro objetivo es seguir inspirando y mostrando que la diversidad no es un tema accesorio: es una estrategia central para cualquier institución que quiera ser relevante en el presente y en el futuro.”

La edición 2025 no solo marca una década de los Premios FLOR a la Diversidad, sino que abre una nueva etapa. Este aniversario invita a hacer balance, reconocer los avances alcanzados y proyectar los desafíos por venir. Con la incorporación de cámaras empresarias, sindicatos y asociaciones profesionales, la iniciativa suma voces clave que impulsan cambios desde espacios intermedios, tendiendo puentes entre empresas, Estado y sociedad. Más que una premiación, el encuentro de este año será un punto de conexión e inspiración, un espacio para compartir aprendizajes y multiplicar prácticas inclusivas que generen impacto real.

Acerca de Fundación FLOR Creada en 2012 por Andrea Grobocopatel, Fundación Liderazgos y Organizaciones Responsables (FLOR) tiene como objetivo potenciar a personas con buenas ideas y promover instituciones sólidas y fuertes con buenas prácticas de gobierno, que gestionando la diversidad sean sustentables. La misma, a través de sus actividades, promueve que valores como la inclusión, la responsabilidad, generosidad y la solidaridad sean fuente de crecimiento, sustentabilidad, respeto y paz. Fundación FLOR es la red que impulsa la formación y la transformación de líderes responsables con el objetivo de construir organizaciones más sostenibles, diversas, inclusivas y equitativas. Alienta a las personas y a las organizaciones a descubrir el valor que aporta la diversidad, logrando este objetivo a través de actividades que promuevan la inserción de mujeres en posiciones de liderazgo, fomenten la inclusión laboral de personas con discapacidad y busquen el surgimiento de líderes responsables.

Para más información: @fundacionflor / https://www.flor.org.ar// premiosflor@flor.org.a

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Joven administrador impulsa cocina consciente con opciones para diabéticos, veganos y celíacos

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Rodrigo Ordóñez Serrudo tiene 29 años. Es administrador de empresas y hace ocho años decidió apostar por un sueño que nació cuando solo tenía 21: abrir un restaurante saludable en su ciudad natal, con una propuesta centrada en la comida consciente y accesible para personas con necesidades alimentarias especiales.

El emprendimiento surgió al ver la dificultad que muchas personas tenían para encontrar opciones sanas, sabrosas y adaptadas a condiciones como la diabetes, la celiaquía o regímenes deportivos. Fue entonces cuando nació Natural House, un restaurante que hoy se ha convertido en un referente local.

“Queríamos que la comida saludable no sea algo esporádico, sino un hábito diario, accesible y bien hecho”, afirma Rodrigo, quien además trabaja junto a un nutricionista para adaptar sus recetas a cada caso.

El restaurante abrió sus puertas con el mínimo de recursos posibles, pero con el apoyo fundamental de dos pilares: Fabián Armella, chef y amigo de Rodrigo, y Lucy Miranda, su abuela de 70 años, quien desde el primer día está al frente de la caja, pero sobre todo, recibiendo con afecto a los clientes.

Natural House se encuentra en el centro de la ciudad y funciona de lunes a sábado, ofreciendo un menú variado de platos saludables sin ultraprocesados ni aditivos, incluyendo alternativas libres de gluten, veganas y bajas en azúcar.

Rodrigo cuenta que muchos de sus clientes llegaron al restaurante gracias al boca a boca y a la página de Facebook de Natural House, que hoy supera los mil seguidores y sigue creciendo gracias a recomendaciones de quienes buscan una experiencia diferente en alimentación consciente.

El joven administrador explica que el objetivo principal es ofrecer un espacio donde las personas no solo se alimenten bien, sino que se sientan cuidadas. “Aquí no solo servimos comida, escuchamos historias, acompañamos procesos, damos lo mejor de nosotros”, dice.

Rodrigo sueña con abrir nuevas sucursales de Natural House en otras ciudades del país. Su meta es consolidar una cadena que mantenga el espíritu original del proyecto: cercanía, salud y sabor.

Aconseja a quienes desean emprender que confíen en su idea, tengan paciencia y no se detengan frente a las dificultades. “Yo comencé desde abajo, pero con fe y esfuerzo todo es posible”, concluye.

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El dueño de la primera barbería móvil del país preside la institución que aglutina a los peluqueros de América

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Mariano Acosta - peluquero y dirigente de CMC América 3

Tiene 53 años, nació en Pergamino y desde hace una década es fundador de la primera barbería y peluquería sobre ruedas del país. Su abuelo italiano y su padre argentino, llamados Paulino Acosta, lo precedieron en el oficio. Quiso ser músico y médico. Pero finalmente optó por ser peluquero. Estudió en la Argentina y se capacitó en la Academia Vidal Sassoon, propiedad del afamado peluquero inglés y referente capilar mundial. Durante una década trabajó en el London Fashion Week y dos inviernos en París, le cortó el pelo a la súper modelo británica Kate Moss. Acaba de ser nombrado titular de la Confederación Mundial de la Coiffure (C.M.C.) América.

“La confianza en uno mismo es la clave para alcanzar la cima”, dijo alguna vez Edurne Pasaban, la primera mujer alpinista en conquistar los 14 picos más altos del planeta. Aunque no la conoce ni se la cruzó en ningún aeropuerto, de esta frase está muy persuadido Mariano Acosta, flamante presidente de la Confederación Mundial de la Coiffure (C.M.C.) América.

Es que, para el destacado peluquero y empresario argentino de 53 años y casi 40 en la moda y la belleza, llegar a la cúspide de su rubro era uno de sus mayores sueños. “Me siento honrado de haber sido designado por el italiano Antonio Bilancio, titular de la C.M.C. World, para presidir la institución a nivel americano”, afirma el padre de Francisco (23 años), Agustina (26), y Valentino (17).

Entusiasmado con el nombramiento, el sagitariano agrega que, su mayor anhelo “es poder dejar un legado a los jóvenes y aportar un granito de arena para que la institución cumpla un rol activo para los asociados de América”.

Actualmente, sin perder de vista su labor directiva en @cmc.america Acosta lidera un equipo de más de 200 profesionales en Küsta Barber Truck, la primera barbería y peluquería sobre ruedas del país, que fundó hace casi una década.

Cabe destacar que Mariano pertenece a la tercera generación de peluqueros. Junto a su padre y abuelo (emigrado desde Sicilia, durante la Segunda Guerra Mundial), ambos llamados Paulino Acosta, hicieron crecer una cadena de peluquerías que, con ese nombre, merced a las franquicias, alcanzó a tener 62 locales y 3.000 empleados en Latinoamérica. “Llegamos a atender 1.500.000 clientes por mes”, remarca orgulloso el mayor de dos hermanos, casi tres décadas después.

Mariano Acosta nació en la ciudad agropecuaria Pergamino, cuna de figuras ilustres argentinas, como los músicos Atahualpa Yupanqui y Ricardo Mollo, el ex futbolista Augusto Fernández y el expresidente de la Nación, Arturo Illia.

Desde niño tuvo que emigrar, porque sus padres se mudaron a CABA. La escuela primaria la cursó en el Félix B. Bernasconi, en donde sus autoridades lo becaron. Claro que, en época de vacaciones, Mariano regresaba a su terruño natal para jugar en la vereda y hacer deportes en el Club Social de Pergamino, junto a su grupo de amigos. “Por cierto, tuve una infancia sana”, rememora el peluquero que a los 7 años se metió en la música.

Envalentonado con las melodías y los ritmos, tiempo después decidió ingresar al Conservatorio Nacional de Música. Ya en él, se inclinó por la trompeta, influenciado por el músico y cantante norteamericano Louis Armstrong. “Tuve el honor de tocar junto a Los Fabulosos Cadillacs”, subraya vanagloriándose.

Era la época en que estaba terminando la secundaria en la Escuela Normal Superior N° 8 “Pte. Julio Argentino Roca”, en donde egresó como bachiller con orientación en ciencias biológicas. “Los fines de semana ayudaba como asistente, en la peluquería de mi padre”,puntualiza Mariano comentando que de inmediato ingresó a la Facultad de Medicina de la UBA.  

Mientras cursaba el Ciclo Básico Común (CBC), Acosta efectuó el curso en la Unión de Peinadores de la República Argentina (UPA). En los tiempos libres y para ahorrar dinero, trabajaba en el local familiar. Es que su anhelo era tomarse el primer avión a Los Ángeles y perfeccionarse en la Academia Vidal Sassoon, propiedad del afamado peluquero inglés y referente capilar mundial.

Por entonces, en 1988, su padre Paulino creó el primer salón de belleza abierto las 24 horas en el país, por sugerencia de un cliente de una multinacional. “La esquina de avenida Rivadavia y Rivera Indarte era un boom. Porque las chicas de la época concurrían a hacerse la planchita. Además, Marcelo Tinelli y su troupe de VideoMatch, se daban una vuelta por la madrugada, al término del emblemático programa”, revela el integrante de la familia de clase media que, a partir de la iniciativa, tuvo un crecimiento empresarial.

En febrero de 1991, con sus ahorros y la ayuda familiar, Mariano cumplió uno de sus sueños: viajar a USA e instalarse en la casa de un amigo. “Los Ángeles me abrió la cabeza”, asegura el alumno del CEO y cofundador de TONY & GUY, Guiseppe “Tony” Mascolo, quien “me enseñó una técnica inglesa superlativa”.

Movido por la nostalgia y las súplicas de su madre Amalia Di Bello, Mariano pensó en preparar las valijas para organizar la vuelta. “Me convenció mi padre por teléfono para que regresara y administrara una de sus peluquerías, la de la calle Pumacahua 39, casi avenida Rivadavia. Por cierto, tomé el timón de un barco que navegaba bien. Allí comenzó un capítulo empresarial en mi vida. Tenía solo 22 años y 12 personas a mi cargo. Por eso, comencé a hacer cursos y posgrados en UADE Senior como, por ejemplo, administración de empresas”, sostiene el titular del IG @marianoacosta_estilista

Inquieto como pocos, un día viajó a Miami. Mientras caminaba por una de sus calles, descubrió una cadena de peluquerías, que tenían varios locales, en solo cuatro o cinco cuadras. Lo mismo vio en Washington y Nueva York. Ni lerdo ni perezoso, ingresó a un local y pidió una tarjeta de un responsable de las franquicias Francorp, una empresa líder en licencias de marcas.

Con todos los datos en su portafolio, regresó exultante al país y le planteó el negocio a su progenitor. Luego de analizarlo detenidamente y ver que la empresa tenía sucursal en la Argentina, padre e hijo accedieron a la franquicia. “En octubre de 1996, abrimos una nueva casa matriz de 1200 metros cuadrados, en avenida Rivadavia al 6200, que tenía un verdadero paseo de la belleza. Comprábamos 50 mil pomos de tintura por mes, al grupo L’Oreal. Los clientes llegaron a tener su propia tarjeta de crédito, asignada por el Banco Comafi”,cuenta Mariano. 

El mismo año, la familia Acosta inauguró un centro de formación para empleados, en avenida Juan Bautista Alberdi y Senillosa. Por dos semanas, traíamos a los campeones del mundo para capacitar al personal. Hasta contratamos al tricampeón mundial de corte de cabello, Rino Farano, que vino desde Italia, durante 10 años. Asimismo, lanzábamos colecciones de moda, con las modelos top del momento. Fuimos pioneros en este rubro y llegamos a escribir una parte de la historia de la peluquería en el mundo”, resume el peluquero y empresario señalando que, “llegamos a escribir una parte de la historia de la peluquería en el mundo y, en definitiva, solo nos faltó cotizar en la Bolsa de Nueva York”.

Mariano Acosta - peluquero y dirigente de CMC América 3

Fue tal el crecimiento que, en 2010, llegaron a tener exclusividad con L’Oreal. Pero el Gobierno al anular las importaciones, hizo que la empresa de cosméticos y belleza dejara de abastecer a la familia Acosta, que no tuvo más remedio que ir cerrando las franquicias y regresar a los cinco locales propios.

Por entonces, a lo largo de una década, Mariano tuvo el privilegio de participar como peluquero en el London Fashion Week. Esto posibilitó que en febrero de 2007 y 2008, durante el frío invierno parisino y mientras se desarrollaba el carrusel del Louvre, cortó el pelo a la súper modelo británica Kate Moss, quien desfiló para las marcas Christian Dior y “Coco” Chanel.

Entre 2013 y 2014, el peluquero y empresario fue convocado por Label M, la compañía de Tony Mascolo, que lo nombró embajador americano, “otorgándome la representación de Chile y Argentina, durante cinco años”.

Tres años después, luego de un viaje, Mariano Acosta fundó Küsta Barber Truckla primera barbería sobre ruedas del paísque brinda serviciosde barbería y peluquería.

Para saber más sobre el peluquero y dirigente, consultar su Instagram: @marianoacosta_estilista y @cmc.america

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