Líderes y Emprendedores
La Versatilidad de Ana María Villalpando: Un Viaje de Aprendizaje Continuo
Ana María Villalpando, oriunda de Bolivia, es un ejemplo vivo de versatilidad y resiliencia en un mundo que cambia rápidamente. Su trayectoria profesional y personal abarca múltiples disciplinas y roles, reflejando su compromiso inquebrantable con el aprendizaje continuo y la enseñanza efectiva. Desde sus inicios como Secretaria Bilingüe hasta su actual labor como docente y coach, Ana María ha sabido reinventarse y adaptarse a las exigencias de cada etapa de su vida.
La historia de Ana María comienza en el Instituto Canadiense de Cochabamba, donde se formó como Secretaria Bilingüe. Esta etapa inicial no solo le proporcionó habilidades valiosas, sino que también le permitió apoyar a su esposo en su camino hacia la especialización profesional. Tras regresar de D.F. México, decidió dedicarse plenamente a la crianza de sus cuatro hijos, un periodo que, aunque gratificante, la llevó a la reflexión sobre su propio desarrollo personal y profesional.
Con el tiempo, y a medida que sus hijos crecían, Ana María sintió la necesidad de volver al mundo laboral. Comenzó a trabajar en FedEx, donde descubrió su talento natural para las ventas. «Llegaba muy bien a los clientes, y ellos se quedaban con la empresa», recuerda. Esta experiencia la impulsó a pensar en su futuro profesional y a decidir que era el momento de estudiar Marketing y Relaciones Públicas, lo cual complementaría su experiencia en ventas. Hasta el día de hoy, muchos de esos clientes siguen siendo parte de su red profesional, lo que habla de su habilidad para cultivar relaciones duraderas.
Sin embargo, el verdadero cambio en su vida llegó cuando sus hijos y nietos se mudaron al exterior. Ana María se sintió un poco deprimida por la ausencia de su familia, pero en lugar de dejarse vencer por la tristeza, tomó la decisión de regresar a los estudios y se inscribió en la carrera de Derecho. Su motivación era clara: demostrar que se puede alcanzar la excelencia académica a cualquier edad. Este desafío personal no solo la llevó a obtener excelentes calificaciones, sino que también le permitió reflexionar sobre su experiencia como estudiante y sobre lo que significaba ser docente en el futuro.
A medida que avanzaba en su carrera de Derecho, Ana María comenzó a vislumbrar su futuro en la enseñanza. Sus docentes, conscientes de su potencial, la motivaron a realizar un postgrado en Educación Superior. Esta decisión tuvo un impacto significativo en su enfoque educativo. Ana María reflexionó sobre las prácticas docentes que había vivido y se propuso aplicar las técnicas más efectivas en su propia enseñanza. «Si algún día soy docente, aplicaré esta técnica y/o esta herramienta», pensaba, sin criticar a sus maestros, sino reflexionando sobre cómo podía contribuir a mejorar el aprendizaje de sus futuros alumnos.
Una de las herramientas que comenzó a implementar en su práctica fue la gamificación. Influenciada por su encuentro con Mauricio, un psicólogo que había trabajado con su hijo Oscar, Ana María aprendió la importancia de hacer del aprendizaje una experiencia lúdica. Utilizando la gamificación, logró que sus alumnos se sintieran más motivados y comprometidos, lo que se tradujo en un mejor rendimiento académico. Además, aplicó conceptos de co-creación, permitiendo que sus estudiantes participaran en el proceso de aprendizaje, adaptando los contenidos a sus propias experiencias y conocimientos previos.
La dramatización fue otra técnica que incorporó en su enseñanza de Derecho. Ana María organizaba actividades en las que sus estudiantes se vestían como personajes históricos romanos, lo que les permitía sumergirse en el contexto histórico y comprender mejor los principios del Derecho de esa época. Estas experiencias no solo enriquecieron su aprendizaje, sino que también hicieron que los estudiantes desarrollaran una conexión más profunda con los contenidos.
Ana María también se ha formado en neuroeducación, un enfoque que le ha permitido entender mejor cómo funciona el cerebro y cómo la plasticidad cerebral puede influir en el aprendizaje. «Es fundamental saber cómo se comporta nuestro cerebro, las emociones y el respaldo que tiene cada estudiante para lograr un mejor aprendizaje, utilizando todos sus sentidos», sostiene. Su formación como coach ha complementado su labor docente, permitiéndole acompañar a sus estudiantes en el desarrollo de estrategias personalizadas que potencian sus habilidades y talentos.
La versatilidad de Ana María no se limita a su labor educativa. Ha estado involucrada en múltiples proyectos que buscan generar un impacto social positivo. Uno de los más destacados fue su participación en un proyecto en el Ministerio de Educación, donde trabajó en un equipo interdisciplinario que incluía a un profesor, una periodista y a ella como especialista en marketing. Enfrentaron el desafío de romper con esquemas tradicionales de enseñanza, especialmente con un docente que se resistía al cambio. A pesar de las dificultades, lograron crear una sinergia positiva, lo que fue reconocido por el Viceministro de Educación.
Además, Ana María ha estado involucrada en la creación de una revista jurídica estudiantil, un proyecto que no solo promovió la escritura y el análisis crítico entre los estudiantes de Derecho, sino que también les brindó la oportunidad de ser parte de una iniciativa reconocida a nivel institucional.
Otro proyecto importante en su carrera fue su participación en la capacitación de comunidades rurales en contabilidad básica. «Fue muy bien recibido y quedó encantada con el aprendizaje», recuerda. Esta experiencia no solo benefició a los participantes, sino que también le permitió a Ana María aplicar sus habilidades de manera práctica, impactando directamente en la vida de las personas.
Ana María ha recibido múltiples reconocimientos a lo largo de su carrera, pero lo que más valora son las experiencias y relaciones construidas. Uno de los momentos más significativos fue su trabajo en un proyecto de labor social en el área rural, donde se sintió profundamente satisfecha al contribuir al bienestar de personas necesitadas.
Durante la pandemia, junto a su hijo, organizó conferencias y talleres de crecimiento personal en Chile a través de la iniciativa Do It Well. Esta experiencia no solo le permitió aplicar sus conocimientos en un contexto diferente, sino que también fortaleció su compromiso con el desarrollo personal y profesional de otros.
Ana María también tiene aspiraciones a futuro, ya que desea establecer una fundación en Bolivia que ayude a personas de bajos recursos. Su visión es ser una especie de «Robin Hood moderno», donde quienes puedan pagar lo hagan para que otros, menos privilegiados, también tengan acceso a oportunidades de desarrollo.
El enfoque de Ana María en coaching y crecimiento personal es otra faceta de su versatilidad. Tanto en su labor como coach como en su función docente, considera que ambas son una vocación de servicio. Su propósito es ayudar a estudiantes, profesionales y personas en general a alcanzar sus objetivos, motivándolos a descubrir sus potencialidades. Utiliza la Programación Neurolingüística (PNL) para guiar a sus coachees en la identificación de patrones limitantes y en el proceso de cambio personal.
«Es crucial prestar atención a la escucha activa y motivar a los estudiantes. A través del uso del lenguaje, el lenguaje corporal y la oratoria, podemos lograr un aprendizaje más efectivo», explica Ana María. Su compromiso con la educación se traduce en la creación de un entorno de aprendizaje seguro y enriquecedor, donde los estudiantes pueden explorar y desarrollar sus capacidades sin temor.
Su libro, «Empoderando la Docencia con el Coaching,» fue escrito como requisito para obtener su título en esta área. A través de esta obra, Ana María comparte su amor por la docencia y su deseo de contribuir a la mejora del sistema educativo en Bolivia. Critica la Ley 070 Avelino Siñani, promulgada en 2010, sugiriendo que necesita modificaciones para adaptarse a las metodologías y procedimientos educativos más avanzados a nivel mundial.
La vida de Ana María Villalpando es un testimonio de que la versatilidad y el compromiso pueden transformar no solo la propia vida, sino también la de quienes nos rodean. Su dedicación a la educación, la innovación y el crecimiento personal sigue inspirando a muchos, recordándonos que nunca es tarde para aprender, adaptarse y hacer una diferencia en el mundo. Con su enfoque en el bienestar y el desarrollo de otros, Ana María continúa dejando una huella imborrable en cada persona que tiene el privilegio de cruzarse en su camino. Su legado es un llamado a la acción para todos nosotros: abrazar la versatilidad y utilizar nuestras habilidades para contribuir al bienestar de nuestra comunidad y del mundo.
Instagram: mentor_coach_educativo_tarija
Líderes y Emprendedores
Churo Mosito: cómo creció el restaurante de asado argentino con un toque tarijeño
En un rincón de Tarija, donde los vientos suaves y los paisajes verdes se mezclan con el murmullo del río Tolomosita, nació una idea que se convertiría en un referente de la gastronomía regional. Churo Mosito, el restaurante que hoy deleita a locales y visitantes con una combinación única de asado argentino y sabores bolivianos, tiene detrás una historia de pasión, dedicación y visión emprendedora.
“Queríamos construir algo que no solo fuera un restaurante, sino un lugar donde las tradiciones se encontraran y convivieran”, explica Fernando Fernández Cadena, uno de los fundadores de Churo Mosito.
El origen de una fusión cultural
La idea de Churo Mosito surgió de la interacción constante entre las culturas boliviana y argentina en Tarija, una región donde el intercambio de tradiciones y costumbres es natural debido a su cercanía con la frontera. Inspirado por esta mezcla cultural, Fernando y su familia decidieron emprender un proyecto que celebrara esta conexión a través de la gastronomía.
“Desde el principio supimos que queríamos destacar las técnicas argentinas de parrilla, pero dándoles un toque tarijeño. Nuestra visión siempre fue ofrecer lo mejor de ambos mundos”, relata Fernando.
Así, comenzaron a perfeccionar métodos tradicionales como el costillar de res a la cruz y el bife de chorizo, con cocciones lentas que aseguran carnes tiernas y jugosas. “Las cocciones pueden llevar hasta seis horas, pero eso es lo que garantiza la calidad. Cada vuelta de la carne sobre el fuego es un momento de paciencia y dedicación”, añade.
Además de la carne, Churo Mosito incluyó platos tarijeños como el saice, la ranga ranga y el picante mixto, una mezcla de gallina criolla y lengua que conserva los sabores más auténticos de la región.
El éxito de la innovación
El restaurante no solo se enfocó en los sabores, sino en crear una experiencia completa para sus visitantes. Ubicado en un espacio rodeado de áreas verdes, cerca del río Tolomosita y de la represa de San Jacinto, Churo Mosito invita a los comensales a disfrutar de la naturaleza mientras exploran una carta que combina tradición e innovación.
“Queríamos que Churo Mosito fuera un lugar para relajarse, desconectarse y disfrutar. Es más que un restaurante; es una experiencia”, explica Fernando.
Parte de esa experiencia es la oferta de bebidas exclusivas del lugar. La familia Cadena decidió innovar elaborando su propia cerveza artesanal con un toque de algarrobo, inspirada en la tradición boliviana de acompañar el pique macho con cerveza. Pero el mayor atractivo de su carta de vinos es el Tannat, una de las variedades más demandadas por los comensales por su capacidad de realzar los sabores del asado.
“Nos apasiona que nuestros vinos sean parte esencial de la experiencia. El Tannat, en particular, ha sido un éxito. Además, nuestro vino de chocolate artesanal es algo único que sorprende a quienes nos visitan”, destaca Fernando.
Un puente entre dos culturas
Churo Mosito también se ha convertido en un punto de encuentro para turistas y locales. Durante la temporada de verano, muchos argentinos visitan Tarija, y el restaurante se transforma en un espacio de intercambio cultural. Aquí, los argentinos se sienten en casa con los sabores del asado, mientras descubren los matices de la gastronomía tarijeña.
“Nos encanta que nuestros vecinos argentinos se sientan bienvenidos. Queremos que ellos conozcan nuestra cocina, así como nosotros hemos aprendido de la suya. Es una forma de tender puentes a través de la gastronomía”, afirma Fernando.
Este intercambio cultural también se refleja en el ambiente del restaurante, que combina la música tradicional argentina con la calidez tarijeña.
La historia detrás del éxito
El camino hacia el éxito de Churo Mosito no estuvo exento de desafíos, pero la familia Cadena ha sabido enfrentarlos con creatividad y trabajo en equipo. Desde sus primeros días, cuando la idea apenas tomaba forma, hasta convertirse en un referente gastronómico, el proyecto ha sido un reflejo del compromiso por ofrecer calidad y autenticidad.
“Desde el inicio, nuestra meta fue construir algo auténtico. Cada plato, cada detalle, cuenta una parte de nuestra historia”, concluye Fernando Fernández Cadena.
Hoy, Churo Mosito no es solo un restaurante; es un homenaje a la conexión entre dos culturas, un lugar donde cada bocado celebra la riqueza de la tradición y la innovación. Con una mirada puesta en el futuro, el equipo sigue trabajando para consolidarse como un referente de la gastronomía en Tarija, sin perder nunca de vista sus raíces y su pasión por compartir lo mejor de Bolivia y Argentina.
Ubicado a tan solo 15 minutos del centro de la ciudad, el restaurante está enmarcado por un entorno natural cerca del río Tolomosita y la represa de San Jacinto.
REDES SOCIALES:
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Líderes y Emprendedores
De técnico a estrella del teatro: la historia de Damián García
Es hijo de madre italiana y padre argentino, tiene 46 años, nació circunstancialmente en la ciudad de Pergamino, pero reside en el barrio porteño de Boedo. Se recibió de técnico electrónico en el Instituto Industrial “Luis A. Huergo”. Trabajó en una red interbancaria que instala cajeros automáticos y en una agencia de turismo. Estudió actuación y dirección teatral con Silvana Silveri. Recientemente, estuvo produciendo, dirigiendo y actuando en la comedia divertida “Esta noche es imposible”, en el teatro Cortázar. Para el mes de abril de 2025, prepara la comedia dramática “Latidos”.
“El destino no es una cuestión de azar, es cuestión de elección. No es algo por lo que se espera, sino algo que tiene que ser buscado”, este pensamiento que pertenece a William Jennings Bryan es el que mejor pinta de cuerpo y alma al talentoso productor y director teatral Damián García.
Es que el taurino de 46 años, que nació circunstancialmente en la ciudad bonaerense de Pergamino, pero se crió y reside en el barrio porteño de Boedo, siempre estuvo buscando su destino. “De chico me gustaba el cine y el teatro. Sin embargo, me daba miedo el escenario”, afirma sonriendo.
Al punto que, apenas egresó de la escuela primaria, el hijo de madre italiana (oriunda de Catanzaro) y padre argentino, influenciado por sus amigos, se anotó en el Instituto Industrial “Luis A. Huergo”. Tras cursar los seis años, se recibió de técnico electrónico. El título le posibilitó conseguir un puesto en Banelco, la red interbancaria que instala cajeros automáticos en todo el país. “Estuve dos años prestando servicios. Hasta que me di cuenta que la actividad electrónica no era para mí”, admite Damián.
Al poco tiempo, ingresó a una agencia de turismo, en donde se dedicó a programar y organizar paquetes turísticos. Simultáneamente, se inscribió en la carrera de Administración de Empresas, en la UBA. “Fue en vano mi intento universitario, porque deserté al año de cursada”, rememora.
Su vida cambió cuando descubrió el teatro. En verdad, fue como un amor a primera vista. Por eso, no dudó en tomar clases con la maestra de actores Silvana Silveri, quien pregona un lema: “el arte no es sólo para ‘hacer artistas’, es para sacudir y expandir conciencia”.
Sobre su profesora, el admirador de Héctor Alterio y Luis Luque destaca la notable capacidad como docente: “Silvana me acompañó en todo el proceso formativo”.
Damián García es actor, director y productor de espectáculos desde 2006. Posee la productora DG Producciones. Ha actuado y dirigido diversas obras teatrales. Desde “Actos reparadores”, “Barajar y dar de nuevo” y “Café manicomio”, hasta “Él es mi mujer”, “Hacer lo correcto”, “Hotel Manicomio” y “Al diablo con este diablo”, entre otras.
También efectúo espectáculos de revista: “Imparables” (show durante tres temporadas), “Irresistibles” (show durante dos temporadas) y “Buenos Ayres Show”, un espectáculo de nuevos talentos que, en 2024, cumple 17 temporadas.
En 2024, estuvo produciendo, dirigiendo y actuando en la comedia “Esta noche es imposible”, que se representó en el Teatro Cortázar, en el Complejo Paseo La Plaza.
Actualmente, está preparando una nueva versión de “Latidos” para abril de 2025, en el Teatro Cortázar. Se trata de una comedia dramática que cuenta la historiade una familia, en la que el conflicto de uno de los personajes dispara una mirada profunda, optimista y vital sobre las consecuencias de los dolores y secretos guardados, y de cómo a partir de lo “no dicho” se construyen las relaciones. Los personajes transitan sus afectos, temores, recuerdos y alegrías, empujados por una situación puntual que los conecta con sus propias historias de vida y con el valor reparador de la sinceridad.
Para saber más sobre la historia de vida de Damián García, visitar el Instagram: @damiangarciaproductor
Líderes y Emprendedores
La Historia de amor de dos emprendedores que instalaron su Fábrica de Empanadas Argentinas en Tarija
¿Cómo es la aventura de manejar un comercio en otro país y destacarse?
En marzo de 2017, en la ciudad de Tarija, Bolivia, comenzó una historia de amor, esfuerzo y tradición que hoy está presente en cada esquina de la ciudad y en varios otros departamentos. Andrea Ferreira Toro y Facundo Sebastián Fernández comparten una pasión por la cocina, su emprendimiento ofrece empanadas argentinas que han logrado conquistar a los paladares bolivianos.
Raíces y Tradición: La Cocina en las Vidas de Andrea y Facundo
Desde pequeña, Andrea Ferreira Toro se vio involucrada en la cocina, aunque en ese entonces no lo imaginaba como una vocación o un negocio. Tarijeña de raíces chapacas, Andrea creció viendo a su madre trabajar incansablemente, y muchas veces asumió el rol de cuidadora de su hermano menor. Fue en esos momentos cuando, casi sin darse cuenta, comenzó a cocinar y a desarrollar un amor por la cocina que la acompañaría para siempre. Las comidas que preparaba para su hermano eran más que simples platillos; eran el reflejo de una infancia marcada por el sacrificio y el cariño.
Por otro lado, Facundo Sebastián Fernández, nacido en Orán, Argentina, tenía su propia historia de conexión con las empanadas. Desde que era niño, veía a su madre preparar y vender empanadas en el barrio, y comprendió desde temprano el valor del esfuerzo y la dedicación que ella ponía para sacar adelante a su familia. Ese mismo esfuerzo quedó grabado en Facundo y se convirtió en parte de su identidad, inspirándolo a emprender un negocio que honraría esa herencia de sabor y dedicación.
Un Encuentro Destinado: De la Fotocopiadora a la Cocina
La historia de Andrea y Facundo comenzó de manera inesperada, casi como si el destino hubiera planeado cada detalle. Luego de varios altibajos y momentos de distancia en sus vidas, un amigo en común los presentó en una fotocopiadora. Las miradas y sonrisas hablaron por sí solas: la conexión entre ellos fue inmediata y profunda, como si siempre hubieran estado destinados a encontrarse. Facundo había llegado a Tarija con el sueño de probarse como futbolista, pero pronto descubrió que su verdadera razón para quedarse era Andrea y el sueño de construir algo juntos.
Así, en el 2017, comenzó su historia de amor y emprendimiento. Andrea, siempre decidida y firme en sus decisiones, renunció a su trabajo en el banco y apostó por el proyecto que los uniría a ambos. Facundo, inspirado por la valentía de Andrea, decidió dejar atrás sus propias dudas y unirse a ella en esta aventura. Con un solo punto de venta y muchas esperanzas, dieron inicio a su fábrica de empanadas, que combinaba las tradiciones culinarias de Argentina y la autenticidad chapaca de Tarija.
Las Primeras Empanadas y la Expansión de un Sueño
Desde su pequeño primer local, Andrea y Facundo comenzaron a ofrecer sus empanadas al público. Las recetas, cuidadosamente heredadas y adaptadas, conservaban la esencia de la cocina argentina. Desde las clásicas empanadas de carne hasta versiones innovadoras, cada producto reflejaba el amor y la dedicación de la pareja. El sabor auténtico y el compromiso de calidad hicieron que sus empanadas rápidamente ganaran popularidad.
El éxito de la fábrica creció de manera impresionante. Lo que con un solo punto de venta pronto se extendió a varios locales por toda la ciudad de Tarija y, eventualmente, a otros departamentos bolivianos. Hoy, sus empanadas son reconocidas no solo por su sabor, sino también por la historia de amor y trabajo que representan.
Una Familia que Crece y un Legado que Inspira
Andrea y Facundo tienen dos hijos: Mauro y María Victoria, a quienes están criando con los mismos valores de esfuerzo y amor que ellos han demostrado. Para ellos, la fábrica de empanadas es mucho más que un negocio, es un proyecto familiar que ha crecido gracias a la dedicación de ambos y que representa el legado inspirador que quieren transmitir a sus hijos.
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