“La salud es uno de los temas latentes y permanentes” en la desinformación y se puede disparar con determinados acontecimientos, pero “no diría que el 2024 ha sido un año donde la salud haya sido preeminente”, como sí lo fue durante la pandemia de coronavirus, explica a EFEsalud Ramón Salaverría, coordinador del Observatorio Ibérico de Medios Digitales (Iberifier) en España y Portugal, impulsado por la Comisión Europea.
En el año que ahora termina han tenido más protagonismo en España los bulos y noticias falsas relacionadas con el debate político, con algunos conflictos bélicos o con la catástrofe de la dana, “acontecimientos que tienen algún tipo de deriva relacionada con la salud”, apunta.
Además de los bulos, en 2024 también se habló, y muchas veces se distorsionó, sobre enfermedades en curso que afectan a los ciudadanos en la vida cotidiana.
Es el caso real de la epidemia de dengue que se extendió por América Latina, las infecciones por la gripe aviar, el virus del Nilo, la fiebre del Oroupuche o el brote de mpox, caldo de cultivo de numerosos bulos estigmatizantes y alarmantes.
“En los contenidos desinformativos relacionados con supuestas epidemias asociadas a la estigmatización de los inmigrantes o colectivos con una determinada orientación sexual, la salud se utiliza como resorte para la batalla ideológica y política”, apunta el también catedrático de Periodismo de la Universidad de Navarra.
Muchos de los bulos en salud, de todo tipo, proceden de personas ajenas a la materia pero con una red de seguidores que les da cancha para extender la desinformación, son algunos de los llamados “influencers”, un buen número con profesiones conocidas, como algunos futbolistas y personajes televisivos.
En la diana, colectivos vulnerables
Para Sergio Hernández, responsable de EFEverifica, el servicio de la Agencia EFE contra la desinformación, los temas relacionados con la salud se “viralizan rápido” porque se centran en asuntos que interesan pero también inquietan a los ciudadanos.
“Son temas especialmente dañinos, pueden tener consecuencias mortales” al afectar directamente a la salud y seguridad de las personas, advierte el periodista.
Ramón Salaverría, por su parte, considera necesaria una investigación específica sobre el impacto de la desinformación en los distintos grupos sociales, como el de los mayores de 60 años, donde la salud se convierte “en un tema enormemente sensible”.
Pero también estudiar cómo afecta a otros colectivos vulnerables, como los inmigrantes, “sin una situación de atención médica adecuada y que tienden a ser estigmatizados como potencial fuente de enfermedades”, además de ser utilizados como herramienta de la batalla ideológica de fondo.
Ramón Salaverría, coordinador de Iberifier, observatorio de medios digitales de España y Portugal. EFE/Chema Moya.
Personas formadas que fomentan la desinformación
Dentro del ecosistema de la desinformación existe un conjunto de personas con formación académica, “un patrón que se advierte en ciertos grupos sociales”, que consume contenidos desinformativos “en una supuesta apariencia de superioridad intelectual y de sentido crítico respecto al conjunto de la sociedad” a la que consideran “aborregada” frente a las fuentes acreditadas o a la evidencia científica, explica Salaverría.
“Creo que los diseminadores de desinformación -añade- se valen de personas que creen sentirse por encima de los demás y, en realidad, al menos conforme a la evidencia científica y la evidencia empírica, son precisamente los más engañados”.
Algunos ejemplos se observan en propuestas de terapias alternativas contra el cáncer sin ninguna base científica frente a la quimioterapia, por ejemplo, o los movimientos antivacunas que promueven no utilizar esa inmunización frente a enfermedades ya controladas en los niños, como el sarampión.
Las vacunas contra el coronavirus, cinco años después del inicio de la pandemia y que han permitido hacer leve la enfermedad para la gran mayoría, siguen siendo cuestionadas, sobre todo las de tecnología ARN mensajero que dan pie a todo tipo de teorías conspiranóicas.
Y un militante antivacunas es Robert Kennedy Jr., designado por Donald Trump como secretario de Estado de Salud en el próximo Gobierno estadounidense: “Es una cuestión para preocuparse, veremos cómo responden los organismos internacionales y la Unión Europea. Los sismos que puedan ocurrir en Estados Unidos se sienten más allá de sus fronteras”, advierte Salaverría.
Llamamiento para permanecer en las redes
Ante esta madeja de bulos y noticias falsas, el coordinador de Iberifier defiende la presencia en redes de fuentes acreditadas en el mundo de la salud, como médicos e investigadores, que muchas veces “no comparecen en la esfera pública por temor a ser objeto o sujeto de algún tipo de persecución pública o de cuestionamiento”.
“Si damos la espantada tanto los medios de comunicación, como los científicos o los investigadores, dejamos el espacio abierto para quienes desean diseminar contenidos desinformativos, estamos haciendo un flaco favor a la ciudadanía”, subraya Ramón Salavarría en referencia a la salida de la red X, antes Twitter, de diferentes entidades.
Y hace un llamamiento a las instituciones, a los investigadores y a los medios para que cumplan el papel que les corresponde frente a la sociedad, ofrecer “información acreditada”.
El experto indica que todas las redes sociales constituyen “un territorio peligroso para la diseminación de contenidos desinformativos” pero son distintas en cuanto a particularidades y público.
Mientras X es la red predilecta para el debate ideológico, TikTok es más utilizado por adolescentes y jóvenes y donde se viralizan contenidos con riegos para la salud como la anorexia o el suicidio, o redes de mensajería, como WhatsApp, donde circulan desinformaciones amparadas por la naturaleza privada de estos grupos.
Algunos ejemplos de desinformación en 2024
La enfermedad X: un concepto, no una enfermedad
El año comenzó con la enfermedad X. La redes sociales se enzarzaron en debates sobre una enfermedad inexistente ya que solo es un concepto que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS) para referirse a un patógeno todavía no clasificado que pueda ocasionar una enfermedad y que ésta se extienda.
Un ejemplo de enfermedad X fue la covid-19 generada por un virus desconocido, el SARS-CoV-2, que en 2020 puso al mundo en jaque con una pandemia.
Y ahora la incógnita se vuelve a plantear: la X de una enfermedad que la OMS y la agencia de salud pública de la Unión Africana están investigando en la República Democrática del Congo con casi 600 contagios. sobre todo en niños, y 37 muertes.
Los primeros resultados arrojan que más de dos tercios de los pacientes dieron positivo en malaria por lo que se barajan dos hipótesis: que se trate de “malaria grave en un contexto de desnutrición e infección vírica” o de una “infección vírica en un contexto de malaria y desnutrición”.
Callo solar
Coincidiendo con el buen tiempo saltó a las redes otro bulo, los beneficios de tomar el sol sin protección de formar progresiva y hasta el punto de hacer callo solar o resistencia al sol cuando lo cierto es que no solo se quema la piel sino que hay un alto riesgo de cáncer de piel.
Y tuvieron que salir a desmentirlo tanto desde el Ministerio de Sanidad y como los dermatólogos, una especialidad que tiene bastante trabajo en las redes en la lucha contra la desinformación.
EFE/EPA/PIOTR NOWAK
Cosmeticorexia y cambio de color de ojos
Otro ejemplo de advertencia por parte de los dermatólogos es la cosmeticorexia o la moda extendida entre niñas y adolescentes de mostrar en redes rutinas de cuidado facial y belleza propias de pieles adultas con el consiguiente riesgo para su piel joven.
Otra práctica que carece de toda base científica es la de operarse para cambiarse el color de ojos. Y aquí son los oftalmólogos los que avisan ante esta queratopigmentación, que consiste, básicamente, en tatuar la córnea con un pigmento que puede ocasionar, entre otras, cosas, infecciones graves, por lo que carece de sentido común.
Esas dietas que no hacen milagros
Los alimentos y las dietas nunca pasan de moda en las redes. Por eso, el ideal de persona estilizada hace que proliferen las dietas milagro, aquellas que prometen perder peso de forma rápida y sin esfuerzo.
Y una de estas dietas salió a la palestra en 2024 y propiciada precisamente por un futbolista: la dieta paleolítica, la que consumían nuestros antepasados de la Prehistoria y que excluye los cereales integrales y refinados, las legumbres, los aceites y los lácteos, y que no está exenta de riesgos al no responder a patrones de alimentación saludables para el corazón.
Estos son algunos de los muchos ejemplos de desinformación que circulan por la redes en relación con la salud, donde también se difunden terapias alternativas contra el cáncer, remedios milagrosos contra la reseca o se habla de drogas de diseño como el snus blanco o la cocaína rosa.
Psicólogos, psiquiatras y otros especialistas han coincidido en que los menores que han hecho un uso problemático de internet y las redes sociales sufren efectos. Son menos empáticos, más impulsivos, tienen problemas de comprensión verbal, peor tolerancia a la frustración, trastornos de sueño y mayor desarrollo de conductas suicidas, entre otros.
Los especialistas han hecho estas consideraciones en el encuentro ‘No caigas en sus redes’, organizado por el Consejo General de Psicología de España y la Plataforma Control Z.
Aumento de suicidios
¿Han aumentado los suicidios de los jóvenes como consecuencia de este uso de redes? “Completamente”, advierte Mar España, directora de la Plataforma Control Z.
“Los médicos y los especialistas en salud mental están asustados porque los suicidios ya son la segunda causa de muerte entre los jóvenes hasta los 29 años, no solo en España, también en Europa, y las unidades que antes había en los hospitales donde se atendía a personas que habían intentado suicidarse están multiplicando por cuatro los pacientes”, abunda.
El psicólogo del Programa de atención a la conducta suicida del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, Francisco Villar, ha confirmado el aumento de casos.
“Tenemos a chicas de 9 años haciendo toda la parte de ejercicios faciales y de maquillajes, que están súper preocupadas en luchar contra las arrugas; esa focalización en la imagen incrementa con mucho la presión estética, piensan que podrían ser más guapas” y reciben un mensaje continuo de que no son suficientes o podrían ser mejores.
Pérdida de oportunidades
Para el psicólogo, el principal problema que tienen esos menores “es que todo el tiempo que están dedicando a esto no están haciendo cosas sanas para ellos; tiene que ver con la pérdida de oportunidades”.
Un niño mira el móvil en su habitación.EFE/ ADRIÁN RUIZ HIERRO
“Un chico que no puede descansar por la noche, que no duerme, no puede aprender, no puede crecer, no puede estar, no puede sentir bienestar. Acaba arrastrando ese malestar, enfrentando una pérdida de ánimo y perdiendo la capaz de vincularse con los otros”, ha añadido el experto a EFE.
El uso problemático y excesivo de las pantallas y las redes también tiene otros efectos en los menores, en concreto aumentan los casos de obesidad. “Un niño que ve televisión tiene muchas más posibilidades de tener la obesidad que un menor que no la ve. No solo porque la televisión es una actividad estática, sino por todos los contenidos publicitarios que le llevan a modificar la alimentación y otros hábitos”.
Sin móvil hasta los 16
Para el experto, la solución es fácil: “No le des el móvil al niño al menos hasta los 16 años, aguanta la presión social” porque los entornos digitales son un mundo de adultos.
La directora de la Plataforma Control Z ha explicado que va a plantear a los grupos parlamentarios propuestas para mejorar la ley de protección de los menores en los entornos digitales, que se tramita en el Congreso de los Diputados y que ha deseado que se apruebe “con el máximo consenso”.
EFE/ Antonio García
Una de ellas va dirigida al sistema educativo para que la enseñanza digital se adapte a las pautas que están dando las sociedades médicas: entre de 0 a 6 años de cero horas, es decir, en educación infantil no puede enseñarse con pantallas porque es la edad de máxima plasticidad cerebral; de 6 a 12 años máximo una hora al día y a partir de los 12 años, dos horas con máximo.
Además, apuesta por la prohibición del acceso a redes sociales hasta una determinada edad (que coinciden puede fijarse en los 16 años) y exigir responsabilidad penal a las plataformas.
“Hay un abanico de medidas que todavía pueden mejorar la ley; estamos hablando realmente de una epidemia y un delito de salud pública. El algoritmo por ese uso excesivo va a provocar que si estoy mal, mi mente se vaya como un pegamento atraída hacia contenidos más negativos que van a poder provocar incluso mis ideas suicidas”, ha aseverado la ex directora de la Agencia Española de Protección de Datos.
“Y si también está afectado el prepucio, piel que recubre el glande, el diagnóstico será de balanopostitis“, completa la jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, nueva y flamante presidenta de la Asociación Española de Urología (AEU).
La inflamación de estas dos zonas peneanas está provocada por hongos, bacterias o virus, parásitos microbianos íntimamente relacionados con una mala higiene genital y la falta de aireación; dos condiciones que provocan irritación y edema.
“En estas zonas observaremos un enrojecimiento, una decoloración, es decir, esa piel podría ser rojiza, morada, gris o blanquecina, incluso con ciertas manchitas y, en ocasiones, luciendo partes brillantes a la vez que porciones hinchadas”, destaca.
La balanitis causará, además, molestias y dolor al orinar, picazón del prepucio, esmegma (secreción de células muertas, sebo y fluidos corporales), olor desagradable, a veces fétido por culpa de las bacterias actuantes, como la Gardnerella vaginalis.
Se estima que alrededor del 10 % de los hombres, sean niños o adultos, padecerán algún proceso de inflamación en su glande a lo largo de la vida, es decir, balanitis, postitis -inflamación del prepucio- o balanopostitis.
“Este tipo de inflamación es más probable en adultos diabéticos, especialmente cuando la glucemia está mal controlada, y en aquellos varones que sufren fimosis o tienen un prepucio reducido que dificulta la limpieza del glande”, constata.
Las personas obesas también son diana de la balanitis.
“Su higiene genital no suele ser la más adecuada debido al obstáculo permanente que entraña el tamaño de su abdomen y el enterramiento del pene dentro de la grasa infra y suprapúbica”, describe.
La balanitis, pendiente de cualquier descuido motivado por las prisas familiares, es frecuente en niños menores de cuatro años no circuncidados “por las mismas razones desencadenanates que afectan al resto del sexo masculino”, subraya.
Dra. González Enguita, ¿existen diferentes tipos de balanitis?
“Si nos atenemos a la literatura científica, sí; están descritas varias tipologías de balanitis. Aún así, desde el punto de vista clínico podríamos aseverar que nos encontramos ante una única inflamación, una especie de dermatitis o proceso benigno a nivel del pene”, responde la uróloga y cirujana.
No obstante, la academia explica la balanitis Zoon, de células plasmáticas, una inflamación crónica de la muscosa de los genitales masculinos que suele aparecer en adultos no circuncidados mayores de 40 años de edad. Representa hasta el 10 % de los casos.
La balanitis circinada, asociada a la artritis reactiva (síndrome de Reiter), cursa con pequeñas lesiones circulares -llagas- en el glande con bordes elevados y de color rojizo o blanquecino.
La balanitis queratósica y micácea pseudoepiteliomatosa (balanitis de Lortat-Jacob) es menos común. Afecta a hombres de más de 60 años y cursa con verrugas o protuberancias escamosas en el glande.
La balanitis por erupción fija medicamentosa: lesiones cutáneas como reacción a ciertos medicamentos o sustancias químicas, como las que se encuentran en la composición de ciertos jabones higiénicos.
Y liquen plano, afección mucho más seria que provoca erupciones cutáneas en una o más partes del cuerpo humano, no sólo en el aparato genital. Se relaciona con una balanitis previa.
Este liquen -balanitis xerótica obliterante (BXO)- puede afectar a cualquier zona de la piel, pero se concentra especialmente en los genitales de mujeres y hombres.
Destaca aquí, consecuentemente, la curiosidad multidisciplinar de la pediatría, la dermatología, la ginecología, la urología y, por supuesto, la función reveladora de la anatomopatología, departamento que resuelve dudas y confusiones mediante biopsias, para elaborar un diagnóstico certero y precoz.
“Pero no es oro todo lo que reluce. L@s dermatólog@s no suelen realizar exploraciones detalladas de los genitales y l@s urólog@s y ginecólog@s no suelen centrar su atención en zonas cutáneas impropias a sus competencias, lo que puede retrasar el diagnóstico”, matiza.
Lesión precancerosa en el glande.
En este sentido patológico, cabe señalar que existen circunstancias a vigilar, puesto que la posibilidad de que este tipo de inflamaciones deriven en una lesión precancerosa es real, como el carcinoma basocelular, el carcinoma de células escamosas, el sarcoma de Kaposi o la enfermedad de Paget extramamaria.
“No estamos hablando de una enfermedad oncológica, sino de un proceso inflamatorio, benigno, pero sobre el que hay que prestar especial atención, ya que puede desencadenar o ser confundido con lesiones precancerosas, incluso cancerosas”, apunta.
“De hecho, sabiendo que el cáncer de pene no es de los más frecuentes, hablamos, precisamente, de situaciones en las que suele ser protagonista la falta de higiene en el aparato genital masculino”, apunta la Dra. González Enguita.
Doctora, ¿la balanitis es una infección de transmisión sexual… Es una enfermedad grave… Acarrea alguna consecuencia?
“No, en absoluto. Y en este sentido tengo que decir que tampoco es una enfermedad infectocontagiosa. Los hombres que padecen balanitis no contagian a otras personas por contacto sexual, aunque sea muy recomendable abstenerse de practicar sexo en pareja mientras dure el proceso inflamatorio”.
“Sobre todo -refuerza-, hasta que se identifique claramente si estamos o no ante una infección de transmisión sexual y que dicho examen sea valorado por un médico, un urólogo, quien determinará la realidad de la situación en el glande: balanitis o ITS”.
Si el resultado fuera de balanitis no hablaríamos, en principio, de enfermedad grave, sino de levedad.
“En cualquier caso, habrá que identificar casos de evolución de largo recorrido que nos harán sospechar, por precaución, de un desarrollo precanceroso o del origen primario de un liquen escleroso, complicación que también afecta a las mujeres”, reincide.
“Por tanto, la balanitis no suele generar grandes consecuencias a largo plazo… Salvo, por ejemplo, una meatitis o un endurecimientos en el tejido de la zona del meato uretral -orificio en la punta del glande-, lo que dificulta la micción y la eyaculación del semen”, advierte.
De ahí, entre otras cosas, que la propia inspección y observación del paciente sobre su anatomía sea fundamental en la prevención y el diagnóstico de la balanitis y otras posibles dolencias relacionadas.
“Es decir, la primera parte del diagnóstico será muy sencilla, puesto que la exploración física de la zona pondrá de relieve la higiene del paciente. Luego, habrá que explorar un poquito sus hábitos sexuales y costumbres culturales, básicamente por la posibilidad de indicar una futura cincuncisión”, menciona.
“Además, deberemos solicitar un estudio de orina para poner nombre y apellido al microorganismo responsable de la balanitis. También, un análisis de sangre para poner de relieve las enfermedades relacionadas, como la diabetes o enfermedades infeccionas que conllevan inmunosupresión”, aconseja.
Dra, Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y presidenta de la Asociación Española de Urología (AEU), entre otros cargos. Fotografía de Pedro Gago.
El tratamiento de la inflamación en el glande y el prepucio
Antes de prescribir antiinflamatorios y analgésicos para contrarrestar las molestias y el dolor aparejados, habrá sido conveniente limpiar a fondo todo el pene con sustancias no agresivas; costumbre higiénica que debe ser sistemática, de por vida.
“Hay que retirar hacia atrás la piel del prepucio, descubriendo todo el glande, y lavar bien con agua tibia. No conviene frotar ni usar jabones irritativos. El secado del pene debe ser completo, dado que la humedad favorece enormemente el crecimiento de hongos”, afirma.
Pero la mayoría de los casos de balanitis requerirán algún tipo de tratamiento.
“Si el paciente no recibe la terapia más oportuna, los síntomas pueden empeorar o desarrollar otros. Con el tratamiento la mejoría será evidente en unos pocos días o una semana”, certifica.
Las cremas antimicóticas (cotrimazol) y los medicamentos antibacterianos se recetarán después de concluir los análisis preceptivos, concluyentes (pruebas serológicas, microscopia, cultivo fúngico, tinción de Gram, PCR, antibiograma, etc.).
“No debemos olvidar que estamos hablando de una inflamación que es más frecuente en ciertas personas, como aquellos que sufren diabetes o los que presentan fimosis, sobre todo si es de nacimiento, que puede haber causado escleroatrofia”, plantea.
En el primer caso habrá que mantener a raya el nivel de glucosa en sangre, puesto que la diabetes tiene mucho que ver con la alteración vascular que produce la propia enfermedad diabética sobre los vasos sanguíneos.
En el segundo caso no quedará otro remedio que proceder a una circuncisión, cirugía con buen pronóstico que sorprende a muchos hombres adultos.
“Muchos de ellos me dicen con lamento… Nunca sufrí este problema durante la infancia y mi juventud, y ahora, con esta edad, tengo que operarme de fimosis para curarme una balanitis…”.
El consejo urológico de la Dra. Carmen González Enguita
“Si los niños pequeños conservan su prepucio, porque todavía no se han sometido a una circuncisión, es muy recomendable que aprendan a cuidarse ellos solitos cuanto antes, disfrutando de la higiene de sus genitales, como del resto del cuerpo.
Y, sin duda, los hombres deben compartir cualquier duda, inquietud o circunstancia que les llame la atención, ya sea con su médic@s de cabecera o en pediatría, dermatología y urología.
Las decisiones compartidas sobre el tratamiento, bien informadas, serán la manera más efectiva de solucionar la balanitis, la postitis o la balanopostitis; tres procesos benignos, inflamatorios, pero muy molestos”, concluye.
El estrés, la presión, la falta de tiempo y la mala organización pueden condicionar tanto lo que comemos como la energía y rendimiento en el trabajo, concluye el estudio “Hábitos alimentarios en el entorno laboral”, elaborado por Cigna Healthcare España.
El trabajo reconoce que los factores personales y profesionales pueden condicionar los hábitos a la hora de comer en el trabajo. Un 34,2 % de los encuestados señala, de hecho, que una dieta adecuada mejora su concentración y productividad.
Estrés y comer bien, una mala relación
Realizado a partir de una muestra de 1.000 personas con edades de entre 25 y 65 años, y con una representación equilibrada entre hombres y mujeres, esta investigación recalca que la dieta mediterránea es la que más se consume en España, tal y como indica un 55 % de los encuestados/as, porcentaje que se eleva a un 61,4 % en los mayores de 55 años.
Con respecto a la calidad de los alimentos, son los jóvenes de entre 25 y 34 años los que consumen más productos frescos, tal y como afirma un 57,8 %, lo que refleja toma de conciencia sobre la importancia de una dieta equilibrada, remarca el informe.
Sin embargo, aún hay carencias sobre la calidad de lo que se come en el entorno laboral. La presión y las exigencias laborales se suman a los malos hábitos alimentarios.
Entre los directivos de las empresas, un 61 % revela que no hace pausas regulares para comer y un 68,9 % admite que muchas veces se salta las comidas por la carga de trabajo o reuniones.
¿Por qué importa cómo comemos en el trabajo?
A veces resulta difícil mantener una regularidad en la dieta bajo el ritmo laboral, lo que hace que empeore la alimentación, según dice un 53,4% de los encuestados.
Un 49,1 % organiza sus comidas con antelación y un 42,2 % lleva comida preparada desde casa. Sin embargo, un 25,3 % admite que improvisa su almuerzo a diario.
La falta de tiempo repercute tanto en la calidad de la dieta como en la energía para poder trabajar, lo que puede suponer un círculo de cansancio, estrés, y por consiguiente, malas elecciones alimentarias.
Teletrabajo y hábitos alimentarios
Teletrabajar puede favorecer los hábitos saludables, aunque también conllevar a ciertos riesgos, concluye el estudio.
La mayoría de los encuestados que teletrabajan lo valoran, no obstante, porque un 59,8 % afirma que su dieta ha mejorado y un 61 % consume más frutas y verduras. Esto se explica debido a la posibilidad de tener más tiempo para cocinar y de acceder a la cocina propia.
Sin embargo, la reducción de la actividad física al no tener que desplazarse al lugar de trabajo, junto con tener la cocina propia a mano puede ser negativo para la salud.
Un 46,5 % de las personas encuestadas admite que el teletrabajo les hace picar más entre horas. Esto puede favorecer el aumento de peso al ingerir más calorías y no realizar actividad física.
EFE/Emilio Naranjo
La nutrición en políticas de bienestar de las empresas
La Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Manager de Cigna Healthcare España, afirma que “la alimentación no es solo una cuestión de salud física, sino que también influye en el estado de ánimo, en la capacidad de concentración y en la productividad”.
Una de las conclusiones principales ha sido la integración de la nutrición de las empresas en sus políticas de bienestar. Estas no solo benefician a los empleados, sino que además fomentan un mayor rendimiento y menor absentismo laboral.
Entre las medidas que comprenden se encuentran:
Implantación de agua potable (62,7% de los casos).
Promoción de pausas para el almuerzo (59,7%).
Flexibilidad horaria para comer (56,1%).
Disponibilidad de un espacio para las comidas (53,8%).
Sin embargo, las opciones saludables siguen siendo poco frecuentes.
Dentro del entorno laboral, solamente un 29,6 % de los encuestados dispone de snacks como fruta o frutos secos, un 28,4 % indica que su empresa promueve el consumo de alimentos naturales y apenas un 24,4 % tiene acceso a comer menús saludables.
Un 81,2 % de los encuestados remarca que en su empresa no existen programas de bienestar corporativo enfocados en la alimentación.
“Este estudio demuestra que las empresas tienen un papel fundamental en facilitar que sus equipos puedan tomar decisiones alimentarias saludables”, añade la experta.
“No basta con ofrecer fruta o snacks saludables, es necesario crear una cultura corporativa que eduque, motive y acompañe a los empleados en la adopción de buenos hábitos, tanto en la oficina como en casa. Esto es invertir en el bienestar y el rendimiento a largo plazo”, concluye.