Ciencia y Salud
¿Miedo a conducir? Descubre las causas y cómo superarlo

¿Sabías que en España 1 de cada 4 conductores tiene miedo a conducir?
Este miedo se llama amaxofobia y viene del griego amaxo, que significa carruaje, y phobos, que significa miedo.
Es un trastorno que suele afectar con más frecuencia a mujeres (64 %) que a hombres (36 %) y la edad media en la que aparece va desde los 31 a los 60 años.
En EFEsalud hablamos con la psicóloga Sonia Rojas, directora del equipo de psicólogos especializados de “Frena tu miedo”, centro especializado en el tratamiento de la amaxofobia, sobre esta fobia, sus causas, cómo afecta a la vida de los que la sufren y cómo es el tratamiento.
¿En qué se diferencian el miedo ocasional a conducir y la fobia?
La psicóloga explica que se diferencia en la frecuencia e intensidad de los episodios.
“En la fobia, estos episodios son mucho más frecuentes y la intensidad es también mucho mayor. La reacción que produce la conducción en una persona con fobia es desproporcionada, ya que el coche no debería generar esas reacciones”, indica la experta.
La duración también es más prolongada en la fobia, ya que la persona piensa en la situación de conducción antes y después de que ocurra.
“Por ejemplo, si le dices a uno de mis pacientes que mañana tiene que llevarte a Galicia, empezaría a preocuparse desde ese momento y estaría constantemente pensando en cómo va a hacer el recorrido”, señala la especialista.
El grado de sufrimiento es otro aspecto importante. Mientras que el miedo es limitado y transitorio, en la fobia el sufrimiento es mucho mayor y más persistente.
Finalmente, el grado de interferencia en la vida diaria es más profundo y limitante en la fobia.
La psicóloga explica que las personas con amaxofobia a menudo se ven obligadas a rechazar oportunidades laborales si no hay opciones de transporte que les permitan llegar a tiempo.
También suelen sentirse más aisladas socialmente, ya que evitarán desplazamientos largos que impliquen más de dos horas de viaje, lo que restringe sus interacciones sociales.
Esto también puede llevar a problemas como llegar tarde al trabajo y, en algunos casos, incluso perder el empleo.
“Además, el aislamiento y la presión social generan un riesgo más alto de desarrollar otras enfermedades mentales, como trastornos depresivos o de ansiedad. El agotamiento y la sensación de no ser capaces de realizar actividades cotidianas, como recoger a sus hijos, impactan en la calidad de vida y pueden causar conflictos en las relaciones de pareja”, advierte la experta.

Factores que desencadenan el miedo a conducir
La psicóloga explica que las experiencias de la infancia pueden jugar un papel importante en el desarrollo de la amaxofobia.
“Por ejemplo, los niños que se mareaban o vomitaban durante los viajes en coche, ya sea en vacaciones o al ir a la casa de los abuelos, pueden asociar esas experiencias desagradables con la conducción, generando un rechazo posterior”, indica la experta.
Otro aspecto relevante son los patrones familiares. Es importante observar cómo se percibe la conducción en casa.
“Si los padres tenían miedo a conducir o si se hablaba de la conducción de manera negativa, como si fuera peligrosa o amenazante, esto puede influir en cómo la persona ve el conducir en su vida adulta. Por el contrario, si la conducción se veía como una herramienta que proporciona libertad y autonomía, es probable que la relación con el coche sea diferente”, señala la especialista.
También influyen los comentarios y críticas recibidos durante el proceso de aprendizaje.
“Por ejemplo, una paciente mencionó que, cuando estaba sacándose el carnet de conducir, la gente a su alrededor le decía cosas como: Avísame cuando tengas clase para no salir de casa y no me atropelles. Este tipo de comentarios, aunque puedan parecer bromas, pueden afectar la confianza y fomentar un miedo creciente”, advierte Rojas.
Las experiencias de miedo en el coche, ya sean vividas o escuchadas de otras personas, también tienen un impacto.
“Por ejemplo, muchas personas que nunca han tenido un accidente pueden sentir miedo al ver noticias de accidentes o al escuchar relatos de accidentes, especialmente si tienen una personalidad empática y se impactan con facilidad”, explica la psicóloga.
Otros factores que pueden desencadenar la fobia son ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo, la autoexigencia y la inseguridad.
Las personas con tendencia a la autoexigencia pueden sentir miedo al tomar decisiones y a no cumplir con las expectativas, lo que aumenta la ansiedad al conducir.
Estos factores psicológicos y experiencias pasadas se entrelazan y pueden contribuir al desarrollo y agravamiento de la amaxofobia.
Situaciones que pueden intensificar la amaxofobia
La psicóloga explica que existen situaciones específicas en las que la amaxofobia se intensifica, como conducir por autopistas, por la noche o en condiciones meteorológicas adversas.
“Justamente, el tema de las vías rápidas es una de las situaciones que más ansiedad genera, principalmente por la velocidad y la presencia de otros vehículos, que obliga a mantener una velocidad alta. En España, por ejemplo, es común que las personas que van a 95 o 100 km/h sean señaladas, con luces y pitidos, por los que circulan a 120 km/h o más”, subraya la experta.
Otra de las preocupaciones en las vías rápidas es la sensación de no tener una salida cerca, lo que puede combinarse con síntomas similares a la claustrofobia, especialmente en casos en los que el conductor siente la necesidad de parar.
Las condiciones meteorológicas también incrementan la ansiedad, debido a la sensación de falta de control.
“Por ejemplo, si está lloviendo intensamente o si es de noche, la visibilidad se reduce, lo que afecta a las personas con amaxofobia de forma considerable. La visión es uno de los aspectos más importantes para ellas, ya que la hipervigilancia y el estado de alerta son síntomas comunes de esta fobia. Si la visibilidad se ve reducida, todo se complica”, advierte la especialista.

Además, otras situaciones que generan ansiedad incluyen los puentes y pasos elevados, ya que el miedo a las alturas (acrofobia) puede aumentar la ansiedad en estos casos.
También los túneles, debido a la claustrofobia, son una fuente de preocupación.
Los atascos, por la sensación de estar atrapado y sin salida, y los aparcamientos, por el miedo a molestar o a llamar la atención, son situaciones que también generan gran incomodidad en quienes sufren amaxofobia.
Las herramientas y el tiempo
Sonia Rojas de Frena Tu Miedo explica que las investigaciones más recientes demuestran que las terapias cognitivo-conductuales son las más efectivas para superar la amaxofobia.
Este enfoque se centra en la modificación de pensamientos negativos asociados a la percepción de amenaza de las situaciones de conducción y al autoconcepto como conductor, complementado con la exposición progresiva a situaciones de tráfico y la prevención de respuesta.
“El tratamiento que ofrecemos es multicomponente. Primero, realizamos una consulta de valoración, que puede hacerse de manera online o presencial. Tras esta evaluación inicial, se elabora un plan de tratamiento personalizado, comenzando con una fase de psicoeducación. Esta fase aborda las emociones, los síntomas de ansiedad y cómo identificar y manejar estos síntomas, ya que muchas personas no reconocen la ansiedad en su vida cotidiana. En algunos casos, esto puede implicar cambios en hábitos de vida, como mejorar el sueño o la alimentación”, indica la psicóloga.
Además, la experta señala que trabajan en la seguridad personal y vial, enseñando aspectos prácticos como conocer la documentación del vehículo, familiarizarse con los sistemas de seguridad, los neumáticos y cómo responder a alertas en caso de avería.
“Una parte fundamental de nuestro enfoque es la colaboración con una autoescuela. Los profesores de la autoescuela están formados anualmente en estrategias para abordar la amaxofobia. Mantenemos una coordinación constante con ellos, asignando tareas específicas para trabajar durante las clases prácticas y asegurando un seguimiento adecuado”, señala la especialista.
Otro aspecto crucial es el acompañamiento terapéutico en el propio vehículo, donde el psicólogo se sube primero como copiloto y luego en la parte trasera, e incluso en vehículos separados si la persona lo necesita.
La psicóloga explica que la autoescuela con la que trabajan también dispone de un simulador de realidad virtual, que es útil para la exposición a situaciones de mayor dificultad, como puertos de montaña o condiciones complejas.
Además, organizan talleres grupales, que permiten a los participantes compartir sus experiencias y miedos en un entorno seguro y de apoyo mutuo.
Por otro lado, la psicóloga explica que el proceso para superar el miedo a conducir suele durar entre cuatro y ocho meses, aunque puede variar según cada caso.
“Es importante entender que muchas personas buscan superar la fobia en un mes, pero eso casi resulta imposible. La fobia al conducir es solo la punta del iceberg, y es necesario abordar otras cuestiones subyacentes antes de poder superar completamente el miedo. Por eso, es fundamental un enfoque integral que trabaje tanto en los síntomas como en los factores relacionados que contribuyen a la fobia”, indica la experta.

La entrada ¿Miedo a conducir? Descubre las causas y cómo superarlo se publicó primero en EFE Salud.
Ciencia y Salud
Diverticulitis, evolución inflamatoria de los divertículos
«Los divertículos en el colon son pequeñas ‘bolsitas‘ que se forman en la pared interna del intestino grueso, sobre todo en el área sigmoide, causadas por la presión que ejercen los restos fecales más sólidos al oprimir la capa mucosa hacia puntos de menor resistencia en las capas submocosa, muscular y serosa», define el Dr. José Carlos Marín Gabriel, especialista en endoscopia del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
«Los divertículos también pueden desarrollarse en otras zonas del tubo digestivo: son particularmente frecuentes en la parte alta del esófago (divertículo de Zenker); en el duodeno, cercanos a la desembocadura de la vía biliar, en la papila de Vater; o en la parte final del intestino delgado, más aún en niñ@s (divertículo de Meckel)», apunta el director científico del Instituto Clínico del Aparato digestivo (ICAdig).
En el colon, los divertículos, especie de agujeritos de un queso gruyer, de tamaño y profundidad variables, son más comunes a partir de la mediana edad, en el que confluyen la presión intraluminal (espacios huecos), cambios estructurales de la pared intestinal, ciertos hábitos de vida o, por ejemplo, al sufrir estreñimiento.
Los divertículos, que no ofrecen síntomas, se suelen descubrir «de rebote» durante una prueba colonoscópica o cualquier prueba de imagen por diferentes motivos diagnósticos y terapéuticos.
«Aunque pueda sorprenderte el hallazgo de divertículos en tu colon, o pseudodivertículos porque sólo afectan a la capa superficial, la mayor parte de las personas con diverticulosis no tendrán que soportar complicaciones a lo largo de su vida», destaca el Dr. Marín Gabriel.
La clave de esta patología estará en identificar cuándo un divertículo se inflama y evoluciona a diverticulitis.
«Ese paso de ‘bolsa simple’ a ‘bolsa inflamada’ explica por qué dos pacientes con idéntica modificación anatómica pueden tener historias clínicas radicalmente distintas: uno, asintomático; otro, con dolor y fiebre», subraya el especialista endoscópico.

Dr. Marín Gabriel, ¿qué diferencia la diverticulosis de la diverticulitis?
Diverticulosis es tener divertículos sin inflamación activa ni infección, y diverticulitis es cuando uno o varios de estos divertículos se inflaman, lo que desencadena dolor localizado, fiebre y alteraciones del tránsito intestinal.
La diferencia no es semántica: condiciona pruebas, tratamiento y pronóstico, puesto que entre un 1 y un 5 % de las personas con divertículos desarrollarán diverticulitis.
Aún así, se desconoce la causa concreta de la diverticulitis aguda, pero existen diferentes teorías.
Se piensa que algunos restos fecales pueden quedar impactados dentro del divertículo y eso puede favorecer que algunas bacterias pasen a través de la pared y produzcan la inflamación.
También, parece que podría ser factible la presencia de microperforaciones en el divertículo que ocasionaran la inflamación y la posterior infección.
Asimismo, cabe la posibilidad de que algunas alteraciones tanto en nuestra inmunidad como en la mucosa que protege la zona del divertículo, o quizá cambios en la propia microbiota del colon, con la aparición de bacterias más lesivas, podrían inducir la inflamación o diverticulitis.
En la diverticulosis no complicada carece de sentido “hacer algo” preventivo, más allá de estilo de vida saludable. En cambio, la diverticulitis aguda exige valorar gravedad, descartar complicaciones (absceso, perforación, obstrucción) y, según el caso, decidir entre manejo ambulatorio u hospitalario.
Además, las guías modernas tienden a un abordaje menos agresivo de las diverticulitis cuando el cuadro del paciente es leve y presenta estabilidad.
También, conviene saber que se describen síntomas crónicos relacionados con divertículos sin inflamación aguda franca, o secuelas de brotes previos.

¿Y cuáles son los síntomas típicos de una diverticulitis aguda?
Lo más habitual es dolor en el cuadrante inferior izquierdo (la “zona del sigma” que está al lado contrario del apéndice), que puede comenzar difuso y luego localizarse.
Se acompaña con frecuencia de fiebre, malestar general y cambios del ritmo intestinal: estreñimiento en aproximadamente la mitad de los casos o, menos a menudo, diarrea.
Algunas personas refieren molestias urinarias por irritación de la vejiga vecina.
El sangrado visible por el recto no es lo característico durante un brote (cuando aparece, suele obedecer a otra complicación de la diverticulosis, la hemorragia diverticular, que tiene su propio manejo).
En la exploración puede haber dolor a la palpación y defensa local; si hay signos de irritación peritoneal, hay que alarmarse.
Un mensaje clave: si el dolor es intenso, persistente o va a más, si se acompaña de fiebre alta, vómitos o incapacidad para tolerar líquidos, es motivo de valoración urgente. Mejor “pasarse de cauto” que llegar tarde a una complicación.

Dr. Marín, ¿quién tiene más riesgo de padecer diverticulitis?
La probabilidad de tener divertículos y de sufrir algún episodio de diverticulitis aumenta con la edad, aunque no es exclusiva de personas mayores.
Factores como el sobrepeso, el sedentarismo, el tabaco y una dieta pobre en fibra se han asociado a mayor riesgo, mientras que la actividad física regular parece protectora.
Además de los hábitos insanos, existen componentes biológicos: cambios del tejido conectivo de la pared colónica, alteraciones de la microbiota y cierta predisposición genética.
La investigación reciente explora cómo estos elementos interactúan con el estilo de vida y por qué algunos individuos desarrollan inflamación repetida y otros no.
Por último, la inmunosupresión (por fármacos o enfermedades concomitantes) cambia el mapa de riesgos: habrá una mayor probabilidad de complicaciones y la necesidad de antibióticos o una posible hospitalización.
En estos pacientes, las decisiones suelen ser más conservadoras y personalizadas.
Doctor, ¿cómo se confirma el diagnóstico de una diverticulitis?
La tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis es la prueba de elección cuando hay duda diagnóstica o signos de alarma: delimita la inflamación, detecta abscesos y orienta la gravedad.
En episodios leves con clínica típica y buena evolución, puede manejarse sin imagen, pero la TC aporta seguridad cuando el cuadro es más intenso o algo no encaja del todo.
En fase aguda no se recomienda la colonoscopia porque insuflar aire y manipular un colon inflamado eleva el riesgo de perforación; esta exploración se reserva para más adelante, ya resuelto el episodio, sobre todo si fue complicado o si el paciente no está al día de su cribado de cáncer colorrectal.
La analítica siempre ayuda (marcadores inflamatorios, hemograma), pero ni sustituye a la clínica ni a la imagen cuando se necesita. El juicio global del especialista (síntomas, exploración, comorbilidades y, si procede, TC) guiará el plan del abordaje de la diverticulitis.

¿Y cómo se tratan las diverticulitis?
Esta es una de las grandes actualizaciones de los últimos años. En pacientes inmunocompetentes con diverticulitis aguda leve y no complicada, varias guías y revisiones coinciden en usar antibióticos de forma selectiva, no rutinaria.
Se prioriza el control del dolor, la hidratación, la dieta progresiva y la observación clínica.
Se reservan antibióticos para quienes tienen comorbilidades importantes, síntomas persistentes o empeoramiento, o si la imagen diagnóstica del TC muestra complicaciones.
La razón es doble: por un lado, la diverticulitis leve se comporta más como un proceso inflamatorio que como una infección; por otro, los ensayos y metaanálisis no han mostrado beneficios claros de los antibióticos en desenlaces relevantes (complicaciones, recurrencias) en ese subgrupo de pacientes.
Esto no «descarta» el uso de antibióticos, pero sí invita a individualizar cada caso.
Ahora bien, si el paciente está inmunodeprimido, presenta signos sistémicos, dolor intenso con afectación del estado general, o hay absceso, perforación o sepsis, los antibióticos vuelven al primer plano (a menudo, junto con otras medidas).
La clave de la terapia frente a la diveticulitis es evaluar el contexto, no aplicar recetas universales.

Dr. Marín, ¿qué papel juega la dieta en el tratamiento de la diverticulitis?
Fuera del episodio agudo, una dieta rica en fibra (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, etc.) mejora la consistencia de las heces, reduce la presión en el colon y puede ayudar a disminuir recurrencias.
Durante un brote leve, muchas guías permiten empezar con líquidos claros o dieta semilíquida y avanzar según tolerancia conforme cede el dolor. La hidratación es básica en todas las fases.
¿Y se debe evitar el consumo de semillas, como pipas de girasol, chía, quinoa o sésamo?
Sobre el viejo mito de evitar la ingesta de semillas, frutos secos o maíz cabe decir que la evidencia moderna no respalda prohibirlos de forma general.
Estudios poblacionales no han mostrado un mayor riesgo de diverticulitis por consumirlos, así que no tiene sentido una lista de “alimentos prohibidos” por sistema; importa más el patrón dietético global y la tolerancia individual.
Más allá de la fibra, mantener un peso adecuado, moverse a diario y limitar carnes rojas y procesadas aporta beneficios añadidos. No hay suplementos “milagro”… Si algo promete prevenir todos los brotes, desconfía.
La prevención en diverticulitis es, sobre todo, un estilo de vida saludable.
Doctor, ¿se puede complicar una diverticulitis en el colon?
Las complicaciones “clásicas” son el absceso peridiverticular, la perforación con peritonitis, la obstrucción por edema o estenosis inflamatoria y la fístula (por ejemplo, entre el colon y la vejiga o entre el colon y la vagina).
Cuando aparecen las fístulas, cambian el manejo de la diverticulitis: puede hacer falta antibiótico intravenoso, drenaje percutáneo del absceso o incluso cirugía.
El reto clínico es distinguir a tiempo los casos no complicados de aquellos otros en los que la evolución se tuerce.
Fiebre sostenida, empeoramiento del dolor, taquicardia, incapacidad para comer o signos de irritación peritoneal son señales de alarma.
La TC aquí vuelve a ser protagonista para confirmar la sospecha y planificar la estrategia.
A medio plazo, algunas personas pueden desarrollar estenosis o fístulas que no cierran con un tratamiento conservador y requieren cirugía electiva una vez “enfriada” la inflamación.
Estas decisiones se toman con calma, valorando riesgos, beneficios y preferencias del paciente.

¿Y cuándo se ingresa a un paciente con diverticulitis en un hospital?
Solemos ingresar al paciente cuando hay dolor intenso, fiebre alta o mal estado general, vómitos persistentes, imposibilidad de tolerar líquidos, inmunosupresión o complicación en la imagen.
El ingreso permite control del dolor, hidratación intravenosa, antibióticos cuando proceden y reevaluaciones seriadas. Muchos casos leves, en cambio, se manejan de forma ambulatoria con vigilancia estrecha.
Doctor Marín, ¿las diverticulitis te pueden llevar al quirófano?
La cirugía urgente se reserva para perforación con peritonitis, obstrucción grave no resuelta o fracaso del manejo conservador.
En pacientes con absceso de cierto tamaño, el drenaje percutáneo guiado por imagen puede evitar una operación en caliente.
Si persisten complicaciones (por ejemplo, una fístula) o hay episodios muy invalidantes, se plantea cirugía electiva cuando el terreno está calmado.
Un matiz relevante: las decisiones ya no se basan en “contar brotes de diverticulitis” sin más, sino en la gravedad, el impacto en la calidad de vida y el perfil de riesgos.
Incluso operando, puede persistir dolor crónico en una minoría de pacientes, por lo que alinear expectativas es parte de un buen tratamiento.
Doctor, ¿está recomendada una colonoscopia después de un episodio de diverticulitis?
Depende del tipo de episodio y de tu situación previa. La mayoría de las guías de práctica clínica y sociedades médicas especializadas recomiendan llevar a cabo una colonoscopia tras un primer episodio complicado de diverticulitis en pacientes que no se han realizado recientemente esta prueba.
En los episodios no complicados y con cribado al día, la colonoscopia sistemática no aporta un claro beneficio. Suele programarse a las 6 u 8 semanas de la resolución con el fin de minimizar riesgos.
El objetivo es confirmar el diagnóstico y descartar lesiones que puedan imitar una diverticulitis, como un cáncer de colon.

Entonces, doctor ¿los divertículos aumentan el riesgo de cáncer de colon?
A grandes rasgos, tener divertículos (diverticulosis) no parece aumentar por sí mismo el riesgo de cáncer colorrectal a largo plazo.
Lo que sí ocurre es que un episodio de diverticulitis puede solaparse con un cáncer oculto o “enmascararlo” durante un tiempo. Por estos motivos se detectan más tumores en el período cercano al brote que estaban presentes, pero que no se habían diagnosticado.
Tanto es así que las guías de práctica clínica actuales reflejan esta idea y recomiendan realizar una colonoscopia tras la resolución del episodio en algunos casos.
Globalmente, se detectan cánceres de colon en torno al 1,6–1,9 % en pacientes con diverticulitis aguda.
La cifra aumentará cuando se produzcan complicaciones asociadas como el absceso, la perforación o la obstrucción. En estos últimos, la detección de un cáncer de colon asociado puede llegar al 8 % de los casos.
Este patrón sugiere coexistencia/máscara diagnóstica en los cuadros graves más que una “transformación” causada por los divertículos.
Además, el exceso de diagnósticos se concentra al inicio tras la diverticulitis y desaparece con el tiempo.
Un estudio reciente encontró un riesgo elevado de cáncer sólo en los primeros 0–6 meses y un “efecto protector” hasta 8 años, probablemente porque muchos pacientes ya quedaron revisados con colonoscopia.
Con este ejemplo se refuerza la idea de sesgo de detección más que de riesgo biológico asociado. En realidad, lo que sucede es que algunos tumores se pueden manifestar como una falsa diverticulitis.
En resumen: los divertículos no “se vuelven” cáncer, pero estamos atentos tras el episodio agudo para no pasar por alto un tumor que ya estaba allí.

Dr. Marín, ¿algún fármaco previene nuevos episodios de diverticulitis?
La tentación de tomar algún fármaco o medicamento para que no se repita la diverticulitis es comprensible, pero la evidencia no respalda su uso rutinario.
Las guías del ACP desaconsejan mesalazina para prevenir recurrencias por falta de beneficios y potenciales efectos adversos.
Con antibióticos cíclicos (como rifaximina) los datos son heterogéneos y de calidad limitada; por lo que, usarlos de forma crónica, no tiene el respaldo científico suficiente.
Lo que sí parece útil es el consumo de fibra, realizar ejercicio físico, dejar el tabaco y perder peso.
Este cambio de foco, de la pastilla “preventiva” a un nuevo estilo de vida, refleja lo que sabemos hoy sobre fisiopatología: la inflamación y la mecánica colónica importan más que una supuesta infección mantenida.
Por eso vemos menos antibióticos y más recomendaciones dietéticas individualizadas.
Si aún así tienes episodios repetidos, la conversación pasa por ajustar hábitos, optimizar el manejo de cada brote y, llegado el caso, valorar con el especialista opciones como cirugía electiva, siempre y cuando el impacto en la calidad de vida lo justifique.
¿Y los probióticos, doctor, demuestran algún beneficio en la enfermedad diverticular del colon?
En prevención de nuevos episodios de diverticulitis (personas que ya tuvieron un brote), las guías de mayor calidad (AGA y ACP) no los recomiendan de forma rutinaria.
Por un lado, no demuestran disminución de recurrencias ni complicaciones frente al manejo estándar; y, por otro, añaden costes y posibles confusiones terapéuticas.
En cuanto a las personas con divertículos que mantienen síntomas como el dolor o la distensión entre brotes, revisiones recientes sugieren que algunos probióticos podrían aliviar síntomas, pero la evidencia de que se logre un verdadero beneficio es controvertida y de calidad muy limitada (cepas y dosis muy variables, ensayos pequeños).
De hecho, existe una revisión de múltiples estudios (metaanálisis) que encontró que los diseños de la mayoría de las publicaciones tenían una calidad tan escasa que no pudieron siquiera realizar cálculos sobre su posible beneficio.
Doctor, y si un paciente se siente bien, a pesar de sufrir brotes de diverticulitis, ¿puede hacer vida normal?
Sí. La gran mayoría de l@s pacientes lleva una vida completamente normal entre episodios de diverticulitis.
Mantener una dieta rica en frutas y verduras y hacer ejercicio es mucho más que un “consejo de cajón”: reduce factores que favorecen presión intraluminal y mejora la salud digestiva global.
Conviene, eso sí, conocer las señales de alarma y tener un plan claro si reaparecen… A quién llamar, cuándo acudir, qué analgésicos puedes usar y cómo reintroducir la dieta según tolerancia.
Por cierto, tener divertículos no te condena a la diverticulitis. Es un factor anatómico frecuente y, bien informado, puedes convivir con él sin dramatismos. La información fiable es tu mejor antiinflamatorio.

Para finalizar esta entrevista, doctor Marín, ¿cómo podemos frenar la aparición de divertículos y su evolución a diverticulitis?
Primero, acude rápido si el dolor empeora y se localiza en el lado inferior izquierdo del abdomen, a diferencia de la apendicitis, que se siente en el lado bajo derecho; además, si aparece una fiebre persistente, vómitos, incapacidad para beber o comer, taquicardia u otros signos de irritación peritoneal.
En estos casos, la tomografía computerizada permite confirmar qué está pasando en el colon y decidir entre un manejo conservador, drenaje o cirugía para detener la evolución patológica de la diverticulitis.
Fuera del brote, la mayoría de los pacientes hacen vida normal.
Segundo, apuesta por una dieta dominada por vegetales y fibra, hidratación, movimiento diario y descanso.
Y diseña un “plan personal” de actuación frente a la diverticulitis: qué analgésicos puedes usar, cómo reintroducir la dieta y a quién llamar si reaparecen las molestias. Bien informado, reducirás sustos y llegarás a tiempo si algo se complica.
En la próxima Consulta de Aparato Digestivo abordaremos una nueva entrevista con el Dr. José Carlos Marín Gabriel sobre colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria intestinal que afecta con llagas al recubrimiento del intestino grueso, desencadenante del dolor abdominal y la diarrea mezclada con sangre.
La entrada Diverticulitis, evolución inflamatoria de los divertículos se publicó primero en EFE Salud.
Ciencia y Salud
Salud mental y vivir en una gran ciudad, una relación problemática según este informe
El retrato de la salud mental en la gran ciudad sale regular tirando a mal, según una encuesta hecha a más de 12.000 hogares españoles. Los/las residentes en las grandes ciudades, o sea, la mayoría de los españoles, hablamos poco con la familia y con los amigos, y menos aún con los vecinos. En los pueblos, en cambio, las relaciones pintan mejor.
Lo dice un informe dado a conocer hace una semana, titulado ‘Salud mental y territorio: diferencias entre la España Abarrotada, la Olvidada y la Vaciada’. Escrito de otra manera: entre las megaciudades (Madrid y Barcelona) y las grandes ciudades, por un lado; las medianas y pequeñas, por otro; y los pueblos de entornos rurales, por último.
Resalta una paradoja sabida, pero que no deja de ser preocupante: en donde hay más gente, hay menos relaciones sociales. Más gente para hablar, pero menos palabras que decir. La salud mental se resiente entonces. Esta encuesta ofrece datos significativos:
Ciudades con más población: más problemas de salud mental
El estudio, redactado por el Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social sobre la encuesta del IX Informe de FOESSA, recalca que en las grandes ciudades la salud mental se encuentra expuesta a problemas de vivienda, contaminación y estilo de vida “acelerado”.
Lo que acecha a ciudades de mediano tamaño (Talavera de la Reina, por ejemplo, más de 84.000 habitantes según el censo de 2024) es la sensación de olvido, y el cerco al entorno rural lo traza la despoblación y lo que ello arrastra, carencia de servicios, sin ir más lejos.
Tal y como indican los autores/as del estudio, se han ponderado factores como la calidad y cantidad de las relaciones personales, la red de cuidados de cercanía, el medio ambiente, la conciliación, el acceso a una vivienda digna o la disponibilidad de tiempo libre… A estos cabe añadir la proximidad de espacios verdes y accesibles, o “amables”, como se cataloga en el informe.

Una premisa, antes de desgranar los datos: “Estos factores suelen empeorar de manera directamente proporcional al tamaño del lugar en el que se vive”, concluye el informe.
Y añade: “En las ciudades mayores (la España Abarrotada) se dan elevados índices de estrés, la contaminación del aire y acústica son elevadas, muchas personas no viven en viviendas dignas, se emplea más tiempo en el transporte, la falta de tiempo impide tener relaciones personales de calidad y se dan situaciones de soledad no deseada”.
Colige entonces: “Como consecuencia, y a pesar de ciertos beneficios de las grandes ciudades (más oferta cultural y de ocio, mejores oportunidades laborales, etc.), la hipótesis –punto de partida del trabajo– plantea que las problemáticas características de las grandes ciudades pueden llevar a mayores probabilidades de sufrir problemas de salud mental”.
Vecinos en una ciudad. Vecinos en un pueblo
Son aquí “ciudades globales” Madrid y Barcelona, lo que cabe remarcar porque ambas acaparan datos específicos llamativos.
Un 35 % de las personas encuestadas, residentes en las dos grandes urbes españolas, afirman que su relación con familiares es “poca o muy poca”. En los municipios pequeños se pronuncia así un 22 %.
Pero no sólo las relaciones con la familia. En las enormes ciudades de Madrid y Barcelona son nulas o escasas las relaciones con los amigos en un 34 % de los casos (un 24 % en los municipios menos poblados).
La diferencia más abultada, con todo, se da en las relaciones con vecinos: un 28 % de los residentes en las grandes ciudades dice que apenas habla con quienes residen tras la puerta de enfrente, o tras la puerta de al lado. En los pequeños municipios, dice lo mismo un 9 %.

Datos de este cariz, y sobre todo las brechas entre ellos, apuntan a una percepción de la salud mental propia, en la gran ciudad, considerablemente deficiente. El informe ahonda en esto al preguntar, y resulta que en las grandes ciudades (por encima de 500.000 habitantes, menos Madrid y Barcelona) un 19 % de la población la ve mal. En las dos urbes el porcentaje es similar, un 16 %, pero no en los pueblos, un 11.
El 13 % de los/las residentes en las grandes ciudades reconoce tener en la actualidad algún problema mental diagnosticado, mientras que un 18 % asegura que fue diagnosticado. Madrid y Barcelona muestran un 11 % y un 12 %, respectivamente, para los dos parámetros.
Sin embargo, un 6 % de los habitantes de municipios poco poblados afirma tener problemas de salud mental, sea ansiedad o somatizaciones derivadas del estrés. Un 9 % señala que los tuvieron antaño.
Bienestar emocional «erosionado»
Una de las conclusiones que lanza el informe apunta a las causas: “Dichos trastornos parecen estar influidos por factores físicos (contaminación, densidad de población, falta de vivienda), así como por factores sociales (estrés, aislamiento social, ritmo de vida)”. Son “menos favorables en las áreas urbanas”, zanja.
Al menos, en lo que a salud física se refiere, el retrato aparece homogéneo: “En los pequeños municipios, un 78 % considera que su estado de salud física es muy o bastante bueno, porcentaje que apenas cambia en las ciudades de segundo y tercer orden donde las cifras rondan el 80 %, sólo en las grandes ciudades se da un descenso más marcado con un 74 % de la población”.
Pero la salud mental no sale bien parada. En nota de prensa, el Foro NESI recoge unas declaraciones de su director, Diego Isabel La Moneda, para quien “a medida que crecen las ciudades, también lo hacen los factores de estrés y la soledad».
«La falta de tiempo, la presión laboral o la dificultad de acceso a una vivienda digna están erosionando el bienestar emocional de las personas”, sentencia.
La entrada Salud mental y vivir en una gran ciudad, una relación problemática según este informe se publicó primero en EFE Salud.
Ciencia y Salud
El bigote contra el cáncer de próstata, una realidad que afecta a un 25% de hombres españoles
El cáncer de próstata es el tumor maligno más frecuente entre los hombres; tanto es así que uno de cada cuatro hombres españoles padecerá cáncer de próstata alguna vez en su vida, con una incidencia en España de más de 27.000 nuevos casos cada año. Nuevo post del blog «Salud y prevención».
Por eso, desde hace años, se destina el mes de noviembre al movimiento conocido como ‘Movember’, y por el que los hombres se dejan bigote con el objetivo de concienciar sobre la salud masculina, apoyando proyectos centrados en el cáncer de próstata, en el cáncer de testículos, en la depresión y en el suicidio.
Pero, entre estas patologías, «el cáncer de próstata es el más habitual en hombres y el tercero más mortal”, destaca el doctor José Ángel Gómez Pascual, jefe de Urología del Hospital Quirónsalud Málaga.
Por su parte, el cáncer testicular es muy poco frecuente, aunque si se deja a su evolución natural, lleva a la muerte al 85 % de los enfermos en el curso de 2 a 5 años, tal y como precisa este experto.

Revisiones a partir de los 50
El médico insiste en que es imprescindible hacer énfasis en la importancia de la prevención, y en la necesidad de revisiones periódicas a partir de los 50 años.
«El cáncer de próstata es una enfermedad silente, que cursa sin síntomas en la mayoría de los casos, pero que también tiene una alta tasa de curación si se detecta a tiempo y se diagnostica rápidamente», advierte el doctor Gómez Pascual.
«Esto -añade- hace imprescindible recurrir a los últimos avances tecnológicos para el mejor diagnóstico de la enfermedad, como es el caso de la biopsia de próstata por fusión, la técnica más innovadora y precisa en la detección del cáncer de próstata»,
Precisamente, emplean la biopsia de próstata por fusión de imagen mediante resonancia magnética y ecografía transrectal, lo que permite biopsiar con exactitud el tejido exacto en el que se presuponen células cancerígenas.
«Con la resonancia multiparamétrica de próstata podemos valorar tanto la necesidad de una biopsia de próstata como, en el caso de tener que realizarla, el área en la que hay que dirigir la toma de muestras”, indica.
Insiste así el doctor Gómez Pascual en que la biopsia por fusión es la “herramienta clave diagnóstica de los últimos tiempos”, al permitir ajustar el nivel de detección del cáncer de próstata más allá del 95%, sin ir a ciegas, y sin falsos negativos.
“De todas las herramientas diagnósticas disponibles, la biopsia por fusión es la que arroja la información más definitiva, tanto es así que permite diagnosticar un 30 % más de cánceres agresivos, que hubieran pasado desapercibidos por la biopsia clásica», explica.
El caso del cáncer de testículo
El cáncer de testículo es un tumor poco frecuente que representa entre el 1 % y el 2 % de todas las neoplasias en varones, pero es el más común entre hombres de 15 a 35 años, según especifica el jefe del Hospital Quirónsalud Málaga.
El doctor recuerda que, precisamente, la población más afectada es la comprendida entre los 20 a 40 años; y, de hecho, se ha observado un aumento en su incidencia en las última cuatro décadas.
El problema es que, dejado a su evolución natural, lleva a la muerte al 85 % de los enfermos en el curso de 2 a 5 años.
«Si lo tratamos adecuadamente, hoy día es uno de los tumores malignos con menos mortalidad (5 %), y ello se debe a la mejora de los métodos diagnósticos y a un tratamiento más eficaz», insiste.
Según el jefe de Urología, el retraso en el diagnóstico de la masa es frecuente, siendo la demora media de 3 a 6 meses, «generalmente debido a un mecanismo de negación del paciente, que es habitual en estos tipos de tumores, y que llevan al diagnóstico tardío en un porcentaje no despreciable de casos, ya que el 10 % son diagnosticados al acudir al médico por la sintomatología que producen las metástasis».
Posibles síntomas de cáncer de testículo
Respecto a las causas que predisponen al cáncer de testículo, el doctor Gómez Pascual apunta a la criptorquidia (testículo no descendido), ya que ha demostrado tener una “clara relación” de un 6-10%. “El riesgo relativo de cáncer testicular en los individuos con criptorquidia es de 3 a 14 veces más que en aquellos con testículos normales y descendidos”, añade.
Respecto al diagnóstico, dice que suele objetivarse una masa testicular en la exploración física, donde el signo principal es la presencia en casi todos los casos de una masa intraescrotal dura, no dolorosa a la presión, y sin alteraciones del epidídimo, ni el cordón espermático.
“El éxito del tratamiento está basado en realizar un diagnóstico lo más precoz posible del tumor primario, y lo más exacto del estadio clínico de la enfermedad, ya que ambos van a ser decisivos en la elección de la pauta terapéutica. Así que, una vez más y como un mantra: prevención, acudir al especialista ante síntomas, y detección precoz», subraya este experto.
La entrada El bigote contra el cáncer de próstata, una realidad que afecta a un 25% de hombres españoles se publicó primero en EFE Salud.
-
Mundo Política2 díasEspaña refuerza las relaciones con Pekín con la visita del rey Felipe VI a China
-
Ciencia y Salud2 díasAsí vacía las arcas públicas europeas el mercado ilegal del tabaco
-
Innovación y Tecnología2 díasLa UE presenta una nueva agencia para luchar contra la desinformación y los bots rusos
-
Ciencia y Salud2 díasMadrid acoge esta semana los Premios Europeos de Servicios Sociales 2025
-
Ciencia y Salud2 días
El tiempo de espera para la cirugía en la sanidad privada baja casi diez días: pasa de 24,1 a 15,6
-
Ciencia y Salud2 díasReivindicación de la pausa: en busca de ese ratito diario que protege tu salud mental
-
Mundo Política1 díaSánchez afea a PP y Vox que votasen en Europa contra la reducción de emisiones
-
Ciencia y Salud2 días
El riesgo de gripe aviar en humanos es «muy bajo», según los epidemiólogos
