¿Sabías que en España 1 de cada 4 conductores tiene miedo a conducir?
Este miedo se llama amaxofobia y viene del griego amaxo, que significa carruaje, y phobos, que significa miedo.
Es un trastorno que suele afectar con más frecuencia a mujeres (64 %) que a hombres (36 %) y la edad media en la que aparece va desde los 31 a los 60 años.
En EFEsalud hablamos con la psicóloga Sonia Rojas, directora del equipo de psicólogos especializados de “Frena tu miedo”, centro especializado en el tratamiento de la amaxofobia, sobre esta fobia, sus causas, cómo afecta a la vida de los que la sufren y cómo es el tratamiento.
¿En qué se diferencian el miedo ocasional a conducir y la fobia?
La psicóloga explica que se diferencia en la frecuencia e intensidad de los episodios.
“En la fobia, estos episodios son mucho más frecuentes y la intensidad es también mucho mayor. La reacción que produce la conducción en una persona con fobia es desproporcionada, ya que el coche no debería generar esas reacciones”, indica la experta.
La duración también es más prolongada en la fobia, ya que la persona piensa en la situación de conducción antes y después de que ocurra.
“Por ejemplo, si le dices a uno de mis pacientes que mañana tiene que llevarte a Galicia, empezaría a preocuparse desde ese momento y estaría constantemente pensando en cómo va a hacer el recorrido”, señala la especialista.
El grado de sufrimiento es otro aspecto importante. Mientras que el miedo es limitado y transitorio, en la fobia el sufrimiento es mucho mayor y más persistente.
Finalmente, el grado de interferencia en la vida diaria es más profundo y limitante en la fobia.
La psicóloga explica que las personas con amaxofobia a menudo se ven obligadas a rechazar oportunidades laborales si no hay opciones de transporte que les permitan llegar a tiempo.
También suelen sentirse más aisladas socialmente, ya que evitarán desplazamientos largos que impliquen más de dos horas de viaje, lo que restringe sus interacciones sociales.
Esto también puede llevar a problemas como llegar tarde al trabajo y, en algunos casos, incluso perder el empleo.
“Además, el aislamiento y la presión social generan un riesgo más alto de desarrollar otras enfermedades mentales, como trastornos depresivos o de ansiedad. El agotamiento y la sensación de no ser capaces de realizar actividades cotidianas, como recoger a sus hijos, impactan en la calidad de vida y pueden causar conflictos en las relaciones de pareja”, advierte la experta.
EFE/EPA/NOUFAL IBRAHIM
Factores que desencadenan el miedo a conducir
La psicóloga explica que las experiencias de la infancia pueden jugar un papel importante en el desarrollo de la amaxofobia.
“Por ejemplo, los niños que se mareaban o vomitaban durante los viajes en coche, ya sea en vacaciones o al ir a la casa de los abuelos, pueden asociar esas experiencias desagradables con la conducción, generando un rechazo posterior”, indica la experta.
Otro aspecto relevante son los patrones familiares. Es importante observar cómo se percibe la conducción en casa.
“Si los padres tenían miedo a conducir o si se hablaba de la conducción de manera negativa, como si fuera peligrosa o amenazante, esto puede influir en cómo la persona ve el conducir en su vida adulta. Por el contrario, si la conducción se veía como una herramienta que proporciona libertad y autonomía, es probable que la relación con el coche sea diferente”, señala la especialista.
También influyen los comentarios y críticas recibidos durante el proceso de aprendizaje.
“Por ejemplo, una paciente mencionó que, cuando estaba sacándose el carnet de conducir, la gente a su alrededor le decía cosas como: Avísame cuando tengas clase para no salir de casa y no me atropelles. Este tipo de comentarios, aunque puedan parecer bromas, pueden afectar la confianza y fomentar un miedo creciente”, advierte Rojas.
Las experiencias de miedo en el coche, ya sean vividas o escuchadas de otras personas, también tienen un impacto.
“Por ejemplo, muchas personas que nunca han tenido un accidente pueden sentir miedo al ver noticias de accidentes o al escuchar relatos de accidentes, especialmente si tienen una personalidad empática y se impactan con facilidad”, explica la psicóloga.
Otros factores que pueden desencadenar la fobia son ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo, la autoexigencia y la inseguridad.
Las personas con tendencia a la autoexigencia pueden sentir miedo al tomar decisiones y a no cumplir con las expectativas, lo que aumenta la ansiedad al conducir.
Estos factores psicológicos y experiencias pasadas se entrelazan y pueden contribuir al desarrollo y agravamiento de la amaxofobia.
Situaciones que pueden intensificar la amaxofobia
La psicóloga explica que existen situaciones específicas en las que la amaxofobia se intensifica, como conducir por autopistas, por la noche o en condiciones meteorológicas adversas.
“Justamente, el tema de las vías rápidas es una de las situaciones que más ansiedad genera, principalmente por la velocidad y la presencia de otros vehículos, que obliga a mantener una velocidad alta. En España, por ejemplo, es común que las personas que van a 95 o 100 km/h sean señaladas, con luces y pitidos, por los que circulan a 120 km/h o más”, subraya la experta.
Otra de las preocupaciones en las vías rápidas es la sensación de no tener una salida cerca, lo que puede combinarse con síntomas similares a la claustrofobia, especialmente en casos en los que el conductor siente la necesidad de parar.
Las condiciones meteorológicas también incrementan la ansiedad, debido a la sensación de falta de control.
“Por ejemplo, si está lloviendo intensamente o si es de noche, la visibilidad se reduce, lo que afecta a las personas con amaxofobia de forma considerable. La visión es uno de los aspectos más importantes para ellas, ya que la hipervigilancia y el estado de alerta son síntomas comunes de esta fobia. Si la visibilidad se ve reducida, todo se complica”, advierte la especialista.
Varios coches circulan por una carretera de Toledo durante la lluvia. EFE/Ismael Herrero
Además, otras situaciones que generan ansiedad incluyen los puentes y pasos elevados, ya que el miedo a las alturas (acrofobia) puede aumentar la ansiedad en estos casos.
También los túneles, debido a la claustrofobia, son una fuente de preocupación.
Los atascos, por la sensación de estar atrapado y sin salida, y los aparcamientos, por el miedo a molestar o a llamar la atención, son situaciones que también generan gran incomodidad en quienes sufren amaxofobia.
Las herramientas y el tiempo
Sonia Rojas de Frena Tu Miedo explica que las investigaciones más recientes demuestran que las terapias cognitivo-conductuales son las más efectivas para superar la amaxofobia.
Este enfoque se centra en la modificación de pensamientos negativos asociados a la percepción de amenaza de las situaciones de conducción y al autoconcepto como conductor, complementado con la exposición progresiva a situaciones de tráfico y la prevención de respuesta.
“El tratamiento que ofrecemos es multicomponente. Primero, realizamos una consulta de valoración, que puede hacerse de manera online o presencial. Tras esta evaluación inicial, se elabora un plan de tratamiento personalizado, comenzando con una fase de psicoeducación. Esta fase aborda las emociones, los síntomas de ansiedad y cómo identificar y manejar estos síntomas, ya que muchas personas no reconocen la ansiedad en su vida cotidiana. En algunos casos, esto puede implicar cambios en hábitos de vida, como mejorar el sueño o la alimentación”, indica la psicóloga.
Además, la experta señala que trabajan en la seguridad personal y vial, enseñando aspectos prácticos como conocer la documentación del vehículo, familiarizarse con los sistemas de seguridad, los neumáticos y cómo responder a alertas en caso de avería.
“Una parte fundamental de nuestro enfoque es la colaboración con una autoescuela. Los profesores de la autoescuela están formados anualmente en estrategias para abordar la amaxofobia. Mantenemos una coordinación constante con ellos, asignando tareas específicas para trabajar durante las clases prácticas y asegurando un seguimiento adecuado”, señala la especialista.
Otro aspecto crucial es el acompañamiento terapéutico en el propio vehículo, donde el psicólogo se sube primero como copiloto y luego en la parte trasera, e incluso en vehículos separados si la persona lo necesita.
La psicóloga explica que la autoescuela con la que trabajan también dispone de un simulador de realidad virtual, que es útil para la exposición a situaciones de mayor dificultad, como puertos de montaña o condiciones complejas.
Además, organizan talleres grupales, que permiten a los participantes compartir sus experiencias y miedos en un entorno seguro y de apoyo mutuo.
Por otro lado, la psicóloga explica que el proceso para superar el miedo a conducir suele durar entre cuatro y ocho meses, aunque puede variar según cada caso.
“Es importante entender que muchas personas buscan superar la fobia en un mes, pero eso casi resulta imposible. La fobia al conducir es solo la punta del iceberg, y es necesario abordar otras cuestiones subyacentes antes de poder superar completamente el miedo. Por eso, es fundamental un enfoque integral que trabaje tanto en los síntomas como en los factores relacionados que contribuyen a la fobia”, indica la experta.
La psicóloga Sonia Rojas, directora del equipo de psicólogos especializados de Frena tu miedo. Foto cedida.
El jugador del FC Barcelona Ronald Araujo ha decidido parar un tiempo para recuperarse anímicamente y poder afrontar las exigencias de la alta competición en el fútbol del máximo nivel. Su decisión no es aislada. Se suma a otras que tomaron en su momento deportistas de elite como la gimnasta Simone Biles o el jugador de baloncesto Ricky Rubio.
La salud mental se ha convertido en prioridad pública y social a tenor del creciente interés de la ciudadanía por cuidarla, por protegerla. Personalidades conocidas en los ámbitos de la cultura, la política y el deporte llevan relativamente poco tiempo desvelando que ésta es la razón por la que suspenden su actividad profesional un tiempo, el necesario hasta recuperarse. Los expertos/as consideran importante para la sociedad que figuras tan seguidas como éstas den pasos así.
Aunque no han trascendido los motivos psicológicos o emocionales que han llevado a Araujo a tomar la decisión de apartarse un tiempo de la competición, diferentes deportistas de prestigio los han contado en entrevistas, en comunicados o a través de sus cuentas en redes sociales.
Repasamos algunos casos y sus testimonios.
Simone Biles
La gimnasta estadounidense Simone Biles marcó un punto de inflexión en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 al retirarse de varias pruebas para centrarse en su salud mental. Explicó que sufría ansiedad y un bloqueo que le impedía coordinar mente y cuerpo.
Este año, durante una charla en Buenos Aires, dijo que con su gesto buscó romper el estigma que aún pesa sobre la salud mental en el deporte y aseguró: “Antes que atletas, somos personas”.
Simone Bales sonrie tras finalizar el ejercicio de barras en los Juegos Olímpicos de Paris 2024. EFE/EPA/ANNA SZILAGYI
Ricky Rubio
El baloncestista anunció en agosto de 2023 que detenía su carrera profesional para cuidar su salud mental. A través de un comunicado, pidió respeto y privacidad.
En julio de este año, ofreció una entrevista, emitida en la cadena de televisión La Sexta, en la que desgranó la influencia que la salud mental ha ejercido en su trayectoria.
Éstas fueron algunas de sus afirmaciones:
«No tuve adolescencia, no cambiaría lo que viví, pero me hubiera gustado disfrutar más como un adolescente. Prácticamente no tenía fines de semana desde los 14-15 años».
«Jugar en la NBA ha sido una experiencia brutal, pero igual la persona hubiese sido más feliz en Badalona».
«En mi tercer o cuarto año en la NBA no lo estaba pasando bien (…) Vi que entonces todo tenía que ser un mundo falso y bonito, tenía que esconder mis emociones».
«Un pensamiento muy difícil y no quiero magnificarlo, pero una de las noches en el hotel pensé: yo no quiero seguir con la vida. Me sentí así por un segundo. Yo sabía que no era yo, que algo tomaba el control de mí mismo (…) Cuando paro para no ir al Mundial, parecía que mi vida no tuviese sentido».
El jugador de baloncesto Ricky Rubio en Barcelona en junio de 2024. EFE/ Marta Perez
Andrés Iniesta
El exfutbolista padeció una depresión cuando jugaba en el FC Barcelona. Es uno de los pasajes del libro que publicó este año, ‘La mente también juega’.
Durante el acto de presentación, recalcó la importancia de cuidar la salud mental y pronunció palabras como las siguientes: “Cuando tuve problemas de salud mental, tuve la gran suerte de contar con Pep Guardiola y empatizó mucho conmigo. Y eso fue clave para que pudiera seguir avanzando, pero a veces la persona que tienes enfrente no es fácil de gestionar”.
O éstas: «Hubo un día que, por ‘x’ o por ‘y’, sentí que no podía seguir así y nos pusimos manos a la obra. Y estoy más que agradecido a todas las personas que en cierta medida me acompañaron. La palabra es más acompañar que ayudar. Pude salir de ese momento».
El exfutbolista Andrés Iniesta presenta su libro ‘La Mente también juega’ en Barcelona. EFE/ Quique García
Álvaro Morata
En octubre de 2024, durante una conferencia de prensa con motivo de la concentración de la selección española previa a un partido frente a Dinamarca, el futbolista, actualmente en el Como italiano, reveló sus problemas de salud mental.
Un documental (puede verse en Movistar Plus +) profundiza en tales problemas, contados por el propio futbolista. La depresión y los ataques de pánico aparecen en su testimonio.
Cuenta que comenzó a padecerlos durante la recta final de su contrato con el Atlético de Madrid y que los afrontó de la mano de un especialista.
Asegura en la producción: “Tenía miedo de todo. Tenía muchos pensamientos horribles, autodestructivos. Se me ha pasado por la cabeza el simular lesiones para no tener que estar. Tu cabeza te propone cualquier tipo de cosas que te haga evitar lo que te hace sufrir. Era como si estuviera en una habitación negra en la que todo el mundo me estaba mirando fijamente a mí. Mi cabeza me mandaba todo el rato señales y mensajes y voces diciéndome cosas horribles”.
El delantero Álvaro Morata durante un entrenamiento de la selección española en Las Rozas. EFE / Borja Sánchez-Trillo.
Sara Sorribes
En abril de 2025, la tenista española Sara Sorribes anunció un parón indefinido tras meses de sufrimiento emocional. Reconoció haber perdido la ilusión y necesitar ayuda para cuidar su cabeza y su cuerpo.
Meses después, en noviembre, comunicó su regreso a las pistas y aseguró que “parar ha sido una de las mejores decisiones” de su vida.
Sara Sorribes en un partido de la Billie Jean King Cup contra Brasil en Ostrava. EFE/EPA/MARTIN DIVISEK
Gabriel Medina
El surfista brasileño Gabriel Medina, tricampeón mundial, anunció en 2022 que se tomaría un tiempo para cuidar su salud mental. Reconoció que la temporada anterior había sido “una montaña rusa de emociones” y que había llegado a su límite físico y emocional.
Iván Ares
El piloto gallego Iván Ares, campeón de España de ralis, anunció en septiembre de 2024 su retirada temporal para cuidar su salud mental. Confesó en redes sociales que su mente “no estaba al mismo ritmo que su cuerpo” y que necesitaba ponerse en manos de profesionales.
** En 2023, RTVE estrenó el documental “El viaje. La medalla de la salud mental”, con la participación de deportistas como Ruth Beitia, Almudena Cid o Edurne Pasabán.
El método definitivo para frenar los efectos devastadores de la alopecia androgenética en hombres y mujeres, a la espera de la anunciada y aplaudida terapia celular, es el trasplante capilar con técnica FUE: «Extraemos uno a uno miles de folículos pilosos de la nuca del paciente y los implantamos en sus zonas calvas», explica el Dr. Eduardo López Bran, microcirujano capilar de la Clínica Imema de Madrid.
A este trasplante capilar que resuelve la calvicie común sólo pueden acceder aquellas personas que tengan suficientes unidades foliculares, de hasta cuatro pelos, en la zona donante: el espacio en forma de herradura que va de oreja a oreja en la zona posterior de la cabeza, desde la parte final de la coronilla hasta la zona occipital; condición de la que carece el propio doctor López Bran.
«Hay que decir que una parte de la población sometida a la calvicie no dispone de zona donante capacitada biológicamente para conseguir un trasplante capilar exitoso», destaca el médico lucense, también jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario San Carlos de la capital española.
Una condición previa de la que sí puede presumir Mario, un hombre joven de 25 años que ha decidido dejar de sufrir y volver a lucir pelo en su cabeza de una manera natural.
«Es un paciente con alopecia androgenética severa en sus zonas frontoparietal, interparietal o banda media y la coronilla; partes del cuero cabelludo que logra disimular dejándose una gran melena en los laterales parietales y peinándose a contracorriente para tapar por completo su calvicie desmedida», describe el dermatólogo especialista en tricología.
El Dr. López Bran realizó el diagnóstico anticalvicie de Mario ayudándose de un dermatoscopio digital de última generación: se obtiene información detallada sobre las posibilidades reales del paciente para disfrutar de un futuro trasplante capilar.
El dermatólogo observó al detalle su cuero cabelludo y la parte externa de los folículos pilosos. Con un peine abrió el pelo de la nuca y con el dermatoscopio, que incorpora una minicámara digital, aumentó hasta 30 veces el área seleccionada para el análisis.
La imagen resultante se visiona a través de un monitor de vídeo, lo que permite al paciente, a su vez, comprobar in situ la densidad de su pelo superviviente.
En la cabeza humana crecen de 100.000 a 150.000 unidades foliculares, a lo que habría que añadir una densidad capilar de 260 pelos/cm2 en mujeres y de 235 pelos/cm2 en hombres, en ambos casos si hablamos del grupo étnico caucásico.
La alopecia común se ceba en el 30% de los varones que han cumplido los treinta años de edad, y a partir de ahí esta cifra aumenta en un 10% en cada década. A los cincuenta años, por tanto, padecerán calvicie un 50% de ellos. Las mujeres van a otro ritmo: sufren calvicie entre un 5% y un 10% a esas mismas edades.
«La pérdida de pelo se inicia en los hombres con el retroceso de la línea de implantación frontoparietal, las clásicas entradas o golfos; luego continúa en la zona media superior y en la coronilla, hasta que estas dos zonas calvas se juntan», apunta.
Con el paso del tiempo, el pelo desaparece de toda la cabeza salvo en las zonas de la nuca y detrás de las orejas.
«En las mujeres, comienza a clarear la zona de la raya media y aumenta poco a poco hasta abarcar toda la zona superior. Aún así, suelen conservar la porción de pelo más frontal, por lo que una buena maniobra de peluquería disimula su calvicie en la mayor parte de las situaciones comprometedoras», indica.
Tomar la decisión de realizarse un trasplante capilar es siempre una cuestión personal con el doble fin de rejuvenecer y fortalecer la autoestima, si es lo que se necesita o se desea, claro está.
Fotografías de Esther Adame.
El Dr. López Bran y Mario decidieron conjuntamente trasplantar 3.200 unidades foliculares (finalmente se alcanzaron las 3.400), dejando en la nuca otros muchos folículos pilosos a salvo y de reserva dada la juventud del candidato, puesto que la alopecia androgenética seguirá su curso genético agostando pelos y más pelos no trasplantados con el paso de las estaciones.
«El número de unidades foliculares a trasplantar vendrá determinado, en primer lugar, por la zona a repoblar, la superficie del área calva y su densidad por centímetro cuadrado; y, en segundo lugar, por el objetivo de mejorar el efecto rejuvenecedor», explica.
«Lógicamente, dependerá de los mimbres disponibles en la nuca. La zona donante es una zona finita. Es un área folicular que tenemos que manejar con total y absoluta profesionalidad para obtener el mejor y mayor número de unidades pilosebáceas factibles en cada etapa de la vida», razona.
«Con todo, la primera línea del trasplante, la línea anterior de implantación fronto temporal, será la imagen definitiva, impactante y más audaz del paciente. En consecuencia, esta línea tiene que ser totalmente natural e indetectable. Y, por supuesto, acorde a la fisonomía y edad del paciente», subraya.
El milagro diario del trasplante capilar: diseñar la microcirugía; rasurar el cuero cabelludo; aplicar anestesia local en la zona operativa; punzar miles de veces las áreas calvas; extraer uno a uno los pelos de la nuca; clasificar y vigorizar los folículos pilosos e injertar cada pelo en los orificios practicados, como plantar semillas en una tierra abonada
Después de rasurar por completo el cuero cabelludo de Mario, lo que permitirá efectuar la microcirugía con una mayor asepsia y eficacia, además de favorecer la higiene posterior del paciente, se delimitan las zonas de la intervención con un rotulador quirúrgico estéril.
Mario, como es preceptivo en un trasplante capilar, ya ha recibido la sedación adecuada por vía intravenosa, con lo cual se encuentra medicado, adormecido y bajo el control absoluto de la anestesista, quien vigila de cerca su respiración y sus constantes vitales.
A continuación, se introduce suero en el cuero cabelludo para distender la piel de toda la zona receptora, ganar superficie y poder realizar un mayor número de orificios, en los que posteriormente se implantarán las unidades foliculares.
También, se inyecta anestesia local suficiente para evitar cualquier tipo de sensación de dolor en la cabeza.
A partir de ese momento, el Dr. López Bran efectuará las miles de punciones previstas, operación que concluye cuando el minutero del reloj digital marca una hora.
«Ya hemos finalizado las punciones en las zonas calvas -comenta-. Un total de 3.400, muy juntitas entre ellas para mejorar el resultado final, dado que Mario dispone de una buena zona donante».
Ahora toca la extracción de los 3.400 folículos correspondientes, que se ejecuta con un instrumento médico automatizado que emplea un “punch” de un diámetro inferior a 1 mm con el fin de hacer invisibles las cicatrices de la microcirugía.
«Este número de pelos, que se extraen de la herradura teórica que se forma en la nuca llegando a cada zona de las orejas, permitirá lograr un buena densidad de cabello en el área repoblada (zona anterior fronto-temporo-parietal)», apunta.
Doctor López Bran, ¿cómo es posible que usted pueda extraer hasta el bulbo piloso de la unidad folicular en cada punción?
«La experiencia acumulada durante muchos años de trabajo especializado, como sucede en cualquier otra profesión, nos permite alcanzar niveles de gran precisión en la técnica quirúrgica; eso sí, llevando a buen puerto el trasplante capilar planificado, y siempre añadiendo un gran esfuerzo y una gran ilusión; superándote cada día», opina mientras extrae un folículo tras otro.
El Dr. López Bran extrae 3.400 folículos pilosos de la nuca o zona donante del paciente.
¿Y por qué los folículos pilosos de la zona donante no se caen o se pierden si se trasplantan a la zona calva que sufre los efectos de la alopecia androgenética?
«La etiología de la alopecia androgenética (AGA) implica una intrincada interacción entre distintos factores genéticos y hormonales, lo que ocasiona la miniaturización de los folículos pilosos y las alteraciones en el ciclo de crecimiento del cabello, en concreto, el acortamiento de la fase anágena», explica el Dr. Eduardo López Bran.
«En ausencia de estos dos factores no es posible que se desarrolle este problema dermatológico», añade el a su vez profesor de Medicina en la madrileña Universidad Complutense.
La alopecia androgenética está causada por la dihidrotestosterona (DHT), un andrógeno derivado de la testosterona por acción de la enzima 5-alfa reductasa. Esta hormona tiene una mayor afinidad por los receptores androgénicos (RA) de los folículos pilosos.
Cuando la testosterona llega por la sangre y encuentra esta enzima (proteínas que producen cambios químicos), se une a ella y forma 5-alfa dihidrotestosterona, que es la responsable final de la caída del pelo.
Este proceso conlleva la pérdida de los folículos que están predispuestos genéticamente a sufrir el proceso de la alopecia androgenética o calvicie común. De hecho, los individuos con AGA tienen un gen AR sobreexpresado.
«En respuesta a su pregunta, los folículos del área donante no llevan receptor androgénico para esa enzima y, consecuentemente, cuando los implantamos en el área calva se desarrollarán con las características genéticas de los folículos de la nuca», acredita.
«Por tanto, los folículos pilosos trasplantados no se perderán por la acción de la alopecia androgenética y acompañarán a nuestros pacientes a lo largo de toda su vida», enmarca el Dr. Eduardo López Bran.
A medida que se extraen las miles de unidades foliculares, que se componen de 1 a 4 pelos cada una, se analizan y clasifican sistemáticamente para establecer no sólo la totalidad de unidades dispuestas, sino la cantidad y la calidad de los cabellos que podrán quedar implantados en la zona receptora del paciente.
Entra en juego, entonces, uno de los aspectos más críticos en el éxito de un trasplante capilar.
«La supervivencia de las unidades foliculares extraídas del área donante para injertar en el área calva sólo deben estar fuera del organismo entre dos y cuatro horas, aunque siempre intentamos que este tiempo se reduzca sustancialmente para alcanzar la extraordinaria tasa de 100% de éxito», asegura López Bran.
Y es el equipo de enfermería, expertas en trasplante capilar, quien se encarga de todo el proceso de tratamiento y conservación de las unidades foliculares hasta que se implantan en la zona calva del paciente:
Las unidades foliculares se hidratan de forma continua y adecuada, ya que son muy sensibles a la pérdida de la humedad natural, una de las causas más frecuentes de «muerte celular». La vigilancia es constante.
La temperatura de conservación se mantiene a 4 ºC, ideal para el metabolismo folicular. Es indispensable evitar subidas o bajadas graduales, a modo de dientes de sierra; para lo que es preciso aplicar tecnología que enfríe a cuatro grados sin perturbaciones a lo largo de todo el proceso.
Todas las unidades se conservan sumergidas en «Hypo Thermosol FRS«, que es un medio líquido hipotérmico optimizado que permite una protección mejorada y prolongada de las células y los tejidos foliculares; al igual que se hace en un trasplante de órganos sólidos, como un corazón.
Zona donante, en la nuca, de donde se han extraído los folículos pilosos, y zona de la coronilla, una de las áreas calvas del paciente donde se injertarán los folículos.
Además, la Clínica Imema llevó a cabo estudios de I+D de viabilidad celular por el que obtuvo el certificado de Pyme innovadora por ENAC-ACIE.
«Enriquecemos el fluido de Hypothermosol con otros componentes, que forman parte de nuestro secreto industrial, logrando un plus de supervivencia de cada unidad folicular», expone con orgullo científico el Dr. Eduardo López Bran.
«Las técnicas empleadas en Imema han sido muy útiles para las investigaciones que hemos puesto en marcha sobre tratamientos con terapia celular, donde combinamos células madre con otras moléculas, lo que nos ha permitido mejorar los resultados de nuestros propios trasplantes, pioneros en el mundo«, atestigua.
Así lo avala el artículo de investigación “Hair growth stimulated by allogeneic adipose-derived stem cells supplemented with ATP in a mouse model of dihydrotestosterone-induced androgenetic alopecia«, publicado en junio de 2025 en la revista científica “Stem Cell Research & Therapy“.
«El trasplante de pelo es un tratamiento quirúrgico que se realiza una o dos veces en la vida, por lo que es imprescindible elegir profesionales de enfermería expertas en microinjerto capilar», aconseja el Dr. Eduardo López Bran.
Implantar unidades foliculares con escudo protector frente a la AGA
La supervivencia de cada unidad folicular vendrá precedida de una extracción óptima y deberá continuar con una implantación ordenada y meticulosa. En ambas etapas se extremará la delicadeza operativa para no doblar, estirar o aplastar los folículos pilosos.
«Las unidades foliculares extraídas se activan con adenosín trifosfato -molécula orgánica fundamental- para dotarlas de energía suficiente durante el tiempo que tarda en establecerse el entramado biológico con el lecho dérmico receptor; hecho que se producirá pocos días después de la intervención”, asegura el Dr. López Bran.
El microinjerto capilar se puede comparar con los ciclos de la siembra para obtener un vegetal o un fruto en cualquier tipo de cultivo: se prepara la semilla, se planta y se sustenta hasta que arraigue y crezca.
Las enfermeras especializadas injertarán cada bulbo piloso, uno a uno, hasta 3.400 en los orificios vacíos de las zonas calvas de Mario, dispuestos para germinar nuevas matas de pelos. Implantes que deben recibir un cuidado muy especial durante meses, hasta que el pelo ha crecido sano y fuerte.
“Todo este esfuerzo humano, científico y tecnológico carece de valor si el trasplante capilar no se completa con una vigilancia constante durante la fase postoperatoria… «El cuidado exquisito de la siembra con visitas regulares al médico logra la mejor cosecha posible en poco más de un año», recuerda El Dr. López Bran.
«Por todo esto, quiero destacar que un 95 % de nuestros pacientes se muestran satisfechos con su trasplante. Aunque, lógicamente, al tratar con un órgano vivo, no es posible pensar que el 100 % va a obtener un resultado exitoso. Sería una suposición incorrecta o mal interpretada», estima y valora el Dr. López Bran.
Los resultados definitivos de un trasplante de pelo se alcanzan entre los 12 y los 18 meses después de la microcirugía. Semanas después de la intervención, el paciente observará cómo va creciendo un pelo fino que irá dando paso a un pelo cada vez más grueso, fuerte y pigmentado
La prevención de infecciones, quemaduras y traumatismos en el área trasplantada contribuirá, sin duda, al éxito total del trasplante capilar.
El doctor Eduardo López Bran siempre se muestra orgulloso al dar una oportunidad a las personas que sufren alopecia: «Mi calvicie no tiene remedio, por ahora, pero mis pacientes disfrutan de una imagen más jovial, mejorando su bienestar y su calidad de vida«.
El próximo jueves 4 de diciembre añadiremos a este reportaje multimedia una entrevista con la Dra. María Lema Tomé, especialista en Anestesiología y Reanimación de la Clínica Imema de Madrid, garante de la seguridad del paciente en un quirófano donde se lleva a cabo, por ejemplo, una microcirugía en trasplante capilar.
Descubrir que vas a ser madre cuando el embarazo está muy avanzado o incluso en el momento del parto es algo sorprendente, pero ocurre en algunas mujeres que apenas tienen síntomas y reglas irregulares. La evidencia científica lo describe como embarazo críptico o negación involuntaria de la gestación, una realidad social y clínica apenas conocida.
Es posible que algunas mujeres, por sus circunstancias psicosociales, oculten el embarazo sabiendo que existe y que, sobrepasadas, puedan negarlo hasta el final. Pero hay otras que no saben que están gestando, aunque parezca imposible puede suceder.
Y eso parece que le ocurrió hace unos días a Olivia, una joven de Valencia que no sabía que estaba embarazada y dio a luz en su casa sin que a su padre ni a su pareja les diera tiempo a llevarla al hospital: “Pensé que me había sentado mal la comida”, relata en distintos medios de comunicación.
Casos como este han hecho que, precisamente desde la Universidad de Valencia, la profesora asociada de la Facultad de Enfermería Alicia Llorca-Porcar viera la necesidad de investigar ya que la evidencia científica no es demasiado extensa, además de tratarse de una realidad desconocida que causa escepticismo en la sociedad y en algunos profesionales sanitarios.
En 2023 publicó en la Revista Internacional de Tecnología, Ciencia y Salud una revisión bibliográfica de la información que había sobre el embarazo críptico y sobre otras formas de negación de la gestación.
¿Qué es el embarazo críptico o negación involuntaria de la gestación?
Una negación involuntaria del embarazo, descrita en distintos estudios como embarazo críptico, se produce “cuando la mujer no sabe que está embarazada y se da cuenta cuando está muy avanzada e, incluso, en el momento del parto, algo que puede ser muy estresante para ella”, explica a EFE Salud la profesora, también enfermera de neonatología de Hospital General Universitario de Valencia.
“Es una negación que no es aposta porque también se da en mujeres a las que no les supone nada tener un hijo porque ya tienen una familia formada y una pareja estable”, matiza.
Se produce en mujeres que tienen síntomas leves del embarazo o que pueden confundir con otros. “Apenas se les nota que les aumenta la tripa, que confunden con gases. A veces hay una falsa regla, como pequeños sangrados, o la ausencia de regla atribuida al estrés…”.
“Hay una base biológica del embarazo críptico que se está investigando”, derivada de no reconocer los síntomas de un embarazo, aunque la mujer “conscientemente no lo niega, lo niega su cuerpo”.
Pero también se investiga a la vez si existe una causa psicológica de fondo, incluso desde la infancia, que influya en esta reacción corporal ante la maternidad.
Alicia Llorca-Porcar, profesora asociada de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Valencia. Foto cedida
La profesora, en su revisión bibliográfica, entre otras, también destaca otro tipo: la negación psicótica del embarazo, “cuando existe una creencia delirante de que no está embarazada, a pesar del anuncio del embarazo, de las manifestaciones físicas específicas y del conocimiento del embarazo por parte del entorno”.
Esta forma específica de negación extrema se asocia a los trastornos psicóticos, especialmente a la esquizofrenia, o a los episodios ciclotímicos o altibajos en los estados de ánimo.
“En estos casos, ellas no son conscientes de que están teniendo un niño, no lo reconocen y, como ha pasado, pueden llegar a tirarlo a la basura sin ser conscientes”, apunta la también secretaria de la Sociedad Española de Enfermería Neonatal.
El perfil de la mujer
Aunque estos casos de maternidad por sorpresa se pueden asociar más con adolescentes, los estudios revisados por Alicia Llorca-Porcar indican que la negación involuntaria del embarazo o embarazo críptico se da en edades diversas.
Hay estudios con más casos en edades extremas, es decir en menores de edad y mayores de 40 años y hay otros estudios con más casos entre los 18 y 29 años.
Aunque tampoco hay un nivel socioeconómico claro, hay una ligera asociación con situaciones de precariedad e inestabilidad social.
Puede darse en niveles socioprofesionales altos, estudiantes, e incluso en personas que pertenecen al personal sanitario.
Respecto al estado civil o tener pareja estable se ha observado en algunos estudios que no tener pareja y vivir sin apoyo puede suponer mayor riesgo de padecer este problema.
Según distintos estudios citados por la profesora, realizados entre 1994 y 2013 en distintos países (Austria, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Francia), el embarazo críptico se produce en 1 caso de cada 400/500 embarazos.
“En el hospital he visto casos que no sabría decir si responden a un embarazo críptico u otras formas de negación”, señala la enfermera, quien relata que tiene en marcha un nuevo estudio, con encuestas, que le ha permitido conocer testimonios de mujeres que han vivido esa negación involuntaria de la gestación.
Este nuevo trabajo, que se publicará el próximo año, se basa en la percepción que tiene la sociedad y los profesionales sanitarios de esta situación: “A estas mujeres se las recibe con una fase inicial de duda, aunque se las atiende bien. Hace falta más investigación e información para conocer, sobre todo, las causas, por qué pasa, existe una realidad”, concluye la profesora de la Universitat de Valencia.
El riesgo de no saber que estás embarazada
Aunque no son frecuentes, el ginecólogo Raúl Villasevil ha visto algunos casos en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Recuerda especialmente el de una mujer joven que no se enteró de su maternidad hasta casi el momento del parto. Aseguraba que era imposible, que no había notado nada y que, incluso, estaba entrenando para presentarse a las pruebas físicas para entrar en un cuerpo o fuerza de seguridad. La madre la acompañaba y su estupor fue mayúsculo.
El dcotor Raúl Villasevil ginecólogo del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Foto cedida
Para un sanitario de la ginecología saber en ese momento si se trata de una negación involuntaria o voluntaria del embarazo no es fácil, pero en opinión de Villasevil, “suelen ser mujeres jóvenes con un embarazo no deseado”, señala a EFE Salud.
El médico del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Clínico San Carlos afirma que es más habitual que este desconocimiento del embarazo se de en los primeros meses de gestación y en mujeres con bajos niveles hormonales que apenas den síntomas, como ausencia de nauseas o hinchazón del pecho, y además tengan reglas irregulares, por lo que estar unos meses sin menstruación no es nuevo para ellas.
La realidad es que se trata de un embarazo sin control médico, con los consiguientes riesgos para la madre y para el bebé.
“No sabes si esa mujer tiene algún problema en las analíticas, si tiene alguna enfermedad infecciosa, si ese feto está mal formado o no lo está, ni siquiera sabes si viene de cabeza o de nalgas hasta que no está de parto”, y sin pasar los controles habituales de riesgo de síndrome de Down, de diabetes gestacional o de preclampsia.
“Es como si los nueve meses de embarazo lo hubiera pasado en una cueva”, concluye el ginecólogo.