Ciencia y Salud
Los anticuerpos maternos restan eficacia a la vacuna contra la malaria en bebés

Los resultados, publicados en The Lancet Infectious Diseases, sugieren que bebés más pequeños de lo recomendado actualmente por la OMS (a partir de 5 meses) podrían beneficiarse de las vacunas contra la malaria RTS,S y R21 si viven en zonas con baja transmisión de malaria, donde las madres tienen menos anticuerpos contra el parásito Plasmodium Falciparum .
Se trata del primer estudio que examina el efecto combinado de la edad, la exposición previa individual y los niveles basales de anticuerpos específicos de la vacuna, ya sea transferidos pasivamente de la madre al bebé o adquiridos activamente.
La malaria, también llamada paludismo, es una enfermedad infecciosa parasitaria que transmite el mosquito Anopheles.
Los primeros síntomas pueden ser leves, similares a los de muchas enfermedades febriles y, por eso mismo, difíciles de reconocer como indicativos de paludismo. De no tratarse, puede desembocar en un cuadro clínico grave y causar la muerte, en especial en niños y mujeres embarazadas.
La llegada de las vacunas a África
Los países de África, donde se concentra el 90 % de los casos, están implementando las dos primeras vacunas contra la malaria RTS,S/AS01E y la más reciente R21/Matrix-M para proteger a la población infantil contra la malaria causada por el Plasmodium Falciparum.
Ambas vacunas están dirigidas contra un fragmento de la proteína del parásito llamada circumsporozoito (CSP) y se recomiendan para niños y niñas de 5 meses o más al momento de recibir la primera dosis.
¿Por qué son menos eficaces las vacunas en algunos bebés?
“Sabemos que la vacuna contra la malaria RTS,S/AS01E es menos eficaz en bebés menores de cinco meses, pero la razón de esta diferencia sigue siendo objeto de debate”, explica Carlota Dobaño, que dirige el grupo de Inmunología de la Malaria de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “La Caixa”.
Para investigarlo, Dobaño y su equipo analizaron muestras de sangre de más de 600 menores (bebés entre 5 y 12 semanas de edad y entre 5 y 17 meses) que participaron en el ensayo clínico de fase 3 de RTS,S/AS01E.
Con una técnica de microarrays, midieron los anticuerpos frente a 1.000 antígenos del parásito Falciparum antes de la vacunación para determinar si la exposición previa a la malaria y la edad influían en la respuesta a la vacuna.
“Este enfoque de microarrays nos permitió medir con precisión la exposición a la malaria a nivel individual, incluyendo la exposición materna en el caso de los bebés menores de 12 semanas y las infecciones pasadas en el caso de los bebés mayores de cinco meses”, especifica Didac Macià, investigador de ISGlobal y primer autor del estudio.
El papel de los anticuerpos maternos
El análisis de anticuerpos contra el parásito Falciparum en aquellos que habían recibido una vacuna de control en lugar de la RTS,S/AS01E reveló un patrón “típico de exposición”, con niveles elevados en los tres primeros meses de vida debido a la transferencia pasiva de anticuerpos maternos a través de la placenta, un descenso durante el primer año de vida, y luego un aumento gradual como resultado de infecciones adquiridas de manera natural.
En los mayores de 5 meses vacunados con RTS,S/AS01E, los anticuerpos resultantes de una infección natural no afectaron a la respuesta de la vacuna.
Sin embargo, en los bebés menores de 12 semanas niveles elevados de anticuerpos transmitidos por la madre durante el embarazo se asociaron con una menor respuesta a la vacuna.
Los mecanismos por los cuales estos anticuerpos maternos hacen interferencia con la vacuna no se conocen del todo, pero se ha observado el mismo fenómeno con otras vacunas, como la del sarampión.
Estos resultados confirman algo que ya se sospechaba pero que no se había demostrado claramente: a pesar de su papel protector, los anticuerpos maternos que disminuyen en los primeros tres a seis meses de vida, pueden interferir en la eficacia de la vacuna.
Cuanto mayor sea el nivel de transmisión de la malaria, más anticuerpos maternos se transmiten al bebé, resultando en una menor eficacia de la vacuna.
Los resultados también sugieren que los bebés menores de cinco meses pueden beneficiarse de la vacuna RTS,S/AS01E o R21 en áreas de baja transmisión de malaria, durante brotes en regiones sin malaria, o en poblaciones migrando hacia una zona de alta transmisión.
“Nuestro estudio destaca la necesidad de considerar el momento y los niveles de anticuerpos maternos contra la malaria para mejorar la eficacia de la vacuna en los bebés más pequeños y vulnerables”, afirma Gemma Moncunill, investigadora de ISGlobal y coautora principal del estudio, junto con Dobaño.
En la investigación también han colaborado siete centros africanos (CISM-Mozambique, IHI-Tanzania, CRUN-Burkina Faso, KHRC-Ghana, NNIMR-Ghana, CERMEL-Gabón, KEMRI-Kenia).
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Ciencia y Salud
La resistencia global de las bacterias a los antibióticos aumenta y la OMS habla ya de amenaza
Entre 2018 y 2023, la resistencia de las bacterias a los antibióticos, a menudo fruto del mal uso de éstos, ha aumentado un 40 %, o un promedio anual de entre el 5 % y el 15 %, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera este fenómeno una de las grandes amenazas sanitarias del futuro.
Según los últimos datos reportados este lunes por GLASS, el sistema de supervisión de resistencia a los antimicrobianos de la OMS, una de cada seis infecciones de las bacterias a las que esta red está haciendo un seguimiento mostraron resistencia a tratamientos con antibióticos.
La situación es especialmente alarmante en regiones como África, donde una de cada cinco infecciones mostró resistencia a los antibióticos, o en Asia y Oriente Medio, donde la tasa es de una de cada tres.
Más rápido que los avances clínicos
Para el estudio se testaron 22 antibióticos utilizados comúnmente para infecciones del tracto urinario, el gastrointestinal, el sistema sanguíneo o para tratar la gonorrea.
En él se pone a prueba la resistencia de ocho bacterias igualmente frecuentes en ese tipo de infecciones, entre ellas la E.coli, la salmonela, el estafilococo aureus o el estreptococo pneumoniae.
“La resistencia a los antimicrobianos está creciendo a un ritmo más rápido que los avances de la medicina moderna”, advirtió al presentarse el estudio el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Esa resistencia a antimicrobianos, que incluye la de bacterias a antibióticos pero también la de virus a antivirales o la de hongos a los fungicidas, influye en casi 5 millones de muertes anuales por infecciones, y se considera causa directa en 1,27 millones de casos, según los datos de la OMS.
Las dos bacterias más resistentes
Las bacterias que según la agencia sanitaria de la ONU están mostrando cada vez mayor resistencia a los antibióticos son la E.coli y la Klebsiella pneumoniae, dos de los patógenos con mayor riesgo de infecciones graves.
Más del 40 % de las bacterias E.coli estudiadas y un 55 % de las K.Pneumoniae son resistentes a cefalosporinas de tercera generación, el antibiótico más habitual para responder a las infecciones que causan.

La resistencia a antibióticos de amplio uso obliga a recurrir a otros de último recurso, a menudo costosos, o de difícil acceso en los países en desarrollo.
Una de las pocas noticias positivas del estudio es que cada vez más países están colaborando en él, con 104 países participantes en la última edición frente a solo 25 en 2016, aunque aún faltan por unirse un 48 % de las redes sanitarias de los Estados miembros de la OMS.
Consecuencias de la salida de EE.UU.
La organización insiste en que una de las claves para combatir este fenómeno es abstenerse de usar antibióticos para cualquier infección bacteriana.
“Los pacientes no deben pensar que tener fiebre es ya una razón para recibir un antibiótico, y deben confiar en su médico o profesional sanitario”, destacó al presentar los datos el director del Departamento de Resistencia Antimicrobiana de la OMS, Yvan Hutin.
Las vacunas y normas sencillas de higiene, como el frecuente lavado de manos, son otras armas para prevenir las infecciones bacterianas, recordó.
La OMS subraya que sus problemas financieros actuales (fruto entre otros factores de la salida de Estados Unidos de la organización) han obligado a reducir el personal de la agencia encargado de estudiar la resistencia antimicrobiana.
Otra mala noticia para la lucha contra esta amenaza sanitaria es la reciente clausura del Fleming Fund, importante iniciativa del Reino Unido en este campo.
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Ciencia y Salud
¿Compartimos rasgos psicológicos con los animales? Sí, pero a los humanos nos sobra agresividad
Estudiar el comportamiento de los animales nos ayuda a entender y responder preguntas sobre el comportamiento humano y su evolución, señala en una entrevista con EFEsalud, el catedrático de Psicobiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, el biólogo Fernando Colmenares.
“Los animales -explica- tienen estados mentales, tienen emociones, tienen motivaciones, tienen un soporte psicológico para su comportamiento. Pero estos mecanismos no alcanzan la sofisticación que tienen los humanos y eso explica por qué nuestra psicología es muy distinta a la de los animales pesar de que tengamos rasgos compartidos”.
Y es que en la evolución humana los mecanismos psicológicos “se han complejizado” y la inteligencia y el comportamiento cooperativo, que nos han hecho llegar más lejos que ninguna otra especie, también nos han dotado de “un lado oscuro, inhumano y cruel”, apunta.
“Somos la única especie capaz de mostrar un comportamiento de crueldad, como puede ser la tortura o el comportamiento genocida”, según el experto, que alude a las guerras y otros conflictos entre pueblos desde el inicio de los tiempos hasta los actuales, como Gaza, Somalia o Ucrania, entre otros.
Aunque tenemos “un lado brillante y altruista”, también hay sombras: “Solo nosotros somos capaces de deshumanizar a otras personas, de etiquetarlos de tal manera que les privamos de dignidad y somos capaces de acabar con ellos”.
Agresión reactiva y proactiva
Según el etólogo, rama de la Biología que estudia el comportamiento de los animales, al comparar los modos agresivos en la especie humana con los de otras especies, tenemos en común dos formas de agresión:
- La agresión reactiva: la que surge cuando alguien se siente amenazado, cuando se defiende y, por tanto, responde con una sobrecarga emocional.
- La agresión proactiva: “Es esa reacción propia del cazador, no hay emociones más allá de conseguir un objetivo, como abatir a un depredador o derrotar a un individuo de otro grupo enemigo con el que estamos compitiendo”.
Para convivir en grupos tan complejos, los humanos han experimentado un proceso, la autodomesticación: desarrollar un incremento de la tolerancia entre los individuos del grupo y una rebaja del comportamiento agresivo del tipo reactivo.
“Nos hemos amansado pero, fundamentalmente, para facilitar la cohesión dentro de nuestro grupo”, indica Fernando Colmenares.
Sin embargo, lo que no se ha rebajado en la historia evolutiva del hombre es la agresión proactiva, “la que se acomete con la cabeza fría”.
“Cuando competimos con individuos de otros grupos, que no comparten nuestros valores culturales y consideramos que no son como nosotros, somos capaces de demostrar comportamientos extraordinariamente violentos “, apunta.
Y a pesar del desarrollo y de la civilización, en esa agresión proactiva “hemos evolucionado muy poco”.

La importancia de la empatía
El catedrático pone el ejemplo de la empatía “como un mecanismo que frena el comportamiento violento hacia otros individuos, es decir, sentir compasión”.
Pero las investigaciones demuestran que la empatía es vulnerable y que podemos carecer de ella desde el momento en que no identifiquemos al alguien como parte de nuestro propio grupo.
“Todavía hay muchos mecanismos que van por detrás en la evolución de la especie y que imposibilitan que aquello que tenemos tan positivo y que nos hace tan humanos, en realidad sean mecanismos aún muy vulnerables a situaciones ambientales en las que nosotros podamos justificar no ser empáticos y, de hecho, ser violentos“, resalta.
Pero incluso dentro de un mismo grupo, personas “que no son del mismo género o sexo” pueden ser vistos como enemigos y activarse “comportamientos vejatorios, violentos y coercitivos”, como ocurre por ejemplo con la violencia machista o la homofobia.
Control cerebral
La evolución también ha sido biológica y hemos desarrollado un cerebro que permite a los humanos tener más mecanismos de control.
“Un control extra que inhiba respuestas que se consideran inadecuadas en una sociedad civilizada y que no tienen otras especies. Así y todo, hay estímulos que hacen que esos mecanismos fallen y terminemos por justificar moralmente un comportamiento que en otras condiciones sería inadmisible”, argumenta Fernando Colmenares.
¿Y la psicología de nuestras mascotas?
El etólogo explica que los animales que hemos domesticado, las mascotas que conviven con nosotros, “son el resultado de la selección artificial” de las personas.
“Hemos seleccionado en cada generación qué características queríamos que tuvieran para que nuestro bienestar personal y egocéntrico fuera maximizado. Solamente dejábamos que se reprodujeran aquellos que eran más dóciles, aquellos que respondían a nuestras expectativas, a nuestros deseos. Es decir, nos rodeamos de animales, de mascotas que hacen que nuestras vidas sean más felices”.
Y esas mascotas “son más competentes psicológicamente para entender nuestras señales que los chimpancés que, biológicamente, están más cercanos a nosotros”, asegura.

Pero insiste en la diferencia psicológica entre humanos y animales y en eso se distancia de la etóloga Jane Goodall, fallecida el pasado 1 de octubre, famosa por sus investigaciones con primates.
“Merece ser reconocida y honrada por su contribución a esa cosmovisión que enfatiza el respeto por el resto de las formas de vida y por el bienestar de los animales no humanos, y que apela a nuestra conciencia para luchar por la conservación de la biodiversidad”, apunta.
Sin embargo, el catedrático de Psicolobiología de la Universidad Complutense precisa: “Ella defendió una visión en la que los animales sienten sus emociones como las sentimos los humanos, que sus funciones mentales son como las nuestras, en particular las de los chimpancés”.

EFE/EPA/CHRISTOPHE PETIT TESSON
Considera que “este antropomorfismo radical en realidad fue antropocéntrico y Disneysiano”, en relación a los dibujos de animales de Walt Disney, “ya que trata a los animales no humanos como si fueran versiones prácticamente idénticas de nuestra especie. Y justificar la defensa de los no humanos a que son como nosotros es sin duda un argumento antropocéntrico”.
“Pero -concluye Fernando Colmenares- hay muy poca base científica para afirmar que los mecanismos psicológicos que explican nuestro comportamiento son los mismos que explican comportamientos funcionalmente parecidos de otras especies”.
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Ciencia y Salud
¿No usas gafas de sol? Te expones a muchos riesgos, desde cataratas hasta tumores
Hace unos días el futbolista del Atlético de Madrid Marcos Llorente defendió, en unas declaraciones a la Cadena COPE, el uso de gafas con cristales amarillos para proteger la visión en interiores, pero, a pesar de los riesgos que entraña, también aseguró que no usaba gafas de sol en la calle porque “no dejan que entren los rayos necesarios”.
“Yo no llevo nunca gafas de sol, ni se deberían llevar”, aseguró el futbolista, que ya en otras ocasiones ha hecho manifestaciones polémicas, como su defensa del callo solar.

La evidencia científica
Desde la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), el doctor José Antonio Gegúndez subraya a EFEsalud que los riesgos de la exposición al sol sin protección en los ojos “son muchos”.
“La mayor incidencia de cataratas, de degeneración macular, y con la exposición a largo plazo la aparición de tumores a nivel de la superficie ocular”, afirma el oftalmólogo, quien es el secretario general de la SEO.
No es que sea la causa, especifica el doctor, pero sí “es un factor desencadenante de este tipo de patologías”.
¿Y qué les ocurre a los ojos con la exposición solar sin protección? Según explica el experto, por estar en la calle unas horas, días o un mes sin gafas de sol cuando hay luz solar “no va a pasar nada” en esos momentos porque los riesgos son a largo plazo, cuando pasan los años.
“Los riesgos acumulados son sobre múltiples estructuras del ojo, desde la superficie y pueden favorecer la aparición de determinadas neoplasias”, añade Gegúndez.
El no llevar gafas de sol también puede acrecentar los síntomas del ojo seco.
Aclara que, en ocasiones, si la incidencia del sol es muy intensa, sobre todo cuando se refleja en una superficie muy clara, como la nieve, tener los ojos expuestos aunque sea por poco tiempo puede causar dolorosas lesiones en la córnea, como queratitis inflamatoria, fruto de los rayos ultravioleta.

¿Siempre?
“No digo que se utilicen gafas de sol a todas horas en exteriores pero sí a determinadas horas del día, en determinados periodos estacionales, en determinadas latitudes, donde la incidencia de los rayos de luz es muy vertical y puede producir unos efectos más intensos”, expone el secretario general de la SEO.
Las gafas de sol homologadas, con filtros ultravioleta adecuados, son una medida preventiva “totalmente aconsejable” para evitar riesgos y proteger la salud de los ojos.
“Eso es algo que siempre lo defenderemos y así se lo transmitimos a la gente, que lo sepa bien”, destaca Gegúndez, quien además insiste en que cada uno “tiene que hablar de lo que sabe” y que las manifestaciones del futbolista del Atlético “carecen de fundamento y de evidencia científica“.
Gafas amarillas
Sobre la defensa de Llorente de las gafas con cristales amarillos, el oftalmólogo indica que se trata de una “excentricidad”.
Abunda el secretario general de la SEO en que las gafas con filtro amarillo se utilizan en personas con degeneración macular con muy baja visión para que tengan un mejor contraste y vean algo mejor de lo que ven.
También son útiles para aquellos jóvenes con distrofia retiniana, como una retinosis pigmentaria, porque aumentan la sensibilidad al contraste y les pueden permitir, dentro de lo mal que ven, intuir las formas.
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