Ciencia y Salud
La bioquímica con autismo que de niña preguntó si había «un manual de instrucciones para humanos»
y terminó escribiendo el premiado libro «Cómo ser humano»
8 marzo 2023

«Cuando llevaba cinco años viviendo en la Tierra, empecé a pensar que estaba en el lugar equivocado. Que me había pasado mi parada.
Me sentía como una extraña entre mi propia especie: alguien (…) que compartía una misma apariencia con el resto de humanos, pero ninguna de sus características fundamentales (…)
Acudí a una de las pocas personas que pensaba que, tal vez, me entendería.
—Mamá, ¿hay algún manual de instrucciones para humanos?
Me miró perpleja.
—Sí, ya sabes… una guía, un libro que explique por qué las personas se comportan como lo hacen.
No estoy segura —descifrar las expresiones faciales no era, no es y nunca ha sido mi fuerte—, pero en aquel momento creo que fui testigo de cómo el corazón de mi madre se hacía añicos.
—No, Millie.»
Así, comienza Camilla Pang el libro «Cómo ser humano. Lo que la ciencia nos enseña sobre la vida, el amor y las relaciones«*.
Esa es la edición en español de su obra «Explaining Humans: What Science Can Teach Us about Life, Love and Relationships«, que en 2020 obtuvo el prestigioso premio de la Real Sociedad de Ciencia de Reino Unido.
Con 28 años, se convirtió en la ganadora más joven del galardón que anteriormente reconoció a científicos como Stephen Hawking.
«Tengo TEA (Trastorno del Espectro Autista), TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizada)», escribió.
La autora, quien se especializó en bioinformática traslacional y tiene un doctorado en Bioquímica de la University College de Londres, conversó con BBC Mundo.
En el Día de la Mujer, te contamos su historia y cómo descubrió que su «curioso cóctel de neurodiversidad es una ventaja, un superpoder«.
La ciencia
«Construí muchos de mis mecanismos para lidiar (con las situaciones) utilizando la ciencia. Ella me ayudó a crear mi sensación de seguridad, era la forma en que yo veía el mundo», cuenta a BBC Mundo.

No se trataba solo de números, sino «de las relaciones entre las cosas y de cómo encajaban entre sí».
Sintió que podía encasillar «a los humanos» en esos esquemas porque era la única forma en que los podía ver interactuar.
Pero a medida que crecía, se dio cuenta de que hay «muchos matices«, no solo en los humanos, sino en el proceso científico.
«Eso me hizo sentir muy decepcionada porque sabía que me estaba perdiendo algo y si hay algo con lo que me cuesta quedarme tranquila es cuando sé que hay algo que no he considerado».
Pese a «todo el trabajo» que había hecho por tratar de poner todo «en su lugar», se desilusionó.
«Pensaba que iba a poder aliviar mi ansiedad, pero lo que sucedió es que comencé a tener más ataques de pánico y a darme cuenta de que obviamente no lo sabía todo, al punto de no saber cómo navegar mi día, cómo armarlo cuando me despertara en la mañana para saber qué hacer».
«Por un tiempo perdí la fe en mis propias reglas, pero nunca en mi capacidad de aprender y creo que esta es una de las razones por las que simplemente seguí intentándolo».
Y así -escribió- cuando tenía 17 años comenzó a sentirse humana «por primera vez».
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Su libro es una combinación de varios elementos y experiencias.

«Fue principalmente una colección de objetos y notas e incluso diría de posiciones de muebles en mi habitación que me ayudaban a contar la historia de mi día, de mis pensamientos y narrar lo que estaba pensando esa semana», le dice a BBC Mundo.
«Cuando realmente me senté a escribir, supongo que sin la intención (de hacer un libro), lo hice en mis diarios y libretas, garabateé en libros de ciencia».
Se convirtió en «un placer culpable» que terminó plasmando en su tesis de doctorado.
«Pensé que era tan relevante para este proyecto en que se transformó mi vida que no podía separar las dos cosas».
Su supervisora le dijo: «Esto es muy bueno, pero no es tu tesis» y, aunque se sintió «avergonzada», no olvidó ese texto.
«En realidad era la parte de mí que también quería contarle a la gente, así que pensé que tenía que poner todo eso en algún lugar, quería convertirlo en algo con lo que pudiera ayudar a alguien, porque siempre me sentí rezagada y nunca me percibí como que podía ayudar».
Y así comenzó a darle forma al libro, a buscar un agente literario y a pensar en la idea de lograr un contrato de publicación.
La llave
La ciencia le dio «una lente para comprender el comportamiento humano» y ver el mundo.
Se convirtió en su «paleta» desde la cual lo observaba. «Me ayudó a colorear mi mundo para que todo tuviera su propia forma, su propio lugar en mi mente».

Aunque le gustan los números, confiesa que no es su fanática. «Soy una persona bastante visual».
Así, la ciencia le ayudó a visualizar su «lugar» dentro del mundo «al hacerme consciente de los procesos, de cómo las cosas podrían comportarse y las diferentes condiciones en que lo hacían».
Tratar de entender el funcionamiento del mundo, «de todo lo que me rodea», le dio el punto de partida para determinar a dónde ir «a continuación».
La ciencia, indica, fue la llave que le permitió abrir las puertas que de otro modo estarían cerradas para ella.
«Me dio la confianza para validar mi propia percepción del mundo y para investigar, me ofreció un proceso en el que podía trabajar e interactuar con la gente», cuenta a BBC Mundo.
Y algo «muy poderoso» también
«Me permitió hacer algo que a muchas personas les cuesta cuando enfrentan situaciones en la vida que son inciertas, que las abordan de manera muy personal. Yo he conseguido hacer una separación, aunque también me lo puedo llegar a tomar muy personal, sé que todo es un experimento«.
«Todos hacemos nuestro mejor esfuerzo y creo que, como científico, cuando intentas investigar por qué algo es de cierta manera, no puedes tomártelo como algo personal».

«Me ha ayudado a tener esa mentalidad de experimentación que, para ser honesta, me ha permitido aguantar muchas de las fricciones que recibí de la gente».
«Aunque alguien fuera cruel conmigo, podría racionalizar las cosas con bastante rapidez y no tomármelo de manera personal».
«Creo que eso es muy poderoso y no lo sabía entonces, pero ahora me doy cuenta de que me dio esa protección para ver las cosas objetivamente, para que no me lastimaran tanto».
Aún así, lograban intimidarla, pero le dio una «capa extra de piel, más gruesa, porque sabía que solo eran parte del mundo en el que vivía».
«No fue fácil, pero todavía ayuda mucho».

Si los humanos son ambiguos, contradictorios y confusos, la ciencia es fiable y clara. La ciencia no miente, oculta sus intenciones o habla a tus espaldas

Como las proteínas
Escribió que lo que le costó entender a los 15 años al observar a otras personas, empezó a tener sentido cuando puso bajo el microscopio células que contenían proteínas.
Y, para explicar ese punto, nos recuerda que cuando comenzó a escribir el libro tenía «la mentalidad de una chica de 17 años».

«Estaba en esa edad en la que todo el mundo seguía estereotipos, en la que todos intentaban ser algo que no eran porque eso es parte de ser adolescente».
«Vi las limitaciones de cómo las personas se encasillaban en categorías y no aprovechaban sus habilidades para adaptarse en una etapa en que más lo necesitábamos», le explica a BBC Mundo.
Y lo relacionó con un partido de fútbol y con que los jugadores se desenvuelven de manera diferente según el entorno, la posición y el equipo.
«Son como proteínas», pensó, evolucionan según el contexto, son versátiles.
Esa asociación le permitió construir «un modelo más flexible» de cómo las personas se comportan en condiciones diversas.
«Lo que me dijeron (las proteínas) es que puedes tener una función, pero eso no significa que sea para siempre y creo que eso puede ser bastante aliviador, especialmente cuando en estos días todos intentan ser una cosa y piensan que eso es todo. En realidad no lo es».
Adiós a la perfección
Un capítulo se lo dedicó a cómo olvidarnos de la perfección y a cómo la teoría de la termodinámica se convirtió en una de sus guías.
«Ese capítulo refleja cuando, pragmáticamente hablando, estaba aprendiendo a elegir mis batallas».
«Cuando estás en un lugar en el que todo está en una escala de hipersensibilidad, necesitas escoger tus luchas para saber a qué responder y, algunas veces, para crear orden en el caos».
Y es que «el universo es muy caótico», dice.

«Este capítulo lo usé como una analogía de mi habitación desordenada y de cómo cuanto más orden creaba en mi vida y cuanta más organización había en mi cerebro, más desordenada estaba mi casa».
«Este capítulo me enseñó que a veces podemos pensar que somos un desastre, pero crear orden en nuestra vida siempre causa desorden en otro parte«.
«Mucha gente piensa que hay que elegir el trabajo, la vida, la familia, esto, aquello (todo al mismo tiempo), pero me parece que es un poco de mito».
Cree que tenemos la opción de enfocarnos en algo en un determinado momento, pero concentrarse en todo es imposible, y que la idea de la perfección puede causar mucho daño.
«Mucha gente aspira a tener esta mentalidad de productividad, de abundancia, de progreso. Todas esas palabras de moda que a la gente le encanta, que absorbe de las redes sociales, pero ¿para qué?»
«No importa cuán grande sea tu casa, ni cuánto dinero tengas, ni cuánto creas que sea necesario poseer, siempre serás víctima de una lucha: ¿Qué es lo que realmente quiero hacer? ¿Qué es lo realmente importante para mí?»
«Y al final, tenemos que elegir, lo cual está bien, es lo bello de ese proceso y no es que tengamos que aferrarnos a lo que escojamos«.
«La perfección es insostenible, puedes tenerla por un momento, pero la evolución no es perfecta, es adaptable y eso es lo que cuenta».

Acepta la humana inevitabilidad de que mejorar en la vida es un proceso lento y gradual. Y, pase lo que pase, no demonices lo que te hace diferente. Acéptalo, como yo, como tu superpoder innato

Como un prisma
Describe que con Asperger, hay momentos en que «todos tus miedos te ciegan como un potente rayo«.
Pero también escribió que, en general, «con el filtro adecuado», podemos racionalizarlos y «verlos desde una nueva perspectiva».
«Hay un cierto elemento de discapacidad cuando tienes miedo», señala en nuestra entrevista.

Aunque reconoce que algunas personas se sienten poderosas al experimentarlos, otras no.
«A veces lo que tienes que hacer es ir más despacio porque cuando eres autista, hipersensible o no has sido diagnosticado, tienes que ser capaz de reconocerlo inmediatamente».
«Aunque puedas ver cosas físicamente, es como si estuvieras ciego, no puedes pensar, tu mente está congelada».
Cuenta que encontró absolutamente hermoso que la luz blanca se refracta cuando se expone a un prisma y se descompone en los diferentes colores del arco iris.
«Fue algo que vi en el dormitorio de mi madre: la refracción de la luz en sus diferentes componentes me alivió, me ayudó a analizar mis propios miedos y a separarlos poco a poco, pedazo por pedazo.
Y eso me permitió ver los distintos ingredientes del siguiente paso que debía tomar, porque si todo se mezcla, realmente no sabes por dónde empezar».
«Para procesar algo que de otro modo es cegador, debes bajar la velocidad y supongo que ser un prisma».
Los mitos
Pang está tratando de desafiar los mitos sobre la neurodivergencia y hay varios sobre el autismo con los que quiere acabar.
El autismo en las niñas se presenta de una manera muy diferente a la de los niños, empieza.

«Por esa razón, creo que muchas mujeres no están bien diagnosticadas».
«Es necesario enfocarse en el diagnóstico de los distintos tipos de síntomas y cómo se manifiestan en contextos diversos. Un ejemplo de esto es que en el caso de las mujeres, se enmascara de manera muy distinta».
«Esto también puede verse en comunidades donde conviven razas diferentes, porque partimos de que la mera forma de vivir y de existir ya es cuestionada por personas poco amables, racistas».
«Esto te hace actuar con cierta cautela y al tener que partir de ese nivel de precaución, también vas a enmascarar y presentar estos síntomas de manera muy distinta».
«Y esta es una de las razones por las que creo que el autismo está muy sesgado hacia los hombres blancos -como sucede en todos los demás sistemas- pero hablando específicamente del autismo, se trata de un trastorno social.
«Y quiero resaltar esto porque cómo se presenta depende del entorno y también de la persona en cuestión».
La empatía
«La empatía viene en diferentes formas y el hecho de que hice todo lo posible para comunicar este libro, simplemente por mi deseo de ayudar, para empoderar a la personas, darles la voz y las palabras que necesitan para sentir que vale la pena, creo que es genial».

«Y es que hay muchos mitos sobre el autismo: que no te puedes comunicar, que no hay empatía, que no podemos amar, que no nos enamoramos. Eso no es cierto en absoluto«.
«Es como la gente con depresión, claro que quieren amor, pero a veces no tienen las herramientas mentales en ese momento para saber qué hacer para conseguirlo».
«Eso es muy doloroso porque a veces no solo no sabemos cómo obtenerlo, sino que la gente piensa que ni siquiera estamos interesados».
«No es porque no nos importe o no queramos. Esto es precisamente lo que más queremos«.
La humildad
Pang nos habla del descubrimiento más bonito, sobre ella y los demás, que hizo con su libro.
«La gente es bastante divertida».
Puedes tomarte todo muy en serio, «especialmente cuando todo lo que te rodea es importante e intentas calcularlo todo, te puedes volver bastante intenso».
Pero «en los momentos en que las cosas no tienen sentido, solo necesitas tener humildad«, como observador y como persona.
Hay que disfrutar, dice. «En realidad, son las pequeñas cosas y sé que suena muy cursi, pero es así».
«En definitiva, se trata, sin importar dónde estés, de saber que tienes apoyo y que las personas que están ahí para ti son las que realmente hacen tu vida«.
«Creo que el descubrimiento más bonito es la humildad, lo suaviza todo, y no es que no haya que tomarse la vida en serio, es aprender a darle humor a las cosas».
Ciencia y Salud
Alimentos ultraprocesados en la diana: qué son y por qué resultan tan nocivos para nuestra salud
La salud pública ha colocado los alimentos ultraprocesados en el centro de la diana a raíz de un especial publicado en la revista científica The Lancet, que los ha tildado de “nuevo tabaquismo”. España, de hecho, es uno de los países en donde más ha aumentado su consumo: se ha triplicado en 30 años.
Cuenta a EFE una de las investigadoras del especial de The Lancet, Renata Bertazzi, actualmente en la Universidad de Salamanca, que los datos atribuidos a España proceden de encuestas hechas en 1990, 2000 y 2010, por lo que infiere que “con la tendencia de crecimiento observada, es posible que el consumo actual sea aún mayor».
¿Pero qué son los alimentos ultraprocesados, convertidos en dominantes en las dietas actuales tanto en los países desarrollados como en los emergentes a pesar de los conocidos efectos adversos que provocan en la salud de las personas?
Ultraprocesados: alto contenido de azúcares añadidos
Según la clasificación NOVA, que divide los alimentos según la naturaleza y objetivos del proceso industrial a los que se les somete, los ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas principalmente a partir de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, combinadas con aditivos, colorantes, saborizantes o emulsionantes.
No contienen ingredientes integrales reconocibles y suelen tener un alto contenido de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y aditivos químicos.
Entre los ejemplos más comunes se encuentran la bollería industrial, los refrescos azucarados, los embutidos, las comidas rápidas, los cereales de desayuno azucarados, las patatas fritas de bolsa y los productos precocinados congelados.
Estos alimentos, listos para consumir y de larga duración, ofrecen ventajas comerciales frente a los frescos, pero a costa de su valor nutricional.
¿En qué se diferencian de los alimentos procesados?
En la web de la Asociación Española de Nutrición y Dietética, antes de abordar qué son los alimentos procesados y por qué se caracterizan, recalca que la transformación, o procesamiento, de los alimentos es “cualquier acción que altere sustancialmente el producto inicial’.
Se incluirían entonces aquellos alimentos “sometidos a algún tipo de tratamiento térmico (como la pasteurización), ahumado, curado, maduración, secado, marinado, extracción, extrusión, o a una combinación de dichos procedimientos”.
El objetivo de estos procesos, remarca, consiste en “mejorar la apariencia y/o el sabor del alimento, hacerlo comestible o prolongar su duración” sin comprometer la seguridad alimentaria.

Algunos ejemplos de alimentos procesados son las legumbres cocidas, las verduras congeladas, los yogures, las bebidas vegetales, la piña en conserva, las lechugas troceadas, lavadas y listas para consumir, el pan, los frutos secos tostados…
Añade la entidad, respecto a los alimentos ultraprocesados, que la diferencia con los procesados es una “línea bastante volátil”, aunque se relacionan los primeros con los que se han sometido a “un proceso de transformación industrial muy intensivo”, y si por lo general reciben conservantes, colorantes, edulcorantes, emulsionantes u otros compuestos dirigidos a hacer más atractivos su aspecto y su sabor, en ocasiones se les agrega azúcares añadidos, grasas saturadas, grasas trans y sal.
Estos últimos elementos los define la Academia como “los tres jinetes del Apocalipsis” por su relación directa con la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, por no hablar de cánceres.
Efectos en la salud
Enlazamos por tanto con las consecuencias que el consumo habitual de estos compuestos genera en la salud, basadas en estudios e investigaciones.
En España, por ejemplo, investigaciones del Proyecto SUN concluyeron que consumir más de cuatro raciones diarias de estos productos incrementa un 62 % el riesgo de mortalidad por todas las causas.
Otros trabajos han identificado efectos más específicos. En 2025, un estudio publicado en Cell Metabolism reveló que los ultraprocesados afectan la salud metabólica y reproductiva incluso sin un exceso de calorías, alterando hormonas y reduciendo la calidad del esperma.
E investigaciones de la Universidad Rovira i Virgili demostraron que su consumo modifica la microbiota intestinal, favoreciendo bacterias asociadas a enfermedades inflamatorias.
También se han observado vínculos con la salud mental. En Brain Medicine alertaron de la presencia de microplásticos en alimentos ultraprocesados, capaces de acumularse en el cerebro y posiblemente contribuir a trastornos como la depresión o la demencia.
En la infancia, su consumo se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, asma y alteraciones cardiometabólicas.
Medidas para limitar su venta y consumo
Ante la magnitud del problema, distintos países y organismos internacionales han adoptado políticas para reducir la exposición a estos productos.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan limitar su publicidad, especialmente dirigida a menores, e implementar impuestos a las bebidas azucaradas y etiquetados frontales claros.
México se ha convertido en un referente regional. Desde 2020 aplica un sistema de sellos de advertencia en los envases de alimentos y bebidas ultraprocesados, y en 2025 entró en vigor la prohibición de su venta en todas las escuelas del país.
Países como Chile, Perú y Uruguay han implementado políticas similares, incluyendo etiquetados frontales y limitaciones a la promoción de ultraprocesados.

En Europa, la United European Gastroenterology ha pedido restringir la publicidad de la “comida basura”, imponer recargos fiscales a los refrescos azucarados y promover dietas saludables basadas en frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
En España, un real decreto aprobado en abril de este año, sobre la alimentación en comedores escolares, prohíbe servir bebidas azucaradas, venderlas en las máquinas vending o en las cafeterías de estos centros. Y se eliminan las bebidas energéticas y los alimentos azucarados (la llamada bollería industrial).
En concreto, no se podrán vender productos que superen un contenido máximo de 5 gramos de azúcares por porción envasada y que incumplan los criterios recomendados por organismos como la OMS sobre los límites para la ingesta de grasas, azúcares y sal, apuntaba la normativa del Gobierno.
Recomendaciones
Los investigadores del especial de The Lancet apelan a los gobiernos a regular y reducir la producción, la comercialización y el consumo de ultraprocesados para salvarguardar la salud pública frente «a la poderosa industria de fabricación de ultraprocesados».
Entre sus recomendaciones: un etiquetado «más parecido al de una cajetilla de tabaco», que informe claramente de sus aditivos y del riesgo que suponen para la salud de forma bien visible en la parte frontal del producto.
La entrada Alimentos ultraprocesados en la diana: qué son y por qué resultan tan nocivos para nuestra salud se publicó primero en EFE Salud.
Ciencia y Salud
Proyecto CaMBIOAT, una iniciativa para mejorar la adherencia al tratamiento en cáncer de mama
La creación de protocolos proactivos, el impulso de herramientas digitales en el sistema sanitario, una formación más específica y un mayor apoyo psicooncológico son las soluciones que propone el Proyecto CaMBIOAT, una iniciativa para mejorar la adherencia al tratamiento en cáncer de mama.
Oncólogos, farmacéuticos, pacientes, psicooncólogos y enfermeros han participado en esta iniciativa que identifica hasta 28 barreras que impiden la correcta adherencia al tratamiento de las pacientes, dado que un tercio de ellas no sigue el tratamiento endocrino al cabo de cinco años y la adherencia disminuye en más de un 25 % en el primer año tras el tratamiento agudo.
La sobrecarga asistencial, el acceso desigual a los recursos, la baja percepción del riesgo de no continuar el tratamiento o el impacto emocional son algunos de los impedimentos que recoge el proyecto CaMBIOAT -Cáncer de Mama: Barreras e Intervenciones Omnicanal para un cambio en la Adherencia Terapéutica-, el cual pretende ser una “guía de información» en este ámbito.
“Hay que incrementar la formación para informar de manera adaptada a cada paciente”, ha señalado la oncóloga médica del Hospital Universitario de Navarra y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Susana de la Cruz, quién ha contado que en ocasiones estas mujeres “no son conscientes del riesgo que conlleva no tomar la medicación”.

Por ello, De la Cruz ha instado a fomentar la innovación digital en el sistema sanitario para que el profesional pueda conocer el seguimiento personalizado de cada una de ellas (…) “Sería interesante que pueda saltar una alarma si la paciente no ha ido a la farmacia, así como llevar algún tipo de conteo de su medicación”.
El oncólogo médico del Hospital 12 de Octubre y miembro fundador de SOLTI Young, Rodrigo Sánchez Bayona, ha hecho mención al “impacto en la calidad de vida” de las pacientes que reciben tratamientos hormonales y ha destacado la importancia del “acompañamiento con más detalle” desde la consulta.
“Hay falta de información real sobre si las pacientes toman la medicación y es importante contar con estos datos porque no es una inversión cara”, ha explicado Sánchez, quién considera que el acceso a la innovación sanitaria debe acompañarse del cumplimiento del tratamiento por parte del paciente.
Otros especialistas han señalado la educación sanitaria personalizada, el acompañamiento emocional continuo, la coordinación interdisciplinar, el empoderamiento de las pacientes y el acceso a recursos de los familiares y profesionales como parte de las soluciones en un contexto en el que “las pacientes con más riesgo son las que mejor cumplen el tratamiento”.
El proyecto, promovido por Lilly, -que colabora con EFE en la difusión de este contenido-, cuenta con la colaboración de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO), de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y del grupo académico de investigación clínica, SOLTI.
El cáncer de mama es el tipo de tumor más común en la población femenina española con 37.000 nuevos casos cada año -cien mujeres son diagnosticadas al día- y una tasa de supervivencia del 82,8 % a cinco años del diagnóstico.
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Ciencia y Salud
Claves de la decisión de EE.UU de retirar las advertencias sobre la terapia hormonal en la menopausia
Estados Unidos anunció hace unos días que eliminará las advertencias para la salud de la terapia hormonal para la menopausia, una decisión que supone «un cambio radical» en el tratamiento de las mujeres durante esta etapa «y una especie de rehabilitación científica» tras más de dos décadas de estigmatización de este tipo de fármacos.
Fue el pasado 10 de noviembre cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) anunció en rueda de prensa lo que consideró algo «histórico».
«El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. anunció hoy una medida histórica para restablecer el rigor científico en la salud de la mujer. Tras más de dos décadas de temor y desinformación en torno a la terapia hormonal sustitutiva, la FDA está comenzando a eliminar las amplias advertencias de recuadro negro de los productos de THS para la menopausia», señaló entonces la agencia sanitaria estadounidense.
En concreto, se refiere a actualizar el etiquetado de los fármacos de la terapia hormonal y eliminar las referencias a los riesgos de enfermedad cardiovascular, cáncer de mama y demencia probable.
«La FDA no tiene previsto eliminar la advertencia destacada sobre cáncer de endometrio para los productos sistémicos que contienen estrógenos solos», añadía la entidad estadounidense.
El estudio que lo cambió todo
Recordaba la agencia que las mujeres han usado la terapia hormonal durante décadas para aliviar los síntomas asociados a la menopausia.
Sin embargo, «su uso se desplomó a principios de la década de 2000» cuando la FDA incluyó advertencias destacadas en los prospectos tras un estudio de la Iniciativa de Salud de la Mujer (WHI, por sus siglas en ingles) que halló riesgo de cáncer de mama.
Pero el estudio «no era estadísticamente significativo» y la edad promedio de las mujeres participantes era de 63 años, más de una década superior a la edad promedio de una mujer que experimenta la menopausia. Además, a las participantes se les administró una formulación hormonal cuyo uso ya no es común.
En este sentido, la presidenta electa de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), Silvia P. González, abunda, en declaraciones a EFE Salud, en que, además, y entre otras cosas, las criticas a ese estudio señalaban que los resultados no estaban ajustados por factores de riesgo, como las enfermedades preexistentes.
«Estas mujeres, muchas de ellas, eran fumadoras obesas de bastante edad, con lo cual su riesgo ya de cáncer de mama podía ser alto. Y, además, pudo haber sesgo, porque hubo una tasa inusualmente baja de cáncer de mama en el grupo de placebo», indica González.
Y lo más revelador, sostiene la presidenta electa de la AEEM, es que un análisis posterior de los mismos datos del estudio WHI a 20 años, indicaba que en el grupo de mujeres que tomaban solamente estrógenos tras la menopausia conseguía una reducción de un 23 % del riesgo de padecer cáncer de mama y un 40 % menos de riesgo de morir por este tumor.
Una rehabilitación científica
Para la AEEM, la decisión de la agencia sanitaria estadounidense es una especie «de rehabilitación científica después de más de dos décadas de estigmatización» de la terapia hormonal sustitutiva para la menopausia.
Y es que las hormonas actuales como el estradiol o la progesterona micronizada, entre otras, si bien son sintéticas, son estructuralmente idénticas a las que produce el cuerpo de la mujer de forma natural. Y, desde luego, son muy distintas a las que se usaron en el estudio de la WHI hace 20 años, y con un perfil de seguridad muy mejorado.

En Europa
¿Y cómo afectará en Europa esta decisión? Según explica González, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) hace sus propias revisiones científicas y recomendaciones.
«Pero probablemente la EMA deba responder de alguna forma a este cambio, especialmente si se comienza a generar presión desde las sociedades médicas europeas y posiblemente pues así se haga, porque realmente estábamos esperando ya anuncios mucho más positivos de la terapia hormonal y mucho más equilibrados», puntualiza González.
En este sentido, lamenta que Estados Unidos y Europa estén «desalineados» en esta materia porque, en su opinión, lo que provoca es «confusión en las mujeres». De ahí que la AEEM trate de hacer lo que esté en su mano para armonizar las posturas regulatorias y que la evidencia científica, que es común, s etenga en consideración en Europa.
El daño «ya está hecho»
Las advertencias de los riesgos para la salud de la terapia hormonal sustitutiva en la menopausia en los últimos 20 años han generado una «desconfianza rotunda» en estos fármacos por parte de las mujeres, de hecho, en algunos países su uso llegó a descender hasta un 80 %.
La consecuencia de ese estudio de la WHI y de cómo se difundió (antes en los medios de comunicación que en publicación científica) provocó que «toda una generación de mujeres fuera privada de poder elegir si quería un tratamiento hormonal».
«Y esto generó consecuencias muy negativas para la salud y calidad de vida de las mujeres», asevera la presidenta de la AEEM y directora médica de Menoclínica.
Por eso, esta decisión de la FDA llega «tarde y el daño ya está hecho» a esa generación de mujeres que se ha visto perjudicada «pagando un alto precio» en su calidad de vida, como fracturas osteoporósicas o eventos cardiovasculares, entre otros.
Fármacos seguros
González hace hincapié en que probablemente no hay medicamentos tan estudiados a nivel mundial como los de la terapia hormonal sustitutiva.

De hecho, hay estudios que han reclutado a más de un millón de mujeres, con lo cual se sabe «muchísimo sobre sus riesgos y beneficios».
«El mensaje es que las hormonas no son el demonio. Desde luego tampoco son la panacea. Y esto también es muy importante, es una herramienta muy eficaz cuando se usa correctamente, con las pruebas adecuadas y en el momento oportuno», considera la presidenta electa de la AEEM.
¿Cuándo iniciar la terapia hormonal?
La indicación de la terapia hormonal es cuando existe sintomatología climatérica por la menopausia, que deteriora la calidad de vida de la mujer.
La recomendación, en este sentido, es iniciar la terapia cuando hay síntomas en los diez años posteriores a la menopausia. Lo ideal es hacerlo cuanto antes, mejor.
De esta forma si la mujer está sana y tiene síntomas que deterioran su calidad de vida, los beneficios superan a los riesgos potenciales. En concreto, se reduce un 50 % el riesgo de infarto, un 64 %, el de deterioro cognitivo y un 35 % de alzhéimer. Pero también, una disminución de determinados tumores, como el de colon.
«En mujeres que tienen patologías, pues depende. Ahí hay que elegir muy bien el tipo de tratamiento hormonal, la vía de administración, la composición exacta y valorar e individualizar mucho los casos», apunta González.
De hecho, la AEEM cuenta con un posicionamiento de casi 100 páginas sobre los criterios de viabilidad de la terapia hormonal, con las condiciones de salud clínicas y evalúa todos los estudios que han sido publicados para indicar, mediante un código semafórico, cuándo se puede utilizar o no el tratamiento hormonal.
«Siempre tiene que ser una decisión compartida entre médico y paciente, evaluando todos los factores de riesgo personales, la intensidad de los síntomas y, por supuesto, las preferencias de la mujer», sentencia la presidenta de la AEEM.
Informarse de fuentes fiables
Ante la repercusión mediática que ha tenido la decisión de la FDA, la presidenta electa de la AEEM hace hincapié en que las mujeres tengan en cuenta las fuentes de las cuales proviene la información, que tienen que ser de profesionales con formación específica de menopausia.
«Y no en influencers o celebrities, que no están cualificadas para emitir una opinión sólida al respecto, y que no se dan cuenta de que están haciendo muchísimo daño», destaca.
Por último, González insiste en que las sociedades científicas no dicen para todo el mundo tratamiento hormonal, «en absoluto».
«Ni lo hemos dicho nunca ni lo vamos a decir. Lo que sí decimos es que se les dé una visión equilibrada a las mujeres para que puedan elegir sin miedo, y se puede hacer una toma de decisiones compartida», insiste.
La entrada Claves de la decisión de EE.UU de retirar las advertencias sobre la terapia hormonal en la menopausia se publicó primero en EFE Salud.
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