Ciencia y Salud
Diez palabras esenciales del vocabulario del amor

“Con 41 años se me volvió a romper el corazón, pero entonces me cansé de seguir tropezando con la misma piedra y partir siempre de la misma casilla”, señala la psicóloga y escritora Elisenda Pascual, que nos da diez palabras clave del vocabulario del amor.
“Para querernos bien, necesitamos revisar nuestros patrones mentales, comprender nuestra historia y recursos personales, descubrir que nos impide vivir nuestra propia vida y a partir de allí construir nuevas posibilidades”, señala.
Pascual utiliza en su libro ‘Amor de piel adentro’, una treintena de palabras con fondo metafórico, que despiertan la curiosidad. Son palabras que funcionan como “portales” para entender y reinterpretar nuestra forma adulta de amar y vivir, anclada en nuestra infancia, y poder transformar nuestra vida.

Con su corazón dolido, Pascual escribió sobre el amor, sobre el camino más corto para dejar de sufrir; sobre las preguntas esenciales que surgen en ese proceso de duelo; sobre cómo sobrevivir ante las carencias y las ausencias y sobre cómo manejar sus heridas para que no dolieran tanto.
Escribir la ayudó a atravesar ese portal a lo nuevo, a indagar en lo que esperaba ser desvelado al otro lado, según confiesa.
Amor de piel adentro
El resultado de esa escritura es el libro ‘Amor de piel adentro’, donde ofrece claves para transformar nuestra vinculación con el concepto del amor, mirando nuestro camino con el anhelo de aprender, respetando todas y cada una de las personas que hemos sido a cada paso y descubriendo cuál es nuestro principal obstáculo para ser protagonistas de nuestra propia vida a través del vocabulario.
Esta psicóloga estructuró su libro tomando como referencia una treintena de palabras con un “fondo abierto y metafórico, que despiertan la curiosidad de nuestra parte infantil, estimulan nuestro imaginario y abren la posibilidad de construir una narrativa distinta”.
Son palabras que nos ayudan a recuperar la memoria, de quiénes éramos cuando nos estábamos construyendo como personas, en una etapa infantil en la que están ancladas buena gran parte de las decisiones, actitudes, conductas y hábitos de nuestra actual vida adulta y también el poder de transformarla, explica.
Palabras que funcionan como “una ventana, una puerta, una escotilla, a través de la cual las personas pueden mirar su historia personal, reprocesar una versión antigua de sí mismas y explicársela de modo distinto, que nos ayude y acompañe para conquistar la vida que queremos tener”, añade.

Vocabulario del amor: Diez “Palabras ventana”
Pascual enumera y comenta a continuación algunas de esas ‘palabras ventana’ que nos ayudan a mirar y mirarnos con ojos nuevos y desde un lugar que nos da seguridad, y nos acompañan para atrevernos a probar cosas nuevas en la vida y en el amor.
Infancia
“El concepto y la imagen que tenemos de nosotros mismos se construyen sobre los registros afectivos primarios. Si me amaron, la semilla del Amor estará disponible en mí. Si no lo supieron hacer, creeré que no lo merezco. En la adultez, atraeremos a personas que encajen en aquellos patrones y perpetúen nuestra narrativa interna sobre el Amor”, señala.
Perfección
“La autoexigencia es un camino de nunca acabar, sin descansos y en constante estado de alerta. Perpetúa la creencia de que nunca seremos suficiente. La perfección es un concepto totalmente desconectado de la realidad orgánica y analógica que habitamos y a la que llamamos Vida”, observa la autora en su vocabulario del amor.
Miedo
“Aprender a gestionar el miedo es lidiar con el cuestionamiento constante de si ‘las mariposas en el estómago’ son un mensaje de parar o de saltar. Lidiar con esta danza de polos es el desafío que el día a día nos coloca en el camino. No hace falta salir a buscar retos. El vivir lo es a cada instante. Las encrucijadas nos esperan en cada recoveco del destino”, puntualiza.

Mentiras
“Nos engañamos cuando seguimos soñando que el descanso está fuera, o depende de otras personas, de alguien que venga a socorrernos y a colmarnos. Obviamos que ahora ya somos adultos y merecemos liderar la transformación de nuestros patrones internos”, apunta esta especialista.
Espejos
“Verse en el otro solo es posible si nos desnudamos de resistencias. No todas, de algunas. Las suficientes como para dejar que el aroma del Amor y de la vulnerabilidad hagan su magia”, destaca la autora.
Transformación
“La transformación es crecer de dentro hacia fuera, dándonos el tiempo y el espacio para apagar el ruido externo y sintonizarnos con lo que pide brotar. Es responsabilizarnos de nuestras propias fronteras, comprender que merecemos espacios de respeto y de seguridad. Debemos seguir atentos a nuestra narrativa interna: a nuestras repeticiones y reacciones”, recomienda.
Conectar
“Conectar está en la base de nuestra naturaleza esencial. La sanación llega cuando elegimos entrar en el vínculo desde el merecimiento profundo. No desde la resistencia acorazada fruto del miedo, ni tampoco desde la apertura ‘naíf’ de exponerse sin límites. Es buscar el sano equilibrio entre el dar y el tomar”, reflexiona.
Abundancia
“Vivir desde la abundancia es estar abiertos a que la Vida nos mueva, nos sacuda y nos agite”, según Pascual. “Es sabernos capaces de sostener lo que hay fuera sin la necesidad constante de construir fortalezas en las que escondernos. Es decir que sí a la experiencia. Recibir”, añade.

Descanso
“En el camino de la salud mental existe una meta clara: el descanso que ofrece sabernos seguros y aceptados. Comprendemos que nuestra narrativa interna solo es una esencia temporal transformable en función de nuestro enfoque. Nos damos permiso para habitar la vivencia, abrir el corazón, aceptar que nunca llegaremos a comprendernos absolutamente porque somos mutables y cambiables por naturaleza”, señala .
Seguridad
“Un vínculo es seguro cuando lo tenemos con personas que detectan el malestar y lo acompañan con su propia regulación (cuerpo, emociones y mente); son capaces de amplificar nuestras emociones agradables y amortiguar las desagradables; hacen el mundo previsible para que podamos confiar; y nos sostienen en nuestra frustración, sin salvarnos, complacernos constantemente o criticarnos por lo que sentimos”, concluye Pascual
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Ciencia y Salud
Hay una razón por la que los infartos son menos graves por la noche: unos científicos la han descubierto
Los infartos que se producen de noche son menos graves que los que suceden durante el día, y la razón, según un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), es que los neutrófilos (un tipo de glóbulos blancos) son menos agresivos por la noche.
La investigación, liderada por Andrés Hidalgo y publicada en el Journal of Experimental Medicine, muestra que los neutrófilos tienen un reloj interno que regula su agresividad a lo largo del día y determina el alcance de los daños que causan al corazón después de un infarto.
En el mismo estudio, los investigadores también desarrollaron una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos y mantenerlos en un estado «nocturno» para reducir su potencial dañino durante un ataque al corazón.
El sistema inmunológico protege el cuerpo contra los microorganismos que causan infecciones. Dado que los humanos son diurnos, la probabilidad de exposición a patógenos es mayor durante el día y, por lo tanto, el sistema inmunológico ajusta sus picos de actividad a este ritmo circadiano pero esa respuesta defensiva puede volverse dañina.
Los neutrófilos y sus ritmos circadianos
Tras décadas de investigación, se sabe que casi la mitad del daño cardíaco después de un ataque al corazón está causado por los neutrófilos, pero este daño fluctúa a lo largo del día, lo que sugiere que hay mecanismos circadianos que limitan la actividad de los neutrófilos y protegen el cuerpo.
Para averiguarlo, el equipo examinó datos de miles de pacientes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y confirmó que una menor actividad de los neutrófilos por la noche resulta en infartos menos graves durante este período.
Desarrollaron entonces una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos, reduciendo su potencial dañino durante el infarto.

«El compuesto imita un factor que el cuerpo produce principalmente durante la noche. De alguna manera, este factor ‘engaña’ a los neutrófilos para que piensen que es de noche, reduciendo su actividad tóxica», explica Hidalgo.
La razón de que ocurra esto, apunta la primera autora del estudio, Alejandra Aroca-Crevillén, es que «por la noche, los neutrófilos migran a la zona dañada sin afectar el tejido sano. Durante el día, pierden esta direccionalidad y causan más daño al tejido circundante».
Puerta abierta a nuevas terapias
Este estudio es uno de los primeros en aprovechar los ritmos circadianos del sistema inmunológico para modular la inflamación sin comprometer la defensa contra infecciones.
«Nos sorprendió encontrar que bloquear el reloj circadiano de los neutrófilos no solo protege el corazón, sino que también mejora las respuestas a ciertos microbios e incluso reduce los émbolos asociados con la anemia falciforme», añade Aroca-Crevillén.
Los autores creen que los resultados abren la puerta a nuevas terapias basadas en la cronobiología (la rama de la biología que estudia cómo los organismos vivos estructuran sus procesos fisiológicos en el tiempo), con el potencial de proteger el corazón y otros órganos de los daños inflamatorios sin debilitar las defensas naturales del cuerpo.
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Ciencia y Salud
La odisea de trabajar con sensibilidad química múltiple
Cuando una persona padece sensibilidad química múltiple (SQM) se enfrenta a muchos desafíos en su día a día. El puesto de trabajo es uno de ellos. Estas personas son intolerantes a sustancias químicas que están en el entorno cotidiano, como productos de limpieza, ambientadores o los meros perfumes de los compañeros. Una guía recoge pautas para adaptar los entornos laborales para que los afectados de esta patología y de electrohipersensibilidad (EHS) puedan desempeñar su labor sin dañar su salud.
Tanto la SQM como la EHS son enfermedades ambientales que se encuentran con «barreras invisibles», asegura a EFE Salud la presidenta de la Coalición Nacional de Fibriomialgia, Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), Sensibilidad Química Múltiple y Electrohipersensibilidad (CONFESQ), María López.
Barreras invisibles
Y son barreras invisibles, explica. Pone este ejemplo: para una persona que va en silla de ruedas, toparse con escaleras en vez de con una rampa para acceder a su lugar de trabajo le resultará un obstáculo claramente visible. Sin embargo, una persona con SQM que acude a trabajar en un entorno en el que se han utilizado productos de limpieza comunes, ambientadores, tintas, o disolventes puede manifestar síntomas multisistémicos, como cefalea, mareos, dificultades cognitivas o problemas respiratorios.
«A veces entran en estos espacios que están muy contaminados, porque a lo mejor acaban de limpiar con productos fuertes y la persona empieza a convulsionar o le falta la respiración», asegura López.

En el caso de la EHS, se caracteriza por la aparición de síntomas cuando la persona se expone a campos electromagnéticos de baja intensidad, como los emitidos por antenas, routers wifi, dispositivos inalámbricos o líneas eléctricas.
Los síntomas, al igual que los de la SQM, pueden ser variados y van desde las cefaleas y fatiga hasta dificultades de concentración o alteraciones del sueño.
Ninguna de las dos está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Clasificación Internacional de Enfermedades (sistema de codificación CIE-11) con códigos propios, con lo que CONFESQ considera que repercute «directamente» en el diagnóstico de la enfermedad.
En España, indica López, la SQM está reconocida como patología y la EHS como uno de los síntomas, a pesar de que «por la experiencia» de los afectados ésta «realmente es una patología completa».
Incomprensión y estigma
La presidenta de la Coalición señala que hasta hace no mucho se hablaba de los afectados como «personas burbuja» porque tendían a no salir de casa.
Por eso, López considera fundamental que haya «orientaciones claras» para la adaptación del puesto de trabajo, porque tampoco se trata de que solo teletrabajen, ya que hay profesiones en las que está modalidad es imposible, y aunque lo sea, también quieren participar del entorno laboral como el resto de los compañeros.
Según datos recogidos en un estudio cuantitativo de CONFESQ, sólo el 30 % de las personas encuestadas para el mismo había solicitado medidas de adaptación en diferentes ámbitos de su vida y en el 70 % de estos casos, las medidas no habían sido implementadas.
La consecuencia es que el 59 % de las personas encuestadas se siente incomprendido y el 33 %, estigmatizado.
En resumen: el 72 % de las personas con SQM y EHS se sienten excluidas de la sociedad, señalaba el estudio.
El «Libro Verde»
De ahí que hace unos días la coalición presentara un «Libro Verde», que pone sobre la mesa distintos aspectos nuevos para poder abrir el debate y estudiar la situación, a la vez que plantea una serie de medidas para la adaptación del puesto de trabajo para las personas afectadas de SQM o EHS.
La guía, elaborada por nueve autores, está financiada por la Fundación ONCE, y realizada en colaboración con la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe).

Presentan la problemática de los pacientes en el ámbito laboral y cómo puede resolverse, es decir, qué habría que cambiar a nivel legislativo y de prevención de riesgos, entre otros campos, así como medidas para una adaptación total o parcial del puesto de trabajo.
«Queremos llegar a las asociaciones empresariales, a los sindicatos, lógicamente, a las entidades y a la Administración Pública», abunda López, quien padece SEQM leve y EHS más pronunciada.
La adaptación
No obstante, matiza, la guía indica que ya a partir del covid la normativa española recoge una serie de obligaciones para las empresas, como mantener un aire limpio, que si se cumpliera, ya estaría cubierta el 85 % de la adaptación que hay que hacer para que las personas con estas afecciones puedan trabajar sin que su salud se resienta.
«El resto va a depender de utilizar, por ejemplo, unos productos de limpieza que sean aptos, que no tengan perfume, mejor que sean ecológicos. El no tener ambientadores, el que las personas que trabajan en tu mismo espacio no se perfumen, entre otras medidas», explica López respecto a la sensibilidad química múltiple.
Sobre la electrohipersensibilidad, la solución «a veces es más difícil» y consiste en reducir la intensidad y la proximidad a las fuentes.
«La idea es no funcionar con wifi sino con cableado», expone López, quien en su casa, por ejemplo está «totalmente cableada, sin wifi».

Vidas duras
Las personas con estas afecciones llevan «vidas duras» y «hacen lo que pueden».
«Se te complica la existencia muchísimo. Si tienes niños, por ejemplo, llegan del cole y tienen que meter su ropa en unas bolsas de plástico, ducharse y cambiarse para no contaminar el espacio», afirma.
Y la vida social cae en picado, porque se necesita empatía por parte de los demás.
«Hay gente que no lo entiende y que dice ‘¿tú por qué me tienes que decir a mí si yo me tengo que echar perfume, o no?’, pero es que es como si a un diabético te empeñas en darles dulces, pues es un poco lo mismo. Si quieres estar conmigo y quieres que pasamos un rato a gusto, tienes que cumplir una serie de requisitos», incide López.
La intención de CONFESQ es enviar el Libro Verde a los diferentes centros de valoración de discapacidad y presentarlo en ministerios y administraciones autonómicas, entre otros.
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Ciencia y Salud
Andreu Buenafuente y el estrés: la importancia de parar y de recuperarse bien
Andreu Buenafuente no dará las campanadas en TVE debido a un “episodio de estrés” del que aún necesita recuperarse sin “acelerar”, según ha anunciado él mismo a través de un comunicado emitido este viernes. El tándem del humorista y la actriz Silvia Abril no podrá, por tanto, protagonizar el programa con el que la cadena pública pretendía despedir 2025 y recibir 2026.
Dice Buenafuente en el comunicado: “Tuve un episodio de estrés, común, pero no agradable, por trabajos en los que yo mismo creo. Hubo un momento en el que no pude y mi cuerpo me pidió parar. Quiero agradecer a los profesionales que me están ayudando y a la gente que me rodea. Cada gotita es una vitamina”.
Sobre los plazos de recuperación que le impiden estar en primera línea de TVE la última noche del año, afirma: “No creo que tenga que acelerar mi recuperación para hacer lo que tengo que hacer; tengo que estar feliz, y por eso, voy a seguir recuperándome y cuando sea posible volver, que sea. No sé qué va a pasar, pero la falta de un horizonte exigente es lo que necesita una persona que ha parado por estrés”.
¿Qué es el estrés?, ¿qué le hace a nuestro organismo?, ¿por qué conviene parar?, ¿si se para la actividad laboral, cómo hay que llevar a cabo esa recuperación? Son preguntas para cuyas respuestas EFE Salud ha contado con las explicaciones del psicólogo y psicoterapeuta Sergio García.
El estrés y los «pensamientos intrusivos»
Para empezar, una noción sobre el estrés: se trata de una respuesta natural del organismo a situaciones que percibe como desafiantes o amenazantes.
Explicaba la neurocientífica Carmen Sandi, presidenta de la Federación Europea de Sociedades de Neurociencia, según una información de EFE, que si esa respuesta “se prolonga o se intensifica más allá de lo necesario, puede transformarse en un problema que afecta tanto a la mente como al cuerpo”.
Entra en escena el “trastorno de ansiedad”, según nos cuenta Sergio García. Estamos ante “una característica mental en la que la persona tiene miedo, nerviosismo o preocupación de manera muy persistente y muy intensa”, lo que puede generar síntomas físicos como “taquicardia o sudoración”, pero también “síntomas mentales y cognitivos”.

García cita entonces “los pensamientos intrusivos”. “Esto quiere decir que estoy pensando en una cosa y me viene a la cabeza otra cosa que se hace protagónica a pesar de que no corresponde”.
Por regla general, añade, los pensamientos intrusivos derivan de no poner límites “entre lo personal y lo laboral”. Esta ansiedad, cabe puntualizar, “se puede generalizar si no se pone remedio a tiempo y si no se acude a un especialista”.
La importancia de parar
Fisiológicamente la situación se describe así: el cerebro interpreta ciertas situaciones como amenazas y activa, por tanto, respuestas de defensa. Envía señales a las glándulas suprarrenales para liberar hormonas como la adrenalina y el cortisol, que son las que contribuyen a la preparación del cuerpo para esa defensa.
En cascada van cayendo las reacciones: aumenta la frecuencia cardíaca, los músculos se tensan, la digestión se resiente… De continuar mucho tiempo este estado de defensa, de huida ante la amenaza, podría debilitar el sistema inmunológico y hasta infligir daños neurológicos.
Parar, además, “facilita la aplicación de estrategias terapéuticas y el aprendizaje de nuevas herramientas para manejar la ansiedad y poder recuperar integralmente la salud mental”, dice Sergio García
Es clave actuar a tiempo ante el estrés crónico. García esgrime la importancia de las pausas, de parones como el que está haciendo Buenafuente. No hacerlos es peligroso porque puede conducir al agotamiento o a la depresión.
Descansar, además, “facilita la aplicación de estrategias terapéuticas y el aprendizaje de nuevas herramientas para manejar la ansiedad y poder recuperar integralmente la salud mental”.
Y la importancia de la recuperación
Entre esas estrategias terapéuticas, dos perspectivas: la médica y la psicológica.
La primera, subraya García, plantea la recuperación con el objetivo de que no surjan “nuevas formas de estrés y que se resuelvan de manera adecuada”. Es decir, para “evitar recaídas y problemas a largo plazo”. Una recuperación “paulatina, no acelerada” persigue que “cuerpo y mente se adapten y generen nuevas sinergias” que, a su vez, eviten “un desgaste mayor”, concluye.
La segunda “puede ver necesarias las pausas”, pero, en opinión de García, no coloca al trabajo, la carga laboral, como causa única de la “desazón”. De hecho, desde este prisma, ayuda que el paciente trabaje.
“Desde la perspectiva psicológica, algún trabajo no sería del todo negativo, pero sin tener la intensidad del trabajo de antes. Trabajo cero durante varios meses tampoco es aconsejable porque es una cuestión que no es real”, reflexiona el psicólogo.
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