Ciencia y Salud
Chatbots en salud: beneficios y riesgos
El consenso, organizado por el Instituto #SaludsinBulos en colaboración con el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, incluye un documento con el objetivo de establecer criterios estandarizados para el desarrollo y validación de los chatbots en salud basados en grandes modelos de lenguaje, como el LLM.
Los chatbots son aplicaciones de software que utilizan inteligencia artificial para interactuar con las personas mediante conversaciones escritas o habladas. En el ámbito de la salud, estos sistemas pueden ofrecer desde consultas sobre síntomas y tratamientos hasta apoyo emocional y seguimiento de condiciones crónicas.
En el consenso también han participado representantes de médicos de Atención Primaria (SEMG, SEMERGEN), dolor (SED), reumatología (SER), cáncer (Grupo de Tratamiento de Tumores Digestivos), enfermería (FAECAP, AECPAL), farmacia (Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos), fisioterapia (SoGaFi), pacientes (AECOSAR), empresas de tecnología sanitaria (AMETIC); así como expertos en IA (Asociación de Innovadores en eSalud), ética (OdiseIA) y comunicación en salud (COM Salud).
Beneficios de estas herramientas
La equidad en la atención sanitaria, la mejora en el diagnóstico y tratamiento, la educación en salud, el acceso inmediato a información adaptada a las necesidades del paciente, la mejora en la comunicación entre profesionales sanitarios y pacientes y la lucha contra los bulos de salud son algunos de los beneficios que ofrecen los chatbots en salud basados en la evidencia científica.
Una revisión de estudios publicada en Frontiers in Digital Health corrobora la utilidad de los chatbots basados en IA Generativa para “adaptarse a los objetivos y contextos de salud de un individuo” y “ofrecer apoyo instantáneo para alguien que se esfuerza por mejorar su rutina de salud”.
Además, en el ámbito del dolor, un trabajo publicado en Indian Journal of Anaesthesia concluyó que el uso de estos chatbots conseguía aumentar la satisfacción del paciente, mejorar la adherencia al tratamiento y reducir el tiempo de consulta con respecto a la distribución de folletos informativos o las conversaciones con el médico.
Riesgos de los chatbots de salud
Sin embargo, el documento de consenso también revela riesgos como:
- Sesgos derivados de los intereses del desarrollador.
- Fuentes de datos deficientes, alucinaciones o datos inventados.
- La privacidad.
- El autodiagnóstico.
- Ausencia de una normativa clara sobre su uso y responsabilidad.
“No todos los asistentes conversacionales proporcionan información veraz y exacta. Depende, en gran medida, de su entrenamiento. Y, aunque cada vez es menos frecuente con los nuevos modelos, también es necesario prevenir y vigilar sus fallos, como las alucinaciones que no se atienen a la bibliografía con la que ha sido entrenado”, advierte Carlos Mateos, coordinador del Instituto #SaludsinBulos y vicepresidente de la Asociación de Innovadores en eSalud (AIES).
En lo que respecta a los criterios de información veraz que tienen que cumplir los chatbots de salud, el consenso destaca la necesidad de adaptarse al contexto del paciente, utilizar múltiples fuentes y actualizar de forma constante la evidencia en la que se basa.
Todo ello contribuirá a la educación en salud, promoviendo la identificación y difusión de información confiable para contrarrestar la desinformación.
En cuanto a la ética, los asistentes conversacionales deben contar con mecanismos que aseguren la responsabilidad sobre la exactitud o veracidad de la información proporcionada, así como garantizar la privacidad y seguridad de los datos.
Además, el uso de los sistemas de IA debe ser equitativo y accesible para todas las personas, sin discriminación geográfica, social o de otra índole y tienen que estar libres de sesgos que puedan favorecer la desinformación.
Los firmantes del consenso aseguran que la supervisión e intervención de los profesionales sanitarios debe ser fundamental y los pacientes tienen que entender que se trata de una herramienta complementaria, que no reemplaza a los profesionales.
Por último, en relación con los criterios de comunicación, el consenso recuerda la importancia de la escucha activa, ser capaces de ajustar la información según la rutina y el ritmo de vida del paciente y que las recomendaciones del chatbot promuevan mejoras en las actividades diarias del paciente.
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Ciencia y Salud
Metapneumovirus humano, un virus respiratorio global y conocido sin potencial pandémico
Lo explica a EFEsalud la microbióloga Concepción Gimeno, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), quien aleja cualquier tipo de alerta ante el metapneumovirus humano (HMPV, por sus siglas en inglés), un virus respiratorio común y global frente al que la mayoría ya hemos desarrollado anticuerpos.
“Un 90 % de las de las personas mayores de diez años tenemos anticuerpos, lo hemos pasado a lo largo de la infancia, en muchos casos asintomáticos o pensando que era un resfriado típico de un niño que está en la guardería”, precisa.
El brote infeccioso de China
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha explicado que, de acuerdo a la información recibida de las autoridades China, los patógenos que se han detectado en el brote infeccioso en el norte del país son los virus sincitial respiratorio (VRS), el metapneumovirus humano (MPVH), el SARS-CoV-2 (causante de la covid) y, sobre todo, el de la gripe estacional.
“Los niveles de infecciones respiratorias notificados en China están dentro de lo habitual para la estación invernal”, ha recalcado la portavoz de la OMS, Margaret Harris.
Sin embargo, el hecho de ser un virus menos conocido que otros entre la población y que, además, exista un metapneumovirus aviar ha encendido algunas alertas.
La microbióloga explica que el metapneumovirus aviar es el posible ancestro del metapneumovirus humano y que ahora no existen brotes importantes de casos de este virus”.
Asegura que el metapneumovirus es un virus lento, que tarda mucho en mutar, y que es muy diferente al de la gripe aviar H5N1 que se adapta con más rapidez, por lo que no tiene porqué existir relación entre estos dos patógenos, “son dos problemas completamente distintos”.
La gripe aviar, por su parte, ha pasado de las aves a los mamíferos y de estos a los humanos, aunque todavía no existe transmisión directa de persona a persona, una amenaza que existe y que sí podría causar una pandemia.
Síntomas y grupos de riesgo del metapneumovirus humano
El metapneumovirus humano cursa con tos, fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal…como un resfriado común y tan solo entre el 1 y el 5 % de los casos son graves al derivar en neumonía, bronquitis o bronquiolitis, según la también jefa del Servicio de Microbiología del Hospital General de Valencia.
Los grupos de riesgo son los menores entre 6 meses y 5 años que todavía no han desarrollado los anticuerpos frente a esta infección, pero también los mayores que van perdiendo defensas o las personas inmunodeprimidas a causa de enfermedades.
“Es un virus de la infancia, es un virus de las guarderías, de cuando los niños comienzan a socializar, como ocurre con el virus respiratorio sincitial”, explica la especialista.
Cómo detectarlo y tratarlo
Las pruebas de diagnóstico PCR pueden detectar la presencia del HMPV.
Lo habitual en los hospitales es que a personas con infecciones graves les hagan las pruebas de los virus más comunes, como gripe A y B, coronavirus y respiratorio sincitial, aunque se puede ampliar hasta un total de 23 patógenos entre los que figura el metapneumovirus humano.
“Los microbiólogos queremos identificar los distintos virus (en los pacientes) porque hay algunos que tienen potencial pandémico”, indica Concepción Gimeno, portavoz de la SEIMC.
Y afirma que actualmente se están detectando casos esporádicos, “no hay ningún brote actualmente en España”, al contrario que la gripe estacional, que en esta época empieza a ser un problema respecto a los ingresos y urgencias hospitalarias.
El metapneumovirus humano leve se combate con hidratación, analgésicos, cuidados en casa y, sobre todo, se previene con el uso de la mascarilla y el lavado de manos.
No existe ni un fármaco antiviral específico, ni una vacuna contra el HMPV, aunque la microbióloga considera que, dada su similitud con el virus respiratorio sincitial y si aumenta su incidencia, podría darse la posibilidad de desarrollar una vacuna.
El metapneumovirus humano, de la familia paramyxoviridae, se describió por primera vez en el año 2001 en un laboratorio de los Países Bajos y cuando se analizaron sueros de hasta cincuenta años atrás se observó que las personas habían desarrollado anticuerpos contra un virus que no era nuevo, sino que convivía desde hacía muchos años entre la población global.
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Ciencia y Salud
El 95 % de los españoles reconoce que los abrazos mejoran su bienestar emocional
Abrazos y bienestar emocional: un vínculo científico
El contacto físico, especialmente los abrazos, es fundamental para el bienestar emocional.
“El gesto de dar un abrazo libera oxitocina, la hormona de la felicidad, lo que genera un mejor estado de ánimo, controla los latidos del corazón e, incluso, nos traslada a un estado de calma y seguridad, que incide directamente sobre la salud emocional de las personas”, explica Soraya Bajat, jefa del servicio de Salud Mental de los Hospitales Universitarios Sanitas la Zarzuela y La Moraleja.
Este proceso químico genera múltiples beneficios:
- Mejora el estado de ánimo
- Reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés)
- Regula el ritmo cardíaco
- Fomenta una sensación de calma y seguridad
Un estudio de Sanitas destaca los beneficios físicos y emocionales del contacto físico en las relaciones personales.
La encuesta, realizada como parte de la campaña navideña “No dejes abrazos pendientes”, revela que el 73 % de los encuestados asocia los abrazos con cariño, el 64 % con amor, el 56,3 % con consuelo y el 53 % con tranquilidad.
Estos resultados subrayan el papel del contacto físico en la gestión emocional diaria, especialmente en momentos de estrés o incertidumbre.
Beneficios físicos de los abrazos
Además del impacto emocional, los abrazos también tienen efectos significativos en la salud física. Nueve de cada diez españoles creen que este gesto contribuye a su bienestar físico.
“Este beneficio físico es real, puesto que esa gestión de la calma ayuda a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por lo tanto, repercute directamente sobre la función cardiovascular. Además, ayudan a controlar la liberación de cortisol, la hormona del estrés, que puede influir, incluso en la calidad del sueño y, por tanto, del descanso”, continúa la doctora Bajat.
El estudio también destaca la frecuencia de los abrazos entre los españoles: en promedio, se dan 15 abrazos a la semana.
Las mujeres lideran esta práctica con 17,7 abrazos semanales, mientras que los adultos entre 35 y 44 años alcanzan los 21.
En contraste, los mayores de 65 años abrazan menos, con un promedio de 10,6 a la semana, siendo además el grupo que menos abrazos recibe.
La campaña “No dejes abrazos pendientes”
Esta investigación forma parte de la campaña de Sanitas, que busca promover el contacto físico como una forma de cuidado mutuo.
La iniciativa incluye un sitio web con información y consejos sobre los beneficios de los abrazos, además de testimonios de expertos en salud mental como Elizabeth Clapés y Patricia Ramírez.
“Como compañía especialista en salud sabemos que parte de nuestra misión pasa por fomentar el cuidado entre nosotros. Un cuidado responsable, honesto en el que la afectividad y la cercanía juegan un papel clave”, subraya Yolanda Erburu, Chief Sustainability y Corporate Affairs en Sanitas y Bupa Europe & Latinamerica.
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Ciencia y Salud
Sobrevivir a la muerte súbita sin secuelas: RCP y desfibrilación aumentan las posibilidades
La aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca, en una persona aparentemente sana y con buena salud, se conoce como muerte súbita que precisa de atención médica inmediata para poder sobrevivir sin secuelas.
La causa más frecuente de muerte súbita es una fibrilación ventricular, una arritmia cardiaca maligna que impide que el músculo del corazón se contraiga de forma coordinada, resultando en la ausencia de latidos eficientes y en la detención inmediata del bombeo de sangre al cuerpo.
La víctima, pierde el pulso y pocos segundos después, el conocimiento y la capacidad de respirar, si no recibe atención médica inmediatamente, fallecerá a consecuencia de un paro cardiaco.
Cuando el corazón deja de bombear sangre, la presión arterial cae a cero y se anula el riego sanguíneo, resultando en la detención total de aporte de oxígeno y demás nutrientes al resto del cuerpo.
El órgano más crítico a la hora de no recibir riego sanguíneo es el cerebro, ya que tan solo unos pocos minutos tras la parada cardiaca comienza a sufrir daños irreversibles. El daño cerebral es la principal secuela en pacientes que son reanimados.
La muerte súbita no se puede predecir o controlar, pues ocurre de manera inesperada, sin embargo, algunas personas pueden tener síntomas previos que alerten como sufrir alguna pérdida de conocimiento que se recupera espontáneamente, o episodios de palpitaciones rápidas de inicio y final brusco.
Cuando se produce una parada cardiaca, la persona repentinamente pierde la consciencia y no tiene respuesta a estímulos (como ruidos o dar un pellizco), deja de respirar, y pierde el tono rosado de la piel que se suele volver de color pálido inicialmente y luego azul violáceo.
Las causas más frecuentes de parada cardiaca
Como la enfermedad coronaria (infarto de miocardio) es la causa más frecuente de parada cardiaca, ésta se podría prevenir “evitando factores de riesgo que provocan la aterosclerosis en las coronarias, el endurecimiento de las arterias como consecuencia de la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, que posteriormente van a provocar el infarto con arritmia maligna asociada que resulta en la parada cardiaca”, apunta el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz y director científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y jefe de grupo del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV).
Otra causa de parada cardiaca es padecer una cardiopatía de origen genético (familiar), que puede ser silente y debutar como una parada cardiaca sin ningún síntoma previo. Los chequeos a familiares con antecedentes en cardiopatías hereditarias o a personas que han sufrido un infarto de miocardio y lo han superado, pueden evitar el riesgo de muerte súbita.
La edad es un factor a tener en cuenta a la hora de tener más posibilidades de sufrir muerte súbita. En personas mayores de 35 años con enfermedad arterial coronaria, o con miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad genética que se caracteriza por un engrosamiento del músculo del corazón (que puede dificultar el bombeo de la sangre del corazón), puede aumentar el riesgo de muerte súbita.
También en personas que, tras un infarto de miocardio, a pesar de haber sido tratado correctamente, el corazón ha quedado con una cicatriz que puede aumentar el riesgo de tener una arritmia.
Los factores de riesgo
Aunque es muy difícil de prevenir, pues se produce en personas aparentemente sanas y de forma repentina, existen factores de riesgo como la obesidad, la diabetes o el tabaquismo, que pueden asociarse con este problema cardiaco mortal.
“Hay otros motivos de muerte súbita no relacionados directamente con el corazón como puede ser una hemorragia cerebral o una rotura en un aneurisma de la aorta o, incluso, una embolia de pulmón”, añade el doctor Ibáñez.
Aunque es muy poco frecuente, un suceso que provoque un esfuerzo o dañe el tejido cardiaco puede aumentar el riesgo de muerte súbita, como puede ser un fuerte golpe en una zona pequeña justo frente al corazón como se ha documentado en bolazos de béisbol, por ejemplo.
También, sufrir enfermedades con corazones aparentemente normales pero con alto riesgo arrítmico como el síndrome de Brugada, el de QT largo, o la taquicardia ventricular por catecolaminas pueden provocar muerte súbita.
Acciones para sobrevivir a la muerte súbita
El único tratamiento eficaz para ralentizar el daño secundario a la falta de circulación durante un episodio de muerte súbita es la reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que lleguen los servicios médicos de urgencia.
En muchos casos, la parada cardiaca se puede revertir aplicando una desfibrilación, bien cuando se presentan los servicios de emergencias, o bien usando los DESA (desfibrilador externo semiautomático) que cada vez están presentes en más entornos públicos.
La desfibrilación consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada para reiniciar la actividad del corazón y recuperar el ritmo normal.
La RCP se realiza hasta que se pueda utilizar un desfibrilador. La RCP se debe llevar a cabo poniendo ambas manos en el centro del esternón de la víctima y hacer compresiones profundas hacia abajo, con los brazos extendidos en ángulo recto respecto al paciente.
Hay que comprimir el esternón unos 4 ó 5 centímetros con una frecuencia rápida aproximadamente entre 100 y 120 compresiones por minuto, a un ritmo regular y continuo (la canción de la Macarena, es una buena forma de llevar el ritmo de las comprensiones), sin interrupción, hasta que la víctima recupere el conocimiento o lleguen los servicios de emergencia.
La recuperación de las personas que sufren una parada cardiaca depende en gran medida del tiempo que transcurre desde que el corazón se detiene hasta que se aplica la desfibrilación y en función de si se ha aplicado RCP o no hasta la misma.
Por cada minuto que pasa, hay un 10 % menos de probabilidades de que el paciente se recupere. La rapidez con la que se lleva a cabo la ayuda a una persona que sufre un episodio de muerte súbita, marca la diferencia entre el fallecimiento y la recuperación.
“La ejecución de un masaje cardiaco puede hacer que la persona sobreviva y tenga las menos secuelas posibles hasta que lleguen los servicios de emergencias, cuantos más minutos pasen con el corazón parado sin recibir masaje cardiaco, aumenta las posibilidades de que el paciente no sobreviva y si lo hace lo haga con daños neurológicos muy importantes”, explica el cardiólogo.
En España se producen más de 80 casos de muerte súbita cada día, unos 30.000 al año, de los cuales, tan solo entre el 5 y el 11 % de ellos, tienen posibilidades de sobrevivir sin secuelas tras sufrir una parada cardiaca fuera de un hospital.
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