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Mundo Política

La OTAN adquiere nuevos tintes «nórdicos»

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Bruselas (Euractiv.com/.es) – El personal militar sueco ha comenzado a ocupar sus nuevos puestos en la sede de la OTAN en Bruselas, poco más de un año después de que el país escandinavo su sumara a la Alianza Atlántica en un  contexto de creciente inquietud por la seguridad europea tras la invasión rusa de Ucrania.

El proceso oficial de traslado se inició la semana pasada, según pudo comprobar Euractiv ante la sede acristalada –y blindada- de la OTAN, situada a las afueras de Bruselas.

Suecia y Finlandia presentaron su solicitud de adhesión a la OTAN en los meses posteriores a la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, hace ya más de tres años.

Tras un largo proceso de adhesión, dilatado por las objeciones turcas sobre el estatus que da Suecia a los grupos separatistas kurdos exiliados (que Ankara considera “terroristas”), Estocolmo se unió oficialmente al bloque militar en la primavera de 2024, meses después que su vecina Finlandia.

Pero además de cambiar los equilibrios de poder en el Báltico, la ampliación de la Alianza ha desencadenado también una mini “batalla” -más mundana- por conseguir más espacio en las oficinas de la OTAN para acomodar a las delegaciones de Estocolmo y Helsinki.

El nuevo complejo de la OTAN, que costó 1.000 millones de euros, inaugurado en 2018, incluía espacio de oficinas para los 30 miembros de la OTAN de entonces, pero no hubo previsión de más espacio para los futuros  miembros.

Los finlandeses se mudaron el pasado noviembre. Sin embargo, hasta la semana pasada, los suecos se alojaban en las antiguas oficinas de la OTAN de la época de la Guerra Fría, relativamente cerca.

Eso les ofreció un poco de aire fresco y más ejercicio de camino a las reuniones, pero también largos retrasos en los controles de seguridad, lo que convertía cada viaje en un trayecto de unos 20 minutos, algo de lo cual muchos de ellos se quejaron, según expresaron en declaraciones a Euractiv.

El vetusto edificio sólo alberga ahora oficinas para los aliados no miembros de la OTAN, entre ellos Ucrania.

Mientras tanto, los suecos cumplen los protocolos no escritos de quienes inician una mudanza.

Cada delegación de la OTAN suele decorar sus oficinas según los gustos nacionales, con, por ejemplo, obras de arte de sus países de origen o retratos.

De momento, según han informado a Euractiv fuentes militares de ambos países nórdicos, ni Estocolmo ni Helsinki han instalado saunas en sus respectivos espacios asignados.

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(Editado por BTS/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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La arriesgada apuesta de Bayrou pone a Macron contra las cuerdas

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París (Euractiv.fr) – Francia se prepara para un nuevo período de fuertes turbulencias  políticas, después de que el primer ministro, François Bayrou, anunciara el lunes que se someterá a una votación de confianza el próximo 8 de septiembre destinada, muy probablemente, al fracaso, lo cual ha despertado nuevamente el fantasma de una disolución anticipada de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones.

La derrota es (casi) segura, después de que este martes los socialistas confirmaran que votarán contra el Gobierno de Bayrou, uniéndose a otros partidos de izquierda y a la ultraderechista Agrupación Nacional (RN/Patriotas por Europa) de Marine Le Pen.

Su caída es previsible, en medio del rechazo general a su proyecto de presupuesto para 2026, diseñado para enfrentar la elevada deuda de Francia con una combinación de recortes de gastos y subida de impuestos.

Si no hubiese tomado la iniciativa de someterse a una moción de confianza, probablemente Bayrou habría recurrido al controvertido artículo 49.3, que permite aprobar leyes sin votación, para luego ser derrocado por la oposición en una moción de censura.

Sin embargo, al solicitar una votación de confianza anticipada, el primer ministro ha forzado la situación y, al hacerlo, ha precipitado una crisis política semanas antes de lo previsto.

Para el presidente de Francia, Emmanuel Macron, las consecuencias son duras. Después de haber apostado por la disolución del Parlamento en junio de 2024 -una medida que profundizó las divisiones en lugar de resolverlas-, pronto podría encontrarse con pocas opciones.

«El Partido Socialista está preparando un plan de disolución (del Parlamento)», confirmó su líder en la Asamblea, Boris Vallaud, este martes por la mañana.

La extrema derecha aprovecha su oportunidad

Bayrou confiaba en que los recientes intentos de RN de mostrarse como un partido «constructivo» le permitieran ganar tiempo. En lugar de eso, el partido ultra ha dado un giro decisivo.

Su vicepresidente, Sébastien Chenu, declaró que ahora es «necesario dar una mayoría al país», haciéndose eco de la insistencia de la figura más emblemática del partido, Marine Le Pen, de que «sólo una disolución (del Parlamento) permitirá a los franceses decidir su futuro».

Agrupación Nacional se resistió durante mucho tiempo a apoyar mociones de censura contra Bayrou, argumentando que no quería agregar más inestabilidad al país. Pero sus cálculos han cambiado.

Una protesta ciudadana programada para el 10 de septiembre -que está cobrando fuerza en Internet y atrayendo a algunos simpatizantes de extrema derecha- ha puesto de relieve los riesgos de la inacción.

Aprovechando el voto de confianza para derrocar al Gobierno, la RN evita el riesgo de tener que alinearse tras una posible moción de censura liderada por la izquierda (sobre todo de La Francia Insumisa, LFI), que podría haber dañado su imagen entre sus partidarios.

Las nuevas elecciones parlamentarias también darían a Le Pen la oportunidad de presentar una cuestión constitucional prioritaria (QPC), impugnando una reciente condena judicial que le impide presentarse a las elecciones durante cinco años.

Según BFMTV,  RN tiene previsto convocar su comité de campaña para las legislativas el próximo lunes.

Macron, bajo presión

Los llamamientos a la disolución del Parlamento no sólo vienen de la oposición.

El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, ha declarado este martes que «no descarta esa hipótesis». Según la cadena de televisión francesa TF1, Bayrou ha dicho  a los socios de la coalición que es casi inevitable la convocatoria de nuevas elecciones.

Macron admitió que la disolución parlamentaria del año pasado trajo «más divisiones en la Asamblea que soluciones para los franceses», y durante el verano insistió en que no tenía intención de volver a utilizar ese mecanismo.

Pero la presión va en aumento, sobre todo por parte de Jean-Luc Mélenchon, el incendiario líder de La Francia Insumisa (LFI), que reiteró este martes las peticiones de dimisión del presidente.

«Macron debe asumir la responsabilidad del fracaso de sus políticas ante los votantes», declaró Mélenchon, al tiempo que prometió presentar una nueva moción de destitución el 23 de septiembre.

Tras haber pasado el año pasado centrado en la política exterior -de Ucrania a Gaza-, Macron se ve ahora arrastrado de nuevo al campo de batalla interno.

Si Bayrou cae en dos semanas, el presidente se enfrentará a tres opciones poco envidiables: nombrar a otro primer ministro y apostar por asegurar una frágil mayoría, convocar otras elecciones anticipadas o dimitir.

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(Editado por Vince Chadwick/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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Mundo Política

Los nuevos señores feudales de la era digital

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Chris Kremidas-Courtney es investigador en el Centro de Política Europea, investigador asociado en el Centro de Política de Seguridad de Ginebra y autor de «El resto de tu vida: Cinco historias de tu futuro»

Llegas a la ciudad y, en lugar de un control de pasaportes, te hacen un escáner de retina. Tu contrato de residencia, un acuerdo de servicios que debes aceptar para vivir aquí, puede revocarse en cualquier momento. Las elecciones no existen; el «alcalde» es el director general que construyó el skyline. Los anuncios ofrecen un niño «genéticamente bendecido» y la letra pequeña explica que las opciones de financiación están disponibles para los ciudadanos legales. Tu alquiler se paga en criptomonedas y tus derechos dependen tanto de tu calificación crediticia como de tu cumplimiento de las normas.

No se trata de una novela distópica, sino de la trayectoria marcada por un pequeño círculo de multimillonarios tecnológicos y sus aliados políticos que ya están poniendo en práctica estas visiones. Elon Musk impulsa la tecnocracia. Peter Thiel financia proyectos para eludir la supervisión democrática y elogia al teórico político Curtis Yarvin, cuya visión neorreaccionaria cambia la democracia por un gobierno al estilo de los CEO. El Secretario de Sanidad estadounidense, Robert F. Kennedy Jr., impulsa políticas que recuerdan a la eugenesia: desde un registro de autismo y «granjas de bienestar» para la reeducación hasta la consideración de la discapacidad como un defecto que hay que eliminar.

Aunque el epicentro de este cambio de poder está en Estados Unidos, su ideología tiene aliados en Europa. El cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, diseña modelos económicos descentralizados desde su base europea, y Patrik Schumacher promueve ciudades privadas de «libre mercado» en todo el continente. Personajes como Musk encuentran amplificadores entre los populistas de la extrema derecha europea, desde la AfD alemana y Vox hasta los Fratelli d’Italia italianos, que comparten su hostilidad con la regulación democrática.

Desde las ciudades-estado privatizadas y la eugenesia hasta las criptomonedas y la gobernanza descentralizada, los detalles varían, pero la dirección es la misma: desplazar el poder de las instituciones democráticas a enclaves donde el público no tiene voz ni voto.

Algunos pretenden controlar nuestros espacios vitales como enclaves regidos por estatutos corporativos, no por la gobernanza democrática. Otros se centran en el propio cuerpo humano.

Orchid comercializa la selección genética de embriones por su salud e inteligencia. Musk, cuyos hijos con Shivon Zilis, ejecutiva de Neuralink, fueron supuestamente «bebés Orchid», ha hablado de propagar una inteligencia superior. Se trata de eugenesia reenvasada como elección de estilo de vida para los que pueden pagar.

El mismo patrón aparece en las finanzas y la gobernanza. Las criptomonedas, que se venden como una liberación de los bancos, concentran la riqueza en un grupo selecto y ponen el capital fuera del alcance de los gobiernos electos.

Las organizaciones autónomas descentralizadas (DAO, por sus siglas en inglés) prometen una toma de decisiones «sin líderes», pero en la práctica quienes poseen más tokens (las unidades digitales que confieren poder de voto) controlan el resultado, lo que introduce la plutocracia en el sistema.

Malta se autodenomina la «Isla Blockchain» de la UE, concediendo a las DAO plena capacidad jurídica y un entorno normativo permisivo para la gobernanza basada en tokens dentro de la Unión. Eso crea una forma de arbitraje regulatorio que corre el riesgo de importar sistemas plutocráticos de una ficha, un voto al espacio democrático europeo.

En el Reino Unido, las nuevas zonas de «puerto franco» siguen la misma lógica al crear territorios con una supervisión reducida, donde los intereses corporativos determinan las normas y la responsabilidad pública se diluye. Son un eco de los enclaves semiautónomos de las ciudades privadas por las que aboga Schumacher.

Lo que une a estos hilos es la creencia de que el futuro pertenece a unos pocos «iluminados», libres de regulación y del consentimiento de los gobernados.

Desde los sueños de Musk de crear una colonia en Marte y el desprecio de Thiel por el derecho al voto hasta la agenda de salud pública de Kennedy y las reglas autoejecutables de la gobernanza de blockchain, la constante es la convicción de que la democracia es demasiado lenta y desordenada como para confiarle el futuro.

Algunas de estas corrientes también se alinean con los intereses del Kremlin. Los mercados desregulados de criptomonedas y los modelos opacos de gobernanza ofrecen a las élites rusas sancionadas nuevos canales para mover la riqueza e influir en la política de Occidente, mientras que la propaganda del Kremlin se beneficia de cualquier movimiento occidental que erosione la confianza en las instituciones democráticas.

Defender la democracia en esta época empieza por reconocer estos nuevos modelos.

Ciudades privadas sin elecciones, un embrión de mercado para los ricos y monedas diseñadas para eludir la autoridad del Estado. Ninguna de ellas es una innovación aislada. Juntas forman la arquitectura de un orden postdemocrático.

Resistirse a él significa ponerle nombre, actualizar las normas antimonopolio para controlar los feudos corporativos, establecer la ética de la bioingeniería a través del debate público, someter las finanzas digitales y la gobernanza blockchain al imperio de la ley, y renovar el relato democrático para que los ciudadanos vean al gobierno como alguien que resuelve problemas y no como un obstáculo.

La tecnología ya está definiendo el siglo XXI. La cuestión es si nos servirá a todos o sólo a quienes puedan permitirse remodelar la condición humana a su imagen y semejanza.

La historia ya ha visto a reyes filósofos autoproclamados. Los nombres cambian, pero no la creencia de que saben más.

La elección de resistir o consentir sigue siendo nuestra…por ahora.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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Mundo Política

¿Volverá Tsipras a la primera fila de la política griega con un nuevo partido de izquierda?

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Atenas (Euractiv.com/.gr) – La perspectiva de que el ex primer ministro griego Alexis Tsipras regrese a la primera fila de la política en su país ha ido cobrando fuerza en las últimas semanas, pero aunque el frágil entorno político heleno le pueda ofrecer una nueva oportunidad, no tiene garantizado un regreso con «alfombra roja», según apuntan numerosos analistas.

El político de izquierdas (de la formación Syriza) gobernó el país mediterráneo durante el turbulento periodo 2015-2019, cuando Grecia estuvo al borde del colapso económico. En julio de 2015, organizó un polémico referéndum en el cual el 61% de los griegos rechazó una propuesta de la Unión Europea (UE) para aplicar nuevas medidas de austeridad.

Sin embargo, Tsipras aceptó finalmente un tercer rescate por valor de 86.000 millones de euros, con el argumento de que era necesario para evitar el colapso de Grecia.

Tsipras, que en su día fue considerado un «agitador» en los círculos de Bruselas, acabó convirtiéndose en un reformista. Durante su mandato, Grecia salió oficialmente de sus programas de rescate tras casi una década de ayuda financiera.

Sin embargo, la austeridad y las dificultades económicas le condujeron a una derrota en las elecciones de 2019.

Posteriormente perdió todas las elecciones frente al partido conservador Nueva Democracia (PPE) y finalmente dimitió como líder de Syriza (La Izquierda) en junio de 2023.

Desde entonces, la oposición de izquierdas ha permanecido fragmentada, dividida en pequeños partidos incapaces de desafiar al liderazgo conservador del país. Syriza ha bajado drásticamente en las encuestas hasta situarse en cerca de un 5% de apoyo.

Además, ningún político de la oposición ha conseguido obtener el suficiente respaldo para unir a las fuerzas políticas progresistas contra el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis (Nueva Democracia/PPE).

De momento, Tsipras se ha mantenido en gran medida al margen de los grandes focos de la política, y rara vez ha hecho declaraciones públicas sobre el futuro del país.

No obstante, en las últimas semanas su nombre ha resurgido tras declarar en una entrevista a Le Monde que echaba de menos «la política activa y el contacto con los votantes».

El comentario alimentó las especulaciones de que está pensando volver a la primera fila de la escena política, quizás con el lanzamiento de un nuevo partido.

En ese sentido, en declaraciones a Euractiv, varias personas de su entorno más cercano negaron que esa sea su intención. Afirman que entre sus objetivos más inmediatos figura «por ahora» la publicación de un libro para finales de año, además de una intervención prevista para principios de septiembre en la Feria Internacional de Salónica, un influyente foro anual en el que los partidos políticos presentan sus prioridades políticas para el año siguiente.

¿Regresar con un nuevo partido?

A pesar de esos desmentidos, la prensa local insiste en que el regreso de Tsipras -posiblemente con un nuevo partido- es sólo cuestión de tiempo. Los analistas sostienen que la popularidad de Mitsotakis, en constante declive, combinada con la ausencia de una oposición creíble, ofrece un terreno fértil para su regreso.

Nueva Democracia está cayendo en las encuestas, al tiempo que circulan rumores de que el ex primer ministro Antonis Samaras quiere fundar un nuevo partido conservador de línea dura.

En política exterior, Grecia se enfrenta a importantes retos con sus vecinos.

«Turquía está cerrando acuerdos con Libia sobre zonas marítimas, cuestionando la soberanía de Grecia», explica en declaraciones a Euractiv un político de izquierdas cercano a Tsipras, que se expresó bajo condición de anonimato.

«Mientras tanto, hay una disputa diplomática con nuestro aliado Egipto sobre el Monasterio de Santa Catalina. Mitsotakis está bajo presión de todas partes, pero no hay soluciones a la vista.», agrega la misma fuente.

Otro «dolor de cabeza» para Mitsotakis viene directamente de Europa: la fiscal jefe de la UE, Laura Kövesi, según afirma otro político de izquierdas, quien también habló bajo condición de anonimato.

Kövesi destapó un escándalo de malversación de fondos agrícolas de la UE y ha criticado duramente a Mitsotakis por entorpecer su investigación sobre un accidente de tren en el que murieron 57 jóvenes, y en el marco de cual, presuntamente, se malversaron fondos de la UE.

Informes de prensa en Atenas sugieren que se están llevando a cabo nuevas investigaciones sobre el uso indebido de fondos de la UE.

Los retos que afronta la izquierda

El principal reto de Tsipras será convencer al electorado de que merece una segunda oportunidad.

El sentimiento anti-Tsipras en la sociedad -y en una parte significativa de los principales medios de comunicación- es fuerte. Muchos creen que arriesgó el futuro del país en la UE.

Otros se sienten «traicionados» por su decisión de ignorar el resultado del referéndum y someterse a la presión de la UE con los duros programas de austeridad impuestos por Bruselas.

Al parecer, algunos miembros del gobierno ven con buenos ojos la perspectiva de un retorno de Tsipras, pues creen que ello servirá para reactivar el rechazo al político de izquierdas, y al mismo tiempo favorecer la posición de Nueva Democracia.

En todo caso, según coinciden varios analistas, Tsipras tendrá que explicar por qué las cosas serán distintas esta vez y quiénes le acompañarán en un hipotético nuevo partido.

La elección de sus antiguos compañeros de filas, entre ellos el ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, le costaron caras.

El clima político mundial también dista mucho de ser favorable. Durante su primer mandato (2015-2019), Tsipras tuvo pocos aliados y se enfrentó a una Europa dominada por la derecha.

Hoy, la situación es posiblemente peor. Los partidos de derechas siguen dominando, muchos ahora influidos o incluso apoyados por una extrema derecha en auge.

Pero según explica a Euractiv el eurodiputado Nikolas Farantouris (La Izquierda), eso podría ser una oportunidad: Tsipras cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas europeas.

Aunque oficialmente forma parte de La Izquierda europea, Tsipras ha participado en varias ocasiones como observador en las cumbres del grupo socialista (S&D), la segunda fuerza en la Eurocámara tras el PPE, que integra una izquierda centrista y más moderada.

«El problema de la fragmentación entre las fuerzas progresistas no es exclusivo de Grecia: es un problema en toda Europa, y sólo fortalece a la extrema derecha (…) ¿No ha llegado por fin el momento de la reconstrucción y la movilización?», se pregunta Farantouris.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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