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Ciencia y Salud

El ruido, enemigo de la audición y la salud neuronal de niños y jóvenes

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El abuso de auriculares, el contacto prolongado con entornos ruidosos y la falta de concienciación sobre los riesgos del ruido están amenazando la salud auditiva de niños y jóvenes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que para 2050, casi 2.500 millones de personas podrían presentar algún grado de pérdida auditiva.

Además, más de 1.000 millones de jóvenes están en riesgo de desarrollar una sordera evitable y permanente por el abuso de prácticas de audición inseguras, como el uso continuo de auriculares a volúmenes elevados o la exposición prolongada a niveles de ruido excesivos en discotecas y conciertos.

Por este motivo, la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS), en colaboración con la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH), inicia un nuevo trabajo científico enfocado en la prevención del daño auditivo inducido por ruido en la edad pediátrica.

En EFESalud hablamos con el doctor Faustino Núñez Batalla, presidente de la CODEPEH y servicio ORL en el Hospital Universitario Central de Asturias-Oviedo en representación de la Sociedad Española de Otorrinolaringología, y el doctor José Miguel Sequí Canet, vocal de la CODEPEH, jefe del Servicio de Pediatría en el Hospital Universitario de Gandía-Valencia en representación de la Asociación Española de Pediatría, quienes ofrecen recomendaciones para que niños y jóvenes aprendan a usar el volumen de los dispositivos de forma adecuada.

“La OMS estima que cerca de un 50 % de los jóvenes en países de ingresos medios y altos están en riesgo de sufrir hipoacusia y España, sin datos desglosados a nivel nacional, se encuentra dentro de esta tendencia general”, explica el doctor Núñez.

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El abuso de auriculares está amenazando la salud auditiva de niños y jóvenes. EFE/ Iván Mejía

El estudio

El trabajo que FIAPAS y la CODEPEH está desarrollando para el año 2025 en relación con el daño auditivo producido por el ruido es una revisión de las evidencias científicas más actuales.

El objetivo es divulgar tanto en el ámbito profesional como a la población general la importancia que tiene este problema, concienciar de la necesidad de ofrecer información a los más jóvenes y ayudar a adoptar estrategias de prevención eficaces.

¿Cómo afecta el ruido excesivo a los niños?

Desde FIAPAS y CODEPEH explican que el sistema auditivo de niños y adolescentes es especialmente vulnerable.

La exposición recurrente a ruidos intensos puede causar daños irreversibles en las células ciliadas del oído y lesionar las sinapsis y las neuronas de forma directa.

Estas alteraciones pueden significar retrasos en el desarrollo del lenguaje oral, dificultades de aprendizaje y problemas en la comunicación.

Todo esto impacta directamente en el rendimiento escolar y en la inclusión social y emocional de la infancia y juventud.

“Estudios recientes han demostrado que la lesión primaria producida por el ruido ocurre a nivel de la sinapsis entre las células ciliadas internas y las neuronas del ganglio espiral (conocida como sinaptopatía coclear), lo cual no tiene reflejo inmediato en la audiometría total”, explica el doctor Núñez.

El experto señala que esta sinaptopatía podría explicar el por qué algunas personas tienen una mala inteligibilidad en ambientes ruidosos a pesar de tener un umbral audiométrico normal, lo que define al término “hipoacusia oculta”.

Otras consecuencias

El doctor Núñez explica que además de los efectos directos sobre la audición, la exposición al ruido recreativo puede tener consecuencias no auditivas que repercuten en el bienestar general de los niños y adolescentes.

  • Los ruidos fuertes pueden provocar respuestas fisiológicas al estrés, incluido un aumento de la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol.
  • La exposición crónica puede provocar ansiedad y otros trastornos emocionales.
  • Puede alterar los patrones del sueño. Esto es especialmente preocupante para los niños y adolescentes que necesitan dormir lo suficiente para crecer y desarrollarse.
  • También el ruido de fondo puede interferir con funciones cognitivas como la concentración y la memoria, lo que puede afectar negativamente al rendimiento académico y a las interacciones sociales.
El doctor Faustino Núñez Batalla, presidente de la CODEPEH. Imagen cedida.

¿Se puede revertir el daño?

El doctor Núñez señala que la exposición a altas intensidades de ruido puede provocar una lesión coclear transitoria o permanente.

La hipoacusia temporal que se sufre tras una exposición al ruido, como por ejemplo un concierto, supone el empeoramiento de los umbrales auditivos que se recupera hasta alcanzar, en un lapso de tiempo, los niveles previos a la exposición.

Sin embargo, aunque se recupere en apariencia la audición y desaparezca la sensación de acorchamiento en los oídos y los acúfenos, el experto indica que se ha demostrado que ya se ha inducido un daño estructural en el oído interno.

“Si se hace repetitiva la exposición al ruido que determina la aparición de dicha hipoacusia transitoria se termina produciendo una permanente, irreversible y progresiva”, explica el especialista.

Los factores que contribuyen al aumento de casos

Por otro lado, el doctor Sequí explica que mientras que en el ámbito laboral existen claras regulaciones y normativas para limitar su impacto sobre los trabajadores expuestos a ambientes con ruido, no sucede lo mismo con la exposición lúdica o recreacional a la música a gran intensidad.

“Por ello, en la actualidad existe un mayor riesgo de daño auditivo en la población más joven, por los nuevos hábitos que han surgido al popularizarse el uso de dispositivos de escucha personal, conciertos y locales con música amplificada”, señala el experto.

El doctor José Miguel Sequí Canet, vocal de CODEPEH. Imagen cedida.

Los niveles peligrosos

El doctor Sequí indica que aunque la sensibilidad auditiva varía de una persona a otra, existen referencias generales sobre los umbrales a partir de los cuales el ruido puede ser perjudicial:

  • A partir de 70-75 decibelios: Si bien 70 decibelios no suele causar daño inmediato, una exposición continua a ruido durante muchas horas puede generar estrés auditivo en niños. Se asocia con fatiga auditiva y dificultades de atención y aprendizaje.
  • A partir de 85 decibelios: Se considera el límite de seguridad que muchos organismo establecen para adultos en entornos laborales, con un máximo de 8 horas de exposición. En niños, este límite de ruido debería ser más bajo o reducir la duración de la exposición, pues son más susceptibles.
  • A partir de 100 decibelios: La exposición incluso durante períodos relativamente cortos puede dañar las células sensoriales del oído interno. Esto ocurre, por ejemplo, con ciertos juguetes ruidosos, auriculares a todo volumen, conciertos o eventos deportivos.
  • Por encima de 120 decibelios: Ruido de impacto como petardos, explosiones, aviones despegando muy cerca, sirenas a corta distancia, pueden causar lesiones auditivas inmediatas y permanentes.

Como educar a los niños respecto al ruido

El doctor Sequí de CODEPEH explica que la prevención de la pérdida auditiva inducida por el ruido en niños y adolescentes requiere un enfoque multifacético que incluya la educación, la regulación y la responsabilidad individual que esté adaptado a las características y entornos de los niños.

“Hay que establecer y hacer cumplir normas sobre los niveles de ruido en lugares recreativos, como conciertos y discotecas, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de pérdida auditiva”, señala el experto.

Además, es muy importante establecer una limitación de la intensidad del sonido en los dispositivos de uso personal y del tiempo de uso diario.

“Ajustar los reproductores de música o videojuegos con modos de volumen seguro o aplicaciones que bloqueen volúmenes superiores al 60-70 % de la capacidad máxima. Puede ser útil enseñar la regla 60/60, que es no sobrepasar el 60 % del volumen máximo y limitar el uso continuo a 60 minutos al día”

También, para entornos ruidosos como pueden ser las fiestas con música amplificada, espectáculos o pruebas deportivas del mundo del motor, se debe fomentar el uso de dispositivos de protección auditiva, como son los tapones para los oídos, en dichos entornos ruidosos puede reducir significativamente el riesgo.

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Para entornos ruidosos como pueden ser las fiestas con música amplificada e debe fomentar el uso de dispositivos de protección auditiva. EFE/Javier Zorrilla.

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¿Por qué aumentan los casos de sarna? Los jóvenes y los más mayores, grupos de riesgo

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A pesar de que la sarna pueda parecer una enfermedad del pasado, nunca se ha llegado a erradicar. Es más, los casos de sarna están aumentado en España y en Europa. Los expertos piden concienciar a los grupos de riesgo, que ahora son los jóvenes y los más mayores, y dar visibilidad a la sarna, una patología de la piel causada por ácaros parasitarios y que se contagia por contacto.

Un estudio observacional realizado por un grupo de investigación del Centro Nacional de Epidemiología, del Instituto de Salud Carlos III, entre 2011 y 2023 refleja una fuerte aceleración de los contagios a partir de 2020.

En atención primaria, los casos atendidos aumentaron una media del 66 % anual entre 2020 y 2023, pero también se registraron infecciones en los hospitales y brotes, la mayoría de estos últimos en residencias de mayores y en domicilios.

Álvaro Roy, uno de los investigadores principales del estudio, en una entrevista con EFE Salud destaca que la sarna, aunque se ha asociado siempre a grupos de personas que viven en precariedad o pobreza, ahora afecta a otros grupos de riesgo poblaciones, como los jóvenes o los más mayores, a los que, advierte, “habría que concienciar”.

Asimismo, explica cómo se debería prevenir y tratar la enfermedad y las posibles causas, que combinadas, pueden ser el origen del aumento del incremento de los casos.

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FOTO EFE/Mariscal

¿Cuáles son las causas de este incremento?

La sarma, explica el investigador, es «una enfermedad parasitaria producida por un ácaro microscópico que crea surcos debajo de la piel donde deposita los huevos, que luego se convierten en otros ácaros, produciendo esta reacción inflamatoria”.

La picazón con sarpullido cutáneo en distintas partes del cuerpo es su manifestación más frecuente.

En relación a las causas, aclara que en el estudio publicado en la revista Eurosurveillance se formulan diversas hipótesis, que sumadas unas a otras, pueden explicar por qué los casos de la enfermedad se han incrementado en los últimos años:

  • Covid-19. Se observa un aumento considerable de la sarna durante la pandemia de coronavirus. “Quizá estos pacientes”, plantea, “no fueron al médico o no se trataron a tiempo por el aumento de hacinamiento en los hospitales que colapsó el sistema sanitario”.
  • Resistencia de los ácaros. También destaca la posibilidad de que el tratamiento habitual haya podido perder eficacia debido a que los ácaros hayan desarrollado cierta resistencia al tratamiento tópico realizado con permetrina.
  • Mala aplicación del tratamiento. Otra de las causas puede radicar en que los afectados no sigan bien el tratamiento, empezando tarde o no terminándolo. Además, si el paciente no tiene síntomas, puede infectar a otras personas por contacto directo. “El problema es que, a veces, no se desarrollan síntomas pasadas las cuatro o seis semanas, por eso es muy importante que se trate a los contactos de la gente que tiene síntomas”, puntualiza. 
  • Viviendas compartidas. La última hipótesis que enumera es el tema de la vivienda, sobre todo en los jóvenes, ya que en la actualidad se ven obligados a menudo a compartir vivienda, espacios reducidos donde están más expuestos al contagio.

¿Cómo prevenir y tratar la sarna?

En cuanto a prevención, Álvaro Roy recomienda acudir al médico al menor indicio de contacto con un paciente infectado con la enfermedad, aunque no se presenten síntomas.

Del mismo modo, aunque es menos frecuente esta forma de contagio transversal, aconseja “lavar la ropa, también la de cama, a temperaturas altas, de más de sesenta grados, para evitar un posible contacto de manera indirecta”.

En cuanto al tratamiento, el experto señala que el médico debe indicar cuál es el más apropiado. “Aparte del tratamiento tópico”, añade Roy, “también hay un tratamiento oral con ivermectina, un medicamento que sirve para tratar las rojeces y que ayuda a expulsar los parásitos”.

Los pacientes más graves pueden desarrollar sarna costrosa, debido a una posible infección secundaria, para este tipo habría que consultar al médico ya que el tratamiento sería ligeramente distinto.

Es importante visibilizar y concienciar

El mensaje que el investigador recalca durante la entrevista es la importancia de visibilizar la enfermedad y concienciar a la población de riesgo que puede contraer la enfermedad. Comenta que a pesar de que el aumento de casos no es preocupante, sí habría que poner el foco en la incidencia para que no siga en aumento. 

Los grupos de riesgo donde se ve mayor afectación de sarna son los jóvenes ya que, aparte de compartir viviendas, también son los que tienen mayor movilidad, viajan más, y están más expuestos al contagio. Según el estudio, la transmisión sexual también puede ser un factor, ya que es una ruta de transmisión conocida, particularmente entre jóvenes.

“Los mayores también entran en el grupo de las poblaciones vulnerables. En las residencias de ancianos, como se ve en el estudio, se concentran muchos brotes (…) Lo que afecta a su vez a los profesionales sanitarios que trabajan en estos centros que suelen infectarse con mayor frecuencia”, concluye el especialista.

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Del GPS a las pantallas y auriculares: Así afecta la vida digital a nuestros sentidos

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Para cualquier trayecto, por corto que sea, utilizamos el GPS para orientarnos; las pantallas forman parte del minuto a minuto de nuestro día y los auriculares son casi una prolongación de los oídos. La vida digital impacta en nuestros sentidos y afecta a la atención, la memoria espacial y la sensibilidad sensorial. Hay hábitos que nos ayudan a contrarrestarlo.

La neurocientífica Emilia Redolar, responsable del Cognitive NeuroLab y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica: “Recibimos ráfagas muy rápidas de información con poco contenido y a la red atencional le cuesta mantener la concentración”.

Y señala, en un comunicado, que es justo lo contrario que ocurre con la lectura, tanto en papel como en libro electrónico, “sin notificaciones ni interrupciones tiene efectos beneficiosos sobre la atención y otras funciones cognitivas».

Cómo afecta a la orientación

Según la investigadora, los hábitos pueden entrenar o atrofiar funcionalmente las redes cerebrales que utilizamos.

«Con la vida digital solemos infrautilizar el hipocampo, clave para la memoria espacial y la orientación» y al utilizar y delegar en el GPS, «se está comprobando que somos menos capaces de orientarnos en un entorno», señala.

Ver y oír

Los sentidos de la vista y el oído también están en la diana de la vida digital, las pantallas retroiluminadas y los auriculares ejercen una presión continuada.

La sobrecarga de estímulos sonoros como notificaciones, mensajes, vídeos, música y ruido constante hace que el cerebro tenga que filtrar continuamente sonidos relevantes de los irrelevantes.

«Hay más ruido urbano y más audio en los oídos. Esa contaminación acústica y el uso de auriculares impactan en el sistema auditivo», apunta la profesora.

En el sistema visual, el impacto de la vida digital es simultáneo a nivel óptico, neurológico y cognitivo.

La exposición a pantallas no solo afecta al ojo como órgano, sino que transforma la manera en la que el cerebro procesa la visión ya que exige más acomodación retinal, altera los ritmos biológicos o reorganiza la atención…

Los cambios más inmediatos se observan en el receptor (ojos y acomodación retiniana) por la exposición a pantallas, un ámbito que roza lo médico-ocular, pero que condiciona la entrada sensorial y, por lo tanto, el procesamiento cerebral, explica.

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La excesiva exposición a las pantallas perjudican al desarrollo físico, psicológico y a la salud de los niños. EFE/Marcial Guillén

El olfato y el gusto

Los sentidos del olfato y el gusto se sitúan en segundo plano en relación con su interactuación con el medio digital.

Pero muchas veces también los saturamos con perfumes, ambientadores, alimentos ultraprocesados con potenciadores etc.

“No se trata de un deterioro súbito por el uso digital, sino de una priorización funcional, ya que la vida moderna exige más de visión y audición y menos de olfato y gusto”, señala la experta.

El estrés también impacta en los sentidos

El estrés crónico impacta también en nuestros sentidos. Inhibe la corteza prefontral que se encarga de la toma de decisiones o el control de la atención; inhibe el hipocampo y afecta a la memoria y a la regulación emocional; y potencia la amígdala que puede ocasionar una respuesta de ansiedad.

Y el resultado es una peor atención visual sostenida, una peor consolidación de la memoria y una mayor vulnerabilidad a la ansiedad.

«El estrés nos afecta muchísimo a la capacidad de mantener la atención; el deterioro en la atención visual puede ser marcado», indica Redolar.

¿Cómo contrarrestar los efectos negativos de la vida digital en los sentidos?

La profesora también destaca los beneficios que la vida digital puede ofrecernos ya que el acceso masivo a contenidos puede potenciar la selección crítica de información, siempre y cuando existan bases de conocimiento previas que pueden mejorar el rendimiento y el aprendizaje.

Precisa que, sin fundamentos, herramientas como la inteligencia artificial o las búsquedas no garantizan calidad.

Los efectos negativos se producen ante la exposición continua a estímulos breves y variables (como los de las redes sociales) que afecta a la atención, por lo que cuesta mantener la concentración y extraer información de interés.

Para evitar los efectos negativos, Redolar apuesta por la propiocepción -sistema que tiene el cuerpo para conocer cuál es su posición y orientación en el espacio- y la interocepción -la capacidad de sentir las señales internas del cuerpo (hambre, sed, dolor, latidos… ) infrautilizadas en la vida actual.

«Cuando nos paramos a escuchar el cuerpo, eso impacta positivamente en las emociones y en la función cognitiva», afirma, y señala prácticas de atención plena y conciencia respiratoria como herramientas accesibles.

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FOTO EFE/EVERETT KENNEDY BROWN

Hábitos que ayudan a proteger los sentidos

Para proteger los sentidos hay hábitos de vida que nos ayudan, según la profesora de la UOC.

  1. Dormir mejor: El sueño consolida la memoria, recalibra las redes atencionales y ajusta el equilibrio emocional que modula la percepción. Objetivos: horario regular, luz natural por la mañana, limitar pantallas y audio intenso en la última hora.
  2. Gestionar el estrés: cuando el estrés baja, la zona del cerebro que mantiene el foco (corteza prefrontal) y la que fija recuerdos y mapas mentales (hipocampo) trabajan mejor. Una forma sencilla de comprobarlo en casa es leer de veinte a treinta minutos seguidos en papel o en pantalla sin notificaciones.
  3. Entrenar la propiocepción y la interocepción: rutinas diarias de ocho a doce minutos de conciencia respiratoria y corporal (tensión muscular, postura, equilibrio) ayudan a recalibrar la integración sensoriomotora y el foco atencional.
  4. Higiene visual y auditiva en entornos digitales: Pausas regulares lejos de pantallas cada veinte minutos, distancia correcta entre los ojos y la pantalla. En auriculares, establecer un volumen moderado, con descansos de cinco a diez minutos cada hora.
  5. Bases de conocimiento antes de exponerse a sobrecarga: la sobrecarga informativa penaliza la atención y el aprendizaje.

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Hay una razón por la que los infartos son menos graves por la noche: unos científicos la han descubierto

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Los infartos que se producen de noche son menos graves que los que suceden durante el día, y la razón, según un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), es que los neutrófilos (un tipo de glóbulos blancos) son menos agresivos por la noche.

La investigación, liderada por Andrés Hidalgo y publicada en el Journal of Experimental Medicine, muestra que los neutrófilos tienen un reloj interno que regula su agresividad a lo largo del día y determina el alcance de los daños que causan al corazón después de un infarto.

En el mismo estudio, los investigadores también desarrollaron una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos y mantenerlos en un estado «nocturno» para reducir su potencial dañino durante un ataque al corazón.

El sistema inmunológico protege el cuerpo contra los microorganismos que causan infecciones. Dado que los humanos son diurnos, la probabilidad de exposición a patógenos es mayor durante el día y, por lo tanto, el sistema inmunológico ajusta sus picos de actividad a este ritmo circadiano pero esa respuesta defensiva puede volverse dañina.

Los neutrófilos y sus ritmos circadianos

Tras décadas de investigación, se sabe que casi la mitad del daño cardíaco después de un ataque al corazón está causado por los neutrófilos, pero este daño fluctúa a lo largo del día, lo que sugiere que hay mecanismos circadianos que limitan la actividad de los neutrófilos y protegen el cuerpo.

Para averiguarlo, el equipo examinó datos de miles de pacientes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y confirmó que una menor actividad de los neutrófilos por la noche resulta en infartos menos graves durante este período.

Desarrollaron entonces una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos, reduciendo su potencial dañino durante el infarto.

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EFE/Nacho Gallego

«El compuesto imita un factor que el cuerpo produce principalmente durante la noche. De alguna manera, este factor ‘engaña’ a los neutrófilos para que piensen que es de noche, reduciendo su actividad tóxica», explica Hidalgo.

La razón de que ocurra esto, apunta la primera autora del estudio, Alejandra Aroca-Crevillén, es que «por la noche, los neutrófilos migran a la zona dañada sin afectar el tejido sano. Durante el día, pierden esta direccionalidad y causan más daño al tejido circundante».

Puerta abierta a nuevas terapias

Este estudio es uno de los primeros en aprovechar los ritmos circadianos del sistema inmunológico para modular la inflamación sin comprometer la defensa contra infecciones.

«Nos sorprendió encontrar que bloquear el reloj circadiano de los neutrófilos no solo protege el corazón, sino que también mejora las respuestas a ciertos microbios e incluso reduce los émbolos asociados con la anemia falciforme», añade Aroca-Crevillén.

Los autores creen que los resultados abren la puerta a nuevas terapias basadas en la cronobiología (la rama de la biología que estudia cómo los organismos vivos estructuran sus procesos fisiológicos en el tiempo), con el potencial de proteger el corazón y otros órganos de los daños inflamatorios sin debilitar las defensas naturales del cuerpo.

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