Ciencia y Salud
El 95 % de la juventud española ve complicado adoptar un estilo de vida sostenible

En un contexto donde la crisis climática se intensifica y sus efectos se hacen cada vez más palpables, la juventud española emerge como un colectivo profundamente interesado, consciente y comprometido con el cuidado del medioambiente y la promoción de una vida sostenible.
El cuidado del medio ambiente ocupa la cuarta posición (30 %) entre los temas que más preocupan a la juventud, no muy por debajo del crecimiento económico (36,4 %); la igualdad entre hombres y mujeres (36,4%) o la lucha contra la desigualdad económica y la pobreza (33,1 %).
Y es que cuando se pregunta directamente por cuánto preocupa el cuidado del medioambiente, una amplia mayoría de jóvenes expresa una alta preocupación por esta cuestión: casi 9 de cada 10 jóvenes de 15 a 29 años.
Estas son algunas de las conclusiones que se recogen en el estudio “Posturas juveniles ante el cuidado de su salud y la sostenibilidad medioambiental”, llevado a cabo por la Fundación Pfizer y el Centro Reina Sofía de Fad Juventud.
Sergio Rodríguez, presidente de la Fundación Pfizer, alerta de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advertía hace unos años que el cambio climático causará unas 250.000 defunciones adicionales al año entre 2030 y 2050.
“Por esta razón, es interesante conocer cuáles son las preocupaciones de los jóvenes por el medioambiente y cómo las relacionan con la salud. Entender sus percepciones es importante de cara a la promoción de hábitos saldables y la búsqueda de soluciones presentes y futuras”, explica Sergio Rodríguez.
La imposibilidad para llevar una vida sostenible
Esta preocupación de los jóvenes por el medioambiente está directamente relacionada con su experiencia con fenómenos como las olas de calor (67 %), los incendios (31,8 %), las sequías excepcionales (27,8 %), las plagas de insectos y animales (24,8 %) y la contaminación del aire (18,7 %), los cuales afectan de manera tangible su vida diaria.
Como resultado, casi la mitad de los y las jóvenes (47,5 %) ha modificado sus hábitos cotidianos para reducir su impacto ambiental, adoptando prácticas como el reciclaje, la movilidad sostenible y el consumo de productos locales.
Sin embargo, el 95 % afirma enfrentar algún tipo de barrera para adoptar un estilo de vida sostenible.
Las principales dificultades que señalan son el alto coste de productos y servicios sostenibles (49,1 %) y la falta de incentivos económicos (34,7 %).
Además, un 33,9 % siente que sus acciones individuales tienen un impacto poco significativo, y un 27,6 % percibe que la información disponible sobre cómo vivir de manera más sostenible es insuficiente o confusa.
Cambios en los hábitos y rutinas de los jóvenes
Alrededor de la mitad de los jóvenes (47,5 %) ha adoptado hábitos sostenibles en respuesta al cambio climático, y casi un tercio (29,2 %) ha optado por formas de movilidad más sostenibles.
Respecto a los hábitos sostenibles relacionados con el medioambiente que tienen los y las jóvenes integrados en su día a día, se observa que ninguno de estos hábitos supera el 35 % de práctica.
Esto apunta que estas rutinas no están integradas aún de forma generalizada en la juventud.
El que más se practica es el hábito de reciclar (35,4 %) y el de comer fruta y verdura de temporada (33 %), y el que menos tener una dieta vegana o vegetariana (5,5 %) y pertenecer a una entidad que luche contra el cambio climático (5,3 %).
Una sola salud
“One health” o “Una sola salud” es un enfoque que vincula la salud humana, animal y el medioambiente y que subraya la interdependencia de estos elementos para garantizar un bienestar integral.
Un 31,7 % de la población joven en España afirma conocer este concepto.
Aunque el conocimiento del concepto es relativamente bajo, se percibe una creciente comprensión entre la juventud de la relación intrínseca entre el medioambiente y la salud.
Más de un cuarto de la población joven está preocupada por el aumento de enfermedades crónicas y la extinción de especies.
Para gran parte de la juventud, esta conexión entre el medio ambiente y su salud se hace evidente a través de la necesidad de mantener una buena calidad del aire y del agua.
Un 56,4 % de los jóvenes reconocen su impacto directo en la prevención de enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Sin embargo, otros aspectos clave del enfoque, como el bienestar animal, la biodiversidad y la gestión de residuos, reciben menos atención.
Solo un 17,1 % de los jóvenes valora el bienestar animal como un factor relevante para la salud humana.
¿En quién confían los jóvenes?
En un entorno donde la información sobre el cambio climático es abundante pero a veces confusa, la juventud española busca fuentes confiables para orientar sus acciones y decisiones respecto al medioambiente y la sostenibilidad.
Con un promedio de 3,66 sobre 5 en fiabilidad, se establece que la juventud deposita mayor confianza en la comunidad científica, seguido de las organizaciones internacionales (3,31) y las organizaciones y activistas ecologistas (3,21).
Confían menos en las empresas (2,72) y los gobiernos y administraciones públicas (2,66).
Los medios y las redes sociales se sitúan en los últimos lugares con 2,64 y 2,60 puntos respectivamente.
Jóvenes comprometidos
Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud, señala que la juventud ha demostrado un compromiso excepcional y una conciencia clara sobre los retos que plantea el cambio climático.
“Su preocupación no es solo un reflejo de las adversidades que ya enfrentan, sino también una llamada a la acción para toda la sociedad. Es crucial que se enfrenten políticas efectivas que eliminen las barreras que les impiden adoptar un estilo de vida más sostenible. No podemos permitir que la falta de apoyo institucional frene su voluntad de cambio”, concluye Beatriz Martín Padura.
Vídeo de las Posturas juveniles ante el cuidado de su salud y la sostenibilidad medioambiental de Fad Juventud.
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Ciencia y Salud
Vacunas para personas con riesgo de gripe aviar, una prioridad para los epidemiólogos

Por el momento, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha emitido informes favorables para la autorización de dos vacunas preventivas frente el subtipo A(H5N1) del virus de la gripe aviar (Celldemic e Incellipan) que pueden utilizarse en el marco de un brote y de una pandemia.
El pasado mes de enero, el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, explicó que España tiene previsto adquirir vacunas contra la gripe aviar en el próximo proceso de compra conjunta de la Unión Europea porque la situación epidemiológica ha cambiado respecto a junio, cuando se optó por no adquirirlas, tras producirse más de sesenta de casos en humanos en granjas de vacas de Estados Unidos.
La autoridad europea de reacción urgente ante amenazas sanitarias (HERA) firmó el 11 de junio de 2024 un contrato de adquisición conjunta para el suministro de hasta 665.000 dosis contra el virus de la influenza zoonótica.
“La transmisión de aves a humanos no es frecuente, aunque hay que estar preparados para esa contingencia”, precisa a EFEsalud el miembro del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la SEE, Pere Godoy.
Una guía para prevenir la gripe aviar
Esta sociedad médica ha lanzado una guía para poner el foco en la prevención y para advertir de que la gripe aviar “es un riesgo que existe y que en los últimos meses ha ido creciendo”.
“En España hay constatados casos en aves migratorias y en algunas aves de corral en Galicia, Andalucía, Castilla y León o la cuenca mediterránea…”, señala el epidemiólogo.
En mamíferos tan solo se ha detectado en octubre de 2022 un foco de gripe por subtipo A(H5N1) en una granja de visones en Galicia, según la guía.
La gripe aviar es una enfermedad infecciosa causada, mayoritariamente, por el virus A(H5N1) que afecta a las aves migratorias, puede infectar a las aves de corral y ya ha habido casos de transmisión a mamíferos, los últimos registrados en vacas de granjas en Estados Unidos.

La transmisión del animal al hombre es infrecuente y cuando se produce suele generar enfermedad grave y en la mitad de los casos con desenlace de muerte.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, desde inicios de 2003 hasta el 20 de enero del 2025, se han notificado 964 casos humanos de influenza aviar A(H5N1) con 466 defunciones (una letalidad del 48 %), en 24 países del mundo. Solo en 2024 se registraron 81 casos de gripe aviar (H5N1) en humanos, la cifra más alta desde 2015.
Para que el virus se transmita de las aves a los humanos es necesario que haya un contacto estrecho con aves o animales infectados, ya sean vivos o muertos, o con ambientes contaminados por secreciones y excretas.
La vía puede ser directa, por inhalación, o indirecta, por ejemplo, al tocarse los ojos o la nariz con las manos contaminadas.
Por el momento y desde 2020, ni en la Unión Europea ni en España se han notificado casos de gripe aviar en humanos.
Pero el hecho de que se hayan notificado casos en España de aves de corral aumenta el riesgo de que el virus pueda pasar a mamíferos y también a personas más expuestas por su proximidad, como los trabajadores de granjas de aves y veterinarios.
Las medidas de prevención y protección
Pere Godoy considera que, aunque el riesgo es bajo, es aconsejable contar con las vacunas para proteger a estos grupos de riesgos de eventuales infecciones por gripe aviar.
“Las vacunas tienen una potencial utilidad para las personas expuestas al virus aviar, pero no para uso masivo en la población en estos momentos”, precisa el también catedrático de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Lleida.
También es necesario que empleen equipos de protección personal, como las mascarillas, y vigilancia epidemiológica en las granjas, además de medidas como la higiene de manos o evitar el contacto con aves enfermas o profilaxis post exposición con antivíricos.
Además, la notificación de casos de gripe aviar, especialmente en aves de corral en países vecinos como Francia y Portugal, recomendó aumentar el nivel de alerta a nivel nacional en España e implementar medidas de mitigación del riesgo.
Una de ellas es la prohibición temporal de la cría de aves de corral al aire libre, con el objetivo de prevenir la posible propagación del virus.
Evitar coinfecciones de gripe aviar y gripe A humana
El doctor insiste en que en estos momentos lo necesario es que estas personas expuestas a las aves de corral se vacunen contra la gripe estacional para evitar la coinfección de los dos tipos de virus gripales (la gripe A humana y el aviar).
Esto podría favorecer la aparición de un nuevo subtipo del virus con capacidad de transmisión entre humanos y ocasionar otra pandemia, según la SEE.
Transmisión de humano a humano
Así, el mayor riesgo ya no es que aumenten los casos de transmisión de animales a humanos, sino que el virus se vaya adaptando y sea capaz de saltar de humano a humano, lo que podría generar una pandemia.
La OMS asegura que por ahora no se han registrado casos entre humanos, aunque en Estados Unidos se dieron varios de enfermedad leve entre los trabajadores de las granjas de ganado afectados por la gripe aviar y sus familiares, “pero es algo que no confirmado”, matiza el epidemiólogo.
Una de las consecuencias de los brotes de gripe aviar en Estados Unidos es la escasez de huevos y, por tanto, un aumento notable de los precios.

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Ciencia y Salud
Científica Susana Monge: Por qué el covid-19 causó una pandemia y otras reflexiones

La investigadora Susana Monge es científica titular en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, donde coordina la vigilancia de virus respiratorios a nivel estatal.
Realiza, además, una activa investigación epidemiológica sobre virus respiratorios y sus medidas de prevención y control, siendo autora de más de 100 artículos científicos.
Es médica especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, doctora internacional en Ciencias Sanitarias y graduada del Programa de Formación en Epidemiología de Intervención del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
Durante los años 2019, 2020 y 2021 trabajó como médica titular en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad.
Por qué el covid-19 causó una pandemia y otras reflexiones
Por Susana Monge
Tal día como hoy hace cinco años, el 13 de marzo de 2020, recuerdo estar en mi sofá, enferma, viendo al presidente declarar el estado de alarma en la televisión.
En aquel entonces, yo trabajaba como médico titular en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, donde el personal total se podía contar con los dedos de las manos. Llevábamos desde enero siguiendo el nuevo virus, evaluando su riesgo y las medidas de control necesarias.
Finalmente, la situación se había vuelto incontenible. Mi marido llevaba una semana con fiebre alta, tenía una neumonía bilateral, mientras que yo, sin afectación pulmonar, estuve tres meses enferma y arrastro síntomas hasta el día hoy.
Echando la vista atrás, pienso que el impacto de este virus se podría haber mitigado, pero que esta pandemia no se podría haber evitado, al menos desde el momento en el que el virus logró transmitirse entre personas de forma eficaz, algo que aún desconocemos cuándo y cómo ocurrió ¿Por qué el covid-19 causó una pandemia?
El virus
Se desconoce el origen exacto del SARS-CoV-2, pero hoy se piensa que habría estado transmitiéndose entre personas incluso meses antes de lo que pensamos, y que las alertas saltaron a raíz de un evento de superdiseminación en un mercado de la ciudad china de Wuhan. Pienso que en ese momento ya estaban las cartas echadas.
Algunas características que lo hacían imparable y que fuimos descubriendo entre enero y marzo eran: la transmisión importante en el periodo antes del inicio de los síntomas, incluso la existencia de casos completamente asintomáticos, y su largo periodo de incubación, de hasta 14 días.
Lo primero hace que sea menos efectivo el aislamiento de los casos para evitar que infecten a otras personas, ya que evita una parte de los eventos de transmisión, pero no todos.
Lo segundo facilita que las personas puedan desplazarse antes de enfermar y la difusión geográfica del virus. Junto a ello, la presencia de sujetos superdiseminadores, capaces de infectar a decenas, aceleraba el crecimiento de la epidemia.
Finamente el largo curso clínico, con ingresos hospitalarios y en UCI prolongados, fue determinante en la saturación de la atención sanitaria.

La población
Algunos virus pandémicos pueden encontrar sujetos con una cierta protección. Por ejemplo, en la pandemia de 2009 causada por gripe A(H1N1), las personas mayores de 60 años habían estado expuestas a un virus relacionado que circuló en las décadas de 1930 y 1940, lo que amortiguó el impacto. En el caso del SARS-CoV-2, sin embargo, la susceptibilidad era universal.
También influyeron las características sociales, como la falta de recursos en las residencias de mayores, que crearon entornos de elevadísima vulnerabilidad, donde el impacto del covid-19 fue extremo.
La precariedad laboral, que fuerza a acudir al trabajo estando enfermo y dificulta los aislamientos y cuarentenas, y la limitada cultura de etiqueta respiratoria o utilización de mascarillas actuaron de facilitadores (y lo siguen haciendo).
La mala suerte
De forma creciente en mi experiencia profesional creo en un elemento incontrolable, que es el de la mala suerte, si bien nuestro trabajo es dejarle el menor espacio posible.
Por ejemplo, el SARS-CoV-1, en el año 2002, causo más de 8.000 casos en 26 países a lo largo de 8 meses, pero no resultó en pandemia.
En aquel brote, en el que se aplicaron medidas similares que con el SARS-CoV-2, el 80 % de los casos ocurridos en Hong Kong fueron trazados a un único sujeto superdiseminador, un médico, que pudo ser detectado a tiempo.
La ausencia de transmisión asintomática del SARS-CoV-1 (a diferencia del SARS-CoV-2) hizo que el aislamiento de los casos y sus contactos fuera eficaz para frenar el brote. Tal vez hubiera bastada un solo evento superdiseminador no detectado para que la historia hubiera terminado de manera diferente.
La respuesta
La respuesta a una crisis se empieza a preparar mucho antes de que esta siquiera se inicie y es imprescindible para frenar o, al menos, mitigar su expansión y su impacto.
En la respuesta al covid-19, las reservas de emergencia estaban infradimensionadas a nivel global, creando falta de elementos esenciales en los primeros momentos (equipos de protección, mascarillas y respiradores, fundamentalmente).
Es también esencial disponer de un sistema sanitario y de salud pública que no opere en condiciones de saturación “en tiempos de paz”. De lo contrario, la reserva para atender situaciones extraordinarias es baja o nula, resultando en no poder dar los mejores cuidados sanitarios ni asumir la avalancha de gestión de casos y sus contactos, o hacerlo solo a costa de la dedicación heroica de los trabajadores.
Otros elementos más vistosos son, sin embargo, de escasa utilidad. Los modelos muestran que las restricciones de movilidad o los controles basados en síntomas (por ejemplo, en los aeropuertos) consiguen, en el mejor de los casos, retrasar los acontecimientos una o dos semanas, especialmente frente a un virus con las características del SARS-CoV-2.
El futuro
En mis 19 años de vida profesional en salud pública he visto ya dos pandemias. La de gripe A(H1N1), en que se acusó a todas las instituciones nacionales e internacionales de sobreactuar, y la de covid-19 donde claramente se infraestimó la gravedad de la situación en los primeros momentos.
Una epidemióloga amiga me dijo hace poco que las decisiones se juzgan desde un mundo ideal, pero se toman en el real, frecuentemente en condiciones de gran incertidumbre. No hay duda de que volveremos a pasar por situaciones similares. Esperemos ser capaces de aplicar los aprendizajes de las situaciones vividas a las aún desconocidas.
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Ciencia y Salud
“Actúa por tus riñones”, campaña para impulsar el diagnóstico precoz de la enfermedad renal crónica

Con Motivo del Día Mundial del Riñón, 13 de marzo, la Federación Nacional de Asociaciones para la lucha contra las enfermedades del riñón (ALCER) ha lanzado la campaña de cribado “Actúa por tus riñones” cuyo objetivo es promover el diagnóstico temprano de la enfermedad renal crónica (ERC) y con la que los usuarios han podido hacerse un análisis de sangre y orina, esencial para detectar a tiempo esta patología.
En este proyecto han colaborado las Sociedades médicas de Atención Primaria Semergen y SEMG, las asociaciones de pacientes Cardioalianza y la Federación Española de Diabetes (FEDE) y las compañías Boehringer Ingelheim y Ailin Health.
El doctor Daniel Gallego, presidente de ALCER, explica que la campaña nace con el fin de que el cribado esté cerca de la población general y potenciales personas con enfermedad de los riñones y así disminuir el número de individuos que aún llegan en estadios muy avanzados, provocando que su calidad de vida disminuya.

¿Cómo conseguir una detección precoz?
Según los expertos, la enfermedad renal crónica es una afección que señala que los riñones están dañados y no funcionan al ritmo adecuado, lo que impide que mantenga la salud del organismo.
Aunque sea una enfermedad silenciosa, la detección temprana se puede lograr mediante dos pruebas:
- Un análisis de sangre para calcular la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe), que evalúa la capacidad de los riñones para filtrar desechos.
- Un análisis de orina para medir la presencia de albúmina, una proteína que, cuando aparece en cantidades anormales en la orina (albuminuria), puede indicar un daño renal.
“A través de la detección precoz y de realizar chequeos anuales, queremos conseguir que la población con factores de riesgo se active y escuche a sus riñones. Con dos simples pruebas médicas de sangre y de orina es posible detectar la enfermedad a tiempo”, declara Gallego.
Una enfermedad grave
La doctora Noemí Pérez León, Coordinadora del Grupo de Trabajo de Nefrourología de Semergen, explica que la enfermedad renal crónica es un enemigo silencioso que avanza sin dar señales evidentes en sus primeras etapas.
“No causa dolor, ni síntomas al inicio, lo que la hace especialmente peligrosa. Si no se detecta y trata a tiempo, puede causar complicaciones graves, como insuficiencia renal irreversible o una muerte por causa cardiovascular”, alerta la doctora.
Por otra parte, el doctor Pedro García Ramos, responsable del Grupo de Nefrourología de SEMG, indica que la enfermedad renal crónica es un grave problema de salud en el que confluyen diversas patologías.
“La propia enfermedad y las diversas patologías que conducen a la misma, están condicionadas por una serie de determinantes en alguno de los cuales, podemos incidir para prevenir la progresión de la enfermedad. Estos procesos potencialmente modificables en los que podemos intervenir, forman parte de nuestra misión”, señala el doctor.
Un gran impacto económico
Los expertos indican que la ERC representa un desafío significativo para los sistemas de salud, no solo por su alta prevalencia, sino también por el impacto económico que supone su tratamiento en las fases avanzadas.
En España, el coste asociado a la atención de los pacientes con ERC avanzada representa cerca del 3 % del gasto sanitario del sistema público de salud y el 4 % del presupuesto destinado a la atención especializada hospitalaria, según datos facilitados por ALCER.
La Comunidad Valenciana, Canarias, Cataluña y Galicia, son las comunidades con más pacientes en tratamiento sustitutivo renal, con más de 1500 pacientes por millón de habitantes.
Sin embargo, en lugares como Melilla, Baleares, Madrid, Cantabria y La Rioja, esta cifra se sitúa por debajo de los 1200 pacientes por millón de habitantes.
Su relación con otras patologías
Además, la ERC está estrechamente relacionada con otras enfermedades crónicas, dando nombre a la interconexión cardio-renal-metabólica.
Desde ALCER explican que entre el 40 % y el 50 % de las personas con insuficiencia cardíaca también padecen ERC y hasta el 40 % de los pacientes con diabetes tipo 2 desarrollan algún grado de enfermedad renal.
Esta interconexión entre la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la ERC hace que un abordaje integral de la salud sea esencial para prevenir su progresión y reducir el riesgo de complicaciones graves, como eventos cardiovasculares o insuficiencia renal terminal.
Es más, los pacientes con ERC avanzada presentan un riesgo cardiovascular significativamente elevado, con la mortalidad por enfermedades del corazón representando entre el 40 y el 50 % de los fallecimientos en estadios 4 y 5 de la enfermedad.

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