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Ciencia y Salud

Astenia otoñal: 5 consejos para enfrentar la falta de energía

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Si tienes cansancio excesivo, dificultad para concentrarte, tristeza o irritabilidad puede que tengas síntomas de astenia otoñal.

Este fenómeno, que también se da en primavera, dura unas dos semanas hasta la aclimatación a la nueva estación y tras el intenso verano.

Las razones de la astenia otoñal

La bajada de las temperaturas y la disminución de las horas de luz natural en otoño son dos de las razones para la aparición de esta falta de energía y de motivación.

Algunos estudios, según la compañía Cigna Healthcare España, han reflejado que este acortamiento de la luz solar también reduce la producción de serotonina a nivel cerebral (el neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo) y aumenta la melatonina, la hormona encargada de regular el sueño.

El desajuste entre la serotonina y la melatonina puede contribuir a una mayor sensación de fatiga y puede afectar al ánimo provocando tristeza, desmotivación e irritabilidad.

También el fin del verano y la vuelta a la rutina puede influir negativamente en el estado de ánimo tras un tiempo de descanso, ocio y vida social.

EFE/ David Arquimbau

Además, la llegada de virus respiratorios como los del resfriado común y la gripe, típicos de la estación, pueden empeorar los síntomas de la astenia otoñal al tener que combatir, no solo el cansancio emocional y mental, sino también el físico para luchar contra la enfermedad que puede verse condicionado por un sistema inmunológico debilitado por el estrés y por el cansancio.

También la reducción de la luz solar puede disminuir la síntesis de vitamina D, esencial en el buen funcionamiento del sistema inmune.

En casos más graves, la astenia otoñal puede dar lugar al trastorno afectivo estacional, una especie de depresión que se activa en otoño e invierno.

Consejos contra la astenia otoñal

La doctora Daniela Silva, especialista en medicina interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España considera necesario “actuar cuanto antes” e instaurar hábitos saludables que contribuyan a equilibrar el bienestar físico y mental.

Y propone cinco estrategias:

Para regular el ciclo sueño-vigilia y mejorar el ánimo es mejor levantarse temprano y aprovechar la luz natural. Se puede utilizar un despertador de luz que simule el amanecer, lo que permite despertar de manera gradual y natural. Esto contribuye a minimizar la sensación de somnolencia diurna y a mantener los niveles de energía más equilibrados durante el día. Asimismo, las duchas frías permiten activar la circulación, combatiendo la fatiga física y mental que provoca este trastorno estacional.

Aprovechar la naturaleza para hacer frente al sedentarismo. Aunque el frío y la necesidad de abrigarse puedan ser factores desmotivantes, el contacto con el entorno natural tiene múltiples beneficios para la salud, como reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo y combatir el sedentarismo.

EPA/JULIAN STRATENSCHULTE

3. Evitar el hambre emocional. Existe una relación entre la alimentación y el estado de ánimo. De hecho, cuando una persona está triste o desanimada suele elegir alimentos ricos en azúcares o carbohidratos para sentirse mejor. Sin embargo, hay estudios que demuestran que un alto consumo de este tipo de alimentos puede tener un efecto perjudicial e, incluso, aumentar la ansiedad y la depresión. Priorizar el consumo de frutas y verduras y preparar recetas con alimentos de temporada ricos en nutrientes (como calabazas, batatas, setas y frutas), ayuda a reforzar el sistema inmunológico y mejora los niveles de energía, así como el estado anímico.

4. Definir metas diarias de forma realista y flexible. Cumplir con pequeñas metas diarias genera una sensación de logro y bienestar, lo que mejora el estado de ánimo y ayuda a mantener una actitud positiva frente a la astenia otoñal.

5. Hacer gimnasia mental con actividades manuales. La realización de actividades manuales, como cocinar, hacer cerámica o pintar es una alternativa ideal para esta época en la que se suele pasar más tiempo en interiores, ya que se ha asociado con una mejora en el bienestar emocional y cognitivo. Y es que, las tareas creativas estimulan la actividad cerebral y reducen la ansiedad, el estrés e, incluso, la depresión. Además, al centrar la mente en una tarea concreta, se logra un estado de calma que ayuda a desconectar de los problemas, promoviendo una sensación de satisfacción y tranquilidad.

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Ciencia y Salud

Cirrosis: causas, síntomas y tratamientos

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Durante las primeras etapas, los pacientes con cirrosis hepática pueden no presentar síntomas. Pero, de manera gradual, pueden empezar a sentirse agotados, sin energía, sin apetito, con trastornos digestivos y disminuir su peso y masa muscular, según la Clínica Universidad de Navarra.

Principales síntomas y signos de alerta

Cuando la enfermedad se encuentra en una etapa avanzada, el paciente se siente constantemente enfermo, no puede mantener una vida normal.

Según las fuentes citadas, surgen, entre otros síntomas, los siguientes:

  • Ictericia. Amarillo en la piel debido a la incapacidad del hígado para eliminar la bilirrubina de la sangre.
  • Alteraciones en la piel. Ampliaciones vasculares, principalmente en las mejillas, el tronco y los brazos. Adicionalmente, puede surgir el enrojecimiento en las manos y los pulpejos de los dedos. Las uñas poseen un color más claro.
  • Retención de agua y sal. Concentración de líquido en las extremidades inferiores (edemas) y en el abdomen (ascitis).
  • Facilidad para la hemorragia. Cuando el hígado falla, suele aparecer sangrados en las encías, en la nariz y la formación de hematomas con impactos suaves.
  • Algunos pacientes sufren sangrados internos severos, principalmente en el sistema digestivo debido a la ruptura de varices en el esófago o el estómago. Estas hemorragias son severas, pueden ser letales y necesitan ser hospitalizadas para su atención médica.
  • Alteraciones en el comportamiento y en el grado de conciencia. El hígado elimina elementos dañinos para el cerebro de la sangre. Si el hígado falla, estas sustancias causan una intoxicación cerebral que se manifiesta con insomnio durante la noche, somnolencia durante el día, alteraciones en el comportamiento y el estado de ánimo, confusión y una gradual reducción del nivel de conciencia, que puede llevar al coma. Esta complicación es severa y necesita hospitalización.
  • Alteraciones sexuales. Por alteraciones hormonales y desnutrición, es habitual la disminución del deseo y la potencia sexual en los hombres, así como la interrupción de la menstruación y la fertilidad en las mujeres. Además, en los hombres, pueden causar un incremento en el tamaño de las mamas, que en ocasiones pueden ser dolorosas.
  • Deshidratación. El hígado juega un papel crucial en la asimilación y utilización de los nutrientes que consumimos. Por esta razón, en etapas avanzadas, las personas con cirrosis presentan desnutrición y disminuyen considerablemente su masa y fuerza muscular.
  • Otras dificultades. La cirrosis es el principal factor de riesgo para la formación de cáncer hígado.
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Técnica no invasiva para la detección de cirrosis. EFE/Andreu Dalmau

Tratamiento de cirrosis

El tratamiento médico específico para la cirrosis es inexistente, ya que es irreversible. La Clínica Universidad de Navarra asegura que algunas enfermedades que la originan pueden ser tratadas y prevenir o aplazar el progreso de una cirrosis desde su fase inicial hasta las etapas más avanzadas.

Tratamiento dietético
Dentro de los hábitos alimenticios se incluye la disminución de la sal para evitar la retención de líquidos, y la ingesta de proteínas (carnes, pescados) para prevenir la encefalopatía hepática (complicación de la cirrosisis con efectos neurológicos). Dado que se requiere una nutrición adecuada, la dieta siempre debe estar bajo la supervisión del médico. En ocasiones se requieren adicionales de vitaminas y minerales.

Terapias con medicamentos
Los medicamentos que se utilizan principalmente son los diuréticos para combatir la retención de líquidos y los denominados beta-bloqueantes para evitar las hemorragias digestivas. Es posible que se requieran otros numerosos medicamentos para tratar las complicaciones, pero la mayoría de estos se aplican principalmente en el contexto hospitalario.

Trasplante hepático
Una solución para la cirrosis es el trasplante hepático. Se lleva a cabo en pacientes cuyo promedio de supervivencia es inferior a dos años, debido a dicha enfermedad, y donde no hay contraindicación por otras razones.

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Vacunas para personas con riesgo de gripe aviar, una prioridad para los epidemiólogos

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Por el momento, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha emitido informes favorables para la autorización de dos vacunas preventivas frente el subtipo A(H5N1) del virus de la gripe aviar (Celldemic e Incellipan) que pueden utilizarse en el marco de un brote y de una pandemia.

El pasado mes de enero, el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, explicó que España tiene previsto adquirir vacunas contra la gripe aviar en el próximo proceso de compra conjunta de la Unión Europea porque la situación epidemiológica ha cambiado respecto a junio, cuando se optó por no adquirirlas, tras producirse más de sesenta de casos en humanos en granjas de vacas de Estados Unidos.

La autoridad europea de reacción urgente ante amenazas sanitarias (HERA) firmó el 11 de junio de 2024 un contrato de adquisición conjunta para el suministro de hasta 665.000 dosis contra el virus de la influenza zoonótica.

“La transmisión de aves a humanos no es frecuente, aunque hay que estar preparados para esa contingencia”, precisa a EFEsalud el miembro del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la SEE, Pere Godoy.

Una guía para prevenir la gripe aviar

Esta sociedad médica ha lanzado una guía para poner el foco en la prevención y para advertir de que la gripe aviar “es un riesgo que existe y que en los últimos meses ha ido creciendo”.

“En España hay constatados casos en aves migratorias y en algunas aves de corral en Galicia, Andalucía, Castilla y León o la cuenca mediterránea…”, señala el epidemiólogo.

En mamíferos tan solo se ha detectado en octubre de 2022 un foco de gripe por subtipo A(H5N1) en una granja de visones en Galicia, según la guía.

La gripe aviar es una enfermedad infecciosa causada, mayoritariamente, por el virus A(H5N1) que afecta a las aves migratorias, puede infectar a las aves de corral y ya ha habido casos de transmisión a mamíferos, los últimos registrados en vacas de granjas en Estados Unidos.

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Vacas lecheras de granjas de varios estados de EE.UU han enfermado con gripe aviar. EFE/EPA/ADAM DAVIS

La transmisión del animal al hombre es infrecuente y cuando se produce suele generar enfermedad grave y en la mitad de los casos con desenlace de muerte.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, desde inicios de 2003 hasta el 20 de enero del 2025, se han notificado 964 casos humanos de influenza aviar A(H5N1) con 466 defunciones (una letalidad del 48 %), en 24 países del mundo. Solo en 2024 se registraron 81 casos de gripe aviar (H5N1) en humanos, la cifra más alta desde 2015.

Para que el virus se transmita de las aves a los humanos es necesario que haya un contacto estrecho con aves o animales infectados, ya sean vivos o muertos, o con ambientes contaminados por secreciones y excretas.

La vía puede ser directa, por inhalación, o indirecta, por ejemplo, al tocarse los ojos o la nariz con las manos contaminadas.

Por el momento y desde 2020, ni en la Unión Europea ni en España se han notificado casos de gripe aviar en humanos.

Pero el hecho de que se hayan notificado casos en España de aves de corral aumenta el riesgo de que el virus pueda pasar a mamíferos y también a personas más expuestas por su proximidad, como los trabajadores de granjas de aves y veterinarios.

Las medidas de prevención y protección

Pere Godoy considera que, aunque el riesgo es bajo, es aconsejable contar con las vacunas para proteger a estos grupos de riesgos de eventuales infecciones por gripe aviar.

“Las vacunas tienen una potencial utilidad para las personas expuestas al virus aviar, pero no para uso masivo en la población en estos momentos”, precisa el también catedrático de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Lleida.

También es necesario que empleen equipos de protección personal, como las mascarillas, y vigilancia epidemiológica en las granjas, además de medidas como la higiene de manos o evitar el contacto con aves enfermas o profilaxis post exposición con antivíricos.

Además, la notificación de casos de gripe aviar, especialmente en aves de corral en países vecinos como Francia y Portugal, recomendó aumentar el nivel de alerta a nivel nacional en España e implementar medidas de mitigación del riesgo.

Una de ellas es la prohibición temporal de la cría de aves de corral al aire libre, con el objetivo de prevenir la posible propagación del virus.

Evitar coinfecciones de gripe aviar y gripe A humana

El doctor insiste en que en estos momentos lo necesario es que estas personas expuestas a las aves de corral se vacunen contra la gripe estacional para evitar la coinfección de los dos tipos de virus gripales (la gripe A humana y el aviar).

Esto podría favorecer la aparición de un nuevo subtipo del virus con capacidad de transmisión entre humanos y ocasionar otra pandemia, según la SEE.

Transmisión de humano a humano

Así, el mayor riesgo ya no es que aumenten los casos de transmisión de animales a humanos, sino que el virus se vaya adaptando y sea capaz de saltar de humano a humano, lo que podría generar una pandemia.

La OMS asegura que por ahora no se han registrado casos entre humanos, aunque en Estados Unidos se dieron varios de enfermedad leve entre los trabajadores de las granjas de ganado afectados por la gripe aviar y sus familiares, “pero es algo que no confirmado”, matiza el epidemiólogo.

Una de las consecuencias de los brotes de gripe aviar en Estados Unidos es la escasez de huevos y, por tanto, un aumento notable de los precios.

vacunas gripe aviar
Estante de huevos vacío en un supermercado in Oakland, (California, USA). EFE/EPA/JOHN G. MABANGLO

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Científica Susana Monge: Por qué el covid-19 causó una pandemia y otras reflexiones

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científica susana monge

La investigadora Susana Monge es científica titular en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, donde coordina la vigilancia de virus respiratorios a nivel estatal.

Realiza, además, una activa investigación epidemiológica sobre virus respiratorios y sus medidas de prevención y control, siendo autora de más de 100 artículos científicos.

Es médica especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, doctora internacional en Ciencias Sanitarias y graduada del Programa de Formación en Epidemiología de Intervención del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

Durante los años 2019, 2020 y 2021 trabajó como médica titular en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad.

Por qué el covid-19 causó una pandemia y otras reflexiones

Por Susana Monge

Tal día como hoy hace cinco años, el 13 de marzo de 2020, recuerdo estar en mi sofá, enferma, viendo al presidente declarar el estado de alarma en la televisión.

En aquel entonces, yo trabajaba como médico titular en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, donde el personal total se podía contar con los dedos de las manos. Llevábamos desde enero siguiendo el nuevo virus, evaluando su riesgo y las medidas de control necesarias.

Finalmente, la situación se había vuelto incontenible. Mi marido llevaba una semana con fiebre alta, tenía una neumonía bilateral, mientras que yo, sin afectación pulmonar, estuve tres meses enferma y arrastro síntomas hasta el día hoy.

Echando la vista atrás, pienso que el impacto de este virus se podría haber mitigado, pero que esta pandemia no se podría haber evitado, al menos desde el momento en el que el virus logró transmitirse entre personas de forma eficaz, algo que aún desconocemos cuándo y cómo ocurrió ¿Por qué el covid-19 causó una pandemia?

El virus

Se desconoce el origen exacto del SARS-CoV-2, pero hoy se piensa que habría estado transmitiéndose entre personas incluso meses antes de lo que pensamos, y que las alertas saltaron a raíz de un evento de superdiseminación en un mercado de la ciudad china de Wuhan. Pienso que en ese momento ya estaban las cartas echadas.

Algunas características que lo hacían imparable y que fuimos descubriendo entre enero y marzo eran: la transmisión importante en el periodo antes del inicio de los síntomas, incluso la existencia de casos completamente asintomáticos, y su largo periodo de incubación, de hasta 14 días.

Lo primero hace que sea menos efectivo el aislamiento de los casos para evitar que infecten a otras personas, ya que evita una parte de los eventos de transmisión, pero no todos.

Lo segundo facilita que las personas puedan desplazarse antes de enfermar y la difusión geográfica del virus. Junto a ello, la presencia de sujetos superdiseminadores, capaces de infectar a decenas, aceleraba el crecimiento de la epidemia.

Finamente el largo curso clínico, con ingresos hospitalarios y en UCI prolongados, fue determinante en la saturación de la atención sanitaria.

La científica e investigadora Susana Monge/Foto cedida

La población

Algunos virus pandémicos pueden encontrar sujetos con una cierta protección. Por ejemplo, en la pandemia de 2009 causada por gripe A(H1N1), las personas mayores de 60 años habían estado expuestas a un virus relacionado que circuló en las décadas de 1930 y 1940, lo que amortiguó el impacto. En el caso del SARS-CoV-2, sin embargo, la susceptibilidad era universal.

También influyeron las características sociales, como la falta de recursos en las residencias de mayores, que crearon entornos de elevadísima vulnerabilidad, donde el impacto del covid-19 fue extremo.

La precariedad laboral, que fuerza a acudir al trabajo estando enfermo y dificulta los aislamientos y cuarentenas, y la limitada cultura de etiqueta respiratoria o utilización de mascarillas actuaron de facilitadores (y lo siguen haciendo).

La mala suerte

De forma creciente en mi experiencia profesional creo en un elemento incontrolable, que es el de la mala suerte, si bien nuestro trabajo es dejarle el menor espacio posible.

Por ejemplo, el SARS-CoV-1, en el año 2002, causo más de 8.000 casos en 26 países a lo largo de 8 meses, pero no resultó en pandemia.

En aquel brote, en el que se aplicaron medidas similares que con el SARS-CoV-2, el 80 % de los casos ocurridos en Hong Kong fueron trazados a un único sujeto superdiseminador, un médico, que pudo ser detectado a tiempo.

La ausencia de transmisión asintomática del SARS-CoV-1 (a diferencia del SARS-CoV-2) hizo que el aislamiento de los casos y sus contactos fuera eficaz para frenar el brote. Tal vez hubiera bastada un solo evento superdiseminador no detectado para que la historia hubiera terminado de manera diferente.

La respuesta

La respuesta a una crisis se empieza a preparar mucho antes de que esta siquiera se inicie y es imprescindible para frenar o, al menos, mitigar su expansión y su impacto.

En la respuesta al covid-19, las reservas de emergencia estaban infradimensionadas a nivel global, creando falta de elementos esenciales en los primeros momentos (equipos de protección, mascarillas y respiradores, fundamentalmente).

Es también esencial disponer de un sistema sanitario y de salud pública que no opere en condiciones de saturación “en tiempos de paz”. De lo contrario, la reserva para atender situaciones extraordinarias es baja o nula, resultando en no poder dar los mejores cuidados sanitarios ni asumir la avalancha de gestión de casos y sus contactos, o hacerlo solo a costa de la dedicación heroica de los trabajadores.

Otros elementos más vistosos son, sin embargo, de escasa utilidad. Los modelos muestran que las restricciones de movilidad o los controles basados en síntomas (por ejemplo, en los aeropuertos) consiguen, en el mejor de los casos, retrasar los acontecimientos una o dos semanas, especialmente frente a un virus con las características del SARS-CoV-2.

El futuro

En mis 19 años de vida profesional en salud pública he visto ya dos pandemias. La de gripe A(H1N1), en que se acusó a todas las instituciones nacionales e internacionales de sobreactuar, y la de covid-19 donde claramente se infraestimó la gravedad de la situación en los primeros momentos.

Una epidemióloga amiga me dijo hace poco que las decisiones se juzgan desde un mundo ideal, pero se toman en el real, frecuentemente en condiciones de gran incertidumbre. No hay duda de que volveremos a pasar por situaciones similares. Esperemos ser capaces de aplicar los aprendizajes de las situaciones vividas a las aún desconocidas.

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