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Ciencia y Salud

Récord de ahogamientos: ¿cómo ayudar si alguien tiene dificultades para llegar a la orilla?

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Ahogamientos

Un total de 303 personas han perdido la vida por ahogamientos en espacios acuáticos en España hasta el 31 de julio, la cifra más alta desde 2015, según los últimos datos recogidos por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS).

Solo en el mes de julio han muerto 92 personas, lo que le convierte en el cuarto peor julio en ahogamientos desde que se recogen datos en el Informe Nacional de Ahogamientos de la RFESS.

El trimestre formado por los meses de mayo, junio y julio sumó 209 fallecimientos, la cifra más alta en ese periodo tras los 194 de 2017 y los 187 del año pasado.

“Nos encontramos ante un verano catastrófico que confirma que el agua no entiende de vacaciones”, ha resumido Samuel Gómez Mayor, presidente de la RFESS.

Repunte de muertes de menores

El perfil de persona muerta por ahogamiento continúa siendo el de un hombre adulto, especialmente mayor de 45 años y de nacionalidad española.

No obstante, en este verano, según la RFESS, se observa un “preocupante repunte” de muertes entre menores de edad, con 9 fallecidos en julio y 11 en junio, y un acumulado en lo que va de año de 23.

Donde más ahogamientos se han registrado en julio ha sido en las playas, con 50 muertes. Trece fallecieron en piscinas, diez en ríos y las diecinueve restantes en otros espacios acuáticos de interior.

Prevención y sentido común

Por todo ello es fundamental la prevención y el sentido común. Cada vez más buscamos playas recónditas en las que estar solos y donde no llegan bañistas. Y esto entraña una serie de riesgos, porque muchas de ellas no tienen vigilancia por parte de socorristas.

En este sentido, el profesor de Socorrismo en el Ciclo formativo de Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva de la Universidad Europea, Daniel Arrabal, incide en la importancia de la prevención y la concienciación para evitar ahogamientos.

Ahogameintos
Socorristas de Cruz Roja y de la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana en un simulacro de rescate en El Perellonet de Valencia. EFE/Manuel Bruque

“No podemos controlar todo y más en aguas abiertas, por eso la prevención sería un punto, una prevención que debería empezar en las escuelas para que los niños crezcan sabiendo que el acuático es un medio peligroso porque no es nuestro medio habitual y también la concienciación porque es difícil llegar a todo el mundo”, señala Arrabal. Y lo dice sobre todo por los adolescentes y los jóvenes.

Los distintos colores de las banderas en la playa no dejan de ser recursos informativos, y cada vez más playas sin vigilancia cuentan con carteles informando de la ausencia de este servicio con el fin de alertar de las posibles consecuencias. No tienen que pasar inadvertidos.

Testigo de un posible ahogamiento

Si en alguna ocasión, se es testigo de un potencial ahogamiento y no hay socorristas, Arrabal detalla las claves para tratar de evitarlo.

  • Primero, dar la voz de alarma

“Dar un grito como vemos en las películas cuando preguntan si hay un médico en la sala. ¿Y por qué? porque puede ser que yo no tenga conocimientos suficientes o no sea capaz de llegar hasta la persona en peligro pero a lo mejor otra persona que está en la zona, sí y nos podemos ayudar”, explica el experto.

Mientras otra persona va llamando a Emergencias, se trata de actuar lo más rápido posible para aumentar las posibilidades de que la víctima salga con vida o con las menos lesiones posibles.

  • Segundo, valorar riesgos de rescate por uno mismo

Una vez que se ha dado la voz de alarma, hay que valorar si el hecho de intentar rescatar a la víctima va a poner en riesgo la vida de uno mismo.

“Se trata de actuar con las cosas que yo sé hacer. Valorar si eres una persona que nada bien, que el mar no está excesivamente mal… En cualquier caso, lo mejor es que no vayan varias personas a intentar rescatar a la víctima en el mar porque pueden aumentar los riesgos. Lo ideal es que si hay varias, una de ella actúe como líder por así decirlo y organice”, apunta el experto.

“La prevención debería empezar en las escuelas para que los niños crezcan sabiendo que el acuático es un medio peligroso”, asegura Arrabal

La Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) ha elaborado un documento con preguntas y respuestas sobre los ahogamientos. Precisamente señala que en el ideario popular la persona que se ahoga grita, bracea y pide ayuda, sin embargo, “el ahogamiento es sutil y silencioso”.

“El ahogado bracea bajo el agua, con la mirada fija en la orilla, mientras trata de sacar la cabeza para respirar”, explica SEMES.

  • Tercero, tranquilizar a la víctima

Una vez que se ha decidido actuar e ir al rescate de la persona en cuestión, si está consciente hay que tratar de tranquilizarla para que el remolque sea más sencillo. Y si en la playa hay algún objeto que flote, será mejor llevarlos para que la víctima se pueda agarrar y tenga más flotabilidad.

Si la víctima está consciente, hay que acercarse pero sin tener contacto con ella directamente, hay que tratar de hablarla.

“Y si veo que la persona no me atiende porque es muy posible que ni me escuche, por ese estado de nervios, debería valorar cómo coger a la víctima e incluso esperarme un momento a cierta distancia para que se desgaste, no que se ahogue, sino que no tenga tanta fuerza”, apunta Arrabal.

  • Cuarto, postura para respiración

A continuación hay que cogerla debajo de las axilas para colocarla boca arriba, de forma que mantenga las vías aéreas fuera del agua y ahí realizar el remolque, con una patada de remolque, tal y como indica el experto de la Universidad Europea.

En el caso de que la víctima esté inconsciente, el remolque es el mismo, evidentemente se le pone boca arriba, y una vez en la playa hay que cerciorarse de que respira.

Ahogamientos
Unos socorristas realizan un simulacro de rescate en la playa de la Malvarrosa de Valencia. EFE/Biel Aliño

“Hay que abrir las vías aéreas haciendo una maniobra que se denomina frente-mentón, que es una ligera extensión cervical y comprobar durante 10 segundos si la víctima respira, acercándonos a ella para sentir el aire y mirándola hacia los pies, si el estómago o el abdomen se expanden”, incide Arrabal.

Si no respira, la recomendación es empezar con la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP), si se desconoce cómo hacerla, hay que volver a contactar con el 112, poner el altavoz del teléfono y escuchar las instrucciones que den los sanitarios para realizarla.

La formación, esencial

Por ello, el profesor de la Universidad Europea considera que los primeros auxilios también deberían formar parte de la enseñanza obligatoria. “Ya no digo una asignatura que sería muy bueno, pero por lo menos que esté dentro del currículum educativo”.

De hecho, SEMES hace una serie de recomendaciones en el mismo sentido:

  • Promover en la escuela la enseñanza de las normas de seguridad acuática, el conocimiento de las banderas del mar y la identificación de las situaciones de riesgo, al igual que se hace con la seguridad vial.
  • Adquirir desde la escuela la competencia para realizar RCP e incluir la RCP con ventilaciones y compresiones desde la educación secundaria obligatoria.
  • Acceso a clases de natación desde corta edad para adquirir habilidades acuáticas básicas y nociones de seguridad acuática.
  • Escribir con los hijos las normas de uso de la piscina doméstica.
  • Adquirir un cerramiento lo suficientemente seguro para impedir el acceso a la piscina.
  • Promover activamente la contratación de socorrista para la piscina comunitaria, aunque la legislación no lo obligue.
  • Promover un reglamento de uso colectivo en el que no se permita el acceso a niños pequeños sin supervisión.
  • Seguir un plan de revisión y mantenimiento adecuado de las instalaciones (sumideros, esquimers, cerramientos).
  • Denunciar actitudes imprudentes o incumplimientos de normas de seguridad y convivencia en espacios acuáticos (por ejemplo, bañarse con bandera roja).

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Ciencia y Salud

Hay una razón por la que los infartos son menos graves por la noche: unos científicos la han descubierto

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Los infartos que se producen de noche son menos graves que los que suceden durante el día, y la razón, según un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), es que los neutrófilos (un tipo de glóbulos blancos) son menos agresivos por la noche.

La investigación, liderada por Andrés Hidalgo y publicada en el Journal of Experimental Medicine, muestra que los neutrófilos tienen un reloj interno que regula su agresividad a lo largo del día y determina el alcance de los daños que causan al corazón después de un infarto.

En el mismo estudio, los investigadores también desarrollaron una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos y mantenerlos en un estado «nocturno» para reducir su potencial dañino durante un ataque al corazón.

El sistema inmunológico protege el cuerpo contra los microorganismos que causan infecciones. Dado que los humanos son diurnos, la probabilidad de exposición a patógenos es mayor durante el día y, por lo tanto, el sistema inmunológico ajusta sus picos de actividad a este ritmo circadiano pero esa respuesta defensiva puede volverse dañina.

Los neutrófilos y sus ritmos circadianos

Tras décadas de investigación, se sabe que casi la mitad del daño cardíaco después de un ataque al corazón está causado por los neutrófilos, pero este daño fluctúa a lo largo del día, lo que sugiere que hay mecanismos circadianos que limitan la actividad de los neutrófilos y protegen el cuerpo.

Para averiguarlo, el equipo examinó datos de miles de pacientes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y confirmó que una menor actividad de los neutrófilos por la noche resulta en infartos menos graves durante este período.

Desarrollaron entonces una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos, reduciendo su potencial dañino durante el infarto.

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EFE/Nacho Gallego

«El compuesto imita un factor que el cuerpo produce principalmente durante la noche. De alguna manera, este factor ‘engaña’ a los neutrófilos para que piensen que es de noche, reduciendo su actividad tóxica», explica Hidalgo.

La razón de que ocurra esto, apunta la primera autora del estudio, Alejandra Aroca-Crevillén, es que «por la noche, los neutrófilos migran a la zona dañada sin afectar el tejido sano. Durante el día, pierden esta direccionalidad y causan más daño al tejido circundante».

Puerta abierta a nuevas terapias

Este estudio es uno de los primeros en aprovechar los ritmos circadianos del sistema inmunológico para modular la inflamación sin comprometer la defensa contra infecciones.

«Nos sorprendió encontrar que bloquear el reloj circadiano de los neutrófilos no solo protege el corazón, sino que también mejora las respuestas a ciertos microbios e incluso reduce los émbolos asociados con la anemia falciforme», añade Aroca-Crevillén.

Los autores creen que los resultados abren la puerta a nuevas terapias basadas en la cronobiología (la rama de la biología que estudia cómo los organismos vivos estructuran sus procesos fisiológicos en el tiempo), con el potencial de proteger el corazón y otros órganos de los daños inflamatorios sin debilitar las defensas naturales del cuerpo.

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La odisea de trabajar con sensibilidad química múltiple

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Cuando una persona padece sensibilidad química múltiple (SQM) se enfrenta a muchos desafíos en su día a día. El puesto de trabajo es uno de ellos. Estas personas son intolerantes a sustancias químicas que están en el entorno cotidiano, como productos de limpieza, ambientadores o los meros perfumes de los compañeros. Una guía recoge pautas para adaptar los entornos laborales para que los afectados de esta patología y de electrohipersensibilidad (EHS) puedan desempeñar su labor sin dañar su salud.

Tanto la SQM como la EHS son enfermedades ambientales que se encuentran con «barreras invisibles», asegura a EFE Salud la presidenta de la Coalición Nacional de Fibriomialgia, Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), Sensibilidad Química Múltiple y Electrohipersensibilidad (CONFESQ), María López.

Barreras invisibles

Y son barreras invisibles, explica. Pone este ejemplo: para una persona que va en silla de ruedas, toparse con escaleras en vez de con una rampa para acceder a su lugar de trabajo le resultará un obstáculo claramente visible. Sin embargo, una persona con SQM que acude a trabajar en un entorno en el que se han utilizado productos de limpieza comunes, ambientadores, tintas, o disolventes puede manifestar síntomas multisistémicos, como cefalea, mareos, dificultades cognitivas o problemas respiratorios.

«A veces entran en estos espacios que están muy contaminados, porque a lo mejor acaban de limpiar con productos fuertes y la persona empieza a convulsionar o le falta la respiración», asegura López.

sensibilidad química múltiple
EFE/EPA/YAHYA ARHAB

En el caso de la EHS, se caracteriza por la aparición de síntomas cuando la persona se expone a campos electromagnéticos de baja intensidad, como los emitidos por antenas, routers wifi, dispositivos inalámbricos o líneas eléctricas.

Los síntomas, al igual que los de la SQM, pueden ser variados y van desde las cefaleas y fatiga hasta dificultades de concentración o alteraciones del sueño.

Ninguna de las dos está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Clasificación Internacional de Enfermedades (sistema de codificación CIE-11) con códigos propios, con lo que CONFESQ considera que repercute «directamente» en el diagnóstico de la enfermedad.

En España, indica López, la SQM está reconocida como patología y la EHS como uno de los síntomas, a pesar de que «por la experiencia» de los afectados ésta «realmente es una patología completa».

Incomprensión y estigma

La presidenta de la Coalición señala que hasta hace no mucho se hablaba de los afectados como «personas burbuja» porque tendían a no salir de casa.

Por eso, López considera fundamental que haya «orientaciones claras» para la adaptación del puesto de trabajo, porque tampoco se trata de que solo teletrabajen, ya que hay profesiones en las que está modalidad es imposible, y aunque lo sea, también quieren participar del entorno laboral como el resto de los compañeros.

Según datos recogidos en un estudio cuantitativo de CONFESQ, sólo el 30 % de las personas encuestadas para el mismo había solicitado medidas de adaptación en diferentes ámbitos de su vida y en el 70 % de estos casos, las medidas no habían sido implementadas.

La consecuencia es que el 59 % de las personas encuestadas se siente incomprendido y el 33 %, estigmatizado.

En resumen: el 72 % de las personas con SQM y EHS se sienten excluidas de la sociedad, señalaba el estudio.

El «Libro Verde»

De ahí que hace unos días la coalición presentara un «Libro Verde», que pone sobre la mesa distintos aspectos nuevos para poder abrir el debate y estudiar la situación, a la vez que plantea una serie de medidas para la adaptación del puesto de trabajo para las personas afectadas de SQM o EHS.

La guía, elaborada por nueve autores, está financiada por la Fundación ONCE, y realizada en colaboración con la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe).

Sensibilidad química múltiple
La presidenta de la CONFESQ, María López, durante la presentación del libro. Foto cedida

Presentan la problemática de los pacientes en el ámbito laboral y cómo puede resolverse, es decir, qué habría que cambiar a nivel legislativo y de prevención de riesgos, entre otros campos, así como medidas para una adaptación total o parcial del puesto de trabajo.

«Queremos llegar a las asociaciones empresariales, a los sindicatos, lógicamente, a las entidades y a la Administración Pública», abunda López, quien padece SEQM leve y EHS más pronunciada.

La adaptación

No obstante, matiza, la guía indica que ya a partir del covid la normativa española recoge una serie de obligaciones para las empresas, como mantener un aire limpio, que si se cumpliera, ya estaría cubierta el 85 % de la adaptación que hay que hacer para que las personas con estas afecciones puedan trabajar sin que su salud se resienta.

«El resto va a depender de utilizar, por ejemplo, unos productos de limpieza que sean aptos, que no tengan perfume, mejor que sean ecológicos. El no tener ambientadores, el que las personas que trabajan en tu mismo espacio no se perfumen, entre otras medidas», explica López respecto a la sensibilidad química múltiple.

Sobre la electrohipersensibilidad, la solución «a veces es más difícil» y consiste en reducir la intensidad y la proximidad a las fuentes.

«La idea es no funcionar con wifi sino con cableado», expone López, quien en su casa, por ejemplo está «totalmente cableada, sin wifi».

sensibilidad química múltiple
EFE/Eduard Serra

Vidas duras

Las personas con estas afecciones llevan «vidas duras» y «hacen lo que pueden».

«Se te complica la existencia muchísimo. Si tienes niños, por ejemplo, llegan del cole y tienen que meter su ropa en unas bolsas de plástico, ducharse y cambiarse para no contaminar el espacio», afirma.

Y la vida social cae en picado, porque se necesita empatía por parte de los demás.

«Hay gente que no lo entiende y que dice ‘¿tú por qué me tienes que decir a mí si yo me tengo que echar perfume, o no?’, pero es que es como si a un diabético te empeñas en darles dulces, pues es un poco lo mismo. Si quieres estar conmigo y quieres que pasamos un rato a gusto, tienes que cumplir una serie de requisitos», incide López.

La intención de CONFESQ es enviar el Libro Verde a los diferentes centros de valoración de discapacidad y presentarlo en ministerios y administraciones autonómicas, entre otros.

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Ciencia y Salud

Andreu Buenafuente y el estrés: la importancia de parar y de recuperarse bien

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Andreu Buenafuente no dará las campanadas en TVE debido a un “episodio de estrés” del que aún necesita recuperarse sin “acelerar”, según ha anunciado él mismo a través de un comunicado emitido este viernes. El tándem del humorista y la actriz Silvia Abril no podrá, por tanto, protagonizar el programa con el que la cadena pública pretendía despedir 2025 y recibir 2026.

Dice Buenafuente en el comunicado: “Tuve un episodio de estrés, común, pero no agradable, por trabajos en los que yo mismo creo. Hubo un momento en el que no pude y mi cuerpo me pidió parar. Quiero agradecer a los profesionales que me están ayudando y a la gente que me rodea. Cada gotita es una vitamina”.

Sobre los plazos de recuperación que le impiden estar en primera línea de TVE la última noche del año, afirma: “No creo que tenga que acelerar mi recuperación para hacer lo que tengo que hacer; tengo que estar feliz, y por eso, voy a seguir recuperándome y cuando sea posible volver, que sea. No sé qué va a pasar, pero la falta de un horizonte exigente es lo que necesita una persona que ha parado por estrés”.

¿Qué es el estrés?, ¿qué le hace a nuestro organismo?, ¿por qué conviene parar?, ¿si se para la actividad laboral, cómo hay que llevar a cabo esa recuperación? Son preguntas para cuyas respuestas EFE Salud ha contado con las explicaciones del psicólogo y psicoterapeuta Sergio García.

El estrés y los «pensamientos intrusivos»

Para empezar, una noción sobre el estrés: se trata de una respuesta natural del organismo a situaciones que percibe como desafiantes o amenazantes. 

Explicaba la neurocientífica Carmen Sandi, presidenta de la Federación Europea de Sociedades de Neurociencia, según una información de EFE, que si esa respuesta “se prolonga o se intensifica más allá de lo necesario, puede transformarse en un problema que afecta tanto a la mente como al cuerpo”.

Entra en escena el “trastorno de ansiedad”, según nos cuenta Sergio García. Estamos ante “una característica mental en la que la persona tiene miedo, nerviosismo o preocupación de manera muy persistente y muy intensa”, lo que puede generar síntomas físicos como “taquicardia o sudoración”, pero también “síntomas mentales y cognitivos”.

vuelta rutina positivo
EFE/Sáshenka Gutiérrez.

García cita entonces “los pensamientos intrusivos”. “Esto quiere decir que estoy pensando en una cosa y me viene a la cabeza otra cosa que se hace protagónica a pesar de que no corresponde”.

Por regla general, añade, los pensamientos intrusivos derivan de no poner límites “entre lo personal y lo laboral”. Esta ansiedad, cabe puntualizar, “se puede generalizar si no se pone remedio a tiempo y si no se acude a un especialista”.

La importancia de parar

Fisiológicamente la situación se describe así: el cerebro interpreta ciertas situaciones como amenazas y activa, por tanto, respuestas de defensa. Envía señales a las glándulas suprarrenales para liberar hormonas como la adrenalina y el cortisol, que son las que contribuyen a la preparación del cuerpo para esa defensa.

En cascada van cayendo las reacciones: aumenta la frecuencia cardíaca, los músculos se tensan, la digestión se resiente… De continuar mucho tiempo este estado de defensa, de huida ante la amenaza, podría debilitar el sistema inmunológico y hasta infligir daños neurológicos.

Parar, además, “facilita la aplicación de estrategias terapéuticas y el aprendizaje de nuevas herramientas para manejar la ansiedad y poder recuperar integralmente la salud mental”, dice Sergio García

Es clave actuar a tiempo ante el estrés crónico. García esgrime la importancia de las pausas, de parones como el que está haciendo Buenafuente. No hacerlos es peligroso porque puede conducir al agotamiento o a la depresión.

Descansar, además, “facilita la aplicación de estrategias terapéuticas y el aprendizaje de nuevas herramientas para manejar la ansiedad y poder recuperar integralmente la salud mental”.  

Y la importancia de la recuperación

Entre esas estrategias terapéuticas, dos perspectivas: la médica y la psicológica. 

La primera, subraya García, plantea la recuperación con el objetivo de que no surjan “nuevas formas de estrés y que se resuelvan de manera adecuada”. Es decir, para “evitar recaídas y problemas a largo plazo”. Una recuperación “paulatina, no acelerada” persigue que “cuerpo y mente se adapten y generen nuevas sinergias” que, a su vez, eviten “un desgaste mayor”, concluye.

La segunda “puede ver necesarias las pausas”, pero, en opinión de García, no coloca al trabajo, la carga laboral, como causa única de la “desazón”. De hecho, desde este prisma, ayuda que el paciente trabaje.  

“Desde la perspectiva psicológica, algún trabajo no sería del todo negativo, pero sin tener la intensidad del trabajo de antes. Trabajo cero durante varios meses tampoco es aconsejable porque es una cuestión que no es real”, reflexiona el psicólogo. 

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