Ciencia y Salud
¿Qué posibilidades hay de que la malaria vuelva a Europa?

En países de Europa como España, Italia o Grecia está presente el mosquito del tipo “Anopheles”, el culpable de transmitir el parásito del género plasmodium que causa la malaria, enfermedad que acabó en 2023 con la vida de 597.000 personas en todo el mundo, el 95 % de ellas en África.
En ese año se registraron un total de 263 millones de casos, el 94 % también en la región africana, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Son los menores de 5 años quienes tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones graves, de hecho, en 2023, casi el 76 % de todas las muertes en África por malaria se produjo en ese grupo etario.
La situación de la malaria en Europa
En Europa, con las campañas de erradicación de la malaria en el siglo pasado, hicieron que desapareciera en muchos países, entre ellos, España, país que fue declarado libre de la enfermedad en 1964.
Desde entonces se registran casos muy esporádicos de transmisión local debido a la llegada de viajeros infectados y a la presencia en el territorio de los mosquitos capaces de transmitir el parásito.

Según un informe de situación y evaluación de riesgo de paludismo en España, del Centro español de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), de 2015, desde 2006 y hasta ese año solo se ha descrito una transmisión local sostenida de la enfermedad en Grecia.
En concreto, en 2011 se detectaron 42 casos de malaria sin historia de viaje a países endémicos, “lo que puso en evidencia la presencia de transmisión local de la infección”, que continuó en años posteriores, según el documento.
El parásito que transmite el mosquito
Con motivo del Día Mundial del Paludismo, que se conmemora cada 25 de abril, el catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, José Manuel Bautista, explica a EFEsalud que el ciclo de los parásitos que transmiten la enfermedad ocurre entre el ser humano y el mosquito. De hecho, el reservorio más importante de la malaria es el ser humano.
“Lo tiene el ser humano que está infectado, cuando le pica el mosquito, éste se lo lleva y dentro del insecto se produce una fase de desarrollo sexual del parásito, de forma que cuando vuelve a picar el mosquito a otra persona lo vuelve a transmitir”, señala Bautista.
El catedrático, que en los últimos 15 años ha centrado su actividad investigadora en la malaria y es secretario científico de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM), subraya que hay varios tipo de parásitos plasmodium, el más extendido y que causa más mortalidad es el falciparum, mayoritario en el continente africano.
El segundo más frecuente es el plasmodium vivax, que está presente en una parte de África pero sobre todo en Asia y Sudamérica.
El cambio climático
Con el cambio climático al acecho, las estaciones están cambiando, con un clima más tropical, provocando que haya estaciones húmedas, en las que llueve mucho, y el agua se acumula, con lo que hay mayor propensión a que los mosquitos se desarrollen, apunta a EFEsalud la portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), Gema Fernández Rivas.

En este sentido, señala que los climas tropicales es donde mejor viven los mosquitos, frente a los fríos, en los que no están tan adaptados.
Por lo tanto, afirma la experta, a medida que aumenta el calentamiento global y las lluvias torrenciales, acercándose el clima al fenómeno de las estaciones tropicales, puede que haya un aumento del número de mosquitos, algo que se ha comprobado en los últimos años, en los que la población de estos insectos ha aumentado.
“Con lo cual, en este aspecto, el cambio climático nos va a favorecer que el vector esté más presente, pero esto no implica que estos vectores estén todos infectados por el parásito que causa la malaria, porque de momento en Europa está erradicado”, resalta Fernández.
En España
En España, por ejemplo se detectan cada año entre 700 y 850 casos de malaria importada, es decir, en pacientes que se han infectado en una zona endémica, fundamentalmente en África, según un estudio coordinado por investigadores del el Centro Nacional de Epidemiología (ISCIII) y el Centro de Investigaciones Biomédicas en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), entre otros, que analizó la distribución del vector en el país.
“Esto no implica que favorezca que estos vectores estén todos infectados por plasmodium, porque de momento nosotros lo tenemos erradicado. Aquí no circula, ha habido algún caso pero esporádico y controlado, pero siempre hay que estar vigilantes y puede afectar”, considera la portavoz de la SEIMC.

En este sentido, el catedrático de la Complutense añade que el “Anopheles” que hay en España transmite “con mucha dificultad” el plasmodium que causa la malaria más grave.
Sí puede ocurrir, que alguien que venga de zona endémica esté infectado y sufra la picadura del vector, dándose un caso autóctono, pero en estos casos, precisa el experto, las condiciones sanitarias en el país permiten, al igual que en el resto de Europa, que se detecte a tiempo, se trate y se pueda curar.
“La malaria es una enfermedad sobre todo de la pobreza y en Europa no hay esa pobreza extrema donde, digamos, es fácil que se acumule un reservorio muy grande de personas con malaria y que se empiece a hacer un ciclo”, señala Bautista.
El recorte a la ayuda internacional
El recorte de Estados Unidos a la ayuda internacional puede ser otro factor de riesgo. El presidente Donald Trump ha ordenado la interrupción de la cooperación que gestiona a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), un organismo que en 2024 distribuyó más de 44.000 millones de dólares en ayuda global.

Ni Bautista ni Fernández tienen dudas de que ese movimiento provocará el aumento de casos en las zonas endémicas.
El secretario científico de la SEBBM recuerda que en África durante la pandemia de coronavirus se paralizó la asistencia médica y el control local de la malaria. La consecuencia fue que aumentaron los casos en esa región, algo que augura volverá a pasar.
“Hasta que no ves lo que hay allí en enfermedades infecciosas como la malaria, la tuberculosis o el vih no de das cuenta de lo necesario que es porque hay mucha pobreza, viven de sistemas autosuficientes, de agricultura y ganadería muy, muy pobres”, abunda Bautista.
En el mismo sentido se pronuncia la portavoz de la SEIMC, quien afirma que seguramente parte de esa ayuda recortada iba destinada también a proporcionar vacunas contra la malaria.
“Por lo tanto, sí que probablemente haya un repunte de casos en los países especialmente africanos, que es donde es el gran problema en malaria. En África no es como aquí, la gente no tiene acceso a un diagnóstico rápido y seguro, allí hay que caminar mucho para poder tener la posibilidad de acceder a ello y poder pagarlo”, resalta Fernández.
Con todo ello el hecho de que haya más malaria en los países endémicos puede suponer que aumenten los viajeros infectados.
El eco
La experta considera que con este panorama, la posibilidad de que la malaria vuelva a dar el salto a Europa “es remota” porque hay acceso al diagnóstico, tratamientos y hay una vigilancia epidemiológica, por lo que, de momento, hay que estar tranquilos.
No obstante, añade: “El no en biología ya sabes que es como en el amor, ni nunca ni siempre. Posibilidad hay. De hecho, ha habido algún caso de malaria autóctona, pero de momento, tranquilidad”.
Bautista tampoco cree que pueda volver la malaria a Europa como “una enfermedad preocupante” por las razones ya esgrimidas: “cuando llega un caso se trata”.
Tendrían que pasar muchos casos, que la transmisión fuera muy intensa, y tanto en España como en el resto de Europa los sistemas de control de enfermedades infecciosas “son muy buenos”.
“Digamos que vuelva la malaria a Europa en las condiciones sociales, de control sanitario, etcétera, que hay ahora es difícil, está muy asociada a las zonas rurales en África”, zanja.
“Reinvertir, reimaginar, reavivar”
Para el día mundial, la OMS se une a la Alianza RBM para acabar con la malaria y a otros asociados para promover la campaña “La malaria acaba con nosotros: reinvertir, reimaginar, reavivar”.
El objetivo de la iniciativa, según señala la OMS en su web, es revitalizar los esfuerzos a todos los niveles, desde la política mundial hasta la comunitaria para acelerar los avances hacia la eliminación de la enfermedad.

“Debemos reinvertir en intervenciones de eficacia probada, reimaginar nuestras estrategias para superar los obstáculos actuales y reavivar nuestros esfuerzos colectivos junto con los países y las comunidades para acelerar el progreso hacia el fin de la malaria”, indica la OMS.
Asimismo, destaca que “sabemos cómo acabar con la malaria” y que la decisión “es nuestra”: “Actuar ahora o arriesgarnos a perder terreno. Acabar con la malaria no es sólo un imperativo sanitario; es una inversión en un futuro más equitativo, seguro y próspero para todas las naciones”, resalta la OMS.
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Ciencia y Salud
El amigo ‘Dupi’ en prurigo nodular
La piel de María Luisa está casi blanqueada de bultos hiperqueratosos y lleva más de dos años libre del picor desesperante que le causaba el prurigo nodular; además, ya duerme por las noches y, en verano, disfruta de la playa luciendo todo su cuerpo con naturalidad; y esta nueva y prodigiosa libertad se la debe a dupilumab, un fármaco biológico.
«Mi amigo ‘Dupi’, me ha cambiado completamente la vida. Llevaba unos veinte años con la piel llena de nódulos, especialmente en brazos, piernas y tronco que me picaban constantemente, sobre todo por las noches, en la cama, donde apenas conseguía dormir tres o cuatro horas sin despertarme por el picor», explica.
«Vivía prácticamente esclavizada y sometida a las cuantiosas heridas y cicatrices, convertidas en tatuajes, que me provocaba el rascado del prurigo nodular. Ni siquiera podía desvestirme delante de mi marido, mis hijos e hijas por la congoja que sentía y que ocultaba en mi soledad interior», recuerda.
«El prurigo nodular no sólo me resultaba insoportable a nivel personal y familiar, sino que me arrancó la ilusión en el ámbito social y laboral. Mi aspecto físico me producía muchísima vergüenza y tendía a esconderme, incluso llegué a sentirme un poco culpable», confiesa esta mujer ahora sonriente y feliz de 58 años de edad.
Para la Dra. Esther Serra-Baldrich, especialista en Dermatóloga médico-quirúrgica y Venereología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, el fármaco biológico dupilumab en relación al tratamiento del prurigo nodular (PN) ha convertido esta patología crónica «en un antes y un después para l@s pacientes».
«Este anticuerpo monoclonal aprobado para prurigo nodular moderado y grave en adultos funciona bloqueando las proteínas de las interleucinas 4 y 13, involucradas junto a la IL-31 en este tipo de inflamación cutánea; algo similar a lo que sucede en la dermatitis atópica o el asma», señala.
Dupilumab, al bloquear estas interleucinas, su diana terapéutica, «nos permite abordar esta enfermedad de una mamera mucho más precisa y sin efectos secundarios, lo que contribuye enormemente a casi eliminar los síntomas de la patología, aumentando significativamente la calidad de vida de l@s pacientes», subraya.
Los estudios indican que las personas que conviven con estas lesiones cutáneas mejoran tras 4-8 semanas de tratamiento, aunque la desaparición sintomática de los nódulos y el fuerte picor aparejado se produce en torno a las 24 semanas.

El prurigo nodular, en la diana de María Luisa
«Aunque a veces se genere confusión por su definición académica, el prurigo nodular es una enfermedad independiente de otras y se caracteriza por la aparición de lesiones que se distribuyen de manera simétrica, localizada o generalizada por la piel con picor o prurito crónico», establece y aclara la Dra. Serra Baldrich.
El origen de esta patología podrá ser dermatológico, a veces sistémico y otras neurológico, incluso en algunos casos no se podrá determinar la causa.
«Cuando queremos conocer los mecanismos fisiopatológicos, entonces se habla de una desregulación neuroinmune que desencadena un ciclo de picor constante. El paciente se rasca sin parar y, consecuentemente, brotan los nódulos; pudiendo, entre nódulo y nódulo, observarse piel sin afectación», destaca.
De hecho, es una enfermedad benigna, pero estigmatizante, puesto que el paciente siente que estos nódulos o bultos hiperqueratosos, que suelen distribuirse por toda la piel corporal, dependiendo de cada caso, ofrecen una imagen a los demás de persona contagiosa.
Cuando María Luisa tenía 35 años comenzó a sentir picazón en las piernas, sensación que empezó a extenderse por los brazos, el torso y la espalda.
Primero lo achacó a picaduras de algún insecto; luego, a un sarpullido, que en Atención Primaria confundieron con la posible causa del estrés que le producía la educación y el cuidado diario de sus tres retoños infantiles.
También, dudó y dudaron de un origen motivado por su celiaquía, comorbilidad no asociada, pero que le producía dermatitis herpetiforme cuando el gluten hacía de las suyas a pesar de llevar una «superestricta» dieta alimenticia.
Pero tuvo que ser una especialista en dermatología del Hospital Universitario de La Paz de Madrid, la Dra. Natalia Hernández, quien confirmara mediante una biopsia analizada en anatomopatología que se trataba de «un prurigo nodular de libro».
El cuerpo de María Luisa, salvo su cuello, la cara y el resto de la cabeza, se llenó de nódulos por el rascado, haciéndose heridas, sangre y cicatrices… Y más heridas y cicatrices, al estilo de círculo vicioso: más nódulos, más picor, más rascado, más heridas, más sangre y más cicatrices.
Pero no es infrecuente que el prurigo nodular se manifieste en el rostro, incluso en la palma de las manos.
«Decenas y decenas de bultos pueden surgir por todo el cuerpo, tambien con forma de pápulas, pequeñas protuberancias con hendiduras y ulceraciones, salvo en un curioso lugar de la espalda, que denominamos ‘alas de mariposa’, donde no se desarrollan los nódulos causantes de este picor enfermizo», describe la Dra. Serra-Baldrich.
El prurito nodular suele afectar más a las mujeres que a los hombres, pero sin mucha diferencia, sobre todo en la edad media de la vida, entre los 40 y los 60, algo más a las personas de fototipo alto, lo que alimenta aún más el dolor emocional al dejar nódulos y cicatrices rastros más evidentes.
«La prevalencia actual, aunque falten datos y registros exactos, se aproxima a los 72 casos por cada 100.000 habitantes», apunta la dermatóloga.
Cuando a María Luisa le dieron el diagnóstico: «Prurigo nodular, enfermedad crónica de origen autoinmune», hace ya 23 años, le advirtieron de que no tenía solución, «que al menos no era una enfermedad mortal» y que los fármacos, incluso los corticoides, sólo podrían aliviarle los síntomas.
«El picor era infernal y tenía nódulos ásperos y secos por todo el cuerpo. Apenas podía mirarme a mí misma cuando me desnudaba, puesto que mi aspecto era realmente impactante. Tuve que aprender a vivir con mi enfermedad, el prurigo nodular», nos cuenta.

Análisis diagnóstico del prurigo nodular de la Dra. Serra-Baldrich
«Normalmente, el diagnóstico es clínico, pero es muy importante que el médico de familia nos remita al paciente o la paciente en cuanto pase por su consulta con síntomas similares a los del prurigo nodular, puesto que la anticipación, una vez más, es fundamental en el desarrollo de cualquier enfermedad», dice la Dra. Serra-Baldrich.
«El proceso del diagnóstico, la lavoración y la puesta en marcha de la terapéutica nos llevará cierto tiempo y, como ya sabemos, la condición temporal es parte de la solución al problema del prurigo nodular, que necesita una estrategia médica eficaz», asegura.
La biopsia cutánea ofrecerá, ante cualquier duda clínica, el diagnóstico diferencial con otras patologías que se muestran en la piel con síntomas similares.
Estas alteraciones podrían obedecer a problemas renales o diabéticos, pero también a una escabiosis o sarna noruega, a dermatitis atópica, psoriasis, liquien plano, papulosis linfomatoide y penfigoide nodular u otras dermatosis papulares, que incluyen dermatitis de contacto y urticaria.
«En muchas ocasiones el prurigo nodular es un única entidad, pero en otras podrá estar asociado, además, a enfermedades sistémicas como la insuficiencia renal crónica o hepática, la diabetes tipo 2 o la EPOC o por una infección del VIH. Debemos tener muy en cuenta estas comorbilidades para ayudar cuanto antes al paciente», expone.
También, el prurigo nodular se relaciona con neuropatías periféricas y desencadenantes psiquiátricos como la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo. En algunos casos, se ha vinculado al linfoma y el cáncer gastrointestinal.
En este sentido, la Dra. Serra-Baldrich recomienda que los diferentes especialistas que intervienen en el tratamiento de estas comorbilidades asociadas «pongan en valor las lesiones pruriginosas para que la dermatología ayude a buscar la mejor solución posible ante la enfermedad de base».
María Luisa, con prurigo nodular grave, pasó por todos los tratamientos habidos y por haber y «casi se arruinó» gastándose un dineral en todo tipo de cremas, emolientes, ungüentos y un buen número de aceites esenciales.
«Hasta que llegó el ‘Dupi’ he probado de todo lo que había en el mercado. Sabía que los antihistamínicos y los corticoides sólo me regalaban un par de semanas de una vida con menos picor y rascado, pero al precio de los efectos secundarios», atestigua.
A nivel local, los corticoides en prurigo nodular pueden traer consigo adelgazamiento de la piel, estrías, telangiectasias y atrofia cutánea; a nivel sistémico, aumento de peso, hipertensión, hiperglucemia, hematomas, osteoporosis y reacciones alérgicas.
Aún así, las especialistas como la Dra. Serra-Baldrich no descartan los medicamentos tradicionales y sistémicos de su botiquín terapéutico.
«Tenemos pacientes que pueden tratarse de manera tópica, es decir, con corticoides de alta potencia que los utilizamos, sobre todo cuando hay episodios de brote, o con inhibidores de la calcineurina, que funcionan a nivel de mantenimiento en alguna lesión putual», pone de ejemplos.
En este sentido, se continúan usando los corticoides vía inyección intralesional, la fototerapia (la Dra. Serra emplea ultravioleta B de banda estrecha para activar medicamentos) y diferentes fármacos: gabapentinoides, inmunosupresores como la ciclosporina o el metrotexato, inmunomodulares como la talidominda y antidepresivos.

¿Qué medicamentos se utilizan ahora en prurigo nodular?
A dupilumab habrá que sumar muy pronto nemolizumab, un fármaco biológico innovador centrado en la interleucina IL-31, clave terapéutica en patologías como la dermatitis atópica y el prurigo nodular.
«Nemolizumab, anticuerpo monoclonal humanizado, bloquea la subunidad alfa del receptor de la IL-31 y modula la respuesta neuroinmunitaria, deteniendo de forma directa la señalización del prurito y aliviando rápidamente el picor», detalla la Dra. Serra-Baldrich.
Interponener ante esta citoquina que estimula las neuronas sensoriales implicadas en el picor «es muy importante» para promover la integridad cutánea.
«A mi entender, este medicamento que actúa contra la IL-31 será básico para juga un papel determinante en las lesiones pruriginosas», aplaude.
Además, en un futuro realmente cercano se esperan medicamentos antagonistas de diferentes receptores: inhibidores del transporte hepático, antagonistas NK o inhidores JAK de pequeña molécula.
«La ciencia y la investigación clínica han abierto una puerta a la esperanza destinada a l@s pacientes que sufren prurigo nodular», comenta con orgullo médico.
Y tan recto es el camino hacia el éxito que la dermatóloga cree firmemente que dejará de ver escenas veraniegas tan sobrecogedoras donde algun@s de sus pacientes van totalmente tapados hasta el cuello para que nadie se fije en sus nódulos pruriginosos.
«Con dupilumab visten ‘shorts‘ (pantalones cortos) y camisetas de tirantes«, casi grita de alegría.
Estos fármacos biológicos, al ir dirigidos a una diana específica, «minimizan muchísimo los efectos secundarios que habían demostrado, por ejemplo, los fármacos inmunosupresores, aunque manejásemos las dosis con suma delicadeza», señala.
Mensaje a l@s pacientes de prurigo nodular
A las mujeres y varones que sufren esta enfermedad crónica les digo que vamos a mantener a raya los síntomas del prurigo nodular con los nuevos medicamentos biológicos ya aprobados o los que están a punto de formar parte de nuestro ‘pipeline‘, como dupilumab y nemolizumab.
Debemos poner en valor estos hallazgos frente a la fisiopatología del prurigo nodular, así como todos los estudios, ensayos clínicos y aprendizajes sobre las moléculas clave en su desarrollo neuroinmunológico. Es una realidad, y os lo dice una dermatóloga que acaba de regresar de un congreso en Alemania.
Estas terapias avanzadas mejorarán enormemente vuestra calidad de vida evitando el rascado perpetuo, las exacerbaciones nocturs y eliminando la estigmatización en las relaciones familiares, sociales y laborales, a pesar de que les puedan quedar señales o marcas que les recuerden su pasado.
L@s pacientes ya no tienen que esconderse, sino salir a la luz… Pide cita y consejo a tu médico de cabecera para que te derive a Dermatología sin demoras innecesarias.

¿Dupilumab ha blanqueado tu piel, pero se han eliminado tus cicatrices físicas y psicológicas?
Estéticamente, las cicatrices no se han curado del todo, y sé que muchas se quedarán ahí, siempre, para rotularme en la mente que el prurigo nodular es crónico; pero emocional y psíquicamente este fármaco me ha cambiado la vida por completo.
Ya puedo hacer deporte sin agachar la mirada; ya puedo vestirme con la ropa que me gusta, sin buscar jerséis con manga extralarga; ya puedo disfrutar del otoño, el invierno, la primavera y el verano; ya puedo darme un chapuzón en la piscina sin sentir las miradas ajenas; y ya puedo pasear por la playa sin ir cubierta por un pareo de los pies a la cabeza.
Y ya puedo, por fin, desvestirme sin cerrar los ojos.
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Ciencia y Salud
ALFA 10: así se llama el proyecto que busca anticipar la enfermedad de Alzheimer mediante un algoritmo
El centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaßeta Brain Research Center (BBRC), ha desarrollado un proyecto pionero destinado a anticipar la enfermedad de Alzheimer. Se trata de un algoritmo predictivo, capaz de detectar a personas con alto riesgo de sufrirla antes de que aparezcan los primeros síntomas. Su nombre: ALFA10.
Como recalca la Fundación mediante un comunicado, identificar el riesgo de alzheimer antes de que se manifiesten los primeros síntomas «podría mejorar la vida de millones de personas». En la mayoría de las ocasiones, el diagnóstico se produce una vez identificados los primeros signos, cuando el daño cerebral se vislumbra irreversible.
ALFA10 se propone adelantarse a esas señales iniciales e incidir en la fase preclínica de la enfermedad, además de trabajar en la creación de herramientas que permitan intervenir previa y eficazmente.
El doctor Gonzalo Sánchez, investigador y neuropsicólogo del BBRC, quien lidera el proyecto, subraya que “el objetivo es entender mejor cómo progresa la enfermedad antes de que se manifiesten los síntomas”, y así, «preparar un protocolo de actuación para casos con riesgo elevado que, a la larga, pueda ser adoptado por el sistema de salud”.
Una base de más de 2.000 voluntarios
ALFA10, según remarca la Fundación, da un paso adelante respecto al Estudio ALFA, impulsado por la Fundación «la Caixa» en 2013 y que BBRC desarrolló. Este reclutó a más de 2.700 voluntarios sanos, con edades comprendidas entre los 45 y 75 años, para investigar los cambios biológicos y cognitivos iniciales asociados al alzheimer.
Para ALFA10, el equipo investigador contactó de nuevo con los participantes del estudio para seguir la evolución de su salud cerebral. La mayoría se hizo un análisis de sangre y un test cognitivo con el fin de detectar con mayor exactitud los cambios en sus biomarcadores y en procesos biológicos derivados de la enfermedad.

Del mismo modo, para evitar las visitas presenciales frecuentes y facilitar el la evolución cognitiva continua, se incorporó un seguimiento a distancia a partir de cuestionarios y herramientas digitales. La previsión es que las primeras visitas se hagan en enero de 2026, seguidas de un seguimiento digital continuo.
Este planteamiento aportará información clave sobre cómo progresa la enfermedad y permitirá identificar a las personas con mayor riesgo antes de que aparezcan los síntomas.
ALFA10 en tres pasos
Desde la Fundación Pasqual Maragall enumeran tres fases principales en las que se estructura el desarrollo del algoritmo predictivo:
- La primera fase se basa en la recopilación y análisis de datos, lo que incluye nuevos biomarcadores detectables en sangre junto con las variables clínicas y cognitivas de los/las participantes.
- La segunda fase consiste en la creación de un modelo predictivo, capaz de estimar con precisión el riesgo individual de Alzheimer, a partir de la integración de los datos históricos recopilados durante quince años.
- La última fase del proyecto se orienta a la prevención y el tratamiento para identificar perfiles de riesgo y facilitar el desarrollo de terapias personalizadas.
La repercusión sanitaria del proyecto
ALFA10 supone un avance en la investigación del Alzheimer por cuanto el proyecto se propone un seguimiento cerebral más exacto, sensible y constante.
Y no solo busca la generación de conocimiento científico, recalca la Fundación, sino que también se plantea la transferencia de sus resultados al sistema sanitario. El objetivo es transformar «los hallazgos en protocolos y herramientas prácticas» que puedan implementarse inicialmente en centros especializados y, más adelante, en la atención primaria.
“Una vez desarrollado, el algoritmo se validará con muestras de datos independientes y en nuevas cohortes de participantes, lo que permitirá evaluar su eficacia y facilitar su aplicación clínica”, concluye Sánchez.
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Ciencia y Salud
Halloween puede ayudar a gestionar el miedo en la infancia
Halloween ya está aquí y además del ambiente festivo que se vive por las calles con el truco o trato, es una fecha que puede ayudar a gestionar el miedo en la infancia, para que los niños y niñas comprendan que es una emoción como otra cualquiera, que hay que entender, acompañar y validar.
Ante una noche tan terrorífica como la que se avecina, en la que las calabazas, las brujas, los calderos y la sangre pueden quitar el sueño a más de un menor, es importante hablar del miedo, de lo que supone y de cómo poder manejarlo, y sobre todo, de adaptar la exposición a la edad del niño o de la niña.
Pinceladas sobre el miedo
«El miedo no es malo. No hay que etiquetar las emociones en buenas y malas, sino comprender que forma parte de la vida. El miedo nos protege y nos ayuda a estar seguros», afirma a EFE Salud la psicóloga clínica Amaia Izquierdo, vocal de la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP).
El problema, señala Izquierdo, es cuando alguien vive como amenazantes muchas situaciones que no lo son, y entonces sí estaríamos hablando de una patología.
Para la experta es importante entender que el miedo es una emoción más que hay que validar y no minimizar, ya que, a veces, se tiende a esto último y a decirle a un niño casi de manera espontánea, «esto no es nada».
«Está teniendo miedo, no hay que acabar con esa respuesta de miedo entonces, pero sí que aprender a identificarlo, reconocerlo y ayudar a gestionarlo. Hacerle un sitio, un huequito», añade.
En este sentido, asegura que en la actualidad hay muchos menores «con evitación experiencial», es decir, que no se han expuesto a diferentes circunstancias o emociones negativas, con lo que tienen «unos mecanismos de afrontamiento poco desarrollados, primitivos».
Hablar sobre ello
Por eso Halloween puede ayudar a la infancia a manejar el miedo y poder hablar de sus ambivalencias, de por qué estos contextos generan una especie de gusto tras cruzar un túnel del terror, por ejemplo, pero otro lado, de susto.
«Es una buena oportunidad para poder hablar del miedo de lo que supone, de manejarlo, de hacerlo como algo que forma parte de la vida. Pero también es muy importante saber cómo impacta y adaptar el nivel de exposición a la edad del niño o de la niña a su nivel evolutivo de neurodesarrollo», explica Izquierdo.

En los niños más pequeños que están expuestos a situaciones que les vana generar miedo, deben ir con un adulto de confianza que le de tranquilidad y seguridad, y le ayude a validar la emoción.
«A veces hay maquillajes muy vívidos con situaciones o disfraces que a niños pequeños, de 3 hasta los 6 años, que todavía no tienen una diferenciación entre la fantasía y la realidad, pues les pueden impactar, pero, básicamente, porque no estamos adaptando la exposición a lo que puede absorber», abunda la psicóloga.
Hay que ayudarles con juegos de fantasía y realidad, de utilizar el humor y anticipar lo que puede pasar o si va a ver imágenes que tal vez les puedan asustar.
No hay que ridiculizar
Y nunca hay que ridiculizar a la infancia, pero tampoco a los adolescentes porque sientan miedo en Halloween o en cualquier otro momento porque entonces pensarán que no pueden sentir esa emoción, que no pueden ser cobardes.
«Se le puede decir que es un día en el que jugamos a dar miedo, por eso nos divertimos, pero es una fiesta, es todo mentira y no es real», señala Izquierdo, quien aconseja que entre los más pequeños los disfraces sean simpáticos y divertidos, como una calabaza, bruja o algún animal.
Cuando son un poco más mayores, a partir de los ocho años, es muy importante validar las emociones, que sepan que no se trata de ser valiente, sino de saber los límites de cada uno y conocer a lo que uno se quiere exponer.
«Que sepan que es absolutamente legítimo y válido sentir miedo, no que eso te hace más débil o más vulnerable. Que si están sintiendo mucho miedo en una actividad que se está haciendo en Halloween, por ejemplo un túnel del terror o en una casa, que sean conscientes de que se pueden salir perfectamente y que no pasa nada», continúa Izquierdo.
La muerte
La psicóloga clínica hace hincapié en que es una oportunidad también para abordar el tema de la muerte cuando en España, el 1 de noviembre, es el Día de Todos los Santos y que se puede hablar de ella de forma más reposada, como parte del ciclo de la vida.

«El discurso con los niños se aborda solo cuando alguien fallece, que es un momento de angustia y en los que cuesta hablar de ello con naturalidad, por eso, es bueno hacerlo también en estos momentos de tranquilidad», expone la vocal de la AEPCP.
Asimismo, es oportuno hablar del legado de las personas cercanas que ya no están entre nosotros, del cariño y del agradecimiento hacia ellas.
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