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Los ecologistas de la CDU se agrupan en torno al «conservadurismo verde»

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Berlín (Euractiv.de/.es) – El rechazo de los votantes alemanes a unas políticas climáticas demasiado ambiciosas, entre ellas una medida reciente relativa a la  calefacción de los hogares, contribuyó a impulsar una fuerte deriva a la derecha en las elecciones nacionales de febrero pasado, según varios analistas.

No obstante, algunas voces en el seno de la derecha alemana, incluida la democristiana CDU (PPE), del futuro canciller, Friedrich Merz, apuestan cada vez más por una “agenda verde”.

Su línea está alejada del internacionalismo progresista que ha dominado durante mucho tiempo el movimiento ecologista alemán, impulsado por una coalición de “hippies” entrados en años, jóvenes activistas radicales y “yuppies” urbanos de clase alta que han conformado el núcleo central del Partido Verde alemán.

Pero en las elecciones generales adelantadas de febrero, los votantes echaron a los Verdes del gobierno y los colocaron en la oposición.

El próximo gobierno de coalición de la CDU y el Partido Socialdemócrata (SPD/S&D) tiene mucho trabajo que hacer para que Alemania avance en la transición energética y en los objetivos de “neto cero” para 2045.

Aunque la sensación de urgencia en aplicar medidas más “verdes” para las infraestructuras y la industria alemanas puede haber disminuido –el ala más dura de la CDU criticó con dureza las políticas ecologistas del partido durante la campaña-, la descarbonización del país es una necesidad innegable.

Y no sólo por la obligación de cumplir con las normas de la Unión Europea (el Pacto Verde, entre otros), sino también para no perder el tren del cambio global en el camino a la electrificación (para la movilidad sostenible, por ejemplo), la generación de energías renovables y un uso más eficaz de los valiosos recursos del planeta.

El ala derecha –emergente- en el seno del movimiento ecologista alemán (tradicionalmente “monopolio” de la izquierda) está preparada para el reto, con un planteamiento que disminuye el papel de la justicia social y la responsabilidad global (hasta ahora valores centrales) en favor de un enfoque más nacionalista, que podría atraer a aquellos votantes que han cuestionado la necesidad de una acción climática alemana excesivamente militante.

Una «muestra de patriotismo”

Florian Wagner, director ejecutivo de un grupo ecologista de reciente creación llamado Heimatwurzeln («raíces de la patria»), se muestra orgulloso de haber conocido personalmente al ex canciller conservador Helmut Kohl.

«El medio ambiente y la protección del clima no son lo contrario del patriotismo, sino su expresión», comentó Wagner en un acto reciente celebrado en Berlín, al tiempo que recordó cómo, tras las catastróficas inundaciones de 2021, retiró con una pala los escombros y el barro de los alrededores de su ciudad natal, en el valle alemán del Ahr.

La elección del nombre del grupo evoca el orgullo nacional y el sentimiento de patriotismo que no gusta a gran parte de la izquierda alemana.

Su argumento: La transición a las energías renovables hará que Alemania dependa menos de importaciones poco seguras, creará prosperidad en las zonas rurales y beneficiará a los ciudadanos en lugar de a las empresas.

Esa narrativa se focaliza en los votantes que el grupo de Wagner describe como «conservadores nostálgicos», la «clase media pragmática» y el «entorno precario», el feudo ideológico de la CDU en el cual la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) ha ido ganando terreno, con sus ataques a las turbinas eólicas «wokeistas», los coches eléctricos y el abandono gradual de la minería del carbón en Alemania.

«La acción por el clima es demasiado importante como para excluir de ella al 40% de la sociedad alemana», asegura Daniel Müller, director político de Heimatwurzeln y antiguo redactor de discursos del político democristiano Volker Bouffier.

Müller cree que limitar el calentamiento global a 1,5 grados sigue estando al alcance de la mano, si los conservadores unen sus fuerzas.

Preservar la creación

En el acto de Heimatwurzeln, la diputada Gitta Connemann recordó en su intervención que el primero de los ministros alemanes de Medio Ambiente,  Walter Wallmann, era democristiano, y que «la preservación de la creación» está consagrada en los documentos fundacionales de la CDU.

Para alcanzar los objetivos climáticos de Alemania las políticas deben ser viables y beneficiosas para «los bomberos, los artesanos y los empleados de las medianas empresas», aseguró.

Por otro lado, la diputada criticó al gobierno aún en funciones del canciller, Olaf Scholz (SPD/S&D), por haberse «entregado a ensoñaciones» sobre la expansión ilimitada de las energías renovables, que actualmente representan dos tercios de la generación total de electricidad de Alemania.

El compromiso climático de la coalición

En el seno de los democristianos, un grupo relativamente nuevo de legisladores y políticos, autodenominado KlimaUnion («Unión del Clima»), también se ha opuesto a un retroceso de las políticas climáticas alemanas.

Poco después de que se iniciaran las negociaciones de coalición con el SPD, a mediados de marzo, el grupo publicó un informe elaborado por destacados juristas conservadores en el cual se afirma que las políticas climáticas alemanas sólo se podrán sustituir por otras que hayan demostrado –científicamente- ser, como mínimo, igual de eficaces.

El informe de KlimaUnion afirma que derogar las leyes anteriores sin sustituirlas sería «inconstitucional».

El vicepresidente del grupo, Mark Helfrich, fue nombrado negociador en las conversaciones de la coalición junto con Andreas Jung, sobre el cual se rumorea  figura entre los candidatos a ministro de Energía y Asuntos Económicos.

Quizás la señal más clara de que la política “verde” se está convirtiendo en uno de los ejes centrales del discurso de los partidos sea su relevancia en el acuerdo final de coalición entre la CDU y el SPD.

En la primera parte del acuerdo se afirma: «Queremos seguir siendo un país industrializado y a la vez neutral desde el punto de vista climático».

Incluso algunas políticas controvertidas que llevan la marca del Partido Verde, como la controvertida Ley de Energía de la Construcción, también se tendrán en cuenta por el nuevo gobierno.

A pesar de que la CDU se ha pasado varios años criticando los costosos requisitos de esa norma para los sistemas de calefacción sostenibles, el acuerdo de coalición incluye una leve revisión de ese polémico texto.

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(Editado por Fernando Heller/Euractiv.es)

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Del textil al acero: Bruselas revela los artículos que tendrán que cumplir normas más estrictas de sostenibilidad

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Bruselas (Euractiv.com/.es) – La Comisión Europea ha seleccionado el primer grupo de productos que tendrán que cumplir, en breve, normas de sostenibilidad mucho más estrictas, y para ello ha exigido a los fabricantes que aumenten la vida útil de sus materiales e incrementen el uso de componentes reciclados, entre otros puntos.

En el marco del Reglamento de la Unión Europea (UE) sobre diseño ecológico de productos sostenibles (ESPR, por sus siglas en inglés), aprobado en junio de 2024, la Comisión Europea tiene que elaborar una lista -que se prevé se ampliará con el tiempo- con los productos que deben cumplir normas de sostenibilidad estrictas.

Su primera lista incluye: ropa, muebles, neumáticos, colchones, acero, hierro, aluminio, así como productos electrónicos, desde lavavajillas y teléfonos móviles hasta cargadores de vehículos eléctricos, artículos que en la fase de diseño tienen un gran impacto en el cambio climático.

A partir de mediados de 2028, las empresas que fabrican esos productos tendrán que cumplir nuevas normas, que van desde el aumento de la durabilidad de los productos hasta el uso de componentes reciclados, pasando por la reducción del consumo de agua o del contenido de sustancias químicas en la fabricación.

Esos productos también estarán sujetos a normas de etiquetado energético, según revela el nuevo plan.

El textil,  en el punto de mira de Bruselas

Dado que el sector del textil es responsable de entre el 2 y 8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del mundo, según la ONU, no es de extrañar que la ropa haya entrado en la lista.

El sector es también el quinto mayor consumidor de materias primas y el tercero en cuanto a uso de agua y tierra, según el máximo organismo medioambiental de la UE.

Otra razón probable para la inclusión de la ropa en la lista es que, a pesar del creciente sector de la moda rápida y el aumento del consumo de productos textiles, el mismo organismo ha pedido a la industria que se esfuerce por fabricar prendas de mayor calidad, más duraderas y reciclables.

Los productos químicos, los plásticos y el calzado no pasaron el corte, aunque se consideró su inclusión en la lista.

En ese sentido, un estudio del Centro Común de Investigación de la UE, que sirvió de base para elaborar el listado, considera que esos productos tienen un gran impacto en el medio ambiente, ya sea por las elevadas emisiones a la atmósfera o por el intenso consumo de agua y energía que requiere su fabricación.

Se trata de «una oportunidad perdida», lamentó Emily Best, de la ONG internacional ECOS, en una rueda de prensa celebrada el miércoles de esta semana.

Muchas partes interesadas quieren que se incluyan los sectores químico y del plástico «lo antes posible», añadió Best.

Los productos químicos y afines, como los plásticos, y el sector del calzado también serán objeto de un estudio de Bruselas para evaluar el alcance de las posibles medidas.

El calzado es responsable de una quinta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del sector textil, comentó Luca Boniolo, en la misma rueda de prensa de ECOS en Bruselas.

Boniolo señaló que la ONG confía en que Bruselas trate el tema del calzado «en la próxima ronda a más tardar», porque es urgente -asegura- introducir mejoras, especialmente «en materia de reparabilidad y reciclabilidad».

Los próximos pasos

Según el plan de trabajo de Bruselas a cinco años vista, la adopción de normas concretas no comenzará antes de finales de 2026, como muy pronto.

Los requisitos de sostenibilidad se establecerán en actos delegados, en principio, ya a finales de 2026 para el acero y la electrónica, en 2027 para el aluminio, los textiles y los neumáticos y en 2028 para los muebles.

Además de esos plazos, existe un periodo de transición de 18 meses antes de que las medidas entren en vigor, lo cual significa que no cabe esperar mejoras de la sostenibilidad a corto plazo.

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(Editado por DE/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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Opiniones encontradas, dos años después del lanzamiento del «Deutschlandticket»

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Berlín (Euractiv.de/.es) – El abono mensual de transporte ilimitado de Alemania, por 58 euros, más conocido como Deutschlandticket, ha recibido un nuevo y sorprendente espaldarazo por parte de los dos socios de la futura coalición alemana, la conservadora CDU (PPE) y el Socialdemócrata SPD (S&D), que han acordado mantener las subvenciones a la iniciativa.

¿Se debe a que el Deutschlandticket -que cubre trenes regionales, metro, autobuses y tranvías de toda Alemania- ha tenido un gran éxito, con 13,5 millones de abonados?

Sus partidarios señalan que la oferta, lanzada en mayo de 2023, ha contribuido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a aumentar el número de usuarios de los sistemas de transporte público.

Pero también hay escepticismo sobre si el acuerdo ha estado a la altura de las expectativas o si ha sido la mejor manera de gastar los impuestos, ya que los contribuyentes alemanes han estado aportando 3.000 millones de euros cada año para subvencionar la medida.

Reducción de emisiones

En febrero pasado, el comité asesor del Gobierno sobre política climática no se mostró muy convencido del efecto directo del billete sobre el clima, y estimó que su potencial de ahorro de gases de efecto invernadero (GEI) se sitúa entre 0,44 y 2,8 megatoneladas.

El grupo de investigación Ariadne, respaldado por el gobierno, calculó recientemente que sería de entre 4 y 6,49 megatoneladas.

Pero son cifras relativamente menores si se comparan con las emisiones totales de 649 megatoneladas de GEI de Alemania en 2024, incluidas las emisiones globales del sector del transporte de 143 megatoneladas.

Rango de utilización

Tanto la Agencia de Estadística alemana como investigadores universitarios han atribuido al Deutschlandticket el mérito de animar a los alemanes a utilizar el transporte público o incluso a caminar en los desplazamientos de corta distancia.

Los abonados utilizan los abonos principalmente para ir al trabajo, pero cada vez aprovechan más la oferta también para viajes de fin de semana.

Sin embargo, ests efectos se limitan a las grandes ciudades, que cuentan con amplias redes de transporte público, y atienden sobre todo a las necesidades de los trabajadores jóvenes de cuello blanco, según una investigación del Instituto Fraunhofer que analizó el primer año del Deutschlandticket.

En las zonas rurales de Alemania, donde las opciones de transporte público pueden ser tan escasas como un solo autobús rural al día, el coche es una necesidad para la mayoría de la gente para tareas cotidianas como las compras en el supermercado.

Algunos políticos de regiones poco pobladas tachan la oferta de una «subvención para los habitantes acomodados de las ciudades», lo cual no es del todo cierto, ya que los viajeros de larga distancia de las ciudades periféricas han logrado importantes ahorros gracias a la oferta.

Facilitar la movilidad de las rentas más bajas

Pero más que la ubicación o la convicción personal, ha sido el precio del billete el factor clave para hacerlo accesible, sobre todo a quienes no pueden permitirse mantener un coche u otro medio de transporte.

Una encuesta realizada en el marco del estudio Fraunhofer reveló que el precio es una razón «importante» para quienes se decidían por comprar el abono.

Por término medio, los encuestados calificaron de «caro» un precio propuesto de 53 euros y rechazaron un precio mensual de 75 euros por considerarlo «demasiado caro», mientras que afirmaron que un «precio barato» estaría en torno a los 35 euros.

El precio de un abono mensual del Deutschlandticket subió a principios de año a 58 euros al mes. Sigue siendo un precio relativamente bajo comparado con lo que costaban los abonos mensuales en muchas ciudades alemanas, pero ya no es la gran «ganga».

¿Futura espiral de precios?

El precio será probablemente el mayor reto para el futuro. Está previsto que se encarezca a  partir de 2029, y el futuro canciller, Friedrich Merz (CDU), aseguró recientemente que el «precio completo» no subvencionado del Deutschlandticket será de 90 euros al mes.

Una subida cercana a ese precio significaría probablemente una caída del número de abonados y, a su vez, desencadenaría una espiral fatal para la oferta, ya que la disminución del número de usuarios y de los ingresos exigiría nuevas subidas de precios (o el retorno de las subvenciones).

No es casualidad que la subida de precios esté prevista para 2029, justo antes de las próximas elecciones alemanas y del final del mandato de cuatro años de Merz como canciller.

Esto deja la difícil decisión sonre el destino del nuevo Deutschlandticket en manos de un hipotético segundo mandato de Merz o de quien le suceda en el cargo.

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(Editado por BTS/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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ONG denuncian ante el Defensor del Pueblo Europeo el debilitamiento de las normas de sostenibilidad de la UE

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Bruselas (Euractiv.com/.es) – Ocho organizaciones ecologistas y de derechos humanos han solicitado formalmente al Defensor del Pueblo Europeo que investigue si el proceso de la Unión Europea (UE) para diluir normas clave de sostenibilidad constituye un caso de “mala administración”.

En el marco de la controvertida ley «ómnibus», la Comisión Europea ha propuesto recientemente suavizar los requisitos básicos de información ecológica y las normas que obligan a las grandes empresas a rendir cuentas por las violaciones del medio ambiente y los derechos humanos en sus cadenas de suministro.

Pero ClientEarth y otras ONG sostienen que el proceso utilizado por Bruselas para simplificar la Directiva sobre Diligencia Debida para la Sostenibilidad Corporativa (DDDC) y la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (IRSC) fue «muy  defectuoso».

«La propuesta ómnibus se hizo sin ninguna consulta pública, ignorando a la sociedad civil, con falta de pruebas o evaluaciones de impacto ambiental y social, y con un enfoque principal en los intereses (…) de la industria», aseguraron varias  ONG en un comunicado a principios de esta semana.

«Esta temeraria medida no sólo debilita las normas de sostenibilidad, sino que también daña la confianza pública en los cimientos democráticos de la UE», añaden.

Según las ONG, la Comisión Europea tampoco ha evaluado si la propuesta ómnibus está alineada con sus objetivos de neutralidad climática, lo que podría chocar contra las obligaciones jurídicas que impone la Ley Europea del Clima.

El Defensor del Pueblo Europeo puede investigar el asunto, pero sus competencias se limitan a realizar investigaciones y emitir recomendaciones.

Las ONG también han pedido al Parlamento Europeo y al Consejo de la UE que rechacen la legislación.

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(Editado por AW/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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