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Mundo Política

La COP30 se cierne sobre una Europa dividida

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En la diplomacia mundial sobre el clima, las disputas están a punto de estallar y pueden frenar los avances hacia el principal objetivo de la UE en la reunión anual sobre el medio ambiente: abordar la enorme brecha existente entre las promesas de acción sobre el clima y lo que realmente hay que hacer.

Cuando la COP30 comience en Belém (Brasil) este lunes, 10 de noviembre, culminarán meses de intensa diplomacia en una ronda de dos semanas de febriles negociaciones, como colofón a un año que tuvo un comienzo «sombrío» en los preparativos de Bonn.

La cuestión es si las tensiones visibles en las conversaciones de junio en Alemania apuntan a otra COP desastrosa, recuerdo de la celebrada hace 16 años en el Bella Center de Copenhague, que aún domina la capital danesa como un inquietante testigo de las fallidas conversaciones sobre el clima de 2009. Hubo que esperar hasta 2015 para que la diplomacia tendente a la reducción de gases de efecto invernadero volviera a ponerse en marcha con el histórico Acuerdo de París.

Las tensiones que la Unión creía haber superado desde la cumbre de Dinamarcasi la UE es capaz de convencer a los países más pobres para que empiecen a reducir las emisiones más rápidamente, así como la cuestión de la financiación climática- han vuelto a emerger a la superficie. Los negociadores también temen que el anterior acuerdo de abandono de los combustibles fósiles siga provocando divisiones.

El Acuerdo de París se pone a prueba una vez más, ya que los firmantes consideran los acuerdos como meras medidas opcionales. Las protestas mundiales por el clima encontraron su verdadero impulso años después de la firma de París, con Greta Thunberg a la cabeza, para denunciar la falta de acción percibida entonces.

La misma situación se presenta ante la cita de Belém. Solo un tercio de los países ha anunciado o presentado compromisos con el clima para 2035 antes de la COP30, que cubre la mitad de las emisiones mundiales. Las famosas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), es decir, los planes de acción climática que presenta cada país, son totalmente voluntarias a pesar del objetivo climático consagrado en el Acuerdo de París. En conjunto, su objetivo es reducir el 10% de las emisiones totales de CO2.

Tal y como están las cosas, el mundo va camino de alcanzar los 2,8 °C de incremento en la temperatura del planeta. Esto es casi el doble del límite de 1,5 grados acordado en París, que ahora se considera un objetivo políticamente imposible.

Objetivos a la baja

La UE «pedirá una respuesta colectiva a las lagunas en la fijación de medidas y la aplicación de los objetivos climáticos», dijo su servicio diplomático antes del inicio de la conferencia.

¿Cómo se consigue que los rezagados en materia climática se comprometan «voluntariamente» a aumentar sus objetivos sin un canal de negociación formal que los comprometa a ello? ¿Y cómo vencer la escasa voluntad de países con metas discretas como Australia, China o Rusia, y de aquellos que no han presentado ningún objetivo? Ser impetuoso no ayudará a la hora de intentar convencerlos. «Durante la COP hay que negociar con extrema cautela, porque este asunto es muy delicado», afirma Peter Lydén, observador desde hace tiempo de la COP, que trabaja para la ONG Germanwatch.

En el terreno diplomático, donde una palabra puede suponer la diferencia entre un gran avance y el mantenimiento del statu quo, la UE está sola esta vez. Washington -que solía enviar a su experto y bien relacionado enviado para el clima, John Kerry, el único hombre que podía hablar con China en pie de igualdad- ha desaparecido por completo, y puede que incluso intente torpedear las conversaciones.

Tampoco ayuda el hecho de que la UE esté dividida sobre el grado de firmeza que debe mostrar en estas conversaciones. «Hay una diferencia entre ser optimista y ser realista», afirma Lars Aagaard, ministro danés del Clima que copreside el equipo negociador del bloque. «Estoy muy preocupado», declaró Aagaard a la prensa a finales de octubre. «Para la UE es muy importante que la COP se centre en cómo se pueden mejorar las medidas».

El ejecutivo de la UE es mucho más cauto en la elección de sus palabras. Jacob Werksman, el principal negociador de la UE sobre el clima y consejero principal del Departamento de Clima de la Unión, señala la necesidad de aplicar una «narrativa sofisticada y compleja».

En su opinión, la «economía real será la que cuente la verdadera historia del ritmo de cambio que se está produciendo en el mundo». A diferencia de la UE y otras naciones ricas, grandes emisores de gases como China han presentado objetivos a la baja, con Pekín apuntando a solo un 10 % para 2035.

El propio Wopke Hoekstra, responsable de la política climática de la UE, se ha dedicado a pelearse con Pekín, tanto por su falta de ambición en la reducción de emisiones como por su reticencia a contribuir a la financiación mundial de la lucha contra el cambio climático.

Según un nuevo análisis de CarbonBrief, la Unión está en desacuerdo con la mayoría de las medidas propuestas para reformar la financiación de la lucha contra el cambio climático. Europa se opone tanto a renegociar el acuerdo de la COP29 del año pasado como a seguir centrándose en las «naciones desarrolladas» (un concepto que se basa en una clasificación obsoleta de la ONU que la UE lleva años intentando cambiar).

¿Evolución o rendición?

El énfasis europeo en impulsar la acción climática (y en cerrar la brecha) también está en desacuerdo con las prioridades del país anfitrión, Brasil, que afirma que debe primar la adaptación al cambio climático «como el siguiente paso en la evolución humana». Para ello, se pide a los países industrializados ricos que aporten más dinero.

A la UE le bastaría con acordar una lista de 100 indicadores  para poder medir con precisión los avances del planeta -o su ausencia- en la adaptación al cambio climático, lo que permitiría hacer comparaciones realistas entre regiones concretas.

Para Lydén, sólo el tiempo dirá si la UE puede superar sus divisiones internas y salvar las diferencias con el resto de países para alcanzar su principal objetivo: reducir la distancia entre lo que hay que hacer para frenar el aumento de la temperatura y lo que los líderes mundiales están dispuestos a hacer.

«Lo que realmente importa es lo que ocurra después de la COP y si es posible hacer que las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) sean más ambiciosas en todo el mundo», afirmó.

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(Editado por rh, vib/Euractiv y Luis de Zubiaurre/Euractiv.es)

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Von der Leyen da marcha atrás en su pulso con la Eurocámara sobre el presupuesto

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Bruselas (Euractiv)- El fin de semana, la Comisión Europea, en un intento por desbloquear el pulso con el Parlamento Europeo sobre el presupuesto de la UE, que asciende a 2 billones de euros, dio a entender que estaba dispuesta a revisar en profundidad su proyecto de plan de gasto a siete años.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, hizo estas concesiones el domingo en una carta, a la que tuvo acceso Euractiv, que envió a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y a la Primera Ministra danesa, Mette Frederiksen, antes de las negociaciones del lunes.

La oposición a la propuesta de la Comisión ha sido especialmente intensa en el Parlamento, donde la mayoría de los eurodiputados parecen descantarse contra el presupuesto. El proyecto, que definirá el gasto de la UE de 2028 a 2034, requiere la aprobación del Parlamento.

En el centro del conflicto está el plan de la Comisión de fusionar las subvenciones agrícolas y regionales en programas nacionales por un total de 865.000 millones de euros. Esta propuesta ha suscitado una feroz oposición de agricultores y líderes regionales, preocupados por que la puesta en común de los recursos provoque un trato desigual de los beneficiarios y otorgue a los gobiernos nacionales un control excesivo sobre los recursos.

En su carta, von der Leyen ofrece reforzar la supervisión de las prioridades de gasto por parte de los eurodiputados, junto con la introducción del llamado «objetivo rural» para garantizar que una décima parte de la financiación se canalice hacia las regiones.

«Con los cambios propuestos, la Comisión está dispuesta a apoyar al Parlamento Europeo y al Consejo en el proceso de adopción del Marco Financiero Plurianual», escribe Von der Leyen en referencia al presupuesto.

El Comisario de Presupuesto, Piotr Serafin, insinuó la semana pasada que el Ejecutivo estaba considerando la posibilidad de introducir algunos «cambios legales» en su proyecto, lo que indicaba que se disponía a dar marcha atrás.

La maniobra de última hora de la Comisión, de la que informó en primer lugar Politico, es un ejemplo poco frecuente de cesión del ejecutivo ante la presión de un Parlamento sobre el que Von der Leyen suele ejercer un control férreo. Lo único que queda por saber es si la propuesta de la presidenta de la Comisión será sufiuciente para alcanzar un acuerdo.

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(Con la colaboración de Eddy Wax. Editado por mhk, jp/Euractiv y Luis de Zubiaurre/Euractiv.es)

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Los nacionalistas se hacen con las presidencias de parlamentos en Europa en medio de la polémica

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Los partidos de extrema derecha ganan posiciones en las encuestas en numerosos países de Europa. Políticos nacionalistas han tomado el timón de cuatro parlamentos del continente, dando lugar a tensiones.

Los legisladores checos eligieron el miércoles al primer presidente de la cámara baja de extrema derecha en la historia del país. Se convirtió así en el último parlamento de un país europeo presidido por un político nacionalista y prorruso desde la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Un día después de que el líder ultraderechista checo Tomio Okamura -que ha pedido el fin de la ayuda a Ucrania- fuera elegido presidente del parlamento, este ordenó retirar la bandera ucraniana del edificio, donde ondeaba como muestra de solidaridad.

En Austria un  grupo de historiadores instó esta semana al primer presidente parlamentario de extrema derecha del país a suspender un acto previsto para el 11 de noviembre en «homenaje a un antisemita declarado», el fallecido político Franz Dinghofer, vicecanciller de Austria en los años veinte y miembro del partido nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

En Italia, Austria, Eslovaquia y República Checa, los políticos nacionalistas se han hecho con la presidencia de sus parlamentos, uniéndose a Hungría, donde el partido del primer ministro nacionalista Viktor Orbán ocupa el cargo desde 2010.

En los cuatro países citados, el cambio se produjo tras un acuerdo con otros partidos políticos, ya que los nacionalistas carecían de mayoría absoluta. En estos casos los nuevos presidentes de las cámaras legislativas no pertenecen al mismo partido político que el jefe del Gobierno, como sí ocurre en Hungría.

Según Catherine Fieschi, investigadora del Centro Robert Schuman del Instituto Universitario Europeo de Florencia, Orbán «ha allanado el camino» para la tendencia actual. Desde su regreso al poder en 2010, Orbán «ha demostrado que es posible permanecer en la Unión Europea» sin respetar sus tratados, afirmó.

Además, la tendencia se ha acelerado desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, ya que el «carácter del presidente estadounidense no provoca rechazo» en países europeos marcados por una «cultura política» diferente y una relación «ambigua» con Rusia, añadió. Debido al pasado comunista que comparten algunos países y a su proximidad geográfica con Moscú, intentan abstenerse de fomentar cualquier «escalada» con Rusia, dijo Fieschi.

Estos países también se benefician de los fondos europeos, y temen tener que compartir el dinero de Bruselas con países como Albania, Montenegro o incluso Ucrania, que aspiran a entrar en la UE, añadió.

Honda preocupación

Para los partidos nacionalistas, que han aprovechado la coyuntura actual, hacerse con el control de sus parlamentos es un gran paso adelante, dijeron los expertos a la agencia AFP.

En Eslovaquia, el partido Hlas (La Voz) obtuvo la presidencia del parlamento en marzo gracias a su apoyo a la agrupación Smer, del primer ministro nacionalista Robert Fico, y al partido de extrema derecha SNS.

El Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo excluyó a Hlas de su grupo parlamentario, alegando que sus posiciones sobre «la guerra de Rusia en Ucrania, la migración, el Estado de derecho y la comunidad LGBTI han suscitado una honda preocupación y no tienen cabida en la familia progresista».

El presidente del parlamento austriaco, de extrema derecha, Walter Rosenkranz -criticado por ser miembro de una fraternidad estudiantil de extrema derecha conocida por su estridente nacionalismo pangermánico- no ha intentado fomentar el consenso, más allá de su propio campo político desde que asumió el cargo el año pasado.

«Para estos partidos, que llevan mucho tiempo fuera del sistema, hacerse con el control de la presidencia de sus respectivos parlamentos les permite hacer de contrapeso al poder ejecutivo, ya que los partidos gobernantes necesitan a menudo coaligarse debido a su débil posición», declaró Cyrille Bret, investigador asociado del Instituto Jacques Delors. Esto aplica «especialmente para los partidos populistas en vías de acceder al poder», añadió. «Pueden utilizar además sus palancas de control para criticar al gobierno sin asumir ellos mismos la responsabilidad, por no hablar de los beneficios presupuestarios que implica ocupar ese puesto, amén de «elevar su perfil y ganar respetabilidad».

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(Editado por vibra/Euractiv.com y Luis de Zubiaurre/Euractiv.es)

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México busca en la UE una salida a la guerra comercial de Trump

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París (Euractiv.fr) -Más del 84% de las exportaciones de México tienen como destino Estados Unidos. Pero con la guerra comercial lanzada por el presidente estadunidense, Donald Trump, el país azteca podría verse pronto tentado a mirar al otro lado del Atlántico, en busca de nuevas oportunidades en la Unión Europea.

El presidente francés, Emmanuel Macron, hará una breve escala en México este viernes, una visita que, según el Elíseo, reafirmará la importancia del «multilateralismo», al tiempo que buscará profundizar los lazos económicos.

Pero detrás del lenguaje diplomático se esconde un motivo más pragmático: ayudar a México a diversificar sus relaciones comerciales en un momento de renovada tensión con su vecino del norte.

Según los medios de comunicación estadounidenses, Washington está considerando la posibilidad de llevar a cabo operaciones militares dentro de México para combatir a los cárteles de la droga. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha rechazado firmemente estas informaciones en los últimos días.

Sin embargo, su margen de maniobra con Trump es limitado: más de cuatro quintas partes de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos y, desde el 1 de noviembre, Washington ha impuesto nuevos aranceles del 25% a los camiones y del 10% a los autobuses fabricados en México.

Según Brenda Estefan, profesora de geopolítica en la Escuela de Negocios IPADE de México, las autoridades mexicanas necesitan urgentemente encontrar nuevos socios comerciales.

«México no puede darse el lujo de quedarse solo en un cuarto oscuro con Trump», asegura.

Mirando a Europa

El comercio de bienes entre la Unión Europea y México alcanzó los 82.000 millones de euros en 2024, una pequeña parte comparada con  los 662.000 millones de euros intercambiados con Estados Unidos. Sin embargo, el potencial de crecimiento es real. Se prevé que Bruselas ratifique pronto un acuerdo comercial UE-México modernizado, ultimado a principios de este año.

El acuerdo actualizado eliminará muchos aranceles a las exportaciones alimentarias y agrícolas de la UE y añadirá un capítulo sobre comercio sostenible, además de incluir disposiciones vinculantes sobre derechos laborales, protección del medio ambiente, acción por el clima y prácticas empresariales responsables.

Según el consultor en comercio internacional Jorge Molina, el acuerdo revisado es «mucho mejor» que el original, en vigor desde 2000. Sin embargo, la fuerte dependencia económica de México respecto a su vecino del norte sigue siendo un obstáculo importante.

«El Norte industrializado nunca ha imaginado exportar a otro lugar que no sea Estados Unidos, y el Estado mexicano ha hecho poco por abrir otras puertas», afirma.

Gestionar la relación con Trump

Desde que asumió el cargo hace un año, Sheinbaum se ha centrado en evitar los aranceles que Trump amenaza con imponer. A cambio, ha aceptado reforzar la seguridad fronteriza para frenar la migración y extraditar a varias decenas de narcotraficantes a Estados Unidos.

Pero la energía de México se consume ahora por la inminente renegociación del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA), que debe revisarse en 2026. Washington ha insinuado que podría romper el acuerdo actual y sustituirlo por acuerdos bilaterales separados.

«El objetivo de Trump es devolver las cadenas de suministro de México a suelo estadounidense», afirma David Recondo, investigador del Centro de Estudios Internacionales (CERI) de Sciences Po.

Esta medida podría resultar devastadora: Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos ya han caído un 6% en los ocho primeros meses de 2025, según Molina.

«Si no se llega a un acuerdo sólido sobre el USMCA, las empresas mexicanas no tendrán más remedio que empezar a mirar hacia Europa», subraya.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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