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Ciencia y Salud

Dolor agudo en la zona derecha del abdomen: ¿Apendicitis?

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Apendicitis.

“Estos síntomas en niños y niñas, sobre todo menores de cinco años, pueden ser confusos, por lo que la apendicitis suele ser más difícil de sospechar e historiar”, advierte el Dr. Marín Gabriel, también director científico del Instituto Clínico del Aparato digestivo (ICAdig).

Desde el punto de vista anatómico, el apéndice habrá aumentado de tamaño por obstrucción: las bacterias que normalmente viven allí empiezan a multiplicarse sin control, lo que provoca que se llene de pus y se engrose.

“La causa del taponamiento podrá deberse a un fragmento de heces duras, lo que llamamos un apendicolito (fecalito), a la inflamación del tejido linfático, restos de comida o, en casos más raros, un cuerpo extraño, parásitos, incluso un tumor como el mucocele“, explica.

“Y si no se trata a tiempo, el apéndice puede romperse y liberar dentro del abdomen todo el material infeccioso que contiene esta zona del colon, lo cual desencadena una peritonitis, una infección bastante grave de la cavidad abdominal”, indica el Dr. Marín Gabriel.

El apéndice, prolongación de unos nueve o diez centímetros con forma de gusano, cuelga del ciego, la parte del colon que se conecta con el íleon (intestino delgado). “De hecho -apunta-, su nombre médico completo es apéndice vermiforme”.

La utilidad del apéndice en los seres humanos es doble: por un lado, ayuda al sistema inmunológico y, por el otro, refuerza el mantenimiento de la microbiota intestinal.

En cuanto a su primera función, contiene abundante tejido linfoide, lo que contribuye a la maduración de cierto tipo de glóbulos blancos, esenciales para la defensa frente a microorganismos patógenos.

En relación a la microbiota, actúa como un reservorio de bacterias comensales, permitiendo la recolonización del colon tras episodios de diarrea o disbiosis, lo que favorece que nuestro intestino funcione correctamente.

“Está descartado, por tanto, que el apéndice sea una parte inútil del colon; aunque su ausencia, su extirpación mediante apendicectomía, no impida a las personas disfrutar de una vida saludable”, deja claro el Dr. Marín.

Inflamación del apéndice: apendicitis.

Dr. Marín Gabriel, ¿qué síntomas predicen la apendicitis y evitan una peritonitis?

Lo más común es que empiece con un dolor abdominal difuso, a menudo alrededor del ombligo. Con el paso de las horas, ese dolor se acaba por localizar en la parte inferior derecha del abdomen, justo donde está el apéndice, y se vuelve más intenso, agudo, y constante.

Junto con el dolor, es bastante típico que aparezcan la falta de apetito y náuseas, incluso vómitos. A veces, también aparece la fiebre, entre 37.5 y 38.5 grados, lo que denominamos febrícula.

En algunos casos, dependiendo de la ubicación del apéndice, la inflamación ocasionará molestias al orinar, algo de diarrea o sensación de malestar abdominal, pero estos síntomas no son los más habituales.

Además, la anatomía del apéndice no es exactamente igual en todos y todas nosotras. En algunas personas, el apéndice está colocado detrás del ciego y no “cuelga” en el abdomen. El término médico es “apéndice retrocecal”.

Eso hace que el apéndice se aleje del revestimiento de la cavidad y que el peritoneo no se irrite fácilmente.

En estos casos, los síntomas y datos habituales de la exploración de la tripa del paciente se modifican. El cuadro clásico de dolor periumbilical inicial que luego queda fijo en la fosa ilíaca derecha no suele darse.

Por el contrario, se generan dolores o molestias más vagas y en localizaciones que pueden despistarnos como el hipocondrio derecho (bajo las costillas y el hígado) o la región lumbar.

Con los niños pequeños la cosa se complica, porque muchas veces no saben explicar qué les duele o simplemente se muestran muy irritables o decaídos. En ellos, el cuadro puede no ser tan claro como en adultos, lo que puede dificultar el diagnóstico.

apendicitis.
Orificio de conexión entre el ciego y el apéndice observado mediante colonoscopia. Imágenes cedidas por el Dr. Marín Gabriel.

¿Y cómo se diagnostica una apendicitis?

El diagnóstico inicial se basa en los síntomas: el médico preguntará cómo empezó el dolor, cómo ha ido evolucionando y luego explorará el abdomen del paciente.

Hay ciertas maniobras que resultan orientativas, como ese dolor fuerte que aparece al presionar y luego soltar bruscamente sobre la zona del apéndice (punto de McBurney), lo que se conoce como signo de rebote o de Blumberg; aunque ninguna de estas pruebas por sí sola es completamente fiable.

Por eso, el diagnóstico suele apoyarse también en pruebas de laboratorio.

En los análisis de sangre se observará elevación de reactantes de fase aguda y aparecen leucocitos altos o una proteína C reactiva elevada, lo que orienta hacia algún proceso inflamatorio o infeccioso.

Se suele pedir también un análisis de orina para descartar otras causas como una infección urinaria que pueda confundirse con una apendicitis.

Las pruebas de imagen también ayudan mucho.

En general, la ecografía abdominal es la primera opción porque no implica radiación, es muy accesible y puede mostrar un apéndice inflamado o una colección de pus, esto es, un absceso.

Si con la ecografía no se ve claro se suele solicitar a una tomografía computarizada (TC), que confirmará el diagnóstico.

En ciertos casos específicos, como mujeres embarazadas en las que se debe evitar la exposición a radiaciones, también se puede usar la resonancia magnética.

En definitiva, el análisis combinado de los síntomas, la exploración física y las pruebas de imagen nos permite llegar a un diagnóstico bastante certero en la mayoría de los casos.

Álex Baena se ha sometido a una apendicectomía.
El jugador Álex Baena, del Club de Fútbol Atlético de Madrid, junto al presidente de la entidad rojiblanca, Enrique Cerezo, el día de su presentación oficial en el Estadio Metropolitano de la capital española. Baena, centrocampista, ya entrena con el resto de la plantilla que dirige Diego Pablo Simeone después de superar el periodo de recuperación tras sufrir una apendicitis. EFE

Aun que sea una enfermedad frecuente, y ahí tenemos los últimos casos mediáticos de los jugadores de fútbol Álex Baena y Daniel Mosquera, colombiano del Hellas Verona, se dice que una apendicitis puede llegar a provocar la muerte, ¿es así, doctor?

Aunque este episodio fatal sea anecdótico, la apendicitis se puede complicar. Si no se detecta a tiempo, la inflamación del apéndice puede avanzar y terminar en una perforación.

Cuando eso ocurre, el contenido inflamatorio y las heces del colon pasan a la cavidad abdominal, lo que tiende a provocar una peritonitis generalizada o la formación de abscesos. Todo ello, provoca un deterioro grave del estado de salud.

Antes de que existieran los antibióticos y las cirugías actuales, una apendicitis perforada solía ser una sentencia de muerte.

En la antigüedad, de hecho, se denominaba “cólico miserere” a algunos de estos dolores abdominales agudos con irritación del abdomen. Muchos de ellos eran provocados por apendicitis y, en ausencia de tratamiento, más de la mitad de los casos terminaban en fallecimiento por sepsis u otras complicaciones.

Hoy en día, por suerte, eso es infrecuente y raro.

Si se actúa con rapidez, la tasa de mortalidad por apendicitis aguda es bajísima, por debajo del 1 %. De hecho, en algunos estudios se menciona que apenas hablaríamos de una o dos personas cada mil casos en la población general.

En niñ@s, el riesgo es todavía menor: se estima que muere menos de uno por cada mil casos. El problema aumenta cuando el diagnóstico es tardío.

Si el apéndice ya está perforado al momento de intervenir, las posibilidades de complicaciones serias aumentan de forma considerable. En esos casos, la mortalidad puede subir al 2-5 %, dependiendo de la edad del paciente, su estado general, las enfermedades asociadas y la gravedad de la infección.

En todo caso, en pacientes jóvenes y niños, incluso perforada, la apendicitis rara vez resulta fatal.

En los niños muy pequeños todo se complica un poco más. No sólo es más difícil identificar la apendicitis por lo inespecífico de los síntomas, sino que también es más probable que llegue a perforarse antes de que se diagnostique.

En menores de cinco años, por ejemplo, es común que los síntomas no sean los clásicos. No localizan bien el dolor, pueden presentar vómitos o fiebre, y todo eso puede confundirse con otras enfermedades, como una gastroenteritis.

Por eso no es raro que, cuando finalmente se descubre que se trata de una apendicitis, ya hayan pasado muchas horas: un 30-40 % de las apendicitis ya están perforadas al momento de la cirugía, frente a sólo un 10-20 % en adultos.

Aun así, hay que insistir en que, con el tratamiento adecuado, la gran mayoría se recupera sin mayores complicaciones.

Apendicitis debida a un tumor mucocele.
Un caso muy raro de un tumor maligno mucocele apendicular: el tumor se extendió por la zona exterior del apéndice, propagándose por la membrana peritoneal que cubre el colon ascendente, invadiéndolo de fuera hacia adentro.

Dr. Marín, ¿Y a qué se debe el porcentaje de fallecimientos?

Lo cierto es que uno de los desafíos con la apendicitis es que puede parecerse a otras muchas dolencias. Y no sólo en niños y niñas, sino a cualquier edad. La lista de posibles enfermedades con las que puede confundirse es larga, por eso hay que estar muy atentos.

Por ejemplo, en las primeras horas puede confundirse con una gastroenteritis viral: se observa dolor de barriga, náuseas y quizás algo de diarrea. Pero la diferencia es que, en la apendicitis, el dolor va a más y no cede, mientras que la diarrea, si aparece, no suele ser tan llamativa.

En mujeres jóvenes, otro ejemplo clásico, un dolor en la parte baja del abdomen podría deberse tanto a una apendicitis como a un problema ginecológico. Hablamos de un posible embarazo ectópico o una torsión ovárica, cuyo tratamiento es completamente diferente.

También puede confundirse con un cólico nefrítico, es decir, una piedra en el riñón que baja por el uréter del lado derecho. Ese tipo de dolor puede parecerse bastante, aunque suele doler más hacia la espalda e irradiarse a la región inguinal.

Y en niños, un diagnóstico que hay que tener en cuenta es la adenitis mesentérica, que es una inflamación de ganglios en el abdomen, en la zona final del intestino delgado.

En las urgencias, cuando hay sospecha de apendicitis, se mantiene al paciente en observación, se vuelve a explorar el abdomen y se solicitan pruebas de imagen como la ecografía o el CT.

Dicho esto, en algunos casos los cirujanos prefieren operar cuando hay dudas porque, aunque luego resulte que el apéndice no estaba inflamado, los riesgos de una cirugía innecesaria son menores que los que conllevan dejar pasar una apendicitis complicada.

Claro que, con las técnicas de imagen actuales, eso de operar “por si acaso” es cada vez menos habitual. Las llamadas “apendicectomías en blanco” han disminuido de forma sostenida en las últimas décadas en países occidentales.

En adultos, las tasas actuales de apendicectomía negativa rondan el 5-10 % y han caído a este punto desde cifras históricas superiores al 20 %, especialmente en centros con acceso rutinario al escáner.

En pediatría, la tendencia es aún más marcada, con una frecuencia de apendicectomías sin inflamación histológica del apéndice de alrededor del 2 %.

Tomografía de una apendicitis.
Detalle de una tomografía de una apendicitis en una mujer.

Doctor, la apendicectomía sigue siendo el tratamiento recomendado para resolver una apendicitis, ¿disponemos de otros enfoques terapéuticos?

La apendicectomía es la opción más habitual, sobre todo porque resuelve el problema de raíz. Es una cirugía que lleva más de un siglo realizándose y, hoy por hoy, se practica sobre todo por vía laparoscópica.

Eso significa hacer pequeñas incisiones y usar una microcámara de vídeo, lo cual provoca menos dolor, una recuperación más rápida y cicatrices mínimas.

En ciertos casos puntuales, cuando la apendicitis está muy avanzada o hay un absceso grande, se puede optar por una cirugía abierta tradicional. Pero en general, la laparoscopia es lo más común.

Ahora bien, en los últimos años se ha estudiado la posibilidad de tratar algunas apendicitis con antibióticos, sin necesidad de operar.

Esto se considera sobre todo en casos no complicados, es decir, cuando el apéndice no está perforado ni hay absceso. La idea es que, si el origen es una infección, tal vez los antibióticos puedan solucionarlo.

El estudio más conocido al respecto se publicó en 2020. Allí se vio que alrededor del 70 % de los pacientes tratados sólo con antibióticos se recuperaban sin necesidad de cirugía inmediata.

Sin embargo, cerca de uno de cada tres pacientes terminó siendo operado durante los tres meses siguientes por recaídas o falta de mejoría.

También, se detectaron más complicaciones en los que tomaron antibióticos respecto a los operados directamente, especialmente si tenían lo que se llama un apendicolito, una especie de piedrecita, de materia fecal endurecida dentro del apéndice, que suele predecir un peor pronóstico si no se opera.

En resumen, el tratamiento sólo con antibióticos puede funcionar en algunos casos seleccionados, pero hay que tener muy claro que no es infalible. Por eso, hoy en día la cirugía sigue siendo la primera recomendación en la mayoría de los pacientes.

Eliminación de una inflamación del apéndice mediante Terapia Apendicular Endoscópica Retrógrada (ERAT, por sus siglas en inglés).
Ilustración de la Terapia Apendicular Endoscópica Retrógrada (ERAT, por sus siglas en inglés): el orificio apendicular se limpia mediante la extracción del material interior con balón de Fogarty, o con cesta, para luego colocar una endoprótesis.

Dr. Marín Gabriel, dado que el apéndice se encuentra en la parte más profunda del colon, ¿existe alguna posibilidad de intervenir una apendicitis por vía endoscópica?

Empieza a describirse una técnica nueva para la apendicitis que se llama ERAT, que significa Terapia Apendicular Endoscópica Retrógrada. En lugar de operar desde fuera, se accede al apéndice desde dentro del colon, usando un colonoscopio.

Se llega hasta donde se encuentra la abertura del apéndice, se limpia la zona, se puede sacar pus o restos y, en algunos casos, se coloca un pequeño tubo (un estent) para desobstruirlo.

Este método no necesita anestesia general y se hace sin abrir el abdomen. La ventaja es que no deja cicatrices, el apéndice se conserva y, en teoría, podría seguir cumpliendo su función inmunológica.

Los estudios iniciales, especialmente en China, donde se originó la técnica, son bastante prometedores: los pacientes se recuperan rápido, casi no necesitan analgésicos y la tasa de complicaciones parece ser muy baja.

En uno de los estudios sobre esta técnica, por ejemplo, solo el 9 % necesitó analgésicos después del tratamiento, frente al 50 % en el grupo operado. También pudieron empezar a comer antes y estuvieron menos tiempo hospitalizados.

Pero tiene sus inconvenientes: el riesgo de que la apendicitis vuelva a aparecer sigue estando ahí, dado que el apéndice no se retira. Por eso, alrededor del 15 % volvió a sufrir otra apendicitis en los siguientes tres años.

Aun así, muchos de esos casos pudieron tratarse con ERAT otra vez, con buenos resultados.

En cualquier caso, aunque los datos iniciales son positivos, falta evidencia clínica más sólida y de largo plazo para que se convierta en una terapia alternativa estándar.

Apendicitis.

Para finalizar esta entrevista, doctor, ¿qué recomendaciones ofrece al conjunto de la población sobre cuándo deben ir a Urgencias si sienten dolor abdominal constante y agudo, quizá por una posible apendicitis?

Lo esencial es no subestimar un dolor abdominal que va en aumento, ya que la apendicitis suele empezar como cualquier dolor abdominal, pero luego toma un rumbo diferente.

Recomendaría prestar atención especial a la presencia de dolor abdominal persistente, que empeora con el paso de las horas y se va localizando en la parte inferior derecha del abdomen.

Si al movernos, caminar o toser nos duele más, es una señal que no debemos ignorar.

Otro dato a tener en cuenta es la fiebre moderada que acompaña al dolor. No siempre aparece, pero si alguien tiene fiebre y dolor abdominal persistente, merece ser evaluado por un médico.

También suelen aparecer náuseas, vómitos y pérdida de apetito. Es raro que alguien con apendicitis tenga ganas de comer. Si esto ocurre junto con dolor abdominal, hay que consultar.

Y por supuesto, cualquier dolor muy intenso, generalizado o acompañado de síntomas como palidez, debilidad o sensación de mareo debe llevarnos a Urgencias sin pensarlo dos veces.

La clave está en no esperar a que el cuadro empeore. Si se actúa a tiempo, la cirugía suele ser sencilla y la recuperación muy rápida. Pero si dejamos que avance, las complicaciones pueden ser mucho más graves.

Y si, finalmente, resulta que no era apendicitis, mejor aún para el paciente.

En el próximo videoblog de Aparato Digestivo abordaremos una nueva entrevista con el Dr. José Carlos Marín Gabriel sobre la diverticulitis, especie de sacos o bolsas que se forman en la pared interna de los intestinos, normalmente en el colon.

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Cocinero o pintor, profesiones con más riesgo de mutación genética de cáncer de pulmón

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profesiones cáncer pulmón

Los investigadores han presentado nuevas evidencias que sugieren que el historial laboral de los pacientes, de sus profesiones, podría influir en las alteraciones genéticas observadas en el cáncer de pulmón no microcítico (CPNM), concretamente en las mutaciones del gen KRAS, una de las más frecuentes en este tipo de tumores.

Los resultados de este análisis se han publicado en la revista CHEST y proceden del proyecto ATLAS, una iniciativa nacional de carácter observacional impulsada por el GECP para caracterizar el perfil molecular de los tumores torácicos en España.

“Estos datos aportan una dimensión novedosa: demuestran que el lugar de trabajo podría dejar una firma genética en los tumores. Debemos empezar a integrar la historia laboral en la evaluación del riesgo y en el abordaje terapéutico del cáncer de pulmón”, afirma Atocha Romero, directora del Laboratorio de Biopsia Liquida en Hospital Universitario Puerta de Hierro y miembro del GECP.

La relación entre KRAS y la ocupación de los pacientes

El estudio ATLAS se puso en marcha con el objetivo de determinar la prevalencia de alteraciones moleculares y dianas terapéuticas en los casos diagnosticados de cáncer de pulmón en los centros hospitalarios españoles, más allá de las ya ampliamente analizadas mutaciones EGFR y ALK.

En este contexto, ATLAS puso de manifiesto que la mutación KRAS es uno de los genes más frecuentes mutados en el cáncer de pulmón no microcítico metastásico.

En este subanálisis, se investigó si los distintos tipos de profesiones de los pacientes podría asociarse con mutaciones específicas de cáncer de pulmón.

En total, se analizaron 302 pacientes con cáncer de pulmón metastásico sin alteraciones en EGFR ni ALK.

El gen KRAS estaba mutado en el 34,1 % de los casos.

Esta alteración fue más frecuente entre los trabajadores de servicios personales (66,7 %) y trabajadores de oficios de la construcción (58,8 %). Los cocineros y los pintores destacaron como ocupaciones con mayor prevalencia de mutaciones KRAS, alcanzando un 70 % y 66,7 %, respectivamente.

Además, empleando una clasificación en función de exposición a carcinógenos, el grupo de profesionales con potencial exposición a químicos presentaba una tendencia de mayor prevalencia de mutaciones en KRAS (43,2 %).

Por contra, otros grupos profesionales como los trabajadores del ámbito de la informática, o de manera más global aquellos agrupados bajo la categoría oficinistas, presentaban mutaciones en KRAS con mucha menor frecuencia: 0% en el grupo de informática y 19,7% entre oficinistas.

Los investigadores realizaron un análisis ajustado por sexo y consumo de tabaco. Por ejemplo, aunque los pintores eran en su mayoría grandes fumadores, su tasa de mutación KRAS era incluso superior a la esperada por su nivel de tabaquismo, lo que apunta a un efecto adicional debido a la exposición laboral.

profesiones cáncer pulmón
Gráfico cedido por el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP).

Además, dentro de las distintas variantes de la mutación KRAS, la G12C, habitualmente ligada al tabaco fue significativamente más frecuente en trabajadores de servicios personales (33,3 % frente al 11,6 % del resto de la población de estudio).

La mutación G12A se asoció más a los pintores, 22,2 %, frente al 2 % del resto de población del estudio.

Para Roberto Serna, autor principal del estudio, “el hecho de que la variante G12C aparezca con más del doble de frecuencia en trabajadores de servicios personales, a pesar de no ser grandes fumadores, sugiere que se debe estudiar en mayor profundidad si la exposición a compuestos habituales en los vapores de cocina, como los hidrocarburos aromáticos, pueden actuar como mutágenos selectivos igual que los disolventes, pinturas y compuestos metálicos usados por los pintores y barnizadores podrían desempeñar un papel similar”.

Programas de vigilancia molecular en colectivos profesionales

Para los investigadores del GECP, estos datos refuerzan la necesidad de programas de vigilancia molecular dirigidos a colectivos profesionales concretos, además de tener implicaciones clínicas y abrir nuevas líneas de investigación.

Los autores subrayan que identificar subgrupos de riesgo laboral puede facilitar campañas de cribado precoz orientadas y, a medio plazo, contribuir al diseño de consejos preventivos personalizados.

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A propósito de ‘Sirat’ o por qué una película puede quedarse en tu cabeza

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sirat emociones

La historia firmada por el cineasta Oliver Laxe es un viaje exterior-interior. Los personajes atraviesan desiertos y montañas de Marruecos mientras los espectadores atraviesan desiertos y montañas de su interior. Afirma Fernández: “Pasas de las emociones al pensamiento, del yo al tú”. 

“Sirat es impactante, permite ver y sentir, no te da tiempo a reparar en otros detalles, pero si pasas al pensamiento, empiezas entonces a pensar en los personajes porque has hecho un viaje interior con ellos”, añade.

La trama es la siguiente: una chica ha desaparecido en Marruecos tras participar en una ‘rave’; su padre y su hermano pequeño irán a buscarla. Para ello, se unen a un grupo de ‘raveros’ en un viaje-huida. Viaje porque van a otra fiesta; huida porque intentan zafarse de los ecos de una guerra. La aventura llevará al límite a los personajes. 

Y a los espectadores.

Emociones que forman “la esencia humana”

Laxe ha dicho de su última película que despierta “emociones fuertes”. ¿Puede una película provocar emociones fuertes?

Dice Fernández que “las emociones fuertes circulan en el cine en dos direcciones”. Por un lado, relacionado con la psicología de la comunicación, alude a cómo “las emociones pueden cambiar la interpretación del mensaje”. Por otro, según la experiencia personal de quien ve la película, pueden ser algo así como “una autopista directa a lo más visceral”. 

Se producen reacciones en los planos “físico y emocional”; unidas, conectan con la moral o con la ética. “Sirat trata muchos temas, pero en mi opinión hay uno que es central, y es la esencia humana”. “Los personajes –continúa– se van rompiendo y conectamos con ellos porque todos estamos un poco rotos”.

Sirat emociones
El cineasta Oliver Laxe, en rueda de prensa en el Festival de Cannes de 2025. EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER / POOL

La empatía facilita el vínculo con los personajes, pero en opinión de la psicóloga, ésta puede emerger tras ver la película por primera vez. Si es así, es porque la historia funciona como un pegamento de “detalles y virtudes” que quedaron subterráneos tras una lectura inicial.

Acerca de ‘Sirat’, la psicóloga pone como ejemplo de este tipo de descubrimientos posteriores “la capacidad de ayuda de los personajes” y “la comprensión de unos con otros”.

Estímulos y el efecto sorpresa

La expresión ‘estar en shock’ suele aparecer tras una experiencia poderosa. A tenor de las descripciones de los espectadores y espectadoras, ver ‘Sirat’ lo es. Para bien o para mal. Para amar la película o para repudiarla. 

Fernández ahonda en esta expresión coloquial, lejos, claro, de “la psicopatología” que es el “shock”. “Se refiere a una respuesta emocional intensa, a algo traumático que en el caso de esta película, además, no te lo esperas”. A su juicio, el impacto de las secuencias que forman ‘Sirat’ proviene de “un estímulo visual, auditivo y sensorial”, y del efecto sorpresa.

El escenario acentúa el sobrecogimiento. Escenarios de naturaleza rocosa, polvorienta, misteriosa y amenazante. “Es tan grande que como espectadores nos sentimos pequeños”, apunta Fernández, que zanja: “Entonces buscamos una cueva en la que refugiarnos”. Esa cueva es nuestro interior, dice.

“El arte debe emocionar y conmover, para lo que es relevante mostrar, no contar”, incide la especialista.

Sirat: paisajes, música, personajes y viaje

La especialista recuerda a la escritora Vivian Gornick para remarcar la diferencia entre “situación e historia”. En ‘Sirat’, la situación la darían un tipo y un niño que buscan en una ‘rave’ a su hija y hermana, pero la historia es lo que cuenta Laxe a partir de entonces, a partir de la entrada en la trama de dos personajes alejadísimos de la cultura ‘rave’.

Imagen promocional de Sirat. Movistar Plus +.

Un adulto y un menor se sumergen, por tanto, en un entorno ajeno, distinto, y se sumergen los espectadores también. La música, la cámara, la fotografía, el casting, la dirección artística se han revelado ya como personajes de la historia. “La música es aquí un elemento corpóreo”, asegura Fernández.

“Sirat –insiste– va recogiendo sensibilidades y emociones para, más tarde, efectuar un viaje interior, un viaje que va de lo corpóreo a lo espiritual”.

Por eso, esta película, ya una de las del año, no deja indiferente. Se ama o se odia. Viajar por las emociones propias no es sencillo.

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5 síntomas de un ataque al corazón en mujeres

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síntomas ataque corazón mujer

Esa es una de las razones por las que la detección temprana de los síntomas de un ataque al corazón en las mujeres es fundamental y en ella juega un papel clave la enfermera o enfermero de triaje, que es la clasificación de los pacientes en función de la emergencia, en los servicios de urgencias de los hospitales.

Con motivo del Día Mundial del Corazón, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) considera imprescindible que el personal de enfermería de urgencias y emergencias, así como quienes trabajan en los centros coordinadores, dispongan de una formación específica y de protocolos adaptados ya que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en las mujeres.

“El triaje es la primera intervención clínica en urgencias. Identificar una isquemia, una arritmia o una insuficiencia cardiaca a partir de síntomas atípicos exige criterio, herramientas y entrenamiento. En cuestión de minutos se decide la realización de un electrocardiograma, la monitorización y la prioridad asistencial, y esa rapidez cambia el pronóstico”, explica Concepción Abellás, miembro del grupo de triaje de SEMES.

Esta sociedad médica considera que los sistemas actuales pueden subestimar la prioridad de pacientes con síntomas atípicos, especialmente mujeres y personas mayores de 65 años y que se ha evidenciado que estos colectivos tienen más probabilidades de que se demore el diagnóstico de un infarto grave.

En concreto, ellas suelen acudir más tarde a urgencias y presentan síntomas menos conocidos de estas patologías, como fatiga, náuseas, mareo, falta de aire, sudor frío o dolor en espalda, cuello o mandíbula.

Esta combinación de factores hace que reciban con menor frecuencia el tratamiento inmediato que restablece el flujo sanguíneo al corazón, aumentando así el riesgo de complicaciones.

“Si esos síntomas no se consideran desde el triaje como potencialmente cardiovasculares, aparecen retrasos evitables”, explica Carmen Casal, vicepresidenta de enfermería de SEMES.

Por eso, apunta, “formar a la enfermería en presentación diferencial por sexo, incorporar checklists de síntomas atípicos y utilizar escalas de riesgo basadas en la evidencia mejora la seguridad del paciente y homogeneiza la atención”.

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Electrocardiograma a una paciente. EFE/Sáshenka Gutiérrez

5 síntomas de advertencia de ataque al corazón en mujeres

Algunos ataques cardíacos comienzan con síntomas sutiles o intermitentes antes de agravarse. En este contexto, SEMES recuerda que, en materia de emergencias, cada minuto cuenta, y comparte cinco signos de advertencia de este tipo de ataques en mujeres:

1. Molestia torácica: La mayoría de los ataques cardíacos se presentan con molestias en el centro del pecho, que pueden durar minutos o ser intermitentes. Se describen como presión, opresión, ardor o dolor.
2. Respiración entrecortada: Dificultad para respirar que puede aparecer acompañando la molestia torácica o de manera aislada.
3. Molestias en otras zonas del torso: Dolor o malestar en la espalda, el cuello, la mandíbula, más difuso que en hombres.
4. Sudor frío, náuseas, vómitos o mareos: En mujeres es frecuente que se presenten síntomas digestivos o vegetativos. A esto puede sumarse sensación de aturdimiento o inestabilidad, que a veces se confunde con fatiga o estrés.
5. Ansiedad, inquietud o sensación de muerte inminente: Percepción subjetiva que algunas mujeres experimentan durante un ataque cardíaco y que puede confundirse con una crisis de ansiedad o un ataque de pánico si no se conocen los síntomas.

Ante cualquiera de estos síntomas, incluso si desaparecen al cabo de unos minutos, es fundamental llamar o acudir de inmediato a los servicios de emergencia, subrayan los urgenciólogos.

En este sentido, SEMES insiste en que la creación de la especialidad de enfermería de urgencias y emergencias es fundamental para dotar a los profesionales de las competencias y reconocimiento necesarios, garantizando que el triaje se realice con la máxima seguridad y homogeneidad.

Y destaca su campaña “Cuidando tu seguridad, especialistas en enfermería de urgencias y emergencias” destinada a visibilizar la importancia de esta especialidad para garantizar una atención segura, homogénea, rápida y de calidad y clave para proteger la seguridad del paciente durante la atención urgente.

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