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Qué es el síndrome de hipersensibilidad química múltiple y cómo afecta la calidad de vida
La hipersensibilidad química múltiple es un síndrome complejo, que se traduce en un conjunto de síntomas y signos, cada vez más frecuente pero lamentablemente muy poco conocido, incluso por la propia comunidad médica. Este es el motivo por el cual el enfermo “peregrina” por las diferentes especialidades hasta encontrar cierto alivio a su problema.
En 1984, el doctor Muhammad Junus definió a este cuadro con un solo concepto y, en su momento, le dio el nombre “síndrome de sensibilidad central”. Se trata de una reacción exagerada del sistema nervioso, que responde ante ciertos estímulos, afecta diferentes órganos y sistemas, y produce múltiples trastornos, aunque los mecanismos de producción son los mismos.
Por este motivo se considera que no se trata diferentes patologías, sino que un desencadenante común causa la alteración en distintas zonas del organismo.
– Acúfenos (NdeR: pitido o zumbido en los oídos)
– Mareos
– Picor de garganta permanente, carraspera y tos
– Hiperosmia (huelen más de lo normal)
– Picor en la piel y ronchas
– Falta de aire
– Dolor de cabeza y mareos
– Náuseas y vómitos
– Taquicardia
– Alteraciones cognitivas
– Neuralgia del trigémino
– Fatiga y falta de atención
Estas personas tienen afectación del sistema nervioso, endocrino e inmunológico, y la intercomunicación entre los tres sistemas produce las múltiples alteraciones. Se trata de una intolerancia que presenta un determinado grupo de personas a los compuestos químicos, mientras que el resto de la población (es decir, las personas que no son sensibles a dichos compuestos) no presenta síntomas.
Los compuestos químicos pueden estar presentes en la casa, en el ambiente laboral o incluso en el medioambiente, y no son tolerados aún ante concentraciones mínimas (por debajo del nivel tóxico).
En respuesta a la exposición a estos químicos actúan, entre otras moléculas, las inmunoglobulinas A, E y G, y las citocinas, que son mediadores inflamatorios y que serían los responsables de los síntomas y signos multisistémicos. El síndrome de hipersensibilidad química múltiple es una enfermedad emergente relacionada con el cambio climático y los estilos de vida moderno.
– Inhalatoria: con el aire que se respira ingresan los olores.
– Cutánea: por el contacto a través de las manos.
– Digestiva: ingesta de alimentos con colorantes, conservantes, entre otros.
– Productos de limpieza: desodorantes, odorizantes, lavandina, detergentes y ambientadores, entre otros.
– Cosméticos: perfumes, champúes, cremas, tinturas, quitaesmaltes y cremas, entre otros.
– Alimentos: en especial, aquellos que pudieron estar expuestos a recibir herbicidas, plaguicidas, colorantes y conservantes, entre otros compuestos.
– Dispositivos: los aires acondicionados y la emisión de ondas electromagnéticas de los routers de computadoras.
– El humo proveniente de cigarrillos, automóviles, leña, quema de pastizales o incendios.
– El cloro y otros productos que se usan para mantener el agua de las piscinas (pinturas caucho-cloradas y aglomerados, entre otros).
Las personas que padecen esta condición suelen referir que muchas veces se sienten rechazados y despreciados, con mucha desconsideración ante el cuadro que presentan. Los síntomas limitan su vida cotidiana habitual. Los pacientes suelen deprimirse y comienzan a aislarse y, en ocasiones, dejan de salir de su casa. Son pacientes muy difíciles de tratar y, en un principio, se los debe escuchar con atención y brindarles pautas de evitación, además de ayudarlos a diseñar estrategias. Estas personas muchas veces son tratadas como pacientes alérgicos o como pacientes con alguna alteración psiquiátrica que sufren de fantasías psicológicas.
Es importante que las personas con diagnóstico de síndrome de hipersensibilidad química múltiple reciban:
– Recomendaciones muy precisas
– Ayuda terapéutica (acompañamiento especial)
– Consejos sobre cómo evitar los tóxicos
– Control de alimentos y proponer una correcta sustitución
Es fundamental comprender que su calidad de vida se reduce muy drásticamente, por lo que es importante contar con un equipo multidisciplinario para atenderlos. Hoy en día, se trabaja con ahínco para su aprobación dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades.
De hecho, algunos países ya lo han clasificado como una patología, como Alemania en el año 2000, Austria (2001), Japón (2009), Suiza (2010), Dinamarca (2012) y España en el 2014. En Argentina, este síndrome aún no está incluido en el Programa Médico Obligatorio.
Es indispensable entender que el síndrome de hipersensibilidad química múltiple no es una enfermedad rara tampoco es una enfermedad alérgica, una intoxicación o una enfermedad psiquiátrica. Recordemos que hay un número creciente de enfermedades que están vinculadas a factores medioambientales: estamos viviendo en una sobreabundancia cotidiana de sustancias sintéticas con un nivel diferente sobre sus efectos en la salud en general.
Paulina es una mujer que padece el síndrome de hipersensibilidad química múltiple. Desde antes de la pandemia, su organismo reacciona de manera exagerada ante la exposición a químicos en muy pocas cantidades como el cloro, el alcohol, las tintas, los hidrocarburos entre otros.
“Mis síntomas fueron diversos; desde colon irritable, anemia y fatiga, hasta dolor muscular”, afirmó la paciente.
“Recorrí muchos médicos, hice muchos tratamientos, hice caso y muchísimo más ante cada indicación. Sin embargo, ninguno lograba terminar de recomponer mi sistema inmunitario”, contó Paulina. Para mejorar la calidad de vida del paciente se necesita un tratamiento multidisciplinario: “Hoy estoy en tratamiento con una alergista, una hematóloga, una toxicóloga, una nutricionista y un otorrino especialista en hipersensibilidad química”.
El diagnóstico es muy complejo debido a la falta de información que existe sobre esta patología.
“El único tratamiento es estar aislados. Yo voy por la vida con una máscara que no me permite respirar ni hablar bien, que me presiona la cabeza y las cervicales. Uso la máscara para poder hablar, caminar y disfrutar. Tengo una hija chiquita y el tiempo que puedo jugar y correr con ella lo hago con esta máscara”, relató Paulina.
Ante esta realidad, es necesario que se tome conciencia para encontrar tratamientos para este síndrome que afecta la calidad de vida diaria de quienes lo padecen.
* Dra. Stella Maris Cuevas (MN: 81701) es médica otorrinolaringóloga – Experta en olfato – Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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