Mundo Política
Tras sus primeros 100 días, Merz se enfrenta al reto de la (im)popularidad
Berlín/Madrid (Euractiv.de/.es) – En comparación con la historia reciente, los 100 primeros días de mandato del canciller alemán, Friedrich Merz (CDU/PPE), que se cumplen este miércoles, han sido un paseo, aunque uno de sus mayores retos, su escaso «tirón» popular, sigue pendiente.
Su predecesor, Olaf Scholz (SPD/S&D), se enfrentó a la invasión rusa de Ucrania a los 78 días de iniciado su mandato.
La excanciller Angela Merkel, que tuvo cuatro períodos distintos de 100 días durante sus 16 años de mandato, tuvo que lidiar con múltiples obstáculos, desde la crisis de la deuda griega hasta la anexión rusa de Crimea, pasando por la política «eurófoba» del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Pero eso no significa que los retos de Merz hayan sido menores desde que juró el cargo el 6 de mayo. La amenaza de Moscú sigue acechando, al igual que el malestar económico en Alemania por el bajo crecimiento, sumado a la constante entrada de solicitantes de asilo, además de la tensión internacional por la guerra de Gaza.
Hasta la fecha, Merz ha abordado todos esos retos con declaraciones grandilocuentes, presentando no un programa de 100 días sino un «plan de acción inmediata», con la promesa de que a mediados de este año quedaría «claro para todo el mundo que Alemania avanza».
Ahora que Merz cumple 100 días en el cargo, este miércoles, no hay consenso sobre si ha cumplido sus objetivos.
Los polémicos 18 votos en el Bundestag
Merz prometió acabar con las luchas intestinas que desgarraron la anterior coalición tripartita «semáforo» (SPD, Verdes y Liberales del FDP).
Pero la actual coalición, formada por la CDU (PPE) y los socialdemócratas (SPD/S&D), cuenta con una de las mayorías más ajustadas de la historia de la posguerra.
Merz necesitó un segundo intento en el Bundestag (Parlamento), algo sin precedentes, para ser elegido: tuvo 18 votos menos que la mayoría que logró en la primera votación, lo cual le dejó con seis diputados menos.
La votación secreta no aportó información sobre la motivación de los diputados rebeldes para rechazarle, pero no es ningún secreto que su estilo polarizador y su débil gestión en varios expedientes sensibles le han granjeado muchos enemigos entre sus filas.
Su repentina decisión de relajar las estrictas normas alemanas de endeudamiento (el denominado «freno de la deuda» anclado en la Constitución), una desviación fundamental de la ortodoxia conservadora, no logró convencer a los frugales democristianos de la CDU, y muchos diputados del SPD desconfían de su conservadurismo a ultranza.
No obstante, Merz no ha hecho muchos esfuerzos para cambiar su estilo de gobernar. Dio un giro histórico a la postura de Alemania (fiel aliado de Israel), tras cargar contra la operación militar de Tel Aviv en la Franja de Gaza e imponer, la semana pasada, las primeras sanciones alemanas al Estado hebreo desde la masacre terrorista del 7 de octubre de 2023, sin consultar al gabinete ni a sus diputados..
Tampoco logró aplacar una rebelión conservadora que frustró la elección de un juez liberal como jefe del Tribunal Supremo alemán, lo cual provocó el enfado del SPD.
El «hombre del billón de dólares»
Merz ha tomado medidas polémicas incluso antes de llegar oficialmente a la Cancillería, entre ellas cuando apostó por flexibilizar la ortodoxia fiscal que ha marcado hasta la fecha la política alemana desde la crisis financiera de 2008.
El límite constitucional de endeudamiento limitó el margen de maniobra fiscal de la coalición de Scholz y contribuyó, en buena medida, a su fin.
El SPD y la CDU elaboraron antes de asumir el poder una reforma que exime del freno de la deuda al gasto en defensa superior al 1% del PIB, e impulsaron un fondo de infraestructuras de 500.000 millones de euros, al margen del presupuesto ordinario.
El resultado de esas medidas es que Alemania se encamina a acumular una deuda récord de 850.000 millones de euros, -o un billón de dólares-, según los borradores presupuestarios del Gobierno, un tercio más que en los cinco años anteriores. Entre 2014 y 2020, Alemania no contrajo ninguna nueva deuda.
Gran parte de la nueva deuda se destinará a alcanzar el nuevo objetivo de gasto de la OTAN del 3,5% del PIB, seis años antes de la fecha límite de 2035, un giro notable para un país reticente al rearme y que tiene dificultades incluso para alcanzar el anterior objetivo de la Alianza Atlántica, fijado en el 2%.
Aunque todavía no se ha estimado el impacto económico de las medidas, hay algunos primeros signos de optimismo. La confianza empresarial aumentó moderadamente desde la elección de Merz, confirmando una tendencia al alza, y las últimas encuestas prevén un crecimiento -aunque modesto- para el período 2025-26, tras dos años de recesión.
Sin embargo, los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a las importaciones de la UE, especialmente a los automóviles, amenazan ahora a la economía alemana, muy dependiente de la exportación, al tiempo que numerosos expertos advierten de que el aumento del gasto no está acompañado de las necesarias reformas estructurales.
Los múltiples viajes de Merz
En viajes al extranjero, Merz ha superado a todos sus predecesores: fue el primer Canciller de la posguerra en visitar nueve capitales europeas en su primer mes en el cargo, y en visitar Polonia en su primer día en la Cancillería.
Según los analistas, se trata de señales claras de su deseo de recuperar el liderazgo alemán en Europa. En general, Merz ha cumplido con esas expectativas: siempre que Europa necesita coordinarse, el Canciller está dispuesto a convocar y guiar a sus homólogos.
Sin embargo, eso no siempre beneficia a Bruselas: Merz prefiere ejercer el liderazgo en pequeños círculos -generalmente con Reino Unido, Francia y a veces Polonia- en lugar de trabajar con las pesadas instituciones de la Unión Europea (UE).
No obstante, las buenas intenciones no siempre se traducen en resultados: la amistad de Merz con el presidente francés, Emmanuel Macron, y su matrimonio de conveniencia con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (CDU/PPE), ya se han topado con obstáculos políticos.
Polémico rechazo de solicitantes de asilo
En los primeros 100 días de Merz, Alemania ha devuelto a casi 500 solicitantes de asilo que intentaban entrar al país. En total, cerca de 23.000 personas solicitaron asilo en lo que va de año, lo cual hace que la prometida Migrationswende (giro en la política migratoria) parezca un simple anuncio.
Durante la campaña electoral, Merz prometió cerrar la frontera a todos los refugiados, al hilo de varios atentados, algunos protagonizados o relacionados con solicitantes de asilo rechazados. La medida entró en vigor en su primer día en el cargo, pero hasta la fecha no se ha notado muchas diferencias.
Sin embargo, el gobierno de coalición está redoblando esfuerzos para bajar las cifras de la inmigración irregular que impulsó el anterior Gobierno.
La nueva política exterior alemana
Según una encuesta de Forsa publicada en junio, el 56% de los alemanes aprueba la nueva política de Merz en Asuntos Exteriores. Esa aprobación se extiende a otros partidos: casi dos tercios de votantes del SPD (75%) y un 71% de Los Verdes.
De hecho, la prensa alemana ha apodado a Merz el Außenkanzler, una amalgama entre ministro de Asuntos Exteriores y Canciller federal, por su prolífica diplomacia.
Se especula con que la astucia de Merz para tratar a Trump tiene parte del mérito de la decisión del presidente estadounidense de permitir que los europeos compren nuevas armas para Ucrania, a pesar de que el Canciller no cumplió su promesa electoral de entregar misiles de crucero Taurus a Kiev.
Su reciente decisión de limitar las exportaciones de armas a Israel supuso otro cambio drástico respecto a la anterior posición de Berlín, aunque acompaña la postura de la opinión pública: el 73% de los alemanes respalda establecer algunas limitaciones a la entrega de armas a Tel Aviv.
Sin embargo, el mayor problema de Merz no ha cambiado en estos primeros 100 días: le cae mal a muchos alemanes.
Su bajo nivel de aceptación es mayor ahora que en los 100 primeros días de Scholz: un 65% frente a un 40%, según la última encuesta de Deutschlandtrend.
Uno de los principales motivos son sus numerosos titubeos y cambios de opinión, sobre todo la reforma del «freno de la deuda», que los sectores más críticos de la CDU consideran una promesa incumplida (no tocar esa política). Su errática gestión de la coalición con el SPD ha alimentado dudas previas sobre sus verdaderas dotes de liderazgo.
Por ello, 100 días después, los vaivenes de Merz ensombrecen su sólida trayectoria política y le han hecho perder buena parte del apoyo que los votantes le dieron en las urnas.
Su única esperanza de reconquistar esa simpatía popular sería una rápida recuperación económica, pero si fracasa, es probable que la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza del país, pueda llenar ese vacío.
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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Europa necesita «protegerse» de algunos de sus aliados, advierte Antonio Costa en alusión velada a Estados Unidos
Bruselas (Euractiv.com/.es) – El presidente del Consejo Europeo, António Costa, advirtió este lunes a la Unión Europea (UE) de que debe protegerse de algunos de los que considera aliados, después de que funcionarios estadounidenses cuestionaran durante los últimos días la libertad de expresión del bloque comunitario y pusieran en duda su legitimidad democrática, tras expresar abiertamente su apoyo a la extrema derecha europea.
Los comentarios de Costa fueron su primera respuesta oficial a la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, en la cual se afirma que Europa se enfrenta al peligro de «extinción» y se acusa a la Comisión Europea de «asfixia regulatoria».
«Lo que no podemos aceptar es esta amenaza de injerencia en la vida política de Europa», comentó Costa.
El socialista portugués afirmó que «Estados Unidos no puede sustituir a los ciudadanos europeos a la hora de elegir cuáles son los partidos políticos buenos o malos».
En su intervención en un acto del think tank Instituto Jacques Delors, en París, Costa también cargó contra el magnate Elon Musk, al tiempo que recordó que la libertad de expresión no puede existir si se «sacrifica» el acceso de los ciudadanos a la información en favor de los oligarcas tecnológicos estadounidenses.
El pasado viernes, la Comisión Europea multó a la plataforma X de Musk con 120 millones de euros por incumplir las normas de transparencia de la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés).
Una defensa europea más independiente
Por otro lado, Costa afirmó que los países europeos deben estar preparados para tomar el relevo de Estados Unidos al frente de la OTAN en 2027. Lo vinculó a las exigencias de la administración Trump de que Europa gaste más en defensa y asuma una mayor cuota financiera en la Alianza para proteger al continente europeo.
«Es lo que tenemos que hacer», subrayó Costa.
Ese calendario, sin embargo, es mucho más ambicioso que el acordado en la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya el pasado junio, en la cual los miembros europeos de la Alianza Atlántica acordaron gastar el 5% de su PIB en defensa para 2035.
En ese sentido, Costa señaló que las alianzas de Occidente han cambiado desde la Segunda Guerra Mundial, y que Europa y Estados Unidos ya no comparten la misma visión de un orden mundial basado en normas, en el que, para Europa, la lucha contra el cambio climático, entre otros temas, es clave.
«Si queremos protegernos, no sólo contra nuestros adversarios, sino también contra los aliados que nos desafían, tenemos que reforzar Europa», aseguró Costa, al tiempo que recordó que la nueva estrategia estadounidense en política exterior se sigue refiriendo a la UE como un «aliado». «Si Europa no fuera fuerte, no habría tantos intentos por socavarla», subrayó.
(Aurélie Pugnet/Euractiv.com ha colaborado en la redacción de este artículo).
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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Negociaciones contrarreloj en El Parlamento Europeo para acordar el Marco Financiero Plurianual 2028-2034
Bruselas (Euractiv.com/.es) – Los principales partidos del Parlamento Europeo confían en aprobar el futuro presupuesto del bloque comunitario para el período 2028-2034, el Marco Financiero Plurianual (MFP), dotado con 2 billones de euros, antes de las fiestas de Navidad, a pesar de las fuertes discrepancias entre las distintas formaciones políticas.
La batalla interna ha entrado en una fase decisiva. Los principales partidos no se ponen de acuerdo sobre quién dirigirá los trabajos sobre el polémico proyecto -de 865.000 millones de euros- para fusionar la agricultura (PAC) y las ayudas regionales después de 2027.
Casi cinco meses después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciara el nuevo MFP, dotado con 2 billones de euros, los legisladores están ya enfrentados sobre qué comisiones dirigirán el trabajo del Parlamento sobre el programa de gasto. La batalla se centra ahora en saber qué eurodiputados de qué partidos deben ocupar esos puestos clave.
El Partido Popular Europeo (PPE), el mayoritario en Estrasburgo, quiere ocupar dos de los tres puestos que dirigen el mayor expediente presupuestario de todos: los 865.000 millones de euros de los pesados planes de asociación nacionales y regionales (PNR), según explicaron a Euractiv funcionarios de la Eurocámara y varios asesores.
En ese sentido, el eurodiputado francés Jean-Marc Germain (S&D, socialistas y demócratas), de la comisión de presupuestos, cree que, hasta la fecha, el PPE ha logrado tener a 26 ponentes y presidentes de comisión, frente a sólo 12 de su grupo, que es el segundo más grande.
Los puestos que lideran la propuesta del PNR, que recortaría y fusionaría la financiación agrícola y regional -tradicionalmente un tercio del presupuesto cada una- en planes nacionales flexibles negociados entre la Comisión y los gobiernos, son especialmente delicados.
La propuesta estuvo a punto de provocar una crisis institucional el pasado mes de noviembre, cuando los eurodiputados amenazaron con rechazar el plan, aunque luego lo aceptaron tras las concesiones de última hora que hizo Von der Leyen a políticos clave del PPE.
Según explicaron a Euractiv cuatro funcionarios del Parlamento Europeo, el PPE quiere controlar los puestos de ponente del PNR tanto en la comisión regional (REGI) como en la presupuestaria (BUDG).
Inicialmente, el grupo de derecha también quería controlar la comisión de agricultura (AGRI), pero ahora es una tarea menos interesante después de que el Consejo trasladara varias partes del reglamento relacionadas con la agricultura a un expediente aparte, según informaron los funcionarios consultados por Euractiv.
En todo caso, los eurodiputados confían en encontrar una manera de repartirse las tareas de manera equitativa antes de la pausa de Navidad. El objetivo es que los coordinadores de AGRI se reúnan el 15 de diciembre y los de REGI durante el pleno del 15 al 18 de diciembre.
Los coordinadores de la comisión BUDG se reúnen este jueves, pero no hay ninguna decisión prevista en su orden del día.
Retrasos en el calendario
Cuanto más se retrase el trabajo en el Parlamento, más se arriesgan los eurodiputados a quedar rezagados, ya que los países de la UE siguen adelante con la modificación de la propuesta sin contar con ellos.
En ese sentido, Germain afirma que el S&D quiere la segunda selección de los tres puestos, mientras que el PPE obtendría la primera selección del trío de ponentes del PNR. El grupo liberal Renovar Europa obtendría el puesto que quede, asegura.
El PPE, el S&D y Renovar Europa, junto con los Verdes, forman una frágil alianza que respalda a Von der Leyen, pero la tensión interna va en aumento después de que el PPE se colocara junto a la extrema derecha para votar recientemente a favor de recortar varias normas de política climática propuestas por los Verdes.
Esa coalición, también conocida como plataforma, tiene que mantenerse unida si quiere influir en las decisiones de los gobiernos de la UE, que tienen mucho más poder jurídico y político en las negociaciones presupuestarias.
«El PPE es el grupo más grande (…) pero eso no puede significar que un grupo con el 40% o más de los votos acabe obteniendo el 70% u 80% de los expedientes», asegura Rasmus Andresen, eurodiputado alemán de los Verdes.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
La UE afina este lunes los detalles de una polémica directiva que vincula derechos humanos y protección del medio ambiente
Bruselas (Euractiv.com/.es) – Los países de la Unión Europea (UE) dan los últimos retoques a una versión suavizada de una directiva comunitaria que vincula el respeto de los derechos humanos con el impacto medioambiental en las cadenas de suministro, en un contexto de polémica por la ruptura del cordón sanitario a la ultraderecha en el Parlamento Europeo e informaciones que apuntan a fuertes presiones de «lobbies» estadounidenses en torno a este delicado expediente.
Los representantes de los gobiernos, en el Consejo de la UE y el equipo negociador del Parlamento Europeo se enfrentarán esta tarde en lo que se ha anunciado como una ronda final de negociaciones sobre la «simplificación» de la Directiva de Diligencia Debida sobre la Sostenibilidad de las Empresas (DDDSC).
Adoptada en marzo de 2024, con vistas a su entrada en vigor en 2026, la «CS-triple-D», como se la conoce en la jerga de Bruselas, fue incluida menos de un año después en el primer paquete de «simplificación» de la segunda Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen, que ha hecho de la competitividad industrial y la desregulación dos de sus prioridades.
Ahora los colegisladores (Consejo-Parlamento) no chocan por si cambian a fondo o no la ley de diligencia debida, sino por el alcance exacto de los limitados requisitos de diligencia debida e información que se aplicarán a las pocas empresas muy grandes que permanecen en el ámbito de aplicación.
¿Qué está en juego?
Los principales requisitos de la directiva se han reducido, desde su ámbito de aplicación hasta el alcance de las obligaciones de diligencia debida, pasando por los planes de transición climática, el régimen de responsabilidad civil y las sanciones económicas.
En el formato en el que se adoptó en 2024, la directiva debía aplicarse a cualquier empresa con más de 1.000 empleados y una facturación neta igual o superior a 450 millones de euros. Pero el Consejo y el Parlamento han acordado limitar la obligación a las empresas con más de 5.000 empleados y un volumen de negocios neto de al menos 1.500 millones de euros.
Los mandatos de negociación del Consejo y el Parlamento también convergen en la supresión de la responsabilidad civil, que apuntaba a responsabilizar a las empresas por los daños causados a las personas y los ecosistemas, y exigía indemnizaciones para los afectados.
Sin embargo, hay una gran diferencia en los artículos que tratan de los derechos humanos y la diligencia debida en materia de medio ambiente. La posición del Consejo es que una empresa «deberá» suspender, como último recurso, una relación comercial cuando el socio provoque impactos negativos sobre los derechos humanos o el medio ambiente.
Pero el Parlamento Europeo se limita a decir que «pueden», lo cual significa que sería voluntario.
Las negociaciones finales también abordarán los planes de transición climática. Mientras que el Parlamento quiere eliminar la obligación de que las empresas elaboren esos planes, el Consejo exigiría a las empresas que hagan «esfuerzos razonables» para alcanzar los objetivos climáticos y que adopten un modelo de negocio que «contribuya» a las metas de los objetivos del Acuerdo de París (de la ONU).
En un principio se exigía a las empresas que adoptaran y aplicaran un plan de transición para mitigar el cambio climático y que hicieran todos los esfuerzos posibles para lograrlo.
¿Y si, a pesar de todas las suavizaciones, las empresas siguen sin cumplir? El Consejo (gobiernos) ha introducido un tope máximo del 5% del volumen de negocios neto de una empresa para las sanciones económicas. El Parlamento, por su parte, aplaza la cuestión y pide a Bruselas «directrices» sobre el nivel adecuado de sanciones.
El papel de los grupos de presión y las fuerzas «ultra»
El sector empresarial tiene muchas reservas sobre las normas de sostenibilidad y presentación de informes. El cambio aplicado por la Comisión Europea para pasar de una «agenda verde» a una más centrada en la competitividad ha sido bien aprovechado por los grupos de presión y por los partidos conservadores de la Eurocámara.
En ese sentido, en noviembre pasado se forjó una alianza entre la derecha y la extrema derecha al adoptar el Parlamento su posición sobre el expediente, un hecho inédito en Bruselas, puesto que supuso una clara ruptura del cordón sanitario en torno a las fuerzas de extrema derecha y los nacionalistas.
Por otro lado, la semana pasada estalló una nueva polémica en torno a este expediente cuando una investigación del centro de análisis Somo reveló que un grupo de 11 multinacionales estadounidenses de combustibles fósiles montaron una campaña a gran escala durante todo el año para presionar tanto al Parlamento como a los Estados miembros de la UE para que adoptaran sus recomendaciones.
Esa «coalición de intereses», que se autodenomina «Mesa Redonda sobre Competitividad», reúne a gigantes de los combustibles fósiles como ExxonMobil, Chevron y TotalEnergies, además de Honeywell, Nyrstar, Dow y el banco JPMorgan Chase.
Al parecer, esa plataforma intentó influir directamente en los gobiernos de los Estados miembros, tanto individualmente como a través de la oficina en Bruselas de la empresa mundial de relaciones públicas Teneo, que organizó múltiples reuniones con funcionarios del Parlamento y del Consejo.
Fuerte alianza de derechas
Cuando los negociadores se reúnan en la tarde de este lunes, a las 19.00 horas, el eurodiputado del PPE Jörgen Warborn, principal negociador del Parlamento Europeo, podrá contar con el apoyo de la extrema derecha para defender su posición frente a las posibles críticas de los delegados gubernamentales. Pascale Piera, del grupo ultra Patriotas por Europa (PfE), en el cual militan, entre otros, el español Vox, confirmó a Euractiv que estará presente en la reunión.
El objetivo del Consejo es intentar volver a una posición menos extrema en materia de desregulación, al tiempo que quizás golpee a la denominada «coalición Venezuela» de grupos conservadores y de extrema derecha que reconocieron a Edmundo González como presidente democráticamente elegido del país sudamericano antes de cimentar su alianza política en la votación del CDSD.
Si tiene éxito, la cuestión será si el PPE en su conjunto acatará lo que se acuerde esta noche en la votación final en el pleno.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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