Mundo Política
«No me arrepiento de haber apoyado a von der Leyen», asegura el líder de los Verdes en Estrasburgo

Estrasburgo/Francia (Euractiv.com/.es) – El líder de los Verdes en el Parlamento Europeo, Bas Eickhout, no se arrepiente de que su grupo haya apoyado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en 2024 y tampoco de haber votado contra la reciente moción de censura de la ultraderecha para intentar tumbar a la alemana.
En una entrevista con Euractiv en su despacho, con vistas a la catedral de Estrasburgo, el holandés cree que el plan de simplificación normativa que ha emprendido Bruselas está yendo demasiado lejos por la presión de los “lobbies” empresariales y de la familia política de Von der Leyen, el Partido Popular Europeo, liderado por Manfred Weber.
Los Verdes, que cuentan con 53 eurodiputados, están liderados por Eickhout y por el eurodiputado Terry Reinkte.
El grupo perdió muchos escaños tras las elecciones europeas de junio de 2024, y ahora busca volver a recuperar posiciones.
Por eso, en lugar de amenazar con derrocar a la Comisión Europea, Eickhout cuenta con Von der Leyen frenar a Weber.
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Son tiempos difíciles para los Verdes. Los Patriotas de extrema derecha están tomando la delantera en el objetivo climático de 2040, y una agenda de simplificación masiva está poniendo patas arriba gran parte del Pacto Verde Europeo. ¿Se arrepiente de haber apoyado a esta Comisión el año pasado?
No me arrepiento, pero las cosas tienen que cambiar. Mantengo mi elección porque sigo viendo un programa en el que tenemos elementos con los que también podemos trabajar en la adaptación al clima, la política industrial y los océanos. Seguimos esperando que la Comisión cumpla lo prometido. Lo que me molesta es que llegue tan tarde. Por ejemplo, la Ley de Economía Circular está prevista para finales de 2026. ¿Dónde está la urgencia que sí vemos en defensa? ¿Por qué no en el gasto industrial? Critico esa opción política.
Pero cualquiera podría haberle dicho en julio de 2024 que el PPE sería la fuerza dominante en el Parlamento, donde son el grupo más numeroso, y en la Comisión, donde tienen el mayor número de Comisarios. ¿No fue ingenuo al apoyar a esta segunda Comisión de Von der Leyen?
Es lógico que exista una agenda del PPE y estamos preparados para adaptarnos a los cambios en el Parlamento. Pero ahora se trata de cómo se está haciendo esa agenda de simplificación. La primera propuesta sobre la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa y la Directiva de Diligencia Debida (CSDDD), para ser sinceros, no tiene nada que ver con la simplificación. Está creando el caos para las empresas; no saben lo que tienen que hacer. Es una simplificación estúpida. Es simplemente acabar con una ley, es desregulación.
Así que llámenme ingenuo por confiar en von der Leyen cuando dice que hacemos simplificación, no desregulación. Ha subestimado un poco a la bestia que ha despertado con la simplificación, porque todos los grupos de presión (…) la están acorralando. He oído que el lobby farmacéutico está presionando para cambiar la directiva de aguas residuales urbanas, para evitar el principio de que quien contamina paga. Ese es exactamente un ejemplo en el que (la legislación) ómnibus no tiene sentido.
Pero, ¿no es un poco blando con von der Leyen? Después de todo, el foco mayoritario de su atención se centra en Weber, no en ella.
No creo que haya una estupenda relación entre ella y Weber, y lo que ella está subestimando -y hasta puedo entenderlo, porque hay asuntos más importantes que resolver en el mundo- es que lo que Weber está haciendo también la está perjudicando. Es importante que demuestre claramente que no es Weber. Y eso es, por supuesto, algo que no está dispuesta a hacer porque en su forma de comunicar, siempre intenta mantenerse neutral en todo.
La elección de Weber es: «¿Quieres trabajar con los proeuropeos o sigues haciendo lo que estás haciendo ahora?» Y eso sólo está fortaleciendo a la extrema derecha, y está fortaleciendo el caos, y al final, te matará. Pero también advierto a la Comisión de que esta creciente presión será cada vez más difícil de contrarrestar.
Su Partido Verde holandés pronto se fusionará con el Partido Socialista de Frans Timmermans (PvdA), y se presentarán juntos en las próximas elecciones nacionales de octubre. ¿Significa eso que todos sus eurodiputados se pasarán al grupo de los Socialistas o al de los Verdes en el Parlamento Europeo? ¿Y volverán a formar parte del Gobierno si ganan?
Lo que intentamos es permanecer en ambos grupos. En mi caso me gusta mucho el ámbito europeo, más que el holandés. Está más enfocado a largo plazo. Me gusta jugar al ajedrez en un tablero tridimensional. Si Timmermans llama, hablaremos.
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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Bruselas se desmarca de los comentarios de Teresa Ribera sobre Israel y Gaza

Bruselas (Euractiv.com/.es) – La Comisión Europea se distanció este viernes de los comentarios realizados el jueves por la comisaria española Teresa Ribera (PSOE/S&D) acerca de que Israel está cometiendo un «genocidio» con su ofensiva militar en Gaza.
Ribera habló de «genocidio» en Gaza en un discurso pronunciado ayer, jueves, en una universidad francesa. Sus declaraciones provocaron la ira del gobierno israelí, que la acusó de ser portavoz de Hamás.
«No corresponde a la Comisión juzgar sobre esta cuestión y definición, sino realmente a los tribunales, y no ha habido ninguna decisión del Colegio [de Comisarios] sobre este tema concreto, eso es lo que puedo decir», declaró este viernes en rueda de prensa la portavoz jefe de la Comisión, Paula Pinho.
«No hay una posición de la Comisión al respecto», añadió Pinho.
«Establecer si se han cometido crímenes internacionales, incluido el genocidio, es competencia de los tribunales nacionales, así como de los tribunales y cortes internacionales que puedan tener jurisdicción», dijo en la misma rueda de prensa el portavoz de la Comisión, Anouar El Anouni.
«La calificación jurídica de un acto de este tipo, un acto de genocidio, requiere el establecimiento adecuado de los hechos y una constatación de derecho», agregó.
Ribera junto a otros tres comisarios europeos envió la semana pasada una carta a los funcionarios comunitarios en la cual afirmaba que Gaza es el «objetivo principal» entre las prioridades de la política exterior de institución.
«La UE ha pedido sistemáticamente un alto el fuego, la liberación de todos los rehenes y el flujo sin trabas de la ayuda humanitaria», escribieron Ribera y sus colegas.
Euractiv contactó este viernes con el gabinete de Teresa Ribera para pedirle una reacción a la noticia.
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(Editado por Victoria Becker y Vince Chadwick/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Putin amenaza con atacar a cualquier fuerza occidental que se despliegue en Ucrania

Moscú/Bruselas (agencias/Euractiv) – El presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió este viernes de que cualquier fuerza occidental que se despliegue en Ucrania será objetivo «legítimo» para el ejército de Moscú, un día después de que los aliados de Kiev expresaran su compromiso de aportar tropas para una futura fuerza de mantenimiento de la paz.
Dos docenas de países, encabezados por Francia y Gran Bretaña, se comprometieron el jueves a sumarse a una fuerza de estabilización por tierra, mar y aire tras un futuro acuerdo de paz que ponga fin al conflicto, iniciado tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Decenas de miles de personas han muerto en los tres años y medio de enfrentamientos, que han obligado a varios millones a abandonar sus hogares y han destruido gran parte del este y el sur de Ucrania en el conflicto más sangriento que ha sufrido Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Kiev afirma que las futuras garantías de seguridad, con el respaldo de las tropas occidentales, son cruciales con vistas a firmar un acuerdo para evitar que Rusia relance su ofensiva en el futuro.
«Si algunas tropas aparecen allí, especialmente ahora durante los combates, partimos de la premisa de que serán objetivos legítimos», advirtió Putin este viernes en un foro económico en la ciudad de Vladivostok, en el extremo oriental del país.
Putin añadió que el despliegue de una fuerza occidental no favorecerá la paz a largo plazo, y afirmó que los lazos militares de Ucrania con Occidente son una de las «causas profundas» del conflicto.
Los aliados de Ucrania no han revelado detalles concretos del plan, entre ellos el número de efectivos que tendrá o la contribución de cada país.
«Hay 26 países que se han comprometido formalmente -otros aún no han tomado posición- a desplegar como ‘fuerza de seguridad’ tropas en Ucrania, o estar presentes en tierra, mar o aire», explicó el presidente francés, Emmanuel Macron, en rueda de prensa ayer, el jueves, junto al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
«Creo que hoy, por primera vez en mucho tiempo, es el primer paso concreto tan serio», agregó Zelenski.
Las tropas no se desplegarán «en primera línea», sino que su objetivo es «prevenir cualquier nueva agresión de envergadura», subrayó Macron.
Coalición de Voluntarios
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha forzado a ambas partes a iniciar conversaciones para poner fin al conflicto, aunque las múltiples rondas de contactos diplomáticos hasta la fecha no han dado más fruto que el intercambio de prisioneros.
Moscú exige a Ucrania que ceda aún más territorio y renuncie por completo al respaldo occidental. Kiev las ha descartado por considerarlas «viejos ultimátos».
En ese sentido, Putin afirmó este viernes que si se llega a un acuerdo, las tropas occidentales no serán necesarias.
«Si se alcanzan decisiones que conduzcan a la paz, a una paz duradera, entonces sencillamente no veo el sentido de su presencia en el territorio de Ucrania. Porque si se alcanzan acuerdos, que nadie dude de que Rusia los cumplirá en su totalidad», afirmó.
Ucrania y Occidente han recordado la larga lista de ocasiones en las que Rusia ha incumplido acuerdos sobre Ucrania, las cuales se remontan al Memorando de Budapest de 1994, un acuerdo postsoviético por el que Kiev renunció a sus armas nucleares a cambio de garantías de que Rusia y otros signatarios, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido, respetaran su independencia e integridad territorial y se abstendrían del uso de la fuerza.
Ucrania y numerosos jefes de Estado y de Gobierno europeos han acusado a Putin de no hablar en serio sobre la paz, y de simplemente intentar ganar tiempo para que las tropas rusas logren conquistar más territorio ucraniano.
Putin aseguró a principios de esta semana que sus tropas están avanzando por toda la línea del frente en el este y el sur de Ucrania y que seguirá luchando si no se alcanza un acuerdo de paz.
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(Editado por Victoria Becker/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Cómo Putin perdió en el Cáucaso y castigó a su subordinado por ello

Konstantin Eggert es un periodista de origen ruso que trabaja para DW, la cadena internacional alemana. Reside en Vilna y ha sido redactor jefe de la oficina en Moscú del Servicio Ruso de la BBC.
«¿De qué lado me pongo hoy: Bakú o Ereván?» Es 2001 o 2002. Lugar: la oficina de la BBC en Moscú, donde yo trabajaba entonces. Habla el politólogo Sergei Markov, invitado a participar en un programa de debate sobre el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán.
Por entonces era conocido en los círculos mediáticos moscovitas por dos cosas: disponibilidad 24 horas al día, 7 días a la semana, y producción de cualquier opinión que se le pidiera, siempre que la tarifa fuera la adecuada. No recuerdo de qué lado se puso Markov en aquella ocasión, pero es seguro que se llevó 50 dólares en metálico, la tarifa estándar de la BBC en aquella época.
Durante años, Markov fue un prominente partidario del régimen, participante habitual en programas de la televisión estatal, que defendía a gritos todas las acciones de Vladimir Putin, incluida la brutal invasión de Ucrania.
Pero la semana pasada, el Kremlin designó repentinamente a Markov «agente extranjero», un «honor» antes reservado a políticos, periodistas y activistas de ONG que rechazan la política de Putin. Es la primera personalidad pro-régimen castigada de esta manera.
¿Por qué castigar a Markov, tras años de lealtad inquebrantable? La respuesta está en sus vínculos con el Presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, a quien Markov impulsó con fuerza en la esfera pública. Durante años, nadie en Moscú prestó atención a las conexiones de Markov con Azerbaiyán, dado que las relaciones de Rusia con Bakú eran buenas, en general.
Los tiempos cambian. Su repentina pérdida del apoyo del Kremlin es una señal para la élite moscovita: «Azerbaiyán es ahora el enemigo».
De hecho, la relación entre los dos regímenes autoritarios nunca fue sencilla, a pesar de que Rusia ha desempeñado un papel dominante en el Cáucaso Sur durante la mayor parte de los dos últimos siglos.
Bakú detestaba los estrechos vínculos de Moscú con Armenia (que aún incluyen formalmente un pacto militar firmado en 1997). Durante un cuarto de siglo, eso significó que Azerbaiyán ni siquiera podía pensar en recuperar la región de Nagorno Karabaj, poblada por armenios, con su no reconocida República de Artsaj.
El Kremlin siempre vio con recelo la política energética independiente de Azerbaiyán, rica en petróleo. La cálida relación de Bakú con Israel, basada en el interés mutuo por disuadir a Irán -aliado de Rusia- era y es otro factor de irritación para Moscú. Las masivas compras de armas azerbaiyanas a Israel complicaron aún más la situación, así como su relación estratégica con la Turquía de Erdogan.
Entonces, sin previo aviso (ni, aparentemente, consulta alguna con Putin), el presidente Aliyev ordenó una ofensiva relámpago del ejército en 2023 y retomó Nagorno-Karabaj en pocos días.
La medida creó una ola de sentimiento antirruso entre los armenios, que acusaron a Rusia de no haber cumplido sus obligaciones en virtud del tratado de asistencia mutua y había dejado indefensos a los armenios de Karabaj. Los rusos replicaron que el acuerdo sólo abarcaba el territorio legalmente reconocido de Armenia (lo cual es cierto)
Parece que, en general, Moscú era reacio a disuadir a Azerbaiyán como medio de castigar al primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, por su creciente distanciamiento de Rusia y su creciente cooperación con la Unión Europea (UE).
Pero la inacción de Moscú no hizo sino alimentar la imagen de impotencia, desorientación y, en última instancia, debilidad de Rusia. Lo cual no pasó desapercibido en Bakú y Ereván.
El tratado de paz que Azerbaiyán y Armenia firmaron en Washington el 8 de agosto se produjo sin ninguna participación rusa, algo que habría sido inimaginable hace un par de años. Se logró después de que tanto Aliyev como Pashinyan distanciaran a sus países de Rusia, una decisión estratégica más que una maniobra táctica.
En una entrevista reciente, Aliyev llamó a Moscú «invasor» de Ucrania, afirmó rotundamente que defiende la integridad territorial ucraniana y acusó a la Rusia soviética de ocupar su país en 1920, una verdad histórica que siempre ha pasado desapercibida en las relaciones bilaterales.
Es notable y políticamente significativo que parezca que ambos líderes han roto con una política de larga data, de preocuparse por el destino de las enormes diásporas armenia y azerí en Rusia, ambas de más de un millón de personas.
Siempre ha sido un factor que ha influido en la política, los negocios y los lazos educativos entre los países, y ha proporcionado a Moscú una palanca adicional de influencia en el Cáucaso Sur.
Parece que ya no.
Y mientras Georgia sigue en la órbita de Moscú, doscientos años de influencia rusa en el Cáucaso Sur están en declive. Putin sólo puede culparse a sí mismo.
Su guerra contra Ucrania, especialmente la invasión a gran escala de 2022, aterrorizó no sólo a los vecinos de Rusia, sino también a aliados como Armenia. También puso de manifiesto la decadencia militar de Rusia. No hay más que comparar su ejército con las fuerzas azerbaiyanas, entrenadas por Turquía y que dominan las modernas armas israelíes y occidentales.
Lo que le falta a Rusia en el campo de batalla lo compensa con brutalidad, saqueos y crímenes de guerra.
Todo ello se reproduce en las pantallas de los teléfonos inteligentes en todo el Cáucaso (y cada vez más en Asia Central). El efecto es a largo plazo y será muy difícil de revertir.
Por ello, 34 años después del fin de la Unión Soviética, Armenia y Azerbaiyán se despiden de Moscú. Castigar al desventurado Sergei Markov parece la única respuesta de Putin.
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(Editado por Euractiv.com y F.Heller/Euractiv.es)
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