

Ciencia y Salud
¿Listos para una pastilla de hongos? Cómo está hoy el negocio de los psicodélicos
Los beneficios médicos de las drogas psicodélicas pasaron de ser una broma de la Era de Acuario a ciencia fundamentada. Pero las startups que se apuran a comercializarlas tal vez se estén adelantando.

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6 mesesel
Bajo la luz pálida de la cabina aséptica de un laboratorio, vestida con traje, sombrero y botas protectoras, Sarah Neumann retira con cuidado el paquete envuelto con papel de aluminio. En la superficie se revela un polvillo marrón oscuro y un diseño con forma de iris. Es una suerte de huella digital: si se separa la cabeza de un hongo de su tallo y se la envuelve por la noche en papel de aluminio, se obtiene esto al día siguiente. Para los micólogos que coleccionan muestras, huellas de esporas como estas ayudan a identificarlas. Para Neumann, quien las cultiva, son repositorios de información genética.
La huella pertenece a una especie llamada Psilocybe cubensis. Desperdigada en suelos ricos o, mejor incluso, entre el abono, estos puntos genéticamente distintivos crecerán hasta formar redes de hebras delicadas y ramificadas que se conocen como micelio. Alimentándose de materia orgánica en descomposición, el micelio dará con el tiempo cuerpos frutales -las formas con cabeza que muchos de nosotros conocemos como hongos- cargados de nuevas generaciones de esporas. Por motivos que siguen siendo misteriosos, los cuerpos del P. Cubensis y algunos de sus primos los hongos también llevan otra carga: químicos que interactúan con receptores neurotransmisores del cerebro humano que nos desgajan drásticamente de la percepción y la cognición de cada día, en formas que pueden sentirse como una pesadilla diurna, un atisbo arrobador de las verdades esenciales del universo, o ambas cosas.
Neumann es la principal micóloga en Numinus Wellness, una compañía canadiense que es líder en el subsector más inverosímil de la industria farmacéutica. Por siglos los humanos recorrieron el suelo de los bosques en busca de la imprevisibilidad salvaje y gloriosa de un viaje psicodélico. La tarea de Neumann es domar ese caos. En la primavera boreal, hundida en el espacio vacío de un laboratorio en la isla de Vancouver, Neumann abre una heladera llena de placas de Petri y tarros de vidrio con micelios en distintos grados de desarrollo. «Esto es lo que busco», explica.

Esa evaluación inicial es el primer paso de una trabajosa selección. A partir de sus huellas de esporas, Neumann cultivará micelios hasta convertirlos en hongos prometedores para analizar su vigor y carga química, y repetirá ese paso una y otra vez hasta eliminar cualquier duda y agregar los mejores especímenes al banco celular de la compañía. Esta verificación, que lleva seis meses, es apenas un paso en el proceso de optimización de Numinus. Sus investigadores experimentan para detectar cuál es el mejor alimento del P. Cubensis; cuándo extraer el compuesto psicoactivo primario, la psilocibina; y cómo machacar el tejido del hongo para convertilo en un polvo estable. Los extractos serán examinados en busca de impurezas, luego se colocan en una cápsula con la mezcla adecuada de estabilizadores y otros ingredientes. Si todo sale según el plan, una versión de esa píldora será tomada con un sorbo de agua en una clínica bajo la mirada atenta de un terapeuta y con dinero del seguro de salud.
Hasta hace un decenio las drogas psicodélicas estaban limitadas a una minoría de místicos y aventureros experimentales. Hoy se acercan a la aceptación general. Fue una transformación vertiginosa. Organizaciones de veteranos y el exgobernador de Texas, Rick Perry, están entre sus adalides. La Dirección de Drogas y Alimentos de los EE.UU (FDA) calificó a la psilocibina de «terapia renovadora», una designación pensada para acelerar el proceso de llevar al mercado a drogas especialmente prometedoras.
El cambio tiene la ayuda de una creciente literatura científica que ratifica lo que hace tiempo decían los místicos: esos compuestos pueden sanar. Las drogas psicodélicas son prometedoras en el tratamiento de trastornos tan diversos como alcoholismo, las alteraciones alimenticias y las migrañas. Un pequeño estudio a cargo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins descubrió que la terapia asistida con psilocibina alivió síntomas de depresión durante al menos un año en el 75 por ciento de los participantes, y los eliminó en más de la mitad durante el período estudiado.
Resultados igualmente excepcionales se hallaron con la MDMA, un derivado de anfetaminas que es el ingrediente activo en la droga éxtasis. Un estudio clínico efectuado entre 2018 y 2020 suministró una terapia asistida con MDMA a veteranos de guerra, sobrevivientes de ataques sexuales y otros aquejados de graves trastornos de estrés postraumático (PTSD en inglés), una afección conocida por resistirse a los tratamientos: después de tres sesiones, dos tercios de los pacientes ya no cumplían con el criterio de la PTSD, un hallazgo inaudito. La FDA también le concedió la condición de renovadora a la MDMA. Todo esto llega en un momento en que las alteraciones causadas por la pandemia elevaron bruscamente las tasas de depresión y ansiedad y pusieron al desnudo la insuficiencia de las herramientas e instituciones disponibles para tratarlas.
En consecuencia, lo que alguna vez fue una movida es ahora una industria. Solo en las Bolsas estadounidenses hay unas 50 empresas de drogas psicodélicas que cotizan, y brotan startups como si fueran hongos. Un estudio reciente de Data Bridge Market Research proyecta que el mercado mundial de drogas psicodélicas de uso farmacéutico, liderado por firmas como Johnson & Johnson, llegará en 2027 a los US$ 6900 millones. A ese ritmo, señaló una nota de opinión en JAMA Psychiatry, la industria «podría incluso superar al mercado legal del cannabis en EE.UU.».
Con todo, probar que las drogas funcionan puede que sea la parte fácil. En algún sentido, el dinero y la aceptación general dividió al mundo psicodélico. Algunos defensores de las drogas, que se pasaron tratando de sacarlas de las periferias, cuestionan ahora cómo se están dando las cosas. «La preocupación que tengo -dice Payton Nyquvest, cofundador y director ejecutivo de Numinus-, es que si nos apuramos demasiado para abrir el acceso, conociendo a los humanos y cómo nos comportamos, podríamos perdernos la oportunidad terapéutica».

La moderna investigación psicodélica empezó en 1938, cuando en Suiza se creó el LSD, en Sandoz (que ahora es una división de Novartis). Unos pocos años más tarde, Albert Hofmann, joven químico que lo sintetizó a partir del hongo de los granos, descubrió los efectos eufóricos del químico cuando absorbió una parte por accidente a través de la piel. En 1955, los estadounidenses Valentina Pavlovna Wasson y R. Gordon Wasson viajaron a la ciudad de Oaxaca en México, donde se convirtieron en los primeros extranjeros en participar de ceremonias mágicas con hongos que se remontan a tiempos precolombinos. El relato de Wasson de la experiencia en la revista Life dos años más tarde fue una sensación.
En las décadas siguientes se escribieron más de un millar de trabajos científicos respecto de los misteriosos químicos, y todos desde Cary Grant a Charles Mingus o el fundador de Alcohólicos Anónimos, Bill Wilson, difundieron su potencial terapéutico. (La CIA, esperando dar con el suero de la verdad, llevó adelante su propia investigación infame con la droga). En las décadas de 1950 y 1960, decenas de miles de pacientes recibieron drogas psicodélicas para tratar la depresión, el alcoholismo y otros trastornos. Surgieron centros de investigación en California y, más extrañamente, en Saskatchewan, para estudiar y capacitar a personas en los nuevos métodos terapéuticos. El psiquiatra checo Stanislav Grof llegó a afirmar que las psicodélicas podrían ser casi tan valiosas para la psiquiatría y la psicología como lo eran el microscopio y el telescopio para la biología y la astronomía.
Pero con el rechazo de las drogas a fines de los ‘60, se perdió la oportunidad de probar (o refutar) las afirmaciones de Grof. La Ley de Control de Sustancias de 1970, que fue promulgada por el presidente Richard Nixon, proscribió en los hechos el estudio en los EE.UU. de los efectos humanos de esos compuestos. Cuando la gente habla del renacimiento de lo psicodélico, aquella fue la época oscura que lo precedió. Los monjes que custodiaban la llama eran una pequeña red de terapeutas que siguieron trabajando en secreto. Hacia los ‘90, unos pocos investigadores decididos se las habían ingeniado para encontrar formas de eludir las barreras al trabajo con las psicodélicas. Uno de ellos, el psiquiatra Rick Strassman de la Universidad de Nuevo México, sostuvo ante los reguladores que quienes estudiaban esas drogas podían ayudar a definir y tal vez, incluso, a tratar trastornos psicóticos como la esquizofrenia.
Con el tiempo, los científicos empezaron a acumular una mejor comprensión del mecanismo biológico de los químicos psicodélicos. Los estudios mostraron similitudes en cómo el cerebro reacciona a drogas como la psilobicina, el LSD, la DMT (el ingrediente activo de la ayahuasca), y la mescalina, un compuesto derivado del cactus peyote. Todos se unen con receptores de la serotonina, un neurotransmisor que afecta el estado de ánimo. Así es como trabajan los medicamentos tradicionales contra la depresión. Pero a diferencia de esas drogas, una sola dosis de drogas psicodélicas, en combinación con terapia, puede aliviar durante meses los síntomas de una enfermedad mental.
Uno de los investigadores líderes en el campo es Robin Carhart-Harris, profesor de neurología y psiquiatría en la Universidad de California, en San Francisco. En una serie de trabajos recientes, Carhart-Harris y su equipo usaron imágenes del cerebro que rastrean el flujo sanguíneo y la actividad eléctrica para estudiar la mente tras tomar drogas psicodélicas. El estudio indica que algo llamado red en modo por descarte -zonas cerebrales que en conjunto funcionan como el aparato de mando y control- se ve aquietada por las psicodélicas. La coreografía eficiente de comunicaciones neuronales que abarca al pensamiento normal se torna temporalmente desorganizada, lo que habilita pautas de conexión que una red activa y alerta habría prohibido. Esta conexión cruzada puede activar alucinaciones, o conducir a nuevas formas de pensamiento. (En defensa de la red de descarte, los comportamientos asociados al Homo sapiens posiblemente fueron reducidos al mínimo en la Edad de Piedra).
En cuanto a la depresión, algunos estudios indican que esta abundancia de conexiones crea mejores sensaciones, al menos en algunas investigaciones. El escritor Patrick Leigh Fermor comparó alguna vez la mente con una tableta de escritura de cera, suave y moldeable en la niñez, que con el tiempo se va endureciendo. Las psicodélicas podrían devolver suavidad a la cera y permitir que la persona vuelva a escribir en ella.
Y algunos de esos nuevos patrones parecen asentarse, al menos durante un tiempo. Un estudio de este año de Carhart-Harris descubrió que entre personas con depresión, el aumento de la conectividad cerebral y la flexibilidad a partir de tomar psilobicina seguía presente hasta tres semanas después de la terapia, lo mismo que el alivio de los síntomas. Otros estudios detectaron que los efectos duraban más tiempo. «Ahora hemos llegado a los 100 días después de un solo tratamiento, y en verdad no vimos un descenso en la medición de los resultados», afirma Charles Nichols, farmacólogo en la Universidad del Estado de Louisiana, refiriéndose a sus estudios con animales de laboratorio. «Fuimos más allá de solo caracterizar los efectos clínicos. Nos estamos adentrando en lo profundo de las células».

Este tipo de trabajos demandan dinero. Durante años, gran parte de los fondos llegó de la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS, en inglés), una organización financiada por Rick Doblin, quien a mediados de los ‘80 peticionó sin éxito ante la Dirección de Drogas y Alimentos de los EE.UU. para detener la penalización de la MDMA. En 2000, la MAPS empezó los primeros ensayos clínicos para determinar la eficacia de la MDMA en el tratamiento de PTSD. (A la MDMA no se la considera una droga psicodélica en sentido estricto debido a su manera de funcionar en el cerebro, pero también altera poderosamente el ánimo y la percepción).
La actual adopción popular de las psicodélicas, y la fiebre del oro que la acompaña, es una vindicación de la empresa quijotesca de Doblin. Pero también llegó el momento del ajuste. Uno de los grandes dones de Doblin a la causa fue su capacidad de conseguir dinero. Hoy, sin embargo, descubrió que los donantes están menos interesados en aportar. Ahora quieren invertir. «Por 36 años nos hemos impulsado enteramente con filantropía y donaciones. Ahora eso está cambiando. Podríamos decir que somos víctimas de nuestro propio éxito», explica.
Alentados por los notables resultados con casos de PTSD, la MAPS comenzó a juntar dinero para una segunda ronda de estudios clínicos de fase III que debe culminar en el otoño boreal, el último obstáculo antes de que la FDA considere a la MDMA para uso medicinal. Con ese objetivo, la organización creó un vehículo especial de inversiones de US$ 70 millones en colaboración con Vine Ventures, uno entre varios fondos de inversiones especializados con nombres como Palo Santo, PsyMed o Neo Kuma, que se apresuran por ingresar a tiempo en el auge de las psicodélicas. En junio, Vine incorporó a la casa de subastas Christie’s para recaudar US$ 1600 millones destinados a la MAPS a través de la venta de un lote de arte en token no fungible.

En una comunidad dominada desde siempre por los creyentes, la posibilidad del lucro es una fuerza nueva y desestabilizadora. De ahí la controversia en torno a Compass Pathways. Fundada inicialmente en 2015 como compañía de salud mental sin fines de lucro, Compass financió importantes proyectos tempranos de investigación y contó con el respaldo expreso de Doblin y de otros destacados investigadores. Luego, en 2018, empezó a hablar del patentamiento de una forma específica, o polimorfa, de psilobicina sintética. También pretendió patentar una técnica terapéutica con psicodélicas hasta el punto de sostener que ciertos aspectos de la decoración de una clínica -como «muebles blandos», «colores apagados» o «un sistema de sonido de alta resolución»- están sujetos a derechos de propiedad porque son parte clave de la terapia patentada de Compass.
El presidente y confundador de la compañía, George Goldsmith, defiende esas decisiones por ser la mejor manera de llevar un tratamiento prometedor a las masas. Alega que Compass tiene el potencial de transformar la salud mental, siempre que pueda ganar dinero. «El costo de hacerlo a escala mediante un modelo regulado es lamentable pero cierto -aclara. No hay forma de descontar los ensayos clínicos».
Para los críticos, entre los que se cuentan antiguos simpatizantes, esta nueva estrategia de patentamiento amenaza con sofocar el mercado incipiente. «Es como si alguien dijera que va a patentar la frase ‘Ave María'», opina el inversor y filántropo Carey Turnbull, de la entidad sin fines de lucro Freedom to Operate, que fue fundada para contrarrestar las afirmaciones de la compañía. Expertos en química y cristalografía contratados por su grupo descubrieron que la molécula sintética de Compass no era nueva sino una mezcla de viejos polimorfismos. En junio de este año, la Comisión de Patentes de los EE.UU. rechazó los pedidos de Turnbull de una «revisión posterior» de las patentes de Compass.
Mientras ocurría todo esto, Compass empezó a cotizar en Bolsa el 18 de septiembre de 2020. En el primer día de operaciones consiguió un valor de mercado de casi US$ 1000 millones. En diciembre pasado, luego de que presentara los resultados del más grande ensayo ejecutado hasta la fecha con la terapia de psilocibina, el precio de sus acciones tocó los US$ 58. Sin embargo, los resultados del ensayo, al menos según el contexto exaltado de otros estudios recientes, fueron contradictorios. Los pacientes con depresiones resistentes a tratamientos que recibieron una dosis de la droga psilocibina COMP360 de Compass exhibieron una notable mejora en los síntomas. Alrededor de un tercio de los pacientes en un grupo con dosis elevadas mostraron un descenso en la gravedad de su depresión al cabo de 12 semanas. Pero lo mismo sucedió con el 10 por ciento en el grupo de control. El ensayo también planteó preocupaciones por la seguridad, ya que algunos participantes experimentaron impulsos suicidas. En el último año y medio las acciones de Compass retrocedieron de manera constante y a fines de agosto se negociaban a US$ 18.
La gente se acerca a las psicodélicas por sus propias experiencias de transformación. Las primeras tres décadas en la vida de Payton Nyquvest estuvieron caracterizadas, en igual medida, por dolores crónicos y poderes extraordinarios de compartimentación. El dolor lo remonta a su nacimiento, como prematuro tuvo múltiples complicaciones. Pese a todo, a los 30 años dirigía la oficina en Vancouver de una casa de operaciones de Bolsa y se concentraba en inversiones en sectores nuevos. Pero el dolor lo llevaba dos o tres veces por semana a una guardia hospitalaria, donde recibía el único tratamiento que parecía funcionar: inyecciones de un potente opioide. Con el tiempo se volvió dependiente de la sustancia.

En 2018, tras conocer casos de personas con síntomas similares que aseguraban haberse curado con las psicodélicas, Nyquvest contrató una estancia en Costa Rica, para recibir un ritual curativo con el brebaje alucinógeno a base de plantas llamado ayahuasca. «Centro médico all inclusive de lujo». Junto con otros 90 huéspedes, Nyquvest se vistió de blanco, se acostó sobre un colchón en un amplio salón ventilado y bebió la poción durante cuatro noches seguidas. A la segunda, recuerda, todo se oscureció repentinamente. Se dobló y pudo verse el estómago y los intestinos al aire libre, y sintió que una mano entraba por la garganta y le reacomodaba las entrañas. Luego tuvo una visión en la que estaba recién nacido, «de vuelta a la incubadora y sano». Asegura que desde entonces no ha tenido síntomas.
Al fundar Numinus «todo lo que quería hacer era dar más acceso», señala Nyquvest. Pero por más provechosa que haya sido, su experiencia -el simulacro moderno de una ceremonia de adivinación- es muy diferente del tipo de terapia que trata de llevar a las masas.
Nyquvest es crítico del enfoque de Compass, aunque en el tono no confrontativo que cabría esperar de un emprendedor canadiense de la salud mental y la psicodelia. «Mi preocupación es que entorpezca la accesibilidad -dijo. Hay muchos recursos que fueron volcados para tratar de crear algún producto nuevo que sea controlado y explotado para, ya saben, beneficio financiero». Pero hay otro extremo del espectro, y también son desconfiados. Algunos veteranos terapeutas y activistas creen que las autoridades y los reguladores médicos no deberían tener el poder de impedir que estos compuestos lleguen a las personas que crean necesitarlos. «Experimenté un profundo conocimiento espiritual y de sanación», cuenta David Bronner sobre sus propias experiencias con las psicodélicas. Bronner dirige Dr. Bronner’s Magic Soaps, la compañía de jabones orgánicos y cuidado personal que fundó su abuelo, y es un partidario de larga data de la investigación de MAPS. «Me ayudó a entender y superar la masculinidad tóxica y a ser una persona más empática, conectada y compasiva».
En 2023, Oregon se convertirá en el primer estado en tener psicodélicas ampliamente legalizadas. Un referendo votado en 2020 concedió a la agencia de salud del estado la tarea de supervisar el consumo de hongos mágicos en «centros de atención» en presencia de «prestadores con licencia». De momento, California, Colorado, Nueva York y Washington están considerando alguna forma de legalización, mientras que otros imponen la despenalización. Y la terapia con ketamina ya es legal. Al igual que la MDMA, la ketamina no es una psicodélica clásica: sus efectos disociativos, como de trance, la hicieron popular como anestésico legal y como droga ilícita. Pero una sólida literatura de investigación ha demostrado que la terapia asistida por ketamina puede reducir los síntomas o la depresión. Algunas compañías ofrecen ahora una terapia a domicilio, y envían por correo las tabletas a pacientes que deben tomarlas con supervisión a distancia.
Los riesgos son obvios. La ketamina es adictiva. Según la mejor evidencia disponible, la MDMA, la psilocibina y el LSD no lo son, y las psicodélicas clásicas también parecen provocar un riesgo muy bajo de efectos adversos. Pero de todos modos las drogas psicodélicas pueden ser peligrosas. Quienes se encuentran en riesgo de sufrir graves trastornos psiquiátricos deberían evitarlas, e incluso personas sanas en el medio de momentos alucinatorios de claridad pueden meterse en graves problemas si no tienen quien los guíe. «Solo falta el caso de un menor que se metió un montón de psilocibina y se puso detrás del volante de un auto y mató a alguien -alerta Nyquvest-. Una noticia así y todo se termina, ¿no?»
«Es como si alguien dijera que va a patentar la frase ‘Ave María'».
La propia Numinus ofrece terapia con ketamina en sus clínicas. También provee terapia hablada sin drogas y algo que llaman «integración psicodélica»: ayudar a pacientes que buscan las drogas por su cuenta a prepararse para la experiencia. La compañía está habilitada técnicamente para ofrecer una genuina terapia psicodélica en casos excepcionales según el Programa de Acceso Especial de Salud de Canadá, que al menos este año autoriza a los médicos a solicitar tratamientos para pacientes con trastornos graves o que pongan en riesgo sus vidas. Es una empresa pequeña: la facturación de la clínica en el trimestre más reciente fue inferior al millón de dólares. Sin embargo, más que en el dinero que genera hoy Numinus, Nyquvest se concentra en contar con la infraestructura necesaria para que los reguladores otorguen la bendición final a los nuevos tratamientos.
Un ciclo de tratamiento típico con ketamina en Numinus tiene tres componentes, que empiezan con una sesión de preparación, por lo general la semana previa a la administración, en la que terapeuta y paciente conversan todo, desde qué música poner hasta el efecto que tendrá la droga sobre las metas terapéuticas del paciente. El ciclo termina con una sesión de integración una vez que los efectos de la droga hayan desaparecido, con el objetivo de entender lo que sucedió. En el medio, está la sesión medicinal, en la que el paciente ingiere la droga y, con los ojos cubiertos y auriculares puestos, escucha música.
«Surgen emociones, imágenes, pensamientos que son más grandes, profundos, amplios y con más significación que en una sesión regular de terapia», señala Joe Flanders. Psicólogo e investigador en los ensayos clínicos de la MAPS con MDMA, trabaja en Numinus desde 2021, cuando le compraron su compañía radicada en Montreal, incluyendo dos clínicas que ofrecen terapia con ketamina. Como vicepresidente de Psicología, se ocupa de adiestrar a los terapeutas de Numinus. La empresa tiene 110 empleados.
Según el relato de Flanders, la meta de la terapia no consiste en extraer hondas obsesiones íntimas para analizarlas luego. «Confiamos mucho menos en los procesos cognitivos conscientes, activos», apunta. En cambio la terapia psicodélica es un «modo de experiencia» en la cual lo que sucede ocurre en un nivel emocional o incluso sensorial. «De verdad es importante ir por debajo de los procesos verbales», completa Flanders.
Por lo tanto, la tarea del terapeuta psicodélico consiste en ayudar a alguien a incorporar esas sensaciones nuevas e intensas. El paciente tiene que sentir la suficiente comodidad para entregarse de verdad. «Ingresas en un estado de conciencia con todo tipo de vulnerabilidades. Tienes que confiar de verdad en la persona sentada en la otra punta «, aclara Flanders. En Numinus como en el resto del sector, todos tienen plena conciencia de la importancia -y los riesgos- de la confianza. En 2019, la MAPS canceló su relación con dos investigadores de ensayos clínicos, un matrimonio que supuestamente había mantenido relaciones sexuales con una participante con la que habían trabajado. En julio, las autoridades de Canadá suspendieron un sitio de ensayos que efectuaba investigación independiente con MDMA con una droga provista por la MAPS, alegando preocupaciones por la seguridad de los pacientes. Los reguladores también descubrieron que la MAPS infringía normas de buenas prácticas clínicas, aunque se le permitió continuar con los ensayos tras proponer acciones correctivas. MAPS también enfrentó críticas respecto de que sus estudios exageran los beneficios de las psicodélicas.
En cuanto a Numinus, su necesidad es ganar dinero. Al igual que Compass, cuenta con una estrategia de propiedad intelectual, aunque procura no ofender la ética de la clandestinidad psicodélica. «Creemos que la psilocibina será un genérico, y los clientes podrán elegir cuál producto les gustaría usar -señala Nyquvest. Y creemos que una cantidad de personas preferirá lo natural». El año pasado, Numinus reclamó el patentamiento en los EE.UU. de técnicas para producir rápidamente especies de hongos naturalmente psicoactivos, y también presentó un pedido de patente internacional. La compañía estudia si otros compuestos de hongos podrían mejorar los beneficios terapéuticos.
El próximo grupo de patentes de Numinus se concentrará en los mecanismos de administración de las drogas. Además de una píldora, está explorando presentaciones líquidas y un té. La compañía también está habilitada para trabajar en su laboratorio con LSD, DMT y mescalina, y eventualmente podría explorar el potencial terapéutico de esas drogas. «Lo que ahora vemos es apenas la primera generación de esas drogas -observa David Olson, neurocientífico en la Universidad de California en Davis-. La tercera generación la formarán compuestos totalmente nuevos».
Olson es uno de los que creen que el componente psicológico de la acción de las drogas no es tan importante como los otros efectos biológicos más sutiles. En un estudio de 2018, el laboratorio de Olson demostró la llamada neuroplasticidad de compuestos psicodélicos como la psilocina, junto con LSD, MDMA, DOI, DMT y la ibogaína. Esas drogas parecen sanar las células cerebrales, y reforman las conexiones sinápticas debilitadas. Ello podría explicar por qué son eficaces frente a trastornos tan distintos aunque todos casos en los que las neuronas se atrofiaron.
«Creemos que la psilocibina será un genérico, y los clientes podrán elegir.»
Pero si la fuente del poder curativo de las drogas es la neurplasticidad, eso pone en duda el papel del viaje mismo, la comunión mística que por milenios definió la experiencia humana con los compuestos. Olson sugiere que todo eso podría no ser necesario. Teoriza que las drogas podrían ser efectivas sin sus cualidades psicodélicas. «Estoy muy a favor de que se usen en las clínicas -afirma sobre los alucinógenos existentes. La gente está desesperada». La compañía que tiene a Olson entre sus fundadores, Delix Therapeutics, cuentan con varios compuestos en desarrollo que funcionan como las psicodélicas pero sin el efecto alucinógeno. Espera empezar los ensayos clínicos ya el próximo año. En otra línea de investigación, Olson trabaja con Boris Heifets, de Stanford, para probar su hipótesis en humanos suministrándoles drogas psicodélicas a los participantes mientras se encuentran inconscientes por la anestesia.
La de Olson es la posición minoritaria entre sus pares. Matthew Johnson es psicólogo y profesor en Johns Hopkins Medicine e investigador líder en el campo. «Creo en la promesa de la terapia psicodélica -aclara-, y por terapia psicodélica quiero decir: dosis altas, preparación y atención a la experiencia«. Johnson trabaja con una compañía, Mydecine, para llevar al mercado un producto para dejar de fumar que se basa en la psilocibina.
El argumento de Olson tiene otro lado. Quien lo formula es su colaborador en Stanford, Heifets, doctor y neurocientífico. Destaca que hasta ahora en los grandes ensayos con psicodélicas, los grupos de placebo también consiguieron resultados bastante fuertes. En otras palabras, proveer la terapia de tipo psicodélica sin darles las drogas hace mucho bien. En vez de domesticar los compuestos para que encajen en nuestros sistemas de salud actuales, tal como propone Olson, tal vez deberíamos tratar de hacer lo opuesto.
Eso implicaría hacer más accesible la terapia hablada. «El modelo de tratamiento psicodélico no es adecuado para la infraestructura que tenemos», acota Heifets. «¿Por qué tenemos una crisis de la salud mental? -pregunta. No creo que sea porque falte la adecuada droga antidepresiva».
Fotografías por Grant Harder
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Ciencia y Salud
La bioquímica con autismo que de niña preguntó si había «un manual de instrucciones para humanos»
y terminó escribiendo el premiado libro «Cómo ser humano»

Publicado
3 mesesel
14/03/2023
8 marzo 2023

«Cuando llevaba cinco años viviendo en la Tierra, empecé a pensar que estaba en el lugar equivocado. Que me había pasado mi parada.
Me sentía como una extraña entre mi propia especie: alguien (…) que compartía una misma apariencia con el resto de humanos, pero ninguna de sus características fundamentales (…)
Acudí a una de las pocas personas que pensaba que, tal vez, me entendería.
—Mamá, ¿hay algún manual de instrucciones para humanos?
Me miró perpleja.
—Sí, ya sabes… una guía, un libro que explique por qué las personas se comportan como lo hacen.
No estoy segura —descifrar las expresiones faciales no era, no es y nunca ha sido mi fuerte—, pero en aquel momento creo que fui testigo de cómo el corazón de mi madre se hacía añicos.
—No, Millie.»
Así, comienza Camilla Pang el libro «Cómo ser humano. Lo que la ciencia nos enseña sobre la vida, el amor y las relaciones«*.
Esa es la edición en español de su obra «Explaining Humans: What Science Can Teach Us about Life, Love and Relationships«, que en 2020 obtuvo el prestigioso premio de la Real Sociedad de Ciencia de Reino Unido.
Con 28 años, se convirtió en la ganadora más joven del galardón que anteriormente reconoció a científicos como Stephen Hawking.
«Tengo TEA (Trastorno del Espectro Autista), TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizada)», escribió.
La autora, quien se especializó en bioinformática traslacional y tiene un doctorado en Bioquímica de la University College de Londres, conversó con BBC Mundo.
En el Día de la Mujer, te contamos su historia y cómo descubrió que su «curioso cóctel de neurodiversidad es una ventaja, un superpoder«.
La ciencia
«Construí muchos de mis mecanismos para lidiar (con las situaciones) utilizando la ciencia. Ella me ayudó a crear mi sensación de seguridad, era la forma en que yo veía el mundo», cuenta a BBC Mundo.

No se trataba solo de números, sino «de las relaciones entre las cosas y de cómo encajaban entre sí».
Sintió que podía encasillar «a los humanos» en esos esquemas porque era la única forma en que los podía ver interactuar.
Pero a medida que crecía, se dio cuenta de que hay «muchos matices«, no solo en los humanos, sino en el proceso científico.
«Eso me hizo sentir muy decepcionada porque sabía que me estaba perdiendo algo y si hay algo con lo que me cuesta quedarme tranquila es cuando sé que hay algo que no he considerado».
Pese a «todo el trabajo» que había hecho por tratar de poner todo «en su lugar», se desilusionó.
«Pensaba que iba a poder aliviar mi ansiedad, pero lo que sucedió es que comencé a tener más ataques de pánico y a darme cuenta de que obviamente no lo sabía todo, al punto de no saber cómo navegar mi día, cómo armarlo cuando me despertara en la mañana para saber qué hacer».
«Por un tiempo perdí la fe en mis propias reglas, pero nunca en mi capacidad de aprender y creo que esta es una de las razones por las que simplemente seguí intentándolo».
Y así -escribió- cuando tenía 17 años comenzó a sentirse humana «por primera vez».
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Su libro es una combinación de varios elementos y experiencias.

«Fue principalmente una colección de objetos y notas e incluso diría de posiciones de muebles en mi habitación que me ayudaban a contar la historia de mi día, de mis pensamientos y narrar lo que estaba pensando esa semana», le dice a BBC Mundo.
«Cuando realmente me senté a escribir, supongo que sin la intención (de hacer un libro), lo hice en mis diarios y libretas, garabateé en libros de ciencia».
Se convirtió en «un placer culpable» que terminó plasmando en su tesis de doctorado.
«Pensé que era tan relevante para este proyecto en que se transformó mi vida que no podía separar las dos cosas».
Su supervisora le dijo: «Esto es muy bueno, pero no es tu tesis» y, aunque se sintió «avergonzada», no olvidó ese texto.
«En realidad era la parte de mí que también quería contarle a la gente, así que pensé que tenía que poner todo eso en algún lugar, quería convertirlo en algo con lo que pudiera ayudar a alguien, porque siempre me sentí rezagada y nunca me percibí como que podía ayudar».
Y así comenzó a darle forma al libro, a buscar un agente literario y a pensar en la idea de lograr un contrato de publicación.
La llave
La ciencia le dio «una lente para comprender el comportamiento humano» y ver el mundo.
Se convirtió en su «paleta» desde la cual lo observaba. «Me ayudó a colorear mi mundo para que todo tuviera su propia forma, su propio lugar en mi mente».

Aunque le gustan los números, confiesa que no es su fanática. «Soy una persona bastante visual».
Así, la ciencia le ayudó a visualizar su «lugar» dentro del mundo «al hacerme consciente de los procesos, de cómo las cosas podrían comportarse y las diferentes condiciones en que lo hacían».
Tratar de entender el funcionamiento del mundo, «de todo lo que me rodea», le dio el punto de partida para determinar a dónde ir «a continuación».
La ciencia, indica, fue la llave que le permitió abrir las puertas que de otro modo estarían cerradas para ella.
«Me dio la confianza para validar mi propia percepción del mundo y para investigar, me ofreció un proceso en el que podía trabajar e interactuar con la gente», cuenta a BBC Mundo.
Y algo «muy poderoso» también
«Me permitió hacer algo que a muchas personas les cuesta cuando enfrentan situaciones en la vida que son inciertas, que las abordan de manera muy personal. Yo he conseguido hacer una separación, aunque también me lo puedo llegar a tomar muy personal, sé que todo es un experimento«.
«Todos hacemos nuestro mejor esfuerzo y creo que, como científico, cuando intentas investigar por qué algo es de cierta manera, no puedes tomártelo como algo personal».

«Me ha ayudado a tener esa mentalidad de experimentación que, para ser honesta, me ha permitido aguantar muchas de las fricciones que recibí de la gente».
«Aunque alguien fuera cruel conmigo, podría racionalizar las cosas con bastante rapidez y no tomármelo de manera personal».
«Creo que eso es muy poderoso y no lo sabía entonces, pero ahora me doy cuenta de que me dio esa protección para ver las cosas objetivamente, para que no me lastimaran tanto».
Aún así, lograban intimidarla, pero le dio una «capa extra de piel, más gruesa, porque sabía que solo eran parte del mundo en el que vivía».
«No fue fácil, pero todavía ayuda mucho».

Si los humanos son ambiguos, contradictorios y confusos, la ciencia es fiable y clara. La ciencia no miente, oculta sus intenciones o habla a tus espaldas

Como las proteínas
Escribió que lo que le costó entender a los 15 años al observar a otras personas, empezó a tener sentido cuando puso bajo el microscopio células que contenían proteínas.
Y, para explicar ese punto, nos recuerda que cuando comenzó a escribir el libro tenía «la mentalidad de una chica de 17 años».

«Estaba en esa edad en la que todo el mundo seguía estereotipos, en la que todos intentaban ser algo que no eran porque eso es parte de ser adolescente».
«Vi las limitaciones de cómo las personas se encasillaban en categorías y no aprovechaban sus habilidades para adaptarse en una etapa en que más lo necesitábamos», le explica a BBC Mundo.
Y lo relacionó con un partido de fútbol y con que los jugadores se desenvuelven de manera diferente según el entorno, la posición y el equipo.
«Son como proteínas», pensó, evolucionan según el contexto, son versátiles.
Esa asociación le permitió construir «un modelo más flexible» de cómo las personas se comportan en condiciones diversas.
«Lo que me dijeron (las proteínas) es que puedes tener una función, pero eso no significa que sea para siempre y creo que eso puede ser bastante aliviador, especialmente cuando en estos días todos intentan ser una cosa y piensan que eso es todo. En realidad no lo es».
Adiós a la perfección
Un capítulo se lo dedicó a cómo olvidarnos de la perfección y a cómo la teoría de la termodinámica se convirtió en una de sus guías.
«Ese capítulo refleja cuando, pragmáticamente hablando, estaba aprendiendo a elegir mis batallas».
«Cuando estás en un lugar en el que todo está en una escala de hipersensibilidad, necesitas escoger tus luchas para saber a qué responder y, algunas veces, para crear orden en el caos».
Y es que «el universo es muy caótico», dice.

«Este capítulo lo usé como una analogía de mi habitación desordenada y de cómo cuanto más orden creaba en mi vida y cuanta más organización había en mi cerebro, más desordenada estaba mi casa».
«Este capítulo me enseñó que a veces podemos pensar que somos un desastre, pero crear orden en nuestra vida siempre causa desorden en otro parte«.
«Mucha gente piensa que hay que elegir el trabajo, la vida, la familia, esto, aquello (todo al mismo tiempo), pero me parece que es un poco de mito».
Cree que tenemos la opción de enfocarnos en algo en un determinado momento, pero concentrarse en todo es imposible, y que la idea de la perfección puede causar mucho daño.
«Mucha gente aspira a tener esta mentalidad de productividad, de abundancia, de progreso. Todas esas palabras de moda que a la gente le encanta, que absorbe de las redes sociales, pero ¿para qué?»
«No importa cuán grande sea tu casa, ni cuánto dinero tengas, ni cuánto creas que sea necesario poseer, siempre serás víctima de una lucha: ¿Qué es lo que realmente quiero hacer? ¿Qué es lo realmente importante para mí?»
«Y al final, tenemos que elegir, lo cual está bien, es lo bello de ese proceso y no es que tengamos que aferrarnos a lo que escojamos«.
«La perfección es insostenible, puedes tenerla por un momento, pero la evolución no es perfecta, es adaptable y eso es lo que cuenta».

Acepta la humana inevitabilidad de que mejorar en la vida es un proceso lento y gradual. Y, pase lo que pase, no demonices lo que te hace diferente. Acéptalo, como yo, como tu superpoder innato

Como un prisma
Describe que con Asperger, hay momentos en que «todos tus miedos te ciegan como un potente rayo«.
Pero también escribió que, en general, «con el filtro adecuado», podemos racionalizarlos y «verlos desde una nueva perspectiva».
«Hay un cierto elemento de discapacidad cuando tienes miedo», señala en nuestra entrevista.

Aunque reconoce que algunas personas se sienten poderosas al experimentarlos, otras no.
«A veces lo que tienes que hacer es ir más despacio porque cuando eres autista, hipersensible o no has sido diagnosticado, tienes que ser capaz de reconocerlo inmediatamente».
«Aunque puedas ver cosas físicamente, es como si estuvieras ciego, no puedes pensar, tu mente está congelada».
Cuenta que encontró absolutamente hermoso que la luz blanca se refracta cuando se expone a un prisma y se descompone en los diferentes colores del arco iris.
«Fue algo que vi en el dormitorio de mi madre: la refracción de la luz en sus diferentes componentes me alivió, me ayudó a analizar mis propios miedos y a separarlos poco a poco, pedazo por pedazo.
Y eso me permitió ver los distintos ingredientes del siguiente paso que debía tomar, porque si todo se mezcla, realmente no sabes por dónde empezar».
«Para procesar algo que de otro modo es cegador, debes bajar la velocidad y supongo que ser un prisma».
Los mitos
Pang está tratando de desafiar los mitos sobre la neurodivergencia y hay varios sobre el autismo con los que quiere acabar.
El autismo en las niñas se presenta de una manera muy diferente a la de los niños, empieza.

«Por esa razón, creo que muchas mujeres no están bien diagnosticadas».
«Es necesario enfocarse en el diagnóstico de los distintos tipos de síntomas y cómo se manifiestan en contextos diversos. Un ejemplo de esto es que en el caso de las mujeres, se enmascara de manera muy distinta».
«Esto también puede verse en comunidades donde conviven razas diferentes, porque partimos de que la mera forma de vivir y de existir ya es cuestionada por personas poco amables, racistas».
«Esto te hace actuar con cierta cautela y al tener que partir de ese nivel de precaución, también vas a enmascarar y presentar estos síntomas de manera muy distinta».
«Y esta es una de las razones por las que creo que el autismo está muy sesgado hacia los hombres blancos -como sucede en todos los demás sistemas- pero hablando específicamente del autismo, se trata de un trastorno social.
«Y quiero resaltar esto porque cómo se presenta depende del entorno y también de la persona en cuestión».
La empatía
«La empatía viene en diferentes formas y el hecho de que hice todo lo posible para comunicar este libro, simplemente por mi deseo de ayudar, para empoderar a la personas, darles la voz y las palabras que necesitan para sentir que vale la pena, creo que es genial».

«Y es que hay muchos mitos sobre el autismo: que no te puedes comunicar, que no hay empatía, que no podemos amar, que no nos enamoramos. Eso no es cierto en absoluto«.
«Es como la gente con depresión, claro que quieren amor, pero a veces no tienen las herramientas mentales en ese momento para saber qué hacer para conseguirlo».
«Eso es muy doloroso porque a veces no solo no sabemos cómo obtenerlo, sino que la gente piensa que ni siquiera estamos interesados».
«No es porque no nos importe o no queramos. Esto es precisamente lo que más queremos«.
La humildad
Pang nos habla del descubrimiento más bonito, sobre ella y los demás, que hizo con su libro.
«La gente es bastante divertida».
Puedes tomarte todo muy en serio, «especialmente cuando todo lo que te rodea es importante e intentas calcularlo todo, te puedes volver bastante intenso».
Pero «en los momentos en que las cosas no tienen sentido, solo necesitas tener humildad«, como observador y como persona.
Hay que disfrutar, dice. «En realidad, son las pequeñas cosas y sé que suena muy cursi, pero es así».
«En definitiva, se trata, sin importar dónde estés, de saber que tienes apoyo y que las personas que están ahí para ti son las que realmente hacen tu vida«.
«Creo que el descubrimiento más bonito es la humildad, lo suaviza todo, y no es que no haya que tomarse la vida en serio, es aprender a darle humor a las cosas».


Todo lo que se necesitó fue vinagre blanco, una bandita elástica y una bolsa de plástico Ziploc. En 25 minutos, la cal incrustada en un grifo de baño metálico se había vuelto tan suave que simplemente podía limpiarse con un cepillo de dientes.
El truco es parte de una tendencia viral en las redes sociales llamada #cleantok. En los videos se muestra a «gurús» que comparten ideas simples para limpiar la mugre y dejar las superficies brillantes.
Pero aunque hay miles de productos de limpieza comerciales, muchos de estos influencers eligen usar vinagre. Desde quitar grasa a las ventanas hasta lavar fresas o transformar baños, parece que no hay nada que este ingrediente doméstico no pueda solucionar.
Se agrega a lavavajillas, lavadoras e incluso es usado por los científicos para desinfectar laboratorios.
Pero ¿qué lo hace tan versátil?
El vinagre se elabora a través de un proceso de fermentación de dos pasos. Primero, carbohidratos de cualquier tipo se dan como alimento a las células de la levadura, que convierten sus azúcares en alcohol y dióxido de carbono.

Este alcohol se expone al oxígeno y se fermenta nuevamente, esta vez con la bacteria Acetobacter en lugar de la levadura.
Entonces, el alcohol se convierte en una mezcla de agua y ácido acético. Es el mismo fenómeno que produce el sabor agrio en un vino que podría haberse dejado abierto por accidente durante la noche.
Sus ventajas
En referencia a la limpieza, el activo más útil del vinagre es su acidez: lo suficientemente suave como para no dañar las telas y las superficies, pero lo suficientemente fuerte como para eliminar las manchas y los sucios difíciles.
El vinagre puede tener un pH tan bajo como 2,2, cerca de 10 veces más que un refresco promedio, situándose el pH de las versiones caseras en torno a 3.
Cuando se agrega vinagre a las manchas, particularmente aquellas causadas por depósitos minerales como la cal (una acumulación calcárea que consiste principalmente en carbonato de calcio), su ácido ayuda a descomponerlas.
La reacción produce una sal, acetato de calcio, que se disuelve fácilmente en agua y dióxido de carbono.

La otra ventaja del vinagre son sus propiedades antimicrobianas. Si bien algunas bacterias pueden sobrevivir en ambientes ácidos, a la mayoría les resulta difícil aguantar y replicarse en estas condiciones.
Investigaciones científicas han demostrado que el vinagre puede matar una variedad de patógenos, incluida la E. coli.
Se ha encontrado que el producto es efectivo para una amplia gama de usos, desde la limpieza de dentaduras postizas hasta la desinfección de frutas y verduras.
Cuidado en ciertas superficies
Otro truco de limpieza muy popular es aplicar vinagre a una superficie que necesita limpiarse y luego espolvorear con bicarbonato de sodio, lo que genera espuma, la misma técnica que se usa para hacer la «lava» de los volcanes en la escuela.
En este caso, la reacción produce burbujas de agua y dióxido de carbono, que interactúan para ayudar a romper físicamente la suciedad.
Como una «base» o sustancia que reacciona con un ácido, el bicarbonato de sodio también es útil para hacer que los líquidos de limpieza sean más solubles en agua.

Sin embargo, hay una situación en la que nunca se debe usar vinagre: en ciertos tipos de piedra.
Agregar vinagre a los pisos, encimeras o azulejos de piedra caliza, travertino u ónix reproducirá la reacción del bicarbonato de sodio: estas rocas contienen carbonato de calcio, que también es una base.
Cuando el ácido acético en el vinagre se ponga a trabajar, terminarás con una superficie bellamente limpia… pero con agujeros.
¿Se puede usar vinagre para limpiar aparatos electrónicos?
No se recomienda el vinagre para limpiar el interior de los artículos electrónicos, porque es un líquido ácido que puede corroer las piezas metálicas.
Sin embargo, el exterior de las computadoras portátiles y los equipos informáticos que estén desconectados se puede limpiar de manera segura con una mezcla de agua destilada y vinagre rociados sobre un paño de microfibra.
Incluso el vinagre se puede usar en las pantallas táctiles de computadoras portátiles y teléfonos, que normalmente no se pueden limpiar con líquidos a base de alcohol fuerte.
Pero las impurezas del vinagre, que en su mayoría consisten en agua sin destilar, pueden ser un problema si se usa en paneles de circuitos.

En el cine
Hay un ámbito en el que el vinagre es un elemento básico: las reparaciones de cámaras de cine.
Las cámaras almacenadas con baterías durante mucho tiempo a veces pueden sufrir daños.
Resulta que el vinagre es la solución, dice el distribuidor de cámaras radicado en Tokio, Bellamy Hunt, de Japan Camera Hunter.
«No necesitas mucho, solo un bastoncillo de algodón y algo de paciencia», dice. «Y tendrás una sensación de asombro a medida que el ácido elimina suavemente la corrosión, dejando las puntas del bastoncillo de un color azul verdoso. Ciencia en acción».
«Para el compartimento de la batería no hay alternativa mejor ni más barata. A menos, por supuesto, que tengas un limonero en tu jardín», agrega.

El reparador de cámaras australiano Brett Rogers dice que también tiene otros usos.
«Es bueno para eliminar los olores de equipos sucios, como los que han estado en la casa de un fumador durante años. Eso puede ser asqueroso. Por lo general, prefiero atacar la suciedad exterior con un paño y un poco de isopropílico. Pero si algo es realmente asqueroso, sale con el vinagre», explica.
«También lo he usado en algunos lentes que tenían una neblina severa. No es mi primer recurso. Pero si tengo un problema real y un lente está tan mal que no hay nada que perder, probaré con acetona o vinagre», sostiene.
¿Puede el vinagre eliminar los olores?
El ácido acético en el vinagre tiene un sabor acre y no todo el mundo lo encuentra agradable. Es un componente común en los malos olores corporales, por ejemplo.
Pero al ser un ácido suave, también reacciona fácilmente a sustancias químicas alcalinas olorosas (bases) como el amoníaco, que crea el olor fuerte de la orina concentrada, y la trimetilamina, que tiene olor a pescado.
Algunos entusiastas de la limpieza recomiendan hervir una olla de vinagre para ayudar a eliminar los olores fuertes al convertir el ácido acético en un vapor que podría reaccionar más fácilmente con cualquier base volátil en una habitación.
Pero los vapores de ácido acético concentrado también pueden irritar las vías respiratorias y los ojos, además de que dejará un persistente olor a vinagre en toda la casa.
Una alternativa podría ser tratar las superficies con vinagre. El fuerte olor que deja el pescado, por ejemplo, puede neutralizarse lavando con un ácido suave como el vinagre.

Pero el jugo de limón, que contiene ácido cítrico en lugar de ácido acético, a menudo se recomienda como una alternativa más apetecible, especialmente cuando se trata de quitar el olor a pescado de las manos.
Incluso se ha descubierto que algunos vinagres, como el vinagre de madera, son efectivos para neutralizar el fuerte hedor de las porquerizas.
Por lo tanto, el vinagre puede tener una variedad de usos domésticos, aunque hay algunas situaciones en las que podría ser mejor optar por una alternativa comercial.
Y, hagas lo que hagas, no uses el vinagre balsámico, a menos que también quieras pasar horas restregando esa mancha.
Ciencia y Salud
Qué son los endocanabinoides, la sustancia similar al THC de la marihuana
la sustancia similar al THC de la marihuana que producimos los humanos (y qué efecto tienen en nuestro cuerpo)

Publicado
3 mesesel
09/03/2023
En las últimas dos décadas, la sociedad ha prestado mucha atención a la marihuana.
A principios de 2023, se legalizó para uso recreativo en 21 estados de Estados Unidos y en Washington, D.C., y su uso con fines médicos ha crecido significativamente en los últimos 20 años.
Pero pocas personas saben que el cuerpo humano produce naturalmente sustancias químicas similares al delta-9-tetrahidrocannabinol, o THC, el compuesto psicoactivo de la marihuana, que proviene de la planta Cannabis sativa.
Estas sustancias se denominan endocannabinoides y se encuentran en todas las especies de vertebrados.
Evolutivamente, la aparición de endocannabinoides en animales vertebrados se dio 575 millones de años antes que la del Cannabis sativa.
Es como si el cuerpo humano tuviera su propia versión de una plántula de marihuana en su interior, produciendo constantemente pequeñas cantidades de endocannabinoides.

La similitud de los endocannabinoides con el THC y su importancia en el mantenimiento de la salud humana han despertado un gran interés entre los científicos, que ya estudian a fondo su papel en la salud y las enfermedades para usarlos con objetivos terapéuticos en el tratamiento de enfermedades humanas.
El THC se identificó por primera vez en 1964 y es uno de los más de 100 compuestos que se encuentran en la marihuana y que forman parte de lo que se conoce como cannabinoides.
Son fundamentales
Los endocannabinoides no se descubrieron hasta 1992.
Desde entonces, la investigación ha revelado que son fundamentales para muchas funciones fisiológicas importantes que regulan la salud humana.
Un desequilibrio en la producción de endocannabinoides, o en la capacidad de respuesta del cuerpo a ellos, puede provocar trastornos clínicos importantes, como la obesidad y enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares e inflamatorias.
Los inmunólogos llevamos más de dos décadas estudiando los efectos de los cannabinoides de la marihuana y los endocannabinoides de los vertebrados sobre la inflamación y el cáncer.

La investigación en nuestro laboratorio ha demostrado que los endocannabinoides regulan la inflamación y otras funciones inmunitarias.
¿Qué es el sistema endocannabinoide?
Existe una variedad de tejidos en el cuerpo, incluidos el cerebro, los músculos, el tejido adiposo y las células inmunitarias, que producen pequeñas cantidades de endocannabinoides.
Hay dos tipos principales de endocannabinoides: anandamida o AEA y 2-araquidonoil glicerol, conocido como 2-AG.
Ambos pueden activar los receptores de cannabinoides del cuerpo, que reciben y procesan señales químicas en las células.
Uno de estos receptores, llamado CB1, se encuentra predominantemente en el cerebro.
El otro, llamado CB2, se encuentra principalmente en las células inmunitarias.
Es principalmente a través de la activación de estos dos receptores que los endocannabinoides controlan muchas funciones corporales.

Los receptores se pueden comparar con una «cerradura» y los endocannabinoides con una «llave» que puede abrir la cerradura y acceder a las células.
Todos estos receptores y moléculas endocannabinoides juntos se conocen como el sistema endocannabinoide.
La planta de cannabis contiene otro compuesto llamado cannabidiol o CBD, que se ha vuelto popular por sus propiedades medicinales.
A diferencia del THC, el CBD no tiene propiedades psicoactivas porque no activa los receptores CB1 en el cerebro.
Tampoco activa los receptores CB2, por lo que su acción sobre las células inmunitarias es independiente de los receptores CB2.

Papel de los endocannabinoides en el cuerpo
La sensación eufórica de «subidón» que experimentan las personas cuando usan marihuana proviene del THC que activa los receptores CB1 en el cerebro.
Pero cuando los endocannabinoides que produce el cuerpo activan los receptores CB1, en comparación, no provocan esa sensación.
Una de las razones es que el cuerpo los produce en cantidades más pequeñas que la cantidad típica de THC en la marihuana.
La otra es que ciertas enzimas los descomponen rápidamente después de que realizan sus funciones celulares.
Sin embargo, cada vez hay más pruebas de que ciertas actividades pueden liberar endocannabinoides que elevan el estado de ánimo.
Algunas investigaciones sugieren que la sensación de euforia y relajación que se obtiene después del ejercicio, llamada «subidón del corredor», es el resultado de la liberación de endocannabinoides en lugar de endorfinas, como se pensaba anteriormente.

Los endocannabinoides regulan varias funciones corporales como el sueño, el estado de ánimo, el apetito, el aprendizaje, la memoria, la temperatura corporal, el dolor, las funciones inmunitarias y la fertilidad.
Controlan algunas de estas funciones al regular la señalización de las células nerviosas en el cerebro.
Normalmente, las células nerviosas se comunican entre sí en uniones llamadas sinapsis.
El sistema endocannabinoide del cerebro regula esta comunicación en las sinapsis, lo que explica su capacidad para afectar una amplia gama de funciones corporales.
El elixir de endocannabinoides
La investigación en nuestro laboratorio ha demostrado que ciertas células del sistema inmunitario producen endocannabinoides que pueden regular la inflamación y otras funciones inmunitarias a través de la activación de los receptores CB2.
Además, hemos demostrado que los endocannabinoides son muy efectivos para disminuir los efectos debilitantes de las enfermedades autoinmunes.
Estas son enfermedades en las que el sistema inmunológico se vuelve loco y comienza a destruir los órganos y tejidos del cuerpo.

Los ejemplos incluyen esclerosis múltiple, lupus, hepatitis y artritis.
Investigaciones recientes sugieren que la migraña, la fibromialgia, el síndrome del intestino irritable, el trastorno de estrés postraumático y la enfermedad bipolar están relacionados con niveles bajos de endocannabinoides.
También el Parkinson
En un estudio de 2022, los investigadores descubrieron que un defecto en un gen que ayuda a producir endocannabinoides provoca la aparición temprana de la enfermedad de Parkinson.
Otro estudio de 2022 vinculó el mismo defecto genético con otros trastornos neurológicos, incluido el retraso en el desarrollo, el control muscular deficiente y los problemas de visión.
Otra investigación ha demostrado que las personas con una forma defectuosa de los receptores CB1 experimentan una mayor sensibilidad al dolor, como migrañas, y sufren trastornos del sueño y de la memoria y ansiedad.

El parecido entre la marihuana y los endocannabinoides
Creemos que las propiedades medicinales del THC pueden estar relacionadas con la capacidad de la molécula para compensar una deficiencia o defecto en la producción o funciones de los endocannabinoides.
Por ejemplo, los científicos han descubierto que las personas que experimentan ciertos tipos de dolor crónico pueden tener una producción reducida de endocannabinoides.
Las personas que consumen marihuana con fines medicinales reportan un alivio significativo del dolor.
Debido a que el THC en la marihuana es el cannabinoide que reduce el dolor, puede ayudar a compensar la disminución de la producción o las funciones de los endocannabinoides en dichos pacientes.
Descifrar el papel de los endocannabinoides sigue siendo un área emergente de investigación en salud.
Ciertamente, se necesita mucha más investigación para descifrar su papel en la regulación de diferentes funciones en el cuerpo.
En nuestra opinión, también será importante continuar desentrañando la relación entre los defectos en el sistema endocannabinoide y el desarrollo de diversas enfermedades y trastornos clínicos.
Creemos que las respuestas podrían ser muy prometedoras para el desarrollo de nuevas terapias que utilicen los propios cannabinoides del cuerpo.

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