Ciencia y Salud
Valoración de las intervenciones preventivas en evaluación de las tecnologías sanitarias: el impacto de las prácticas de descuento
(Contenido patrocinado por Johnson & Johnson Innovative Medicine)
Autores
Arthur Attema, catedrático asociado de Económicas de la Salud y Teoría de la Utilidad, Erasmus School of Health Policy & Management
Avril Daly, presidenta de EURORDIS-Enfermedades Raras Europa y CEO de Retina International
Andries Hof, Centro de Calidad Medioambiental, Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente (RIVM)
Maarten J. Postma, catedrático de Económicas de la Salud Global, Universidad de Groningen
Martin Price, vicepresidente de Económicas de la Salud, Acceso al Mercado y Reembolso, EMEA Johnson & Johnson Innovative Medicine
Michael Spackman, profesor senior visitante, Departamento de Geografía y Medio Ambiente, London School of Economics and Political Science
Lotte Steuten, subdirectora general de la Oficina de Económicas de la Salud
Valoración de las intervenciones preventivas en ETS: el impacto de las prácticas de descuento
La práctica del descuento
A menudo, los costes y beneficios de una intervención – ya sea en sanidad, medio ambiente u otros ámbitos de la política pública – no sólo se experimentan en el presente, sino que se materializan en el futuro.
En las evaluaciones económicas tradicionales, el descuento es una práctica que permite comparar costes y beneficios a lo largo de períodos prolongados ajustando sus valores a equivalentes actuales. El descuento se basa en la idea de que los individuos prefieren consumir antes que después.
Pero los Gobiernos se enfrentan cada vez más a intervenciones cuyos beneficios se acumulan a lo largo de muchas décadas, sobre todo en los ámbitos sanitario y medioambiental. En estos casos, el descuento se utiliza en los análisis coste-eficacia y coste-beneficio para fundamentar la toma de decisiones sobre el gasto público.
Los recientes avances en tecnologías sanitarias preventivas, como las nuevas vacunas, los medicamentos de terapia avanzada (MTA) y las terapias génicas, están poniendo a prueba los marcos tradicionales de evaluación de tecnologías sanitarias (ETS), que tienen dificultades para captar adecuadamente los beneficios a largo plazo a la luz de los elevados costes iniciales. Y esta práctica plantea la cuestión de si estamos creando una barrera para que los ciudadanos accedan a estas intervenciones transformadoras.
Cómo valora la evaluación de tecnologías sanitarias los beneficios futuros
El descuento de los costes y beneficios futuros, como parte de la evaluación de las tecnologías sanitarias por parte de las agencias de ETS, repercute en los cálculos de coste-eficacia. Esto es especialmente cierto en el caso de las intervenciones que pueden tener efectos a lo largo de toda la vida.
En el caso de las vacunas, se recurre a la evaluación económica para determinar su reembolso e inclusión en los programas nacionales de inmunización, y las prácticas actuales de descuento influyen considerablemente en la decisión final. Los beneficios a largo plazo de la vacunación pueden incluir la reducción del riesgo de infección y mortalidad, y los cambios en la esperanza de vida resultantes de la inmunización tanto a nivel individual como colectivo (inmunidad de rebaño).
Los principales beneficios para la salud de la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), por ejemplo, empezarán a producirse aproximadamente 30 años después de la vacunación inicial, hasta la prevención del cáncer de cuello de útero asociado a morbilidad y mortalidad. Pero los estudios han demostrado que la evaluación actual de los beneficios para la salud de la vacunación contra el VPH varía considerablemente cuando se utilizan diferentes tasas de descuento y enfoques.
Una situación similar se plantea con los MTA. Estos tratamientos conllevan elevados costes iniciales – a menudo en forma de pago único por una terapia puntual – pero también ofrecen la posibilidad de obtener importantes beneficios a lo largo de la vida del paciente, desde la interceptación de la enfermedad hasta su posible curación. Existen pruebas contundentes de que pequeñas alteraciones en el tipo de descuento pueden hacer que un MTA, como una terapia génica, pase de ser coste-eficaz a coste-ineficaz.
La mayoría de los países aplican el mismo tipo de descuento a los costes y a los beneficios sanitarios. El problema es que, a menudo, no hay pruebas que justifiquen este planteamiento, o son escasas.
Para empeorar las cosas, las metodologías actuales de evaluación del valor no reflejan necesariamente la amplia gama de beneficios sociales que pueden ofrecer tanto las vacunas como los MTA: productividad de pacientes y cuidadores, por ejemplo, o ahorro en asistencia social.
Así pues, las intervenciones preventivas, como las nuevas vacunas y los MTA, pueden estar en desventaja en la ETS debido a los retos combinados del descuento, la incertidumbre en los resultados a largo plazo y la limitada apreciación de los elementos de valor más allá de la atención sanitaria primaria.
Los enfoques de ETS también difieren según la zona. Algunos países, como Alemania y Suiza, no utilizan actualmente el descuento al evaluar medicamentos en ETS, centrándose principalmente en aspectos clínicos. Esta diversidad de métodos podría perpetuar las desigualdades en la UE y suponer un posible obstáculo para el acceso de los pacientes en los países en los que la relación coste-eficacia determina las decisiones de reembolso.
Valorar el futuro lejano: lecciones de económicas medioambientales
En política medioambiental, las prácticas tradicionales de descuento ponderarían la toma de decisiones públicas en contra de las medidas preventivas del cambio climático.
En la actualidad, los economistas aceptan un enfoque alternativo al descuento, que utiliza en su lugar una tasa de descuento decreciente, y lo aplican en contextos medioambientales. Esto refleja la idea de que la gente apoya hacer más por el futuro cuando hay incertidumbre en el crecimiento del consumo, y los riesgos económicos y ecológicos están correlacionados positivamente.
Para la económicas de la salud, se pueden extraer lecciones de esta evolución en el enfoque de la económicas medioambientales.
Revaluación de las prácticas de ETS: posibles estrategias a corto plazo
Dado el gran impacto que tiene el descuento en los resultados finales, las normas empleadas en la ETS deben ser totalmente transparentes. Como mínimo, los análisis de sensibilidad deberían mostrar a los responsables de política cómo afectan al resultado global los distintos escenarios de descuento.
También deberíamos explorar enfoques de descuento no tradicionales. Uno de ellos es el descuento diferencial, en el que se utiliza una tasa menor para los efectos sobre la salud que para los costes, porque la calidad de vida aumenta de valor a medida que los ingresos crecen con el tiempo. Este planteamiento se aplica actualmente en Bélgica, Polonia y los Países Bajos. Otros países aplican el descuento variable en el tiempo, en el que se utiliza un tipo de descuento más bajo para los efectos que se producen después de un número determinado de años: Francia, por ejemplo, después de 30 años, o Dinamarca, después de hitos definidos (35 años, 36-70 y más de 70).
Y los modelos de pago alternativos podrían ser una forma complementaria de abordar el problema de la incertidumbre (debido a la falta de resultados y datos a largo plazo) con intervenciones como los MTA: modelos de pago basados en resultados, por ejemplo. No cabe duda de que estas soluciones tendrían que aprovechar mejor el uso de los datos del mundo real (DMR) para que funcionen tanto para los fabricantes como para los pagadores.
Adoptar una perspectiva de futuro en la toma de decisiones
Para garantizar que los pacientes de toda Europa accedan a tiempo a tratamientos transformadores, necesitamos metodologías de evaluación del valor aptas para sus propósitos.
Los responsables de la política y los organismos de ETS deberían adoptar una perspectiva a más largo plazo y ampliar su visión de lo que constituye valor en los análisis de coste-eficacia. También deberían considerar una gama más amplia de beneficios, más allá de los resultados sanitarios per se.
Con el ritmo de la innovación, los cambios en las preferencias de la sociedad y un enfoque cada vez mayor a la sostenibilidad y resistencia de los sistemas sanitarios, ha llegado el momento de que los responsables de política y todas las partes interesadas en la sanidad colaboren en esta visión.
Los procedimientos de ETS deben dar la importancia adecuada a las intervenciones a largo plazo. En la actualidad, los métodos alternativos de descuento siguen infrautilizados, a pesar de estar bien establecidos en varios países y sectores. Es necesario avanzar en metodologías que permitan captar mejor el valor de las tecnologías sanitarias innovadoras y preventivas y, en última instancia, garantizar el acceso de los pacientes.
CP-490269 Date of preparation November 2024 ( Fecha de preparación November 2024)
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Ciencia y Salud
Metapneumovirus humano, un virus respiratorio global y conocido sin potencial pandémico
Lo explica a EFEsalud la microbióloga Concepción Gimeno, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), quien aleja cualquier tipo de alerta ante el metapneumovirus humano (HMPV, por sus siglas en inglés), un virus respiratorio común y global frente al que la mayoría ya hemos desarrollado anticuerpos.
“Un 90 % de las de las personas mayores de diez años tenemos anticuerpos, lo hemos pasado a lo largo de la infancia, en muchos casos asintomáticos o pensando que era un resfriado típico de un niño que está en la guardería”, precisa.
El brote infeccioso de China
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha explicado que, de acuerdo a la información recibida de las autoridades China, los patógenos que se han detectado en el brote infeccioso en el norte del país son los virus sincitial respiratorio (VRS), el metapneumovirus humano (MPVH), el SARS-CoV-2 (causante de la covid) y, sobre todo, el de la gripe estacional.
“Los niveles de infecciones respiratorias notificados en China están dentro de lo habitual para la estación invernal”, ha recalcado la portavoz de la OMS, Margaret Harris.
Sin embargo, el hecho de ser un virus menos conocido que otros entre la población y que, además, exista un metapneumovirus aviar ha encendido algunas alertas.
La microbióloga explica que el metapneumovirus aviar es el posible ancestro del metapneumovirus humano y que ahora no existen brotes importantes de casos de este virus”.
Asegura que el metapneumovirus es un virus lento, que tarda mucho en mutar, y que es muy diferente al de la gripe aviar H5N1 que se adapta con más rapidez, por lo que no tiene porqué existir relación entre estos dos patógenos, “son dos problemas completamente distintos”.
La gripe aviar, por su parte, ha pasado de las aves a los mamíferos y de estos a los humanos, aunque todavía no existe transmisión directa de persona a persona, una amenaza que existe y que sí podría causar una pandemia.
Síntomas y grupos de riesgo del metapneumovirus humano
El metapneumovirus humano cursa con tos, fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal…como un resfriado común y tan solo entre el 1 y el 5 % de los casos son graves al derivar en neumonía, bronquitis o bronquiolitis, según la también jefa del Servicio de Microbiología del Hospital General de Valencia.
Los grupos de riesgo son los menores entre 6 meses y 5 años que todavía no han desarrollado los anticuerpos frente a esta infección, pero también los mayores que van perdiendo defensas o las personas inmunodeprimidas a causa de enfermedades.
“Es un virus de la infancia, es un virus de las guarderías, de cuando los niños comienzan a socializar, como ocurre con el virus respiratorio sincitial”, explica la especialista.
Cómo detectarlo y tratarlo
Las pruebas de diagnóstico PCR pueden detectar la presencia del HMPV.
Lo habitual en los hospitales es que a personas con infecciones graves les hagan las pruebas de los virus más comunes, como gripe A y B, coronavirus y respiratorio sincitial, aunque se puede ampliar hasta un total de 23 patógenos entre los que figura el metapneumovirus humano.
“Los microbiólogos queremos identificar los distintos virus (en los pacientes) porque hay algunos que tienen potencial pandémico”, indica Concepción Gimeno, portavoz de la SEIMC.
Y afirma que actualmente se están detectando casos esporádicos, “no hay ningún brote actualmente en España”, al contrario que la gripe estacional, que en esta época empieza a ser un problema respecto a los ingresos y urgencias hospitalarias.
El metapneumovirus humano leve se combate con hidratación, analgésicos, cuidados en casa y, sobre todo, se previene con el uso de la mascarilla y el lavado de manos.
No existe ni un fármaco antiviral específico, ni una vacuna contra el HMPV, aunque la microbióloga considera que, dada su similitud con el virus respiratorio sincitial y si aumenta su incidencia, podría darse la posibilidad de desarrollar una vacuna.
El metapneumovirus humano, de la familia paramyxoviridae, se describió por primera vez en el año 2001 en un laboratorio de los Países Bajos y cuando se analizaron sueros de hasta cincuenta años atrás se observó que las personas habían desarrollado anticuerpos contra un virus que no era nuevo, sino que convivía desde hacía muchos años entre la población global.
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Ciencia y Salud
El 95 % de los españoles reconoce que los abrazos mejoran su bienestar emocional
Abrazos y bienestar emocional: un vínculo científico
El contacto físico, especialmente los abrazos, es fundamental para el bienestar emocional.
“El gesto de dar un abrazo libera oxitocina, la hormona de la felicidad, lo que genera un mejor estado de ánimo, controla los latidos del corazón e, incluso, nos traslada a un estado de calma y seguridad, que incide directamente sobre la salud emocional de las personas”, explica Soraya Bajat, jefa del servicio de Salud Mental de los Hospitales Universitarios Sanitas la Zarzuela y La Moraleja.
Este proceso químico genera múltiples beneficios:
- Mejora el estado de ánimo
- Reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés)
- Regula el ritmo cardíaco
- Fomenta una sensación de calma y seguridad
Un estudio de Sanitas destaca los beneficios físicos y emocionales del contacto físico en las relaciones personales.
La encuesta, realizada como parte de la campaña navideña “No dejes abrazos pendientes”, revela que el 73 % de los encuestados asocia los abrazos con cariño, el 64 % con amor, el 56,3 % con consuelo y el 53 % con tranquilidad.
Estos resultados subrayan el papel del contacto físico en la gestión emocional diaria, especialmente en momentos de estrés o incertidumbre.
Beneficios físicos de los abrazos
Además del impacto emocional, los abrazos también tienen efectos significativos en la salud física. Nueve de cada diez españoles creen que este gesto contribuye a su bienestar físico.
“Este beneficio físico es real, puesto que esa gestión de la calma ayuda a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por lo tanto, repercute directamente sobre la función cardiovascular. Además, ayudan a controlar la liberación de cortisol, la hormona del estrés, que puede influir, incluso en la calidad del sueño y, por tanto, del descanso”, continúa la doctora Bajat.
El estudio también destaca la frecuencia de los abrazos entre los españoles: en promedio, se dan 15 abrazos a la semana.
Las mujeres lideran esta práctica con 17,7 abrazos semanales, mientras que los adultos entre 35 y 44 años alcanzan los 21.
En contraste, los mayores de 65 años abrazan menos, con un promedio de 10,6 a la semana, siendo además el grupo que menos abrazos recibe.
La campaña “No dejes abrazos pendientes”
Esta investigación forma parte de la campaña de Sanitas, que busca promover el contacto físico como una forma de cuidado mutuo.
La iniciativa incluye un sitio web con información y consejos sobre los beneficios de los abrazos, además de testimonios de expertos en salud mental como Elizabeth Clapés y Patricia Ramírez.
“Como compañía especialista en salud sabemos que parte de nuestra misión pasa por fomentar el cuidado entre nosotros. Un cuidado responsable, honesto en el que la afectividad y la cercanía juegan un papel clave”, subraya Yolanda Erburu, Chief Sustainability y Corporate Affairs en Sanitas y Bupa Europe & Latinamerica.
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Ciencia y Salud
Sobrevivir a la muerte súbita sin secuelas: RCP y desfibrilación aumentan las posibilidades
La aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca, en una persona aparentemente sana y con buena salud, se conoce como muerte súbita que precisa de atención médica inmediata para poder sobrevivir sin secuelas.
La causa más frecuente de muerte súbita es una fibrilación ventricular, una arritmia cardiaca maligna que impide que el músculo del corazón se contraiga de forma coordinada, resultando en la ausencia de latidos eficientes y en la detención inmediata del bombeo de sangre al cuerpo.
La víctima, pierde el pulso y pocos segundos después, el conocimiento y la capacidad de respirar, si no recibe atención médica inmediatamente, fallecerá a consecuencia de un paro cardiaco.
Cuando el corazón deja de bombear sangre, la presión arterial cae a cero y se anula el riego sanguíneo, resultando en la detención total de aporte de oxígeno y demás nutrientes al resto del cuerpo.
El órgano más crítico a la hora de no recibir riego sanguíneo es el cerebro, ya que tan solo unos pocos minutos tras la parada cardiaca comienza a sufrir daños irreversibles. El daño cerebral es la principal secuela en pacientes que son reanimados.
La muerte súbita no se puede predecir o controlar, pues ocurre de manera inesperada, sin embargo, algunas personas pueden tener síntomas previos que alerten como sufrir alguna pérdida de conocimiento que se recupera espontáneamente, o episodios de palpitaciones rápidas de inicio y final brusco.
Cuando se produce una parada cardiaca, la persona repentinamente pierde la consciencia y no tiene respuesta a estímulos (como ruidos o dar un pellizco), deja de respirar, y pierde el tono rosado de la piel que se suele volver de color pálido inicialmente y luego azul violáceo.
Las causas más frecuentes de parada cardiaca
Como la enfermedad coronaria (infarto de miocardio) es la causa más frecuente de parada cardiaca, ésta se podría prevenir “evitando factores de riesgo que provocan la aterosclerosis en las coronarias, el endurecimiento de las arterias como consecuencia de la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, que posteriormente van a provocar el infarto con arritmia maligna asociada que resulta en la parada cardiaca”, apunta el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz y director científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y jefe de grupo del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV).
Otra causa de parada cardiaca es padecer una cardiopatía de origen genético (familiar), que puede ser silente y debutar como una parada cardiaca sin ningún síntoma previo. Los chequeos a familiares con antecedentes en cardiopatías hereditarias o a personas que han sufrido un infarto de miocardio y lo han superado, pueden evitar el riesgo de muerte súbita.
La edad es un factor a tener en cuenta a la hora de tener más posibilidades de sufrir muerte súbita. En personas mayores de 35 años con enfermedad arterial coronaria, o con miocardiopatía hipertrófica, una enfermedad genética que se caracteriza por un engrosamiento del músculo del corazón (que puede dificultar el bombeo de la sangre del corazón), puede aumentar el riesgo de muerte súbita.
También en personas que, tras un infarto de miocardio, a pesar de haber sido tratado correctamente, el corazón ha quedado con una cicatriz que puede aumentar el riesgo de tener una arritmia.
Los factores de riesgo
Aunque es muy difícil de prevenir, pues se produce en personas aparentemente sanas y de forma repentina, existen factores de riesgo como la obesidad, la diabetes o el tabaquismo, que pueden asociarse con este problema cardiaco mortal.
“Hay otros motivos de muerte súbita no relacionados directamente con el corazón como puede ser una hemorragia cerebral o una rotura en un aneurisma de la aorta o, incluso, una embolia de pulmón”, añade el doctor Ibáñez.
Aunque es muy poco frecuente, un suceso que provoque un esfuerzo o dañe el tejido cardiaco puede aumentar el riesgo de muerte súbita, como puede ser un fuerte golpe en una zona pequeña justo frente al corazón como se ha documentado en bolazos de béisbol, por ejemplo.
También, sufrir enfermedades con corazones aparentemente normales pero con alto riesgo arrítmico como el síndrome de Brugada, el de QT largo, o la taquicardia ventricular por catecolaminas pueden provocar muerte súbita.
Acciones para sobrevivir a la muerte súbita
El único tratamiento eficaz para ralentizar el daño secundario a la falta de circulación durante un episodio de muerte súbita es la reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que lleguen los servicios médicos de urgencia.
En muchos casos, la parada cardiaca se puede revertir aplicando una desfibrilación, bien cuando se presentan los servicios de emergencias, o bien usando los DESA (desfibrilador externo semiautomático) que cada vez están presentes en más entornos públicos.
La desfibrilación consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada para reiniciar la actividad del corazón y recuperar el ritmo normal.
La RCP se realiza hasta que se pueda utilizar un desfibrilador. La RCP se debe llevar a cabo poniendo ambas manos en el centro del esternón de la víctima y hacer compresiones profundas hacia abajo, con los brazos extendidos en ángulo recto respecto al paciente.
Hay que comprimir el esternón unos 4 ó 5 centímetros con una frecuencia rápida aproximadamente entre 100 y 120 compresiones por minuto, a un ritmo regular y continuo (la canción de la Macarena, es una buena forma de llevar el ritmo de las comprensiones), sin interrupción, hasta que la víctima recupere el conocimiento o lleguen los servicios de emergencia.
La recuperación de las personas que sufren una parada cardiaca depende en gran medida del tiempo que transcurre desde que el corazón se detiene hasta que se aplica la desfibrilación y en función de si se ha aplicado RCP o no hasta la misma.
Por cada minuto que pasa, hay un 10 % menos de probabilidades de que el paciente se recupere. La rapidez con la que se lleva a cabo la ayuda a una persona que sufre un episodio de muerte súbita, marca la diferencia entre el fallecimiento y la recuperación.
“La ejecución de un masaje cardiaco puede hacer que la persona sobreviva y tenga las menos secuelas posibles hasta que lleguen los servicios de emergencias, cuantos más minutos pasen con el corazón parado sin recibir masaje cardiaco, aumenta las posibilidades de que el paciente no sobreviva y si lo hace lo haga con daños neurológicos muy importantes”, explica el cardiólogo.
En España se producen más de 80 casos de muerte súbita cada día, unos 30.000 al año, de los cuales, tan solo entre el 5 y el 11 % de ellos, tienen posibilidades de sobrevivir sin secuelas tras sufrir una parada cardiaca fuera de un hospital.
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