Ciencia y Salud
Por qué estamos perdiendo poco a poco el sentido del olfato (y no es por la covid)
Nuestro sentido del olfato es una de las ventanas más amplias que tenemos para experimentar la riqueza del mundo que nos rodea.
Nuestro sentido del olfato es una de las ventanas más amplias que tenemos para experimentar la riqueza del mundo que nos rodea.
Desempeña un papel vital en todo lo que saboreamos, en nuestras interacciones sociales e, incluso, nos puede ayudar a detectar potenciales amenazas.
Pero un riesgo invisible en el aire que respiramos podría estar erosionando nuestros poderes olfativos.
Muchas personas pudieron experimentar lo que es perder el sentido del olfato cuando se infectaron con covid-19.
La pérdida del olfato se conoce como anosmia y puede tener un efecto sustancial en nuestro bienestar general y en nuestra calidad de vida.
Pero mientras que la pérdida de este importante sentido debido a una infección respiratoria repentina suele ser temporal, es posible que exista otro factor que haya estado erosionando nuestro sentido del olfato gradualmente durante años: la contaminación en el aire.
La contaminación y el olfato
La exposición al PM2.5 -nombre colectivo que se usa para describir las pequeñas partículas de polución aérea que emite la combustión proveniente de autos, estaciones eléctricas y nuestros hogares- ha sido relacionada anteriormente con el desarrollo de una «disfunción olfatoria», pero típicamente solo en escenarios ocupacionales o industriales.
Ahora, un nuevo estudio está empezando a mostrar la escala real que tiene la polución que respiramos, y el daño que puede causar.
Y los resultados nos competen a todos.
Debajo de nuestro cerebro -justo encima de nuestras cavidades nasales- está el bulbo olfatorio. Este trozo de tejido sensible está lleno de terminaciones nerviosas y es esencial para la imagen olfativa tan increíblemente variada que obtenemos de nuestra nariz.
También es nuestra primera línea de defensa contra los virus y los contaminantes que podrían ingresar al cerebro. Sin embargo, con una exposición repetida a agentes externos, estas defensas se desgastan lentamente o se rompen.
«Nuestros datos muestran que existe un aumento de entre 1,6 y 1,7 veces [en el riesgo de] desarrollar anosmia debido a la contaminación sostenida de partículas», dice Murugappan Ramanathan Jr, rinólogo de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, Baltimore.
El doctor Ramanathan se ha convertido en uno de los pocos expertos en este campo después de que comenzó a preguntarse si había una relación entre la gran cantidad de pacientes que estaba viendo con anosmia y las condiciones ambientales en las que vivían.
La simple pregunta que quería responder era esta: ¿estaba viviendo un número desproporcionado de pacientes con anosmia en áreas con una contaminación de PM2.5 más alta?
Descubriendo al culpable
Hasta hace poco, la escasa investigación científica sobre este tema incluía un estudio mexicano del año 2006, en el que se usaron olores fuertes (de café y naranja) para mostrar que los residentes de la Ciudad de México -quienes constantemente luchan contra la contaminación del aire- tendían a tener en promedio un sentido del olfato más pobre que las personas que viven en las zonas rurales del país.
Con la ayuda de colegas -incluido el epidemiólogo ambiental Zhenyu Zhang, quien creó un mapa de datos históricos sobre la contaminación del aire en el área de Baltimore-, Ramanathan pudo desarrollar un estudio de casos y controles de datos con un grupo de 2.690 pacientes que habían asistido al hospital Johns Hopkins durante un período de cuatro años.
Alrededor del 20% tenía anosmia y la mayoría no fumaba, un hábito que se sabe que afecta el sentido del olfato.
Efectivamente, se encontró que los niveles de PM2.5 eran «significativamente más altos» en los vecindarios donde vivían los pacientes con anosmia en comparación con los participantes de control sanos.
Incluso cuando se ajustó por edad, sexo, raza u origen étnico, índice de masa corporal, consumo de alcohol o tabaco, los hallazgos fueron los mismos: «incluso pequeños aumentos en la exposición ambiental a PM2.5 pueden estar asociados con anosmia«.
Más sorprendente aún es que ninguno de los pacientes de Johns Hopkins vivía en áreas con una contaminación del aire excesivamente alta: muchos vivían en áreas frondosas de Maryland y ninguno provenía de puntos críticos de contaminación.
Esto sugiere que hasta los niveles bajos de contaminación del aire podrían causar problemas durante un período suficientemente largo.
Pero ¿exactamente cómo está destruyendo la contaminación nuestra capacidad para oler?
Partículas de metal
Según Ramanathan, hay dos vías potenciales. Una es que algunas de las partículas de contaminación pasan a través del bulbo olfativo y llegan directamente al cerebro, causando inflamación.
«Los nervios olfativos están en el cerebro, pero tienen pequeños agujeros en la base del cráneo donde pequeñas fibras entran en la nariz, [parecen] casi como pequeños pedazos de pasta de cabello de ángel», dice Ramanathan. «Están expuestos».
En 2016, un equipo de investigadores británicos encontró diminutas partículas de metal en el tejido cerebral humano que parecían haber pasado a través del bulbo olfatorio.
Barbara Maher, profesora de ciencias ambientales en la Universidad de Lancaster en Reino Unido que dirigió el estudio, dijo en ese momento que las partículas eran «sorprendentemente similares» a las que se encuentran en la contaminación del aire junto a carreteras transitadas (citó las chimeneas domésticas y las estufas de leña como otra posible fuente).
El estudio de Maher sugiere que estas partículas de metal a nanoescala podrían, una vez en el cerebro, volverse tóxicas y contribuir al daño cerebral oxidativo que daña las vías neuronales. Sin embargo, aún sigue siendo una teoría.
Un tema de desgaste
El otro mecanismo potencial, dice Ramanathan, puede que ni siquiera requiera que las partículas de contaminación alcancen el cerebro.
Al golpear el bulbo olfativo casi a diario, provocan inflamación y daño directo en los nervios, desgastándolos lentamente.
Algo parecido a lo que pasa con la erosión costera, en la que las olas arenosas y saladas devoran la costa -sustituyendo las olas por aire contaminado y la costa por nuestros nervios nasales-.
Los métodos de combustión modernos pueden crear nanopartículas tan finas que son lo suficientemente pequeñas como para entrar directamente en nuestro torrente sanguíneo y tejido cerebral.
Como era de esperarse, la anosmia afecta de manera desproporcionada a las personas mayores, cuyas narices han sido atacadas por la contaminación del aire durante más tiempo.
El precio de no oler
Se sabe que la contaminación del aire causa una cuarta parte de todas las muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, y casi la mitad de todas las muertes por enfermedades pulmonares.
En comparación, quizás, nuestro sentido del olfato parece estar al final de la lista de preocupaciones.
Pero tanto Ramanathan como la investigadora postdoctoral Ingrid Ekström, del Centro de Investigación sobre el Envejecimiento del Instituto Karolinska, en Estocolmo, advierten que estamos subestimando la importancia del olfato.
Ekström estaba desconcertada por los hallazgos de principios de la década de 2000 que mostraban que más del 5,8% de los adultos en Suecia tenían anosmia y que el 19,1% tenía algún tipo de disfunción olfativa.
Señala que la anosmia puede ser una señal de alerta temprana para la demencia, la cual es su especialidad.
«Con la demencia y especialmente con la enfermedad de Alzheimer, asumimos que la progresión de la enfermedad en realidad comienza varias décadas antes de que podamos ver los primeros síntomas», dice Ekström.
La anosmia es uno de esos primeros síntomas. Cuando se diagnostica el Alzheimer, «casi el 90% de los pacientes tienen anosmia», explica.
A pesar de los vínculos tan fuertes, Ekström argumenta que apenas ahora los investigadores han «abierto los ojos al sentido del olfato» y su papel en las enfermedades.
Calidad de vida
Varios estudios han relacionado la pérdida del olfato con mayores probabilidades de desarrollar depresión y ansiedad, y se sabe que desempeña un papel en la obesidad o la pérdida de peso, la desnutrición y los casos de intoxicación alimentaria.
Las razones son, a lo mejor, obvias: nuestra nariz juega un papel clave en nuestra experiencia del mundo que nos rodea, afecta nuestra capacidad para saborear los alimentos y nos ayuda a evitar las comidas que se han echado a perder.
Un sentido del olfato deficiente puede significar que es probable que los pacientes busquen alimentos de sabores más fuertes, a menudo los salados y grasosos.
Por el contrario, una pérdida total del olfato puede hacer a las personas perder el placer de comer, lo que finalmente reduce el peso corporal, un problema particular entre los ancianos.
Ramanathan dice haber visto a muchos pacientes que «no pueden saborear la comida, no pueden oler el vino, esas cosas que les daban placer en la vida».
¿Predictor de la muerte?
La anosmia también podría ser un indicador de otros problemas de salud más amplios.
Numerosos estudios, generalmente de fumadores -para quienes el deterioro del olfato persiste incluso 15 años después de dejar el hábito-, han demostrado que la disfunción olfativa se asocia significativamente con una mayor mortalidad entre los adultos mayores.
Un estudio en particular incluso planteó la hipótesis de que la anosmia podría usarse como un indicador de una mayor probabilidad de morir en un periodo de cinco años, por cualquier causa, entre los adultos mayores.
En un estudio realizado con 3.005 adultos estadounidenses de 57 a 85 años de edad, se encontró que aquellos con anosmia tenían cuatro veces más probabilidades de morir durante los siguientes cinco años que sus pares.
Los investigadores concluyeron que el deterioro del sentido del olfato podría ser un «indicador» de la acumulación de toxinas del medio ambiente o una regeneración más lenta de las células.
Entonces, ¿debería importarnos que la contaminación del aire, a la que todos estamos expuestos, perjudique nuestro sentido del olfato y provoque anosmia?
Claramente, la respuesta se encuentra en algún lugar entre «sí» y «claro que sí».
Soluciones
Para Ramanathan, la contaminación del tráfico y los incineradores de desechos son las principales preocupaciones locales en referencia a la contaminación en Baltimore.
«La calidad del aire es importante», dice. «Creo que necesitamos regulaciones estrictas y control».
Ekström admite que abordar la contaminación del aire no es simple.
Los eventos mundiales también pueden causar cambios inesperados en el comportamiento: Ekström menciona anecdóticamente que la quema de leña en invierno ha ido en aumento en Estocolmo a medida que los residentes preocupados se alejan del gas ruso.
Pero incluso la contaminación del aire de bajo nivel a la que estamos expuestos todos los días «debe tomarse más en serio», dice.
Y lo que es más, «el deterioro del olfato definitivamente también».
Ciencia y Salud
Fumar y cáncer de vejiga, con datos y razones
“Y a nivel general en España, el hábito tabáquico es el responsable de un 40 ó 50 % de todas las neoplasias vesicales o tumores malignos en la vejiga, aquellos cánceres que se desarrollan en el epitelio interior del tracto urinario”, informa la jefa de Urología del HUFJD.
“El cáncer de vejiga, quebradero de cabeza en urología, no es un cáncer muy conocido por la mayoría de la población; y sin embargo es un tumor mucho más frecuente de lo que a veces nos transmiten las estadísticas o los medios de comunicación”, añade.
La vejiga, que tiene forma de globo y se aloja en la parte inferior del abdomen, es un músculo detrusor, liso membranoso, que se hincha o desinfla en función del contenido de orina procedente de lo riñones.
La vejiga almacena alrededor de 500 mililitros de orina en el caso de las mujeres y de 700 ml en los hombres. Las personas producen entre un 1,5 y 1,7 litros de orina cada día.
La función de la vejiga es dinámica: los músculos esfínteres se abren y cierran para vaciar o retener el paso de la orina hacia la uretra, conexión corporal con el exterior.
“Su pared muscular permite a la vejiga adecuarse y agrandarse para almacenar la orina, y contraerse para vaciar la orina, producto final del todo el metabolismo celular“, subraya la Dra. González Enguita.
Más de 60 productos carcinógenos contenidos en los cigarrillos son absorbidos y eliminados por la orina afectando en gran medida a las células de la pared de nuestra vía urinaria.
El cáncer de vejiga se presenta cuando las células de esta pared urotelial comienzan a multiplicarse de forma descontrolada.
Más del 90 % de los cánceres de vejiga que se diagnostican son carcinomas uroteliales, de células de transición (CCT) puros o CCT mezclados con otros tipos histológicos, habitualmente, carcinomas de células escamosas (CCE), adenocarcinomas o de ambas tipologías.
Otro 3 ó 4 % de los casos son CCE puros, que afectan con más del doble de probabilidad a las mujeres.
Frente al cáncer de vejiga, MPOWER
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha impulsado desde los inicios del siglo XXI políticas preventivas para el control del tabaquismo (CMCT) y una estrategia denomina «MPOWER» que se define con seis medidas de acción frente al hábito tabáquico:
- Vigilar el consumo de tabaco y las medidas de prevención.
- Proteger a la población del humo de tabaco.
- Ofrecer ayuda para el abandono del tabaco.
- Advertir de los peligros del tabaco.
- Hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
- Aumentar los impuestos al tabaco.
En España, en 2005, se estableció la norma de Medidas Sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, lo que restringía el consumo de tabaco en todos los centros de trabajo y otros lugares públicos.
Supuso un avance considerable en el control del tabaco y tuvo un impacto positivo en la salud pública.
En 2011 entró en vigor la Ley Antitabaco, por la cual se vetó también el consumo tabáquico en los locales de ocio cerrados, incluyendo los espacios dedicados a la hostelería (restaurantes, bares, discotecas, bingos y casinos), sin distinción entre espacios de fumadores y libres de humo.
Quedaba prohibido, además, fumar a las puertas de hospitales, colegios y zonas o parques de recreo.
En abril de este año se aprobó el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 con el fin de reducir la mortalidad, la enfermedad y la discapacidad por tabaquismo,
El objetivo se centra en reducir el consumo de tabaco hasta lograr una generación libre de humo tabáquico.
“Aún así, y sin menospreciar los resultados positivos en cuanto a las cifras de cáncer de pulmón y otras enfermedades relacionadas con el tabaco, los datos no son tan concluyentes como esperábamos en la incidencia y prevalencia en cáncer de vejiga”, señala la uróloga.
“Quizá no hemos dejado de fumar con la relevancia que se presumía o no ha pasado el tiempo suficiente, tras el abandono tabáquico, como para haber conseguido disminuir los índices del riesgo”, añade.
Más datos esclarecedores en cáncer de vejiga
El cáncer de vejiga es un tumor característico en países desarrollados e industrializados. La incidencia es tres veces mayor en países de altos recursos comparado con los que tiene escasos o bajos recursos.
Donde más incidencia se observa es en América del Norte, Europa y oeste de Asia.
El cáncer de vejiga ocupa el noveno puesto en cuanto al número de diagnósticos de cáncer a nivel mundial y suele ser la 13ª causa de muerte por cáncer cada año.
En España, se posiciona como el quinto tumor más frecuente en ambos sexos, siendo mucho más frecuente en hombres, con una proporción de tres casos por cada uno de la mujer; aunque será más agresivo en ellas cuando se presenta.
Además, es la séptima causa de fallecimiento en varones.
La disminución del riesgo en exfumadores demuestra la importancia de abandonar el hábito tabáquico para reducir las posibilidades de desarrollar esta neoplasia mortal.
Las personas fumadoras tienen un riesgo 3,47 superior de padecer cáncer de vejiga en comparación con las que nunca fumaron. El riesgo de los exfumadores es el doble respecto a las personas que no fuman.
El riesgo aumenta con la edad, más acentuadamente a partir de los 50 años. La media de edad al diagnóstico se encuentra en torno a los 70 años.
Con todo, sólo conocemos una pequeña parte de las causas que generan este tipo de cáncer.
“En la comunidad científica existe desde hace muchos años alta preocupación ante el desconocimiento de otros factores de riesgo”, dice la Dra. González Enguita.
“De hecho, no podemos identificar a tiempo los síntomas de alerta y no conseguimos un diagnóstico precoz, algo fundamental para un buen pronóstico y lograr, incluso, la curación del paciente”, resalta.
La literatura científica reporta otros factores de riesgo que podrían estar relacionados con el cáncer de vejiga, si bien se consideran poco habituales y/o poco frecuentes en nuestro medio.
Se estima que un porcentaje de estos tumores podrían deberse al hecho de que el individuo sea portador de serotipos de alto riesgo del virus del papiloma humano (VPH).
La presencia de un genotipo de acetilación lenta de aminas aromáticas (NAT2) se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer de vejiga, de tal manera que estos pacientes podrían ser más vulnerables al cáncer de vejiga.
Por lo tanto, el desarrollo de cáncer de vejiga no depende solo de la exposición a carcinógenos, sino también de la susceptibilidad individual a los mismos.
La exposición a radioterapia (RADT) de la pelvis durante el tratamiento de otros cánceres próximos a la vejiga (cérvix, útero, linfoma no Hodgkin, testículo y cáncer de próstata) pueden desarrollar cáncer de vejiga pasados diez años, especialmente si el paciente es de edad avanzada.
La exposición a fármacos como la ciclofosfamida (quimioterapia).
La inflamación vesical crónica por distintos motivos (sondaje, litiasis, vejiga neurógena, enfermedades de transmisión sexual, etc.) se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de vejiga comparado con el resto de la población.
Cáncer de vejiga derivado de la esquistosomiasis, infección parasitaria más frecuente después del paludismo, producida por gusanos platelmintos, que tiene mayor incidencia en ciertas regiones de América Latina y África.
La presencia de antecedentes familiares de cáncer de vejiga aumente el riesgo de desarrollar la enfermedad en otros miembros de la misma familia, aunque el diagnóstico en pacientes menores de 60 años debería considerarse con especial atención.
El cáncer de vejiga como enfermedad laboral
Fue en el siglo XIX cuando se estableció por primera vez la relación entre el cáncer vesical y ciertas sustancias químicas de las que se rodeaban algunas profesiones.
Se trata de sustancias químicas de uso industrial, como el alquitrán, ciertos metales (aluminio), colorantes, tintes, pinturas, gomas, cuero, caucho, etc., pero también el humo y el hollín.
Hablamos de trabajadores industriales, mineros, pintores, maquinistas… Incluso profesionales de la peluquería.
Un estudio señala que una exposición importante al riesgo podría incrementar hasta doscientas veces el riesgo de muerte por cáncer, entre ellos los de vejiga.
El riesgo de muerte por cáncer de vejiga parece permanecer elevado durante más de 30 años desde el cese de la exposición laboral.
Ya en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII se había detectado que muchos de estos trabajadores presentaban úlceras en los testículos, que resultó ser cáncer de escroto.
Era común ver a niños y adolescentes limpiando chimeneas: su tamaño facilitaba el acceso y realizaban parte de sus tareas semidesnudos para evitar quedarse enganchados por la ropa en el interior del estrecho conducto.
Numerosos estudios posteriores demostraron que además del cáncer de escroto, los deshollinadores presentaban mayor riesgo de otros cánceres, como pulmón, esófago y vejiga.
Síntomas y diagnóstico del cáncer de vejiga
“Desgraciadamente, no disponemos de estudios de imagen o marcadores tumorales para poder adelantarnos a lo que pueda estar pasando en la vejiga”, dice la Dra. Carmen González Enguita, uróloga y cirujana.
Quizá, en aquellas personas con mayor riesgo, como las que fuman, cualquier alerta miccional debe llevarles inmediatamente a la consulta del especialista.
“Muchas veces digo que el problema en la vejiga se manifiesta por un susto, dado que, repentinamente, el paciente comienza a orinar de color rojizo, es decir, orina con fluido sanguíneo”, comenta.
Y curiosamente, esta orina sanguinolenta, incluso con coágulos, no les lleva al médico, sino a callarse por miedo.
“Silencio de días y días que muchas veces retrasa el diagnóstico. A veces, vemos tumores muy avanzados porque el paciente ocultó, sin decírselo a nadie, este episodio de hematuria“, descifra.
Tanto es así que, en ocasiones, las personas con las que convive en su hogar, pareja o familia, descubren manchas oscuras, restos, en el inodoro… Y saltan las alarmas.
Si la micción se acompaña de coágulos puede ser dificultosa y dolorosa, con posibilidad de interrupción; en ocasiones imposible, situación que le conducirá a Urgencias hospitalarias.
Puntualmente, el estudio urológico del paciente comenzará ante síntomas irritativos al orinar: escozor, ardor, aumento de la frecuencia y urgencia miccional.
De forma extraordinaria, el cáncer de vejiga se identificará por la determinación de hematuria microscópica en un análisis de orina. Este tipo de estudio se lleva a cabo en personas de riesgo conocido, como fumadores y fumadoras.
Después de una entrevista con el paciente y tras realizar una correcta historia clínica (anamnesis), se requiere la información de una ecografía abdominal, que incluya riñones y vejiga, y de una cistoscopia para visualizar un posible crecimiento anómalo en la pared vesical que pueda estar ocupando el interior de la bolsa urinaria.
La cistoscopia es un procedimiento de visualización directa del interior de la vejiga a través de un cistoscopio de longitud adecuada (instrumento flexible, delgado, en forma de tubo), para recorrer la uretra y alcanzar la vejiga.
Este dispositivo se acompaña de luz y flujo de agua (suero fisiológico) que va abriendo los espacios que recorre. En el extremo final también lleva una cámara de televisión. Las imágenes se observan en una pantalla.
El diagnóstico del cáncer de vejiga se complementa con analíticas de sangre y orina, aunque no existen marcadores tumorales identificables a día de hoy.
La citología de orina es un estudio microscópico que realiza el patólogo (citopatólogo). Examina las células de la muestra de orina buscando anomalías con el fin de detectar células precancerosas o cancerosas.
Algunos estudios moleculares en orina aportan información sobre casos con sospecha de tumor de urotelio no identificado o intentan resolver datos con significado incierto de la citología de orina.
Del diagnóstico al tratamiento de la neoplasia vesical
Con toda la información disponible, el paciente se somete a una exploración bajo anestesia (EBA) en el quirófano, es decir, a una exploración endoscópica de la vejiga para la realización de una RTU (resección transuretral) del tumor.
Este procedimiento tiene la doble función: diagnóstico (las muestras de la resección se envian a anatomopatología para su estudio miscroscópico) y tratamiento, puesto que la uróloga extirpa el crecimiento tumoral que ha surgido anómalamente en la pared de la vejiga.
Tras la resección, en las horas posteriores a la intervención, y según las características macroscópicas del tumor, se procede a la instilacion endovesical, gota a gota, de un fármaco quimioterápico (mitomicina C/epirubicina/otros farmacos). Es la denominada Instilacion Endovesical Postquirúrgica.
“Es muy importante realizar una correcta y radical RTU-V (Resección Transuretral de Vejiga): no podemos dejarnos nada de la enfermedad en el grosor de la pared vesical sin resecar. Una insuficiente ejecución quirúrgica puede ser motivo de que el resto del tumor no extirpado siga creciendo”, subraya la cirujana.
“En ocasiones es necesario realizar una RTU en dos tiempos. Son casos de tumores grandes o que presentan dificultades que impiden abordarlo en su totalidad en una sola cirugía”, completa.
El tumor de vejiga es una enfermedad que obliga al paciente y al uróloga a desarrollar un seguimiento riguroso, disciplinado y muy cercano durante muchos años.
Características anatomopatológicas y extensión del tumor
El diagnóstico anatamopatológico del tipo de tumor identificado, así como la extensión del mismo van a ser determinante para saber cómo proceder a continuación, establecer el seguimiento, indicar otros tratamientos adyuvantes (complementarios y preventivos) y establecer un pronóstico evolutivo.
Con otras palabras, el grado y el estadio en el momento del diagnóstico del cancer de vejiga, y en cada momento de la enfermedad, tienen consecuencias pronósticas y terapéuticas de gran importancia.
El pronóstico de l@s pacientes y la elección de los tratamientos dependen de la malignidad y el grado o estadio del tumor.
Los tipos histológicos de células no transicionales son más agresivos y tienen un comportamiento muy maligno. Son menos receptivos a los tratamientos farmacológicos adyuvantes.
Según la extensión de la pared vesical afectada se identifican dos grandes grupos de cánceres de vejiga:
CVNMI (carcinomas de vejiga no músculo infiltrantes): estarán afectadas exclusivamente las zonas más superficiales de la pared vesical
CVMI (carcinomas de vejiga músculo infiltrantes): habrán invadido la pared vesical en profundidad.
Los CVNMI completarán su tratamiento con un programa de medicación intravesical (instilaciones) con determinados fármacos de quimiterapia (QMT) o inmunoterapia.
Los CVMI precisarán de tratamientos radicales: los pacientes tendrán que someterse a la extirpación de la vejiga (cistectomia) habitualmente precedidos por un fase de QMT IV Neoadyuvante.
Los carcinomas de vejiga no músculo infiltrantes tienen, generalmente, un pronóstico más favorable: su tasa de supervivencia a los cinco años del tratamiento es alta, alrededor del 80-90 %.
Hay que saber, sin embrago, que es alta la probabilidad de recurrencia… Y además de forma aleatoria y caprichosa.
Es decir, la recurrencia es común y el riesgo de progresión a un cáncer de veijga músculo infiltrante (CVMI) es una preocupación.
Factores como el tamaño del tumor, el número de tumores y la presencia de carcinoma in situ (CIS) pueden influir en el pronóstico.
Los carcinomas de vejiga músculo infiltrantes tienen un pronóstico más reservado. La tasa de supervivencia a los cinco años es menor, alrededor del 50-60 %.
La invasión del músculo de la vejiga aumenta el riesgo de metástasis y recurrencia. El tratamiento suele ser más agresivo, incluyendo la cistectomía, la quimiterapia o la radioterapia.
Finalmente, señalar que la enfermedad del cáncer de vejiga puede saltarse los limites anatómicos de la vejiga, provocando una enfermedad loco-regional avanzada o a distancia.
“Se crean metástasis en otros órganos y el tratamiento subsiguiente estará centrado en la quimioterapia IV, en inmunoterapia o terapias dirigidas, que en la actualidad están en desarrollo y ya en muchos casos en la práctica clínica”, avanza la uróloga.
La radioterapia en cáncer de vejiga puede ayudar a aliviar síntomas y a controlar la progresión en casos específicos.
Con inmunoterapia se ayuda al sistema inmunológico a reconocer y atacar a las células cancerosas.
las terapias dirigidas son aún poco conocidas. Están siendo investigadas y utilizadas en ciertos casos de cáncer de vejiga avanzado.
Cuatro consejos de la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid; recomendaciones cuyo éxito dependen del paciente, sea hombre o mujer:
Evite los factores de riesgo en cáncer de vejiga relacionados y conocidos, especialmente el hábito tabáquico.
Mantenga una adecuada salud urológica: ingesta abundante de líquidos (1,5 litros de agua/día) y una micción frecuente y adecuada. Ayudamos así a eliminar sustancias “toxicas” que pudiesen estar en la orina y que tengan riesgo potencial de producir daño físico/químico o molecular de las células de la pared vesical.
Acuda al urólog@ ante cualquier síntoma que detecte como sospechoso o inquietante. El objetivo de los exámenes de detección es la identificación temprana del cáncer de vejiga, antes de que invada el músculo cuando la terapéutica va a ser más invasiva y el pronóstico mucho peor.
Si ya ha sido diagnosticado y tratado de un cáncer de vejiga, no olvide ser riguroso y estricto en el cumplimiento de los controles evolutivos o de seguimiento.
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Ciencia y Salud
Campaña ´12 deportistas, 12 causas´ para promover buenos hábitos de vida
La campaña 12 deportistas, 12 causas ha sido creada por la Asociación Nereu, reconocida por su trabajo pionero en luchar contra la obesidad infantil, con el apoyo de Plátano de Canarias y el Consejo Superior de Deportes (CSD), a través de su Fundación Deporte Joven.
La Asociación Nereu, que impulsa la promoción de estilos de vida saludables, da un paso más en esta campaña para mejorar la vida de niños y niñas a través de la actividad física, la alimentación saludable y la educación emocional.
Para ello, contarán con la participación de 12 deportistas que, como figuras referentes para el público más joven, darán visibilidad a 12 causas, entre las que se encuentran el fomento de la actividad física, la promoción de la dieta mediterránea, el refuerzo de la salud mental y el bienestar, la importancia de la sostenibilidad alimentaria, la integración de personas con discapacidad o visibilizar el creciente auge del deporte femenino, entre otras.
El futbolista canario Pedri, jugador de la selección española de fútbol y del FC Barcelona; Marcus Cooper, piragüista y medallista olímpico; Emmanuel Reyes Pla, boxeador y medalla de bronce en París 2024; Ray Zapata, gimnasta y medallista olímpico en Tokio 2020; Sandra Sánchez, karateka campeona olímpica en Tokio 2020; Fernando Romay, exjugador de baloncesto y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84; la atleta paralímpica Adi Iglesias, oro y bronce olímpicos en Tokio 2020; Lucía Martín-Portugués, esgrimista medalla de bronce en los europeos de 2024; María Corbera, piragüista y ganadora de 11 medallas europeas y mundiales durante el último ciclo olímpico; Laura Fuertes, boxeadora y bronce europeo y mundial; Álvaro Valera, ganador de seis medallas en tenis de mesa adaptado en otros tantos Juegos Paralímpicos; y Sara Hurtado, patinadora olímpica, conforman la docena de deportistas.
Su compromiso ha hecho posible la puesta en marcha de esta campaña, que se enmarca en el Plan ADB 2030 de Apoyo al Deporte de Base, impulsado por el Consejo Superior de Deportes y la Fundación Deporte Joven.
El reto de la campaña ’12 deportistas, 12 causas’ es convertir esta acción en un movimiento que tenga impacto real en la sociedad y sus hábitos para la mejora de su calidad de vida.
Una acción que se apoya en el deporte como uno de los ámbitos más relevantes de la sociedad, conectando y empatizando con las familias y sirviendo como ejemplo e inspiración para las nuevas generaciones a través de 12 iconos del deporte, que trasladan un mensaje a la sociedad desde 12 causas para transcender desde la visibilidad y la educación.
La iniciativa arranca este jueves 21 de noviembre, y se desarrollará hasta el mes de mayo de 2025 en web y redes sociales.
La Asociación Nereu nació en 2006 y, desde entonces, lleva desarrollando diversas acciones y proyectos que luchan contra el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios.
Plátano de Canarias representa desde hace años el compromiso con el fomento de hábitos de vida saludables, entre los que destacan la alimentación equilibrada y la práctica de deporte, subraya la nota de prensa del evento.
La Fundación Deporte Joven es una entidad privada y de promoción pública, creada por el Consejo Superior de Deportes en 1996. Su misión es mejorar la vida de todas las personas a través del deporte.
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Ciencia y Salud
Vacunas, terapias personalizadas o el microbioma, retos en cáncer de páncreas
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Páncreas, el 21 de noviembre, el presidente del Pancreatic Cancer Europe, el oncólogo Alfredo Carrato, ha participado recientemente en una jornada en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid organizada por la Asociación Cáncer de Páncreas (Acanpan), por su décimo aniversario, en la que ha hecho una radiografía de este tumor y de sus retos.
Se estima que en 2024 se diagnostiquen 9.986 cánceres de páncreas, según el documento “La cifras del Cáncer en España 2024” de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), un tumor que en 2022 se cobró la vida de 7.973 personas.
“Es una necesidad concienciar a la sociedad de que estamos ante un gran enemigo que se va a convertir en la segunda causa de muerte por cáncer tras el cáncer de pulmón en los próximos años”, advierte el doctor Carrato.
En el momento del diagnóstico, solo un 10 % tiene el tumor localizado, un 29 % lo tiene avanzado en la zona del páncreas y en un 52 % debuta con metástasis, según datos aportados por el también investigador del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria.
Y para abordar este cáncer, el experto cita algunas acciones tanto en la investigación como en la práctica clínica, donde el tratamiento estándar sigue siendo la quimioterapia que consigue un 35 % de largos supervivientes.
- Hacer programas de cribado en poblaciones de alto riesgo: En Hospital Ramón y Cajal han atendido a familiares en primer grado de pacientes de cáncer de páncreas, unas 250 familias en diez años, con el fin de detectar el tumor en estadio precoz, cuando es asintomático, y conseguir frenarlo.
- Avanzar en los tratamientos personalizados gracias a los análisis genómicos que identifiquen mutaciones del tumor contra las que dirigir terapias. Una de las mutaciones es KRAS y uno de los objetivos es su inhibición.
- Conseguir que sea un tumor sensible a la inmunoterapia y desarrollar vacunas y virus oncolíticos “que permitan que nuestra propia inmunidad pelee contra este cáncer”, apunta el experto.
- El papel del microbioma o conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos…) que habitan en el organismo de cada paciente con composición propia y que puede promover la carcinogénesis o favorecer la inmunidad.
- Dar pasos en la cirugía, un desafío por la complejidad del páncreas, lo que requiere equipos especializados, y a la que solo son candidatos un 15-20% de los diagnosticados.
Retos en el cáncer de páncreas, un tumor con “una biología única, peor que los demás”. Una de las razones es porque ya se identifican células tumorales progenitoras de este tumor circulando por la sangre antes de que el tumor exista como tal en la glándula.
“Estamos intentado ganar terreno a una enfermedad que es una de las más difíciles de vencer, necesita mucha inversión y la concienciación de los políticos que diseñan estrategias de sanidad para que haya un trabajo en red, una infraestructura útil para los pacientes y obtengan el mejor de los tratamientos”, aboga el doctor Alfredo Carrato.
Los pacientes demandan
Esta jornada organizada por Acanpan refleja el trabajo que durante diez años ha realizado esta asociación en pro de potenciar la investigación y el acompañamiento sanitario de los pacientes de cáncer de páncreas.
“Solo un 8 % sobrevive a los cinco años del diagnóstico”, apuntó la presidenta de Acanpan, Cristina Sandín, quien citó datos de 2022 que, aunque bajos, suponen un incremento del 5% en la última década.
Por eso, pacientes, familiares, médicos e investigadores quieren seguir avanzando y se proponen los siguientes desafíos:
- La necesidad de impulsar la investigación de nuevas vías diagnósticas y de cribado para conseguir un diagnóstico temprano, directamente relacionado con el incremento de la supervivencia.
- La importancia de formar a los profesionales de Atención Primaria e insistir en la difusión de los signos y síntomas del cáncer de páncreas.
- La necesidad de crear una red de centros de referencia en cáncer de páncreas, así como protocolos coordinados de todas las disciplinas.
- Que médicos, investigadores y asociación de pacientes nos unamos con el fin de crear un plan conjunto para presentar a las autoridades fortaleciendo así nuestra capacidad de influencia en las instituciones.
La entrada Vacunas, terapias personalizadas o el microbioma, retos en cáncer de páncreas se publicó primero en EFE Salud.
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