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Ciencia y Salud

Los elementos “no vivos” de la naturaleza que cuidan de nuestro bienestar

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La bióloga Katia Hueso, profesora en la Universidad Pontificia de Comillas, explica que contemplar entornos naturales agradables y seguros, produce bienestar y relajación en el ser humano, y que algunas formas de vida vegetal, animal y microbiológica, son la fuente de sustancias terapéuticas, pero además la naturaleza contribuye a cuidar nuestra salud a través de sus factores inanimados.

Y de estos componentes inanimados y su relación con los seres humanos, la especialista en medioambiente hace una panorámica en su libro “La naturaleza que nos cuida”.

“Los elementos, seres vivos y escenarios de la naturaleza que cuidan de nuestra salud son muchos más de los que acostumbramos a pensar”, afirma la consultora en medioambiente y sostenibilidad y creadora de la primera escuela infantil al aire libre en España.

“Desde la grandiosidad de un bosque maduro a la flora bacteriana de nuestro intestino, el efecto terapéutico de la naturaleza está en los detalles. Podemos percibirlos en la naturaleza silvestre, el balcón de casa, un hospital o incluso una prisión y, todos ellos, son beneficiosos y necesarios” para el bienestar, apunta.

Pero la naturaleza también contribuye a preservar nuestra salud de muchas maneras que no solemos percibir, por ejemplo a través de sus elementos ‘abióticos’, es decir aquellos componentes de un ecosistema que no tienen vida pero influyen en los seres vivos que forman parte de dicho ecosistema, los cuales se denominan de otra manera: factores ‘bióticos’.

El aire, el agua, el suelo y diversas formas de energía y las distintas formas en que pueden beneficiar nuestra salud y bienestar físico y mental pueden funcionar como vacunas o antídotos de la naturaleza contra los “llamados ‘males del siglo XXI’, como el estrés y la ansiedad, causados por el estilo de vida, la presión del trabajo o los estudios, el omnipresente ruido, el agobiante tráfico, las prisas para todo, el acoso de las redes sociales, la publicidad, el sobreconsumo y otros estresores urbanos, señala.

Katia Hueso propone, a petición de EFE, unas sencillas prácticas que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana para aprovechar cada uno de los cuatro elementos abióticos durante la semana o en los fines de semana.

Foto Ulrich Derboven-Unsplash.

Energía: el poder de silencio

El sonido está considerado como una forma de energía, denominada energía sonora o acústica, trasmitida por las ondas procedentes de la vibración del objeto que les da origen, las cuales se desplazan por algún medio físico, como el aire.

“Hablar del sonido como fuente de bienestar implica también destacar la importancia del silencio, que por ejemplo forma parte de la música y que es lo que nos permite apreciar mejor su belleza. Su valor como herramienta de bienestar y conexión es conocido desde tiempo inmemorial”, explica Hueso.

“Hay momentos en que el silencio casi se puede oír en la naturaleza: el instante que precede a la nevada, el espacio tenso que transcurre entre el rayo y el trueno, el segundo en que, en plena canícula, callan de golpe las cigarras”, reflexiona.

Esta bióloga recomienda “buscar el silencio, entendido como la ausencia de ruido, saliendo un rato a un espacio tranquilo, buscando el momento más propicio para ello. Puede ser un bosque, un parque, una plaza, temprano por la mañana”.

“Sentémonos a escuchar el silencio. Percibiremos algún sonido: el trino de un ave, el viento, tal vez un ladrido lejano. Quizá oigamos un coche. Dejemos pasar ese ruido y concentrémonos en los sonidos que nos dan placer. Poco a poco nuestra respiración se irá calmando y nos sentiremos más a gusto con nosotros mismos” asegura.

Aire: la caricia del viento

Katia Hueso propone “salir un día de viento a un espacio abierto: idealmente la playa o la montaña, pero puede ser también un parque más o menos grande”.

“Dejemos que el aire nos despeine, nos sacuda la ropa y que se lleve los malos pensamientos, las preocupaciones y la agenda tan apretada (repleta de tareas) que tenemos”, sugiere.

“Podemos ir acompañados, pero es mejor pasear en silencio, dejando que el viento poco a poco nos limpie el cuerpo y la mente. Volveremos a casa con los ojos llorosos y las mejillas sonrosadas por el viento, pero con renovados vigor e ilusión”, destaca la especialista.

Agua: la ducha consciente

“Ducharse es un acto cotidiano en el que apenas reparamos” señala Hueso, que propone hacerlo “de forma consciente, sintiendo el agua tibia caer sobre la cara y el cuerpo a modo de caricia, percibiendo cómo poco a poco el agua nos moja en todos los rincones, como un abrazo lento”.

“Reparemos en las gotas que resbalan por la piel; en la temperatura, la textura y el brillo del agua. Ese agua algún día fue lluvia, algún día fue río… y ahora vuelve al medioambiente habiendo pasado por nuestra piel, llevándonos consigo”, destaca.

Bióloga Katia Hueso, experta en medioambiente. Foto Plataforma Editorial.

Suelo: un contacto sanador

“Si encontramos un suelo que esté seco y limpio, sugiero tumbarse en ese terreno, ya sea de hierba, arena o tierra, cerrar los ojos y pensar en lo que tenemos debajo” indica Hueso.

“Debajo de nosotros, muy, muy al fondo, bulle el núcleo de la Tierra, recordándonos que está viva y es poderosa. Más cerca de la superficie, trajinan millones de microorganismos que hacen que el suelo sea fértil y puedan crecer sobre él las plantas y los alimentos que luego comeremos. Sentiremos una conexión telúrica y atávica con todo ello”, concluye la bióloga en relación a la influencia de la naturaleza en el bienestar.

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López-Otín: La salud es el silencio del cuerpo, con problemas emocionales hay ruido

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Investigador del genoma humano, del cáncer o del envejecimiento, Carlos López-Otín habla con EFEsalud de su nuevo libro, “La levedad de las libélulas” (Paidós), una metáfora de la fragilidad de la salud mental, un viaje que el escritor ha hecho a su propio interior.

El bioquímico (Sabiñánigo, Huesca, 1958) pasó por su propio proceso de depresión y “profunda decepción social” al arruinarse parte de una investigación que realizaba en la Universidad de Oviedo, sufrir acoso laboral y tener que retirar algunos artículos científicos por fallos en figuras y fotografías complementarias que no influían en el mensaje principal del estudio, según explicó en su momento.

“Yo he estado dos años en silencio social absoluto como terapia personal de recuperación. Y he escrito algunos de los artículos científicos más importantes de mi vida y un libro”, asegura el científico adscrito a la Universidad de la Sorbona de París, también investigador de enfermedades minoritarias como la progeria.

En su obra, López-Otín critica a los negacionistas de la salud mental y pide acabar “con la impunidad de los abusadores y acosadores” responsables directos o indirectos de daños físicos y mentales y de los suicidios.

“Hacen falta medidas que se anticipen a la ola de ansiedad y de tristeza que se está aproximando. Cada año se quitan la vida seres humanos que creen no encajan en el sistema actual”, subraya.

“Se necesita -añade- una acción integradora, urgente, comprometida y no pensar que esto es un problema que solo afecta a algunas personas que no son lo suficientemente fuertes para responder a a las adversidades del día”.

Por eso, no es suficiente apoyarse en los “efectos urgentes” de fármacos, como antidepresivos y ansiolíticos, sino acometer acciones integradas no solo desde la Medicina, también desde la Psicología, la Sociología o la Economía para afrontar un problema que afecta a uno de cada ocho habitantes del planeta.

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El científico Carlos López-Otín posa con su nuevo libro “La levedad de las libélulas”. EFE/Mónica Fúster

Cuando el estrés es crónico

Carlos López-Otín busca las claves de la salud y además de la nutrición, el ejercicio físico, el sueño y la adaptación social hay que evitar los tóxicos y el estrés. “La fuerza de la salud no está en determinantes individuales, sino en la fuerza de todos ellos”.

Y se refiere al estrés, un mecanismo de respuesta para protegernos de las adversidades, pero que si se queda crónico, si nos mantiene en alerta, termina generando respuestas fisiológicas que “nos llevan a la obesidad, a la depresión, a enfermedades cardiovasculares, neurológicas…”.

Porque, insiste, la salud emocional incide en la salud física y conduce a alteraciones cardiovasculares, envejecimiento prematuro, problemas oncológicos…

“Y es bidireccional, el aforismo ‘Mens sana in corpore sano’ se debe completar con ‘Corpore sano in mens sana’.

“La salud somática y la salud mental son partes de la misma ecuación”, determina.

Se avecina una dana de dificultades

López-Otín no puede dejar de referirse a la devastación provocada por las inundaciones en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Macha y apela a la empatía para “ponernos en el lugar de todos los que han perdido tanto, incluyendo la vida” en esta catástrofe.

Considera que estas inundaciones que se han cobrado la vida de más de doscientas personas y han causado importantes destrozos materiales demuestran que somos “frágiles y vulnerables”.

“Necesitamos una gran dosis de humildad para darnos cuenta de nuestras limitaciones. Tenemos que dejar atrás esta arrogancia, que creemos que poseemos gracias a la tecnología, y progresar más en las relaciones humanas. Esto es lo que nos puede ayudar a que a minimizar, a paliar, a aliviar toda la dana que se avecina, una dana de dificultades sociales, económicas y, sobre todo, nacionales”.

Pros y contras de la inteligencia artificial

Y entre esos avances tecnológicos, López-Otín dedica espacio en su libro más filosófico a la inteligencia artificial y destaca los grandes pasos que se han dado en Medicina y en pro de la salud.

“Es necesaria la mirada humana y un poco de humildad. No podemos decir que sean los algoritmos los que toman las decisiones del futuro, de nuestras vidas y del mundo entero. No, eso lo tendremos que hacer nosotros y si no será nuestro mundo serán los robots”, comenta en la entrevista.

En el libro alerta de que la implementación de un “dataismo médico extremo y carente de autocrítica” puede provocar un exceso de predictivismo y un “exagerado intrusismo terapéutico” en los prepacientes.

“Sigamos enseñando a las máquinas, pero no nos olvidemos de educar a las personas”, concluye el también autor de la “Trilogía de la vida”.

En sus libros, López-Otín menciona en los agradecimientos a Letizia Ortíz, la reina, una de las personas que lee sus manuscritos antes de publicarlos.

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Al quite biológico y sistémico de la psoriasis

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El periodista de la Agencia EFE Gregorio del Rosario entrevista al Dr. Alvaro Iglesias Puzas dermatologo del Hospital Clinico Universitario San Carlos de Madrid 1 efe B7KnWv

Psoriasis, actualización médicamentos.

“Hablamos de nuevas moléculas, como los anticuerpos monoclonales dirigidos contra la IL-17A/F, la IL-36 o los inhibidores del JAK, ya sean para las formas comunes de la enfermedad o las menos frecuentes, como la psoriasis pustulosa”, subraya.

Entre los medicamentos sistémicos destacan: metotrexato, que provoca la inhibición de la síntesis del ADN, deteniendo la fase S de la división celular; ciclosporina, molécula por toma oral muy efectiva; acitretino, centrado en las psoriasis pustulosas, palmoplantar y eritrodérmica; apremilast, fármaco de segunda línea; y dimetilfumarato, el más antiguo, con una respuesta muy lenta y moderada eficacia.

Como fármacos biológicos se dispone de los anti-TNF (inhibidores del factor de necrosis tumoral): etanercept, infliximab, adalimumab, certolizumab y biosimilares.

Y también de los anti-IL23 (inhibidores de la interleucina 23): ustekinumab, guselkumab, tildrakizumab y risankizumab. Y los anti-IL17 y 17AR (inhibidores de la intelucina 17): secukinumab, ixekizumab, brodalumab y bimekizumab.

¿Y estas moléculas demuestran efectos adversos graves?

“Suelen ser medicamentos muy seguros, que nos permiten tratar de forma muy selectiva la enfermedad, la inflamación sistémica: prácticamente no se producen efectos adversos, más allá de generar algún tipo de infección respiratoria, como una faringitis”, aclara el Dr. Iglesias Puzas.

Psoriasis, actualización médicamentos.

Claves de la psoriasis, enfermedad de base sistémica

La psoriasis, enfermedad no infecciosa, se define por una inflamación sistémica, crónica y dermatológica: el sistema inmunológico provoca un crecimiento anormalmente rápido de las células de la piel.

Evoluciona clínicamente con brotes y remisiones periódicas, empeorando o mejorando el paciente de forma cíclica y asociándose a otras patologías concomitantes, especialmente artritis psoriásica.

La psoriasis, una patología de altísimo impacto psicoemocional, sobre todo en estadios moderados y graves, registra una incidencia de entre el 2 % y el 3 % de la población mundial (unos 125 millones de personas)… Alrededor de 1,1 millones de casos en España.

La mayoría de las personas con psoriasis (70 %) padece la forma leve, mientras que el nivel moderado alcanza un 20 % y un 10 % el estadio grave. Surge, básicamente, en dos horquillas de edad: entre 10-30 y 50-60 años.

La forma clínica más frecuente, un 90 % de casos, es la psoriasis vulgar, en placas o lesiones eritematosas, descamativas; pueden picar y producir dolor, incluso episodios de sangrado.

Estas placas, delimitadas, suelen estar localizadas a lo largo del cuerpo, aunque incidan más en las caras de extensión de los codos, rodillas y en la zona lumbosacra o parte baja de la espalda. También afecta al cuero cabelludo.

Existen otras formas clínicas de la psoriasis, como la inversa, manchas finas inflamadas en los pliegues de la piel de las mamas, ingle y glúteos; en gotas, más común en niños y adultos jóvenes, que se presenta a modo de manchas recubiertas por una escama fina.

También, ungueal, afectando a las uñas de las manos y los pies de manera específica o en el marco de una psoriasis más generalizada.

las dos formas clínicas más llamativas y estigmatizantes de la psoriasis son la pustulosa, generalmente palmoplantar, que se desarrolla con rapidez y forma ampollas de pus; y la psoriasis eritrodérmica, con muy pocos casos, que abarca casi toda la superficie de la piel con un sarpullido descamativo.

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Psoriasis en la zona de la cabeza (Fotografía de un maniquí medicalizado). EFE/GRB

¿Cuál es el origen de la psoriasis desde el punto de vista sistémico?

“La psoriasis es una enfermedad multifactorial, aunque realmente sea una predisposición del sistema inmunológico; es decir, muchos pacientes tienen un trasfondo genético propicio a esta patología”, aclara el dermatólogo del Clínico San Carlos.

“A la vez, cuando la genética se une a determinados factores (infecciones microbianas, climatología fría y seca, exposición al tabaquismo, alcoholismo, ciertos medicamentos o algunas enfermedades autoinmunes) nos encontraremos frente a posibles desencadenantes de la psoriasis”, completa.

¿Y las interleucinas, qué papel juegan en este proceso psoriásico?

“Son proteínas elaboradas por los leucocitos y otras células del organismo. Si estas proteínas, cuya función es la comunicación celular, se alteran, muchas veces median en la inflamación, situación que se produce en determinadas enfermedades inmunológicas”, explica.

En la psoriasis, las células que se emplean a fondo contra los microorganismos infecciosos atacan por error a las células sanas de la piel.

Los signos comunes de la psoriasis abarcan desde una erupción irregular leve, con escamas similares a la caspa, a erupciones por todo el cuerpo, que varían de color en función del tono cutáneo del paciente: violáceos en pieles morenas o negras y rojizos en pieles blancas.

Además, el paciente podrá observar su piel agrietada y seca, con posibilidad de sangrado, y podrá sentir picazón, ardor o irritación. Estas erupciones también podrán desaparecer después de pocas semanas o meses.

“En cualquier caso, existen pocos marcadores que puedan indicar la gravedad de la enfermedad o cómo va a progresar con el paso del tiempo. No disponemos de pruebas diagnósticas específcas”, señala.

¿Y cuál es el resultado de estos fármacos innovadores, el pronóstico para la mayoría de l@s pacientes?

“El pronóstico, afortunadamente, es muy bueno y efectivo para la gran mayoría de pacientes debido a que tenemos ya muchas opciones de tratamiento. Nada tiene que ver el abordaje de la psoriasis de hoy en día al que se realizaba hace quince años”, compara.

“No sólo podemos tratar cualquier manifestación de la enfermedad, sino que avanzamos hacia la vinculación directa del fármaco y el perfil de cada paciente; una medicina absolutamente personalizada”, atestigua.

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Por último, Dr. Iglesias Puzas, ¿qué consejo le ofrece a la población para que averigüemos con certeza si la enfermedad psoriásica ha dado su cara amarga en nuestra piel?

“Si una persona observa o siente algún síntoma extraño a nivel cutáneo siempre es preceptivo que solicite una consulta en Atención Primaria o en Dermatología, según la circunstancia. Diagnosticaremos la enfermedad y elegiremos el tratamiento más adecuado”, aconseja.

“Disponemos un arsenal de fármacos eficaces, capaces de blanquear, de mejorar las lesiones del paciente y de conseguir cada vez más tiempo sin la aparación de estas lesiones, con una tolerancia excepcional”, reitera y concluye el dermatólogo.

Lograr alcanzar el estado natural de la piel una vez que surge la psoriasis es tan importante como desarrollar y mantener la normalidad en la vida personal, familiar y social. Sólo así la psoriasis deja de ser estigmatizante.

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El diagnóstico tardío en mujeres: un desafío de salud

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El documento MIRADA, impulsado por Organon, compañía enfocada en mejorar la salud integral de las mujeres, expone las carencias del sistema sanitario actual con el objetivo de erradicar los sesgos de género que impactan de manera negativa en las mujeres y que se encuentran en la prevención, en el diagnóstico, en el tratamiento y en el seguimiento.

El proyecto ofrece recomendaciones y acciones que van desde la formación, sensibilización, investigación, guías y protocolos, hasta cómo optimizar los circuitos asistenciales y la coordinación multidisciplinar en los avances.

El doctor Manuel Anxo Blanco, director ejecutivo de asuntos públicos, acceso al mercado y comunicación de Organon, explica que, con esta iniciativa, pretenden impulsar un nuevo enfoque al modelo asistencial, buscando sensibilizar a los profesionales sanitarios acerca de las diferencias entre mujeres y hombres como paso necesario para lograr mejoras en su salud.

“Esperamos que este documento sirva para tener una nueva perspectiva acerca de la salud de las mujeres y que los profesionales sanitarios, las organizaciones académicas y asistenciales puedan trasladarla a su día a día, para generar así cambios reales para las mujeres, y por tanto para toda la sociedad”, indica el experto.

La diferencia entre hombres y mujeres en salud

La salud difiere entre mujeres y hombres debido a sus rasgos biológicos, pero también por diferencias en la exposición a factores de riesgo y en la atención sanitaria que reciben.

Indicadores como la percepción de la propia salud, la morbilidad, la mortalidad, el acceso a los recursos sanitarios y la vulnerabilidad a ciertas enfermedades se utilizan para medir estas desigualdades y son clave para una mejor prevención y tratamiento de patologías.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los determinantes de salud relacionados con el género como aquellas normas, expectativas y roles sociales establecidos para cada sexo que aumentan la tasa de exposición y la vulnerabilidad frente a riesgos para la salud, así como la protección frente a ellos.

Son uno de los principales condicionantes de las desigualdades en salud.

Además, el concepto de “sesgo sexo-género en la atención sanitaria” hace referencia a situaciones en las que, ante una misma necesidad sanitaria, se realiza un mayor esfuerzo diagnóstico o terapéutico en un sexo respecto al otro, pudiendo contribuir a desigualdades en salud entre mujeres y hombres.

En el documento se explica que las diferencias por sexo hacen referencia a diferencias biológicas ineludibles.

En cambio, las desigualdades de género se refieren a diferencias evitables entre hombres y mujeres.

Las enfermedades con retraso en el diagnóstico de las mujeres

En la actualidad, las mujeres sufren un retraso en el diagnóstico con respecto a los hombres en al menos 700 enfermedades.

  • Enfermedad coronaria: hay un infradiagnóstico, mayor mortalidad por infarto de miocardio, menos trasplantes cardíacos a pesar de mayor frecuencia como donantes y menos inclusión en ensayos clínicos.
  • EPOC, asma, otras alergias: Hay un mayor incremento del tabaquismo, así como el infradiagnóstico y comorbilidades como ansiedad.
  • Ictus Mayor: Hay un incremento del tabaquismo, infradiagnóstico, comorbilidades como ansiedad, falta de perspectiva de género.
  • Diabetes de tipo 2: Hay una ausencia o retraso en el diagnóstico, mayor carga de la enfermedad.
  • Enfermedad hepática crónica: Menos trasplantes renales, menos fístulas arteriovenosas, mayor probabilidad de errores en la diálisis.
  • Enfermedad de Alzhéimer: Mejor resultado en las pruebas de memoria verbal, ausencia o retraso en el diagnóstico, mayor carga de la enfermedad.
  • Gripe: Diferente exposición a cepas por causas sociolaborales, mayor reticencia a la vacunación.
  • Enfermedad renal crónica: Menos trasplantes renales, menos fístulas arteriovenosas, mayor probabilidad de errores en la diálisis.
  • Depresión: Diagnóstico más probable.
  • Migraña: Diferente comorbilidad, asociación a variaciones hormonales.
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Imagen del documento MIRADA, impulsado por Organon. Foto cedida

Necesidades según la etapa

Este trabajo se estructura en torno a las distintas etapas de la ruta asistencial (prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento).

A lo largo de ellas, se han identificado necesidades y se han formulado propuestas de acción.

Prevención

Existen diferencias genéticas, anatómicas y fisiológicas, y en consecuencia patológicas, entre las mujeres y los hombres:

  • Factores internos debido a diferencias biológicas como las hormonales, anatómicas, fisiológicas, inmunitarias, reproductivas o inflamatorias, entre otras, que determinan una distinta sensibilidad a ciertas enfermedades (enfermedades autoinmunes, diabetes gestacional, síndrome de ovario poliquístico, hipertensión en el embarazo, preeclampsia, cáncer de mama, trastornos inflamatorios, osteoporosis).
  • Exposición a factores de riesgo que afectan en distinto grado a mujeres y hombres (como el estilo de vida, la nutrición, el estrés o el tabaquismo).
  • Factores sociales con desigual repercusión por sexo: carga y rol familiar, condiciones laborales, entorno doméstico, clase social, raza, acceso a los servicios de salud, educación, violencia de género, violencia sexual, mayores exigencias físicas de juventud y belleza, etc.

Diagnóstico

Los protocolos diagnósticos pasan por alto las diferencias biológicas y desigualdades sociales entre las mujeres y los hombres.

Distintos estudios han revelado inequidades en función del sexo en todas las etapas diagnósticas, desde de anamnesis y la exploración física, hasta la solicitud de pruebas complementarias.

Algunas enfermedades de elevada prevalencia femenina se califican en primera instancia como “psicógénicas” o “funcionales” antes de recibir un diagnóstico preciso.

Considerar los síntomas de las mujeres como “atípicos” respecto a los de los hombres muestra el androcentrismo en la Medicina y la investigación.

Además, diversos estudios internacionales describen que es más frecuente en las mujeres recibir un diagnóstico erróneo que se modifica a posteriori.

Tratamiento

En primer lugar, la ausencia o retraso de un tratamiento adecuado depende de la demora en recibir el diagnóstico.

Tanto el acceso como la respuesta al tratamiento y la adherencia terapéutica pueden verse influidas por sesgos de género.

En el eje de los determinantes de las desigualdades en salud de la OMS se encuentran la edad, el género, la etnia, la clase social y la ubicación.

La combinación con factores como la edad y la clase social o pobreza pueden agravar la brecha de género en salud.

Seguimiento

En el documento se indica que durante el seguimiento, si bien las mujeres suelen ser más receptivas al apoyo, presentan dificultades para asistir a citas regulares debido a circunstancias como el cuidado de familiares, la dependencia económica o la falta de autonomía en la toma de decisiones.

Las mujeres siguen solicitando casi el 90 % de las excedencias laborales por cuidado de hijos y el 80 % cuando se trata de cuidar de familiares en situación de dependencia.

Además, según se avanza en edad, existen por una parte necesidades físicas distintas entre las mujeres y los hombres, con patrones diferentes para unas y otros en cada momento; y, por otra, distintas necesidades sociales de género.

Las mujeres y los hombres van siguiendo, en cada etapa, unos patrones de comportamiento basados en un modelo social, de forma que las condiciones de vida a las que se enfrentan también se modifican con el tiempo y no de igual forma.

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Imagen de la web de Organon. Foto cedida.

Recomendaciones

El documento ofrece una serie de recomendaciones y propuestas de acción que cubren distintos aspectos del proceso asistencial:

  • Formación de los profesionales sanitarios, desde la universidad a la formación continuada pasando por la formación MIR.
  • Sensibilización de la sociedad a través de campañas de comunicación.
  • Investigación que incluya la perspectiva de la interacción entre el sexo y el género.
  • Guías y protocolos adaptados a las necesidades de sexo y género que aborden de manera equitativa las diferencias en diversas patologías.
  • Optimización de los circuitos asistenciales y la coordinación multidisciplinar en la consecución de objetivos con perspectiva de género.
  • Establecimiento de mecanismos para el seguimiento y la medición de los avances.

Conclusiones

El dossier de Organon explica que la realidad y las evidencias científicas obligan a seguir trabajando en trasladar la interacción sexo/género al ámbito sanitario.

Una salud dotada de visión de género puede contribuir a corregir imprecisiones en la atención sanitaria, y por lo tanto, a mejorar la práctica médica, además de hacer equitativo el proceso asistencial entre mujeres y hombres, añade.

La entrada El diagnóstico tardío en mujeres: un desafío de salud se publicó primero en EFE Salud.

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