El lanugo es el nombre que recibe el fino vello que aparece en los fetos y en algunos bebés después del parto.
Este vello, que es temporal, cumple la función de proteger la piel del bebé. Además, ayuda a mantener la temperatura corporal, ya que aún no tiene suficiente grasa subcutánea para conservar el calor, según la Clínica Universidad de Navarra.
El lanugo generalmente desaparece hacia el final del embarazo o en los primeros días tras el nacimiento del bebé. Los que nacen con lanugo no requieren cuidados especiales para su piel.
Diferencia entre lanugo y cabello
El lanugo es un vello fino, débil y de corta duración. Por otro lado, el cabello que crece en las cejas y las pestañas se llama cabello terminal, ya que es más largo, grueso y fuerte, y no se cae, ayudando a proteger al bebé, según la citada clínica.
Además, algunos bebés pueden tener vello en el cuerpo debido a medicaciones, pero esto no es un problema y desaparece en pocos días.
En algunas personas que padecen anorexia, se puede observar la aparición de lanugo como respuesta a la falta de grasa subcutánea.
Bebé prematuro en el Hospital Peterfy Sandor de Budapest, Hungría. EPA/ZOLTAN BALOGH HUNGARY OUT
Preguntas frecuentes
¿Para qué sirve el lanugo?
La principal función del lanugo es proteger la piel del feto o bebé, además de ayudar a mantener su temperatura, ya que aún no tiene suficiente grasa para conservar el calor.
¿Debo hacer algo si mi bebé tiene lanugo?
No es necesario hacer nada. Este vello fino se caerá por sí solo con el tiempo. Cualquier roce también facilitará su caída, por lo que no hay de qué preocuparse.
¿Solo aparece en los bebés prematuros?
No, el lanugo comienza a formarse alrededor de la semana 13 del embarazo, y para la semana 20, el feto está completamente cubierto por él. Aunque todos los fetos tienen, los bebés prematuros tienden a tener más al nacer, pero este vello desaparecerá rápidamente. También es posible que algunos bebés nacidos a término presenten algo de vello no desprendido durante la gestación.
¿Por qué mi bebé tiene más vello que otros al nacer?
Si tu bebé nace con vello oscuro, es probable que sea lanugo. Este vello desaparecerá a medida que el bebé crezca y se desarrolle, según la Clínica Universidad de Navarra.
“Este tipo de contratiempos, inherentes a la propia cirugía, es más común de lo que se suele imaginar cuando hablamos de intervenciones quirúrgicas donde se aumentan, se reducen, se levantan o se reconstruyen los pechos de las mujeres”, destaca el cirujano plástico.
Cabe recordar que una mama de aspecto normal, de tamaño variable, simétrica a la vista de su par y ubicada sobre el músculo pectoral mayor, tendrá distribuido su tejido interno o el implante mamario, en su caso, con predominio en el polo inferior.
Su forma será redondeada y se visualizará una distancia adecuada entre la estructura de la areola-pezón y el surco submamario (límite inferior de la mama), manteniéndose idealmente por encima de la altura de este surco, que tiene una naturaleza ligamentosa.
Un implante mamario deberá recomponer el aspecto estético jovial de los senos de la mujer, minimizando el efecto del envejecimiento sobre los tejidos internos que sujetan cada mama… Al igual que pueda suceder en los casos de mamas tuberosas.
Tanto la asimetría de las mamas como su decaimiento, el tamaño reducido o un exceso mamario puden ser desencadenantes de cierta inestabilidad emocional en las mujeres, lo que a su vez podrá interferir en las relaciones de pareja.
El Dr. José María Pedraza Abad responde a todas las cuestiones y dudas que EFEsalud plantea en una entrevista con el interés informativo centrado en aquellas mujeres que decidieron realizarse una mamoplastia y el resultado no llegó a ser totalmente satisfactorio, en este caso por malposición del implante mamario.
¡ATENCIÓN!, el reportaje audiovisual y fotográfico puede afectar a su sensibilidad.
¿Qué motiva a las mujeres a pasar de nuevo por el quirófano para reajustar el resultado insatisfactorio de una mamoplastia?
Las causas son muy variadas, desde un resultado insatisfactorio en la primera intervención hasta el decaimiento propio de las mamas con el paso de los años, causas que requerirán una nueva puesta a punto a nivel estético.
Lo habitual es que estas pacientes que se someten a una segunda operación busquen el mismo resultado de la primera cirugía: estar a gusto consigo mismas en el presente y a largo plazo, siempre conservando su morfología natural.
Doctor Pedraza, ¿qué indicaciones comunes tenemos en estas cirugías secundarias o de revisión?
Grosso modo, problemas con los implantes mamarios, como la malposición o la contractura capsular, un mal desarrollo de los tejidos blandos y la evolución negativa de las cicatrices postoperatorias.
Las estadísticas nos dicen que más de un 10 % de las pacientes necesitarán una cirugía de revisión.
Doctor, ¿estos datos señalan mala praxis o simplemente problemas inherentes a cualquier cirugía?
Son casos debidos a circunstancias propias de la cirugía, que siempre conlleva riesgos y pueden manifestarse con alguna evolución insatisfactoria a largo plazo, lo que nos hace intervenir de nuevo implementado soluciones reparadoras. La mala praxis es muy infrecuente, rara.
Doctor Pedraza, ¿cómo se encuentran estas mujeres desde el punto de vista físico y psicológico antes de esta cirugía de rectificación?
Su situación emocional es muy variable, aunque es verdad que las mujeres que han sufrido consecuencias más serias después de una primera cirugía viven su día a día con mucha ansiedad y acuden a nosotros buscando una solución definitiva.
Debemos encauzar estos sentimientos, su insatisfacción, su nerviosismo y su estrés para ofrecerles una cirugía en un contexto de expectativas realistas con el fin de que se sientan contentas tras el resultado de esta segunda operación.
Doctor Pedraza, ¿qué técnicas quirurgicas se utilizan para corregir estos problemas secundarios a una cirugía de mama con implantes?
Las técnicas que empleamos están íntimamente relacionadas con el problema o problemas que hayan surgido en la primera intervención, una mamoplastia.
Si el problema ha sido un rechazo a los implantes, llevaremos a cabo una extirpación de la cápsula y un recambio del implante.
Si el problema es la malposición de los implantes, podemos mantener el mismo implante o cambiarlo tras reajustar el bolsillo mamario.
Si el problema se diagnostica en los tejidos blandos internos, que han cedido con el paso del tiempo, podrá ser necesario reconfigurarlos, reducirlos o cambiarlos de posición para obtener una forma satisfactoria de la mama.
Si el problema se constatara en las cicatrices resultantes de la cirugía primaria, ya sea por su mala evolución o por su localización inadecuada, habrá que rehacerlas con el fin de minorar significativamente su visualización antiestética.
Doctor Pedraza, ¿este tipo de cirugías reparadoras son más sencillas o más complejas que la cirugía primaria?
Por regla general, en todas las intervenciones quirúrgicas, ya sea en cirugía de mama o cualquier otra que hagamos en el cuerpo humano, la cirugía secundaria suele ser más compleja que la cirugía primaria.
La segunda operación presenta desafíos adicionales por el estado de los tejidos, las acciones quirúrgicas que se hayan realizado sobre la zona tratada o por las cicatrices resultantes de la primera operación.
Podríamos decir que si una cirugía primaria tiene una dificultad de entre 5 y 7 puntos, una secundaria tendrá una dificultad mayor, entre 8 y 10.
Doctor Pedraza, ¿cómo se procede en una cirugía de malposición de implantes?
Si el implante se ha desplazado de su lugar, primero debemos decidir dónde se recolocará el mismo implante, salvo que la paciente decida implantarse unas nuevas prótesis o no quede otro remedio por deterioro funcional de las prótesis extraídas.
A continuación, medimos, marcamos y delimitamos la zona quirúrgica con un rotulador médico estéril para fijar la colocación del reimplante mamario, es decir, el lugar exacto donde estará la prótesis al final de la intervención.
Es importante hacer este marcaje con la paciente despierta y en bipedestación (de pie) para determinar el sitio correcto, aunque a posteriori se confirmen las marcas en la mesa de operaciones.
Doctor Pedraza, la mujer siempre estará informada y de acuerdo con todas las decisiones estéticas de la cirugía de mama, ¿verdad?
Sí, claro. Durante la consulta preoperatoria hemos simulado con la paciente todos los escenarios posibles, especialmente dónde van a quedar las mamas y cuál será el resultado esperable de la intervención.
Además, habremos ofrecido la posibilidad de cambiar los implantes: los puede elegir de otro tamaño y con texturas lisas o rugosas (protector del relleno) para modificar a su gusto el resultado de esta segunda oportunidad quirúrgica.
Doctor Pedraza, ¿qué se observa en el espacio interior de la mama durante la cirugía de malposición?
Una vez que hemos retirado el implante, observamos que la prótesis mamaria disponía de un espacio excesivo, la causa de la malposición. Nuestro objetivo será reducir dicho espacio o bolsa mamaria.
Esta reducción del bolsillo se efectúa por medio de dos técnicas. En primer lugar, quemando la cápsula interior para que se forme una cicatriz gruesa. En segundo lugar, suturamos por dentro los tejidos de la cápsula formando una especie de anillo a base de puntos.
Conseguiremos así que el bolsillo quede significativamente reducido y en la posición que deseamos, en este caso más arriba y más hacia el centro que la posición previa de partida.
Doctor Pedraza, ¿pero cuál puede ser el origen de esta malposición de la mama?
Generalmente, el origen del desplazamiento puede deberse a un peso excesivo del implante mamario (prótesis), a una disección desproporcionada del bolsillo o a una falta de resistencia de los tejidos internos de la zona mamaria.
Con esta segunda cirugía aportamos resistencia adicional a los tejidos para que resulte mucho más difícil que la prótesis se desplace de su espacio ideal en la mama.
Doctor Pedraza, ¿además de bien posicionado, cómo se asegura que la prótesis permanecerá fija en su nuevo bolsillo?
Tras la cirugía y antes de suturar las heridas, es importante cumplir los objetivos previstos en relación a las medidas y el marcaje: comparamos la posición definitiva de las dos mamas por separado y su visión de conjunto, puesto que toda la operación está basada en los deseos íntimos, estéticos y psicológicos de la paciente.
Doctor Pedraza, ¿y cuál es el resultado habitual de este tipo de cirugías de rectificación, revisión o secundarias?
El resultado final depende de que hayamos ejecutado de forma adecuada la planficación previa y el proceso de la cirugía. Cabe afirmar que las mujeres quedan bastante satisfechas tras su paso por la Clínica Imema, donde resolvemos mamoplastias fallidas por causas diversas.
Doctor Pedraza, dada su enorme experiencia en cirugía plástica, ¿cómo ve a estas mujeres tras la operación?
La evolución de las pacientes desde el antes al después suele ser espectacular. Las pacientes recuperan su autoestima y, de paso, la confianza en la cirugía plástica.
Quiero subrayar, en este sentido, que son mujeres que acuden a nuestra consulta envueltas en un mar de dudas y reproches hacia la medicina, puesto que sufrieron en el pasado una primera intervención en la que no obtuvieron el resultado óptimo que esperaban.
Doctor Pedraza, por último, ¿qué mensaje dirige de forma específica a las mujeres que tienen dudas sobre los diferentes tipos de mamoplastias?
Es fundamental que las mujeres se informen y asesoren con profesionales especialistas debidamente cualificados antes de tomar la decisión inequívoca y voluntaria de practicarse cualquier tipo de cirugía plástica en sus mamas.
Si tienen dudas sobre el resultado de la intervención quirúrgica tienen que acudir siempre a sus médic@s de referencia. Y si necesitan o desean una segunda o tercera opinión, son muy libres de hacerlo sin que haya condicionamientos de ninguna clase.
Entrevista de Gregorio del Rosario, periodista de la Agencia EFE, al Dr. José María Pedraza Abad, cirujano plástico de la Clínica IMEMA, con el foco puesto en la felicidad de las mujeres, objetivo del Videoblog de Tricología y Estética.
Con motivo del Día Mundial del Párkinson, 11 de abril, en EFEsalud hemos hablado con expertos de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) para indagar cuándo, cómo y por qué puede aparecer esta enfermedad en la infancia o en la adolescencia y sus diferencias con respecto a la que tienen los adultos.
Las cifras
En adultos, el párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en el mundo tras el alzhéimer y, según las estimaciones ofrecidas por la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España hay unas 200.000 personas afectadas. Cada año se diagnostican unos 10.000 casos nuevos.
Del párkinson infantil se desconoce la incidencia en España. En el mundo, se sitúa en torno a los 0,8 casos por 100.000, según subraya la neuróloga pediátrica del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona y miembro de la SENEP Belén Pérez.
ángel Medina G.
¿Cómo se manifiesta?
Puede afectar desde a un recién nacido a menores en edad escolar y a adolescentes y puede a empezar a dar señales en cualquier momento.
Entre los síntomas del párkinson en la infancia se encuentran la falta de movimientos espontáneos, de expresividad en la cara, hipotonía -disminución anormal del tono muscular- y el retraso en el desarrollo, es decir, que comiencen a sentarse o andar tarde, por ejemplo.
En el adulto también los movimientos son lentos, hay temblor en reposo y rigidez del cuerpo, pero es frecuente que todos esos síntomas se produzcan a la vez. “En el niño no es así, suele ser un parkinsonismo incompleto”, señala el neurólogo infantil del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y miembro de SENEP Juan Darío Ortigoza.
Otros síntomas
Hay otros “síntomas de alarma” que deben hacer sospechar, como la presencia de un temblor en las manos del bebé o movimientos oculares extraños, también que a lo largo del día fluctúe la clínica, es decir, que aparezcan las señales en un momento del día, pero luego desaparezcan.
EFE/Rodrigo Jiménez
Cuando la enfermedad se manifiesta en edad escolar o en la adolescencia se caracteriza porque el menor “empieza a ser más torpe” en el movimiento, sufre más tropiezos, caídas, en general dificultades motrices que hace que sea menos autónomo.
Belén Pérez, que forma parte del Grupo de Trabajo de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), asegura que los síntomas como son “tan inespecíficos” suelen provocar un retraso en el diagnóstico del párkinson infantil “y también muchos errores”.
“El hecho de que un bebé se mueva poco y tenga pocos movimientos a veces puede hacer pensar, por ejemplo, en otras enfermedades del músculo”, abunda.
¿Por qué?
Las causas por las que aparece el párkinson en la infancia o la adolescencia son diferentes a las de los adultos, que se caracterizan por la reducción gradual de la capacidad del cerebro para producir dopamina, un neurotransmisor que controla aspectos como el movimiento y el equilibrio.
Además, en adultos es una enfermedad esporádica, no genética (solo en el 5 o 10 % de los casos lo es), cuyo principal factor de riesgo es la edad, mientras que en menores el origen sí es genético.
El neurólogo infantil Juan Darío Ortigoza . Foto cedida
En este sentido, el neurólogo del Sant Joan de Déu, quien también forma parte del Grupo de Trabajo de Trastornos del Movimiento de la SENEP, señala que siempre va acompañada de otra patología, además del párkinson.
“Esta es otra diferencia que hay con el adulto, que el parkinsonismo en niños rara vez viene aislado, o sea, es muy poco probable que solo tenga signos de esa enfermedad”, incide Ortigoza.
Suelen ser enfermedades “muy raras” como las que provocan defectos en los neurotransmisores, que, por ejemplo, en el Sant Joan de Déu, que es hospital de referencia para este tipo de patologías, suele haber uno o dos pacientes al año, afirma el neurólogo infantil.
La maquinaria de la dopamina no funciona
Si en el adulto lo que ocurre es que la neurona muere, en los menores esa “maquinaria” que produce la neurona, que es la dopamina, está estropeada por un defecto genético y en esos casos es “crucial” empezar el tratamiento cuanto antes, porque puede evitar una discapacidad al menor.
La neuróloga pediátrica Belén Pérez. Foto cedida
“En la infancia es muy difícil de detectar, porque los síntomas se solapan y confunden, entonces puede ser que al médico le cueste identificar la enfermedad y que además lo diagnostique de otra cosa que sea mucho más común y que no tenga tratamiento como una parálisis cerebral y entonces queda mal diagnosticado y no recibe el tratamiento apropiado”, incide la neuróloga.
Pero hay otras enfermedades que conviven con el párkinson que no debutan tan pronto, no son del neurodesarrollo sino que son mitocondriales o lisosomales, entre otras, y que causan que las neuronas dejen de funcionar bien y empiecen “a morirse”.
En este caso, la medicación con dopamina, que sí se administra cuando el motivo es la no producción de este neurotransmisor, empieza a no funcionar, con lo que hay que pautar una terapia personalizada y son los mismos fármacos que se utilizan en los adultos pero en distintas dosis.
Cuando la causa no es genética
Puede darse el caso también, aunque es lo menos frecuente, que el párkinson en la infancia y la adolescencia esté causado por una enfermedad bacteriana o viral sobrevenida.
“Lo más frecuente es el enterovirus 71 (el que causa el denominado ´boca-mano-pie’). Y de bacterias hay una que se llama micoplasma que da síntomas como cuadro catarral o bronquitis y a veces puede afectar al sistema nervioso central y producir síntomas de parkinsonismo”, afirma el neurólogo de la SENEP.
Y no hay un perfil determinado de menor al que le pueda afectar, sino que es totalmente aleatorio.
Campaña por el Día Mundial
Por otra parte, la Federación Española de Párkinson ha lanzado un vídeo con motivo del Día Mundial que ahonda en que “detrás de cada persona con párkinson hay un estigma que eliminar”.
“No des nada por sentado”, señala la Federación al final del vídeo.
A continuación, repasamos cuales son las causas, los síntomas y el tratamiento para los dedos del pie en garra.
Síntomas de los dedos en garra
Según la Clínica Doctor Iborra, el síntoma más común de los dedos en garra o en martillo es la aparición de helomas, conocidos popularmente como callos, acompañados de dolor. Este malestar se debe a la fricción y presión constante contra el calzado.
Otro signo habitual es la retracción de los dedos del pie, lo que reduce su apoyo en el suelo y genera dolor en la cabeza del metatarsiano correspondiente.
Esta condición ocurre porque, al elevarse el dedo, el peso no se distribuye correctamente en el antepié, lo que provoca hiperqueratosis (engrosamiento de la piel o callos) y un dolor intenso, según la clínica citada.
Causas de los dedos en garra
Los dedos en garra o en martillo (hammer toe, en inglés) pueden ser consecuencia de factores biomecánicos, congénitos, adquiridos o neurológicos. Entre las causas más frecuentes, la Clínica Doctor Iborra destaca:
Pie equino funcional (incapacidad de apoyar correctamente el talón)
Alteraciones en la fórmula metatarsal (longitud anormal de los metatarsianos)
Uso inadecuado de calzado
Las deformidades adquiridas de los dedos en garra pueden clasificarse en dos tipos:
Estáticas: Relacionadas principalmente con el uso de calzado inadecuado.
Dinámicas: Provocadas por desequilibrios musculares y alteraciones biomecánicas, que pueden dividirse en tres patrones etiológicos según su origen.
EFE/EPA/Patrick B. Kraemer
Prevención de los dedos en garra
Para prevenir esta deformidad, la Clínica Doctor Iborra recomienda usar un calzado adecuado, con puntera ancha y sin tacones altos, para evitar la presión excesiva sobre los dedos.
El uso de plantillas ortopédicas y ortesis de silicona puede ayudar a corregir la postura y reducir el roce con el calzado. Además, realizar ejercicios como recoger objetos con los dedos o estirarlos regularmente fortalece la musculatura del pie.
Las revisiones podológicas periódicas permiten detectar problemas a tiempo y aplicar tratamientos preventivos. En personas con diabetes o artritis, un control médico adecuado es clave para minimizar el impacto en los pies, según la Clínica Doctor Iborra.