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Ciencia y Salud

Fumar y cáncer de vejiga, con datos y razones

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cáncer de vejiga

“Y a nivel general en España, el hábito tabáquico es el responsable de un 40 ó 50 % de todas las neoplasias vesicales o tumores malignos en la vejiga, aquellos cánceres que se desarrollan en el epitelio interior del tracto urinario”, informa la jefa de Urología del HUFJD.

“El cáncer de vejiga, quebradero de cabeza en urología, no es un cáncer muy conocido por la mayoría de la población; y sin embargo es un tumor mucho más frecuente de lo que a veces nos transmiten las estadísticas o los medios de comunicación”, añade.

La vejiga, que tiene forma de globo y se aloja en la parte inferior del abdomen, es un músculo detrusor, liso membranoso, que se hincha o desinfla en función del contenido de orina procedente de lo riñones.

La vejiga almacena alrededor de 500 mililitros de orina en el caso de las mujeres y de 700 ml en los hombres. Las personas producen entre un 1,5 y 1,7 litros de orina cada día.

La función de la vejiga es dinámica: los músculos esfínteres se abren y cierran para vaciar o retener el paso de la orina hacia la uretra, conexión corporal con el exterior.

“Su pared muscular permite a la vejiga adecuarse y agrandarse para almacenar la orina, y contraerse para vaciar la orina, producto final del todo el metabolismo celular“, subraya la Dra. González Enguita.

Más de 60 productos carcinógenos contenidos en los cigarrillos son absorbidos y eliminados por la orina afectando en gran medida a las células de la pared de nuestra vía urinaria.

El cáncer de vejiga se presenta cuando las células de esta pared urotelial comienzan a multiplicarse de forma descontrolada.

Más del 90 % de los cánceres de vejiga que se diagnostican son carcinomas uroteliales, de células de transición (CCT) puros o CCT mezclados con otros tipos histológicos, habitualmente, carcinomas de células escamosas (CCE), adenocarcinomas o de ambas tipologías.

Otro 3 ó 4 % de los casos son CCE puros, que afectan con más del doble de probabilidad a las mujeres.

Daño urotelial por los agentes cancerígenos del humo de la combustión del tabaco.

Frente al cáncer de vejiga, MPOWER

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha impulsado desde los inicios del siglo XXI políticas preventivas para el control del tabaquismo (CMCT) y una estrategia denomina «MPOWER» que se define con seis medidas de acción frente al hábito tabáquico:

  • Vigilar el consumo de tabaco y las medidas de prevención.
  • Proteger a la población del humo de tabaco.
  • Ofrecer ayuda para el abandono del tabaco.
  • Advertir de los peligros del tabaco.
  • Hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
  • Aumentar los impuestos al tabaco.

En España, en 2005, se estableció la norma de Medidas Sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, lo que restringía el consumo de tabaco en todos los centros de trabajo y otros lugares públicos.

Supuso un avance considerable en el control del tabaco y tuvo un impacto positivo en la salud pública.

En 2011 entró en vigor la Ley Antitabaco, por la cual se vetó también el consumo tabáquico en los locales de ocio cerrados, incluyendo los espacios dedicados a la hostelería (restaurantes, bares, discotecas, bingos y casinos), sin distinción entre espacios de fumadores y libres de humo.

Quedaba prohibido, además, fumar a las puertas de hospitales, colegios y zonas o parques de recreo.

En abril de este año se aprobó el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 con el fin de reducir la mortalidad, la enfermedad y la discapacidad por tabaquismo, 

El objetivo se centra en reducir el consumo de tabaco hasta lograr una generación libre de humo tabáquico.

“Aún así, y sin menospreciar los resultados positivos en cuanto a las cifras de cáncer de pulmón y otras enfermedades relacionadas con el tabaco, los datos no son tan concluyentes como esperábamos en la incidencia y prevalencia en cáncer de vejiga”, señala la uróloga.

“Quizá no hemos dejado de fumar con la relevancia que se presumía o no ha pasado el tiempo suficiente, tras el abandono tabáquico, como para haber conseguido disminuir los índices del riesgo”, añade.

cáncer vejiga.

Más datos esclarecedores en cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga es un tumor característico en países desarrollados e industrializados. La incidencia es tres veces mayor en países de altos recursos comparado con los que tiene escasos o bajos recursos.

Donde más incidencia se observa es en América del Norte, Europa y oeste de Asia.

El cáncer de vejiga ocupa el noveno puesto en cuanto al número de diagnósticos de cáncer a nivel mundial y suele ser la 13ª causa de muerte por cáncer cada año.

En España, se posiciona como el quinto tumor más frecuente en ambos sexos, siendo mucho más frecuente en hombres, con una proporción de tres casos por cada uno de la mujer; aunque será más agresivo en ellas cuando se presenta.

Además, es la séptima causa de fallecimiento en varones.

Cáncer de vejiga.
Fuente, Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

La disminución del riesgo en exfumadores demuestra la importancia de abandonar el hábito tabáquico para reducir las posibilidades de desarrollar esta neoplasia mortal.

Las personas fumadoras tienen un riesgo 3,47 superior de padecer cáncer de vejiga en comparación con las que nunca fumaron. El riesgo de los exfumadores es el doble respecto a las personas que no fuman.

El riesgo aumenta con la edad, más acentuadamente a partir de los 50 años. La media de edad al diagnóstico se encuentra en torno a los 70 años.

Con todo, sólo conocemos una pequeña parte de las causas que generan este tipo de cáncer.

“En la comunidad científica existe desde hace muchos años alta preocupación ante el desconocimiento de otros factores de riesgo”, dice la Dra. González Enguita.

“De hecho, no podemos identificar a tiempo los síntomas de alerta y no conseguimos un diagnóstico precoz, algo fundamental para un buen pronóstico y lograr, incluso, la curación del paciente”, resalta.

Riesgos y detonantes del cáncer por hábitos de vida.
Fuente, Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

La literatura científica reporta otros factores de riesgo que podrían estar relacionados con el cáncer de vejiga, si bien se consideran poco habituales y/o poco frecuentes en nuestro medio.

Se estima que un porcentaje de estos tumores podrían deberse al hecho de que el individuo sea portador de serotipos de alto riesgo del virus del papiloma humano (VPH).

La presencia de un genotipo de acetilación lenta de aminas aromáticas (NAT2) se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer de vejiga, de tal manera que estos pacientes podrían ser más vulnerables al cáncer de vejiga.

Por lo tanto, el desarrollo de cáncer de vejiga no depende solo de la exposición a carcinógenos, sino también de la susceptibilidad individual a los mismos.

La exposición a radioterapia (RADT) de la pelvis durante el tratamiento de otros cánceres próximos a la vejiga (cérvix, útero, linfoma no Hodgkin, testículo y cáncer de próstata) pueden desarrollar cáncer de vejiga pasados diez años, especialmente si el paciente es de edad avanzada.

La exposición a fármacos como la ciclofosfamida (quimioterapia).

La inflamación vesical crónica por distintos motivos (sondaje, litiasis, vejiga neurógena, enfermedades de transmisión sexual, etc.) se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de vejiga comparado con el resto de la población.

Cáncer de vejiga derivado de la esquistosomiasis, infección parasitaria más frecuente después del paludismo, producida por gusanos platelmintos, que tiene mayor incidencia en ciertas regiones de América Latina y África.

La presencia de antecedentes familiares de cáncer de vejiga aumente el riesgo de desarrollar la enfermedad en otros miembros de la misma familia, aunque el diagnóstico en pacientes menores de 60 años debería considerarse con especial atención.

Cáncer de vejiga por enfermedad laboral.
Tres mineros del pozo de San José en Turón (Asturias), julio de 1966. EFE

El cáncer de vejiga como enfermedad laboral

Fue en el siglo XIX cuando se estableció por primera vez la relación entre el cáncer vesical y ciertas sustancias químicas de las que se rodeaban algunas profesiones.

Se trata de sustancias químicas de uso industrial, como el alquitrán, ciertos metales (aluminio), colorantes, tintes, pinturas, gomas, cuero, caucho, etc., pero también el humo y el hollín.

Hablamos de trabajadores industriales, mineros, pintores, maquinistas… Incluso profesionales de la peluquería.

Un estudio señala que una exposición importante al riesgo podría incrementar hasta doscientas veces el riesgo de muerte por cáncer, entre ellos los de vejiga.

El riesgo de muerte por cáncer de vejiga parece permanecer elevado durante más de 30 años desde el cese de la exposición laboral.

Ya en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII se había detectado que muchos de estos trabajadores presentaban úlceras en los testículos, que resultó ser cáncer de escroto.

Era común ver a niños y adolescentes limpiando chimeneas: su tamaño facilitaba el acceso y realizaban parte de sus tareas semidesnudos para evitar quedarse enganchados por la ropa en el interior del estrecho conducto.

Numerosos estudios posteriores demostraron que además del cáncer de escroto, los deshollinadores presentaban mayor riesgo de otros cánceres, como pulmón, esófago y vejiga.

Fachada principal del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid

Síntomas y diagnóstico del cáncer de vejiga

“Desgraciadamente, no disponemos de estudios de imagen o marcadores tumorales para poder adelantarnos a lo que pueda estar pasando en la vejiga”, dice la Dra. Carmen González Enguita, uróloga y cirujana.

Quizá, en aquellas personas con mayor riesgo, como las que fuman, cualquier alerta miccional debe llevarles inmediatamente a la consulta del especialista.

“Muchas veces digo que el problema en la vejiga se manifiesta por un susto, dado que, repentinamente, el paciente comienza a orinar de color rojizo, es decir, orina con fluido sanguíneo”, comenta.

Y curiosamente, esta orina sanguinolenta, incluso con coágulos, no les lleva al médico, sino a callarse por miedo.

“Silencio de días y días que muchas veces retrasa el diagnóstico. A veces, vemos tumores muy avanzados porque el paciente ocultó, sin decírselo a nadie, este episodio de hematuria“, descifra.

Tanto es así que, en ocasiones, las personas con las que convive en su hogar, pareja o familia, descubren manchas oscuras, restos, en el inodoro… Y saltan las alarmas.

Si la micción se acompaña de coágulos puede ser dificultosa y dolorosa, con posibilidad de interrupción; en ocasiones imposible, situación que le conducirá a Urgencias hospitalarias.

Puntualmente, el estudio urológico del paciente comenzará ante síntomas irritativos al orinar: escozor, ardor, aumento de la frecuencia y urgencia miccional.

De forma extraordinaria, el cáncer de vejiga se identificará por la determinación de hematuria microscópica en un análisis de orina. Este tipo de estudio se lleva a cabo en personas de riesgo conocido, como fumadores y fumadoras.

Dibujo de un tracto urinario, donde los uréteres parten desde los riñones y llegan a la vejiga.

Después de una entrevista con el paciente y tras realizar una correcta historia clínica (anamnesis), se requiere la información de una ecografía abdominal, que incluya riñones y vejiga, y de una cistoscopia para visualizar un posible crecimiento anómalo en la pared vesical que pueda estar ocupando el interior de la bolsa urinaria.

La cistoscopia es un procedimiento de visualización directa del interior de la vejiga a través de un cistoscopio de longitud adecuada (instrumento flexible, delgado, en forma de tubo), para recorrer la uretra y alcanzar la vejiga.

Este dispositivo se acompaña de luz y flujo de agua (suero fisiológico) que va abriendo los espacios que recorre. En el extremo final también lleva una cámara de televisión. Las imágenes se observan en una pantalla.

El diagnóstico del cáncer de vejiga se complementa con analíticas de sangre y orina, aunque no existen marcadores tumorales identificables a día de hoy.

La citología de orina es un estudio microscópico que realiza el patólogo (citopatólogo). Examina las células de la muestra de orina buscando anomalías con el fin de detectar células precancerosas o cancerosas.

Algunos estudios moleculares en orina aportan información sobre casos con sospecha de tumor de urotelio no identificado o intentan resolver datos con significado incierto de la citología de orina.

Del diagnóstico al tratamiento de la neoplasia vesical

Con toda la información disponible, el paciente se somete a una exploración bajo anestesia (EBA) en el quirófano, es decir, a una exploración endoscópica de la vejiga para la realización de una RTU (resección transuretral) del tumor.

Este procedimiento tiene la doble función: diagnóstico (las muestras de la resección se envian a anatomopatología para su estudio miscroscópico) y tratamiento, puesto que la uróloga extirpa el crecimiento tumoral que ha surgido anómalamente en la pared de la vejiga.

Tras la resección, en las horas posteriores a la intervención, y según las características macroscópicas del tumor, se procede a la instilacion endovesical, gota a gota, de un fármaco quimioterápico (mitomicina C/epirubicina/otros farmacos). Es la denominada Instilacion Endovesical Postquirúrgica.

“Es muy importante realizar una correcta y radical RTU-V (Resección Transuretral de Vejiga): no podemos dejarnos nada de la enfermedad en el grosor de la pared vesical sin resecar. Una insuficiente ejecución quirúrgica puede ser motivo de que el resto del tumor no extirpado siga creciendo”, subraya la cirujana.

“En ocasiones es necesario realizar una RTU en dos tiempos. Son casos de tumores grandes o que presentan dificultades que impiden abordarlo en su totalidad en una sola cirugía”, completa.

El tumor de vejiga es una enfermedad que obliga al paciente y al uróloga a desarrollar un seguimiento riguroso, disciplinado y muy cercano durante muchos años.

Inhalación del vapeador.

Características anatomopatológicas y extensión del tumor

El diagnóstico anatamopatológico del tipo de tumor identificado, así como la extensión del mismo van a ser determinante para saber cómo proceder a continuación, establecer el seguimiento, indicar otros tratamientos adyuvantes (complementarios y preventivos) y establecer un pronóstico evolutivo.

Con otras palabras, el grado y el estadio en el momento del diagnóstico del cancer de vejiga, y en cada momento de la enfermedad, tienen consecuencias pronósticas y terapéuticas de gran importancia.

El pronóstico de l@s pacientes y la elección de los tratamientos dependen de la malignidad y el grado o estadio del tumor.

Los tipos histológicos de células no transicionales son más agresivos y tienen un comportamiento muy maligno. Son menos receptivos a los tratamientos farmacológicos adyuvantes.

Según la extensión de la pared vesical afectada se identifican dos grandes grupos de cánceres de vejiga:

CVNMI (carcinomas de vejiga no músculo infiltrantes): estarán afectadas exclusivamente las zonas más superficiales de la pared vesical

CVMI (carcinomas de vejiga músculo infiltrantes): habrán invadido la pared vesical en profundidad.

Los CVNMI completarán su tratamiento con un programa de medicación intravesical (instilaciones) con determinados fármacos de quimiterapia (QMT) o inmunoterapia.

Los CVMI precisarán de tratamientos radicales: los pacientes tendrán que someterse a la extirpación de la vejiga (cistectomia) habitualmente precedidos por un fase de QMT IV Neoadyuvante.

Los carcinomas de vejiga no músculo infiltrantes tienen, generalmente, un pronóstico más favorable: su tasa de supervivencia a los cinco años del tratamiento es alta, alrededor del 80-90 %.

Hay que saber, sin embrago, que es alta la probabilidad de recurrencia… Y además de forma aleatoria y caprichosa.

Es decir, la recurrencia es común y el riesgo de progresión a un cáncer de veijga músculo infiltrante (CVMI) es una preocupación. 

Factores como el tamaño del tumor, el número de tumores y la presencia de carcinoma in situ (CIS) pueden influir en el pronóstico.

Los carcinomas de vejiga músculo infiltrantes tienen un pronóstico más reservado. La tasa de supervivencia a los cinco años es menor, alrededor del 50-60 %.

La invasión del músculo de la vejiga aumenta el riesgo de metástasis y recurrencia. El tratamiento suele ser más agresivo, incluyendo la cistectomía, la quimiterapia o la radioterapia.

Finalmente, señalar que la enfermedad del cáncer de vejiga puede saltarse los limites anatómicos de la vejiga, provocando una enfermedad loco-regional avanzada o a distancia.

“Se crean metástasis en otros órganos y el tratamiento subsiguiente estará centrado en la quimioterapia IV, en inmunoterapia o terapias dirigidas, que en la actualidad están en desarrollo y ya en muchos casos en la práctica clínica”, avanza la uróloga.

La radioterapia en cáncer de vejiga puede ayudar a aliviar síntomas y a controlar la progresión en casos específicos.

Con inmunoterapia se ayuda al sistema inmunológico a reconocer y atacar a las células cancerosas.

las terapias dirigidas son aún poco conocidas. Están siendo investigadas y utilizadas en ciertos casos de cáncer de vejiga avanzado.

Cáncer de vejiga.

Cuatro consejos de la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid; recomendaciones cuyo éxito dependen del paciente, sea hombre o mujer:

Evite los factores de riesgo en cáncer de vejiga relacionados y conocidos, especialmente el hábito tabáquico.

Mantenga una adecuada salud urológica: ingesta abundante de líquidos (1,5 litros de agua/día) y una micción frecuente y adecuada. Ayudamos así a eliminar sustancias “toxicas” que pudiesen estar en la orina y que tengan riesgo potencial de producir daño físico/químico o molecular de las células de la pared vesical.

Acuda al urólog@ ante cualquier síntoma que detecte como sospechoso o inquietante. El objetivo de los exámenes de detección es la identificación temprana del cáncer de vejiga, antes de que invada el músculo cuando la terapéutica va a ser más invasiva y el pronóstico mucho peor.

Si ya ha sido diagnosticado y tratado de un cáncer de vejiga, no olvide ser riguroso y estricto en el cumplimiento de los controles evolutivos o de seguimiento.

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Sexo después de los 40, sin presión y con deseo

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«La idea de que la sexualidad tiene fecha de caducidad es uno de los grandes mitos con los que hemos crecido muchísimas mujeres, por eso quiero subrayar que el deseo y el placer sexual ni se apagan ni desaparecen a partir de los 40 años», dice alto y claro Lisbeth Calzadilla Meré.

«De hecho, el sexo a partir de esta edad puede ser más satisfactorio, consciente y disfrutado», destaca la sexóloga, sex coach y periodista.

«Y quiero recalcar que nuestra sexualidad no desaparece con la edad, simplemente se transforma: descubrimos una nueva versión de nosotras mismas para vivir el sexo y disfrutarlo con mayor libertad».

Cuando las mujeres llegan a los 40 empiezan a notar cambios relevantes en su cuerpo.

«Ya no es igual, las prioridades no son las mismas y las ganas de intimar también varían. Todos estos cambios, propios de la edad, se ven condicionados, además, por una clave física y biológica: la perimenopausia«, indica Lisbeth Meré.

«Durante esta fase podemos sentir menos deseo, experimentar resequedad vaginal, molestias en las relaciones sexuales, sentir que el cuerpo ya no responde como antes. Pero no es el fin de la vida sexual. Es el inicio de una nueva forma de vivir más conectada con el cuerpo y con el deseo», apunta.

Así que quiero compartir con vosotras, y con ellos, algunas claves para disfrutar de la sexualidad después de cumplir los 40, una edad absolutamente maravillosa:

  • Escucha a tu cuerpo sin juicios previos, ya sean leves o sumarísimos: no será el de antes, pero sigue siendo un cuerpo erótico y deseante.
  • Prioriza lo que sí te da placer: redescubre tu cuerpo y lo que te erotiza hoy.
  • Explora otras formas de erotismo: caricias, besos, estimulación compartida o múltiples juegos.
  • Habla con tu pareja (si la tienes) y exprésale cómo te sientes.
  • Apóyate en recursos como lubricantes, hidratantes vaginales, juguetes y cosmética erótica… todo lo que te haga sentir mejor, vale.
Sexo después de los 40.

Lisbeth, ¿qué tengo que hacer si después de los 40 he perdido mi deseo sexual?, pregunta Guadalupe.

Sí, perder cierto nivel en el deseo sexual es frecuente y generalizado en las mujeres, sobre todo cumplidos los 40 años de edad.

Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor del 40% de las mujeres de mediana edad reportan cambios en su vida sexual durante esta etapa de su vida.

Es normal que el deseo sexual se modifique por el paso del tiempo, las emociones, el contexto o por la mismísima relación de pareja.

Lo importante es no desconectarte de ti y entender que el deseo no desaparece, sólo necesita otro tipo de estimulación, acompañamiento y exploración para un renovado despertar.

La sexualidad después de los 40 no es menos valiosa, es simplemente distinta. Más libre, más auténtica, más conectada con el deseo real y con lo que de verdad importa: sentirnos vivas.

Los cambios que atravesamos no son el final, sino una evolución. El cuerpo cambia, sí, pero el placer sigue presente porque no tiene fecha de caducidad.

Pero recuerda, el sexo siempre debe ser libre, sano y seguro tanto para las mujeres como para los hombres.

La sexóloga, sex coach y periodista, Lisbeth Calzadilla Meré, forma parte del equipo Sexperimentando que dirige la psicosexóloga Nayara Malnero, terapeuta experta en relaciones de pareja.

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Adolescentes frente a las ITS: Las reinfecciones asintomáticas están propagando el contagio

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La gonorrea y la clamidia son dos de las infecciones de transmisión sexual (ITS) al alza entre los adolescentes que, ni usan el preservativo, ni saben dónde acudir para hacerse pruebas porque el sistema de salud tampoco se lo pone fácil. Un riesgo latente, también en otros colectivos, son las reinfecciones que se vuelven asintomáticas, lo que provoca mayor propagación.

Teresa Martínez Burgoa trata todos los días distintos casos de ITS en su consulta del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico San Carlos de Madrid donde recibe a los pacientes con una caja llena de preservativos sobre la mesa.

En un entrevista con EFE SALUD, esta enfermera, con 25 años de experiencia, sobre todo en VIH, analiza la situación de la adolescencia en un momento en el que el inicio de las relaciones sexuales es cada vez más temprano, entre los 13 y 15 años, y el panorama sexual está cambiando: “Están totalmente perdidos”.

El último informe «Vigilancia Epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)” del Instituto de Salud Carlos III destaca el crecimiento de ITS en los menores de 25 años, que representaron en 2024 el 35,7 % de los casos de clamidia y el 22,8 % de los de gonorrea y, en general, con mayor afectación en hombres que en mujeres.

“Hay más hombres porque es el colectivo homosexual masculino el que se hace pruebas, pero los heterosexuales nunca se chequean, sobre todo las mujeres”, puntualiza la sanitaria, que también destaca la sífilis como otra de las infecciones que afecta a los más jóvenes.

Y es en las mujeres, especialmente, donde la gonorrea o la clamidia cursa de forma asintomática, al no tener síntomas esas bacterias no se combaten con antibióticos y al no tratarse, además de facilitar el contagio, “puede derivar en infertilidad”.

Martínez Burgoa subraya que uno de los riesgos actuales son las reinfecciones sucesivas que favorecen una transmisión silenciosa: “Hay adolescentes y adultos que tienen tantas ITS que al final ya no hay síntomas, el cuerpo ya no lo detecta como algo extraño, por eso también se propagan tan fácil. O te chequeas cada cierto tiempo si eres sexualmente activo o la bacteria ahí la tienes”.

Y entre las posibles consecuencias, la que mayor problemas causa es la sífilis “porque si no se trata esa bacteria puede llegar al cerebro y hacer la neurosífilis y eso ya es mucho más grave”.

El preservativo, ni lo usan

Para la enfermera, los adolescentes conocen el sexo porque tiene información a través de internet pero “hay un descontrol absoluto con respecto a las relaciones sexuales qué tienen, cómo las tienen y las infecciones que conllevan. Están completamente perdidos”.

Pero a la vez cree, sobre todo en colectivos más mayores, que “se ha perdido el miedo a las infecciones sexuales, saben que hay algunos tratamientos y que de eso no se va a morir nadie”.

Considera que los preservativos deberían ser gratuitos y accesibles para los menores, deberían poder ir a un centro sanitario y cogerlos sin dar explicaciones.

Y si el uso del preservativo es infrecuente, mucho más en el sexo oral. Desconocen que todas las ITS, menos el VIH, además de por vía vaginal y anal, también se contagian por vía oral.

“En estos meses solo veo gonorreas en la faringe. Con un morreo un poco intenso ya lo vas a transmitir. Y el síntoma que da la gonorrea es un dolor de garganta”, pone de ejemplo.

Insiste: “Cuando la gente piensa en sexo, piensa en penetración. Hay mucha desinformación, compartir juguetes sexuales, por ejemplo, también ha provocado un pico de incidencia en hepatitis C”.

¿Dónde acudir?

Teresa Martínez Burgoa pone el foco en un grupo vulnerable, los preadolescentes de 12 a 15 años. “No saben dónde acudir en caso de tener una infección, es que no tienen dónde ir” porque necesitan el consentimiento paterno y lo descartan por miedo o vergüenza.

“El pediatra no es la solución, siempre van acompañados de sus padres”, señala la doctora que menciona las clínicas privadas para hacerse pruebas (pero los adolescentes necesitan el permiso de un adulto y tienen que pagar); los centros especializados en ITS Sandoval, de la Comunidad de Madrid, en la capital; además de los servicios de urgencias de los hospitales.

“El sistema sanitario tiene que dar una respuesta a todo esto. No podemos permitir que siga esta incidencia de infecciones de transmisión sexual exponencialmente creciente y no hagamos nada”, lamenta.

Y propone, como idea, que en los centros de salud haya una consulta de enfermedades infecciosas donde orientar, prevenir y poder tratar las ITS, entre otros, a los adolescentes, o pone el ejemplo de los “checkpoint” londinenses donde no tienes que facilitar los datos, tan solo recoger un kit de pruebas para hacer en casa y llevar las pruebas para resultados con un número asignado.

adolescentes ITS
Teresa Martínez Burgoa, enfermera del Servicio de Enfermedades Infecciosas, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. EFE/María Abad

El papel de la familia

Además de este limbo sanitario para los preadolescentes, otro de los problemas es la falta de educación sexual.

En los colegios, asegura, no hay una educación sexual estructurada. Cuando se imparte, suele centrarse en lo biológico, no en la prevención de ITS o en los circuitos asistenciales.

En familia, hablar de sexualidad continúa siendo un tabú: “A los adolescentes no les gusta contárselo todo a sus padres, y los padres olvidan cómo eran ellos a los 14 años”, pero propone que, al menos, tengan a mano preservativos en casa, que sepan que son la barrera contra las ITS.

“Hay muchos tipos de familia y hay algunas que el preservativo tampoco lo ven, como tampoco ven que sus hijos o hijas menores puedan tener relaciones sexuales”, argumenta.

Y comenta que en los servicios de urgencias reciben niñas de 12 y 13 años, algunas víctimas de sumisión química y con ITS y embarazos no deseados.

Su consejo para los padres: “Decidles que queremos protegerlos o darles toda la información para que se protejan ellos. Déjales preservativos, déjales notas, diles dónde acudir si algo pasa. Aunque no hablen, escuchan. Y necesitan saber que tienen opciones y que nadie les va a juzgar”.

La pornografía y nuevas prácticas sexuales

Las principales referencias sexuales de los adolescentes son algunos programas de televisión, los realities, donde no se muestra el uso del preservativo ni las consecuencias que trae, y también la pornografía, a la que acceden fácilmente por internet y que también normaliza prácticas sexuales, muchas veces colectivas, sin protección.

Los hábitos sexuales también han cambiado. Relaciones y prácticas antes consideradas poco habituales –sexo anal, tríos, relaciones grupales, chemsex– son hoy más comunes entre los jóvenes.

Por eso, considera que todos los ámbitos sanitarios, como ginecólogos o pediatras, tienen que ampliar su visión médica de los pacientes para contemplar otras prácticas sexuales menos convencionales.

Y también anima al Ministerio de Sanidad y a las comunidades autónomas a “ser valientes” y promover campañas de prevención, como se hizo en el año 1990 con la del uso del preservativo “Póntelo, pónselo”, e insistir una y otra vez como se hacía durante la pandemia con las campañas de protección frente al coronavirus.

Teresa Martínez Burgoa, desde el Hospital Clínico San Carlos, lanza un mensaje claro para todas las personas sexualmente activas, de cualquier edad y colectivo: “Chequéate, chequéate y chequéate, tanto si no tienes pareja como si la tienes. Al menos una vez al año, chequéate”.

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Ciencia y Salud

Donar órganos tras la eutanasia, Ana lo hizo y fue un bálsamo en medio de tanto dolor

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Cuando pidió la eutanasia con 27 años, Ana tenía muy claro que quería que sus órganos dieran una segunda oportunidad a otra persona; ver su sueño cumplido y saber que su corazón iba a volver a latir en otro cuerpo «fue un bálsamo en medio de tanto dolor» para sus padres, Puri y Salva.

La ley que materializó el derecho a morir dignamente en España en 2021 ha sido el «gran consuelo» que han tenido durante los últimos años estos padres, cuya historia ha cerrado el XX Encuentro de Profesionales de la Comunicación y Coordinadores de Trasplantes, promovido por la Organización Nacional de Transplantes (ONT).

Querrían haberla contado en esta cita, pero han tenido que hacerlo mediante un vídeo desde Luxor, donde Puri se recupera de un problema de salud que la ha retenido en un hospital más de un mes. Fueron a Egipto porque era otro de los deseos de su hija, aunque éste no pudo cumplirlo.

Ana nació con espina bífida, que con los años se fue complicando hasta tener una «hidrocefalia bestial». Cuando no pudo más de los dolores, y sabiendo que aquello la iba a matar por asfixia sin remedio, decidió pedir la eutanasia.

«Una de las cosas que nos dijo es que, cuando ella falleciera, quería donar sus órganos. Lo dijo así de claro: ‘Ya que a mí no me van a servir, por lo menos que puedan darle la oportunidad a alguien para que pueda tener una vida que yo no voy a tener’», rememora su madre.

eutanasia órganos
Ana, de 27 años, donó sus órganos tras la eutanasia. En la fotografía cedida posa con sus padres Puri y Salva. Organización Nacional de Transplantes (ONT). EFE/Organización Nacional de Transplantes (ONT)

Los pasos hacia la eutanasia

Su cirujano objetó, así que reclamó su derecho a los servicios médicos del hospital. Hasta que llegó el visto bueno y luego hasta que llegó el día, Ana, que «tenía un carácter muy alegre, muy expansivo, muy abierto, era muy graciosa», no abandonó su vida social.

Puri reconoce que «a cualquier padre le cuesta mucho dejar ir a sus hijos», pero ellos tenían «muy claro que tus hijos no son de tu propiedad. Ella era mayor de edad, tenía derecho a decidir por ella misma, era su cuerpo, era su sufrimiento».

Los dos se rompían cuando ella decía que si no le concedían su derecho, se suicidaría, algo que intentó alguna vez. «Yo le decía: ‘Por el amor de Dios, no nos hagas eso, no quiero levantarme una mañana, entrar a tu habitación y encontrar que te has muerto sola, con dolor’».

Pero se lo concedieron.

En un primer momento, solicitó una prórroga, porque coincidía con las navidades, y quería pasar las últimas con sus padres.

Mes y medio después, llegó el día de verdad. En el camino de la habitación al quirófano, Ana no hacía más que dar las gracias a los profesionales del hospital. Incluso ya dentro, sedada, antes de recibir la medicación que tanto ansiaba, se espabiló y dio un último mensaje al equipo: «Hoy vais a conseguir que yo cumpla mi sueño desde pequeña, pero siento el trabajo que os voy a dar».

El agradecimiento por la donación

A Salva hay algo que nunca se le olvidará: el sonido de la muerte de su hija, el paso del pitido intermitente del compás de los latidos de Ana al «piiiiiiiiii» continuo que jamás se le irá de la cabeza. «Es horrible».

Dos meses después, volvió un «pi-pi-pi»: una persona anónima les agradecía el corazón de Ana, al que se comprometía a cuidar para siempre. «Estoy vivo por eso», garantiza Salva.

«Fue balsámico», añade Puri. Y así quisieron transmitírselo al coordinador de trasplantes del hospital Gregorio Marañón, Braulio de la Calle, y a todo su equipo, en una carta de agradecimiento que el doctor ha leído en el encuentro de la ONT.

En ella, relataban: «Cuando nos llamaron ese día para decirnos que habían finalizado y nos informaron de que había podido donar, todo fue como un bálsamo en medio de tanto dolor».

Y concluían: «Gracias al comportamiento de todos, Ana pudo marcharse en paz y cumpliendo un deseo vital para ella. Estamos orgullosos de esta sanidad que permite y realiza tamaña proeza técnica y humana».

El 13 % donan órganos tras la eutanasia

Con la llegada de la ley del derecho a morir dignamente en 2021, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) puso en marcha la donación de órganos tras la eutanasia, algo que por ahora solo han conseguido hacer el 13 por ciento de los fallecidos.

«Enorme el porcentaje no es», y es que muchos no pueden donar «por contraindicaciones médicas» derivadas sobre todo de patologías oncológicas, ha explicado la directora general del organismo, Beatriz Domínguez-Gil, durante el XX Encuentro de Profesionales de la Comunicación y Coordinadores de Trasplantes.

Según el Ministerio de Sanidad, desde que entró en vigor la ley en junio de 2021 y hasta el cierre de 2023, 1.515 personas han solicitado la eutanasia, que ha sido concedida a un total de 697.

La ONT tiene más actualizados sus cálculos, hasta el 31 de diciembre de 2024; en este tiempo, 154 personas han dado sus órganos tras fallecer por eutanasia, con lo que facilitaron que otras 442 recibieran un trasplante.

Domínguez-Gil ha dejado bien claro que, desde que instauró la donación tras la eutanasia, no es la ONT la que la busca, de hecho rechazó que se hiciera referencia alguna en la ley. «Son los propios pacientes los que vienen a solicitarla», ha subrayado.

La entrada Donar órganos tras la eutanasia, Ana lo hizo y fue un bálsamo en medio de tanto dolor se publicó primero en EFE Salud.

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