Ciencia y Salud
Estas son las 8 pautas que los neumólogos aconsejan para mejorar la calidad del sueño
Más de la mitad de los españoles duerme menos de lo recomendado, casi la mitad duerme mal y un tercio se despierta sin haber descansado bien. A estos datos se suma que uno de cada cuatro menores tampoco descansa adecuadamente. Ante la degradación del sueño, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) presenta un plan para mejorar el descanso en todas las etapas de la vida.
Según manifiesta la entidad en nota de prensa, la degradación del sueño, que incluye dormir pocas horas, un sueño fragmentado, horarios irregulares o un desajuste circadiano, tiene importantes implicaciones en la salud pública.
“Estudios demuestran que dormir menos de seis horas diarias aumenta el riesgo de enfermedad coronaria y mortalidad”, expresa Alejandra Roncero, neumóloga y directora de investigación en sueño de SEPAR.
“El insomnio duplica el riesgo de depresión, mayor deterioro cognitivo e incluso demencia en décadas posteriores. La falta de sueño multiplica por cuatro las infecciones respiratorias”, añade.
A este panorama se suma la elevada medicalización: un 13% de la población entre 15 y 64 años consumió benzodiacepinas en 2024, con riesgos como dependencia y deterioro cognitivo.
La apnea del sueño: un diagnóstico que crece cada año
Dentro de los Trastornos Respiratorios del Sueño (TRS), la Apnea Obstructiva del Sueño (AOS) es la más frecuente y ocupa la mitad de las consultas.
Aunque 600.000 personas reciben actualmente tratamiento, se estima que dos millones padecen esta enfermedad, que crece un 10 % anualmente en diagnósticos.

La buena noticia es la eficacia del tratamiento con la CPAP, la presión positiva continua en la vía aérea.
Según destaca el doctor Pedro Landete, coordinador del área de sueño, el uso de la CPAP durante cuatro horas o más por la noche reduce la hipertensión, los eventos cardiovasculares, la glucosa en diabéticos e incluso la mortalidad.
8 puntos clave
En el marco del Año SEPAR de los Trastornos Respiratorios del Sueño (2025-2026), la entidad ha elaborado la “Estrategia de Salud del Sueño SEPAR”, que busca prevenir, diagnosticar y tratar el mal dormir.
“Queremos no solo acompañar al paciente que ya tiene síntomas, sino también involucrar a toda la población, animándole a incluir en su vida hábitos de sueño saludables”, indica el doctor Carlos Egea, coordinador del proyecto.
Las medidas de la estrategia son:
- Concienciación a la población de la importancia del sueño en colegios, universidades, centros de salud y residencias.
- Mejorar hábitos laborales y familiares mediante horarios que respeten los ritmos circadianos e impulsar el teletrabajo.
- Apoyo a la investigación científica sobre el sueño y trastornos respiratorios del sueño.
- Herramientas y formación para detectar precozmente los TRS, especialmente AOS, en Atención Primaria.
- Fomentar alternativas terapéuticas sin fármacos para el insomnio, como TCC-I (Terapia Cognitivo-Conductual para el Insomnio).
- Programas de educación sobre el uso de dispositivos antes de dormir en jóvenes y adultos.
- Certificaciones de bienestar en edificios, con estándares de luz, temperatura y ruido,
- Creación de entornos urbanos saludables, con regulación de iluminación nocturna y ruido en zonas residenciales.
SEPAR sostiene que la adopción de esta estrategia podría tener un impacto significativo en la calidad de vida de la población. “Solo con la implicación de todos podremos descansar y reducir el mal dormir y sus consecuencias”, concluye el doctor Egea.
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Ciencia y Salud
¿Tomar fármacos contra la obesidad sin hacer dieta ni ejercicio? Un error con consecuencias
Intentar bajar de peso con los fármacos contra la obesidad y la diabetes, los análogos de la GLP-1, pero sin hacer dieta ni ejercicio físico, “es una equivocación total” que puede tener consecuencias, como efecto rebote o, incluso, pérdida severa de masa y fuerza muscular, advierte Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona.
“Me he encontrado con muchas personas que quieren bajar de peso sin hacer ningún esfuerzo, sin cuidarse, sin hacer ejercicio, sin tener que hacer dieta. Esto es una equivocación total”, asegura en una entrevista con EFE Salud.
El catedrático e investigador celebra la llegada de estos fármacos contra la diabetes y la obesidad (los popularmente conocidos Ozempic o Mounjaro) convencido de que van a ayudar a muchas personas, pero considera que “se está haciendo un uso irracional” de estos medicamentos.
“No está indicado tomar el fármaco sin dieta y sin ejercicio físico”, insiste el también director del programa de Nutrición del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad (CIBERobn).
“Primero hay que probar si se puede alcanzar un peso normal a través de dieta y de ejercicio y después tener la autorización de los fármacos, pero siempre con la base de la dieta y el ejercicio físico”, explica.
Y advierte: “El problema con los análogos de la GLP-1 es que a muchos les dan nauseas, les quitan el hambre y eso va muy bien para bajar de peso, pero si no cuidas la dieta, si haces dietas deficitarias, una de las posibles consecuencias de este tipo de fármacos es que pueden producir sarcopenia, pérdida de masa y fuerza muscular, en personas con obesidad y en mayores”.
Pero también otra de las consecuencias es el denominado, efecto rebote: “Cuando una persona toma un fármaco sin hacer ejercicio ni dieta, baja de peso y es entonces cuando lo deja de tomar y se produce un efecto yo-yo”, recupera los kilos perdidos.

La dieta mediterránea, la mejor opción
La dieta mediterránea es el patrón de alimentación que más evidencia científica demuestra en el control de la obesidad y puede ser la más indicada para complementar este tratamiento con fármacos antiobesidad.
“Dependiendo de la restricción calórica que produce el fármaco, puede ser la dieta mediterránea suplementada con otras proteínas, vitaminas y minerales” para evitar deficiencias.
Al margen de estos fármacos, aunque hay diferentes estrategias nutricionales para combatir la obesidad, la dieta mediterránea es la que ocupa el primer lugar, como se ha constatado en la reciente reunión nacional de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) celebrada en Toledo en la que participó Jordi Salas-Salvadó.
“La adherencia a una dieta mediterránea ligeramente hipocalórica, acompañada de actividad física es la mejor estrategia para bajar peso en una persona con sobrepeso u obesidad”, asegura.
En su opinión, “hay diferentes formas de comer saludable pero la que más evidencia científica reúne es la dieta mediterránea” y quedan demostrados sus beneficios en el control de peso y de la diabetes tipo 2 y en la reducción de los factores de riesgo cardiovasculares y de cáncer de mama.
Y así lo han probado dos estudios principales el Predimed 1 y Predimed Plus, los que albergan mayor número de pacientes y recorrido en el tiempo, y tras ser comparada con otras dietas, como la nórdica o la vegetariana.

La base de nuestra alimentación
Esta dieta, a base de frutas, verduras, legumbres, pescado, frutos secos y aceite de oliva, no solo es una herramienta contra la obesidad y otras enfermedades sino que debe ser el patrón de alimentación, como lo era en los años 60 en España.
La adherencia a esta dieta mediterránea se valora por una escala tipo de 14 puntos y, según el profesor, refleja que las personas a partir de los 55 años, sobre todo las mujeres, y con un nivel cultural y económico más alto “son más conscientes de que deben alimentarse mejor y que deben hacer ejercicio”.
La educación en hábitos saludables en los niños es fundamental, pero no solo en las escuelas, también en casa porque, reconoce, “los adultos tampoco damos ejemplo”.
“Vivimos en un mundo de prisas, estamos abandonando la cocina clásica y se ha triplicado el consumo de procesados en las últimas dos décadas. Y esto es la industria. Pero es que la industria hace lo que demanda el consumidor”, afirma.
Y advierte que a través de la epigenética se sabe que si los padres comen mal, esto se transmite a los hijos mediante cambios en la metilación de los genes y en estudios con ratas se ha observado que «pasa con tres, cuatro y cinco camadas”, apunta.
“Somos responsables -subraya- de lo que va a pasar en los próximos años y, además, con el problema añadido que estamos destruyendo el planeta por culpa de este sistema alimentario que tenemos”.
El ayuno intermitente
Jordi Salas-Salvadó participó hace más de un año en una revisión bibliográfica, publicada en la revista British Journal of Medicine, sobre los estudios relativos al ayuno intermitente y su eficacia para la pérdida de peso y para los factores de riesgo cardiovasculares.
Comparado el ayuno intermitente con una dieta hipocalórica tradicional, “solo encontramos que esta dieta en días alternos tenía un pequeño beneficio” a corto plazo, porque a largo plazo no hay estudios en obesidad.
“Y yo he visto muchos estudios a corto plazo que luego a largo plazo no se reproducen, por ejemplo las dietas muy hipocalóricas que se hacían hace unos años con líquidos o sustitutos de comida”, añade.
Por tanto, respecto a la efectividad en la pérdida de peso a largo plazo “con lo único que tenemos evidencia es con la dieta mediterránea ligeramente hipocalórica”, que es eficaz y segura, concluye el catedrático de la Universidad Rovira y Virgili.
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Ciencia y Salud
¿Podrá la IA predecir brotes psicóticos? Este proyecto quiere colocar la tecnología en el día a día del psicólogo
La Inteligencia Artificial (IA) está cambiando la manera de trabajar en el ámbito clínico, y obviamente, también, en el campo de la psicología. ¿Podrá ser una herramienta para anticipar problemas de salud mental como brotes psicóticos? El proyecto “Psicología que transforma” pretende responder desde la evidencia científica a las oportunidades y desafíos que presenta la rapidísima evolución de las nuevas tecnologías.
El Colegio Oficial de Psicología de Madrid acogió esta semana la presentación de una iniciativa que se ha propuesto convertir la evolución científica y tecnológica en práctica diaria de los y las profesionales. A partir de la consideración de que existe una brecha entre los avances y la realidad rutinaria de la sociedad, cuatro especialistas analizarán otros tantos ámbitos para ayudar al sector, a la administración y a la ciudadanía.
El impacto de la IA en la salud mental, la resolución de conflictos en una sociedad cada vez más polarizada, el desmontaje de prejuicios sobre la discapacidad y las consecuencias que situaciones de desigualdad provocan en las mujeres serán los territorios que examinará este nuevo proyecto. Lucía Halty, Noelía Morán, Paula Pérez y María Fe Rodríguez, respectivamente, serán las profesionales que pilotarán dichos análisis.
La IA: influencia negativa… Y positiva
La doctora en psicología Lucía Halty, durante la presentación del proyecto, destacó la rapidez con la que avanza la tecnología, en el campo clínico en concreto y en el campo psicológico aún más en concreto. «Nos ha pasado por encima tres o cuatro veces», afirmó al tiempo que destacaba: «El cambio, a nuestra profesión, está afectando muchísimo».
A su juicio, la psicología ha de tomar la delantera. Es posible porque «el año pasado, los tres primeros usos mundiales de ChatGPT estaban relacionados con contenido psicológico», sostuvo. Consecuencia, según su criterio: «Ya se está generando suficiente evidencia científica como para poder liderar ese cambio».
Aunque «la tecnología no es inocua», añadió Halty, y genera una vertiente negativa, como precisamente el uso de herramientas de IA como consultorios emocionales, también genera otra positiva.

«Como toda moneda, tiene su reverso. Y entonces lo digital también tiene un impacto positivo que puede influir mucho en nuestra salud mental; hay mucha investigación que ya está relacionando cómo poder predecir que alguien vaya a tener un brote psicótico con un tiempo de antelación, con lo que implica eso en la labor asistencial. Eso hay que valorarlo», profundizó.
Halty, que dirige la cátedra de innovación y salud mental digital en la Universidad Pontificia de Comillas, subrayó la importancia de forjar “alianzas con otros actores”, mirar más allá de la psicología y establecer acuerdos con legisladores, tecnólogos e ingenieros que crean estas aplicaciones para trabajar conjuntamente y tomar decisiones basadas en evidencia.
Por ello, “es fundamental que los profesionales dejemos de ver la tecnología como miedo”, aseguró.
Riesgos y oportunidades
El proyecto presenta un “marco dual”, donde se analiza tanto el impacto negativo como el positivo de la Inteligencia Artificial, sus riesgos y sus oportunidades.
- Riesgos: desinformación, dependencia digital, brecha digital, uso de herramientas no válidas, sustitución de la interacción humana…
- Oportunidades: mejora en el acceso a los recursos, optimización de tiempos, personalización de intervenciones, detección precoz…
La decana del Colegio de Psicología de Madrid, Timanfaya Hernández, en el acto, recalcó la necesidad de que psicología, ciencia y tecnología vayan de la mano. «Unidad entre lo académico y lo profesional, entre administración pública, colegios profesionales, sociedades, cuerpos de seguridad», describió.
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Ciencia y Salud
Los tóxicos que nos ponemos encima: los disruptores endocrinos también pueden estar en la ropa
La ropa que nos ponemos puede tener sustancias que perjudican nuestra salud y si bien no es la principal fuente de exposición a tóxicos con los que convivimos día a día, están ahí. Para minimizar los riesgos con ciertos materiales y tintes, los expertos insisten en la necesidad de lavar la ropa nueva antes de estrenarla.
Ftalatos, perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) o metales pesados, como el cromo, son algunas de las sustancias que se pueden encontrar en determinadas prendas de ropa, que a largo plazo pueden dañar la salud por la alteración del sistema endocrino y generar patologías de riñón, tiroides y hasta tumores.
Los daños a la salud
La investigadora del IS Global Nuria Güil explica a EFE Salud que los PFAS son una familia de más de 10.000 compuestos que se caracterizan por tener una cadena de carbón que les hacen ser impermeables. Se utilizan mucho en «una cantidad infinita» de materiales que, en el caso de la ropa, incluyen los abrigos que repelen el agua, pero también la ropa de deporte.
También los «tejidos mágicos» que no se manchan suelen llevar componentes perfluorados.
«Se acumulan en sangre y en algunos órganos durante muchos años. Algunos pueden estar hasta 20 años. Se unen en la sangre a la albúmina y van transportando las sustancias por nuestro cuerpo, tienden acumularse, sobre todo en el hígado, riñones y tiroides», afirma Güil.

Y se han asociado a algunas patologías como el hipertiroidismo o el hipotiroidismo porque penetran en los mecanismos biológicos de la regulación de las hormonas.
«También con ciertos tipos de cánceres, y son compuestos que, por ejemplo, durante el embarazo cruzan la placenta y digamos que ya en la vida fetal hay una exposición y puede alterar la programación fetal. Se ha relacionado mucho con el bajo peso al nacer en los en los recién nacidos», explica la investigadora del ISGlobal.
Y hay estudios que relacionan estos químicos con una peor repuesta del sistema inmunitario, al reducir la eficacia de las vacunas, pero también con enfermedades relacionadas con el hígado graso, con una subida del colesterol y de la presión arterial.
Es cierto que, aclara la investigadora, la ropa no es la principal y más grave exposición que hay a tóxicos, sino es a través de los alimentos y del aire que respiramos. También por el contacto dérmico, pero no es lo mismo una crema con disruptores endocrinos que una chaqueta que los contenga, por ejemplo.
La infancia, la más vulnerable
Los niños son la población más vulnerable, advierte Güil.
En el mismo sentido se pronuncia, en conversación con EFE Salud, la profesora de Investigación Ad Honorem del Instituto de Salud Carlos III, Argelia Castaño, quien cita un estudio de la Universidad de Granada sobre tóxicos en ropa de bebé, en concreto, los calcetines, que contienen restos de bisfenol-A y parabenos.
Ambos productos son tóxicos y alteran la actividad hormonal provocando graves enfermedades tanto en etapa infantil como en adultos.
En concreto, el estudio comprobó la presencia del componente plástico bisfenol-A y de parabenos, concentraciones que en las prendas más baratas eran de un máximo de 3.736 nanogramos de bisfenol-A por gramo de calcetín, una cantidad casi 25 veces superior a la encontrada en el resto.

Los parabenos se encontraron en la totalidad de los calcetines estudiados, pero en concentraciones medias inferiores al bisfenol-A.
Este alto contenido en tóxicos han provocado que los calcetines tengan hormona femenina y antagonicen con las masculinas.
Recordaba el estudio que el espectro de enfermedades asociadas a la exposición a disruptores endocrinos es amplio: déficit de atención e hiperactividad, alteraciones genitourinarias, desarrollo sexual secundario prematuro y obesidad en los niños; mientras que en los adultos desde hipotiroidismo, a infertilidad, diabetes y cáncer.
Más estudios
Por otra parte, Greenpeace publicó el pasado mes de noviembre un informe sobre un gigante asiático de venta por internet en el que analizó en un laboratorio independiente 56 prendas de ropa de ocho países.
Siete chaquetas contenían niveles de PFAS en una concentración que superaba en hasta 3.300 veces el valor permitido de estos químicos, potencialmente cancerígenos y dañinos para la salud. Catorce productos superaban los límites para ftalatos -que pueden afectar la fertilidad y el desarrollo de los niños-, seis de estos multiplicándolos por cien o más.
Castaño afirma que hay muchos productos que contienen una mezcla de sustancias que puede ser que de forma individual sean inocuas porque se usan por debajo de las dosis máximas pero que junto a otras sean tóxicas.
«La comunidad científica está alertando de que las evaluaciones de riesgo no se pueden hacer con los productos individuales, sino que se tienen que hacer con la mezcla de productos, que es lo que más asemeja a la realidad del consumidor», subraya la profesora del ISCIII.
Posibles soluciones
Güil además resalta que es cierto que en la UE hay regulaciones más estrictas que en el resto el mundo y que uno de los problemas son las mercancías que vienen de otros mercados no tan regulados, al igual que pasa con los alimentos y los pesticidas.
A su juicio, es necesario mejorar el etiquetado y fomentar alternativas sin químicos peligrosos. Por parte de los consumidores, «sin caer en alarmismos» pueden reducir la exposición a este tipo de tóxicos en la ropa y ser conscientes de la situación.

Y por encima de todo hace hincapié en que se lave la ropa antes de estrenarla porque con ese gesto ya se reduce más de la mitad del riesgo al eliminar parte de estos contaminantes.
En el mismo sentido se pronuncia la profesora del ISCIII: «Si tuviera que aconsejar algo a los ciudadanos que utilizan este tipo de tejidos es que cuando compren ropa, independientemente de donde provenga, que la laven antes de utilizarla, es una precaución básica que hay que tener».
Cuanto más naturales, mejor
Pero también que traten de comprar ropa de materiales cuanto más naturales mejor porque se reducen las probabilidades de que hayan pasado por tratamientos que puedan resultar tóxicos.
«Un algodón orgánico o las lanas naturales, obviamente, tienen muchas menos probabilidades de tener residuos de tratamientos tóxicos», abunda Castaño.
No obstante, matiza, no quiere decir que los productos artesanales tengan siempre la garantía de que son inocuos, sobre todo por los tintes que puedan usar.
«Hay tintes que parecen tan estupendos porque son muy naturales, pero que realmente ni tienen los controles de seguimiento ni de calidad que tienen todos los productos que se comercializan en la UE, que cuentan con unos niveles de seguridad bastante estrictos en lo que se refiere a la comercialización», añade.
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