Ciencia y Salud
Endoscopia precoz del cáncer en el tubo digestivo
“La detección precoz de estos cánceres, lesiones todavía localizadas, superficiales, sin proliferación ganglionar linfática o metástasis, es fundamental para evitar mutilaciones orgánicas”, subraya el Dr. José Carlos Marín Gabriel, experto en endoscopia digestiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
“La endoscopia de última generación tecnológica, junto a la resección de tumores de la capa mucosa o su disección en la capa submocosa, son la llave para cerrar la puerta a la temida cirugía abierta y mantener la calidad de vida de l@s pacientes”, destaca el también director científico del Instituto Clínico del Aparato digestivo (ICAdig).
Ilustración cedida por el Dr. Enrique de Madaria Pascual, gastroenterólogo del Hospital General Universitario “Doctor Balmis” de Alicante (España).
Doctor Marín, ¿por qué es tan importante detectar a tiempo con endoscopia este tipo de tumores?
“En el fondo, y en la forma, la clave está en el pronóstico de un tumor que los médicos denominamos el estadio del cáncer; es decir, cómo de avanzada está esa lesión cuando la detectamos. Lógicamente, cuanto menos haya progresado el tumor más precoz será el diagnóstico y, por tanto, obtendremos un mejor pronóstico.
En el tubo digestivo, que tiene diferentes capas, según la porción del tracto o formación anatómica analizada (mucosa, submucosa, muscular, serosa, etc.), se pueden desarrollar tumores más o menos profundos.
Como si fuera una cebolla, si el daño tumoral es superficial (capas mucosa y submucosa) podemos quitar esa parte y seguir disfrutando del resto del órgano. Cuando el daño es más profundo lo más probable es que haya que estirpar parte del tubo digestivo (esófago, estómago, intestinos delgado y grueso).
Las lesiones en las capas mucosa y submucosa tienen pocas probabilidades de avanzar hacia otras capas más profundas si el diagnóstico es temprano: se evita que las células tumorales invadan los ganglios linfáticos de la estructura de la pared afectada, los ganglios próximos al órgano y la más que futura metástasis.
Con mucha frecuencia, las metástasis provenientes del tubo digestivo acaban de visita en el hígado.
Neoplasia precoz de colon que presenta forma no granular y pseudodeprimida. Evaluación a través de cromoendoscopia, colorante índigo, magnificación y tinte de violeta genciana. La zona central de esa lesión, deprimida, demuestra un mayor potencial de células malignas. Imágenes cedidas por el Dr. José Carlos Marín Gabriel.
En resumen, detectar precozmente un cáncer en estadios primarios, en los que las células cancerosas generalmente están limitadas a las capas superficiales mucosa y submucosa, nos permite una intervención mínimamente invasiva.
En esta etapa es posible eliminar completamente el tejido canceroso mediante procedimientos endoscópicos avanzados, como la resección mucosa endoscópica (EMR) y la disección submucosa endoscópica (ESD).
Estos tratamientos reducen significativamente la necesidad de cirugías mayores, que podrían implicar la extirpación parcial o total del órgano afectado.
La extirpación de órganos como el estómago, el esófago o partes del colon puede tener consecuencias muy significativas y determinante en la digestión y la nutrición del paciente.
Al tratar el cáncer en sus primeras etapas, se mejora notablemente la calidad de vida del paciente, ya que, como hemos dicho, se preserva la funcionalidad del órgano.
Además, la detección temprana del cáncer en el tracto digestivo se asocia a tasas de supervivencia mucho más altas. Cuando el cáncer se diagnostica y trata en una etapa precoz las probabilidades de curación son mayores y el riesgo de que vuelva a desarrollarse (recurrencia) disminuye.
Por estas razones, es fundamental fomentar la concienciación sobre los signos y síntomas del cáncer digestivo y promover la realización de cribados regulares en poblaciones de riesgo: antecedentes familiares de cáncer digestivo o con condiciones predisponentes, como el esófago de Barrett o la enfermedad inflamatoria intestinal.
Trabajo endoscópico para señalizar el perímetro de una neoplasia epidermoide de esófago que va a ser tratada con disección de la capa submucosa. Visión cromoendoscópica.
Doctor, vayamos por partes. ¿Cuáles son los métodos de diagnóstico precoz en el cáncer epidermoide de esófago?
El cáncer epidermoide de esófago es una forma de cáncer que se origina en las células que recubren la capa interna del esófago. La capa más interna del esófago tiene un tipo de recubrimiento especial que llamamos epitelio escamoso.
Este epitelio escamoso es como la piel, con varias capas de células planas, pero sin que tenga queratina en su superficie (la capa proteica que la protege y la hace más resistente e impermeable).
Para diagnosticarlo de manera precoz, la endoscopia es el método de elección porque permite detectar lesiones mínimas que no serían visibles con métodos de imagen convencionales como la radiografía o la tomografía computarizada.
La mejor forma de ver estas lesiones, muy sutiles en su mayoría, es empleando técnicas de cromoendoscopia y magnificación.
Los tumores precoces se ven más oscuros que la mucosa sana con NBI (imagen de banda estrecha para visualizar en detalle la superficie mucosa y su patrón vascular) o BLI (luz azul verdosa). Cuando se usa disolución de Lugol como colorante las lesiones se ven amarillentas o rosadas.
Además, con magnificación, y viendo el dibujo de sus vasos superficiales, podemos predecir hasta dónde ha llegado la tumoración en las capas de la pared y dirigir al paciente hacia un tratamiento endoscópico con intención curativa… o a cirugía si vemos que el patrón es muy sugestivo de invasión profunda.
La identificación temprana de estas lesiones permite intervenir antes de que el cáncer haya invadido profundamente la pared esofágica o se haya diseminado a otros órganos.
Esta detección temprana es fundamental porque, en sus etapas iniciales, el cáncer epidermoide de esófago puede ser tratado eficazmente con técnicas endoscópicas, como la resección mucosa o la disección submucosa, evitando la necesidad de cirugías más invasivas y preservando la integridad del esófago.
En el esófago, además, evitar una cirugía es fundamental dado que las intervenciones quirúrgicas en esta zona suelen ser muy complejas y, con frecuencia, dan lugar a muchas complicaciones postoperatorias.
Por supuesto, la detección precoz tiene un impacto significativo en el pronóstico del paciente.
Los cánceres esofágicos en etapas avanzadas tienen un pronóstico pobre debido a la dificultad de tratamiento y la alta probabilidad de diseminación metastásica. Sin embargo, cuando se detectan en etapas tempranas, las tasas de supervivencia a largo plazo mejoran considerablemente.
Es fundamental destacar que las personas con factores de riesgo, como el tabaquismo, antecedentes de tumores en la cabeza y el cuello, consumo excesivo de alcohol, o lesiones en el esófago, incluso si son antiguas y resultaron de la ingesta de ácidos o sustancias alcalinas (cáusticos), deben someterse a exámenes endoscópicos regulares.
Estos exámenes son cruciales para la detección temprana y el tratamiento oportuno del cáncer, lo que puede mejorar significativamente el pronóstico y la calidad de vida del paciente.
Doctor, ¿cómo se diagnostica precozmente el adenocarcinoma de Barrett?
El adenocarcinoma sobre Barrett es un tipo de cáncer que se desarrolla en el esófago de Barrett.
Cuando hablamos del reflujo gastroesofágico, comentamos que el Barrett es una condición en la cual el revestimiento normal del esófago es reemplazado por un tipo de tejido similar al del intestino debido al daño crónico por reflujo ácido.
Esta metaplasia intestinal aumenta el riesgo de desarrollar adenocarcinoma, un cáncer que surge de las células glandulares presentes en el tejido de la mucosa de Barrett.
Para el diagnóstico precoz del adenocarcinoma sobre Barrett, la vigilancia endoscópica regular es esencial. L@s pacientes con esófago de Barrett deben someterse a endoscopias de revisión, durante las cuales se toman biopsias de forma muy protocolizada.
Pero lo más importante es dedicar tiempo a mirar muy bien, con un endoscopio de alta definición, todo el segmento de esófago afectado: la probabilidad de que haya displasia sobre el Barrett (que luego puede degenerar en un cáncer) depende de lo largo que sea. A mayor longitud, mayor probabilidad de displasia.
Identificar y tratar la displasia en sus primeras etapas es clave para evitar el desarrollo de un cáncer invasivo.
El endoscopista debe fijarse en irregularidades o cambios de color. Sobre esos, se enfocará detalladamente buscando irregularidades en las glándulas que forman el Barrett y en sus vasos. Cuanto más irregulares ambos, más probablemente estaremos viendo una lesión precoz.
Además, podemos usar técnicas de cromoendoscopia y magnificación para visualizar mejor esas áreas sugestivas de displasia.
La detección precoz mediante endoscopia tiene múltiples beneficios. En primer lugar, permite intervenir antes de que el cáncer se encuentre en un estadio más avanzado.
En las etapas iniciales, el adenocarcinoma puede tratarse de manera efectiva con procedimientos endoscópicos como la resección mucosa o la disección submucosa, que eliminan el tejido displásico o el cáncer precoz sin necesidad de cirugía mayor.
De nuevo, evitar cirugías en el esófago es muy importante, debido a las complicaciones graves que puede inducir.
Como con cualquier otro cáncer precoz en el tubo digestivo, el tratamiento endoscópico mínimamente invasivo tiene excelentes tasas de supervivencia y mejora la calidad de vida de los pacientes con esófago de Barrett.
Doctor Marín Gabriel, en el anterior videoblog hablamos del cáncer de estómago, ¿pero cómo es su diagnóstico precoz?
El cáncer gástrico precoz se caracteriza por estar limitado a sus capas de mucosa y submucosa, independientemente de si hay o no diseminación a ganglios linfáticos. El estómago es, de hecho, el origen del concepto de cáncer precoz.
Por supuesto, la endoscopia es la herramienta principal para identificar el cáncer gástrico precoz.
En países como Japón, que tiene una alta incidencia de cáncer gástrico, y donde el cribado endoscópico es una práctica común, se ha logrado detectar una alta proporción de cánceres gástricos en etapas precoces, lo que ha llevado a una mejora notable en las tasas de supervivencia.
En nuestro medio europeo no se realiza cribado de cáncer gástrico en la población dado que somos un país de baja incidencia en cáncer gástrico, si nos comparamos con otros países del mundo.
La imagen endoscópica del cáncer precoz es la de una lesión en la mucosa del estómago de forma irregular y de coloración distinta al del resto de la mucosa sana.
Para estudiar detalladamente estos tumores conviene emplear endoscopios de magnificación y cromoendoscopia.
Se presentan como una irregularidad en los vasos y en las glándulas de superficie en el interior de lo que llamamos un área demarcada (una zona bien delimitada que es diferente al resto de la mucosa que la rodea).
El diagnóstico precoz del cáncer gástrico ofrece varias ventajas.
En primer lugar, permite el uso de tratamientos endoscópicos como la resección mucosa y la disección submucosa, que pueden extirpar el tumor sin la necesidad de una gastrectomía, es decir, sin la extirpación de parte o de todo el estómago.
Esto preserva la función gástrica y mejora la calidad de vida del paciente.
Además, el cáncer gástrico en etapas tempranas tiene una probabilidad significativamente menor de haber metastatizado a los ganglios linfáticos, lo que hace que los tratamientos locales sean más efectivos y aumente la posibilidad de una cura completa.
En resumen, la endoscopia es una herramienta esencial en la lucha contra el cáncer gástrico precoz, permitiendo una detección temprana y un tratamiento oportuno.
Doctor, ¿es posible realizar un diagnóstico precoz el cáncer en el intestino delgado con endoscopia?
Los tumores del intestino delgado son muy, pero que muy infrecuentes. Los más habituales son los adenomas duodenales. Se encuentran en la zona que vemos durante una gastroscopia al pasar el anillo del píloro, en la primera parte del intestino delgado.
Por lo general encontramos estas lesiones durante gastroscopias que se solicitan por otro motivo. Suele ser por puro azar. Como son infrecuentes, en la población general no se hace un cribado específico de estas lesiones.
Los adenomas duodenales esporádicos, que se dan en personas sin antecedentes de poliposis adenomatosa familiar, suelen ser lesiones únicas y de curso habitualmente muy benigno.
Sin embargo, no es raro que puedan llegar a tener un tamaño importante, de más de 2 cm, y que supongan un desafío para el endoscopista.
Además, asientan en una zona del intestino donde las capas de este parte del tubo digestivo son muy delgadas y es más probable que haya complicaciones tras el procedimiento, como el sangrado y la perforación.
Y, por si fuera poco, las úlceras que dejamos en la mucosa al resecarlo, quedan expuestas al jugo biliopancreático que sale muy cerca, de la papila duodenal. Esto incrementa las posibilidades de complicaciones en la endoscopia.
La alternativa quirúrgica suele ser muy compleja y se tiende a preferir el tratamiento endoscópico, mínimamente invasivo.
En pacientes con poliposis adenomatosa familiar o en las asociadas al gen MUTYH, la probabilidad de aparición de adenomas duodenales sí que está muy aumentada. Además, suelen salir muchas lesiones y son pacientes que requieren una vigilancia muy estrecha con gastroscopias de vigilancia.
Finalmente, hay enfermedades hereditarias que pueden desarrollar pólipos en el resto del intestino delgado y vigilar esas áreas requiere otro tipo de procedimientos para ver tramos más largos del intestino delgado, como la ERM (entero resonancia magnética), la enteroscopia o la capsuloscopia.
Estos procedimientos nos ayudan a vigilar los casos de síndrome de Lynch que tienen antecedentes familiares de tumores del intestino delgado o el síndrome de Peutz-Jeghers, en el que los pacientes desarrollan pólipos en tramos distantes del intestino delgado.
Doctor Marín, ¿y cómo descubre el endoscopista los cánceres colorrectales más precoces?
No hay una definición unánime para el cáncer colorrectal precoz, pero se tiende a emplear el concepto de invasión no más allá de la submucosa profunda del colon o del recto y que no ha invadido los ganglios linfáticos ni otros órganos.
Este tipo de cáncer se encuentra también en una fase temprana, lo que permite que las opciones de tratamiento sean menos invasivas y más efectivas.
La colonoscopia es el método más eficaz para diagnosticar el cáncer colorrectal precoz, ya que permite la visualización directa del interior del colon y el recto, así como la posibilidad de extirpar pólipos y cánceres precoces durante el mismo procedimiento.
En el colon, estos tumores malignos precoces pueden presentarse como pólipos planos o pediculados. Como vimos en un videoblog previo, el tamaño y la forma de las lesiones del colon nos ayudan a predecir su probabilidad de invasión en profundidad.
En los casos más dudosos, en los que es más difícil predecir si podemos curar la lesión del paciente con endoscopia o no, usamos también endoscopios de magnificación y técnicas de cromoendoscopia virtual como el violeta de genciana.
Esta tinción nos permite ver muy bien si las glándulas están gravemente distorsionadas, lo que sugiere que el tumor ha dañado mucho la mucosa superficial y, probablemente, ya no sea una lesión precoz.
La detección precoz del cáncer colorrectal es de vital importancia porque las tasas de supervivencia son mucho más altas cuando el cáncer se trata en sus etapas iniciales.
Por supuesto, la colonoscopia regular es especialmente importante para las personas con factores de riesgo, como haber tenido previamente adenomas múltiples y grandes en el colon, los antecedentes familiares múltiples de cáncer colorrectal o enfermedades inflamatorias intestinales crónicas como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
La realización de cribados regulares permite identificar y tratar el cáncer antes de que se vuelva invasivo, mejorando significativamente las posibilidades de curación y reduciendo la necesidad de tratamientos más agresivos.
Doctor, durante toda la entrevista usted ha puesto el foco en la resección mucosa y la disección submucosa, ¿cómo benefician a l@s pacientes estas dos técnicas endoscópicas?
La resección mucosa endoscópica (EMR, por sus siglas en inglés) y la disección submucosa endoscópica (EMD, por sus siglas en inglés) son técnicas avanzadas utilizadas para tratar cánceres precoces del tracto digestivo sin la necesidad de realizar cirugías abiertas invasivas.
La EMR es un procedimiento en el cual se utiliza un endoscopio para extirpar lesiones cancerosas superficiales que están confinadas a la mucosa del tracto digestivo. En el caso de lesiones menores a 2 cm suele lograrse su extirpación en bloque.
Si son de mayor tamaño, se consiguen resecar en varios fragmentos.
Por otro lado, la DSE es una técnica más avanzada que permite la extirpación en bloque de lesiones más grandes, limitadas a la mucosa y submucosa, en un solo fragmento, independientemente de su tamaño.
La DSE implica la disección precisa de la submucosa bajo la lesión, es como una microcirugía, que permite una extirpación completa del tumor en una sola pieza.
Esto permite un análisis histológico adecuado y asegurar que no queden células cancerosas en el sitio de la lesión.
La DSE es técnicamente más compleja porque requiere un mayor nivel de habilidad y necesita de un largo tiempo de aprendizaje por parte del endoscopista.
Aunque ofrece la ventaja de reducir las recurrencias (reaparición de la lesión en la misma zona) no hay aún estudios que hayan demostrado mejoría en la supervivencia, menores complicaciones o mejor calidad de vida, en comparación con la RME que, técnicamente es más sencilla de realizar.
En el colon, además, la DSE suele ser un procedimiento de significativa mayor duración y está gravado con un porcentaje algo mayor de perforaciones, aunque la mayoría son milimétricas y pueden tratarse durante el mismo procedimiento endoscópicamente, cerrándolas con clips, en algunos casos pueden precisar de cirugía.
Cuando optamos por la DSE en el colon, seleccionamos mucho el tipo de lesiones que se pueden beneficiar, dado que conlleva un pequeño aumento del riesgo de complicaciones para los pacientes.
Solemos realizar esta técnica en lesiones donde el límite con la necesidad de una cirugía esté acorde con lo que más beneficia a un paciente y siempre con la intención de evitar una intervención quirúrgica que sería la alternativa tradicional.
En todo caso, estas técnicas benefician enormemente a los pacientes porque son menos invasivas, tienen tiempos de recuperación más cortos y reducen las complicaciones asociadas con las cirugías tradicionales.
Además, al preservar la integridad del órgano afectado, mejoran la calidad de vida postoperatoria del paciente.
La RME y la DSE son especialmente valiosas porque permiten la curación completa del cáncer en etapas tempranas, cuando la probabilidad de metástasis linfáticas es baja.
Esto significa que los pacientes pueden evitar cirugías más agresivas y los riesgos asociados con la extirpación parcial o total del órgano afectado.
¿Y cuáles son los factores de riesgo comunes para estos cánceres precoces del tracto digestivo?
Los factores de riesgo comunes para los cánceres del tracto digestivo incluyen una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.
El tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo, ya que las sustancias químicas en el tabaco pueden dañar el revestimiento del tracto digestivo y aumentar el riesgo de cáncer, tanto en el esófago como en el estómago o el colon.
El consumo excesivo de alcohol también está asociado con un mayor riesgo de cáncer de esófago, gástrico y colorrectal.
Asimismo, ciertas infecciones crónicas, como la que provoca la bacteria Helicobacter pylori en el estómago, están vinculadas con un mayor riesgo de cáncer gástrico debido a la inflamación y el daño celular que pueden causar.
La obesidad es otro factor de riesgo significativo, especialmente para el cáncer colorrectal. El exceso de grasa corporal puede alterar los niveles hormonales y favorecer la inflamación crónica, lo que puede promover el desarrollo de células cancerosas.
Una dieta rica en carnes rojas y procesadas (salchichas, bacon, embutidos, etc.) también parece estar asociada con un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Esta relación entre dieta y cáncer es más importante con las carnes procesadas.
En términos de factores genéticos, tener antecedentes familiares de cáncer digestivo aumenta el riesgo individual.
Condiciones hereditarias como el síndrome de Lynch y la poliposis adenomatosa familiar (FAP) están asociadas con un riesgo significativamente mayor de desarrollar cáncer colorrectal a edades tempranas.
En general, comprender y gestionar estos factores de riesgo a través de cambios en el estilo de vida, vigilancia médica y cribados regulares es esencial para la prevención y detección temprana de los cánceres del tracto digestivo.
Doctor, una última pregunta: ¿Qué recomendaciones puede dar a l@s pacientes sobre la detección precoz de estos cánceres del tubo digestivo?
Para la prevención y detección precoz de los cánceres del tracto digestivo es fundamental adoptar un enfoque que incluya cambios en el estilo de vida, cribados periódicos y vigilancia médica.
En primer lugar, llevar una dieta saludable y equilibrada puede reducir significativamente el riesgo de cáncer digestivo. Se recomienda una dieta rica en frutas, verduras y fibra… y baja en carnes procesadas.
Además, evitar el tabaquismo y el consumo de alcohol es crucial para la prevención de estos cánceres. El tabaco y el alcohol contienen sustancias químicas que pueden dañar el ADN y promover el desarrollo de células cancerosas.
Mantener un peso saludable a través de una dieta equilibrada y ejercicio regular también es importante, ya que la obesidad está relacionada con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer digestivo, incluyendo el cáncer colorrectal.
En cuanto al cribado, en nuestro país está establecido el de cáncer colorrectal. En personas de más de 50 años, sin ningún otro riesgo, está recomendada la realización de la prueba de sangre oculta en heces.
Por lo que respecta a la vigilancia en personas con lesiones predisponentes, si hay antecedentes familiares de cáncer digestivo, esófago de Barrett, enfermedad inflamatoria intestinal o lesiones precursoras gástricas deben seguir las recomendaciones de su médico para la vigilancia regular.
Consultar a un especialista en gastroenterología y seguir sus consejos sobre el manejo de factores de riesgo y la realización de pruebas de detección es crucial para la prevención y detección temprana de estos cánceres.
En conjunto, estas estrategias pueden mejorar significativamente la detección precoz y el tratamiento de los cánceres del tracto digestivo, reduciendo la morbilidad y mejorando la supervivencia a largo plazo.
En el próximo videoblog de Aparato Digestivo viajaremos al interior del tubo digestivo de las manos expertas del Dr. José Carlos Marín Gabriel, quien nos mostrará mediante un endoscopio todas las porciones del tracto digestivo, los puntos de conexión entre ellas, sus características principales y las lesiones más frecuentes.
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Ciencia y Salud
Fumar y cáncer de vejiga, con datos y razones
“Y a nivel general en España, el hábito tabáquico es el responsable de un 40 ó 50 % de todas las neoplasias vesicales o tumores malignos en la vejiga, aquellos cánceres que se desarrollan en el epitelio interior del tracto urinario”, informa la jefa de Urología del HUFJD.
“El cáncer de vejiga, quebradero de cabeza en urología, no es un cáncer muy conocido por la mayoría de la población; y sin embargo es un tumor mucho más frecuente de lo que a veces nos transmiten las estadísticas o los medios de comunicación”, añade.
La vejiga, que tiene forma de globo y se aloja en la parte inferior del abdomen, es un músculo detrusor, liso membranoso, que se hincha o desinfla en función del contenido de orina procedente de lo riñones.
La vejiga almacena alrededor de 500 mililitros de orina en el caso de las mujeres y de 700 ml en los hombres. Las personas producen entre un 1,5 y 1,7 litros de orina cada día.
La función de la vejiga es dinámica: los músculos esfínteres se abren y cierran para vaciar o retener el paso de la orina hacia la uretra, conexión corporal con el exterior.
“Su pared muscular permite a la vejiga adecuarse y agrandarse para almacenar la orina, y contraerse para vaciar la orina, producto final del todo el metabolismo celular“, subraya la Dra. González Enguita.
Más de 60 productos carcinógenos contenidos en los cigarrillos son absorbidos y eliminados por la orina afectando en gran medida a las células de la pared de nuestra vía urinaria.
El cáncer de vejiga se presenta cuando las células de esta pared urotelial comienzan a multiplicarse de forma descontrolada.
Más del 90 % de los cánceres de vejiga que se diagnostican son carcinomas uroteliales, de células de transición (CCT) puros o CCT mezclados con otros tipos histológicos, habitualmente, carcinomas de células escamosas (CCE), adenocarcinomas o de ambas tipologías.
Otro 3 ó 4 % de los casos son CCE puros, que afectan con más del doble de probabilidad a las mujeres.
Frente al cáncer de vejiga, MPOWER
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha impulsado desde los inicios del siglo XXI políticas preventivas para el control del tabaquismo (CMCT) y una estrategia denomina «MPOWER» que se define con seis medidas de acción frente al hábito tabáquico:
- Vigilar el consumo de tabaco y las medidas de prevención.
- Proteger a la población del humo de tabaco.
- Ofrecer ayuda para el abandono del tabaco.
- Advertir de los peligros del tabaco.
- Hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
- Aumentar los impuestos al tabaco.
En España, en 2005, se estableció la norma de Medidas Sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, lo que restringía el consumo de tabaco en todos los centros de trabajo y otros lugares públicos.
Supuso un avance considerable en el control del tabaco y tuvo un impacto positivo en la salud pública.
En 2011 entró en vigor la Ley Antitabaco, por la cual se vetó también el consumo tabáquico en los locales de ocio cerrados, incluyendo los espacios dedicados a la hostelería (restaurantes, bares, discotecas, bingos y casinos), sin distinción entre espacios de fumadores y libres de humo.
Quedaba prohibido, además, fumar a las puertas de hospitales, colegios y zonas o parques de recreo.
En abril de este año se aprobó el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 con el fin de reducir la mortalidad, la enfermedad y la discapacidad por tabaquismo,
El objetivo se centra en reducir el consumo de tabaco hasta lograr una generación libre de humo tabáquico.
“Aún así, y sin menospreciar los resultados positivos en cuanto a las cifras de cáncer de pulmón y otras enfermedades relacionadas con el tabaco, los datos no son tan concluyentes como esperábamos en la incidencia y prevalencia en cáncer de vejiga”, señala la uróloga.
“Quizá no hemos dejado de fumar con la relevancia que se presumía o no ha pasado el tiempo suficiente, tras el abandono tabáquico, como para haber conseguido disminuir los índices del riesgo”, añade.
Más datos esclarecedores en cáncer de vejiga
El cáncer de vejiga es un tumor característico en países desarrollados e industrializados. La incidencia es tres veces mayor en países de altos recursos comparado con los que tiene escasos o bajos recursos.
Donde más incidencia se observa es en América del Norte, Europa y oeste de Asia.
El cáncer de vejiga ocupa el noveno puesto en cuanto al número de diagnósticos de cáncer a nivel mundial y suele ser la 13ª causa de muerte por cáncer cada año.
En España, se posiciona como el quinto tumor más frecuente en ambos sexos, siendo mucho más frecuente en hombres, con una proporción de tres casos por cada uno de la mujer; aunque será más agresivo en ellas cuando se presenta.
Además, es la séptima causa de fallecimiento en varones.
La disminución del riesgo en exfumadores demuestra la importancia de abandonar el hábito tabáquico para reducir las posibilidades de desarrollar esta neoplasia mortal.
Las personas fumadoras tienen un riesgo 3,47 superior de padecer cáncer de vejiga en comparación con las que nunca fumaron. El riesgo de los exfumadores es el doble respecto a las personas que no fuman.
El riesgo aumenta con la edad, más acentuadamente a partir de los 50 años. La media de edad al diagnóstico se encuentra en torno a los 70 años.
Con todo, sólo conocemos una pequeña parte de las causas que generan este tipo de cáncer.
“En la comunidad científica existe desde hace muchos años alta preocupación ante el desconocimiento de otros factores de riesgo”, dice la Dra. González Enguita.
“De hecho, no podemos identificar a tiempo los síntomas de alerta y no conseguimos un diagnóstico precoz, algo fundamental para un buen pronóstico y lograr, incluso, la curación del paciente”, resalta.
La literatura científica reporta otros factores de riesgo que podrían estar relacionados con el cáncer de vejiga, si bien se consideran poco habituales y/o poco frecuentes en nuestro medio.
Se estima que un porcentaje de estos tumores podrían deberse al hecho de que el individuo sea portador de serotipos de alto riesgo del virus del papiloma humano (VPH).
La presencia de un genotipo de acetilación lenta de aminas aromáticas (NAT2) se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer de vejiga, de tal manera que estos pacientes podrían ser más vulnerables al cáncer de vejiga.
Por lo tanto, el desarrollo de cáncer de vejiga no depende solo de la exposición a carcinógenos, sino también de la susceptibilidad individual a los mismos.
La exposición a radioterapia (RADT) de la pelvis durante el tratamiento de otros cánceres próximos a la vejiga (cérvix, útero, linfoma no Hodgkin, testículo y cáncer de próstata) pueden desarrollar cáncer de vejiga pasados diez años, especialmente si el paciente es de edad avanzada.
La exposición a fármacos como la ciclofosfamida (quimioterapia).
La inflamación vesical crónica por distintos motivos (sondaje, litiasis, vejiga neurógena, enfermedades de transmisión sexual, etc.) se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de vejiga comparado con el resto de la población.
Cáncer de vejiga derivado de la esquistosomiasis, infección parasitaria más frecuente después del paludismo, producida por gusanos platelmintos, que tiene mayor incidencia en ciertas regiones de América Latina y África.
La presencia de antecedentes familiares de cáncer de vejiga aumente el riesgo de desarrollar la enfermedad en otros miembros de la misma familia, aunque el diagnóstico en pacientes menores de 60 años debería considerarse con especial atención.
El cáncer de vejiga como enfermedad laboral
Fue en el siglo XIX cuando se estableció por primera vez la relación entre el cáncer vesical y ciertas sustancias químicas de las que se rodeaban algunas profesiones.
Se trata de sustancias químicas de uso industrial, como el alquitrán, ciertos metales (aluminio), colorantes, tintes, pinturas, gomas, cuero, caucho, etc., pero también el humo y el hollín.
Hablamos de trabajadores industriales, mineros, pintores, maquinistas… Incluso profesionales de la peluquería.
Un estudio señala que una exposición importante al riesgo podría incrementar hasta doscientas veces el riesgo de muerte por cáncer, entre ellos los de vejiga.
El riesgo de muerte por cáncer de vejiga parece permanecer elevado durante más de 30 años desde el cese de la exposición laboral.
Ya en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII se había detectado que muchos de estos trabajadores presentaban úlceras en los testículos, que resultó ser cáncer de escroto.
Era común ver a niños y adolescentes limpiando chimeneas: su tamaño facilitaba el acceso y realizaban parte de sus tareas semidesnudos para evitar quedarse enganchados por la ropa en el interior del estrecho conducto.
Numerosos estudios posteriores demostraron que además del cáncer de escroto, los deshollinadores presentaban mayor riesgo de otros cánceres, como pulmón, esófago y vejiga.
Síntomas y diagnóstico del cáncer de vejiga
“Desgraciadamente, no disponemos de estudios de imagen o marcadores tumorales para poder adelantarnos a lo que pueda estar pasando en la vejiga”, dice la Dra. Carmen González Enguita, uróloga y cirujana.
Quizá, en aquellas personas con mayor riesgo, como las que fuman, cualquier alerta miccional debe llevarles inmediatamente a la consulta del especialista.
“Muchas veces digo que el problema en la vejiga se manifiesta por un susto, dado que, repentinamente, el paciente comienza a orinar de color rojizo, es decir, orina con fluido sanguíneo”, comenta.
Y curiosamente, esta orina sanguinolenta, incluso con coágulos, no les lleva al médico, sino a callarse por miedo.
“Silencio de días y días que muchas veces retrasa el diagnóstico. A veces, vemos tumores muy avanzados porque el paciente ocultó, sin decírselo a nadie, este episodio de hematuria“, descifra.
Tanto es así que, en ocasiones, las personas con las que convive en su hogar, pareja o familia, descubren manchas oscuras, restos, en el inodoro… Y saltan las alarmas.
Si la micción se acompaña de coágulos puede ser dificultosa y dolorosa, con posibilidad de interrupción; en ocasiones imposible, situación que le conducirá a Urgencias hospitalarias.
Puntualmente, el estudio urológico del paciente comenzará ante síntomas irritativos al orinar: escozor, ardor, aumento de la frecuencia y urgencia miccional.
De forma extraordinaria, el cáncer de vejiga se identificará por la determinación de hematuria microscópica en un análisis de orina. Este tipo de estudio se lleva a cabo en personas de riesgo conocido, como fumadores y fumadoras.
Después de una entrevista con el paciente y tras realizar una correcta historia clínica (anamnesis), se requiere la información de una ecografía abdominal, que incluya riñones y vejiga, y de una cistoscopia para visualizar un posible crecimiento anómalo en la pared vesical que pueda estar ocupando el interior de la bolsa urinaria.
La cistoscopia es un procedimiento de visualización directa del interior de la vejiga a través de un cistoscopio de longitud adecuada (instrumento flexible, delgado, en forma de tubo), para recorrer la uretra y alcanzar la vejiga.
Este dispositivo se acompaña de luz y flujo de agua (suero fisiológico) que va abriendo los espacios que recorre. En el extremo final también lleva una cámara de televisión. Las imágenes se observan en una pantalla.
El diagnóstico del cáncer de vejiga se complementa con analíticas de sangre y orina, aunque no existen marcadores tumorales identificables a día de hoy.
La citología de orina es un estudio microscópico que realiza el patólogo (citopatólogo). Examina las células de la muestra de orina buscando anomalías con el fin de detectar células precancerosas o cancerosas.
Algunos estudios moleculares en orina aportan información sobre casos con sospecha de tumor de urotelio no identificado o intentan resolver datos con significado incierto de la citología de orina.
Del diagnóstico al tratamiento de la neoplasia vesical
Con toda la información disponible, el paciente se somete a una exploración bajo anestesia (EBA) en el quirófano, es decir, a una exploración endoscópica de la vejiga para la realización de una RTU (resección transuretral) del tumor.
Este procedimiento tiene la doble función: diagnóstico (las muestras de la resección se envian a anatomopatología para su estudio miscroscópico) y tratamiento, puesto que la uróloga extirpa el crecimiento tumoral que ha surgido anómalamente en la pared de la vejiga.
Tras la resección, en las horas posteriores a la intervención, y según las características macroscópicas del tumor, se procede a la instilacion endovesical, gota a gota, de un fármaco quimioterápico (mitomicina C/epirubicina/otros farmacos). Es la denominada Instilacion Endovesical Postquirúrgica.
“Es muy importante realizar una correcta y radical RTU-V (Resección Transuretral de Vejiga): no podemos dejarnos nada de la enfermedad en el grosor de la pared vesical sin resecar. Una insuficiente ejecución quirúrgica puede ser motivo de que el resto del tumor no extirpado siga creciendo”, subraya la cirujana.
“En ocasiones es necesario realizar una RTU en dos tiempos. Son casos de tumores grandes o que presentan dificultades que impiden abordarlo en su totalidad en una sola cirugía”, completa.
El tumor de vejiga es una enfermedad que obliga al paciente y al uróloga a desarrollar un seguimiento riguroso, disciplinado y muy cercano durante muchos años.
Características anatomopatológicas y extensión del tumor
El diagnóstico anatamopatológico del tipo de tumor identificado, así como la extensión del mismo van a ser determinante para saber cómo proceder a continuación, establecer el seguimiento, indicar otros tratamientos adyuvantes (complementarios y preventivos) y establecer un pronóstico evolutivo.
Con otras palabras, el grado y el estadio en el momento del diagnóstico del cancer de vejiga, y en cada momento de la enfermedad, tienen consecuencias pronósticas y terapéuticas de gran importancia.
El pronóstico de l@s pacientes y la elección de los tratamientos dependen de la malignidad y el grado o estadio del tumor.
Los tipos histológicos de células no transicionales son más agresivos y tienen un comportamiento muy maligno. Son menos receptivos a los tratamientos farmacológicos adyuvantes.
Según la extensión de la pared vesical afectada se identifican dos grandes grupos de cánceres de vejiga:
CVNMI (carcinomas de vejiga no músculo infiltrantes): estarán afectadas exclusivamente las zonas más superficiales de la pared vesical
CVMI (carcinomas de vejiga músculo infiltrantes): habrán invadido la pared vesical en profundidad.
Los CVNMI completarán su tratamiento con un programa de medicación intravesical (instilaciones) con determinados fármacos de quimiterapia (QMT) o inmunoterapia.
Los CVMI precisarán de tratamientos radicales: los pacientes tendrán que someterse a la extirpación de la vejiga (cistectomia) habitualmente precedidos por un fase de QMT IV Neoadyuvante.
Los carcinomas de vejiga no músculo infiltrantes tienen, generalmente, un pronóstico más favorable: su tasa de supervivencia a los cinco años del tratamiento es alta, alrededor del 80-90 %.
Hay que saber, sin embrago, que es alta la probabilidad de recurrencia… Y además de forma aleatoria y caprichosa.
Es decir, la recurrencia es común y el riesgo de progresión a un cáncer de veijga músculo infiltrante (CVMI) es una preocupación.
Factores como el tamaño del tumor, el número de tumores y la presencia de carcinoma in situ (CIS) pueden influir en el pronóstico.
Los carcinomas de vejiga músculo infiltrantes tienen un pronóstico más reservado. La tasa de supervivencia a los cinco años es menor, alrededor del 50-60 %.
La invasión del músculo de la vejiga aumenta el riesgo de metástasis y recurrencia. El tratamiento suele ser más agresivo, incluyendo la cistectomía, la quimiterapia o la radioterapia.
Finalmente, señalar que la enfermedad del cáncer de vejiga puede saltarse los limites anatómicos de la vejiga, provocando una enfermedad loco-regional avanzada o a distancia.
“Se crean metástasis en otros órganos y el tratamiento subsiguiente estará centrado en la quimioterapia IV, en inmunoterapia o terapias dirigidas, que en la actualidad están en desarrollo y ya en muchos casos en la práctica clínica”, avanza la uróloga.
La radioterapia en cáncer de vejiga puede ayudar a aliviar síntomas y a controlar la progresión en casos específicos.
Con inmunoterapia se ayuda al sistema inmunológico a reconocer y atacar a las células cancerosas.
las terapias dirigidas son aún poco conocidas. Están siendo investigadas y utilizadas en ciertos casos de cáncer de vejiga avanzado.
Cuatro consejos de la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid; recomendaciones cuyo éxito dependen del paciente, sea hombre o mujer:
Evite los factores de riesgo en cáncer de vejiga relacionados y conocidos, especialmente el hábito tabáquico.
Mantenga una adecuada salud urológica: ingesta abundante de líquidos (1,5 litros de agua/día) y una micción frecuente y adecuada. Ayudamos así a eliminar sustancias “toxicas” que pudiesen estar en la orina y que tengan riesgo potencial de producir daño físico/químico o molecular de las células de la pared vesical.
Acuda al urólog@ ante cualquier síntoma que detecte como sospechoso o inquietante. El objetivo de los exámenes de detección es la identificación temprana del cáncer de vejiga, antes de que invada el músculo cuando la terapéutica va a ser más invasiva y el pronóstico mucho peor.
Si ya ha sido diagnosticado y tratado de un cáncer de vejiga, no olvide ser riguroso y estricto en el cumplimiento de los controles evolutivos o de seguimiento.
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Ciencia y Salud
Campaña ´12 deportistas, 12 causas´ para promover buenos hábitos de vida
La campaña 12 deportistas, 12 causas ha sido creada por la Asociación Nereu, reconocida por su trabajo pionero en luchar contra la obesidad infantil, con el apoyo de Plátano de Canarias y el Consejo Superior de Deportes (CSD), a través de su Fundación Deporte Joven.
La Asociación Nereu, que impulsa la promoción de estilos de vida saludables, da un paso más en esta campaña para mejorar la vida de niños y niñas a través de la actividad física, la alimentación saludable y la educación emocional.
Para ello, contarán con la participación de 12 deportistas que, como figuras referentes para el público más joven, darán visibilidad a 12 causas, entre las que se encuentran el fomento de la actividad física, la promoción de la dieta mediterránea, el refuerzo de la salud mental y el bienestar, la importancia de la sostenibilidad alimentaria, la integración de personas con discapacidad o visibilizar el creciente auge del deporte femenino, entre otras.
El futbolista canario Pedri, jugador de la selección española de fútbol y del FC Barcelona; Marcus Cooper, piragüista y medallista olímpico; Emmanuel Reyes Pla, boxeador y medalla de bronce en París 2024; Ray Zapata, gimnasta y medallista olímpico en Tokio 2020; Sandra Sánchez, karateka campeona olímpica en Tokio 2020; Fernando Romay, exjugador de baloncesto y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84; la atleta paralímpica Adi Iglesias, oro y bronce olímpicos en Tokio 2020; Lucía Martín-Portugués, esgrimista medalla de bronce en los europeos de 2024; María Corbera, piragüista y ganadora de 11 medallas europeas y mundiales durante el último ciclo olímpico; Laura Fuertes, boxeadora y bronce europeo y mundial; Álvaro Valera, ganador de seis medallas en tenis de mesa adaptado en otros tantos Juegos Paralímpicos; y Sara Hurtado, patinadora olímpica, conforman la docena de deportistas.
Su compromiso ha hecho posible la puesta en marcha de esta campaña, que se enmarca en el Plan ADB 2030 de Apoyo al Deporte de Base, impulsado por el Consejo Superior de Deportes y la Fundación Deporte Joven.
El reto de la campaña ’12 deportistas, 12 causas’ es convertir esta acción en un movimiento que tenga impacto real en la sociedad y sus hábitos para la mejora de su calidad de vida.
Una acción que se apoya en el deporte como uno de los ámbitos más relevantes de la sociedad, conectando y empatizando con las familias y sirviendo como ejemplo e inspiración para las nuevas generaciones a través de 12 iconos del deporte, que trasladan un mensaje a la sociedad desde 12 causas para transcender desde la visibilidad y la educación.
La iniciativa arranca este jueves 21 de noviembre, y se desarrollará hasta el mes de mayo de 2025 en web y redes sociales.
La Asociación Nereu nació en 2006 y, desde entonces, lleva desarrollando diversas acciones y proyectos que luchan contra el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios.
Plátano de Canarias representa desde hace años el compromiso con el fomento de hábitos de vida saludables, entre los que destacan la alimentación equilibrada y la práctica de deporte, subraya la nota de prensa del evento.
La Fundación Deporte Joven es una entidad privada y de promoción pública, creada por el Consejo Superior de Deportes en 1996. Su misión es mejorar la vida de todas las personas a través del deporte.
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Ciencia y Salud
Vacunas, terapias personalizadas o el microbioma, retos en cáncer de páncreas
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Páncreas, el 21 de noviembre, el presidente del Pancreatic Cancer Europe, el oncólogo Alfredo Carrato, ha participado recientemente en una jornada en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid organizada por la Asociación Cáncer de Páncreas (Acanpan), por su décimo aniversario, en la que ha hecho una radiografía de este tumor y de sus retos.
Se estima que en 2024 se diagnostiquen 9.986 cánceres de páncreas, según el documento “La cifras del Cáncer en España 2024” de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), un tumor que en 2022 se cobró la vida de 7.973 personas.
“Es una necesidad concienciar a la sociedad de que estamos ante un gran enemigo que se va a convertir en la segunda causa de muerte por cáncer tras el cáncer de pulmón en los próximos años”, advierte el doctor Carrato.
En el momento del diagnóstico, solo un 10 % tiene el tumor localizado, un 29 % lo tiene avanzado en la zona del páncreas y en un 52 % debuta con metástasis, según datos aportados por el también investigador del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria.
Y para abordar este cáncer, el experto cita algunas acciones tanto en la investigación como en la práctica clínica, donde el tratamiento estándar sigue siendo la quimioterapia que consigue un 35 % de largos supervivientes.
- Hacer programas de cribado en poblaciones de alto riesgo: En Hospital Ramón y Cajal han atendido a familiares en primer grado de pacientes de cáncer de páncreas, unas 250 familias en diez años, con el fin de detectar el tumor en estadio precoz, cuando es asintomático, y conseguir frenarlo.
- Avanzar en los tratamientos personalizados gracias a los análisis genómicos que identifiquen mutaciones del tumor contra las que dirigir terapias. Una de las mutaciones es KRAS y uno de los objetivos es su inhibición.
- Conseguir que sea un tumor sensible a la inmunoterapia y desarrollar vacunas y virus oncolíticos “que permitan que nuestra propia inmunidad pelee contra este cáncer”, apunta el experto.
- El papel del microbioma o conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos…) que habitan en el organismo de cada paciente con composición propia y que puede promover la carcinogénesis o favorecer la inmunidad.
- Dar pasos en la cirugía, un desafío por la complejidad del páncreas, lo que requiere equipos especializados, y a la que solo son candidatos un 15-20% de los diagnosticados.
Retos en el cáncer de páncreas, un tumor con “una biología única, peor que los demás”. Una de las razones es porque ya se identifican células tumorales progenitoras de este tumor circulando por la sangre antes de que el tumor exista como tal en la glándula.
“Estamos intentado ganar terreno a una enfermedad que es una de las más difíciles de vencer, necesita mucha inversión y la concienciación de los políticos que diseñan estrategias de sanidad para que haya un trabajo en red, una infraestructura útil para los pacientes y obtengan el mejor de los tratamientos”, aboga el doctor Alfredo Carrato.
Los pacientes demandan
Esta jornada organizada por Acanpan refleja el trabajo que durante diez años ha realizado esta asociación en pro de potenciar la investigación y el acompañamiento sanitario de los pacientes de cáncer de páncreas.
“Solo un 8 % sobrevive a los cinco años del diagnóstico”, apuntó la presidenta de Acanpan, Cristina Sandín, quien citó datos de 2022 que, aunque bajos, suponen un incremento del 5% en la última década.
Por eso, pacientes, familiares, médicos e investigadores quieren seguir avanzando y se proponen los siguientes desafíos:
- La necesidad de impulsar la investigación de nuevas vías diagnósticas y de cribado para conseguir un diagnóstico temprano, directamente relacionado con el incremento de la supervivencia.
- La importancia de formar a los profesionales de Atención Primaria e insistir en la difusión de los signos y síntomas del cáncer de páncreas.
- La necesidad de crear una red de centros de referencia en cáncer de páncreas, así como protocolos coordinados de todas las disciplinas.
- Que médicos, investigadores y asociación de pacientes nos unamos con el fin de crear un plan conjunto para presentar a las autoridades fortaleciendo así nuestra capacidad de influencia en las instituciones.
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