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Ciencia y Salud

Cuidados paliativos en cáncer: 14 propuestas para mejorar la derivación

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baja incidencia acumulada

La falta de recursos asistenciales y profesionales con formación específica, tanto en atención primaria como en atención hospitalaria, retrasa el tiempo de derivación de los pacientes de cáncer que necesitan cuidados paliativos, es una de las conclusiones del documento “Procesos y tiempo de derivación de pacientes oncológicos a cuidados paliativos. Búsqueda de elementos de mejora”.

Según estas organizaciones de pacientes y médicos, en España hay casi 130.000 pacientes con necesidades paliativas complejas, pero 80.000 no reciben cuidados paliativos de calidad al existir desigualdades en el acceso y en la calidad asociadas a factores geográficos, socioeconómicos y de diferente formación de los profesionales sanitarios.

Los cuidados paliativos son una parte esencial de los sistemas de salud en general, y de la asistencia oncológica, en particular. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mejoran la calidad de vida de los pacientes, ya sean adultos o niños, y de sus familias, cuando se enfrentan a problemas asociados a enfermedades no curables.

¿Qué barreras tienen los cuidados paliativos en cáncer?

Los expertos que han elaborado este documento han identificado las principales barreras o déficits en los cuidados paliativos en relación con el cáncer.

  • 1) Cribado e identificación de las necesidades de cuidados paliativos: Los profesionales sanitarios tienen, en ocasiones, dificultades para identificar a los pacientes que necesitan cuidados paliativos y supone retrasos en la derivación. Esto se debe en parte a la “sensación de paciente inmortal”, donde hay una resistencia a aceptar la necesidad de cuidados paliativos.
  • 2) Activación de los sistemas de derivación: es necesaria la existencia de un cuidador principal y la comunicación efectiva con la familia para que haya una derivación adecuada, como ocurre, por ejemplo, en zonas rurales con poblaciones envejecidas, y disponer de información sobre la prestación de cuidados paliativos.
  • 4) Falta de recursos humanos en atención primaria y en atención hospitalaria. Existe una ratio muy baja e insuficiente entre el número de unidades de cuidados paliativos, tanto domiciliarias como hospitalarias, y el número de pacientes. También existen las barreras burocráticas que dificultan la provisión de recursos esenciales. Además, la falta de recursos económicos en muchas familias puede impedir que atiendan adecuadamente a los pacientes en el hogar.
  • 5) Formación de profesionales sanitarios: La carencia de personal sanitario formado en cuidados paliativos, tanto a nivel médico como enfermero, y la falta de unidades acreditadas para una asistencia paliativa integral limita la capacidad de los profesionales para identificar y derivar correctamente a los pacientes que necesitan estos cuidados.
  • 6) Tiempo de consulta: Es insuficiente para la correcta identificación, derivación y atención de los pacientes oncológicos con necesidad de cuidados paliativos. La presión asistencial impide que los profesionales de la salud puedan dedicar el tiempo necesario para una atención integral y adecuada en consulta.
  • 7) Hay diferentes modelos de atención que varían entre las diferentes comunidades autónomas e incluso entre hospitales dentro de la misma comunidad, lo que supone inequidad en el acceso y calidad de los cuidados paliativos.
  • 8) Coordinación: se observan carencias en la necesaria comunicación fluida y colaboración estrecha entre los profesionales de la oncología y de los cuidados paliativos, lo que impacta negativamente en la continuidad y calidad de la atención que reciben los pacientes.
cuidados paliativos oncología
Consulta de Atención Primaria en Barcelona. EFE/Quique García

Propuestas de mejora para pacientes oncológicos

La Asociación Española contra el Cáncer, SEOM y SECPAL proponen:

  • 1) Promoción de voluntades anticipadas: Realizar campañas de comunicación para fomentar la planificación anticipada de cuidados y la firma de documentos de voluntades anticipadas.
  • 2) Creación de grupos de trabajo multidisciplinarios para trabajar en el desarrollo de criterios consensuados de derivación, una acción inmediata que puede realizarse con los recursos y personal existente, mejorando la coordinación y la atención integral al paciente.
  • 3) Sesiones clínicas comunes: Establecer sesiones clínicas comunes entre oncología y cuidados paliativos, acción que puede ser iniciada y adaptada de manera local y no requiere grandes inversiones.
  • 4) Formación continuada sobre cuidados paliativos para oncólogos, profesionales de los cuidados paliativos y médicos de atención primaria. Y facilitar las rotaciones entre oncólogos y equipos de cuidados paliativos.
  • 5) Concienciación social por medio de campañas, actividades educativas y comunitarias.
  • 6) Aumento de recursos: prioritario establecer equipos de soporte de cuidados paliativos intrahospitalarios en todos los centros.
  • 7) Aprovechar herramientas y sistemas de historia clínica ya existentes para incluir evaluaciones de necesidades paliativas y facilitar la integración de estas evaluaciones en la práctica diaria.
  • 8) Gestores de casos para mejorar la coordinación entre diferentes niveles asistenciales.
  • 9) Desarrollo de protocolos y estándares de atención comunes entre oncología, cuidados paliativos y atención primaria. No requiere grandes inversiones, pero sí un gran esfuerzo de coordinación.
  • 10) Implementación de unidades funcionales independientes en los hospitales donde los pacientes puedan recibir asistencia por parte de múltiples especialistas en una sola visita. La organización de cada centro hospitalario y la necesidad de autofinanciación hacen que esta propuesta sea difícil de implementar y generalizar a corto plazo.
  • 11) Acceso completo a historias clínicas compartidas.
  • 12) Estandarización de tiempos de atención y seguimiento, aunque la variabilidad en los recursos y la estructura de los servicios de salud en diferentes regiones complican la implementación de estándares uniformes.
  • 13) Creación de servicios orgánicos de cuidados paliativos. Las sociedades científicas participantes en este consenso consideran que, para ello, sería conveniente la creación de la especialidad vía MIR de cuidados paliativos.
  • 14) Consecución de la continuidad asistencial 24/7 específica para personas con necesidades paliativas, al requerir inversiones, es necesario motivar, concienciar e influir para que las administraciones lo implanten.

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Alimentos ultraprocesados en la diana: qué son y por qué resultan tan nocivos para nuestra salud

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La salud pública ha colocado los alimentos ultraprocesados en el centro de la diana a raíz de un especial publicado en la revista científica The Lancet, que los ha tildado de “nuevo tabaquismo”. España, de hecho, es uno de los países en donde más ha aumentado su consumo: se ha triplicado en 30 años.

Cuenta a EFE una de las investigadoras del especial de The Lancet, Renata Bertazzi, actualmente en la Universidad de Salamanca, que los datos atribuidos a España proceden de encuestas hechas en 1990, 2000 y 2010, por lo que infiere que “con la tendencia de crecimiento observada, es posible que el consumo actual sea aún mayor».

¿Pero qué son los alimentos ultraprocesados, convertidos en dominantes en las dietas actuales tanto en los países desarrollados como en los emergentes a pesar de los conocidos efectos adversos que provocan en la salud de las personas?

Ultraprocesados: alto contenido de azúcares añadidos

Según la clasificación NOVA, que divide los alimentos según la naturaleza y objetivos del proceso industrial a los que se les somete, los ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas principalmente a partir de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, combinadas con aditivos, colorantes, saborizantes o emulsionantes. 

No contienen ingredientes integrales reconocibles y suelen tener un alto contenido de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y aditivos químicos.

Entre los ejemplos más comunes se encuentran la bollería industrial, los refrescos azucarados, los embutidos, las comidas rápidas, los cereales de desayuno azucarados, las patatas fritas de bolsa y los productos precocinados congelados. 

Estos alimentos, listos para consumir y de larga duración, ofrecen ventajas comerciales frente a los frescos, pero a costa de su valor nutricional.

¿En qué se diferencian de los alimentos procesados?

En la web de la Asociación Española de Nutrición y Dietética, antes de abordar qué son los alimentos procesados y por qué se caracterizan, recalca que la transformación, o procesamiento, de los alimentos es “cualquier acción que altere sustancialmente el producto inicial’. 

Se incluirían entonces aquellos alimentos “sometidos a algún tipo de tratamiento térmico (como la pasteurización), ahumado, curado, maduración, secado, marinado, extracción, extrusión, o a una combinación de dichos procedimientos”. 

El objetivo de estos procesos, remarca, consiste en “mejorar la apariencia y/o el sabor del alimento, hacerlo comestible o prolongar su duración” sin comprometer la seguridad alimentaria.

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Alimentos ultraprocesado. EFE/ Alberto Valdés.

Algunos ejemplos de alimentos procesados son  las legumbres cocidas, las verduras congeladas, los yogures, las bebidas vegetales, la piña en conserva, las lechugas troceadas, lavadas y listas para consumir, el pan, los frutos secos tostados…

Añade la entidad, respecto a los alimentos ultraprocesados, que la diferencia con los procesados es una “línea bastante volátil”, aunque se relacionan los primeros con los que se han sometido a “un proceso de transformación industrial muy intensivo”, y si por lo general reciben conservantes, colorantes, edulcorantes, emulsionantes u otros compuestos dirigidos a hacer más atractivos su aspecto y su sabor, en ocasiones se les agrega azúcares añadidos, grasas saturadas, grasas trans y sal. 

Estos últimos elementos los define la Academia como “los tres jinetes del Apocalipsis” por su relación directa con la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, por no hablar de cánceres.

Efectos en la salud

Enlazamos por tanto con las consecuencias que el consumo habitual de estos compuestos genera en la salud, basadas en estudios e investigaciones.

En España, por ejemplo, investigaciones del Proyecto SUN concluyeron que consumir más de cuatro raciones diarias de estos productos incrementa un 62 % el riesgo de mortalidad por todas las causas.

Otros trabajos han identificado efectos más específicos. En 2025, un estudio publicado en Cell Metabolism reveló que los ultraprocesados afectan la salud metabólica y reproductiva incluso sin un exceso de calorías, alterando hormonas y reduciendo la calidad del esperma. 

E investigaciones de la Universidad Rovira i Virgili demostraron que su consumo modifica la microbiota intestinal, favoreciendo bacterias asociadas a enfermedades inflamatorias.

También se han observado vínculos con la salud mental. En Brain Medicine alertaron de la presencia de microplásticos en alimentos ultraprocesados, capaces de acumularse en el cerebro y posiblemente contribuir a trastornos como la depresión o la demencia. 

En la infancia, su consumo se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, asma y alteraciones cardiometabólicas.

Medidas para limitar su venta y consumo

Ante la magnitud del problema, distintos países y organismos internacionales han adoptado políticas para reducir la exposición a estos productos. 

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan limitar su publicidad, especialmente dirigida a menores, e implementar impuestos a las bebidas azucaradas y etiquetados frontales claros.

México se ha convertido en un referente regional. Desde 2020 aplica un sistema de sellos de advertencia en los envases de alimentos y bebidas ultraprocesados, y en 2025 entró en vigor la prohibición de su venta en todas las escuelas del país. 

Países como Chile, Perú y Uruguay han implementado políticas similares, incluyendo etiquetados frontales y limitaciones a la promoción de ultraprocesados.

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EFE/Angel Díaz

En Europa, la United European Gastroenterology ha pedido restringir la publicidad de la “comida basura”, imponer recargos fiscales a los refrescos azucarados y promover dietas saludables basadas en frutas, verduras, legumbres y frutos secos. 

En España, un real decreto aprobado en abril de este año, sobre la alimentación en comedores escolares, prohíbe servir bebidas azucaradas, venderlas en las máquinas vending o en las cafeterías de estos centros. Y se eliminan las bebidas energéticas y los alimentos azucarados (la llamada bollería industrial). 

En concreto, no se podrán vender productos que superen un contenido máximo de 5 gramos de azúcares por porción envasada y que incumplan los criterios recomendados por organismos como la OMS sobre los límites para la ingesta de grasas, azúcares y sal, apuntaba la normativa del Gobierno.

Recomendaciones

Los investigadores del especial de The Lancet  apelan a los gobiernos a regular y reducir la producción, la comercialización y el consumo de ultraprocesados para salvarguardar la salud pública frente «a la poderosa industria de fabricación de ultraprocesados».

Entre sus recomendaciones: un etiquetado «más parecido al de una cajetilla de tabaco», que informe claramente de sus aditivos y del riesgo que suponen para la salud de forma bien visible en la parte frontal del producto.

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Proyecto CaMBIOAT, una iniciativa para mejorar la adherencia al tratamiento en cáncer de mama

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La creación de protocolos proactivos, el impulso de herramientas digitales en el sistema sanitario, una formación más específica y un mayor apoyo psicooncológico son las soluciones que propone el Proyecto CaMBIOAT, una iniciativa para mejorar la adherencia al tratamiento en cáncer de mama.

Oncólogos, farmacéuticos, pacientes, psicooncólogos y enfermeros han participado en esta iniciativa que identifica hasta 28 barreras que impiden la correcta adherencia al tratamiento de las pacientes, dado que un tercio de ellas no sigue el tratamiento endocrino al cabo de cinco años y la adherencia disminuye en más de un 25 % en el primer año tras el tratamiento agudo.

La sobrecarga asistencial, el acceso desigual a los recursos, la baja percepción del riesgo de no continuar el tratamiento o el impacto emocional son algunos de los impedimentos que recoge el proyecto CaMBIOAT -Cáncer de Mama: Barreras e Intervenciones Omnicanal para un cambio en la Adherencia Terapéutica-, el cual pretende ser una “guía de información» en este ámbito.

“Hay que incrementar la formación para informar de manera adaptada a cada paciente”, ha señalado la oncóloga médica del Hospital Universitario de Navarra y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Susana de la Cruz, quién ha contado que en ocasiones estas mujeres “no son conscientes del riesgo que conlleva no tomar la medicación”.

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Marcha solidaria por las mujeres afectadas de cáncer de mama. EFE/Pawel Supernak

Por ello, De la Cruz ha instado a fomentar la innovación digital en el sistema sanitario para que el profesional pueda conocer el seguimiento personalizado de cada una de ellas (…) “Sería interesante que pueda saltar una alarma si la paciente no ha ido a la farmacia, así como llevar algún tipo de conteo de su medicación”.

El oncólogo médico del Hospital 12 de Octubre y miembro fundador de SOLTI Young, Rodrigo Sánchez Bayona, ha hecho mención al “impacto en la calidad de vida” de las pacientes que reciben tratamientos hormonales y ha destacado la importancia del “acompañamiento con más detalle” desde la consulta.

“Hay falta de información real sobre si las pacientes toman la medicación y es importante contar con estos datos porque no es una inversión cara”, ha explicado Sánchez, quién considera que el acceso a la innovación sanitaria debe acompañarse del cumplimiento del tratamiento por parte del paciente.

Otros especialistas han señalado la educación sanitaria personalizada, el acompañamiento emocional continuo, la coordinación interdisciplinar, el empoderamiento de las pacientes y el acceso a recursos de los familiares y profesionales como parte de las soluciones en un contexto en el que “las pacientes con más riesgo son las que mejor cumplen el tratamiento”.

El proyecto, promovido por Lilly, -que colabora con EFE en la difusión de este contenido-, cuenta con la colaboración de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO), de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y del grupo académico de investigación clínica, SOLTI.

El cáncer de mama es el tipo de tumor más común en la población femenina española con 37.000 nuevos casos cada año -cien mujeres son diagnosticadas al día- y una tasa de supervivencia del 82,8 % a cinco años del diagnóstico.

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Claves de la decisión de EE.UU de retirar las advertencias sobre la terapia hormonal en la menopausia

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Estados Unidos anunció hace unos días que eliminará las advertencias para la salud de la terapia hormonal para la menopausia, una decisión que supone «un cambio radical» en el tratamiento de las mujeres durante esta etapa «y una especie de rehabilitación científica» tras más de dos décadas de estigmatización de este tipo de fármacos.

Fue el pasado 10 de noviembre cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) anunció en rueda de prensa lo que consideró algo «histórico».

«El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. anunció hoy una medida histórica para restablecer el rigor científico en la salud de la mujer. Tras más de dos décadas de temor y desinformación en torno a la terapia hormonal sustitutiva, la FDA está comenzando a eliminar las amplias advertencias de recuadro negro de los productos de THS para la menopausia», señaló entonces la agencia sanitaria estadounidense.

En concreto, se refiere a actualizar el etiquetado de los fármacos de la terapia hormonal y eliminar las referencias a los riesgos de enfermedad cardiovascular, cáncer de mama y demencia probable.

«La FDA no tiene previsto eliminar la advertencia destacada sobre cáncer de endometrio para los productos sistémicos que contienen estrógenos solos», añadía la entidad estadounidense.

El estudio que lo cambió todo

Recordaba la agencia que las mujeres han usado la terapia hormonal durante décadas para aliviar los síntomas asociados a la menopausia.

Sin embargo, «su uso se desplomó a principios de la década de 2000» cuando la FDA incluyó advertencias destacadas en los prospectos tras un estudio de la Iniciativa de Salud de la Mujer (WHI, por sus siglas en ingles) que halló riesgo de cáncer de mama.

Pero el estudio «no era estadísticamente significativo» y la edad promedio de las mujeres participantes era de 63 años, más de una década superior a la edad promedio de una mujer que experimenta la menopausia. Además, a las participantes se les administró una formulación hormonal cuyo uso ya no es común.

En este sentido, la presidenta electa de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), Silvia P. González, abunda, en declaraciones a EFE Salud, en que, además, y entre otras cosas, las criticas a ese estudio señalaban que los resultados no estaban ajustados por factores de riesgo, como las enfermedades preexistentes.

«Estas mujeres, muchas de ellas, eran fumadoras obesas de bastante edad, con lo cual su riesgo ya de cáncer de mama podía ser alto. Y, además, pudo haber sesgo, porque hubo una tasa inusualmente baja de cáncer de mama en el grupo de placebo», indica González.

Y lo más revelador, sostiene la presidenta electa de la AEEM, es que un análisis posterior de los mismos datos del estudio WHI a 20 años, indicaba que en el grupo de mujeres que tomaban solamente estrógenos tras la menopausia conseguía una reducción de un 23 % del riesgo de padecer cáncer de mama y un 40 % menos de riesgo de morir por este tumor.

Una rehabilitación científica

Para la AEEM, la decisión de la agencia sanitaria estadounidense es una especie «de rehabilitación científica después de más de dos décadas de estigmatización» de la terapia hormonal sustitutiva para la menopausia.

Y es que las hormonas actuales como el estradiol o la progesterona micronizada, entre otras, si bien son sintéticas, son estructuralmente idénticas a las que produce el cuerpo de la mujer de forma natural. Y, desde luego, son muy distintas a las que se usaron en el estudio de la WHI hace 20 años, y con un perfil de seguridad muy mejorado.

Menopausia terapia hormonal
EFE/Paco Paredes

En Europa

¿Y cómo afectará en Europa esta decisión? Según explica González, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) hace sus propias revisiones científicas y recomendaciones.

«Pero probablemente la EMA deba responder de alguna forma a este cambio, especialmente si se comienza a generar presión desde las sociedades médicas europeas y posiblemente pues así se haga, porque realmente estábamos esperando ya anuncios mucho más positivos de la terapia hormonal y mucho más equilibrados», puntualiza González.

En este sentido, lamenta que Estados Unidos y Europa estén «desalineados» en esta materia porque, en su opinión, lo que provoca es «confusión en las mujeres». De ahí que la AEEM trate de hacer lo que esté en su mano para armonizar las posturas regulatorias y que la evidencia científica, que es común, s etenga en consideración en Europa.

El daño «ya está hecho»

Las advertencias de los riesgos para la salud de la terapia hormonal sustitutiva en la menopausia en los últimos 20 años han generado una «desconfianza rotunda» en estos fármacos por parte de las mujeres, de hecho, en algunos países su uso llegó a descender hasta un 80 %.

La consecuencia de ese estudio de la WHI y de cómo se difundió (antes en los medios de comunicación que en publicación científica) provocó que «toda una generación de mujeres fuera privada de poder elegir si quería un tratamiento hormonal».

«Y esto generó consecuencias muy negativas para la salud y calidad de vida de las mujeres», asevera la presidenta de la AEEM y directora médica de Menoclínica.

Por eso, esta decisión de la FDA llega «tarde y el daño ya está hecho» a esa generación de mujeres que se ha visto perjudicada «pagando un alto precio» en su calidad de vida, como fracturas osteoporósicas o eventos cardiovasculares, entre otros.

Fármacos seguros

González hace hincapié en que probablemente no hay medicamentos tan estudiados a nivel mundial como los de la terapia hormonal sustitutiva.

Menopausia mujeres
La presidenta de la AEEM, Silvia P. González, en una foto de archivo. EFE/bpc

De hecho, hay estudios que han reclutado a más de un millón de mujeres, con lo cual se sabe «muchísimo sobre sus riesgos y beneficios».

«El mensaje es que las hormonas no son el demonio. Desde luego tampoco son la panacea. Y esto también es muy importante, es una herramienta muy eficaz cuando se usa correctamente, con las pruebas adecuadas y en el momento oportuno», considera la presidenta electa de la AEEM.

¿Cuándo iniciar la terapia hormonal?

La indicación de la terapia hormonal es cuando existe sintomatología climatérica por la menopausia, que deteriora la calidad de vida de la mujer.

La recomendación, en este sentido, es iniciar la terapia cuando hay síntomas en los diez años posteriores a la menopausia. Lo ideal es hacerlo cuanto antes, mejor.

De esta forma si la mujer está sana y tiene síntomas que deterioran su calidad de vida, los beneficios superan a los riesgos potenciales. En concreto, se reduce un 50 % el riesgo de infarto, un 64 %, el de deterioro cognitivo y un 35 % de alzhéimer. Pero también, una disminución de determinados tumores, como el de colon.

«En mujeres que tienen patologías, pues depende. Ahí hay que elegir muy bien el tipo de tratamiento hormonal, la vía de administración, la composición exacta y valorar e individualizar mucho los casos», apunta González.

De hecho, la AEEM cuenta con un posicionamiento de casi 100 páginas sobre los criterios de viabilidad de la terapia hormonal, con las condiciones de salud clínicas y evalúa todos los estudios que han sido publicados para indicar, mediante un código semafórico, cuándo se puede utilizar o no el tratamiento hormonal.

«Siempre tiene que ser una decisión compartida entre médico y paciente, evaluando todos los factores de riesgo personales, la intensidad de los síntomas y, por supuesto, las preferencias de la mujer», sentencia la presidenta de la AEEM.

Informarse de fuentes fiables

Ante la repercusión mediática que ha tenido la decisión de la FDA, la presidenta electa de la AEEM hace hincapié en que las mujeres tengan en cuenta las fuentes de las cuales proviene la información, que tienen que ser de profesionales con formación específica de menopausia.

«Y no en influencers o celebrities, que no están cualificadas para emitir una opinión sólida al respecto, y que no se dan cuenta de que están haciendo muchísimo daño», destaca.

Por último, González insiste en que las sociedades científicas no dicen para todo el mundo tratamiento hormonal, «en absoluto».

«Ni lo hemos dicho nunca ni lo vamos a decir. Lo que sí decimos es que se les dé una visión equilibrada a las mujeres para que puedan elegir sin miedo, y se puede hacer una toma de decisiones compartida», insiste.

La entrada Claves de la decisión de EE.UU de retirar las advertencias sobre la terapia hormonal en la menopausia se publicó primero en EFE Salud.

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