Asma: cuándo la dificultad para respirar puede ser motivo de consulta médica o señal de alarma
Las molestias ante un esfuerzo físico, como subir escaleras o correr el colectivo, puede responder a distintas causas. Cuáles son los tratamientos del asma, según los expertos
Durante el día, pequeñas acciones cotidianas ponen a prueba la capacidad respiratoria. Subir unas escaleras o correr hasta la parada para alcanzar el bus o colectivo, son ejemplos habituales. En muchos casos, a medida que se avanza en el esfuerzo, las personas notan una dificultad para respirar. Esa falta el aire puede ser un síntoma de una enfermedad que consiste en la inflamación de las vías respiratorias: el asma.
Te puede interesar:Qué alertan los científicos que detectaron niveles récord de gases contaminantes en el planeta
Al acceder al diagnóstico y al tratamiento oportuno, las personas con asma reducen el riesgo de complicaciones, como la dificultad para dormir bien por tener síntomas nocturnos, los cambios permanentes en la función pulmonar, la tos persistente, la necesidad de usar un respirador y hasta la muerte. La Asociación Argentina de Pacientes con Asma (AAPASMA) busca concientizar a la población sobre la detección temprana de la enfermedad y para que se acceda al tratamiento efectivo.
“La dificultad para respirar, la falta de aire, los silbidos en el pecho, la tos, la fatiga o el aumento de esos síntomas con los ejercicios físicos, la risa, el frío o los procesos infecciosos, como el resfrío o la gripe, son síntomas que pueden estar asociados al desarrollo del asma”, dijo a Infobae el doctor Pablo Moreno, especialista en alergia e inmunología y presidente de la AAPASMA.
Esa asociación cuenta con la colaboración de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, Asthma Right Care Argentina y Grupo Asma GANOA para realizar la campaña de concientización sobre la enfermedad que padecen más de 339 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El asma es una enfermedad crónica que afecta a niños y adultos. Las vías que conducen el aire a los pulmones se estrechan debido a la inflamación y la compresión de los músculos que rodean las vías respiratorias finas/Archivo
“Aún hay mucho desconocimiento sobre el asma y también mitos que interfieren con el diagnóstico apropiado y el acceso al tratamiento que puede ser efectivo para hacer que los pacientes tengan una buena calidad de vida”, explicó el doctor Moreno.
Te puede interesar:A propósito de la “ola de calor”, fans mexicanos recordaron que Taylor Swift es la artista que más contamina
En algunos casos, hay personas que, por razones económicas, no acceden al tratamiento. En otros, algunos todavía creen en mitos como que ‘la enfermedad se cura sola’ o ‘la medicación hace mal’. Algunas personas no le cuentan a los profesionales de la salud que tienen dificultad para respirar por diferentes razones. Por ejemplo, los chicos con asma sufren bullying”, comentó.
Las personas que no reciben un tratamiento adecuado contra el asma pueden sufrir trastornos del sueño, cansancio durante el día y problemas de concentración, de acuerdo con la OMS. También, aquellos que tienen esta afección y sus familiares pueden tener que ausentarse de la escuela y el trabajo, con lo cual surgen repercusiones económicas para el entorno y la comunidad en general.
La exposición a una serie de alérgenos y sustancias irritantes del medio ambiente puede aumentar el riesgo de padecer asma, como la contaminación del aire en espacios cerrados y en el exterior (UN Photo/Kibae Park)
Cuando los síntomas son graves, los pacientes pueden precisar cuidados urgentes y tal vez tengan que ingresar en un hospital para ser tratados y vigiladps. En los casos más graves, el asma puede ser letal.
Te puede interesar:La Justicia Federal allanó el basural a cielo abierto de Luján en busca de residuos peligrosos y sustancias tóxicas
Se trata de una enfermedad crónica y no es transmisible. Sin embargo, las infecciones respiratorias virales (como el resfriado común y la gripe) pueden causar exacerbaciones o crisis en pacientes con asma.
Si bien no está claro por qué algunas personas padecen asma y otras no, probablemente se deba a una combinación de factores ambientales y genéticos.
El asma afecta a todas las edades: es la enfermedad crónica más común de la infancia, la adolescencia y la edad adulta. En la Argentina se estima que hay 4 millones de pacientes con diagnóstico médico de asma. Además, se estima que aproximadamente la mitad de los que padecen la enfermedad no lo saben, según indican los expertos de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), por lo cual no cuentan con tratamiento.
Si bien el asma no tiene cura, un tratamiento adecuado puede ayudar a controlar la enfermedad y facilitar que los pacientes lleven una vida normal y activa (Getty)
Ese subregistro implica que las personas estén en mayor riesgo de agravar el cuadro, y produce 15.000 internaciones al año por la falta de control en cuanto al tratamiento.
Hay distintos indicadores que permiten establecer el nivel de gravedad de asma de un paciente. Algunos de ellos son: la frecuencia de los síntomas, la cantidad de ingresos a centros de urgencias al año, la cantidad de medicación necesaria para controlar la enfermedad, el uso de rescatadores o aliviadores, el compromiso de la calidad de vida, los valores arrojados por estudios complementarios, entre otros factores.
El diagnóstico del asma se hace a través de un examen médico. Luego se pueden indicar estudios complementarios, que lo confirman y el nivel de gravedad.
El tratamiento para cada paciente es diferente ya que va a depender de la gravedad del asma y la respuesta a las terapias. No se puede establecer el tratamiento adecuado en una visita porque hay que evaluar cómo responde cada paciente.
Las personas que padecen asma y sus familiares necesitan formación para conocer mejor su enfermedad, su tratamiento, los desencadenantes que tienen que evitar y cómo tratar sus síntomas, según la OMS/Archivo
Según explicó a Infobae el doctor Sergio Zunino, coordinador de la sección de inmunología y obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), como parte del tratamiento, los profesionales de la salud pueden indicar el uso de corticoides ya que son antiinflamatorios y logran reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas y el riesgo de padecer crisis.
“Los corticoides pueden venir en aerosol o en polvo seco. El paciente los incorpora en su árbol bronquial”, afirmó el doctor Zunino. Al acceder al corticoide, se produce un efecto desinflamatorio sobre la vía aérea. Siempre deben usarse con control médico.
También pueden indicarse rescatadores/aliviadores de los momentos de crisis. “Los broncodilatadores, rescatadores o aliviadores sirven para dilatar temporariamente los bronquios, pero no son el tratamiento principal del asma. Como tienen un costo bajo, a veces los pacientes solo usan los broncodilatadores y por eso están mal controlados”, expresó Zunino.
Con el tratamiento adecuado, los pacientes pueden tener una calidad de vida equiparable a la de alguien sin la enfermedad/Archivo
Existen anticuerpos monoclonales o biológicos para tratar a pacientes con asma. Son medicamentos específicos, que intervienen directamente en el mecanismo inflamatorio. “Están destinados solo al grupo de asma grave, que constituyen hasta el 5% de la población de pacientes con asma. Son los pacientes con más riesgo de mortalidad y pueden tener otras afecciones asociadas”.
Son pacientes que no responden a los corticoides y otros fármacos y requieren internación. Deben ser evaluados para recibir el tratamiento biológico, afirmó.
La hipogeusia puede tener múltiples orígenes, según la Clínica Universidad de Navarra (CUN). Causas que van desde factores transitorios, como infecciones, hasta enfermedades crónicas o progresivas.
Estas causas se clasifican en tres grandes grupos:
Locales
Infecciones de la cavidad oral: gingivitis, caries o infecciones por hongos.
Lesiones en la lengua: traumatismos, quemaduras o irritación por alimentos muy calientes o picantes.
Xerostomía: sequedad bucal que modifica la percepción de los sabores.
Neurológicas
Daño en los nervios: lesiones en el nervio facial, glosofaríngeo o vago por cirugías, traumatismos o infecciones.
Accidente cerebrovascular: puede alterar las vías cerebrales encargadas del gusto.
Enfermedades neurodegenerativas: como el Parkinson o el Alzheimer, que afectan los sentidos.
Sistémicas
Deficiencias nutricionales: falta de zinc, vitamina B12 o hierro.
Uso de medicamentos: algunos antihipertensivos, antidepresivos o tratamientos oncológicos como la quimioterapia.
Infecciones respiratorias: resfriados o sinusitis que interfieren en la relación entre gusto y olfato.
¿Qué es la hipogeusia?. EFE/ Eugenio Frater
Síntomas de la hipogeusia
Los síntomas de la hipogeusia varían en intensidad y pueden afectar a uno o varios sabores. La CUN asegura que los más frecuentes son:
Disminución en la percepción de sabores básicos, como el dulce o el salado.
Cambios en la dieta, con preferencia por alimentos de sabor intenso o desinterés por la comida.
Problemas secundarios, como pérdida de peso o riesgo de desnutrición.
Diagnóstico de la hipogeusia
El diagnóstico requiere una valoración clínica completa para determinar la causa. Entre las pruebas más utilizadas, la CUN destaca:
Historia clínica: revisión de síntomas, antecedentes médicos y medicamentos en uso.
Examen físico: inspección de la cavidad oral para descartar lesiones o infecciones.
Pruebas de gusto: análisis de la percepción de los sabores básicos con soluciones específicas.
Pruebas de laboratorio: análisis de sangre para detectar deficiencias nutricionales o infecciones.
Estudios de imagen: como tomografía o resonancia magnética, en casos de sospecha de daño neurológico.
Tratamiento de la hipogeusia
El tratamiento depende de la causa subyacente y puede incluir diferentes enfoques. La Clínica Universidad de Navarra (CUN) identifica varios tratamientos:
Manejo de causas locales
Tratamiento de infecciones o lesiones bucales mediante higiene oral adecuada.
Uso de saliva artificial o mayor hidratación en casos de sequedad bucal.
Abordaje de causas sistémicas
Suplementación de zinc, vitamina B12 o hierro en deficiencias nutricionales.
Revisión y ajuste de medicamentos que puedan inducir la pérdida del gusto.
Tratamiento neurológico
Rehabilitación sensorial para estimular el gusto tras daño nervioso.
Enfoque multidisciplinar con neurólogos y otorrinolaringólogos en casos complejos.
Limitar el volumen, evitar dispositivos intraurales y reducir la exposición continuada son algunas de las recomendaciones dadas por los expertos de ambas disciplinas, citados por Sanitas en una nota de prensa, en la que pone el foco en cómo los hábitos digitales han transformado las rutinas de descanso.
Cada vez más personas recurren a auriculares para escuchar música relajante, podcasts o contenido ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma) como ayuda para conciliar el sueño, señala la entidad, pero este hábito puede ser perjudicial.
El doctor Lorenzo, jefe se servicio de Otorrinolaringología del Hospital Sanitas Virgen del Mar, recalca que “dormir con auriculares implica una exposición prolongada al sonido, incluso a bajo volumen”. “Esto –añade– puede provocar desde irritación en el conducto auditivo hasta otitis externas o, con el tiempo, pérdida auditiva, especialmente si se emplean dispositivos intraurales”.
Perjudicial para el sueño
Por su parte, el doctor Casals, jefe se servicio de Neurología del Hospital Sanitas Virgen del Mar, hace hincapié en que el uso continuado de auriculares durante la noche también puede alterar la arquitectura natural del sueño.
“El cerebro”, señala, “necesita ciclos alternos de sueño profundo y ligero para llevar a cabo sus funciones de reparación. La estimulación sonora constante puede fragmentar estos ciclos, empeorando la calidad del descanso y afectando a largo plazo a la memoria, la atención o el rendimiento cognitivo”.
Freepik/EFE
Aunque existen técnicas sonoras útiles para favorecer la relajación, especialmente en personas con dificultades para dormir, y aunque están demostrados los efectos positivos de la música, ya que propicia la reducción de los niveles de cortisol –la hormona del estrés– y atenúa la sensación de ansiedad, el problema surge cuando estos estímulos se mantienen durante horas sin interrupción o a volúmenes inadecuados.
“El oído necesita periodos de descanso absoluto para recuperarse. Si se somete de forma continua a la cóclea a una estimulación sonora, aunque sea leve, pueden aparecer fenómenos como el tinnitus o zumbidos persistentes”, apunta Lorenzo.
Pautas para reducir riesgos y proteger la salud auditiva
Para mitigar los efectos perjudiciales, los profesionales de Sanitas proponen los siguientes consejos:
Fomentar las rutinas sin estímulos auditivos tecnológicos. Para mejorar el descanso se recomienda cambiar a nuevos hábitos que eviten la pantalla en las horas previas del sueño.
Evitar el uso de los auriculares que se introducen en el oído o intraurales. Como alternativa se recomienda dispositivos externos que no obstruyan directamente el canal auditivo.
Controlar el volumen y la duración. La recomendación es mantener el sonido por debajo del 60 % del volumen máximo y limitar su uso a los primeros 30 minutos del sueño.
Programar el apagado automático del dispositivo configurando el temporizador para detener la reproducción tras un periodo determinado.
Limpiar los auriculares regularmente, para que la acumulación de suciedad o humedad no favorezca la aparición de infecciones.
Para fomentar el descanso saludable es necesario usar sonidos menos invasivos para el cerebro como los neutros, naturales o ruido blanco.
Como dermatólogo del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid nos recuerda, además, que la psoriasis no es una patología infecciosa, sino una enfermedad inflamatoria, ya que “nuestro sistema inmunológico provoca un crecimiento rápido y descontrolado de las células cutáneas”.
“Y evoluciona clínicamente con brotes y remisiones periódicas, provocando que el paciente empeore o mejore de forma cíclica; a lo que se añade la posibilidad de asociarse a dolencias concomitantes, como la artritis psoriásica, y a diferentes comorbilidades, como la disfunción coronaria microvascular”, completa.
En cualquier caso, existen pocos marcadores que puedan indicar la gravedad de la enfermedad o cómo va a progresar con el paso del tiempo. No disponemos todavía de pruebas diagnósticas específcas.
La psoriasis, de altísimo impacto psicoemocional, sobre todo en estadios moderados y graves, registra una incidencia de entre el 2 % y el 3 % de la población mundial, con escasa diferencia entre hombres y mujeres (unos 125 millones de personas, alrededor de 1,1 millones en España).
La mayoría de est@s pacientes padecen la forma leve (70 %), mientras que el nivel moderado lo sufren otro 20 % y el estadio grave el 10 % restante. Y surge, habitualmente, en dos horquillas de edad: entre los diez y treinta años o los cincuenta y sesenta.
El Dr. Díaz Martínez, dermatólogo del Servicio que dirige el Dr. Eduardo López Bran en el Hospital Clínico San Carlos. Fotografía de Pedro Gago.
Dr. Díaz Martínez, ¿qué causa la psoriasis?
“La psoriasis es una enfermedad multifactorial, aunque en realidad sea una predisposición del sistema inmunológico; es decir, muchos pacientes tienen un trasfondo genético propicio para iniciar esta patología”, señala.
A la vez, esta genética se une a posibles factores desencadenantes, como infecciones microbianas, climatología fría y seca, exposición al tabaquismo, alcoholismo, ciertos medicamentos o algunas enfermedades autoinmunes.
Por ejemplo, en psoriasis, las células que contrarrestan a los microorganismos infecciosos atacan por error a las células sanas de la piel.
“También, se piensa que el estrés, no el estrés normal de la vida, que también, sino el estrés sobre la propia piel puede prender esa mecha que hace estallar la enfermedad de la psoriasis”, apunta el Dr. Díaz Martínez.
La forma clínica más frecuente, en un 90 % de casos, es la llamada psoriasis vulgar, en placas o lesiones eritematosas, descamativas; pueden picar y producir dolor, incluso episodios de sangrado.
“Estas placas, delimitadas, suelen estar localizadas a lo largo del cuerpo, aunque incidan más en las caras de extensión de los codos, rodillas y en la zona lumbosacra o parte baja de la espalda; afectando, también, al cuero cabelludo”, explica.
Existen otras formas clínicas de la psoriasis, como la inversa, manchas finas inflamadas en los pliegues de la piel de las mamas, ingle y glúteos; en gotas, más común en niñ@s y adultos jóvenes, que se presenta a modo de manchas recubiertas por una escama fina.
Ungueal, que se centra en las uñas de las manos y los pies de manera específica o en el marco de una psoriasis generalizada.
La psoriasis pustulosa, generalmente palmoplantar, que se desarrolla con rapidez y forma ampollas de pus; y la eritrodérmica, que abarca casi toda la superficie de la piel con un sarpullido descamativo, son las clínicas más llamativas y estigmatizantes.
“Estas demostraciones clínicas de la enfermedad son casos poco frecuentes, pero muchas veces nos hacen pensar en la posibilidad cierta de una artropatía psoriásica”, aclara el dermatólogo.
Dr. Díaz Martínez, ¿de qué tratamientos dispone la dermatología para afrontar el reto de la curación de la piel?
“Nuestros pacientes cuentan con un conjunto de fármacos sistémicos y biológicos innovadores que han revolucionado el tratamiento integral de la psoriasis: nuevas moléculas (anticuerpos monoclonales o los inhibidores del JAK) para tratar las formas comunes y menos frecuentes de la enfermedad”, subraya.
Entre los medicamentos sistémicos, inmunosupresores en su mayor parte, destacan:
Metotrexato, que provoca la inhibición de la síntesis del ADN, deteniendo la fase de la síntesis de la división celular (cuando resplica todo su ADN con el fin de crear copias de sus cromosomas).
Ciclosporina, molécula por toma oral muy efectiva.
Acitretino, centrado en las psoriasis pustulosas, palmoplantar y eritrodérmica.
Apremilast, fármaco de segunda línea.
Disponemos de fármacos biológicos como los inhibidores del factor de necrosis tumoral (anti-TNF): etanercept, infliximab, adalimumab, certolizumab y biosimilares.
Y también, de los inhibidores de la interleucina 23 (anti-IL23): ustekinumab, guselkumab, tildrakizumab y risankizumab; y de los inhibidores de la intelucina 17 (anti-IL17 y 17AR): secukinumab, ixekizumab, brodalumab y bimekizumab.
“Lo que buscamos, ya sea con los medicamentos sistémicos o los biológicos, que demuestran mayor eficacia, es mantener las placas estables, que disminuyan y que, finalmente, se produzca la curación o blanqueamiento del paciente”, indica el Dr. Díaz Martínez.
El pronóstico es efectivo para la gran mayoría de pacientes debido a que existen muchas opciones de tratamiento. Nada tiene que ver el abordaje de la psoriasis de hoy en día con el que se realizaba hace quince años.
“No sólo podemos tratar cualquier manifestación de la enfermedad, sino que avanzamos hacia la vinculación directa de cada fármaco con el perfil de cada paciente: medicina personalizada”, asegura.
Doctor, ¿qué medidas de prevención se pueden adoptar ante la enfermedad psoriásica?
“Dentro de las medidas de prevención, como sucede en todas las enfermedades inflamatorias, la dieta mediterránea y el ejercicio físico son muy importantes para atenuar los síntomas de la psoriasis, ayudando a que su progresión permanezca en el estadio más leve.
Otro factor a tener en cuenta, al ser una enfermedad cutánea, es el daño que sufre la piel por acciones externas.
No se recomienda la realización de tatuajes u otro tipo de procedimientos que puedan dañar el tegumento (piel, cabello, uñas, glándulas sebáceas y sudoríparas): podrían estimular la cascada inflamatoria que desencadena la placa de psoriasis”, concluye el Dr. Miguel Antonio Díaz Martínez.