Mientras continúan los ataques de jóvenes ambientalistas a obras de arte exhibidas en museos europeos en reclamo de medidas de los gobiernos y las empresas para frenar los efectos indeseados del cambio climático, varios artistas, críticos e intelectuales de la Argentina comienzan a expresarse al respecto. No es improbable que este activismo ambiental (financiado por organizaciones primermundistas) se propague en instituciones artísticas de otros continentes.
En la seguidilla de acciones, y gracias a la viralización en redes sociales y la prensa mundial, los ambientalistas radicalizados plantean una opción: el arte o la vida. Pero ¿por qué no ambos?
Dos manifestantes de Just Stop Oil arrojaron sopa enlatada a “Los girasoles” de Vincent Van Gogh en la National Gallery de Londres el 14 de octubre
La “vandalización” de los activistas -las comillas son oportunas porque (hasta ahora) las obras de arte no han sido dañadas- se asemeja a una performance que toma elementos de la historia del arte, como cuando las dos adolescentes integrantes de Just Stop Oil arrojaron sopa enlatada sobre una pintura de Vincent van Gogh, en la National Gallery de Londres, en clara alusión a las obras en serie de Andy Warhol de las latas de sopa Campbell. En cambio, el reciente atentado de los activistas finlandeses de la agrupación Última Generación, que arrojaron un líquido negro que simbolizaba el petróleo a una obra de Gustav Klimt, en el Leopold Museum de Viena, tiene más afinidad con el expresionismo de un Jackson Pollock.
— Stop Fossil Fuel Subsidies (@stopffsubsidies) November 9, 2022
En diálogo con LA NACION, artistas, teóricos, críticos y periodistas especializados se manifestaron sobre los activistas ecológicos que utilizan el arte para reclamar mejores condiciones de vida en el planeta.
Luis Felipe “Yuyo” Noé (artista)
“Una cosa es una causa justa y fundamental como la lucha a favor de la conservación del medio ambiente, y otra cosa son los medios para publicitarla. Eso de tirar comida sobre obras fundamentales para la historia del arte es una tontería sin sentido y contraproducente porque produce reacciones en contra”.
Marta Minujín (artista)
“Me parece una locura, y es algo inútil, porque las cosas van a seguir igual. Y aparte no sé por qué se les ocurrió atacar las obras; mejor que se la agarren con los monumentos nacionales, pero no con el arte. No me gusta nada, ni me parece interesante”.
«Naturaleza y cultura son anverso y reverso de un mismo imperativo, el de la preservación de todas las formas de la vida», reflexiona José Emilio BurucúaPatricio Pidal/AFV
José Emilio Burucúa (historiador del arte)
“Es difícil explicar una acción tan absurda. A menos que se haga a sabiendas de que no tiene efectos destructivos. Pero tal cosa no es segura. De modo que volvemos al absurdo. Naturaleza y cultura son anverso y reverso de un mismo imperativo, el de la preservación de todas las formas de la vida, y esa es una responsabilidad exclusivamente humana a fin de cuentas”.
Claudia del Río (artista)
“Amo este nuevo concepto de los derechos subjetivos de la naturaleza, que son los derechos jurídicos. Banco al ambientalismo, son posiciones extremas, pero podemos vivir sin esas obras maestras, sin embargo la vida en Rosario con el humo y herbicidas, etcétera, etcétera, nos mata acá ypone de rodillas aún más al continente americano. La justicia ambiental debe legislarse como un derecho de la naturaleza”.
Andrés Duprat (director del Museo Nacional de Bellas Artes)
“Si bien los principales museos poseen múltiples herramientasde seguridad, como cámaras, alarmas y guardianes de sala, los ataques repentinos contra obras de arte, como los perpetrados recientemente en Londres, Viena y Madrid, son muy difíciles de anticipar y prevenir por la misma naturaleza de su acción. Por fortuna, en nuestro país ese tipo de acciones y atentados no son frecuentes.
Los atentados recientes son en general eficaces en su concepción práctica, salvo el de El grito de Edvard Munch en el museo de Oslo que pudo evitarse, pero fallidos en su concepción simbólica. Los aciertos prácticos son varios, comenzando por la elección del lugar: los museos más famosos y visitados del mundo. A la vez, los activistas eligen obras icónicas, populares y valiosísimas, de autores célebres y conocidos por el gran público a lo largo de la historia del arte. Con esas dos elecciones, se garantizan prensa mundial.
El último ataque ambientalista, anteayer, fue contra una pintura de Gustav Klimt en el Museo Leopold en Viena, Austria. La pintura está cubierta con un cristal y no resultó dañada
La acción repentina de arrojar líquidos sobre las pinturas permite llevar a cabo el plan sin que los guardias tengan tiempo de reaccionar. Los activistas adhieren luego sus manos a la pared o al marco de la obra con un pegamento instantáneo, para evitar ser expulsados de la sala y contar con el tiempo necesario para manifestar sus consignas y completar su protesta. La acción contempla la reacción de los visitantes y ocasionales testigos, quienes forman parte del plan sin saberlo, al cumplir con la documentación y la viralización necesaria del episodio.
La gran falla o debilidad de estos atentados es conceptual, ya que lo que pretenden discutir o denunciar se ve absolutamente eclipsado por la impactante lectura simbólica de las acciones. Y claramente nadie podría articular el simulacro de dañar una obra de arte con una protesta en defensa del medioambiente o con una crítica al orden mundial. El medio contradice y destruye el mensaje, pues se pretende poner en discusión el orden mundial con aquello que lo sustenta, es decir, los medios de comunicación.
¿Qué interrogación suscita la posibilidad de destrucción del arte y de qué manera los medios capturan esto? ¿Qué representan hoy esas grandes obras de notables artistas, como Van Gogh, Klimt, Goya o Vermeer exhibidas en colecciones de museos que pudieran ser susceptibles a la impugnación a través de un atentado?
La relación metafórica no funciona. El símbolo que se pretende impugnar no remite inmediatamente a la destrucción del planeta, ni al hambre en el mundo ni a nada que se le parezca. Como herramienta política las acciones son fallidas, y la prueba es que la opinión pública habla cada vez más de las vandalizaciones de las obras y menos de las consignas propuestas por los activistas”.
A favor y en contra: Claudia del Río, Azul Blaseotto y Karina El AzemArchivo
Karina El Azem (artista)
“El presente nos está llamando a una acción madura, consciente y responsable para solucionar problemas tanto de índole ecológica como social y cultural que son urgentes. El arte, la creatividad, el pensamiento son herramientas de la pulsión de la vida. Claramente, la dicotomía arte versus naturaleza no solo es inválida sino además manipulada por la máquina de idiotización en busca de likes. La palabra ‘activista’ no contiene acciones de este tipo, debería manifestarse en acciones positivas y constructivas. Además de la violencia de estos, que seguramente pasarán pronto de moda, agregan una enorme preocupación. ¿Qué medidas tomarán los museos? ¿Más vidrios, más custodios? ¿Más distancia que la que ya el monstruo de la banalización nos amenaza? Nada bueno puede salir de estos actos estúpidos, prepotentes y narcisistas.
«En su ignorancia, estos jóvenes no se dan cuenta de que están reproduciendo metodologías de los peores autoritarismos de la historia de la humanidad», dice Darío LopérfidoArchivo
Darío Lopérfido (gestor cultural)
“Es un acto profundamente idiota, porque está generando el efecto contrario al buscado. El repudio en el mundo es tan grande por lo que están haciendo que violan la principal norma de comunicación, que es centrarse en lo que se quiere comunicar. Ellos pretenden alertar sobre la emergencia climática pero comunican que arruinan obras de arte. Y además, es profundamente autoritario. Está es la moda de los activistas en general: es lo menos cercano a la reflexión y el estudio que requiere un tema como el climático, que uno tiende a pensar que debe estar en manos de especialistas y no de niños financiados por organizaciones internacionales. Ya se ha visto lo que pasó con las protestas por la energía nuclear, contra la que se luchó tanto y hoy es considerada una energía limpia. Estos activistas fanáticos hicieron campaña contra las centrales nucleares y ahora estas fuentes de energía son consideradas energía limpia por la Unión Europea. Los países que levantaron las centrales las están volviendo a usar. Mientras, les entregaron la soberanía energética a un autócrata como Putin que les vendió gas y con el dinero que ganó compra armas para asesinar a ucranianos. Y deberían saber que los que siempre atacaron obras de arte fueron los autoritarios, los nazis, los fascistas, los estalinistas. En su ignorancia, estos jóvenes no se dan cuenta de que están reproduciendo metodologías de los peores autoritarismos de la historia de la humanidad”.
Andrés Waissman (artista)
“No creo que los activistas obtengan otro resultado más que visibilidad momentánea. Está claro que estamos en una especie de negacionismo universal en cuanto al tema del planeta. Esto debiera afectar al mundo de la cultura y la intelectualidad que son, como en tantas cosas, quienes debieran estar alertando sobre lo que los activistas denuncian. Esto es una consecuencia de la falta de compromiso de los países, los gobiernos y, sobre todo, los políticos de atacar con seriedad el tema ambiental. Como artista pienso que agredieron estas obras con productos que no dañan demasiado, lo que habla bien de ellos”.
Mariana Iglesias (periodista especializada en cultura)
“En primer lugar, rescato la necesidad de hacer un llamado de atención sobre la problemática ambientalista. Estoy de acuerdo en que si no tomamos medidas concretas, no tendremos arte para admirar pues tampoco habrá planeta para habitar. Sin embargo, lo primero que me genera enterarme de un nuevo ataque es una profunda antipatía, por la forma violenta de atacar otro elemento digno de cuidado. Los museos son entidades que buscan preservar y tienen una función de acercamiento y aprendizaje. Es hora de que los ambientalistas utilicen esas herramientas para enseñarnos y darnos a conocer cuál es el eje de su denuncia y cómo podemos ser parte de la solución”.
“En términos generales, me parece una acción que no conduce a los fines que persigue. Por supuesto que tirarle tomate o puré a una obra con vidrio, que no sale dañada, no es un hecho al que le dé mayor trascendencia. Hay quienes dicen, incluso, que son actos de promoción de los museos. Prefiero no pensar en forma conspirativa. Pero el tema que plantean sí me parece extraordinariamente urgente. No sé cómo el arte puede contribuir a que todos tomemos conciencia del desastre que esta sucediendo con el planeta producto del desmonte, el fracking, la minería a cielo abierto y con métodos de extracción que contaminan el agua o la destrucción de los humedales, para mencionar tan solo algunas cosas. Estos hechos me parecen mas serios y mucho más urgentes que una lata de tomate en un cuadro con vidrio. No se si el arte, sino todos tendríamos que preguntarnos cada día como impedir que el colapso del planeta se intensifique”.
«Hay quienes dicen que son actos de promoción de los museos. Prefiero no pensar en forma conspirativa. Pero el tema que plantean sí me parece extraordinariamente urgente», sostiene Andrea GiuntaGentileza Malba
“Me pareció llamativa la lista de obras sobre las que se usaron como blanco de los ataques. Son todas parte del canon indiscutible de la Modernidad europea, es decir, una cosmovisión mucho más centrada en el carbón que en el petróleo (que es lo que quieren que se deje de usar). Por otro lado, es interesante el gesto de agredir piezas que están protegidas por cristales, buscando más ampliar la notoriedad y la conciencia sobre el cambio climático que realmente arruinando los cuadros. Sin duda, la cuestión que estos grupos quieren poner de manifiesto son de absoluta importancia. Resta ver si sus acciones tienen algún efecto positivo”.
“Creo que es un intento desesperado por mantener el debate vigente mientras se continúa naturalizando la situación de crisis y su irreversibilidad. A nivel estratégico es efectivo porque permite trascender las redes y ocupar, aunque sea unos instantes, los diarios, la tele y las radios. Lamentablemente, el hecho es lo que perdura y no así las causas que lo motivaron. Personalmente trabajo para visibilizar y expandir las alternativas de producción regenerativa, que es básicamente generar producción y desarrollo con procesos con impacto positivo en el ambiente que ayudan a crear mayor biodiversidad”.
Azul Blaseotto (artista)
“Me caen bastante simpáticas estas acciones. Porque sacuden el sopor de la mirada cómoda y domesticada de generaciones que creen que el valor cultural debe conservarse en los museos. Mientras que se miran, conservan y valorizan determinados objetos, la vida misma se extingue ante nuestros ojos: los fuegos queman los bosques, la desertificación seca los ríos, humanos y no humanos perecen o migran si pueden, adonde son rechazados o cuanto más, enjaulados; los hielos continentales se derriten, las montañas se derrumban, el humo sofoca… ¿y qué? ¿La propuesta es ir al museo con aire acondicionado? Esas acciones están dirigidas a sacudir las mentes atoradas, las obras no corren peligro ya que están todas bajo vidrio. Lo que buscan es hacer reflexionar a las capas ‘educadas’ para generar algún tipo de reacción ante el suicidio por goteo”.
El baterista Alan D’Auria, exhibe todo su talento en la NAMM
Oriundo del barrio porteño de Colegiales, Alan D’Auria tiene 27 años, se formó junto a su padre, un reconocido docente y eximio baterista, Oscar D’Auria, y tomó clases en armonía y percusión con el afamado músico Gerardo Gardelin. Hoy viene posicionándose como uno de los mejores bateristas contemporáneos.
Si hay un músico que enaltece la comunidad musical de la Argentina y derrama virtuosismo y versatilidad artística en los escenarios de diversos continentes ese es Alan Denis D’Auria.
Con solo 28 años, el oriundo del barrio porteño de Colegiales viene posicionándose internacionalmente como uno de los mejores bateristas contemporáneos.
Al punto que, en la última edición de “NAMM Show”, la exposición más importante de la industria de instrumentos musicales del mundo, que se efectúa anualmente durante tres jornadas en la ciudad de Anaheim, California, Alan fue elegido por la prestigiosa marca de parches Remo para que la represente como “endorser artist” o embajador de la marca.
“NAMM es una vitrina única que reúne a profesionales, artistas y entusiastas de la música de todo el mundo. Significa algo muy especial para mí, porque me ha permitido mostrarme y tocar la batería para mucha gente, además de contactarme con otras personas del ambiente musical”, afirma orgulloso D’Auria, quien se cruzó en el evento con el afamado cantautor y músico estadounidense Stevie Wonder.
Desde la cuna, Alan demostraba su enorme inclinación por las notas musicales. Sobre todo, por la batería. Un instrumento que aprendió, primero, por las clases magistrales y lectura a primera vista de su padre, Oscar D’Auría, un reconocido profesor y eximio baterista. Y, segundo, por ver a Steve Gadd, el músico de sesión por excelencia, que ha tocado con celebridades, como Eric Clapton y el fallecido Chick Corea, poseedor de 20 premios Grammy.
Por entonces, el joven instrumentista fue por más, tomando clases en armonía y composición con Gerardo Gardelín, un músico de una prolífica carrera. Fruto de dichos conocimientos, Alan estableció un futuro brillante, pese a su asombrosa precocidad. Porque mientras cursaba la escuela secundaria, en los ratos libres, gestaba jingles publicitarios y se presentaba en festivales para bateristas adultos.
Un día Alan recibió su primera remuneración. “Mi primer trabajo profesional fue a los 13 años, en el hotel Hilton de Buenos Aires”, revela con nostalgia el percusionista que supo ampliar sus conocimientos en Segovia, España.
Debido a que su nombre comenzó a sonar en el ambiente, D’Auria fue convocado para efectuar giras nacionales, junto al cantautor español José Vélez, primero, y luego para tocar en las salas más renombradas de Capital Federal, como el Gran Rex. En esta última, para acompañar el show de Fernando Samartín. “En este majestuoso escenario fue la única vez que toqué junto a mi padre, quien me admira y siente felicidad porque pude hacer mi camino”, afirma el baterista que fue convocado a programas televisivos de gran encendido como el de Susana Giménez, en donde acompañaba a afamados cantantes.
Intercalando presentaciones en el exterior y en el país, Alan tuvo el privilegio de ser uno de los músicos que, en 2019, participó en la comedia musical “Fátima es mágica”, protagonizada por Fátima Flores, en la emblemática avenida Corrientes.
Debido a su gran capacidad de adaptarse a distintos géneros, el joven baterista se dio el gusto de compartir estudios de grabación, salas teatrales y set televisivos, junto a Miguel Zavaleta, Bodanny, Tormenta, Fernando Samartin, Mariu Fernández, la Orquesta Power Up, Sol Quintas y María Graña. Un compilado de sus presentaciones:
Su pasión por el tango lo llevó a grabar un disco en vivo, junto al bandoneonista Walter Hidalgo. “Un sueño que tengo en mente, es tocar y grabar en Estados Unidos con mi grupo de tango fusión”, dice sonriendo D’Auria, quien no desaprovechó la oportunidad de presentarse en festivales de jazz de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Durante su fecunda carrera artística, Alan recibió reconocimientos de medios de comunicación argentinos, como Radio Vorterix y Radio 10. Así mismo, participó en el álbum «731 escrito está», de Héctor Luis Amigorena, que recibió una nominación a los Carlos Gardel a la Música, premios organizados y otorgados por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF).
Un lustro atrás, cuando tenía 23 años, D’Auria logró ingresar como músico a uno de los cruceros de la empresa Princess Cruises, encabezando su propio cuarteto de tango-jazz. El desempeño llegó a oídos de los gerentes del Crucero Royal Caribbean, quienes lo alistaron en forma inmediata. “Arriba de él, me convertí en el baterista de la orquesta de shows de Broadway, del ‘Wonder of the Seas’, el barco más grande del mundo. Sin duda que, el barco me adiestró”, puntualiza el trotamundos artístico.
Al igual que su padre, D’Auria siempre se ha dedicado a la docencia en la escuela de su progenitor. “Siempre me interesó contribuir con mis conocimientos a las nuevas generaciones de bateristas”, destaca el percusionista.
Sabiendo que un sueño no se hace realidad en forma mágica; se necesita sudor, determinación y trabajo duro, el baterista argentino tiene un sueño: “me gustaría tocar con el español Alejandro Sánz. Fundamentalmente, porque me llega su música melódica”, concluye Alan D’Auria, quien aspira también a transformarse en baterista de “Toto”, la afamada banda de rock estadounidense.
Para saber más o interiorizarse sobre la carrera del reconocido baterista, consultar su Instagram oficial: @alan.dauria
Heathers en el Opera se ve como un musical transgresor. Pero no por la cantidad de palabrotas y gestos obscenos que dicen y realizan los alumnos del colegio, sino porque habla del bullying, del suicidio adolescente y también del maltrato.
Un musical protagonizado por adolescentes, y no necesariamente destinado solamente a otros adolescentes, puede llegar a ser un desquicio. Heathers no es Footloose, pero tampoco Despertar de primavera -que en algunas versiones quienes la dirigieron entendieron que mostrar rebeldía era patalear arriba del escenario-. Heathers es comedia más que drama musical, aunque tome temas como el bullying y el suicidio adolescente.
En eso reside su radicalización. Hasta se podría decir su razón de ser. Heathers se ríe de cosas demasiado serias, inclusive de la muerte de un compañero de colegio de manos de otro que va al mismo colegio.
Dejemos por un momento de lado la puesta en escena y la dirección de Fernando Dente, que realmente sorprende en todos los rubros, siendo la actuación y la coreografía dos puntales de la obra. Los espectadores podrán o no reírse más o menos de las situaciones, pero lo que sucede en el escenario no los dejará indiferentes.
Las Heathers del título son tres amigas, compañeras de un colegio secundario. Hay una cuarta, Veronica (el papel de Winona Ryder en el filme en el que se basa la obra) que es como un apéndice del trío que maltrata y se burla del resto. Y se suma JD, el alumno que viene girando de varios otros colegios, y que es quien incita a Veronica a rebelarse contra los y las que la tratan mal.
El traspaso del cine al musical
Son varios los traspasos y/o adaptaciones que ha sufrido -no, el verbo no es sufrido: es mejor ha pasado- Heathers hasta llegar a la calle Corrientes.
De la película de los ’80, con dos jovencísimos Winona Ryder y Christian Slater, saltó mucho más tarde al musical. Y de ese musical, de dos horas y media con intervalo, se llegó a esta versión de 110 minutos sin intervalo.
Volaron o quedaron en el camino algunas que otras canciones, pero lo más importante de la adaptación argentina es que no se siente que hayan extirpado nada sustancioso.
Las tres Heathers, acosadoras seriales.
Pero hay algo más, que sí estaba en el musical original, y se mantiene: Veronica no asesina a nadie deliberadamente.
Julia Tozzi, como Veronica, es más que una revelación. Se planta en el escenario, cambia de emociones, canta y se mueve bien: pareciera una experimentada, y lo es: éste es su primer protagónico en un musical en la calle Corrientes, pero integró los elencos de El violinista en el tejado, Mamá está más chiquita y The Rocky Horror Show.
La Heather que compone Sofi Morandi tiene más peso en el musical que en la película.
El rol que juega Sofi Morandi tiene mucha más presencia, en definitiva, en el musical que en la película, pero no es nuestra intención spoilear absolutamente nada.
Con la banda en escena, una iluminación climática y una escenografía móvil y que cumple en el enorme escenario del Opera, todo está armoniosamente ensamblado.
Julia Tozzi ya había participado en musicales, pero nunca en un rol protagónico, y está más que bien en «Heathers».
Tal vez las menciones a la realidad argentina, sean obras o dichos, seguramente se hizo con la pretensión de acercar al público local, pero el efecto es cuanto menos extraño. La atemporalidad del relato, cuando en la actualidad las redes sociales cumplen un rol que la obra claramente no muestra, termina “sacando” al espectador del contexto de lo que está viendo.
Igual, los jóvenes, aunque insistimos en que no es una obra para preadolescentes ni de la escuela primaria, por las escenas de sexo y de abuso, las festejan como si la vivieran en la tele.
“Heathers”
Muy buena
Comedia musical. Libro, música y letras originales: Laurence O’Keefe y Kevin Murphy. Dirección: Fernando Dente. Dirección de coreografía: Vanesa García Millán. Con: Julia Tozzi, Sofi Morandi, Nicolás Di Pace, Florencia Anca, Martu Loyato. Sala: Opera, Corrientes 860. Funciones: de martes a domingo a las 18 (agregan a las 20.30 los días 22, 23, 28 y 29 de julio). Localidades: desde $6.160 hasta $10.640, por Ticketek.
Jhon & Demian, es un dúo formado en el año 2009, que ha conquistado el corazón del público con su irresistible mezcla de cumbia y reggaetón. Sin embargo, lo que se destaca de ellos es su pasión por la música, que no es algo fortuito, porque se iniciaron tocando y cantando en las calles, subtes y colectivos de Buenos Aires, hasta que un día tuvieron la oportunidad de compartir el escenario con la banda «Piola Vago» de Carlitos Tévez: Jhon en los coros y animando al público, y Demian en la guitarra .
A partir de su colaboración con la banda «Piola Vago» de Carlitos Tévez, el dúo decidió trasladarse a Bolivia en busca de nuevas oportunidades, y el éxito no se hizo esperar. Desde entonces, han conquistado los corazones de seguidores en Bolivia, Perú, Argentina, Brasil, Ecuador y pronto iniciarán gira por Europa y Estados Unidos. Jhon y Demian se han destacado como productores, compositores e intérpretes y siempre han mantenido su propia identidad musical.
Jhon y Demian, el dúo peruano-argentino, nos presenta su nuevo éxito «Pensando en ti», un logro impresionante para estos artistas, ya que este nuevo single ha sido aclamado por los fanáticos y ha logrado millones de reproducciones orgánicas en las redes sociales. Además, sus contagiosos bailes en TikTok se han vuelto virales, situándose en el tope de la lista de tendencias en Bolivia y figurando entre los primeros 30 videos en tendencia de Youtube en Bolivia .
«Pensando en ti» es una pegajosa canción que se ha convertido en un éxito en varios países, es un ritmo de cumbia al estilo regional mexicano que está actualmente como tendencia en Latinoamérica. El videoclip fue filmado en un animado bar temático mexicano en La Paz, Bolivia. En este video, Jhon & Demian demuestran su versatilidad musical, mostrando su capacidad para interpretar otros estilos populares del continente.
Jhon Acuña (Jhon) de Lima, Perú y Damián Lovaglio (Demian) de Buenos Aires, Argentina, dúo de género Cumbia Reggaeton nacidos en 1991 y 1995. Ellos se conocieron en Palermo Hollywood, Buenos Aires y comenzaron su carrera musical en el año 2009. Hoy, después de siete años triunfando en Bolivia, Jhon & Demian siguen marcando tendencia en la industria musical. Con base en La Paz, Bolivia, realizan giras por diferentes países, estos artistas humildes y talentosos continúan conquistando escenarios y corazones.
Con cada presentación, Jhon & Demian demuestran su talento, compartiendo escenarios con artistas de talla internacional, desde Paulo Londra, Manuel Turizo, Lenny Tavarez, Arcangel, De La Ghetto, Anuel AA, Becky G, Wisin, Vilma Palma, Nacho, Yarita Lizeth, Los Kjarkas, Corazón Serrano, entre otros artistas.
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