Ciencia y Salud
Salud mental y vivir en una gran ciudad, una relación problemática según este informe
El retrato de la salud mental en la gran ciudad sale regular tirando a mal, según una encuesta hecha a más de 12.000 hogares españoles. Los/las residentes en las grandes ciudades, o sea, la mayoría de los españoles, hablamos poco con la familia y con los amigos, y menos aún con los vecinos. En los pueblos, en cambio, las relaciones pintan mejor.
Lo dice un informe dado a conocer hace una semana, titulado ‘Salud mental y territorio: diferencias entre la España Abarrotada, la Olvidada y la Vaciada’. Escrito de otra manera: entre las megaciudades (Madrid y Barcelona) y las grandes ciudades, por un lado; las medianas y pequeñas, por otro; y los pueblos de entornos rurales, por último.
Resalta una paradoja sabida, pero que no deja de ser preocupante: en donde hay más gente, hay menos relaciones sociales. Más gente para hablar, pero menos palabras que decir. La salud mental se resiente entonces. Esta encuesta ofrece datos significativos:
Ciudades con más población: más problemas de salud mental
El estudio, redactado por el Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social sobre la encuesta del IX Informe de FOESSA, recalca que en las grandes ciudades la salud mental se encuentra expuesta a problemas de vivienda, contaminación y estilo de vida “acelerado”.
Lo que acecha a ciudades de mediano tamaño (Talavera de la Reina, por ejemplo, más de 84.000 habitantes según el censo de 2024) es la sensación de olvido, y el cerco al entorno rural lo traza la despoblación y lo que ello arrastra, carencia de servicios, sin ir más lejos.
Tal y como indican los autores/as del estudio, se han ponderado factores como la calidad y cantidad de las relaciones personales, la red de cuidados de cercanía, el medio ambiente, la conciliación, el acceso a una vivienda digna o la disponibilidad de tiempo libre… A estos cabe añadir la proximidad de espacios verdes y accesibles, o “amables”, como se cataloga en el informe.

Una premisa, antes de desgranar los datos: “Estos factores suelen empeorar de manera directamente proporcional al tamaño del lugar en el que se vive”, concluye el informe.
Y añade: “En las ciudades mayores (la España Abarrotada) se dan elevados índices de estrés, la contaminación del aire y acústica son elevadas, muchas personas no viven en viviendas dignas, se emplea más tiempo en el transporte, la falta de tiempo impide tener relaciones personales de calidad y se dan situaciones de soledad no deseada”.
Colige entonces: “Como consecuencia, y a pesar de ciertos beneficios de las grandes ciudades (más oferta cultural y de ocio, mejores oportunidades laborales, etc.), la hipótesis –punto de partida del trabajo– plantea que las problemáticas características de las grandes ciudades pueden llevar a mayores probabilidades de sufrir problemas de salud mental”.
Vecinos en una ciudad. Vecinos en un pueblo
Son aquí “ciudades globales” Madrid y Barcelona, lo que cabe remarcar porque ambas acaparan datos específicos llamativos.
Un 35 % de las personas encuestadas, residentes en las dos grandes urbes españolas, afirman que su relación con familiares es “poca o muy poca”. En los municipios pequeños se pronuncia así un 22 %.
Pero no sólo las relaciones con la familia. En las enormes ciudades de Madrid y Barcelona son nulas o escasas las relaciones con los amigos en un 34 % de los casos (un 24 % en los municipios menos poblados).
La diferencia más abultada, con todo, se da en las relaciones con vecinos: un 28 % de los residentes en las grandes ciudades dice que apenas habla con quienes residen tras la puerta de enfrente, o tras la puerta de al lado. En los pequeños municipios, dice lo mismo un 9 %.

Datos de este cariz, y sobre todo las brechas entre ellos, apuntan a una percepción de la salud mental propia, en la gran ciudad, considerablemente deficiente. El informe ahonda en esto al preguntar, y resulta que en las grandes ciudades (por encima de 500.000 habitantes, menos Madrid y Barcelona) un 19 % de la población la ve mal. En las dos urbes el porcentaje es similar, un 16 %, pero no en los pueblos, un 11.
El 13 % de los/las residentes en las grandes ciudades reconoce tener en la actualidad algún problema mental diagnosticado, mientras que un 18 % asegura que fue diagnosticado. Madrid y Barcelona muestran un 11 % y un 12 %, respectivamente, para los dos parámetros.
Sin embargo, un 6 % de los habitantes de municipios poco poblados afirma tener problemas de salud mental, sea ansiedad o somatizaciones derivadas del estrés. Un 9 % señala que los tuvieron antaño.
Bienestar emocional «erosionado»
Una de las conclusiones que lanza el informe apunta a las causas: “Dichos trastornos parecen estar influidos por factores físicos (contaminación, densidad de población, falta de vivienda), así como por factores sociales (estrés, aislamiento social, ritmo de vida)”. Son “menos favorables en las áreas urbanas”, zanja.
Al menos, en lo que a salud física se refiere, el retrato aparece homogéneo: “En los pequeños municipios, un 78 % considera que su estado de salud física es muy o bastante bueno, porcentaje que apenas cambia en las ciudades de segundo y tercer orden donde las cifras rondan el 80 %, sólo en las grandes ciudades se da un descenso más marcado con un 74 % de la población”.
Pero la salud mental no sale bien parada. En nota de prensa, el Foro NESI recoge unas declaraciones de su director, Diego Isabel La Moneda, para quien “a medida que crecen las ciudades, también lo hacen los factores de estrés y la soledad».
«La falta de tiempo, la presión laboral o la dificultad de acceso a una vivienda digna están erosionando el bienestar emocional de las personas”, sentencia.
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Ciencia y Salud
Diverticulitis, evolución inflamatoria de los divertículos
«Los divertículos en el colon son pequeñas ‘bolsitas‘ que se forman en la pared interna del intestino grueso, sobre todo en el área sigmoide, causadas por la presión que ejercen los restos fecales más sólidos al oprimir la capa mucosa hacia puntos de menor resistencia en las capas submocosa, muscular y serosa», define el Dr. José Carlos Marín Gabriel, especialista en endoscopia del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
«Los divertículos también pueden desarrollarse en otras zonas del tubo digestivo: son particularmente frecuentes en la parte alta del esófago (divertículo de Zenker); en el duodeno, cercanos a la desembocadura de la vía biliar, en la papila de Vater; o en la parte final del intestino delgado, más aún en niñ@s (divertículo de Meckel)», apunta el director científico del Instituto Clínico del Aparato digestivo (ICAdig).
En el colon, los divertículos, especie de agujeritos de un queso gruyer, de tamaño y profundidad variables, son más comunes a partir de la mediana edad, en el que confluyen la presión intraluminal (espacios huecos), cambios estructurales de la pared intestinal, ciertos hábitos de vida o, por ejemplo, al sufrir estreñimiento.
Los divertículos, que no ofrecen síntomas, se suelen descubrir «de rebote» durante una prueba colonoscópica o cualquier prueba de imagen por diferentes motivos diagnósticos y terapéuticos.
«Aunque pueda sorprenderte el hallazgo de divertículos en tu colon, o pseudodivertículos porque sólo afectan a la capa superficial, la mayor parte de las personas con diverticulosis no tendrán que soportar complicaciones a lo largo de su vida», destaca el Dr. Marín Gabriel.
La clave de esta patología estará en identificar cuándo un divertículo se inflama y evoluciona a diverticulitis.
«Ese paso de ‘bolsa simple’ a ‘bolsa inflamada’ explica por qué dos pacientes con idéntica modificación anatómica pueden tener historias clínicas radicalmente distintas: uno, asintomático; otro, con dolor y fiebre», subraya el especialista endoscópico.

Dr. Marín Gabriel, ¿qué diferencia la diverticulosis de la diverticulitis?
Diverticulosis es tener divertículos sin inflamación activa ni infección, y diverticulitis es cuando uno o varios de estos divertículos se inflaman, lo que desencadena dolor localizado, fiebre y alteraciones del tránsito intestinal.
La diferencia no es semántica: condiciona pruebas, tratamiento y pronóstico, puesto que entre un 1 y un 5 % de las personas con divertículos desarrollarán diverticulitis.
Aún así, se desconoce la causa concreta de la diverticulitis aguda, pero existen diferentes teorías.
Se piensa que algunos restos fecales pueden quedar impactados dentro del divertículo y eso puede favorecer que algunas bacterias pasen a través de la pared y produzcan la inflamación.
También, parece que podría ser factible la presencia de microperforaciones en el divertículo que ocasionaran la inflamación y la posterior infección.
Asimismo, cabe la posibilidad de que algunas alteraciones tanto en nuestra inmunidad como en la mucosa que protege la zona del divertículo, o quizá cambios en la propia microbiota del colon, con la aparición de bacterias más lesivas, podrían inducir la inflamación o diverticulitis.
En la diverticulosis no complicada carece de sentido “hacer algo” preventivo, más allá de estilo de vida saludable. En cambio, la diverticulitis aguda exige valorar gravedad, descartar complicaciones (absceso, perforación, obstrucción) y, según el caso, decidir entre manejo ambulatorio u hospitalario.
Además, las guías modernas tienden a un abordaje menos agresivo de las diverticulitis cuando el cuadro del paciente es leve y presenta estabilidad.
También, conviene saber que se describen síntomas crónicos relacionados con divertículos sin inflamación aguda franca, o secuelas de brotes previos.

¿Y cuáles son los síntomas típicos de una diverticulitis aguda?
Lo más habitual es dolor en el cuadrante inferior izquierdo (la “zona del sigma” que está al lado contrario del apéndice), que puede comenzar difuso y luego localizarse.
Se acompaña con frecuencia de fiebre, malestar general y cambios del ritmo intestinal: estreñimiento en aproximadamente la mitad de los casos o, menos a menudo, diarrea.
Algunas personas refieren molestias urinarias por irritación de la vejiga vecina.
El sangrado visible por el recto no es lo característico durante un brote (cuando aparece, suele obedecer a otra complicación de la diverticulosis, la hemorragia diverticular, que tiene su propio manejo).
En la exploración puede haber dolor a la palpación y defensa local; si hay signos de irritación peritoneal, hay que alarmarse.
Un mensaje clave: si el dolor es intenso, persistente o va a más, si se acompaña de fiebre alta, vómitos o incapacidad para tolerar líquidos, es motivo de valoración urgente. Mejor “pasarse de cauto” que llegar tarde a una complicación.

Dr. Marín, ¿quién tiene más riesgo de padecer diverticulitis?
La probabilidad de tener divertículos y de sufrir algún episodio de diverticulitis aumenta con la edad, aunque no es exclusiva de personas mayores.
Factores como el sobrepeso, el sedentarismo, el tabaco y una dieta pobre en fibra se han asociado a mayor riesgo, mientras que la actividad física regular parece protectora.
Además de los hábitos insanos, existen componentes biológicos: cambios del tejido conectivo de la pared colónica, alteraciones de la microbiota y cierta predisposición genética.
La investigación reciente explora cómo estos elementos interactúan con el estilo de vida y por qué algunos individuos desarrollan inflamación repetida y otros no.
Por último, la inmunosupresión (por fármacos o enfermedades concomitantes) cambia el mapa de riesgos: habrá una mayor probabilidad de complicaciones y la necesidad de antibióticos o una posible hospitalización.
En estos pacientes, las decisiones suelen ser más conservadoras y personalizadas.
Doctor, ¿cómo se confirma el diagnóstico de una diverticulitis?
La tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis es la prueba de elección cuando hay duda diagnóstica o signos de alarma: delimita la inflamación, detecta abscesos y orienta la gravedad.
En episodios leves con clínica típica y buena evolución, puede manejarse sin imagen, pero la TC aporta seguridad cuando el cuadro es más intenso o algo no encaja del todo.
En fase aguda no se recomienda la colonoscopia porque insuflar aire y manipular un colon inflamado eleva el riesgo de perforación; esta exploración se reserva para más adelante, ya resuelto el episodio, sobre todo si fue complicado o si el paciente no está al día de su cribado de cáncer colorrectal.
La analítica siempre ayuda (marcadores inflamatorios, hemograma), pero ni sustituye a la clínica ni a la imagen cuando se necesita. El juicio global del especialista (síntomas, exploración, comorbilidades y, si procede, TC) guiará el plan del abordaje de la diverticulitis.

¿Y cómo se tratan las diverticulitis?
Esta es una de las grandes actualizaciones de los últimos años. En pacientes inmunocompetentes con diverticulitis aguda leve y no complicada, varias guías y revisiones coinciden en usar antibióticos de forma selectiva, no rutinaria.
Se prioriza el control del dolor, la hidratación, la dieta progresiva y la observación clínica.
Se reservan antibióticos para quienes tienen comorbilidades importantes, síntomas persistentes o empeoramiento, o si la imagen diagnóstica del TC muestra complicaciones.
La razón es doble: por un lado, la diverticulitis leve se comporta más como un proceso inflamatorio que como una infección; por otro, los ensayos y metaanálisis no han mostrado beneficios claros de los antibióticos en desenlaces relevantes (complicaciones, recurrencias) en ese subgrupo de pacientes.
Esto no «descarta» el uso de antibióticos, pero sí invita a individualizar cada caso.
Ahora bien, si el paciente está inmunodeprimido, presenta signos sistémicos, dolor intenso con afectación del estado general, o hay absceso, perforación o sepsis, los antibióticos vuelven al primer plano (a menudo, junto con otras medidas).
La clave de la terapia frente a la diveticulitis es evaluar el contexto, no aplicar recetas universales.

Dr. Marín, ¿qué papel juega la dieta en el tratamiento de la diverticulitis?
Fuera del episodio agudo, una dieta rica en fibra (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, etc.) mejora la consistencia de las heces, reduce la presión en el colon y puede ayudar a disminuir recurrencias.
Durante un brote leve, muchas guías permiten empezar con líquidos claros o dieta semilíquida y avanzar según tolerancia conforme cede el dolor. La hidratación es básica en todas las fases.
¿Y se debe evitar el consumo de semillas, como pipas de girasol, chía, quinoa o sésamo?
Sobre el viejo mito de evitar la ingesta de semillas, frutos secos o maíz cabe decir que la evidencia moderna no respalda prohibirlos de forma general.
Estudios poblacionales no han mostrado un mayor riesgo de diverticulitis por consumirlos, así que no tiene sentido una lista de “alimentos prohibidos” por sistema; importa más el patrón dietético global y la tolerancia individual.
Más allá de la fibra, mantener un peso adecuado, moverse a diario y limitar carnes rojas y procesadas aporta beneficios añadidos. No hay suplementos “milagro”… Si algo promete prevenir todos los brotes, desconfía.
La prevención en diverticulitis es, sobre todo, un estilo de vida saludable.
Doctor, ¿se puede complicar una diverticulitis en el colon?
Las complicaciones “clásicas” son el absceso peridiverticular, la perforación con peritonitis, la obstrucción por edema o estenosis inflamatoria y la fístula (por ejemplo, entre el colon y la vejiga o entre el colon y la vagina).
Cuando aparecen las fístulas, cambian el manejo de la diverticulitis: puede hacer falta antibiótico intravenoso, drenaje percutáneo del absceso o incluso cirugía.
El reto clínico es distinguir a tiempo los casos no complicados de aquellos otros en los que la evolución se tuerce.
Fiebre sostenida, empeoramiento del dolor, taquicardia, incapacidad para comer o signos de irritación peritoneal son señales de alarma.
La TC aquí vuelve a ser protagonista para confirmar la sospecha y planificar la estrategia.
A medio plazo, algunas personas pueden desarrollar estenosis o fístulas que no cierran con un tratamiento conservador y requieren cirugía electiva una vez “enfriada” la inflamación.
Estas decisiones se toman con calma, valorando riesgos, beneficios y preferencias del paciente.

¿Y cuándo se ingresa a un paciente con diverticulitis en un hospital?
Solemos ingresar al paciente cuando hay dolor intenso, fiebre alta o mal estado general, vómitos persistentes, imposibilidad de tolerar líquidos, inmunosupresión o complicación en la imagen.
El ingreso permite control del dolor, hidratación intravenosa, antibióticos cuando proceden y reevaluaciones seriadas. Muchos casos leves, en cambio, se manejan de forma ambulatoria con vigilancia estrecha.
Doctor Marín, ¿las diverticulitis te pueden llevar al quirófano?
La cirugía urgente se reserva para perforación con peritonitis, obstrucción grave no resuelta o fracaso del manejo conservador.
En pacientes con absceso de cierto tamaño, el drenaje percutáneo guiado por imagen puede evitar una operación en caliente.
Si persisten complicaciones (por ejemplo, una fístula) o hay episodios muy invalidantes, se plantea cirugía electiva cuando el terreno está calmado.
Un matiz relevante: las decisiones ya no se basan en “contar brotes de diverticulitis” sin más, sino en la gravedad, el impacto en la calidad de vida y el perfil de riesgos.
Incluso operando, puede persistir dolor crónico en una minoría de pacientes, por lo que alinear expectativas es parte de un buen tratamiento.
Doctor, ¿está recomendada una colonoscopia después de un episodio de diverticulitis?
Depende del tipo de episodio y de tu situación previa. La mayoría de las guías de práctica clínica y sociedades médicas especializadas recomiendan llevar a cabo una colonoscopia tras un primer episodio complicado de diverticulitis en pacientes que no se han realizado recientemente esta prueba.
En los episodios no complicados y con cribado al día, la colonoscopia sistemática no aporta un claro beneficio. Suele programarse a las 6 u 8 semanas de la resolución con el fin de minimizar riesgos.
El objetivo es confirmar el diagnóstico y descartar lesiones que puedan imitar una diverticulitis, como un cáncer de colon.

Entonces, doctor ¿los divertículos aumentan el riesgo de cáncer de colon?
A grandes rasgos, tener divertículos (diverticulosis) no parece aumentar por sí mismo el riesgo de cáncer colorrectal a largo plazo.
Lo que sí ocurre es que un episodio de diverticulitis puede solaparse con un cáncer oculto o “enmascararlo” durante un tiempo. Por estos motivos se detectan más tumores en el período cercano al brote que estaban presentes, pero que no se habían diagnosticado.
Tanto es así que las guías de práctica clínica actuales reflejan esta idea y recomiendan realizar una colonoscopia tras la resolución del episodio en algunos casos.
Globalmente, se detectan cánceres de colon en torno al 1,6–1,9 % en pacientes con diverticulitis aguda.
La cifra aumentará cuando se produzcan complicaciones asociadas como el absceso, la perforación o la obstrucción. En estos últimos, la detección de un cáncer de colon asociado puede llegar al 8 % de los casos.
Este patrón sugiere coexistencia/máscara diagnóstica en los cuadros graves más que una “transformación” causada por los divertículos.
Además, el exceso de diagnósticos se concentra al inicio tras la diverticulitis y desaparece con el tiempo.
Un estudio reciente encontró un riesgo elevado de cáncer sólo en los primeros 0–6 meses y un “efecto protector” hasta 8 años, probablemente porque muchos pacientes ya quedaron revisados con colonoscopia.
Con este ejemplo se refuerza la idea de sesgo de detección más que de riesgo biológico asociado. En realidad, lo que sucede es que algunos tumores se pueden manifestar como una falsa diverticulitis.
En resumen: los divertículos no “se vuelven” cáncer, pero estamos atentos tras el episodio agudo para no pasar por alto un tumor que ya estaba allí.

Dr. Marín, ¿algún fármaco previene nuevos episodios de diverticulitis?
La tentación de tomar algún fármaco o medicamento para que no se repita la diverticulitis es comprensible, pero la evidencia no respalda su uso rutinario.
Las guías del ACP desaconsejan mesalazina para prevenir recurrencias por falta de beneficios y potenciales efectos adversos.
Con antibióticos cíclicos (como rifaximina) los datos son heterogéneos y de calidad limitada; por lo que, usarlos de forma crónica, no tiene el respaldo científico suficiente.
Lo que sí parece útil es el consumo de fibra, realizar ejercicio físico, dejar el tabaco y perder peso.
Este cambio de foco, de la pastilla “preventiva” a un nuevo estilo de vida, refleja lo que sabemos hoy sobre fisiopatología: la inflamación y la mecánica colónica importan más que una supuesta infección mantenida.
Por eso vemos menos antibióticos y más recomendaciones dietéticas individualizadas.
Si aún así tienes episodios repetidos, la conversación pasa por ajustar hábitos, optimizar el manejo de cada brote y, llegado el caso, valorar con el especialista opciones como cirugía electiva, siempre y cuando el impacto en la calidad de vida lo justifique.
¿Y los probióticos, doctor, demuestran algún beneficio en la enfermedad diverticular del colon?
En prevención de nuevos episodios de diverticulitis (personas que ya tuvieron un brote), las guías de mayor calidad (AGA y ACP) no los recomiendan de forma rutinaria.
Por un lado, no demuestran disminución de recurrencias ni complicaciones frente al manejo estándar; y, por otro, añaden costes y posibles confusiones terapéuticas.
En cuanto a las personas con divertículos que mantienen síntomas como el dolor o la distensión entre brotes, revisiones recientes sugieren que algunos probióticos podrían aliviar síntomas, pero la evidencia de que se logre un verdadero beneficio es controvertida y de calidad muy limitada (cepas y dosis muy variables, ensayos pequeños).
De hecho, existe una revisión de múltiples estudios (metaanálisis) que encontró que los diseños de la mayoría de las publicaciones tenían una calidad tan escasa que no pudieron siquiera realizar cálculos sobre su posible beneficio.
Doctor, y si un paciente se siente bien, a pesar de sufrir brotes de diverticulitis, ¿puede hacer vida normal?
Sí. La gran mayoría de l@s pacientes lleva una vida completamente normal entre episodios de diverticulitis.
Mantener una dieta rica en frutas y verduras y hacer ejercicio es mucho más que un “consejo de cajón”: reduce factores que favorecen presión intraluminal y mejora la salud digestiva global.
Conviene, eso sí, conocer las señales de alarma y tener un plan claro si reaparecen… A quién llamar, cuándo acudir, qué analgésicos puedes usar y cómo reintroducir la dieta según tolerancia.
Por cierto, tener divertículos no te condena a la diverticulitis. Es un factor anatómico frecuente y, bien informado, puedes convivir con él sin dramatismos. La información fiable es tu mejor antiinflamatorio.

Para finalizar esta entrevista, doctor Marín, ¿cómo podemos frenar la aparición de divertículos y su evolución a diverticulitis?
Primero, acude rápido si el dolor empeora y se localiza en el lado inferior izquierdo del abdomen, a diferencia de la apendicitis, que se siente en el lado bajo derecho; además, si aparece una fiebre persistente, vómitos, incapacidad para beber o comer, taquicardia u otros signos de irritación peritoneal.
En estos casos, la tomografía computerizada permite confirmar qué está pasando en el colon y decidir entre un manejo conservador, drenaje o cirugía para detener la evolución patológica de la diverticulitis.
Fuera del brote, la mayoría de los pacientes hacen vida normal.
Segundo, apuesta por una dieta dominada por vegetales y fibra, hidratación, movimiento diario y descanso.
Y diseña un “plan personal” de actuación frente a la diverticulitis: qué analgésicos puedes usar, cómo reintroducir la dieta y a quién llamar si reaparecen las molestias. Bien informado, reducirás sustos y llegarás a tiempo si algo se complica.
En la próxima Consulta de Aparato Digestivo abordaremos una nueva entrevista con el Dr. José Carlos Marín Gabriel sobre colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria intestinal que afecta con llagas al recubrimiento del intestino grueso, desencadenante del dolor abdominal y la diarrea mezclada con sangre.
La entrada Diverticulitis, evolución inflamatoria de los divertículos se publicó primero en EFE Salud.
Ciencia y Salud
El bigote contra el cáncer de próstata, una realidad que afecta a un 25% de hombres españoles
El cáncer de próstata es el tumor maligno más frecuente entre los hombres; tanto es así que uno de cada cuatro hombres españoles padecerá cáncer de próstata alguna vez en su vida, con una incidencia en España de más de 27.000 nuevos casos cada año. Nuevo post del blog «Salud y prevención».
Por eso, desde hace años, se destina el mes de noviembre al movimiento conocido como ‘Movember’, y por el que los hombres se dejan bigote con el objetivo de concienciar sobre la salud masculina, apoyando proyectos centrados en el cáncer de próstata, en el cáncer de testículos, en la depresión y en el suicidio.
Pero, entre estas patologías, «el cáncer de próstata es el más habitual en hombres y el tercero más mortal”, destaca el doctor José Ángel Gómez Pascual, jefe de Urología del Hospital Quirónsalud Málaga.
Por su parte, el cáncer testicular es muy poco frecuente, aunque si se deja a su evolución natural, lleva a la muerte al 85 % de los enfermos en el curso de 2 a 5 años, tal y como precisa este experto.

Revisiones a partir de los 50
El médico insiste en que es imprescindible hacer énfasis en la importancia de la prevención, y en la necesidad de revisiones periódicas a partir de los 50 años.
«El cáncer de próstata es una enfermedad silente, que cursa sin síntomas en la mayoría de los casos, pero que también tiene una alta tasa de curación si se detecta a tiempo y se diagnostica rápidamente», advierte el doctor Gómez Pascual.
«Esto -añade- hace imprescindible recurrir a los últimos avances tecnológicos para el mejor diagnóstico de la enfermedad, como es el caso de la biopsia de próstata por fusión, la técnica más innovadora y precisa en la detección del cáncer de próstata»,
Precisamente, emplean la biopsia de próstata por fusión de imagen mediante resonancia magnética y ecografía transrectal, lo que permite biopsiar con exactitud el tejido exacto en el que se presuponen células cancerígenas.
«Con la resonancia multiparamétrica de próstata podemos valorar tanto la necesidad de una biopsia de próstata como, en el caso de tener que realizarla, el área en la que hay que dirigir la toma de muestras”, indica.
Insiste así el doctor Gómez Pascual en que la biopsia por fusión es la “herramienta clave diagnóstica de los últimos tiempos”, al permitir ajustar el nivel de detección del cáncer de próstata más allá del 95%, sin ir a ciegas, y sin falsos negativos.
“De todas las herramientas diagnósticas disponibles, la biopsia por fusión es la que arroja la información más definitiva, tanto es así que permite diagnosticar un 30 % más de cánceres agresivos, que hubieran pasado desapercibidos por la biopsia clásica», explica.
El caso del cáncer de testículo
El cáncer de testículo es un tumor poco frecuente que representa entre el 1 % y el 2 % de todas las neoplasias en varones, pero es el más común entre hombres de 15 a 35 años, según especifica el jefe del Hospital Quirónsalud Málaga.
El doctor recuerda que, precisamente, la población más afectada es la comprendida entre los 20 a 40 años; y, de hecho, se ha observado un aumento en su incidencia en las última cuatro décadas.
El problema es que, dejado a su evolución natural, lleva a la muerte al 85 % de los enfermos en el curso de 2 a 5 años.
«Si lo tratamos adecuadamente, hoy día es uno de los tumores malignos con menos mortalidad (5 %), y ello se debe a la mejora de los métodos diagnósticos y a un tratamiento más eficaz», insiste.
Según el jefe de Urología, el retraso en el diagnóstico de la masa es frecuente, siendo la demora media de 3 a 6 meses, «generalmente debido a un mecanismo de negación del paciente, que es habitual en estos tipos de tumores, y que llevan al diagnóstico tardío en un porcentaje no despreciable de casos, ya que el 10 % son diagnosticados al acudir al médico por la sintomatología que producen las metástasis».
Posibles síntomas de cáncer de testículo
Respecto a las causas que predisponen al cáncer de testículo, el doctor Gómez Pascual apunta a la criptorquidia (testículo no descendido), ya que ha demostrado tener una “clara relación” de un 6-10%. “El riesgo relativo de cáncer testicular en los individuos con criptorquidia es de 3 a 14 veces más que en aquellos con testículos normales y descendidos”, añade.
Respecto al diagnóstico, dice que suele objetivarse una masa testicular en la exploración física, donde el signo principal es la presencia en casi todos los casos de una masa intraescrotal dura, no dolorosa a la presión, y sin alteraciones del epidídimo, ni el cordón espermático.
“El éxito del tratamiento está basado en realizar un diagnóstico lo más precoz posible del tumor primario, y lo más exacto del estadio clínico de la enfermedad, ya que ambos van a ser decisivos en la elección de la pauta terapéutica. Así que, una vez más y como un mantra: prevención, acudir al especialista ante síntomas, y detección precoz», subraya este experto.
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Ciencia y Salud
Este es el trastorno que padece Rosalía, tal y como ella misma anunció: te contamos qué es el TDAH
Hace unos años, Rosalía, la artista del momento, su nuevo disco reproduciéndose sin parar y generando conversación sin cesar, reveló que padece Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Te contamos en qué consiste, cómo se detecta y cómo se trata.
El TDAH, que según la OMS afecta a 85 millones de personas en el mundo, es de origen neurobiológico y cuenta con una importante base genética. Suele manifestarse en la infancia, pero persiste en la edad adulta, y se caracteriza por un patrón de inatención, hiperactividad e impulsividad que interfiere en los ámbitos académico, social y familiar.
Según cuenta la Clínica Universidad de Navarra (CUN) en su web, se trata de “uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en la infancia” y de “la causa más frecuente de consulta de psiquiatría infantil”. Señala, además, que es más habitual en niños (un 9 %) que en niñas (3,3 %)
La Asociación Española de Pediatría, también en su web, indica que “no se conocen con exactitud los factores que intervienen en la aparición del TDAH”, pero “está claro que existe una interrelación de múltiples factores genéticos y ambientales”.
Implicación de regiones genéticas y cerebrales
Investigaciones internacionales han identificado decenas de regiones del genoma asociadas al TDAH. Estudios publicados en revistas científicas como Nature Genetics han revelado que existen al menos 27 regiones genéticas implicadas, 21 de ellas descritas por primera vez, y que la genética explica cerca del 74 % de la variabilidad del trastorno.
Como remarca la CUN, la causa genética se deriva de “un desarreglo funcional de la dopamina y la noradrenalina, neurotransmisores situados en la parte frontal del cerebro y responsables de la atención mantenida, el control de los impulsos y de la decisión de realizar o rechazar una determinada acción”.
Estas variantes afectan a genes relacionados con el desarrollo embrionario y las habilidades cognitivas.
Además, estudios de neuroimagen han demostrado que el cerebro de las personas con TDAH presenta un desarrollo más lento en ciertas áreas, como los ganglios basales, la amígdala y el hipocampo, regiones implicadas en la regulación emocional y la cognición.
Estas diferencias confirman la base neurobiológica del trastorno y desmienten la idea de que se trate de un problema de conducta o de educación.
Cómo se detecta el TDAH
El diagnóstico del TDAH se basa en la observación de síntomas persistentes durante al menos seis meses. Según la Asociación Española de Pediatría, el diagnóstico es “exclusivamente clínico”.
En la infancia, se tienen en cuenta la dificultad para mantener la atención, la impulsividad, la hiperactividad, la desorganización o la baja tolerancia a la frustración. La información procede de los propios menores, de sus padres, madres y educadores a través de entrevistas, complementadas con escalas de valoración y cuestionarios.

La realización de análisis de sangre, pruebas de neuroimagen (TAC/resonancia) o neurofisiológicas no son necesarias para el diagnóstico de TDAH en niños y adolescentes, subraya la Asociación.
En adultos, los síntomas pueden ser problemas para planificar, mantener rutinas o controlar impulsos.
Los expertos recomiendan que la detección se realice incluso en edad preescolar mediante revisiones pediátricas y escolares, lo que es clave para evitar consecuencias como el fracaso escolar, la baja autoestima o los trastornos emocionales asociados.
Además, se relaciona este trastorno, en caso de no ser diagnosticado o no estar tratado, con el riesgo de generar adicciones, ansiedad o depresión.
Con todo, la tecnología también ha comenzado a desempeñar un papel relevante. Investigadores de las universidades de Málaga y Alicante han desarrollado herramientas de inteligencia artificial capaces de predecir diagnósticos de TDAH con un 90 % de acierto, lo que podría facilitar la identificación temprana de los casos.
El tratamiento más eficaz es…
El tratamiento del TDAH combina intervenciones psicológicas, psicopedagógicas y farmacológicas.
Señala la CUN que “los psicoestimulantes han demostrado su eficacia en la disminución del 70 % de los síntomas del TDAH, reduciendo el movimiento, aumentando la capacidad de atención, facilitando la interiorización de instrucciones y, como consecuencia, disminuyendo la impulsividad”.
La terapia cognitivo-conductual y apoyo educativo ayudan a mejorar la atención, la organización y el control de impulsos. En el ámbito educativo, las adaptaciones escolares son esenciales.
De hecho, el tratamiento considerado más eficaz es el que combina medicación, psicoterapia conductual, entrenamiento a los padres y apoyo escolar.
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