Mundo Política
El Vicecanciller alemán pide garantías de seguridad para Ucrania

Berlín/Kiev (agencias/Euractiv) – El vicecanciller alemán, Lars Klingbeil, pidió este lunes en Kiev, donde inició una visita oficial, «garantías de seguridad fiables» para Ucrania una vez finalizado el conflicto con Rusia.
«En estrecha coordinación con (el canciller alemán, Friedrich Merz), estoy tratando de intercambiar ideas sobre cómo Alemania puede apoyar mejor a Ucrania en un posible proceso de paz», comentó el político socialdemócrata (SPD/S&D), según un comunicado.
Klingbeil, quien es además ministro alemán de Finanzas, instó a las partes a negociar cuanto antes un alto el fuego y subrayó que «se necesitan garantías de seguridad fiables para asegurar una paz duradera para Ucrania»
«Mantenemos una estrecha coordinación internacional (…) Alemania estará a la altura de su responsabilidad»,. subrayó.
Según todos los expertos, ofrecer garantías de seguridad a Ucrania se considera un elemento crucial una vez acabe la guerra, que se inició con la invasión rusa del país en febrero de 2022.
Mientras Ucrania celebraba ayer, domingo, su Día de la Independencia, el presidente del país, Volodimir Zelenski, afirmó que la presencia de tropas (de mantenimiento de la paz o estabilización) extranjeras en el país una vez finalizada la guerra sería «importante».
Sin embargo, Rusia rechaza el posible despliegue de tropas occidentales en Ucrania.
Las esperanzas de paz han disminuido después de que Moscú descartara el pasado viernes una reunión a corto plazo entre Zelenski y el presidente ruso, Vladimir Putin, a pesar de los esfuerzos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para intentar organizar una cumbre entre ambos.
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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Julia Klöckner, la polémica «reina del vino» que preside el Bundestag alemán

Berlín (Euractiv.de) – Pocas figuras públicas son tan felizmente anónimas en la vida pública alemana como el/la presidente/a del Bundestag, el Parlamento del país.
Pero hay una excepción: Julia Klöckner. Con sólo tres meses en el cargo, Klöckner va camino de convertirse en la líder parlamentaria más polémica de las últimas décadas, si no de la historia.
El presidente -o presidenta- del Bundestag alemán es oficialmente el segundo cargo con más poder en el orden constitucional alemán -por delante del Canciller y por detrás del Presidente Federal-, pero tiene un perfil bajo, más centrado en el procedimiento parlamentario que en la personalidad.
Las normas parlamentarias exigen que la persona que dirija las sesiones parlamentarias sea «imparcial» y «justa», salvaguardando la «dignidad» y el «orden» en lugar de buscar los focos de la prensa.
Pero Klöckner se sale de ese esquema.
Los críticos consideran que la ex ministra de Agricultura y estrecha aliada del Canciller, Friedrich Merz (CDU/PPE), forma parte de un ala democristiana que busca inclinar las instituciones alemanas a la derecha.
El último roce en ese sentido, se produjo el lunes pasado, cuando Klöckner asistió a una fiesta veraniega de la CDU en su «land» natal de Renania-Palatinado, organizada en las instalaciones de una empresa de tecnología médica cuyo multimillonario propietario financia Nius, una plataforma de noticias -de derechas- en pleno auge, a menudo comparada con Fox News.
El medio es conocido por arremeter contra los Verdes y la izquierda (Die Linke), y ha sido acusada de parcialidad, y de incumplir las normas periodísticas.
La reciente y controvertida cobertura de Nius sobre la elección de un juez socialdemócrata para el Tribunal Constitucional alemán contribuyó a impulsar una campaña de la derecha que acabó desbaratando el nombramiento.
La presencia de Klöckner en la celebración provocó la reprimenda del socio de coalición de la CDU, los socialdemócratas (SPD). El líder parlamentario del SPD, Matthias Miersch, dijo que Klöckner debía dar explicaciones a la opinión pública, dada la «especial responsabilidad de su cargo».
Pero, imperturbable, la presidenta del Bundestag ha redoblado la apuesta.
En un discurso pronunciado durante el acto, calificó su asistencia al evento de legítima dentro de los límites de la necesaria diversidad de opiniones.
Describió Nius como el equivalente derechista de TAZ, un diario alemán de izquierdas arraigado en los movimientos antiestablishment de los años 70 que hoy leen muchas élites urbanas.
Del vino al titular
Hasta la fecha, Klöckner ha destacado en el sobrio mundo de la política alemana por su estilo combativo y una notable afición a la ostentación y los trajes exóticos.
Hija de un viticultor, Klöckner es aún menospreciada en algunos sectores por haber sido Reina Alemana del Vino en la década de 1990, embajadora de marketing de la industria vinícola.
No ha dejado de acaparar la atención de los tabloides, desde su cambio de imagen, tras una espectacular pérdida de 17 kilos, hasta su nueva relación sentimental con un destacado presentador de televisión.
El debate sobre el colorido vestido Marc Cain de 400 euros que lució en la fiesta de verano de la CDU puso de manifiesto hasta qué punto su estilo de vida compite con su política por llamar la atención.
Pero Klöckner sigue el juego.Sus redes sociales alternan vídeos de influencers de su caniche cruzado con historias de Instagram en las que elogia a Merz por «destrozar» a un presentador de noticias en una entrevista.
A pesar de su ascenso en el escalafón gracias al impulso de la ex canciller Angela Merkel (CDU), de quien fue ministra de Agricultura, Klöckner ha cultivado un perfil político de derechas. Impulsó políticas migratorias más duras y exigió la prohibición del burka después de que Merkel abriera Alemania a millones de refugiados de países musulmanes.
No obstante, el progresivo alejamiento de la atención pública después de que la CDU pasara a la oposición en 2021 fue un golpe para Klöckner. En la conferencia del partido el año pasado, repartió palomitas de maíz a los periodistas que cubrían el evento, en un evidente intento por llamar la atención.
Pero su apoyo a los reiterados intentos de Merz por liderar la CDU acabó dando sus frutos: el ahora Canciller la recompensó con la presidencia del Bundestag tras llevar a la CDU a la victoria en las pasadas elecciones nacionales de este año.
Otra vez en la polémica
Desde entonces, Klöckner ha vuelto a involucrarse en polémicas.
Una de sus primeras medidas fue prohibir que la bandera del arco iris ondeara en los locales del Parlamento durante el desfile anual del Orgullo Gay de Berlín, al tiempo que impedía que el personal homosexual que trabaja en el Bundestag se uniera a la marcha a título oficial.
Klöckner justificó la medida aludiendo a la neutralidad del Parlamento, pero sus rivales políticos la acusaron de abusar del concepto para encubrir batallas culturales de derechas.
Aunque ha sido estricta con los diputados de la formación ultra Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza del país, se ha enfrentado sobre todo al partido de extrema izquierda Die Linke, y expulsó en una ocasión a un diputado por llevar una camiseta en la que se leía «Palestina».
Después de apoyar a Nius en el acto de la CDU del pasado lunes, La Izquierda pidió su dimisión, mientras otros cuestionaban sus motivos.
«Me pregunto si la presidenta del Bundestag está tan poco familiarizada con el panorama mediático alemán como sugiere su declaración, o si persigue una agenda política empujando al aclamado TAZ al rincón de la extrema izquierda», declaró el presidente de la Asociación Alemana de Periodistas, Mika Beuster, a una emisora pública.
Sin embargo, la CDU mantiene su apoyo a Klöckner, y los altos cargos que trabajan en su equipo consideran que la supuesta polémica no fue más que un intento de la prensa para hacer un poco de ruido mediático en pleno período estival.
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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Lanzan una campaña viral para «bloquear» Francia el 10 de septiembre

París (Euractiv.fr/.es) – Una campaña viral para «cerrar Francia» el 10 de septiembre, con el apoyo de activistas de extrema izquierda y de los sindicatos, ha generado temor a una posible parálisis del país, similar a la que tuvo lugar hace unos años con las masivas protestas de los «chalecos amarillos».
«El 10 de septiembre, bloquéalo todo»: El eslogan ha ido ganando adeptos en Internet desde que el primer ministro francés, François Bayrou, anunciara a mediados de julio recortes presupuestarios por valor de 44.000 millones de euros.
La campaña «bloquons tout» (bloquear todo), lanzada inicialmente en mayo en TikTok, se ha acelerado durante el verano, amplificada por antiguos colectivos de los Chalecos Amarillos, políticos de extrema izquierda y de la derecha radical.
Las reivindicaciones siguen siendo vagas o dispersas, y van desde aumentos salariales hasta la dimisión del Gobierno. También lo son las tácticas, que incluyen huelgas, boicots a supermercados, bloqueos de carreteras e incluso llamamientos a ocupar puertos y edificios públicos.
Aunque todavía modesto -unas 10.000 personas siguen sus principales canales de Facebook y Telegram-, el reciente apoyo al movimiento por parte de La France Insoumise (LFI), de extrema izquierda, y del sindicato de trabajadores ferroviarios Sud-Rail ha sacudido a la clase política.
El gobierno de Bayrou, ya debilitado por los bajos índices de aprobación antes de las cruciales negociaciones presupuestarias, ha convocado una reunión de seguridad esta semana.
«Me parece preocupante», admitió Valérie Hayer, presidenta del grupo liberal Renovar Europa en el Parlamento Europeo, al tiempo que añade que «aún quedan muchas cosas por aclarar» sobre ese movimiento.
Los servicios de seguridad vigilan muy de cerca, aunque en principio no hay indicios de influencia extranjera.
Fuentes del Ministerio del Interior no respondieron a una petición de comentarios por parte de Euractiv al cierre de este artículo.
Una campaña no tan popular
Aunque ahora se enmarca como una reacción a los recortes presupuestarios, el llamamiento original a «bloquearlo todo» apareció semanas antes del anuncio de Bayrou sobre la aplicación de medidas de austeridad en un post de una cuenta de TikTok llamada «Les Essentiels France».
Según Le Monde, la cuenta -con un claro perfil euroescéptico- ganó adeptos al aprovechar las redes en línea vinculadas a los veteranos de las protestas de los gilets jaunes («chalecos amarillos») que sacudieron Francia de 2018 a 2020. El canal de TikTok y un sitio web específico ofrecen ahora materiales de protesta, que se pueden compartir.
«Está mucho más profesionalizado que lo que habíamos visto con el movimiento de los chalecos amarillos, en el que personas que no sabían cómo utilizar un grupo de Facebook se convirtieron de repente en moderadores de páginas con cientos de miles de personas», explica Louise Michel, estudiante de doctorado implicado en las movilizaciones posteriores a las protestas de los «chalecos amarillos».
Pero el movimiento también está más fragmentado, según Michel, y concita menos apoyo que las oleadas de protesta de las marchas por la «libertad» de la época de la pandemia del COVID-19.
Aplicaciones de mensajería, grupos de Telegram y cuentas de Instagram como grevemanifsblocages10septembre difunden ahora convocatorias de acción descentralizadas y anuncios de reuniones, entre ellas una en el Parque de la Villette de París el 28 de agosto.
La izquierda se moviliza
Aunque oficialmente no es partidista, el movimiento ha atraído rápidamente el apoyo político de la izquierda.
En una columna publicada en agosto en La Tribune, el líder de la LFI, Jean-Luc Mélenchon, instó a sus partidarios a «ponerse al servicio de los colectivos locales» que organicen la movilización del 10 de septiembre.
Según Michel, activistas de la LFI ya se han unido a grupos de protesta en las últimas semanas, a menudo de forma encubierta, haciéndose pasar por ciudadanos de a pie.
El Partido Socialista (PS) ha adoptado una postura más prudente, y asegura que está «vigilando de cerca» el movimiento.
«Las motivaciones y las tácticas aún no están claras, pero entendemos la exasperación que hay detrás de este movimiento espontáneo» , explica la eurodiputada del PS Chloé Ridel.
La líder de Los Verdes, Marine Tondelier, expresó su apoyo, pero advirtió contra las organizaciones políticas que «instrumentalizan la lucha» Algunos manifestantes ya han expresado su malestar por el gran protagonismo de LFI.
«Algunos ciudadanos ya no quieren participar», afirma un usuario, mientras que otro celebra la retirada de políticos de extrema derecha.
La extrema derecha en apuros
A principios de verano, algunos diputados de Agrupación Nacional (RN), de la líder ultra Marine Le Pen, vieron en las protestas del 10 de septiembre una oportunidad política, pero la creciente participación de grupos de izquierda ha sembrado dudas en la extrema derecha.
Esperaban cosechar la popularidad del meme viral «Nicolas qui paie» , símbolo del treintañero urbano y culto aplastado por los impuestos y sacrificado (al menos en su opinión) en beneficio de los extranjeros.
La RN también intentó canalizar la energía del movimiento Gueux (Mendigos), que denuncia el llamado «ecologismo punitivo» y critica las subvenciones estatales a las energías renovables.
«¿Vamos hacia una movilización popular?» Se preguntaba en julio el diputado de RN Matthias Renault.
Pero en agosto, se quejaba de que «la izquierda se ha apoderado del 10 de septiembre».
En ese sentido, el eurodiputado Matthieu Valet se declara partidario de «la Francia obrera, que hará oír su voz el 10», pero prefiere «librar la batalla callejera en la Asamblea Nacional».
El partido de extrema derecha está dividido entre proyectar credibilidad como partido de gobierno y responder al enfado de su base de votantes, y es probable que algunos miembros de las bases se unan a las protestas callejeras independientemente de la línea del partido.
Aumento de las convocatorias de huelga
Al margen de la protesta del 10 de septiembre, el gobierno de Bayrou se prepara para un otoño tenso, a medida que aumentan las convocatorias de manifestaciones contra los planes de austeridad para el presupuesto de 2026.
Sud-Rail ha convocado una huelga el mismo día. Por su parte, los taxistas, enfadados por los cambios en la normativa sobre transporte sanitario, quieren «paralizar el país» el 5 de septiembre con acciones de fuerza contra gasolineras, estaciones de tren, aeropuertos e incluso los Campos Elíseos de París, repletos de turistas.
Los farmacéuticos, furiosos por los recortes propuestos en los reembolsos de medicamentos, cerrarán sus farmacias el 18 de septiembre y todos los sábados a partir del 27 de septiembre.
En París, los sindicatos de 38 hospitales públicos -que representan a cerca de 100.000 trabajadores sanitarios- celebrarán asambleas el 25 de agosto para decidir si se suman a la oleada de huelgas.
Los principales sindicatos se reunirán el 1 de septiembre para coordinar sus acciones. La responsable de la Confederación General del Trabajo (CGT), Sophie Binet, no ha descartado participar en la jornada del 10 de septiembre, aunque ha subrayado que su atención se centra en garantizar que la movilización sea «sostenida en el tiempo».
El gobierno de Bayrou, sin embargo, podría tener problemas más pronto que tarde. La LFI ha anunciado que presentará una moción de censura el 22 de septiembre, primer día de la sesión parlamentaria.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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Mundo Política
Una cumbre Putin-Zelenski todavía es posible, pero ¿dónde celebrarla?

Bruselas (Euractiv.com/.es) – Ciudades de todo el mundo se están postulando o han sido propuestas como anfitrionas de una posible cumbre entre Donald Trump, Vladimir Putin y Volodimir Zelenski, pero graves obstáculos, incluida la orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) contra el líder ruso, complican mucho las cosas.
Tras la reunión bilateral entre Trump y Putin, y la reunión de un grupo de líderes europeos celebrada el lunes pasado en Washington, el escenario parece preparado para una cumbre a tres bandas.
Entre las posibles sedes figuran Budapest, Ginebra, Viena, Roma, Estambul, Doha e incluso Moscú.
Pero las serias dudas sobre si una cumbre con Putin y el presidente ucraniano será realmente el resultado de los últimos esfuerzos de mediación de Trump eclipsarán cualquier acuerdo.
Según Michael Benhamou, director del centro de estudios de defensa OPEWI, Budapest parece ser la principal candidata.
Como Hungría no es miembro de la Corte Penal Internacional (CPI), Budapest no tendría ninguna obligación legal de detener a Putin, según Benhamou. Y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, probablemente recibiría tanto a Putin como a Trump con los brazos abiertos.
El factor Trump
Para cualquier cumbre potencial, la elección del lugar no dependerá sólo de la logística, sino también de la óptica y de la estrategia política de Trump.
«Se trata de un ejercicio de comunicación para ganar puntos antes de las elecciones legislativas. Si dependiera de él, lo haría en uno de sus campos de golf en Escocia», afirma Benhamou.
Según el experto, Trump se beneficiaría de las sesiones fotográficas y de la teatralidad política, ya que «Orbán extendería la alfombra roja».
Por otro lado, Ginebra y Viena no encajarían con los valores de Trump. «Es multilateral, llena de diplomáticos, no es lo que pretende MAGA (hacer grande a América otra vez)», asegura.
Roma tiene más potencial, con imágenes simbólicas religiosas e imperiales que podrían atraer a los conservadores estadounidenses. Pero la pertenencia de Italia a la CPI complica las cosas, y las protestas masivas también podrían recibir tanto a Trump como a Putin.
Complicaciones de la CPI
Según los expertos, la orden de detención de la CPI contra Putin es el mayor obstáculo logístico a la hora de elegir un posible lugar para las conversaciones de paz.
Tanto Suiza como Austria han sugerido conceder inmunidad a Putin durante las conversaciones de paz, pero sería inevitable que se produjeran acalorados debates internos sobre las obligaciones derivadas del derecho internacional.
«Si la paz tiene éxito, la gente lo ignorará. Pero si fracasa, el hecho de que se hayan infringido las normas se utilizará políticamente», advierte Lars Bangert Struwe, ex secretario general del Consejo Atlántico Danés y experimentado diplomático.
¿Trilateral o bilateral?
Trump ha sugerido retirarse de la mediación directa en las conversaciones. En una entrevista con el locutor de radio estadounidense Mark Levin, el republicano ha dicho que quiere primero una reunión entre Zelenski y Putin.
«Solo quiero ver qué ocurre en la reunión», comentó Trump en esa entrevista.
Pero Struwe recomienda involucrar a otras personas en la primera reunión entre Zelenski y Putin. «Las cosas se descarrilarán rápidamente si se deja a los dos a su aire», afirma.
¿Más al Este?
La mayoría de expertos descarta celebrar conversaciones en Moscú debido a los evidentes riesgos de seguridad para Zelenski.
Doha, por su parte, es un lugar neutral para ambas partes, pero puede tener poco valor político para Trump.
«Trump ya tiene lo que quiere del Golfo», señala Benhamou.
Estambul puede ser una ubicación más plausible, pero su imagen hostil con algunos en el mundo MAGA puede bloquear sus posibilidades. La decisión de Turquía durante el primer mandato de Trump de comprar sistemas de defensa antiaérea rusos dañó los lazos militares, incluida la expulsión del país del programa de aviones de combate F-35.
¿Es posible?
Tanto Struwe como Benhamou coinciden en que la cuestión más importante no es dónde celebrar una cumbre, sino si puede tener lugar, al menos el año que viene.
«Hay pocos indicios de que Putin esté realmente interesado en la paz en estos momentos», afirma Struwe.
«No puede haber negociaciones serias hasta que no haya paridad en el campo de batalla (…) eso requeriría tropas europeas sobre el terreno y apoyo aéreo estadounidense. De lo contrario, Putin no tiene ningún incentivo», subraya.
En ese sentido, señala el riesgo de colapso del ejército ucraniano en 2026 si no se materializa el refuerzo europeo.
«La prioridad no es crear la paz ahora, sino crear la voluntad rusa de negociar la paz más adelante», afirma
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
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