(Información remitida por la entidad que la firma:)
En un mundo que avanza a pasos agigantados hacia una transformación ecológica, los procesos industriales desempeñan un papel decisivo. Ya no basta con ser eficientes: las empresas que lideran el mercado son aquellas que incorporan la sostenibilidad como un pilar esencial de su estrategia. Esto implica dejar atrás viejos esquemas de producción intensiva y apostar por modelos más conscientes, donde cada recurso, cada decisión y cada proceso tenga en cuenta su impacto ambiental. No se trata de una moda ni de una imposición regulatoria: es una necesidad urgente para asegurar la viabilidad del planeta y, en consecuencia, de los propios negocios.
Tecnología como aliada de la sostenibilidad
En este contexto, compañías especializadas en automatización y tecnología como Endress+Hauser se han convertido en aliadas clave para las industrias que buscan dar ese salto hacia la sostenibilidad real. Su aporte va mucho más allá de la instrumentación: ofrecen soluciones diseñadas para optimizar el uso de energía, reducir el consumo de agua, minimizar residuos y facilitar la trazabilidad en tiempo real de los procesos más críticos. Integrar tecnologías de este tipo permite a las empresas tomar decisiones basadas en datos precisos y no en estimaciones, lo cual marca una diferencia enorme cuando se trata de reducir el impacto ambiental sin comprometer la productividad.
Uno de los grandes retos en esta transición es lograr que los procesos más complejos —como el almacenamiento y el transporte de nuevas fuentes de energía— se lleven a cabo de forma segura, eficiente y alineada con los principios de sostenibilidad. Un ejemplo claro es el desarrollo de tecnologías para el transporte de hidrógeno, un combustible que promete revolucionar el sector energético. Sin embargo, su manejo exige precisión y control en cada fase del proceso. Aquí es donde la innovación y la ingeniería se vuelven determinantes, ya que es indispensable contar con sistemas de monitoreo avanzados que garanticen la seguridad, la eficiencia y el cumplimiento normativo de extremo a extremo.
¿Qué implica transformar un proceso industrial?
Una mirada integral a la sostenibilidad
Transformar un proceso industrial para que sea sostenible implica una visión integral que va desde la elección de materias primas hasta la forma en que se gestionan los residuos. No basta con cambiar una parte del proceso: se requiere una revisión completa de la cadena de valor. Este enfoque debe considerar la digitalización, la automatización, el uso responsable de recursos y una cultura organizacional orientada al largo plazo.
Eficiencia energética y gestión de recursos
La eficiencia energética es uno de los pilares más importantes en este camino. Cada kilovatio ahorrado representa una disminución en costos operativos y una menor emisión de gases contaminantes. Las industrias con altos requerimientos energéticos deben incorporar sistemas de monitoreo que detecten fugas, sobrecargas o consumos anómalos. Lo mismo aplica al agua: con tecnologías adecuadas es posible medir en tiempo real su uso, implementar planes de reutilización y reducir el desperdicio sin afectar la calidad final del producto.
Economía circular y digitalización
Reducir residuos y repensar los materiales
La economía circular ha cobrado fuerza como estrategia para reducir el impacto ambiental. Muchas empresas están comenzando a ver valor en sus residuos: reutilizan subproductos, producen energía a partir de desechos orgánicos o rediseñan sus procesos para minimizar pérdidas. Además, apostar por materias primas de origen local o bajo impacto también favorece al medio ambiente y fortalece la economía regional.
El papel estratégico de los datos
La digitalización es el corazón de la sostenibilidad industrial. Tener visibilidad total del proceso productivo permite actuar con rapidez, anticiparse a fallos y tomar decisiones basadas en evidencia. Tecnologías como las de Endress+Hauser son claves para monitorear, automatizar y optimizar operaciones en tiempo real, lo que permite reducir emisiones, evitar desperdicios y cumplir con normativas ambientales sin detener la productividad.
Más allá del impacto ambiental
Las industrias que han apostado por procesos sostenibles ya están viendo resultados tangibles. Hay plantas operando con emisiones netas cero, instalaciones que reutilizan toda el agua empleada o líneas de producción cuya trazabilidad permite certificar cada etapa del producto. Estos logros no son casualidad: son fruto de una estrategia clara, inversión en tecnología adecuada y una cultura empresarial comprometida con el futuro.
Además de cuidar el entorno, estas empresas mejoran su reputación, acceden a nuevos mercados, reducen riesgos legales y aumentan su competitividad. La sostenibilidad, lejos de ser un gasto, se convierte en una inversión estratégica que optimiza recursos, fideliza clientes y genera oportunidades de innovación.
Apostar por procesos industriales sostenibles ya no es una opción, es una obligación ética, ambiental y económica. Las compañías que lo comprendan a tiempo y actúen con decisión serán las que marquen el paso en sus respectivos sectores. La sostenibilidad no se logra con acciones aisladas, sino con una visión de largo plazo, coherente y respaldada por herramientas de precisión.
En este camino, aliados estratégicos como Endress+Hauser son fundamentales. Su experiencia en soluciones industriales sostenibles facilita la transición hacia un modelo productivo más responsable, eficiente y resiliente. El futuro de la industria depende de cómo produzcamos hoy. Y ese “cómo” marcará la diferencia entre quienes simplemente sobreviven y quienes lideran el cambio.
Contacto:
Endress+Hauser: +34 934 803 366
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Ecuador se consolida como referente mundial en producción sostenible y libre de deforestación tras sumar al cacao, los lácteos y la guayusa a su oferta de alimentos producidos sin nueva pérdida de bosques.
Dicho modelo, liderado por el café, ya se exporta a mercados de la UniónEuropea (UE).
Luego de un trabajo iniciado en 2017, Ecuador tiene actualmente más de 139.000 hectáreas en transición de producción sostenible y libre de deforestación, así como más de medio millón de hectáreas bajo manejo forestal responsable, y alrededor de 1.000 hectáreas de bosques y paisajes restaurados.
“Con la transición a sistemas productivos sostenibles se busca mejorar la producción, fomentar escuelas de campo para aplicar métodos innovadores, establecer centros de agronegocios y trabajar en cadenas de valor”, dijo a EFE la subsecretaria de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), JessicaGallegos.
Ecuador también ha logrado fortalecer a las organizaciones comunitarias comprometidas con la conservación de los bosques por medio de los programas PROAmazonía y Pago Por Resultados.
Dichas iniciativas se desarrollaron bajo el mecanismo internacional de Reducción de las Emisiones de la Deforestación y Degradación de Bosques (REDD+), por parte del ministerio de Agricultura y Ganadería, así como del ya mencionado MAATE.
Además, contaron con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Referente mundial
«El mundo está mirando a Ecuador como referente en producción sostenible y libre de deforestación, y delegados de Vietnam y Honduras, entre otros, ya han visitado el país para conocer sus experiencias”, dijo a EFE la representante residente del PNUD en Ecuador, Inka Mattila, durante una visita a las plantaciones y asociaciones comprometidas con este modelo sostenible, en las sureñas provincias de Zamora Chinchipe y Loja.
Mattila enumeró a la adaptación, innovación, diferenciación, política pública, institucionalidad, acompañamiento, asociación, enfoques de género e interculturalidad, educación y la creación de centros de agronegocios como puntales en la estrategia que ha beneficiado a más de 70.000 personas.
La iniciativa, que tiene como socios estratégicos a la UE, Reino Unido e Italia con fondos adicionales, combina las ventajas competitivas del país, como su diversidad, ubicación geográfica y sus microclimas, que lo convierten en un «imán para las inversiones», dijo a EFE Byron Montero, viceministro de Desarrollo Productivo Agropecuario del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
El funcionario también reveló que, por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos «quiere comenzar a producir acá».
Un café con historia
Ecuador marcó un hito el pasado año al exportar café libre de deforestación a Italia. Como forma de reconocimiento, el gerente de Sostenibilidad de la compañía italiana Lavazza, Mario Cerutti, visitó a productores de este café, en la Federación Regional de Asociaciones de Pequeños Cafetaleros Ecológicos del Sur (Fapecafes), para entregarles ejemplares de las latas comercializadas con los colores de la bandera de Ecuador.
«Es un café bueno que tiene un valor agregado: respeto a la naturaleza, al medioambiente, a los productores», dijo a EFE el representante de Lavazza, firma que pasó de comprar un contenedor en 2022 a cinco este año, con proyección a duplicarlo en 2026 y expandir por Europa la comercialización de un «café con historia».
Ecuador se consolida como referente mundial en producción sostenible y libre de deforestación tras sumar al cacao, los lácteos y la guayusa a su oferta de alimentos producidos sin nueva pérdida de bosques
El sector ganadero también se ha sumado a la sostenibilidad para reducir la huella de carbono gracias a la aplicación de buenas prácticas, por lo que ahora producen más en menos espacio, según comentó Milton Masache, de la Cooperativa de Producción Ganadera de Zamora Chinchipe.
Con ello, en esa provincia y en su vecina Morona Santiago, ambas fronterizas con Perú, la productividad aumentó el 25 % en 108 fincas. A su vez, se redujo el 21 % de intensidad de emisiones en un año.
Una buena alimentación y espacio para libre pastoreo, entre otros, permite a las vacas un mejor descanso, que se traduce en buena calidad en la leche y de sus derivados, como el dulce de leche producido en la planta Ecolac, el primero en su tipo libre de deforestación y con la trazabilidad marcada en su envase.
Guayusa, tradición que florece sin deforestar
La guayusa -planta sagrada para los indígenas- ha pasado de ser una bebida ancestral a convertirse en un motor económico de bioemprendimientos y símbolo de conservación.
Su producciónsostenible abarca más de 9.600 hectáreas en manos de 417 agricultores de la nacionalidad indígena kichwa, el 56 % de ellos mujeres, que cuentan con diez marcas registradas y cuatro acuerdos comerciales.
Ecuador se consolida como referente mundial en producción sostenible y libre de deforestación tras sumar al cacao, los lácteos y la guayusa a su oferta de alimentos producidos sin nueva pérdida de bosques
Aunque tradicionalmente la guayusa se cultiva en parcelas familiares (chacras), ahora también se siembra en espacios más amplios, aprovechando terrenos que dejaron otros cultivos en los que no se hayan usado químicos, según explicó a EFE Yally Grefa, representante de la Asociación de Producción Agrícola de Guayusa.
Con la introducción de nuevas opciones exportables de libre de deforestación, -abundó Mattila- Ecuador se afianza como referente de sostenibilidad al ofrecer «una producción que el planeta necesita».
Bruselas (Euractiv.com/.es) – El Comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen, ha confirmado esta semana que la Unión Europea (UE) no puede excluir a Rusia del megaproyecto europeo de fusión nuclear, el Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER, por sus siglas en inglés), en respuesta a las inquietudes planteadas en ese sentido por varios eurodiputados.
El objetivo del proyecto es demostrar que es posible alcanzar una fuente libre de emisiones basada en las mismas reacciones que «alimentan» las estrellas.
El ITER, ubicado en el sur de Francia, se articula en base a una amplia colaboración internacional, a la que Europa aporta casi la mitad de los costes, y el resto se reparte a partes iguales entre China, India, Japón, la República de Corea, la Federación Rusa y Estados Unidos.
Desde el comienzo de la invasión de Ucrania, en febrero de 2022, Rusia se ha enfrentado a la condena internacional y a un creciente aislamiento, así como a varios paquetes de sanciones de la UE y de varios países occidentales.
Pero desde entonces, el bloque comunitario europeo ha logrado reducir considerablemente su dependencia energética del gas y el petróleo rusos.
En ese contexto, en mayo pasado, tres miembros del Partido Popular Europeo (PPE), el mayoritario en Estrasburgo, preguntaron qué pensaba hacer la Comisión Europea para expulsar a Rusia del ITER, y señalaron que el plan de Bruselas para acabar con la dependencia europea de Moscú en cuestiones de energía nuclear (así como de combustibles fósiles) «no decía nada sobre la energía de fusión».
Jørgensen respondió que la UE no tiene autoridad para obligar a Rusia a abandonar el proyecto.
«El Acuerdo ITER no prevé la posibilidad de poner fin a la participación o suspender los derechos de ningún miembro del ITER, incluida la participación en el Consejo ITER, el órgano de gobierno», escribió el máximo responsable de energía de la UE.
Un país sólo puede retirarse «por decisión propia», añadió.
Rusia, como el resto de socios internacionales del proyecto, contribuye con un 9,1% a la construcción del reactor experimental de fusión.
Las aportaciones de los miembros del consorcio son principalmente «en especie», en forma de componentes y tecnología de sistemas, y sólo un 10% en metálico.
«Este programa único de reparto de adquisiciones tiene un propósito importante, ya que permite a todos los miembros adquirir experiencia industrial directa en tecnologías de fusión clave», según la web oficial de ITER.
Rusia «ha cumplido todas sus contribuciones en especie», aseguró Jørgensen.
Como consecuencia de ello, la dependencia europea de Moscú «se ha reducido en ese aspecto», aseguró el alto funcionario, al tiempo que añadió que «los contactos bilaterales y el compromiso con Rusia se han reducido al mínimo», y que el funcionamiento del reactor no dependerá de los derechos de propiedad intelectual de la tecnología nuclear rusa.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)
Bruselas (Euractiv.com/.es) – Los negacionistas del cambio climático cargaron duramente el martes en la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo contra la Comisión Europea por su campaña contra las noticias falsas y la desinformación sobre el clima.
«Como ciudadanos de una sociedad libre, cada uno tiene derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos», comentó Emil Andersen, funcionario de la Comisión, al comienzo del debate.
Pero sus palabras no fueron bien recibidas por varios eurodiputados conservadores y de derechas. Algunos de ellos relacionaron el activismo y las campañas contra las “fake news” de la Comisión Europea con la distopía autoritaria imaginada en la novela de George Orwell “1984”.
Nuevo negacionismo
La eurodiputada Anja Arndt, de la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), cuestionó el consenso de la comunidad científica de que el cambio climático está causado por actividades humanas, y argumentó que la lucha contra la desinformación es un «ataque frontal contra la libertad de expresión, la libertad de la ciencia y la verdad».
Marc Jongen, también de AfD, adoptó una postura similar: «Si la Comisión decide ahora qué es un hecho y qué no lo es, y qué es opinión y qué no lo es, entonces vamos camino de un sistema totalitario».
Pero las críticas a la iniciativa de la Comisión no se limitaron a la bancada de la derecha.
El eurodiputado holandés Sander Smit, del Partido Popular Europeo (PPE), aseguró que los verificadores de datos tienden a hacer «imposible cierto tipo de debate», y que la Comisión Europea iría «demasiado lejos» si financiara verificadores de datos durante las campañas electorales.
Valores “ilustrados”
Los eurodiputados del grupo liberal Renovar Europa y los socialdemócratas (S&D), por el contrario, destacaron la importancia de que el debate sobre el reto climático esté basado en datos científicos.
Gerben-Jan Gerbrandy, principal negociador del grupo Renovar Europa en el proyecto de ley sobre el clima 2040, aseguró que el reconocimiento del cambio climático y la voluntad de luchar contra ese reto no es una ideología, mientras que negarlo es precisamente eso.
Gerbrandy instó a sus colegas a mantener «limpio» el debate político y pidió la formación una coalición contra los negacionistas del cambio climático.
Por otro lado, instó a la Comisión Europea a desmentir -por escrito- las «tonterías» sobre el clima vertidas por la AFD, pero no logró arrancar esa promesa del Ejecutivo de Bruselas.
El socialdemócrata belga Bruno Tobback recordó a los astrónomos Galileo y Copérnico, «que tenían la ciencia y los hechos de su parte», pero fueron perseguidos por quienes practicaban una «ideología retrógrada».
«Por el amor de Dios, no volvamos a los días oscuros de la historia europea, en los que el dogma y las opiniones nos frenaban… o intentaban frenarnos, afortunadamente sin éxito», comentó Tobback.
La “sabiduría de la Comisión Europea”
Andersen cerró el acalorado debate pronunciándose sobre la distinción entre opinión y hechos.
«Tanto las opiniones como los hechos son indispensables para una conversación democrática próspera (…) eso no es lo que se cuestiona», agregó.
«Pero aunque los hechos deben seguir conformando nuestras opiniones, nunca se debe permitir que nuestras opiniones tiñan los hechos», subrayó.
La Comisión «no decide qué es un hecho». Esa es tarea de los científicos, y «eso es lo que sustenta la elaboración de políticas de la Comisión», concluyó Andersen.
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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)