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¿El fin de la hegemonía de EE.UU.? Porqué los aranceles de Trump perjudicarán más a Washington que a la UE

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Bruselas (Euractiv.com/.es) – Los «aranceles recíprocos» que ha aplicado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la Unión Europea (UE) son sin duda una mala noticia para el bloque comunitario, pero pueden ser devastadores para el país norteamericano.

Los aranceles generales del 20 % a los productos de la UE anunciados por Trump, además del gravamen mínimo del 10 % al resto de importaciones, reducirá el PIB de la zona del euro este año mucho menos de lo que lo hará la producción estadounidense, según varios estudios publicados el jueves.

Además, las políticas proteccionistas de Trump y su volatilidad general podrían provocar cambios radicales en la economía mundial que podrían transformar la relación entre la UE y Estados Unidos, acelerar la multipolarización y acabar con la hegemonía del dólar estadounidense, según varios analistas.

El anuncio del jueves representa un «cambio de régimen masivo» que potencialmente «anticipa el fin del siglo estadounidense», asegura Sony Kapoor, profesor de geoeconomía en el Instituto Universitario Europeo.

«Cualquier empresa, persona, país o bloque sensato y medianamente prudente debería estar pensando en cubrir sus apuestas y diversificar sus vínculos en las dimensiones económica, financiera y de seguridad» lejos de Estados Unidos, afirma.

En una referencia indirecta a esos futuros esfuerzos, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró el jueves que la UE tratará de «tender puentes» con otras naciones que apuestan «por un comercio justo y basado en normas».

Trump golpea a la «patética» UE con aranceles del 20%; Von der Leyen: la UE «está preparada» para responder

En una declaración en la madrugada de este jueves, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que el bloque comunitario está «preparado para responder» a las medidas punitivas anunciadas por Trump. «Nuestra unidad es nuestra fuerza (…) Europa tiene el mayor mercado único del mundo, 450 millones de consumidores. Ese es nuestro puerto seguro en tiempos tumultuosos”, subrayó la alemana.

Las declaraciones se produjeron en un momento en el que el Deutsche Bank (prestamista de Trump durante muchos años) recortó el jueves su previsión de crecimiento para la zona euro este año del 0,8% al 0,25-0,50%, al tiempo que redujo drásticamente su cifra de crecimiento prevista para EE.UU. del 2,2% al 1%.

El Conference Board, un grupo de expertos con sede en EE.UU., también estimó que las políticas de Trump podrían reducir el PIB de la UE en 0,2 puntos porcentuales este año, muy por debajo del impacto en el PIB de EE.UU. de 1,2 puntos porcentuales.

Haciéndose eco de estas valoraciones, Kapoor señaló que los nuevos aranceles serían probablemente «malos, pero no mortales» para la economía europea.

En su opinión, los gravámenes aumentan el riesgo de recesión en la Eurozona, sobre todo porque el bloque tiene que superar múltiples desafíos, entre ellos los elevados precios de la energía, la débil demanda y la feroz competencia de los exportadores chinos.

«¿Son buenas noticias para la economía mundial, para la economía de la Eurozona, para la India, para China o para cualquier otro país? En absoluto.

¿Corre el riesgo de empujar al mundo a la próxima Gran Depresión? Casi seguro que no.

¿Aumenta el riesgo de recesión en la eurozona? Sí, pero sobre todo porque la economía de Europa está por lo general muy debilitada.

Las divergencias entre Estados Unidos y la UE también se reflejaron el jueves en los movimientos de los mercados bursátiles.

El S&P 500, que agrupa a las principales empresas de EE.UU., había caído un 4,10% a las 21.00 CET, mientras que el STOXX Europe 600, un amplio indicador de la renta variable europea, sólo había caído un 2,57%. El S&P ha caído un 7,33% desde principios de año, mientras que el STOXX ha subido un 2,44%.

Sánchez anuncia un plan de choque para mitigar el zarpazo arancelario de Trump

Se trata, señaló, de un “plan de respuesta y relanzamiento comercial” que funcionará a modo de “escudo” para proteger a la economía española. “Nuestros valores no están en venta. Pero nuestros productos y servicios sí”, es el lema de una campaña oficial para recuperar el valor de los productos españoles ante el nuevo desafío comercial de Donald Trump.

Impacto en la relación EE.UU-China

Las políticas agresivas de Trump también podrían provocar un cambio drástico en la relación entre la UE y Estados Unidos, según varios analistas.

Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, Trump ha condenado en reiteradas ocasiones  el «brutal» superávit comercial de bienes de la UE con EE.UU., ha cuestionado el compromiso de Washington con la seguridad europea y ha amenazado con anexionarse Groenlandia, la isla ártica rica en minerales controlada por Dinamarca.

«Nos movemos a un mundo en el cual el vínculo transatlántico en el futuro no será el mismo que la alianza previa a la administración Trump», asegura Mujtaba Rahman, director gerente para Europa del Eurasia Group.

Rahman cree que Trump ha provocado un «daño» significativo a la relación entre la UE y Estados Unidos sobre todo en seguridad, comercio y política.

«Las dos partes se están moviendo hacia una nueva relación», subraya.

Sin embargo, el impacto de los aranceles en la relación entre la UE y China es mucho menos claro.

El posible «dumping» de China

Algunos analistas coinciden con la advertencia de Von der Leyen acerca de que los nuevos aranceles estadounidenses podrían provocar un «dumping» de miles de millones de euros de productos chinos en el mercado de la UE.

El superávit comercial mundial de China alcanzó el año pasado la cifra récord de un billón de dólares, impulsado en gran parte por las masivas subvenciones estatales a los fabricantes de tecnologías ecológicas, entre ellos paneles solares, vehículos eléctricos, baterías y turbinas eólicas.

El déficit comercial de bienes de la UE con Pekín también aumentó de 291.000 a 304.500 millones de euros de 2023 a 2024.

«Me preocupa mucho que el enorme superávit comercial de China en productos manufacturados se desvíe ahora de EE.UU. y se desvíe hacia el gran mercado abierto que queda, que es Europa», aseguras Sander Tordoir, economista jefe del Centro para la Reforma Europea.

¿Cómo pueden responder los fabricantes de coches de la UE a los aranceles de Trump?

No todos los fabricantes de automóviles de la Unión Europea (UE) se verán afectados de la misma manera, y podrían surgir nuevos riesgos derivados de las posibles represalias de otros países.

Sin embargo, Tordoir señala que el posible futuro «dumping» chino, unido a una posible devaluación «masiva» del renminbi (la divisa china) y a la debilidad de la demanda europea, sugiere que «las presiones desinflacionistas van a superar a las inflacionistas» en el futuro.

Su análisis es compartido por Carsten Brzeski, responsable de macroeconomía de ING Research, quien señaló que China y otros países podrían tratar de recortar los precios para impulsar las exportaciones a Europa.

«Por ilógico que pueda parecer, a largo plazo, una guerra comercial en toda regla puede ser desinflacionista para Europa», comenta Brzeski.

En ese sentido, secundando esa apreciación, Deutsche Bank no modificó sus previsiones de inflación del 2,2% y el 1,9% para la zona euro en 2025 y 2026. Sin embargo, revisó al alza su previsión de inflación en EE.UU. para este año, del 2,7% al 4%.

¿Desdolarización?

Por otro lado, los analistas consultados aseguraron que las preocupaciones de los inversores sobre las políticas imprevisibles de Trump y el escenario actual de inestabilidad general podrían hacer que el dólar perdiera su estatus de moneda de reserva mundial, que ha permitido a Estados Unidos obtener préstamos a tasas muy bajas desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

«Hay una serie de factores que contribuyen al predominio del dólar en el sistema financiero mundial, como el imperio de la ley y la previsibilidad normativa», explica Rahman.

«En la medida en que estos factores están siendo activamente erosionados por la administración (Trump), eso, por supuesto, crea riesgos para la hegemonía a largo plazo del dólar», subraya.

Tordoir también cree que «puede haber presiones» sobre el dólar en el futuro, pero subraya que es probable que Estados Unidos pierda su «exagerado privilegio» de controlar la moneda de reserva mundial en un futuro próximo.

Los aranceles de Trump no son ni útiles ni racionales, lamenta el comité de comercio del PE

Lange señaló que la UE sigue «abierta a negociar» con EE.UU., pero que el objetivo que persigue Washington con sus nuevas medidas punitivas es «muy confuso»

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[Editado por MK/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]

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La presión de Trump para controlar la Fed es un «peligro muy grave», advierte Lagarde

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Bruselas (Euractiv.com) – La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha asegurado este lunes que los intentos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para reforzar su control sobre la política monetaria del país norteamericano amenazan gravemente tanto a la economía estadounidense como a la mundial.

«Si él [Trump] tuviera éxito, sería un peligro muy grave», comentó Lagarde en una entrevista a la radio francesa Radio Classique.

Sus comentarios se producen tras la sorprendente decisión de Trump de despedir la semana pasada a la gobernadora de la Reserva Federal, Lisa Cook, una medida que ha generado profunda inquietud entre los economistas, ante la posibilidad de que el líder republicano logre socavar la independencia del banco central más importante del mundo.

Cook, una estrecha aliada del presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha negado a dimitir.

Desde que Trump regresó al poder en enero pasado, Powell ha provocado en varias ocasiones la ira del presidente, tras negarse a recortar los tipos de interés para estimular la economía estadounidense.

En ese sentido, está previsto que la Fed recorte los tipos de interés durante 2026, entre otras razones por el temor a una fuerte contracción del PIB estadounidense. Ese miedo genera en estos momentos más preocupación que una posible espiral inflacionaria derivada de los aranceles impuestos por Trump, según varios analistas citados por los medios.

«El listón para descarrilar un recorte de tipos de la Fed el 17 de septiembre parece alto», comentaron este lunes analistas de Deutsche Bank, al tiempo que agregaron que los inversores están barajando 140 puntos básicos (1,4 puntos porcentuales) de recortes de tipos para finales de 2026.

Ese es «un nivel de flexibilización que desde la década de 1980 sólo se ha producido en un entorno de recesiones», señaló el banco alemán.

Por el contrario, está previsto que el BCE mantenga su tasa principal de interés en el 2% en su reunión de la próxima semana, muy por debajo del 4,25-4,5% actual de la Reserva Federal.

Por otra parte, Lagarde también expresó en la entrevista su «preocupación» por el impacto de la crisis política francesa en la economía de la Eurozona.

Está previsto que el primer ministro francés, François Bayrou, pierda una votación de confianza en la Asamblea Nacional el próximo 8 de septiembre, en un contexto de creciente rechazo a su programa de austeridad para intentar contener el desbocado déficit.

La decisión de Bayrou de someterse a la votación de confianza, anunciada la semana pasada, provocó el desplome de las acciones y los bonos franceses, y el diferencial entre los costes de endeudamiento de Francia e Italia se redujo a sus niveles más bajos en décadas.

Lagarde, sin embargo, restó importancia al temor de que un colapso del gobierno francés -que sería el tercero en un año- pueda desencadenar una repetición de la crisis de la Eurozona que se produjo la década pasada.

«Creo que el sistema bancario francés está en mejor forma que durante la última gran crisis financiera, que está bien estructurado, bien supervisado y que cuenta con actores responsables», explicó Lagarde.

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(Editado por Martina Monti/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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Polonia, los países bálticos y los países nórdicos piden nuevos fondos de la UE para seguridad fronteriza

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Varsovia (Euractiv.pl) – Polonia, Finlandia, Letonia, Lituania y Estonia han pedido a la Comisión Europea fondos adicionales para la protección de las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE).

El grupo de países buscan apoyo financiero para reforzar, entre otras cosas, los sistemas de vigilancia aérea, así como las capacidades de drones y contra-drones.

En una carta a la vicepresidenta de la Comisión Europea Henna Virkkunen y al Comisario de Asuntos de Interior y Migración, Magnus Brunner, esos países recuerdan que llevan más de cuatro años enfrentándose a amenazas híbridas procedentes de Bielorrusia y Rusia, además de la instrumentalización política de la migración.

En la carta se señala que en los últimos meses algunos drones han entrado en el territorio de los países de la región con artefactos explosivos, y se han registrado incidentes incluso cerca de zonas civiles, lo cual supone una amenaza directa para los residentes.

El grupo de países señala que el apoyo de la Comisión Europea hasta la fecha ha contribuido a reforzar la protección de las fronteras, mejorar la gestión de la migración y aumentar la capacidad de respuesta.

Sin embargo, destacan que la situación actual requiere una mayor inversión en sistemas de vigilancia aérea, así como en capacidades de drones y contra-drones.

La carta está firmada por los ministros del Interior de Estonia – Igor Taro, Finlandia – Mari Rantanen, Letonia – Rihards Kozlovskis, Lituania – Vladislav Kondratovic, y Polonia – Marcin Kierwiński.

Un objeto volador se estrelló la semana pasada en un maizal cerca de Osiny, al este de Polonia, y explotó rompiendo las ventanas de las casas cercanas. El ministro de Defensa, Władysław Kosiniak-Kamysz, confirmó posteriormente que se trataba de un dron ruso.

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(Editado por Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es)

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Adivinando a Draghi

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BRUSELAS (Euractiv.com/.es)- Europa es un lugar mayoritariamente laico. Pero si hay una persona a la que los líderes de la Unión Europea consideran una deidad moderna, esa es Mario Draghi.

El expresidente del Banco Central Europeo, considerado el «hombre que salvó al euro»del sumidero de la historia durante la crisis de la eurozona de la década pasada, ha vuelto a la escena política europea la semana pasada, profetizando que 2025 «será recordado como el año en que se evaporó la ilusión» del peso geopolítico de Europa.

Incluso los cínicos más acérrimos deberían admitir que los paralelismos entre el tecnócrata italiano y el Mesías son asombrosos, tal vez divinamente predestinados.

Tras salvar a Europa de la perdición económica, este hombre de 77 años renegó del paraíso que le garantizaba una pensión europea- sin tensiones, sin estrés- para resurgir como el salvador del bloque el año pasado con su «histórico» informe sobre la «competitividad europea«, que, como la Biblia, muchos citan pero muy pocos han leído realmente.

Desgraciadamente, los mortales no hicimos caso de los mandamientos del Buen Informe. De ahí la segunda resurrección de Draghi esta semana, que, al igual que la profetizada Segunda Venida de Cristo, llega en un momento de creciente decadencia moral y crecientes temores de un apocalipsis humano –inducido por la energía nuclear-.

Muchas de las propuestas del informe resultarán familiares a quienes tengan la bendición (o, tal vez, la maldición) de vivir en la burbuja de Bruselas. Entre ellas figuran la «integración» del mercado único, la «simplificación» de la normativa y la eliminación del enorme «déficit de inversión» de la UE para ponerse a la altura de Estados Unidos y China.

Sin embargo, el informe de Draghi adolece de muchos de los defectos que afectan a otros textos sagrados. Entre ellos, omisiones críticas, profundas ambigüedades interpretativas y, en el peor de los casos, absolutas incoherencias.

Tomemos, por ejemplo, la afirmación presentada en el informe de que «puede haber algunas industrias en las que los productores nacionales se hayan quedado tan rezagados» que la imposición de medidas comerciales defensivas, como los aranceles, «sólo impondría costes de peso muerto excesivos a la economía [de la UE]».

Naturalmente, esta afirmación invita a preguntarse: ¿Qué industrias, exactamente, están tan atrasadas que no merece la pena protegerlas? En ninguna parte de las 400 páginas del informe Draghi se digna a responder a esta pregunta obvia.

Afortunadamente, y en señal de que la comunicación directa con lo divino es ocasionalmente posible, este reportero pudo plantear esta pregunta al propio Gran Hombre durante la presentación oficial del informe el año pasado.

«Pensaba en el sector de los paneles solares», respondió Draghi. «[Pero] no estoy sugiriendo nada, sólo quiero ser claro en esto, este informe aboga por la elección y la defensa de los campeones nacionales. Tampoco está abogando por una especie de proceso de selección granular de qué sectores deben cuidarse o deben abandonarse. No, nada de eso.»

Traducción: Paneles solares aparte, el informe de «competitividad» de Draghi no pretende, ni nunca ha pretendido, decirnos en qué industrias concretas puede o debe Europa intentar ser competitiva.

Esta omisión es tan problemática como extraña. Después de todo, hay numerosas industrias en las que, debido a la destreza de los fabricantes chinos o estadounidenses, no está realmente claro si el proteccionismo de la UE está justificado. Estos sectores incluyen las turbinas eólicas, los vehículos eléctricos, las baterías, el acero, los semiconductores y muchos otros.

¿No podría Draghi haber ofrecido al menos algunas recomendaciones provisionales en este ámbito? Y, si no, ¿podría al menos haber explicado por qué, dada la naturaleza «existencial» de la difícil situación económica de Europa, considera innecesarias tales sugerencias?

La Biblia, recordemos, no se limita a ofrecer lecciones generales sobre la naturaleza de la moralidad; también ofrece lecciones «granulares» sobre cómo, exactamente, debe vivirse la buena vida.

(In)coherencia competitiva

Aun así, la negativa de Draghi a ofrecer estos detalles «granulares» podría, quizás, ser defendible si sus otras prescripciones políticas fueran suficientemente perspicaces… o claras.

Por desgracia, muchas no lo son. Tomemos, por ejemplo, las meditaciones de Draghi sobre la política de competencia de la UE, que se reparten en dos capítulos separados que -por decirlo suavemente- no son fácilmente conciliables.

En un capítulo titulado «Modernizar la competencia», Draghi advierte repetidamente de que la concentración de mercados puede plantear un «riesgo significativo de afianzar una posición dominante, perjudicando en última instancia la competencia efectiva» al generar «incentivos reducidos para innovar tanto por parte de las empresas que pretenden concentrarse como de sus rivales, clientes y proveedores.»

Sin embargo, en un capítulo titulado «Digitalización y tecnologías avanzadas», Draghi arremete contra «los remedios impuestos a los intentos de consolidar el mercado en actores más grandes» y afirma que la filosofía de Bruselas resistente a las fusiones «desincentiva las inversiones y la asunción de riesgos» en la «fragmentada» industria de las telecomunicaciones del bloque.

¿Cuál es la respuesta? ¿Debería Bruselas fomentar más fusiones en el sector de las telecomunicaciones para impulsar la inversión privada? ¿O reduciría los incentivos de las empresas para innovar, invertir y asumir riesgos?

La respuesta ha dejado perplejos incluso a los más altos funcionarios de la UE.

«Si miras el informe Draghi, verás al antiguo banquero central en él, porque está realmente muy equilibrado hasta el punto de que, veo a gente de perfecta buena fe leyéndolo, y dos pares de ojos diferentes pueden llegar a conclusiones realmente distintas», dijo el año pasado Olivier Guersent, antiguo jefe de la Dirección General de Competencia de la Comisión.

Otros son mucho menos diplomáticos. De hecho, algunos llegan incluso a acusar a Draghi de contradicción manifiesta.

En el capítulo de telecomunicaciones «Draghi parece quejarse de la misma conducta -la aplicación de la competencia- que en el capítulo de competencia alaba y quiere reforzar», escribe Fiona Scott Morton, profesora de Yale y miembro senior del grupo de reflexión sobre política de la UE Bruegel.

Extrañamente, Scott Morton continúa afirmando que, a pesar de no ser «del todo coherente» -de hecho, descaradamente contradictorio-, el análisis de Draghi sobre la política de competencia es «principalmente bueno, si no excelente».

Parece que incluso los expertos más estimados temen ser acusados de blasfemia si se niegan a rendir pleitesía a nuestro Señor y Salvador económico.

Conclusiones confusas

Las recientes comparecencias de Draghi, en todo caso, no han hecho sino agravar la confusión en torno a lo que, exactamente, cree que los responsables políticos de la UE deben hacer para impulsar la tambaleante economía del bloque.

Una fuente de perplejidad es el endeudamiento conjunto.

En su informe, Draghi afirma que la UE «debería seguir emitiendo instrumentos de deuda comunes» para impulsar inversiones críticas, como el fondo de 650.000 millones de euros para la recuperación tras la pandemia, con la salvedad de que esto sólo debería hacerse si «se dan las condiciones políticas e institucionales» (no especificadas).

Tras las duras críticas de los «frugales» Estados miembros de la UE -en particular los Países Bajos y Alemania – Draghi se retractó rápidamente, describiendo la deuda común como «no un ingrediente esencial» del informe.

Sin embargo, en su discurso de la semana pasada, Draghi se mostró totalmente a favor de un endeudamiento común que fuera mucho más allá de lo sugerido originalmente en su informe. «Sólo formas de deuda común pueden apoyar grandes proyectos europeos que los esfuerzos nacionales fragmentados nunca podrían lograr», dijo.

El cambio de opinión no se explica, ni siquiera se insinúa. Tampoco queda claro cuál podría ser la razón del cambio de opinión: presumiblemente, los «esfuerzos nacionales» de Europa para financiar grandes inversiones estaban tan «fragmentados» en 2024 como lo están en 2025.

El segundo punto de confusión, y tal vez el más importante, se refiere a lo que Draghi cree que son las necesidades totales de inversión de la UE.

La semana pasada, Draghi sugirió que las «inversiones masivas» de Europa «se estiman en unos 1,2 billones de euros al año», una afirmación corroborada por otros muchos análisis, incluidos los de antiguos colegas de Draghi en el BCE.

Por desgracia, esta cifra no había sido «estimada» por el propio Draghi, cuyo famoso informe afirmaba que la UE debería aumentar sus inversiones anuales en «al menos» 750.000-800.000 millones de euros.

Una vez más, Draghi no justificó en absoluto el aumento del 50% de la financiación propuesta, que equivale a más del 2% del PIB total del bloque.

En una señal de que puedo estar perdiendo mi capacidad de comunicarme con lo divino, Draghi no respondió a mis preguntas sobre su cambio de opinión cuando intenté ponerme en contacto con él a través de su dirección de correo electrónico pública. Para poner aún más a prueba mi fe, otra dirección de contacto proporcionada por la Comisión tampoco respondió a una solicitud de comentarios.

Tres conclusiones

Estas consideraciones sugieren tres lecciones principales.

La primera es que la reticencia de Draghi a explicar claramente sus opiniones al público es -o debería ser- inaceptable en una sociedad democrática. Esto es especialmente cierto si se tiene en cuenta que sus propuestas representan la «estrella polar»de la UE para la formulación de políticas durante la próxima media década.

La segunda es que debemos rechazar la presunción de que Draghi es un genio de la economía que no se deja influir por la afiliación a un partido o la ideología política.

De hecho, sus últimas declaraciones han demostrado claramente cuáles son las lealtades políticas de Draghi. En particular, Draghi -que (¿me atrevo a decir esto?) no sólo es un antiguo funcionario, sino también un ex empleado extremadamente rico de Goldman Sachs- afirmó la semana pasada que Europa «prosperó» durante la «fase neoliberal» entre los años 80 y 2000, cuando los Estados se redujeron y los mercados reinaron por todo lo alto.

La cuestión no es tanto que esta afirmación sea objetivamente incorrecta. (De hecho, la tasa de crecimiento de Europa se ralentizó significativamente y la desigualdad se disparó durante este periodo) Es que Draghi parece ignorar por completo el hecho de que la palabra «neoliberal» se utiliza casi universalmente como peyorativo y, posiblemente, demuestra lo «neoliberal» que es en realidad.

La tercera lección, y quizá la más importante, es que, como cualquier supuesto profeta, debemos abstenernos de tomar la palabra de Draghi como un evangelio, especialmente teniendo en cuenta lo poco clara que suele ser su «palabra.»

La contradicción, por supuesto, no es necesariamente pecaminosa: la propia Biblia está repleta de incoherencias. Algunos incluso sostienen que el propio «Dios» es un concepto intrínsecamente contradictorio.

Aun así, cabe preguntarse si, considerándolo todo, el ateísmo no sería un camino más prudente.

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( Editado por Euractiv.com e Inés Fernández-Pontes/Euractiv.es)

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